"Secularidad" horizonte hermenéutico

de una carta del obispo y presbiterio de Salto

 

 Jerónimo Bórmida

Defino la secularidad

Una alumna del Curso Carisma Misionero Franciscano on-line[1], en el trabajo final de síntesis ponía a la secularidad de la identidad franciscana como una de las ideas básicas del curso. Les transcribo el texto, sin desperdicio:

Secularidad quiere decir que no es posible encontrar a Dios más que en mundo secular, en todas las cosas de este mundo. Es decir en las personas humanas. Con sus preocupaciones y necesidades, sus alegrías y esperanzas y en los animales, las plantas y en las piedras, en las situaciones concretas y en los problemas y asuntos de la sociedad, en los acontecimientos y en las experiencias de la historia.

Entonces el hombre religioso no tiene que irse al desierto, ni subir a lo alto de una montaña a encerrarse en su universo interior para poder buscar a Dios. Nadie tiene que abandonar el mundo para encontrar a Dios. Esto es lo que enseña la Biblia con cuya doctrina estamos comprometidos.

Si bien es cierto que Dios habita en el corazón de las personas, obra y se manifiesta principalmente en la historia de los pueblos, en los procesos de liberación de los pueblos y en los compromisos por alcanzar la justicia y la paz. Dios se hizo hombre y quiere permanecer en el mundo hasta el fin de los tiempos. Quien se decida a seguirlo, deberá seguirlo en el mundo.

Como consecuencia de esto, el franciscano tiene el mundo como convento. Debemos buscar, encontrar y dar testimonio de Dios en el mundo. En otras palabras, nuestra misión no consiste más que en ser testigos de Dios en el mundo.

Y también se deduce que la tarea misionera es un elemento básico, no encomendada primeramente a los clérigos, sino a los hermanos y hermanas en general. Y esa tarea misionera consiste principalmente en estar en medio del pueblo. Se trata de vivir y actuar sin el menor espíritu de controversia, libres de todo interés de conquista, sino más bien en la dinámica del propio Dios Hecho hombre, a quien en la hora de su nacimiento los ángeles cantaron la canción de la paz. Esta disposición de espíritu es básicamente "secular", porque hace posible la encarnación de Dios en el corazón del mundo.

Horizonte hermenéutico

Recurro a uno de mis viejos temas: la clave de lectura. La carta de 1972 levantó mucha polvareda porque no comulgaban con el código de lectura habitual. En la iglesia y en la sociedad del tiempo hacían una lectura diferente de la realidad a partir de una clave hermenéutica diversa.

Las cosas se ven con el cristal de los lentes que uno lleva puestos. A través de la ventana tras la cual se está sentado para contemplar el mundo.

Utilizo "lugar", "horizonte": dime donde estás parado y te diré que ves… Cuál es tu lugar geográfico y tu lugar social. La carta interpreta el Uruguay y la función de la Iglesia en Uruguay desde el horizonte hermenéutico de la secularidad uruguaya.

Podría hablar también de la utopía que está implícita en la carta. Utopía es la definición que un grupo humano hace de su proyecto de hombre-en-el-mundo-con-los-hombres-con-Dios. Esta definición permite leer, interpretar la realidad.

Partiendo de esta definición de la secularidad –que asumo plenamente- y teniéndola como una de las claves de lectura del presbiterio de Salto, transcribo una de las joyas del magisterio episcopal. Joya uruguaya… pero me atrevería a decir que merecedora de integrar las colecciones de la patrística latinoamericana.

Anotaciones

Su primera peculariedad consiste en ser una carta colegial, de los presbíteros con su obispo. Es tan fuerte la idea colegiada que no aparecen los nombres de los autores. Esto devela a una fuerte desacralización de la función ministerial. No escriben sacerdotes –hombres de lo sagrado-, sino presbíteros, servidores de la comunidad.

La segunda nota es el lenguaje: llano, simple, claro. Un lenguaje claramente “secular”. Por ejemplo, Reino se traduce por Patria. Patria donde gobierna Dios para el presente histórico y el cielo se convierte en la Patria perfecta que Dios nos regalará.

Ya no secular sino “laical” su brillante conclusión en base al discipulado mutuo, al pueblo de Dios sin estamentos sagrados, sin clases profanas excluidas del magisterio.

En tercer lugar destacaría la actitud ante los sacramentos, revalorizando su valor de signo. Esto equivale a distanciarlos netamente del ámbito de lo “sagrado” para convertirlos en expresión y motor de una lucha secular por un mundo nuevo, Patria de los hombres que dejan gobernar a Dios en la política, en la economía… en todos los ámbitos de la vida mundana.  

Por último su pedido de perdón, adelantando en casi 30 años los gestos jubilares de Juan Pablo II. Pero hay que subrayar que se pide perdón por cosas seculares: no siempre estuvimos del lado de los pobres y oprimidos: de los obreros, de los empleados, de los peones, de los desocupados, de los analfabetos. En un horizonte secular donde la liberación y la salvación se equivalen, el objetivo de la pastoral pasa a ser el de los curas artiguistas: trabajar con entusiasmo para conquistar la independencia de toda América Latina y para que aquí en el Uruguay, los más infelices fueran los más privilegiados.

No me dejo tentar y no sigo en un examen mucho más atento del texto, que sin duda lo merece. Lo transcribo para que lo puedan leer y emplear. Lo encontrarán luego la página Web de la SUT: http://www.franciscanos.net/teologos/sut/index.htm

 

Jerónimo Bórmida, 20 de setiembre 2001

 

 

 

El Texto

Una Carta

PARA LAS COMUNIDADES CRISTIANAS DE LOS DEPARTAMENTOS DE ARTIGAS, SALTO, PAYSANDÚ Y RÍO NEGRO

Salto, 28 de abril de 1972

Queridos hermanos

La Asamblea de presbíteros de las iglesias de Artigas, Bella Unión, Salto, Colonia Lavalleja, Constitución, Belén, Paysandú, Quebracho, Guichón, Fray Bentos, Young, y de los  pueblos y campañas cercanos a todas estas localidades, terminamos hoy una larga reunión de casi cinco días de duración.

Los sacerdotes estuvimos pensando a fondo, junto con el que preside nuestra Iglesia, el Obispo de Salto, acerca de las palabras de Jesús dichas a los primeros que creyeron en Él: “Vayan por todo le mundo y prediquen este mensaje de liberación a todos los hombres.”

Como los curas artiguistas

Jesús nación, vivió y murió pobre  y perseguido, y llevo a la gente como Él una noticia buena: la de la esperanza de la liberación. Nosotros queremos ser como Él.

Tenemos en nuestro historia patria el ejemplo de los “curas artiguistas”, que trabajaron con entusiasmo al lado del caudillo oriental para conquistar la independencia de toda América Latina y para que aquí en el Uruguay, los más infelices fueran los más privilegiados. Artigas estaba del lado de los pobres y oprimidos. En esto se parecieron a Jesús.

Nosotros nos damos cuenta, y lo confesamos con tristeza, que a lo largo de la historia de nuestra patria no siempre estuvimos del lado de los pobres y oprimidos: de los obreros, de los empleados, de los peones, de los desocupados, de los analfabetos; en una palabrada lo que forman la inmensa mayoría del pueblo uruguayo.

Todos sentimos hoy que el país ha ido cayendo en manos de países extranjeros, los cuales como dijo el Papa, han hecho de nosotros nuevas colonias. Estamos llenos de deudas con ellos.

En nuestro país, como dijeron los Obispos en Medellín, “pocos tienen muchos (cultura, riqueza, poder, prestigio), y mucho tienen poco”. Estos pocos no luchas contra los que nos oprimen desde fuera.

Como consecuencia de todo esto, el pueblo sufre cada vez más: más desocupación, salarios más bajos, porque se puede comprar menos, menos libertad; y a veces cárceles y torturas.

De estos ricos dijo Jesús que era muy difícil que pudieran entrar en la Patria donde gobierna Dios. La Biblia dice que Dios esta y combate junto con Su pueblo que busca liberarse de la esclavitud.

Por eso nosotros queremos encontrar a Dios junto con los que sufren y luchas por la justicia, para construir una Patria más independiente, más justa y más fraterna. Sabemos que así vamos preparando el Cielo, la Patria perfecta que Dios nos regalará.

Como prueba de nuestra decisión, afirmamos de nuevo lo que dijimos en 1968: “nos desprenderemos de todos el tiempo, conocimientos, bienes y vida disponibles para beneficiar a quienes más los precisen, desprendiéndonos además, de todas las apariencias de riquezas y de las ataduras comprometedoras con los poderosos”.  

No nos pidan sólo sacramentos

Nos gustaría, además, que pensaran en esto otro. Dios dice que el mejor culto, el mejor acto religioso, la mejor oración que le podemos ofrecer es una vida santa. Esto quiere decir: una vida justa y buena. No sólo en el corazón de nosotros, en lo que pensamos, sino también que en la vida en sociedad todos seamos cada vez más iguales y hermanos: hermanos realmente porque somos de la familia de Dios.

Si ustedes piensas bien todo esto, se dará cuenta que, en una vida cristiana es más importante la forma en que vivimos que recibir sacramentos e ir a los templos. Nosotros tenemos la mayor  parte de la culpa de que para muchos de ustedes el cristianismo consista sólo en bautizar a los niños, hacer la primera Comunión y después casarse por la Iglesia, y finalmente, algunos llamarnos cuando están por morir. O que otros se preocupen sólo de la Misa del domingo y de confesarse de vez en cuando.

Esta carta se está haciendo demasiado larga. Pero teníamos que decirles lo anterior, para que entiendan por qué les pedimos que, desde ahora en adelante, no venga a pedirnos sólo los sacramentos, sino que también les ayudemos a conocer y vivir el evangelio de Jesús.

Por ejemplo, es bautismo, a no ser que los padres vivan como debe vivir un cristiano, sería mejor dejarlo para más adelante, así la persona sabe bien a qué se obliga cuando pide el bautismo para formar parte del grupo cristiano, es decir, de la Iglesia de Jesús.

Esto no significa un desprecio a nadie; al contrario, es una señal de respeto. Dios quiere a todos, no sólo a los que se bautizan o a los que se casan por la iglesia.

Aprender juntos

Ahora sí ponemos punto final a nuestra carta; esperamos la respuesta y la  opinión de cada uno de ustedes.

Muchas veces les hablamos o les escribimos para enseñarles; hoy les pedimos que nos ayuden a aprender junto a ustedes.

En resumen, de lo que se trata es de que juntos, ustedes y nosotros, vayamos viendo cómo vivir para seguir el ejemplo de nuestro único maestro, que es Jesús.

Jesucristo es el gran Libertador, junto con los pobres y lo que luchan contra la injusticia sigue trabajando para la liberación, que el mismo que salvación, del Uruguay y de todo el mundo, de cada uno de nosotros y de todos los hombres.

JESÚS, el Señor, volverá.

Con todo cariño los saludan sus hermanos

EL OBISPO Y LOS SACERDOTES


 

[1]   Margarita Fabing, cirujana, 64 años, Córdoba, Argentina.