Los discípulos en Marcos

Juan Manuel Martín Moreno, sj.

 
 

I. EL EVANGELIO DE MARCOS

 

1. ¿Quién fue el evangelista?

Papías, hacia el 130, lo identifica como el ayudante de Pedro, su “intérprete”.[1] Dice que reprodujo ciertos relatos sobre Jesús, “sin ningún orden”. También el prólogo antimarcionita y Clemente de Alejandría,[2] todos ellos del siglo II, atribuyen el segundo evangelio a Marcos.

Clemente de Alejandría, Ireneo y Orígenes nos dicen que el evangelio se escribió en Roma. El prólogo antimarcionita nos dice que se escribió en Italia, después de la muerte de Pedro. También Ireneo nos dice que el evangelio fue escrito tras la muerte de Pedro y Pablo. En cambio Clemente de Alejandría y Jerónimo nos dicen que Pedro lo leyó el evangelio y lo aprobó

 

a) Pedro

La tradición, desde Papías lo ha identificado con Marcos, el discípulo de Pedro, de quien nos habla 1 Pe 5,13, Marcos mi hijo. Escribe desde la Iglesia de Roma, “La elegida que está en Babilonia”. Su evangelio recogería muchos detalles vivos de la predicación oral de Pedro.

 

b) Lucas

También es casi unánime el identificarlo con el Juan Marcos que aparece cuatro veces en los Hechos de los apóstoles. En Hch 12,12 se nos dice que su madre se llamaba María, y que era la dueña de la primera domus ecclesiae, donde se reunían los discípulos. Debía ser una casa grande, en la que había criados como Rosa, la que abrió a Pedro cuando fue liberado. Esa gran sala es el uJperw'/on, donde se reunían los discípulos tras la Ascensión.

En Hch 12,25 se nos dice que Bernabé se lo llevó consigo a Antioquía, al regresar allí tras el viaje de la carestía en el que habían ido Pablo y Bernabé a Jerusalén, a raíz de la profecía de Agabo en Antioquía (11,30).

En Hch 13,13 aparece como compañero de Pablo y Bernabé en el primer viaje misionero a Chipre, aunque luego les abandono en Perge de Panfilia, ante el miedo de cruzar las montañas del Tauro.

En Hch 15,36-41, se nos narra la separación de Pablo y Bernabé, a causa de Juan Marcos, y cómo ambos parientes van juntos a Chipre.

En Hch 4,36, se nos habla de Bernabé, que era acomodado, que vendió un campo, y que era de Chipre, con lo cual se explica que Chipre fuera el primer destino de los misioneros. Su situación económica favorable sintoniza con la de María, la madre de Marcos. Se trataba de una familia pudiente. En Hch 11,19, ya se nos habla de los primeros fugitivos de la persecución de Esteban que llegan a Chipre y predican allí el evangelio a judíos.

 

c) Pablo

En Col 4,10, da recuerdos de Marcos, y nos dice que era primo de Bernabé ajnevyio", y le dice a los Colosenses que lo reciban si les visita. En Flm 24 envía saludos entre otros de Marcos, oiJ sunergoiv mou. En 2 Tm 4,11 dice: “Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es muy útil para mi ministerio” (eu[crhsto").

Parece que al final se habían reconciliado, y Pablo tuvo que acabar dando la razón a Bernabé.

Otros datos de la tradición, ya desde el prólogo antimarcionita, nos hablan de que tenía los dedos lisiados.

 

d) Reconstrucción de la historia

Marcos pertenece a una familia bilingüe de la diáspora, que vive en dos mundos diferentes. Como los americanos de hoy, que tienen casa en Jerusalén para pasar allí las fiestas de la Pascua, pero siguen viviendo en el país de origen.

Sabemos que Marcos era muy joven cuando acompañó a Pablo en el primer viaje. Durante el ministerio de Jesús sería uno de los niños con los que Jesús jugaba y a los que abrazaba (Mc 10,16). Jesús tenía entrada en casa de su madre, que era ya discípula antes de la Pascua. La madre debía de ser viuda, con lo cual vemos en Marcos a un joven huérfano. Bernabé su primo o tío, debía tener mucha autoridad en casa de María. Marcos soñaba con los viajes misioneros y le pedía a su tío que le llevase consigo. Bernabé lo apadrinó y lo tomó consigo a Antioquía primero, y luego lo llevaron en el primer viaje. Hasta Chipre sin problemas, porque Marcos estaba allí en casa.

En cambio cuando se trató de atravesar las montañas del Tauro, tuvo miedo y se volvió a Jerusalén. Un primer fracaso sonado a tantas ilusiones. Marcos sabía lo que era abandonar a un maestro, a una figura de padre. Luego lo describirá muy bien en su evangelio.

Pedía una segunda oportunidad, y Pablo no quiso dársela. Eso fue la causa de una violenta separación entre los dos amigos y colegas en la misión. En este caso Bernabé estuvo acertado, y Pablo estuvo demasiado severo. El tiempo acabaría por dar la razón a Bernabé, y Marcos terminaría siendo muy útil tanto a Pablo como a Pedro. Siempre buscando una figura paterna con la que identificarse.

Marcos estaba bien documentado. Conoció a Jesús de niño personalmente. Estuvo en contacto con los grandes personajes de la primera Iglesia. Era un hombre culto y bilingüe, bien versado en el Mediterráneo, en los modos judíos y en los modos de los paganos. Judío de Palestina y de la diáspora, conocía también ambos mundos. Probablemente era ciudadano romano, como lo indica su segundo nombre. Era frecuente encontrar un nombre semítico y un nombre griego o romano.

Probablemente escribió su evangelio en Roma, en donde residía junto con Pedro, para una comunidad en la que había muchos gentiles. Se suele fechar en los años sesenta. Se detecta en el evangelio un clima de crisis y persecuciones propio del tiempo tras la persecución de Nerón en la que murió san Pedro (Mc 4,17; 10,30; 13,9-13).

Todavía no ha sido destruido Jerusalén, pero ya hay un clima revolucionario. Todo ello nos sitúa en los años 64-70. Aunque hay una predicción de la caída de Jerusalén, no se trata de una predicción ex eventu porque no contiene ningún tipo de detalle histórico concreto.[3]

 

2. El evangelio  

Conviene alguna vez leer el evangelio todo seguido de una sola sentada, como si lo leyésemos por primera vez, tratando de olvidar lo que sabemos por otros evangelios. Hay quien sólo ha visto trozos de piña enlatada y se queda maravillado la primera vez que ve una piña tropical entera. Lo consumimos muchas veces en trozos esterilizados y enlatados que podrían ser de Mateo o Lucas. Han perdido su sabor propio. Normalmente proyectamos sobre el texto las ideas que nos vienen de los evangelios que nos son mejor conocidos.

 

a) Un género literario nuevo

¿Cuál es el género literario del evangelio? Algunos han tratado de encajarlo dentro de géneros literarios ya comunes en aquella época: las aretalogías, compendios de virtudes de grandes personajes, las vidas de profetas de carácter didáctico y moral, las epifanías teológicas

Dice Pikaza que el evangelio de Marcos tiene algo de todos estos géneros, pero no se identifica con ninguno. La sustancia del nuevo género es una proclamación, una buena noticia que culmina en la Pascua de Jesús, que constituye la llamada a una esperanza escatológica.

No se trata de una vida de Jesús de carácter historicista, ni un retrato psicológico de su personalidad, sino la desvelación del misterio de su persona, un misterio de revelación que se condensa en su misterio pascual.

 

b) La desgracia de ser el primero (J. J. Bartolomé)

El gran mérito de Marcos es haber sido el primero en escribir el evangelio. Hoy día la mayoría de los expertos mantienen la prioridad de Marcos. Mateo y Lucas habrían conocido el evangelio de Marcos (en su presente edición o en otra edición anterior) y se habrían servido de él. Son muy pocos los que, como Farmer, mantienen la antigua hipótesis de Griesbach, según la cual, Marcos habría realizado una síntesis y un compendio de Mateo y de Lucas.

Marcos fue el primero en presentar los recuerdos sobre los dichos y hechos de Jesús en una secuencia espacio-temporal, dándole el carácter de “historia de Jesús”. En realidad no escribió una biografía, en el sentido moderno de la palabra. Marcos se inventó un plan dinámico para ir insertando dentro de esa secuencia los distintos materiales tradicionales que conocía. Más adelante veremos la estructura del evangelio, y podremos apreciar lo sofisticado de su dinámica, y la profunda teología que expresa.

Pero el éxito de Marcos fue la causa de su irrelevancia. Mateo y Lucas entraron a saco en su evangelio para ampliarlo y mejorarlo. Y Marcos pasó a un segundo plano. No consiguió despertar entusiasmo en los lectores. Ha sido el evangelio menos utilizado en la historia de la Iglesia. Los Padres le dedicaron poca atención. Es el evangelio que menos ha influido en la expresión dogmática de la Iglesia, y el más alejado de su vivencia popular. Bartolomé le llama el “evangelio cenicienta”.

Presenta un Jesús sin mucho que decir. Habla a menudo del hecho de que Jesús enseñaba, pero es muy escueto a la hora de reproducir el contenido de esta enseñanza. Agustín lo vio como un simple resumen de Mateo. En un mundo que se fue haciendo más sensible a los valores literarios, las deficiencias estilísticas de Marcos creaban malestar. La baja calidad de su griego contribuyó a su baja estima en los momentos en que la Iglesia griega de los Santos Padres se había ilustrado. A medida que se desarrolló el dogma cristológico con una cristología cada vez más alta, dejó de encajar el excesivo realismo con el que Marcos nos habla de Jesús.

Marcos tiene poco material discursivo. En Mt y Lc las palabras representan la mitad del evangelio; en Mc sólo una tercera parte. Tiende a abreviar las discusiones como la de Beelzebul (3,23-30), o las diatribas a los fariseos, ofrece sólo algunos modelos de catequesis a discípulos, la misión, el cargar con la cruz, el ser como niños. Sólo trae dos discursos de Jesús, el de las parábolas y el escatológico.

Presenta un Jesús demasiado humano, narrando con viveza y colorido y detalles insignificantes que crean una impresión de realidad.

 

c) Un evangelio de moda

Muchas de estas cosas que contribuyeron a relegar al olvido el segundo evangelio, son precisamente los motivos de por qué hoy resulta tan moderno y tan actual, en los últimos dos siglos. Hoy es el evangelio más estudiado, y se ha convertido en la fuente histórica principal para reconstruir la vida de Jesús. Su presentación se adapta a la sensibilidad del hombre actual.

Otra de las causas del interés actual por Marcos reside en el hecho de ser el evangelio más antiguo, y por tanto el más cercano al tiempo de Jesús histórico. Dado el interés tan grande que existe hoy por reconstruir al Jesús de la historia, es lógico el interés por el evangelio que nos da una información más de primera mano.

El mismo hecho de que sea un evangelio inconcluso le hace hoy día enormemente atractivo. Efectivamente casi todos están de acuerdo en que el evangelio de Marcos concluía en 16,8, cuando las mujeres llenas de temor, tras oír el mensaje del ángel, huyen despavoridas de la tumba y no dicen nada a nadie. Se invita al lector del evangelio a hacer suya esta tarea pendiente de convertirse él en evangelista.

Veamos algunos de los rasgos que hacen que el evangelio de Marcos resulte tan sugerente para el hombre de hoy:

 

*Marcos se interesa por toda clase de sentimientos de Jesús.

Movido a compasión con el leproso (Mc 1,40-41), lo despidió reprendiéndole (1,43).

Al curar la mano seca, les miró con cólera, disgustado por su dureza de corazón (Mc 3,5).

Se sorprende ante la falta de fe de sus paisanos (6,6).

Jesús siente compasión de las gentes que son como ovejas sin pastor (6,34).

Nueva compasión de Jesús por la multitud hambrienta (8,2).

Jesús da un profundo gemido en su interior ante la generación que pide un signo (8,12).

Jesús reprende a Pedro y le llama Satanás (8,33).

Jesús avergüenza a los discípulos cuando discutían quién era el mayor (Mc 9,34).

Dos veces nos dice que abrazaba a los niños (9,36; 10,16).

Se indigna cuando los discípulos quieren alejar a los niños (Mc 10,14).

Mira con amor al hombre rico que había guardado los preceptos desde joven (Mc 10,21).

Lo observa todo a su alrededor (11,11).

En Getsemaní Jesús siente pavor y angustia (Mc14,33-34).

Grito del abandono (Mc 15,34).

 

* Repetidamente Marcos nos presenta a Jesús lanzando una mirada en torno:

La mirada en torno con ira (3,5).

La mirada en torno de Jesús: a sus discípulos, mi madre y mis hermanos (3,34).

La mirada alrededor para descubrir quién lo había tocado (5,32).

La mirada en torno a sus discípulos cuando el rico se va (10,23).

 

*El Jesús tan humano de Marcos es el que no permite que lo llamen bueno, porque sólo Dios es bueno (10,18), el que no conoce el día ni la hora del día del Señor (13,32), el que experimenta angustia y pavor ante la muerte inminente (14,33-34), el que muere dando un terrible grito inarticulado (15,37).

 

*Se refiere también Marcos a las emociones de los otros personajes del evangelio:

Los fariseos se callan confundidos (3,4).

Profunda emotividad del padre del niño epiléptico (Mc 9,24).

Los discípulos se indignan con Juan y Santiago (Mc 10,41).

El ciego gritaba más aún (Mc 10,48).

El rico se va triste (10, 22).

Los discípulos se quedan confundidos en Getsemaní y no saben qué responder (14,40).

La valentía de José de Arimatea (15,43).

La perplejidad de Pilato (15,44).

 

* Sobre todo las emociones que despierta Jesús:

Asombro y entusiasmo (2,12), sorpresa (1,27), admiración (7,37); incomprensión (4,13; 6,51; 7,18), miedo (4,41; 10,32; 16,8); desconcierto (10,24), vergüenza (9,34). Todo apunta a despertar en el lector esa sensación de estremecimiento que se considera como el sentimiento religioso básico que despierta en nosotros el misterio de la trascendencia de Dios. En este sentido podemos ver el contraste con el evangelio de Lucas que subraya continuamente la alegría que produce el encuentro con Jesús. Por supuesto que no se trata de escoger entre uno y otro enfoque. Ambos efectos se potencian mutuamente. Fijarse unilateralmente en uno sería un modo de empobrecer la resonancia que el evangelio debe producir en nuestras vidas. 

 

3. El estilo de Marcos 

a) El griego de Marcos

Su vocabulario es pobre. Tiene sólo 1330 palabras, de las que 60 son nombres propios y 80 son hapax en el Nuevo Testamento.

La sintaxis es muy simple y tiene un sabor arameizante: uso del presente histórico, multiplicación de participios, parataxis (oraciones coordinadas enlazadas por la conjunción kaiv = y), plural impersonal, construcciones kai; ejgevneto, paralelismo, infinitivos hebreos usados como adverbios, preposición ejn con infinitivo expresando tiempo; el futuro de indicativo con valor de imperativo, anacolutos (pronombre redundante después de un pronombre relativo).

 

b) expresiones típicas

Hay una serie de palabras muy usadas por Marcos, que son como la firma que nos deja de su actividad redaccional. Una de ellas es eujquv" = inmediatamente. Aparece once veces sólo en el primer capítulo (1,10.12.18.20.21.23.28.29.30.42.43). La acción no se para, los acontecimientos se precipitan. La repetición de esta palabra deja la impresión de cuán intensa es la acción de Jesús. Se trata de un Jesús acelerado. De 51 veces en que aparece en el NT sólo Marcos la usa 40 veces y Lucas una sola vez.

Otra palabra favorita de Marcos es pavlin = de nuevo. Jesús entra de nuevo en Cafarnaúm (2,1), sale de nuevo a la orilla del mar (2,13), entra de nuevo en una sinagoga (3,1). Esta palabra muestra la coherencia de la acción de Jesús y sirve para encadenar los episodios. Marcos la usa 26 veces, frente a Lucas que la usa sólo 3 veces.

Otro foco de interés de Marcos es en el Jesús enseñante, en el hecho de que Jesús enseñaba.  Es el único en usar la palabra didachv = enseñanza en los siguientes pasajes: 2,13; 4,1-2; 6,30.34; 8,31; 9,31. En cuanto al verbo enseñar = didavskein, Marcos lo usa 20 veces aplicado a Jesús, frente a las 10 de Mateo. En la mayor parte de estos pasajes podemos ver la mano de Marcos que ha redactado sus fuentes.

 

c) Marcos se interesa por los detalles

Los empleados de Zebedeo; la muchedumbre reunida junto a la puerta; lo llevaban entre cuatro; se embarca para que no lo estrujen las gentes; no les dejaban tiempo ni para comer; el cabezal en la popa; la hierba verde; la niña tenía doce años y Jesús les dijo que le dieran de comer; nadie le podía dominar; gestos en orejas y lengua del sordomudo; los hombres que caminan como árboles; blancos como no los puede dejar ningún batanero; convulsiones y espumarajos del niño epiléptico; tirando el manto y dando un brinco; el burro atado junto a la puerta fuera en el camino; la higuera tenia muchas hojas; la muchedumbre le escuchaba con placer (12;37); la hemorroísa había sufrido mucho con numerosos médicos y había gastado toda su fortuna; el joven desnudo con la sábana. ¿Quién nos correrá la piedra del sepulcro?; La mujer rompió el alabastro; perfume de nardo; prohibió que llevasen utensilios por el área del Templo… (Ver lista completa en fotocopia de Taylor). 

d) A Marcos le gustan los diminutivos

    migajas (7,27), cachorrillos (7,28), barquichuela (3,9), hijita (5,23); pececillos (8,7). 

e) Marcos maneja la técnica de las interpolaciones

Mediante esta técnica un pasaje queda incluido dentro de otro como en un sándwich:

Curación del paralítico y autoridad para perdonar (3,1-6).

Hombre de la mano seca y discusión sobre curaciones en sábado (3,20-29).

Los familiares de Jesús y la controversia sobre Beelzebul (3,21-34).

Hija de Jairo y hemorroísa (6,6-30.).

Envío de los Doce y su regreso, pasión del Bautista (6,12-32).

Higuera estéril y purificación del templo (11,12-25).

Negaciones de Pedro y proceso ante el sanedrín (14,53-72). 

f) Marcos maneja la técnica de las inclusiones

Esta técnica consiste en repetir una misma palabra o una misma expresión o una misma acción al principio y al final, dando así unidad a todo el texto que queda entremedio. Así por ejemplo Marcos da unidad a todo el camino a Jerusalén enmarcándolo entre dos curaciones de ciegos, el de Betsaida (8,22-26) y el de Jericó (10,46-52). El título “Hijo de Dios” sirve como marco a todo el evangelio. Se repite al principio, en el título (1,1), y al final, en la confesión del centurión (15,39). El prólogo al evangelio viene enmarcado por la inclusión de la palabra aggelo" en 1,2 y 1,13.

 

4. La comunidad de Marcos 

a) Una comunidad en crisis

Se da una situación política difícil en el contexto de la guerra judaica que ha vuelto muy conflictiva la existencia de los cristianos en el ámbito del imperio romano. Probablemente la comunidad de Roma acaba de pasar por el trauma de la persecución de Nerón y la muerte de Pedro y Pablo. Hay amenazas interiores y exteriores.  

b) Una comunidad desarraigada

Se trata de una comunidad itinerante que ha tenido que experimentar múltiples “retiradas”. Grupo pequeño que probablemente no llegaría a las 100 personas. Ese desarraigo es consecuencia de la llamada de Jesús a dejarlo todo (2,14; 3,13; 10,21), familia y profesión (1,17.20), bienes y seguridad personal (7,13; 10,17-31). 

c) Una comunidad en búsqueda

Es un grupo que busca su propia identidad descubriendo la identidad de Jesús. Se experimentan dificultades en la misión y estas dificultades suscitan contradicciones e incomprensiones a las que hay que dar respuesta.

La comunidad busca a Jesús en la intimidad de su cercanía (3,20-21). Los discípulos en Marcos viven en comunión con su Maestro; son su verdadera familia (3,31-35); Jesús sólo se separa de ellos cuando los envía a predicar (6,7-30).

La comunidad busca a Jesús en la enseñanza (17 veces aparece la palabra enseñar y 12 veces la palabra Maestro). También busca al Señor en el culto de la Eucaristía. Los relatos de las dos multiplicaciones y el relato de la Última Cena reflejan las liturgias de la comunidad. Quizás el mismo evangelio fue escrito para ser leído en el contexto de una Vigilia Pascual. 

d) Una comunidad misionera

Está abierta a los paganos y trata de rastrear en los recuerdos históricos de un Jesús que se dedicó sólo a los judíos, buscando algunas pistas que permitan una misión a los paganos. La comunidad tiene que enfrentar el desafío de la comunidad de mesa entre creyentes judíos y creyentes procedentes de la gentilidad. El relato se va a centrar en Galilea que era la parte de Palestina más abierta a los paganos, en contraste con el judaísmo replegado sobre sí mismo, simbolizado en Jerusalén. En el futuro Dios se manifestaría en la Galilea de los gentiles (Is 8,23-9,1). La Galilea de Marcos no tiene fronteras. Las dos riberas del lago representan la ribera judía y la ribera pagana. Jesús misiona territorios paganos, multiplica el pan también para los paganos. El primero en creer será un centurión romano. La cita final con el resucitado tiene lugar en Galilea, al final de la historia.

Marcos explica algunas costumbres judías indicando con ello que sus lectores eran gentiles que no estaban familiarizados con ellas. Podemos observarlo en 7,3 (explicación de abluciones), 11,13 (no era tiempo de higos); 12,42 (2 lepta son un cuadrante); los ácimos (Mc 14,12); la Parasceve (15,42). Marcos explica palabras arameas tales como “Abba" (Mc 14, 36),”Getsemaní” (Mc 14,32), “Talita qumi” (Mc 5,41), “Eli, Eli lamma sabakhtani” (Mc 15,34; Mt 27,46), “Gólgota” (Mc 15,22; Mt 27,33; Jn 19,17), “Éffeta” (Mc 7,34), “Rabbí” (Mc 9,5; 14,45), “Rabbuni” (Mc 10,51), “Hosanna” (Mc 11,9.10); Boanerges (Mc 3,17; Bar Timeo (10,46); Qorban (7, 11).

Nos da el nombre de los hijos de Simón el Cirineo, Alejandro y Rufo, (Mc 15,21), que son dos nombres romanos de personas conocidas a la comunidad.[4] La misión a los gentiles está continuamente representada crípticamente durante el relato como tendremos oportunidad de mostrar. Se dan con frecuencia palabras latinizadas: kodravnth" -cuadrante (12,42), movdio" - modio (4,21), kenturivwn - centurión en vez de eJkatontavrco" (15,39), legión - legiwvn (5,9), flagelar - fragellou'n (15,15), xevsth" por vasija (7,4), que viene del latín sextarius, speculator - spekoulavtwr - guardia (6,27; ver Mt 14,10); censo - khvnso" (12,14), pretorio -praitwvrion (15,16); denario - dhnavrion (12,15), iter facere o hacer camino – oJdo;n poiei'n (2,23), satis facere hacer lo suficiente – to; iJkano;n poih'sai (15,15), genua ponere o hincar las rodillas -tiqevnte" ta; govnata (15,19). 

e) Una comunidad organizada

Hay en ella un grupo de cristianos comprometidos, los discípulos, que tienen una tarea misionera. Existe el grupo de los Doce llamados, instituidos y enviados. Existe un grupo interno de 3, y un ministerio muy especial de Pedro dentro del grupo. A estos responsables se les exhorta a comprender que la autoridad es servicio humilde.

 

 

5.- Los temas principales del Evangelio 

a) La estructura general

En el primer versículo hay ya una declaración de intenciones. “Comienzo del evangelio de Jesús Mesías, Hijo de Dios” (Falta en algunos manuscritos importantes: , Q, 28). En cualquier caso, el tema se repite en el bautismo de Jesús. La voz del cielo proclama a Jesús “Tú eres mi Hijo” (1,11). Inmediatamente después de la muerte de Jesús, el centurión proclama: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (15,39). Encontramos así una inclusión literaria, que indica que el tema principal del evangelio es la presentación de Jesús como el Hijo de Dios.

Pero el primer título presente ya en el primer versículo es “Mesías”. Este título reaparece sólo a la mitad del evangelio, cuando Pedro confiesa a Jesús como “Mesías” (8,29). En Mateo aparece el título de Mesías antes de la confesión de Pedro 6 veces, y en Lucas 4 veces. En cambio Marcos no ha querido volver a usar este título durante toda la primera parte del evangelio. Esta primera parte del evangelio trata del misterio del Mesías, o de la identidad de Jesús como Mesías.

Inmediatamente después de la confesión de Pedro, Jesús anuncia la primera predicción formal de la muerte y resurrección del Hijo del Hombre, que terminará con la resurrección de Jesús. Es una nueva inclusión que nos permite ver que el tema de la segunda parte es el misterio de Jesús como Hijo del hombre en su muerte y resurrección.

 

b) La primera parte: El Secreto de Jesús Mesías

Se divide en tres secciones que tienen la misma estructura. a) un sumario de palabras y obras de Jesús; b) un episodio sobre los discípulos; c) la narración de la actividad de Jesús en palabras y obras; d) el rechazo de Jesús de parte de los fariseos, de sus paisanos, o de sus propios discípulos.

Las cinco controversias de la sección primera presentan la hostilidad creciente, el endurecimiento y la ceguera respecto a Jesús. Al mismo tiempo en toda la primera parte se ve una revelación gradual de Jesús como Mesías, no el Mesías que aguardaban los judíos, sino el Mesías que será revelado en la segunda parte como Hijo del Hombre.

En la tercera sección, la de los panes, hay un paralelismo entre las dos multiplicaciones, y las dos travesías en la barca. En ambos casos los discípulos no comprenden nada.

La transición a la segunda parte del evangelio estará marcada por la curación del ciego de Betsaida, en la orilla pagana del lago. El ciego es curado por etapas, lo cual es un símbolo de la curación progresiva de la incredulidad de los discípulos. Cuando inmediatamente después Pedro confiesa a Jesús, su ceguera ha sido curada, pero sólo en parte. Todavía ve a los hombres como árboles.

La confesión de Pedro en Cesarea de Filipo es el fin de la primera parte del evangelio, el secreto de Jesús Mesías, que es revelado finalmente a Pedro.

 

c) La segunda parte: El misterio del Hijo del Hombre

Se ve claro que Pedro no ha entendido el misterio de la identidad de Jesús, y comienza un camino catecumenal, explicando el misterio del Hijo, como un misterio de muerte y resurrección. Es la primera predicción de las tres que tendrán lugar a lo largo del camino. Este misterio se propone al discípulo como un modelo de seguimiento.

El camino a Jerusalén tiene tres secciones, articuladas en torno a las tres predicciones de la Pasión. Cada una de estas secciones tiene la misma estructura: predicción formal; incomprensión de los discípulos; instrucción de Jesús, episodios complementarios.

El camino de Jerusalén termina con la curación del ciego de Jericó, que se convierte en discípulo acompañando a Jesús a lo largo del camino. El camino es el nombre que indicaba la vida cristiana (Hch 9,1-2).

Todo el camino a Jerusalén ha quedado enmarcado por una doble inclusión, la curación del ciego y la mención del camino (8,27-10,52).

Sigue la narración de la estancia de Jesús en Jerusalén, su ingreso, sus controversias en el templo, sus enseñanzas y la conclusión del ministerio público con la ofrenda de la viuda.

El sermón escatológico queda enmarcado por los episodios de dos mujeres, la viuda y la mujer que unge a Jesús en Betania

Finalmente viene el relato de la pasión y la tumba vacía. Los discípulos que no han sido capaces de seguir a Jesús a lo largo del camino, porque no le han comprendido, fracasarán y abandonarán a Jesús, pero hay una promesa de que Jesús les precederá como un pastor hacia la Galilea. Son las palabras de Jesús que serán citadas por el ángel que se aparece a las mujeres al final del evangelio.

 

6. La estructura del evangelio

 

EL MISTERIO DEL MESÍAS (1,1-8,30)

A) Prólogo (1,1-13)

            1.- Título: Evangelio de Jesús Mesías, Hijo de Dios (1,1)

            2.- Juan Bautista (1,2-8)

            3.- El bautismo de Jesús: Tú eres mi Hijo (1,9-11)

            4.- La tentación (1,12-13)

B) Actividad de Jesús en palabras y hechos (1,14-8,26)

         1. Primera sección (1,14-3,6)

                  a) Sumario de la predicación de Jesús (1,14-15)

                  b) llamada de los primeros discípulos (1,16-20)

                  c) Actividad de Jesús en palabras y hechos (1,21-3,5)

                           * enseñar y curar (1,21-45)

                              un demonio sale diciendo: “Eres el Santo de Dios

                           * 5 controversias y oposición creciente (2,1-12.13-17.18-22.23-28; 3,1-5)

                  d) El rechazo de Jesús por los fariseos y el complot para matarlo (3,6)

         2. Segunda sección (3,7-6,6a)

              a) Sumario de las curaciones de Jesús (3,7-12)

                              los demonios salen diciendo: Eres el Hijo de Dios

                  b) Constitución de los Doce (3,13-19)

                  c) Actividad de Jesús en palabras y hechos (3,20-5,43)

                              1) La verdadera familia de Jesús (3,20-21 [22-30] 31-35)

                              2) La enseñanza en parábolas (4,1-34)

                              3) Milagros (4,35-5,43)

                  d) El rechazo de Jesús por parte de sus paisanos (6,1-6ª)

         3. Tercera sección (6,6b-8,21)

                  a) Sumario de la predicación de Jesús (6,6b)

                  b) La misión de los discípulos y la muerte del Bautista (6,7-13 [14-29] 30)

                  c) Actividad de Jesús en palabras y hechos SECCIÓN DE LOS PANES (6,30-8,26)                   

1) primera multiplicación (6,30-44)

1b) segunda multiplicación (8,1-9)

2) travesía del lago (6,45-56)

2b) travesía del lago (8,10)

3) disputa con los fariseos (7,1-23)

3b) disputa con los fariseos (8,11-13)

4) diálogo con la cananea sobre pan (7,24-30)

4b) diálogo con discípulos sobre el pan (8,14-21)

5) curación de sordomudo (7,31 37)         

5b) Curación de ciego (8,2)

 

 C) Paso a la segunda parte:  la curación del ciego de Betsaida (8,22-26)

                                               la confesión de Pedro: eres el Mesías (8,27-33)


 

EL MISTERIO DEL HIJO DEL HOMBRE (8,31-16,8)

A) El camino del Hijo del hombre, camino del discípulo (8,27-10,52)

         1) Primera sección: (8,31-9,29)

                  a) Primera predicción de muerte y resurrección (8,31-32a)

                  b) Incomprensión del discípulo (Pedro) (8,32b-33)

                  c) Instrucción sobre el discipulado (8,34-9,1)

                  d) episodios y enseñanzas complementarias (9,2-29)

                  La transfiguración: voz del cielo que le llama Hijo (9,2-13)

         2) Segunda sección: (9,30-10,31)

                  a) Segunda predicción de muerte y resurrección (9,30-31)

                  b) Incomprensión de los discípulos (9,32-33)

                  c) Instrucción a los discípulos (9,33-50)

                  d) episodios y enseñanzas complementarios (10,1-31)

         3) Tercera sección: 10,32-45)

                  a) Tercera predicción de muerte y resurrección (10,32-34)

                  b) Incomprensión de los discípulos: Santiago y Juan (10,35-41)

                  c) Instrucción a los discípulos (10,42-45)

                  d) La curación del ciego de Jericó – El camino del discípulo (10,46-52)

B) La actividad de Jesús en Jerusalén (11,1-12,44)

         1) Entrada en Jerusalén (11,1-11)

         2) Maldición de la higuera y purificación del templo (11,12-14 [15-19] 20-25)

         3) Controversias y enseñanzas (11,27-12,40)

         4) Conclusión del ministerio público: el óbolo de la viuda (12,41-44)

C) Paso a la narración de la pasión: Discurso escatológico (13,1-37)

D) La pasión y la resurrección de Jesús (14,1-16,8)

         1) la unción de Betania y la traición de Judas (14,1-2 [3,9] 10-11)

         2) la última cena (14,12-25)

         3) oración en Getsemaní y arresto de Jesús (14,26-53)

         4) el proceso de Jesús y la negación de Pedro (14,53-15,15)

         5) la crucifixión de Jesús (15,16-32)

         6) la muerte de Jesús; confesión del centurión: Era Hijo de Dios

              sepultura de Jesús (15,42-47)

         7) el anuncio de la resurrección: Ha resucitado: lo veréis en Galilea (16,1-8).

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II. LA IDENTIDAD DE JESÚS EN MARCOS

 

Antes de estudiar el seguimiento de Jesús en Marcos, vamos a clarificar quién es aquél a quien somos llamados a seguir. El tema más importante en todo el evangelio es el de la identidad de Jesús, y el ocultamiento y revelación de dicha identidad 

1. El secreto mesiánico 

Wrede fue el primero en notar que a lo largo del evangelio se extiende un clima de misterio sobre la identidad de Jesús, que no revelar abiertamente quién es. Antes de dar una respuesta, quiere suscitar una pregunta:

1,22: Se asombraban de su doctrina (ejxeplhvssonto).

1,27: ¿Qué es esto? Una doctrina nueva. Todos quedaban pasmados (ejqambhvqhsan).

2,7: ¿Por qué habla éste así? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?

2,12: Nunca hemos visto una cosa semejante, y se maravillaban (ejxivstasqai).

3,21: Decían: ‘Está fuera de sí’.

3,30: Decían: ‘Está poseído por un espíritu inmundo’.

4,41: ¿Quién es éste a quien los mares y los vientos obedecen?; tenían miedo (ejfobhvqhsan).

5,15: Viendo al endemoniado sano, tuvieron miedo (ejfobhvqhsan).

5,20: Todos se admiraban (ejqauvmazon).

5,42: Se quedaron totalmente estupefactos (ejxevsthsan ejkstavsei megvalh/).

6,1-2: ¿De dónde le viene esto, y qué es esta sabiduría que le han dado? Se asombraban (ejxeplhvssonto).

6,3: ¿No es éste el carpintero, el hijo de María? ¿De dónde le viene esto? Se escandalizaban (ejskandalivzonto).

6,14: Unos decían: ‘Es Juan Bautista, otros que Elías o un profeta’.

6,51: Después de ver a Jesús sobre las aguas, se quedaron del todo estupefactos (livan ejn eJautoi'" ejxivstanto).

7,37: Tras la curación del sordomudo, todos se asombraron enormemente (uJperperisw'" ejxeplhvssonto).

8,27: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?

8,29: ¿Quién decís que soy yo?

9,6: No sabían qué responder, pues estaban atemorizados (e[kfoboi ejgevnonto).

16,8: Un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas (ei\cen aujta;" trovmo" kai; e[kstasi", ejfobou'nto gavr).

 

Jesús tiene interés en que se guarde este secreto sobre su identidad celosamente, y manda que no se revele.

Manda a los demonios:

        1,25: Jesús le conminó al demonio diciendo: ‘Cállate, y sal de él’

        1,34: Y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían.

        3,12: Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

Manda a los enfermos curados:

        1,44 (leproso): Le despidió al instante prohibiéndole severamente: ‘No lo digas a nadie’.

        5,43: (hija de Jairo) Les insistió mucho en que nadie lo supiera.

        7,36 (sordomudo de la Decápolis) Jesús les mandó que no se lo contaran a nadie.

Manda a los discípulos:

        8,30: Les mandó enérgicamente que a nadie hablasen acerca de él

        9,9: Les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto (transfiguración), hasta que el

                  Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos.

 Pero existe simultáneamente una tensión entre secreto y revelación. El mismo Jesús, que no quiere que se revele su identidad, actúa en otros casos de un modo que la pone de manifiesto.

Hay una falta de coherencia en esta actitud. El mismo Jesús que intenta por todos los modos pasar desapercibido tiene determinadas actuaciones que no pueden por menos que llamar la atención de la gente. Así por ejemplo cuando perdona los pecados del paralítico (2,10ss) o cuando no prohíbe a Bartimeo que le llame ‘Hijo de David’, o cuando entra solemnemente en Jerusalén (11,1).

De hecho el evangelio constata cómo la fama de Jesús se difunde a pesar de sus esfuerzos por ocultarse. “Su fama se extendía por todas partes” (1,28). “Todos te buscan” (1,37). El leproso “se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia” (1,45). Al endemoniado de Gerasa, una vez curado, le dijo: “Vete a tu casa y a los tuyos, y cuéntales; él empezó a proclamar por toda la Decápolis, y todos quedaban maravillados” (5,19-20). “Mandó que no se lo contaran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, más ellos lo publicaban” (7,36).

 

Ha habido varias interpretaciones de este secreto.

 

a) Interpretación histórica

El secreto mesiánico pertenece a la historia de Jesús mismo- Fue él quien utilizó este recurso porque no quiso revelar su identidad al principio. Buscaba evitar la publicidad y cualquier tipo de malentendido, porque no aceptaba la comprensión política que tenía la gente acerca del Mesianismo (Cullmann, Taylor). Jesús no quería despertar falsas expectativas, y por eso no se identificó hasta haber mostrado con su muerte el significado de estos títulos.

Pero aun cuando este secreto se diese en la vida de Jesús, habría que explicar por qué Marcos le ha dado un relieve especial en el evangelio, y por qué Mateo y Lucas han suprimido muchos de estos datos que van creando el clima de secreto. Así Mateo suprime 1,25.34; 5,43; 7,36; 8,26. Lucas omite 3,12; 7,36; 8,26. En otros casos ambos suavizan la redacción de Marcos.

 

        b)  Interpretación crítico-redaccional

El secreto mesiánico es un recurso de la comunidad primitiva para salvar el abismo que media entre la proclamación que hace la comunidad de Jesús como Mesías, y los recuerdos que esa comunidad tiene sobre Jesús, que no se había presentado de una manera tan abierta

El secreto mesiánico es un recurso redaccional bien de las fuentes utilizadas por Marcos (Wrede), o bien de Marcos mismo (Bultmann). Sólo la resurrección iluminará la identidad de Jesús. Hasta entonces está velado para los discípulos, aunque sí había en realidad claves suficientes para haberlo comprendido.

La inconsecuencia de que exista un secreto y que a la vez este secreto sea repetidamente violado, puede explicar simultáneamente la incomprensión de los discípulos antes de la Pascua, y por otra parte la continuidad de la fe pascual con las manifestaciones de Jesús que ya se expresaban de algún modo en las curaciones y los exorcismos.

Por otra parte la existencia de este secreto justifica la realidad de la pasión. Jesús se ocultó tras una nube de misterio, para no imposibilitar su rechazo por parte de los hombres. Si Jesús no hubiera velado su gloria, la pasión habría sido imposible.

 

c) El secreto mesiánico como cristología correctiva

En los años sesenta algunos exegetas veían a Marcos enfrentado con la Iglesia de su tiempo y afirmaron que Marcos en su evangelio trataba de corregir una cristología falsa que había llegado a extenderse en la comunidad.  La cristología que Marcos ataca veía a Jesús como un ser divino, qei'o" ajnhvr, y constituía una teología de la gloria y no de la cruz. Marcos quiere corregir esta cristología gloriosa, que para él era resultado de una incomprensión de los discípulos. El evangelio expone una teología de la cruz  en la que Jesús niega cualquier atributo glorioso que los discípulos desean darle.

 

2. Jesús, Hijo de Dios

Vamos a ver cómo a lo largo del evangelio se nos va dando el contenido de este título programático.

En el AT se llaman así los “ángeles” Gn 6,2; Sal 29,1; Jb 1,6), el pueblo de Israel (Ex 4,22; Os 11,1), el descendiente de David (2 Sm 7,14; Sal 2,7). Para los paganos, los grandes héroes eran llamados hijos de Dios.  

 

a) Título del evangelio

La expresión “en el principio” -ejn ajrchv/-  refiere ya a Gn 1,1. Sólo Marcos llama a su obra evangelio. No significa un libro, sino una buena noticia (Ga 1,7; Flp 2,7). Evangelio de Jesucristo. Se trata de un genitivo a la vez subjetivo y objetivo. En cualquier caso no se trata del evangelio de Marcos, sino del evangelio de Jesús, según san Marcos.

El anuncio es una buena noticia, causa de gozo (Is 40,9-11). El nombre de Jesús significa salvación, forma abreviada de Josué, Yehoshua. 

b) La cita inicial del profeta: (Mc 1,2-3 = Mal 3,1 + Is 40,3)

Marcos funde una cita de Malaquías con otra de Isaías, para referirse al Bautista como el enviado que viene a preparar el camino de Jesús. Cambia el texto de Malaquías “Delante de mi rostro” (el rostro de YHWH) por “delante de tu rostro” (el de Jesús), cambia el preparar sus caminos (de YHWH) por tus caminos (los de Jesús).

Donde Isaías decía “para preparar los caminos de nuestro Dios”, Marcos dice: “para hacer rectas sus sendas”, las de Jesús.  Ha tomado dos textos de la Escritura referidos a YHWH y los refiere a Jesús. ¿Cómo se puede hablar así de un simple hombre? Marcos empieza a dar contenido al título Hijo de Dios. Esta identidad no se puede entender sin comprender el AT, pero tampoco se puede entender el AT sino desde ella.

 

c) La voz del cielo sobre las aguas (Mc 1,10-11)

“Tú eres mi hijo querido”. Gran solemnidad del comienzo. Es la presentación oficial de Jesús de Nazaret: “en aquellos días”. Marcos usa el verbo bautizar como verbo principal, es el evangelista que más centra el episodio en el bautismo. Hay dos escenas consecutivas. El bautismo, más breve (v. 9), y la escena principal que es la teofanía (vv. 10 y 11).

En la teofanía Jesús va a ser sujeto de una visión y de una audición. Hay un juego significativo de verbos: subir y bajar. El rasgarse de los cielos está en relación con el rasgarse del velo del templo, y sobre todo con el rasgarse los cielos de la profecía de Is 63,11-19. En realidad la escena del bautismo es un midrash que comenta dicha profecía.

Toda la escena de la teofanía en Marcos tiene lugar como una experiencia subjetiva de Jesús. No se nos dice que nadie más viera u oyera nada. Esta presentación de experiencia mística cuadra con el tema del secreto mesiánico del evangelista.

Lo que más nos interesa ahora es el mensaje de la voz del cielo. Viene a confirmar el título del evangelio, será nuevamente afirmado por los demonios, por el Padre en la transfiguración, por Jesús mismo en su confesión ante el sumo sacerdote, y finalmente por el centurión.

Podríamos ver también una relación entre esta “voz” sobre las aguas, y la frase del Salmo: “La voz del Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria ha tronado, el Señor sobre las aguas caudalosas” (Sal 29,3)

El oráculo es idéntico en Mateo y en Marcos. En cambio en Lucas hay una variante importante: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”, con sabor occidental.

El título hijo de Dios es un título mesiánico según el oráculo de Natán (2 Sm 7,14; Sal 2,7; 89,27-28). El amado en los LXX es una alusión al hijo único, Isaac (Gn 22,2.12.16), con lo cual la filiación divina se pone en relación con el sacrificio, tal como el centurión reconocerá a Jesús como hijo en la cruz.

La alusión a la complacencia divina sobre su hijo nos remite a Is 42,1, con lo cual la figura de Jesús se funde con la del siervo. Éste es el valor de pai" en los LXX, en su ambigüedad de hijo y siervo. También Juan jugará con el doble sentido de la palabra talya como siervo y como cordero, cuando el Bautista proclama a Jesús como “cordero de Dios”.

En los evangelios Jesús ora a Dios 14 veces usando el nombre de Padre en seis oraciones distintas. Juan nos trae tres oraciones de Jesús, la oración ante la tumba de Lázaro (Jn 11,41), la oración motivada por el acercamiento de los griegos en el Templo (Jn 12,28) y la oración sacerdotal (Jn 17). Hay una oración de la triple tradición, que es la de Getsemaní (Mc 14,36 / Mt 26,39 / Lc 22,42). Otra oración pertenece a la fuente Q, es la oración de júbilo (Mt 11,25-26 / Lc 10,21). Finalmente hay una sexta oración propia de Lucas, la plegaria de Jesús en la cruz (Lc 23,46 y Lc 23,34; esta última tiene dificultades de crítica textual).

Frente a estas seis oraciones, hay sólo una en la que Jesús se dirige a Dios llamándole Elí, ‘Dios mío’, pero se trata de la cita literal de un salmo (Sal 22,2; Mc 15,34 / Mt 27,46).

Los evangelistas usan en griego tres expresiones: el vocativo pavter (Mt 11,25; Lc 10,21; 22,42; 23,[34].46; Jn 11,41; 12,27.28; 17,1.5.11.21.24.25), el vocativo pavter mou (Mt 26, 39.42), y el nominativo con artículo: oJ pathvr (Mc 14,36; Mt 11,26). Pero el griego no era la lengua de Jesús. Un solo texto evangélico nos ha preservado la invocación en arameo: Abbá, papá (Mc 14,36; cf. Rm 8,15; Ga 4,6).

Sólo quien se ha sentido llamar “hijo”, puede dirigirse a Dios llamándole padre, papá. La voz sobre las aguas es el fundamento de este modo originalísimo que tuvo Jesús de dirigirse a Dios.

Las palabra Abba ha sido identificada por J. Jeremias como una de las ipsissima verba de Jesús. Era el modo como los niños se dirigían a sus padres: abba = papá; imma = mamá.[5] Los santos padres sirios, que hablaban arameo occidental, nos dicen que los niños se dirigían así a sus padres).

Además no hay ningún texto de la literatura intertestamentaria en que se use esta palabra en los escritos judíos para referirse a Dios, aunque hoy día en cambio es un hecho normal y frecuente.

El hebreo abbí, “mi padre”, ¡padre mío! se puede usar también para los padres adoptivos o legales, maestros, magistrados, padre de la tribu, padre de la patria. Así Eliseo llamaba a Elías abbí (2 R 2,12). Pero el Tárgum arameo es muy cuidadoso, y sólo usa la palabra abba para traducir el concepto de “padre natural” como por ejemplo en Is 8,4 o Gn 27,34. En cambio cuando el Tárgum traduce abbi con otras connotaciones, como en el caso citado de Eliseo, no recurre a la palabra abba, sino a otros vocablos tales como rabbi, maestro mío.

Jesús, al usar esta palabra en su oración, se refiere a Dios no en un sentido figurativo, sino en un sentido de padre natural. Y no sólo esto, sino que nos enseña a nosotros a usarla también, y tener con Dios una relación familiar e íntima.

Qué revolucionaria fue esta manera de orar podemos verlo en el hecho, de que ni aun después de ese mandato taxativo de Jesús, es corriente en la Iglesia llamar a Dios Papá. No se le llama así nunca en la liturgia ni en la oración pública, y son poquísimas las personas que lo hacen en su oración personal. Es triste que hoy día sean sólo los judíos, los que quizás, por influjo cristiano, hayan adoptado esta palabra jesuánica de Abba apara dirigirse a Dios en la actualidad.

 

d) ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? (Mc 2,7)

Narra Marcos al principio del evangelio cinco incidentes que dan lugar a controversias que irán intensificando el clima de hostilidad contra Jesús. El primer incidente es la curación del paralítico a quien Jesús perdona los pecados. Cuando los escribas murmuran diciendo que sólo Dios puede perdonar los pecados, Jesús no les rebate esta tesis, pero a continuación dice que el Hijo del Hombre tiene potestad para perdonar pecados, lo cual le sitúa en un plano inusitado.

Dudan los exegetas si las palabras “para que veáis que el Hijo del Hombre tiene potestad sobre la tierra para perdonar pecados” puede que no estén en boca de Jesús, porque en este caso se daría un anacoluto, sino que sean un comentario del evangelista a sus lectores. No abunda este tipo de comentarios. Encontramos uno en Mc 13,14b, y varios más en Juan (Jn 4,2; 17,3; 19,35; 20,30-31). Pero en esta segunda interpretación aparecería la palabra “Hijo del Hombre” en labios del evangelista y no en labios de Jesús, contra la tendencia a que esta expresión sólo aparezca en labios de Jesús para referirse a sí mismo. En un caso o en otro, bien sea Jesús mismo, bien sea el evangelista, hay una clara atribución a Jesús del poder divino de perdonar pecados.

 

e) El Hijo del Hombre es Señor del sábado (Mc 2,28)

El sábado había sido establecido por Dios en sus mandamientos (Ex 20,10-11; 31,13-17). El hecho de que Marcos declara a Jesús “señor del sábado” quiere decir que lo ve como igual a Dios. La palabra Kyrios, Señor, normalmente en Marcos se refiere a Dios. Otras veces se le aplica a Jesús sentido honorífico.

En el evangelio según san Marcos hay dos afirmaciones unidas por un “por tanto”. Si el sábado se hizo para el hombre, de ahí se sigue que el hombre sea el señor del sábado. Quizás este es el significado del logion en la tradición primitiva, pero tanto en Marcos, como sobre todo en Lucas y Mateo que suprimen el primer logion, es claro que el Hijo del Hombre no es “cualquier hombre”, sino Jesús exclusivamente.

 

f) El viento y el mar le obedecen (Mc 4,41)

En el AT una de las cosas que se atribuyen a la acción divina es el calmar la furia del mar. “Gritaron al Señor en su angustia…, a silencio redujo la borrasca, las olas callaron a una (Sal 107,29). “Tú reprimes el orgullo del mar, el estruendo de las olas” (Sal 89,19; 65,8). Los salmos muestran que Dios calma la tempestad

Los discípulos claman a Jesús, pidiendo que despierte para salvarlos. Es un tipo de oración común también en los salmos: “Despiértate, Señor, ¿por qué duermes?… Levántate en nuestra ayuda” (Sal 44,24-27).

Igualmente cuando Jesús viene a ellos andando sobre el mar, Jesús lleva orando 9 horas en el monte solo. Jesús viene a su encuentro sobre las aguas y quería sobrepasarles. Nuevamente se trata de una acción divina. “Dios camina sobre las olas del mar” (Jb 9,8). Dios hace pasar su gloria, pero Moisés no puede verla hasta que ya ha pasado. El verbo “pasar” se aplica a la manifestación personal de Dios y su gloria (Ex 33,18-23; 34,5-7). Las palabras que Jesús dirige a los discípulos son las mismas que Dios pronuncia en sus teofanías del AT: “No temáis”, “tened ánimo” (Gn 15,1; Is 43,1.5; Dn 10,12.19).

 

g) “Yo soy” en labios de Jesús (6,50; 13,6; 14,62)

A veces esta expresión se pierde en las traducciones, pero muchos piensan que Marcos pone intencionadamente en labios de Jesús este nombre personal de Dios como autoidentificación y autorrevelación.

Jesús pronuncia solemnemente YO SOY. ‘Ehyeh ‘asher ‘ehyeh (Ex 3,13-15). Los LXX traducen siempre ejgwv eijmi. En Marcos aparece tres veces, siempre en labios de Jesús, que es el único que tiene derecho a decirlo. Es la palabra que pronunciará ante el Sumo Sacerdote y llevará a éste a rasgarse las vestiduras como si hubiese oído una blasfemia. Jesús se sitúa en el mismo plano de Dios. La aparición de Jesús andando sobre el agua es una auténtica epifanía divina.

Cuando Jesús advierte de los signos que precederán el final, advierte que muchos vendrán en su nombre diciendo: “YO SOY” (13,5-6). Para Marcos hay una sola persona sobre la tierra que puede pronunciar estas palabras. Y así las pronunciará Jesús en el interrogatorio delante del Sumo Sacerdote. A la pregunta: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?”, Jesús responde: “YO SOY” (Mc 14,62). Inmediatamente el sumo sacerdote se rasga la túnica diciendo: “Ha blasfemado” (10,63-64).

 

III.- LAS TRES NARRACIONES VOCACIONALES

 

Estudiaremos en este capítulo las tres narraciones sobre la vocación de los discípulos tal como aparecen en el evangelio de Marcos. La primera es sobre la llamada de los cuatro pescadores junto al lago. La segunda es la  constitución del grupo de los Doce en el monte. La tercera es la llamada misionera para ir a predicar el evangelio de dos en dos.[6]

 

 

1. El relato de la vocación de los pescadores (Mc 1,16-20)

 

Seguiremos el siguiente método exegético. Primeramente se trata de delimitar la perícopa, encontrar las articulaciones en cambio de escenario, cambio de personajes, cambio de temas, cambio de género literario.  Luego estructuraremos la perícopa, buscando las articulaciones internas entre las partes principales, y estructurando cada una de las partes en oraciones principales y en oraciones secundarias

 

 

a) Delimitación de la perícopa

 

El pasaje viene después de narrarnos en un sumario la actividad de Jesús. Inmediatamente después de nuestra perícopa, habrá un cambio de escenario, de la playa a Cafarnaún, y un cambio de acción con la presencia de Jesús en la sinagoga. Se trata por tanto de una unidad literaria.

En el interior de la perícopa encontramos dos partes muy equilibradas. La llamada de las dos parejas de hermanos en paralelo. Veamos todas las cosas que se repiten:

 

*referencia al movimiento de Jesús

*Jesús vio a cada pareja de hermanos.

*Se menciona primero a uno de los dos y luego del otro se nos dice que era su hermano

*Los llamó:       

*Referencia a lo que dejaron

*Referencia a que lo siguieron.

 

Diferencias:

*La primera pareja echaba las redes; la segunda las estaba  arreglando.

*La llamada a la primera pareja es en estilo directo, con el logion central “Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”. La segunda llamada es en estilo indirecto, sin reproducir las palabras de Jesús.

*Los de la primera pareja dejaron las redes; los de la segunda dejaron a su padre con los jornaleros.

*De la primera pareja se nos dice que le siguieron hjkolouvqhsan aujtw'/. De la segunda se nos dice que fueron detrás de él: ajph'lqon oJpivsw aujtou'

 

Para fijarnos en la estructura del texto ayudará mucho ver una sinopsis de las tres llamadas en Marcos: las de las dos parejas de hermanos y la de Leví. Ahí podremos ver lo estilizado y artificial de la estructura literaria de los tres episodios

Es importante hacerle preguntas al texto: Una pregunta obvia es si las diferencias en las dos llamadas obedecen a motivos literarios o temáticos. Más bien nos inclinamos a pensar en motivos literarios; básicamente evitar las repeticiones enojosas e introducir una variedad. Por ejemplo, “fueron detrás de él” es sinónimo de “le siguieron”. En la primera llamada, tras las palabras de Jesús “Venid detrás de mí”, hubiera sido monótono decir “Fueron detrás de él”,  y por eso “Le siguieron” es una alternancia. En cambio en la segunda llamada, como no se explicitan las palabras de Jesús, se puede decir “Fueron detrás de él”.

El hecho de que en el segundo relato no se repita la invitación a ser “pescadores de hombres” no es significativo. Se trata sólo de evitar una repetición. No hay indicación de que el sentido de la llamada sea diferente, y que sólo la primera pareja fuera invitada a ser pescadores de hombres.

Podemos ver el contraste con el relato lucano, donde la vocación está claramente centrada en Pedro por encima de los otros. La invitación a ser pescador de hombres va dirigida a Pedro solo, y Pedro tiene un protagonismo clarísimo sobre los otros discípulos. En Lucas la acción de llamada a los cuatro pescadores es simultánea. Los cuatro pescadores están juntos haciendo la misma acción, lavando las redes. No se trata de dos relatos consecutivos. De entre los cuatro pescadores hay un protagonismo de Pedro que es consistente con la presentación lucana. En Marcos la prioridad de Pedro es más débil. Se limita a estar cronológicamente en la primera pareja, y dentro de ella ser citado antes que Andrés, así como Santiago es citado en precedencia a su hermano Juan.

Es claro que las dos llamadas no pudieron ser simultáneas porque las actividades de arrojar las redes y de remendarlas se hacían a distintas horas del día. La mención a las cosas que dejaron pudiera tener relevancia temática. ¿Eran Andrés y Pedro autónomos, mientras que los del Zebedeo trabajaban para su padre? ¿Eran los del Zebedeo más ricos por tener también empleados? En un caso se subraya que dejaron las herramientas de trabajo, en otro que dejaron a la familia. ¿Es que unos dejaron una cosa y otros, otra? ¿Es que ambas parejas lo dejaron todo, pero de una pareja se menciona un aspecto del desprendimiento, y de la otra pareja, otro aspecto?

 

b) Contexto

 

Veamos ahora el contexto. En principio habría sido más lógico que Marcos hubiera narrado antes alguna actividad de Jesús  –como hace Lucas- o alguna de sus enseñanzas, antes de contar la respuesta positiva de los discípulos. Pero el lector implícito ya las conocía, y por eso puede entender la escena. En la secuencia de Marcos toda la fuerza de la llamada gravita en la autoridad de Jesús mismo, más bien que en ningún signo realizado o en la belleza de su mensaje. No se trata de psicoanalizar la vocación. La aceptación no necesita justificarse. Marcos sólo justifica el único rechazo vocacional, que es el del joven rico, diciendo que tenía muchas riquezas (10,22b). La aceptación no hay que explicarla, sólo el rechazo. Al anteponer la llamada a cualquier otra actividad de Jesús se está primando su importancia dentro del conjunto de la actividad desarrollada por Jesús.

 

 

c) Tradición y redacción

 

E. Best estudia la perícopa y constata  cómo la estructura de la doble llamada a las dos parejas de hermanos, se repite una tercera vez más adelante en la llamada de Leví (2,14). ¿Le llegaron a Mc las tres llamadas de la tradición? ¿Le llegó por la tradición una de ellas y sobre este modelo compuso las otras dos? ¿Le llegó la noticia de las tres llamadas por la tradición, pero fue Mc quien les impuso la misma estructura artificial?

Best no cree que Mc compusiera la primera llamada como doblete del relato de la segunda. Salvo el gar del v. 16 (“Pues eran pescadores”), no hay nada redaccional. Best da las razones por las que no cree que se trate de una creación de Marcos. Además Lucas es testigo de una tradición sobre una llamada a Pedro que es independiente del texto de Marcos. Para Best, Marcos recibió de la tradición la sustancia de la primera llamada.

¿Construyó la segunda como doblete de la primera? No hay nada claramente marcano ni nada claramente no marcano. No se ven razones para que quisiera elevar a Santiago y Juan a un estatus semejante al de Pedro y Andrés. Marcos no parece elevar a un estatus especial a los hijos del Zebedeo, sino que más bien los fustiga en su evangelio. Para Best lo esencial del segundo relato le llega a Marcos también de la tradición.

¿Los recibió Marcos ya unidos, o los unió él? Best cree que es más probable que los encontrara ya juntos. Probablemente no es histórico que las dos llamadas fueran simultáneas. Una pareja está echando las redes y la otra las está remendando. Estas dos actividades no son simultáneas. Además es normal que Jesús fuera reclutando sus discípulos poco a poco. Pero probablemente las dos narraciones ya estaban unidas en la tradición que es amiga de juntar binas: oveja perdida y moneda perdida; mostaza y levadura; paño y odres.

¿Qué hay de marcano en el relato? Paravgwn parav: uso de un verbo compuesto + la preposición que aparece en dicho verbo. Quizás esta primera frase puede ser de Marcos, que explicita la referencia al mar de Galilea por razones teológicas de lo que Galilea significa en su evangelio. En ambos relatos el verbo principal es “vio” ei|den. Marcos frecuentemente se refiere a cómo Jesús mira a la gente (3,34; 6,34; 8,33; 9,25; 10,231.23.27; 12,34) y algunos de estos pasajes son claramente redaccionales. “Eran pescadores” es claramente un paréntesis de Marcos. Sirve para concretar el sentido de “extendiendo” -amfibavllonte"- que tiene varios sentidos y podía no ser comprendido por los urbanitas de la comunidad marcana.

El “al momento” -kai; eujquv"- del verso 18 es típico de Marcos y debe derivar de él. El uso adverbial aparece el siguiente número de veces en los cuatro evangelios 7-42-1-3. Las 42 veces de Marcos son aplastantes. Usa esta expresión en las costuras entre perícopas, pero también dentro de las mismas perícopas. El resto del primer relato es tradicional y no redaccional.

En el segundo relato la mano de Marcos aparece sólo en el participio de movimiento “prosiguiendo” kai; probav"-, en el “vio” -ei'den - y en el “al momento” -eujquv" -. El resto es tradicional.

Hay quien dice que la estructura común a los tres relatos vocacionales puede venir de 1 R 19,19-21. Encuentro con unos hombres que van a su trabajo diario / invitación a venir detrás y a servir / obedientemente dejan su trabajo y le siguen. El relato de Reyes es más detallista. No tiene la mención al verbo ver, no se describe tan claramente el movimiento de Elías al llamar a Eliseo. Elías realiza una acción simbólica, mientras que Jesús hace una invitación verbal. Quizás los elementos comunes son tan genéricos que pertenecen a toda llamada vocacional, pero quizás el relato de Elías pudo haber afectado alguna etapa redaccional de la tradición, como vemos en Lc 9,59. Entonces las diferencias reseñadas pueden ser debidas a Marcos en persona.

La palabra lucana para pescador -zwgrwvn- significa coger vivo a un animal, y es más expresiva que la de Marcos -aJleeuv"-. La metáfora de pescar hombres está presente en el AT, pero en sentido negativo: pescarlos para su castigo, no para su salvación (Jr 16,6; Ex 29,4; Am 4,2; Ha 1,14-17). Quizás puede haber una implicación de un juicio escatológico. Sin duda en Marcos, a luz de la totalidad del evangelio, el sentido es redentor. Pero en ese momento ¿conocía ya el lector implícito ese sentido positivo? Quizás ya había cambiado el sentido veterotestamentario antes de Marcos, en cuyo caso el lector implícito estaba ya preparado para entender.

Lucas añade un “desde ahora”, mientras que Marcos tiene el verbo en futuro: “os haré”, pero sin indicar cuándo empezará este trabajo. En Marcos no hay indicación de que los discípulos empiecen inmediatamente a ser pescadores de hombres.  Esta frase es importante en Marcos, donde no hay una misión universal clara al final del evangelio, como no la hubiese en el hipotético final perdido.

En Lucas el logion va dirigido sólo a Pedro, mientras que en Marcos va dirigido a Pedro y Andrés y es casi seguramente extensible a la otra pareja de hermanos. ¿Es dirigida sólo a los cuatro, o es extensiva a los Doce? ¿Representan los cuatro al grupo de los 12 sólo, o también a toda la Iglesia? Esta pregunta sólo se puede responder en el conjunto del evangelio, no a partir de este texto solo. Picaza recuerda que el número cuatro es el de los  cuatro puntos cardinales. Marcos dice que al final los ángeles reunirán a los elegidos desde los cuatro vientos  o extremos de la tierra (13,27). En cualquier caso los horizontes no son estrechos, sino muy amplios.

 

d)  Interpretación del texto

 

1. Movimiento

En esta breve perícopa ya están los elementos básicos del discipulado. Jesús nunca descansa en Marcos. Se está siempre moviendo, e invita a los demás a moverse. Este moverse indica una actitud espiritual. Llamada a la itinerancia.

1,14: vino de Galilea

16. al pasar

19 yendo un poco más allá

21 y entraron en Cafarnaún.

29 Inmediatamente dejó la sinagoga,

35 se levantó y se fue.

39 Y recorría toda la Galilea

2,1 y volvió a Cafarnaún

Jesús no ha buscado a sus discípulos ni en escuelas ni en el templo, sino en sus lugares de trabajo, en la vida y el trabajo cotidianos. No les invita a sentarse en una escuela con una biblioteca. Su formación no es una formación libresca. Se educan al aire libre: junto al mar. Sus lugares son el desierto, el río Jordán y ahora el lago. Mar de Galilea que habla de gentiles (Picaza).

 

2. Comunidad

Llamada a la comunidad que resuena en el verso 21: "Y entraron en Cafarnaún". Hasta aquí, Jesús estaba solo, y todos los verbos estaban en singular. A partir de ahora encontramos un verbo en  plural que se refiere a la comunidad incipiente en torno a Jesús. De suyo es importante notar como las primeras llamadas son a parejas de hermanos. El tema de la fraternidad está ya insinuado aquí ya desde el inicio. Luego también los enviará de dos en dos (Mc 6,7). Cualquier tipo de individualismo está excluido del Reino.

 

 

3. Iniciativa y autoridad

Jesús toma la iniciativa. Vio, dijo, os haré. Jesús les escoge a ellos, y no son ellos los que le escogen a él, como solía suceder con los rabinos.  Las dos personas que toman la iniciativa son el Geraseno y el rico, las dos vocaciones negativas, se les niega la condición de discípulos. Jesús debe tener la iniciativa. El Geraseno se irá gozoso a cumplir su misión, y el joven rico se marchará triste. Jesús ocupa el puesto central. Ordena con autoridad. Discipulado es obediencia. No se puede resistir a su llamada y la respuesta es inmediata.

 

4. Importancia de la llamada al discipulado

Es la primera palabra de Jesús en el evangelio de Marcos, dicha en estilo directo. La frase anterior “Se ha cumplido el plazo y está cerca el reinado de Dios. Convertíos y creed en la buena noticia”, es más bien un resumen de la predicación. En cambio en Lucas la primera palabra de Jesús es la que pronuncia a los 12 años en el Templo: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que tenía que estar en las cosas de mi Padre?” (2,49). En Mateo la primera palabra de Jesús es la palabra dirigida al Bautista: “Deja, conviene cumplir toda justicia” (3,15); en Juan es “¿Qué buscáis?” (1,38).

El hecho de que Marcos haya situado la llamada de Jesús a los pescadores antes que cualquier actividad pública, o cualquier enseñanza, refuerza mucho el puesto de esta vocación en el conjunto de la misión de Jesús. Antes que a predicar o a curar, Jesús ha venido a reunir una comunidad en torno a sí. Jesús no hace nada solo. Hasta que no está acompañado no empieza a actuar. Lucas ha construido los inicios del ministerio de una forma diversa que parece más verosímil. Pero no olvidemos las intenciones teológicas de Marcos.

El seguimiento no consiste en estudiarse una enciclopedia sobre el cristianismo, sino en caminar detrás de una persona, detrás de Jesús. Es la suprema norma moral para el cristiano más allá de cualquier lista de mandamientos.

 

5. Dimensión misionera de la llamada

Desde el principio la llamada comporta una dimensión misionera, probablemente con alusión a los gentiles en el hecho de que se haga en la Galilea de los gentiles. El mar de Galilea será el puente hacia el mundo gentil.

La metáfora de la pesca no tuvo éxito en la comunidad cristiana, que preferirá siempre la del pastor y el rebaño. La actitud del pescador hacia el pescado es distinta de la actitud del pastor hacia la oveja. El pastor convive con la oveja, y el pescador mata al pez en el primer encuentro.

En realidad los pescadores se han sentido pescados primero por Jesús. Luego, se les invitará a que sigan ellos pescando tal como han sido pescados.

 

6. El elemento de la renuncia

El discipulado lleva consigo dejar las posesiones y la familia, como se confirmará también más adelante (10,28-31). Se repite dos veces el verbo ajfivenai en 18 y 20 con lo que Marcos subraya la importancia de esta acción. Se subraya la mención de las cosas que hay que dejar: redes, barcas (instrumentos de trabajo), empleados, familia… Son signos de su estatus laboral y control sobre otras personas, todo lo que parece esencial para el éxito humano. Para un galileo es un suicido abandonar sus herramientas de trabajo y la autoridad sobre los empleados, pero aun más radical es la ruptura con la familia.

 

 

2.- El relato de la constitución  de los Doce (Mc 3,13-19)

 

Ver texto estructurado bilingüe.

 

Sólo Marcos ha construido un pasaje sobre la constitución del grupo de los Doce. Mateo no trae la perícopa de la designación, sino que se limita a insertar la lista con los doce nombres al principio de la misión galilea del capítulo 10. Lucas inserta la lista como prólogo a su discurso de la llanura. Como decimos, sólo Marcos tiene una perícopa independiente para narrar la constitución del grupo de los Doce.

No parece haber una relación entre esta perícopa y la anterior sobre la vocación de los cuatro pescadores. Ambas perícopas pertenecen a distintos géneros literarios. La vocación al seguimiento es distinta de la designación de un numerus clausus para realizar una tarea.

De hecho en una lectura sincrónica del evangelio encontraremos no menos de cuatro llamadas. La primera era la de 1,16-20. Ahora se nos narrará una segunda. Falta todavía la llamada para la misión (6,7ss.) y la llamada a seguir a Jesús en el camino a Jerusalén. (8,34ss.). Hay toda una historia vocacional que se va desarrollando en el tiempo. En cada llamada hay un salto cualitativo, a medida que crece nuestra capacidad de respuesta.

 

a) Contexto

 

1)    Antecedente:

El pasaje viene precedido por la afluencia de una gran multitud y los gritos de los espíritus impuros. La muchedumbre viene de Galilea y otras regiones. Unos han visto a Jesús y otros han oído sólo hablar de él. Dentro de las regiones de procedencia se juntas sin distinción zonas judías y paganas. La única distinción reseñada es entre los que le han visto y los que han oído hablar de él.

La reunión de la muchedumbre suele ser la preparación para una acción extraordinaria de Jesús. La multitud oprime a Jesús considerándole un simple taumaturgo. Jesús se distancia de la muchedumbre subiendo a una barca. Los espíritus conocen la identidad de Jesús y al salir la revelan, pero Jesús les hace callar porque no quiere darse a conocer a través de ellos. Un verdadero conocimiento de Jesús y de su itinerario sólo será posible después de la cruz y la resurrección. A Jesús sólo se le conoce en la totalidad de su recorrido.

La acción importante que la multitud espera resulta ser la designación de los Doce.

 

2) Consecuente:

La perícopa concluye claramente con un cambio de escenario. Jesús entra en la casa. Se van a dar dos tomas de posición negativas con relación a Jesús: la de sus familiares (¿?) y la de los escribas.  Unos creen que está loco, y los otros que está endemoniado. Jesús responderá a dichas dificultades en orden quiástico, inverso. Primero a los escribas, luego a los familiares.

Vemos que  el pasaje de la elección de los Doce está incluido en una sección sobre discusiones en torno a la persona de Jesús. Antes escuchamos a la muchedumbre y los demonios. Después los escribas y los parientes. En medio está la llamada a los discípulos.

En contraste con los demás, los discípulos toman una posición respecto a Jesús que es la de dejarse conducir a una comprensión adecuada sobre la identidad de Jesús.

 

b) La subida al monte

 

Probablemente la ubicación de esta perícopa en el monte le llega a Marcos ya de la tradición. En el texto actual del evangelio se acaba de hacer mención a una barca en el 3,9 y este tema de la barca se vuelve a tomar en 4,1. La alusión a la montaña está fuera del contexto de Marcos y por eso pensamos que esta ubicación le venía ya dada por la perícopa tradicional que él recibe. Hay dos posibles significados para el monte

a) Acercarse a Dios como Moisés y desde esta comunión escoger a los Doce.

b)    Escoger un lugar no lejos de la muchedumbre y en presencia de ella.

 

En otros pasajes paralelos de Marcos (6,46, 9,2, 1,35) Jesús se retiraba al monte, separándose de todos para orar en el primer sentido. Pero en estos casos se menciona expresamente este elemento de separación de la multitud y de la relación especial con Dios. En cambio en 3,13 no hay ninguna insinuación de esta dimensión.

 

Lucas habla dos veces de un movimiento hacia el monte (6,12; 9,28) siempre en un contexto de soledad y oración. La mención de la oración de Jesús es un rasgo redaccional de Lucas que falta en los sinópticos (3,21; 5,16; 6,12; 9,18.28; 10,20; 11,1, 23,34).

 

En Mateo la subida al monte no supone una búsqueda de soledad, sino que el monte es un lugar de encuentro con la multitud. En el monte Jesús predica, cura, multiplica los panes…

 

En el AT el monte puede tener ambos sentidos: soledad y acción de Dios. La frase “subir al monte -anabaivnein eij" to; o[ro"- aparece 29 veces en el AT (10 en sentido profano y 19 en sentido religioso). Los textos que tienen sentido religioso se dividen en dos grupos: subida al monte de la legislación (Sinaí) y subida al monte de la casa de Dios, del templo.

 

Mateo no pone a Jesús en parangón con Moisés, porque Jesús no recibe los mandamientos, sino que los da. No come en presencia de Dios, sino que da de comer. El parangón de Jesús es Dios más bien que Moisés. Jesús sube al monte no para acercarse a Dios, sino para ponerse en su puesto y revelarse en esta posición. Jesús sube al monte para actuar desde allí predicando, legislando, curando, dando de comer.

 

Volviendo al pasaje que vamos a analizar en Marcos, la subida al monte no separa a Jesús de la muchedumbre. No hay que interpretar Mc 3,13 según el paralelo de Lc 6,12. Jesús no sube hasta la cima del monte. Simplemente se destaca un poco de la multitud acompañado de los discípulos (3,7). Desde este lugar elevado va llamando a los Doce por sus nombres.

 

c) La llamada

 

El verbo “llamar hacia sí-proskaleitai- se usa 19 veces en el evangelio (6-9-4-0). En 14 ocasiones el que llama es Jesús (8 de ellas en Marcos). En 9 ocasiones los llamados son los discípulos (6 de ellas en Marcos). 16 veces se usa el participio de aoristo -proskalesavmeno"- y sólo en 3 veces un verbo finito (2 de ellas en Marcos: 3,13 y 6,17).

En el participio el verbo designa una oración secundaria, introductoria o preparatoria. Mientras que en 3,13 y 6,17 representa un hecho principal, situado en el centro de atención de la perícopa.

En Mc y Mt el que llama es casi siempre Jesús, que aparece así como el Señor. Cuando el verbo aparece en participio la llamada más que a realizar algo es simplemente una llamada a ser auditorio, a reunirse para escuchar. Pero cuando se usa en forma temporal, entonces significa una llamada en plenitud, para estar con él, para pertenecerle enteramente.

 

A los que quería. “Querer” -qevlein- aparece 25 veces en Marcos. Hay dos posibles traducciones: “a los que quería llamar” o “a los que amaba”. Una inclinación permanente de la voluntad de Jesús está expresada en el imperfecto. Se trata de un estado de voluntad más bien que una decisión puntual. No ha sido una decisión improvisada. Desde hacía tiempo la voluntad de Jesús se inclinaba hacia ellos. También en el AT la única razón hallada para poder explicar la elección de Israel es el amor preferencial de Dios, no el que fueran un pueblo numeroso o un pueblo importante (Dt 7,7 s).

 

d) La respuesta

 

“Vinieron donde él" -ajpevrcesqai prov"- se usa sólo cuando el punto de llegada es una persona. Cuando la meta del movimiento es un lugar o una cosa se emplea “hacia” -eij"-. Se subraya así el término a quo y el término ad quem.  Se separan de la muchedumbre -ajpov-, y se llegan a Jesús -pro"-.

Se subraya también el hecho de que dieron una respuesta positiva y de hecho se llegaron donde Jesús. No se trata sólo de una disposición interior, sino de una acción exterior. No se queda en el plano de las vivencias o decisiones internas, sino que  se traduce en un movimiento de hecho, una realidad física y visible. De ese modo se trasparenta la autoridad de Jesús y su soberanía absoluta desde arriba del monte.

 

e) Constitución de los Doce

 

En el verso 14 hay una interpolación de un copista “a los que llamó apóstoles”. Aunque los mejores manuscritos lo traen, sin embargo pensamos que es una interpolación motivada por el texto paralelo de Lc 6,13. Sólo Lucas llama a los Doce apóstoles. En la comunidad de Marcos este título era inexistente.

“Los hizo doce”. Se podría traducir: “Hizo que los doce predicaran…”. Pero la preposición i]na- no tiene un sentido sustantivo sino final. Los hizo doce para que predicasen…

Algunos entienden el verbo “hacer” - poiei'n- en el sentido de crear. Jesús estaría creando un pueblo. Pero la mayor dificultad para esta exégesis es la falta de artículo en “doce”. La mejor traducción de “Doce” sin artículo sería: “Y constituyó a Doce como compañeros y enviados”.

 

f) La finalidad de la constitución del grupo

 

“Para que estuviesen con él”. La primera tarea es la de estar con él: -ei|nai meta + genitivo. Esta expresión sólo se usa en Marcos para designar el “estar con Jesús” o el que “Jesús esté con otros”. Estaba con los animales salvajes (1,13), el esposo con los hijos de las nupcias (2,19). Están con Jesús los discípulos (3,14), las barcas (4,38), Pedro (14,67). Quería estarlo el endemoniado tras su curación (5,18). El estar supone una presencia física y actual, no una mera actitud interior de fidelidad.

El ex-endemoniado quería estar con Jesús, pero éste no se lo permitió. Escogió a los que él quería. Es el quien escoge, no los hombres. De Pedro dirá la criada: “Tú también estabas con él”. Al negarlo, Pedro está renegando de lo que constituía la esencia de su vocación.

 

“Y para que los enviase a predicar”: -ajpostevllh/- es un subjuntivo presente del verbo “enviar”, no un aoristo. El presente lleva consigo la idea de duración, de hecho repetido. Podríamos traducir: “para tenerlos como predicadores”. Se trata de una designación permanente, y no sólo de un envío puntual.

Predicar es keruvssein: (32 en los sinópticos, 0 en Jn, 8 en Hch, 18 en Pablo). En Marcos aparece esta palabra 14 veces, proporcionalmente mucho más que en los otros sinópticos. Los predicadores en Marcos son el Bautista (1,4.7), Jesús (1,14.38.39), los llamados (3,14, 6,12), algunos curados (1,45; 5,20). En pasivo sin agente se refiere a la Iglesia del futuro (13,10; 14,9).  Hay una cadena: Bautista, Jesús, los Doce, la Iglesia. En Marcos esta predicación tiene un carácter universal (13,10, 14,9). Desde el principio no está limitada sólo a los judíos como en Mateo y en Lucas.

El objeto de la predicación es el bautismo de penitencia, el evangelio, la propia curación. En cuanto a los Doce no se señala el objeto de la predicación, sino que simplemente se señala el hecho de la predicación que está abierta para abarcar tanto la prepascual como la postpascual.

Predicar para Marcos no es lo mismo que enseñar didavskein. El pregonero es el que anuncia en voz alta. Sólo se puede proclamar una vez. Luego ya viene la enseñanza que es una actividad continuada y sistemática. No se puede anunciar lo mismo dos veces delante de los mismos oyentes.

 

“Con poder para expulsar demonios”. La palabra “poder” utilizada aquí es ejxousiva, distinta de duvnami". Designa la autoridad moral, mientras que dynamis designa más bien la fuerza. Sólo Jesús y sus discípulos tienen esta exousia en Mc y Mt. Incluye el perdón de los pecados (Mc 2,10), y la potestad sobre los espíritus impuros. Se trata de abatir el poder del enemigo. La manera de abatir este poder es expulsándolo ejkbavllein, porque habitan en el hombre como en una casa. Este poder que les es dado a los discípulos para expulsar  los demonios está especialmente subrayado en Marcos, como complemento esencial de la predicación.

Gramaticalmente no hay paralelismo entre los dos infinitivos dependientes del verbo “enviar”: predicar y tener autoridad. El primero designa una acción y segundo un poder. La posesión de esa facultad va dirigida a una misión, y no es la simple posesión de una facultad.  En la versión de la Vulgata “enviarles a predicar y darles poder” segundo infinitivo no depende de enviar, sino que es una acción paralela, con lo que se diluye la relación del poder con el envío.

La estrecha conexión entre la predicación y el poder, entre el anunciar y el expulsar, se explica porque en Marcos el mandato no es a predicar una doctrina. Se proclama no una doctrina, sino una acción poderosa de Dios que se hace presente. Se anuncia la irrupción del Reinado de Dios. En Jesús anuncio y expulsión de demonios estaban indisolublemente unidos desde el sumario de su actividad de 1,39. La expulsión del enemigo demuestra y confirma la predicación, mientras que la predicación muestra la verdadera naturaleza de esa acción liberadora. De hecho el demonio se siente amenazado por la predicación de Jesús (1,23-26). También estarán unidos en los discípulos el anuncio y el exorcismo en un paralelismo total.

 Los Doce continúan la acción de Jesús en total dependencia con respecto a él. Marcos constata que no sólo recibieron esta misión, sino que la realizaron de hecho. La elección está ya desde un principio orientada a la misión. Para ser enviados hay que estar en comunión con Jesús. La misión surge de la comunión. La comunión no es una relación privada de amistad, sino que es el elemento en el que se apoya la misión. La comunión precede a la misión. La misión sólo es posible en total dependencia de Jesús. Son enviados por él y reciben de él la autoridad y permanecen en comunión íntima con él. Parece que acercarse a Jesús y luego ser enviados por él son dos movimientos de signo contrario, centrípeto y centrífugo, como la sístole y la diástole. Pero ambos movimientos forman un solo latido del corazón.

 

g) La lista de nombres

El 3,16 empieza con una construcción difícil, y además con problemas de crítica textual. Algunos manuscritos repiten el “designó a los Doce” epoivhsen tou" dwvdeka, y esta vez los Doce lleva artículo, como refiriéndose a un grupo ya designado y conocido. ¿Por qué volver a repetir la designación de los Doce? Los manuscritos que traen esta adición son pocos pero valiosos. Stock interpreta esta frase como un resumen de lo tratado anteriormente: “Y así es como designó a los Doce”. Marcos habla con el lector implícito que ya conocía la existencia de los Doce antes de leer el evangelio, y le dice que esta fue la manera como fueron elegidos, y pasa a dar el elenco de nombres. A Simón le puso el nombre Pedro. En el Nuevo Testamento esta expresión de “poner nombre” aparece sólo aquí, pero es corriente en el AT para Abrahán, Israel… No se trata de un sobrenombre, sino de un verdadero nombre nuevo, de un cambio de nombre. Marcos antes de este momento le llamaba Simón, y a partir de ahora le llama Pedro (salvo 14,37: “Simón ¿duermes?" Quizás una alusión al Pedro pecador que no vive a la altura del nombre nuevo que ha recibido). Marcos nunca junta los dos nombres diciendo “Simón Pedro” como hacen los otros evangelistas.

En el AT el único que cambia el nombre es Dios mismo, o un rey de rango superior. El cambio de nombre revela que Jesús quiere dar a Pedro una autoridad especial. Los tres que reciben un nombre nuevo tendrán un puesto muy importante en la comunidad, aunque sus tareas no sean semejantes.

El nombre nuevo es dado al comienzo de una nueva vida (la alianza de Abrahán, la entronización del rey (Sedecías), la admisión a la corte real (Daniel). La designación de los discípulos es para ellos como el comienzo de una nueva vida.

A Juan y a Santiago no se les llamará por el nombre nuevo, sino por sus nombres antiguos, porque el sobrenombre se refiere a la pareja y no pretende suplantar los nombres individuales. De hecho funcionan varias veces como pareja en el evangelio: 5,37; 9,2; 10,35-44; 14,33. La palabra Boanerges, hijos del trueno puede designar el carácter tempestuoso de los dos hermanos (Lc 9,54) o más probablemente la misión encomendada. Según Teofilacto se les llamó así porque fueron  megalokevruka" y teologikotavtou": hicieron llegar su voz muy lejos. El nombre de Boanerges no se traduce al griego, quizás porque luego de hecho los hermanos no cumplieron una misión importante como Boanerges, mientras que Pedro sí la tuvo

Si el nombre de Boanerges se aplicaba a los hermanos como pareja, en cambio en el caso de Simón, Pedro es un nombre personal que llega a reemplazar el anterior. Por otro evangelio sabremos algo de la relación entre el nuevo nombre y la misión a realizar pero en Marcos esto no se explicita.

En las cuatro listas con los nombres de los apóstoles está siempre Pedro el primero. Mateo lo subraya y Marcos propiamente  antepone este nombre a la lista, y sintácticamente Pedro parece quedar fuera de la lista.

Todas las listas traen primero los cuatro pescadores llamados al principio. Mt y Lc mencionan las dos parejas de hermanos, y así ponen a Andrés antes que a los del Zebedeo. En cambio Mc antepone a Santiago y Juan inmediatamente detrás de Pedro, formando con ellos un trío. Andrés queda así el primero del resto de la lista. El grupo de los tres reaparece en 5,37; 9,2 y 14,33.

Marcos no habla de un grupo homogéneo. Hay uno, hay tres, hay doce. Los demás nombres en Mateo vienen emparejados. En Mc y Lc vienen ya todos seguidos. Fuera de los tres primeros, de Andrés (3 veces) y de Judas Iscariote, el resto no volverán a ser nombrados en el evangelio de Marcos. Forman parte de un grupo y actúan como tales. Sus personalidades quedan en la sombra porque funcionan siempre como grupo.

Sobre el significado del número Doce tendremos ocasión de hablar despacio más adelante en la parte sistemática.

 

 

3. El relato de la misión galilea (Mc 6,7-13)

 

Ver texto estructurado bilingüe.

 

a) Los paralelos sinópticos

Mateo 9,37-10,16 inserta aquí la llamada de los discípulos. Ha juntado con el material de Marcos otras instrucciones misioneras procedentes de la fuente Q, para formar un largo discurso. A pesar de que el texto es mucho más largo que el de Marcos, omite todo lo referente a la ejecución de lo ordenado por parte de los discípulos y omite también la mención de la salida y el regreso de los discípulos. Ha perdido así todo carácter narrativo para quedar convertido en un largo sermón, el segundo de los cinco sermones mateanos.

Lucas en cambio ha seguido una táctica diversa. En lugar de integrar los materiales de Marcos y de Q en un largo discurso como hace Mateo, ha preferido duplicar la perícopa, y consignar dos distintas misiones de los discípulos, una la de los Doce que se corresponde básicamente con la de Marcos, y otra la de los 70 donde inserta básicamente los materiales de Q, aunque hay solapamientos de las dos fuentes en ambos relatos.

 

b) El contexto

 

1) Antecedente: (6,1-5)

Jesús acaba de estar en Nazaret donde ha sido rechazado por sus paisanos. Recordemos que el pasaje de la constitución de los Doce estaba también en el contexto del rechazo de Jesús por parte de familiares y amigos. Tras el fracaso con sus paisanos Jesús hace un nuevo intento de formar un grupo. Se ha dicho que el evangelio de Marcos es el intento incansablemente renovado de Jesús por atraer a los hombres para que sean sus seguidores.  Al sentirse rechazado vuelve a intentarlo otra vez.

El verso 6b es un sumario. “Jesús recorría las aldeas del entorno enseñando”. Algunos lo relacionan con la perícopa anterior de Nazaret, y otros lo unen a la perícopa de la misión. Stock lo ve más bien relacionado con el texto de la misión, pero sin llegar a formar parte de él. Es un sumario independiente que sirve para introducir el tema de la misión de los Doce.

 

2) Consecuente: (6,14-29)

Pausa narrativa. Dejamos a los discípulos cumpliendo su misión y dejamos pasar algún tiempo hasta que se narre su regreso. Mientras tanto aprovecha el narrador para introducir varias opiniones acerca de Jesús y narrar la muerte del Bautista. Mientras están actuando los discípulos en su viaje misionero no se nos narra ninguna acción de Jesús, para que no se piense que él y los discípulos actúan en paralelo. Jesús ahora está actuando por medio de los discípulos. Unos decían que Jesús era Juan, otros que Elías, otros que un profeta.

 

c) Verso 7: Llamada y envío

 

Llamó a sí -proskalei'tai: Es el mismo verbo usado en Mc 3,13. Recordemos cuanto comentábamos allí a este propósito.

 

Y comenzó a enviarlos de dos en dos. El verbo “comenzar” con infinitivo aparece 20 veces en el evangelio, de ellas 10 en Marcos. El infinitivo presente puede tener un sentido durativo o iterativo. ¿Es una misión duradera o una misión que se repetirá muchas veces? ¿Los envió de dos en dos, primero una pareja y luego otra y así sucesivamente? ¿O más bien los envió a todos a la vez pero en parejas?

No se menciona en el evangelio ninguna misión posterior de los Doce. Escogemos el sentido durativo. Se trataba de constituirles en misioneros de una manera permanente. Su misión no se agota en aquella expedición concreta. En cambio Mt y Lc al usar el aoristo limitan la misión a aquella correría concreta puntualmente, y luego nos vuelven a hablar al final del evangelio de una misión universal. El Marcos auténtico no tiene una misión universal al final del evangelio, pero ya está implícita en este mandato misionero durativo.

El detalle de que fueron enviados de dos en dos falta en el envío mateano (Mt 10,5) y en el primer envío lucano (Lc 9,2), pero en cambio aparece en el segundo envío lucano, el de los 70 (Lc 10,2). (Es  un caso clarísimo de contaminación de fuentes, porque el envío de los 70  corresponde al de Q, pero en este caso inserta un detalle de Marcos).

En varias ocasiones aparece el tema de las parejas que ya comentamos al hablar de la llamada a las dos parejas de hermanos. ¿Qué significa la pareja? Por una parte responde a la exigencia de que haya dos testigos concordes (Dt 19,15, 17,6). Los dos no hablan en nombre propio, y no tienen nada propio que decir. Se insinúa también el tema de la fraternidad a la que ya aludimos. No sólo van de dos en dos para ayudarse mutuamente, sino sobre todo para vivir entre ellos la realidad del amor. Viven en el seno de la pareja el amor que han de testimoniar en su predicación.

 

Y les daba poder sobre los espíritus impuros. ¿Cuál es el sentido del imperfecto? Una posesión estable, no transitoria de ese poder. Reciben una autorización permanente. También se puede traducir en sentido iterativo: “Les iba dando el poder de dos en dos, conforme iban saliendo.

“Poder” ejxousiva- se construye con infinitivo para una acción concreta o con genitivo para un ámbito determinado. En este caso rige genitivo, ampliando así el sentido. La predicación va acompañada de un poder real, de una autoridad moral dependiente de Jesús. Sólo puede dar autoridad el que la tiene, que está además capacitado para transmitirla a sus siervos.

 

d) Versos 6,8-11: Instrucciones sobre el atuendo y la conducta

 

1) El atuendo (Mc 6,8-9).

Jesús les ordenó -parhvggeilen- que no tomaran nada para el camino. Observa S. Fausti que es la primera vez que Jesús da una orden a los suyos. Solo hay otras dos ocasiones en las que Jesús ordena algo en Marcos (6,39, 8,6). La orden sólo tiene sentido cuando se sabe que sin esta orden el otro no hará lo que el ordenante desea que haga.

En su primera vocación los discípulos lo dejaron todo, y así deben ir libres de todo. Sólo tienen una cosa: su poder, su ejxousvia. Mateo introduce el tema de que el obrero merece su salario, y la falta de equipaje se debe al derecho a ser alimentados. El sitz im Leben de estos dichos es la discusión en la Iglesia sobre el sostenimiento de los predicadores.

 

2) La conducta (Mc 6,10-11):

El sacudir el polvo significa que no deben aceptar “humilde y sumisamente” el rechazo y arrinconarse para comer, sino que deben exteriorizar el hecho de que han sido despreciados, haciendo evidente la ruptura de la comunión que se ha producido. Tienen que subrayar el hecho de que los que no han querido escuchar se han perdido algo importante para sus vidas. En Marcos quizás sea un último recurso para que los otros reaccionen todavía positivamente. En Mateo y Lucas es un testimonio de condena ligado al juicio final. El rechazo de los mensajeros es un rechazo de Jesús.

 

e) Versos 6,12-13: La ejecución de las órdenes

La ejecución de la orden de predicar en aoristo y los otros tres verbos en imperfecto. Hay algunas variantes textuales que lo ponen todo en imperfecto porque aquel aoristo chocaba. En realidad se mira a la predicación como tal.

¿El i]na = “para qué” del verbo “anunciar” - keruvssein- es final o explicativo? ¿Anunciaban para que se arrepintiesen o anunciaban que se arrepintiesen? No hay en el NT otros keruvssein con i]na. Stock prefiere el sentido final: “proclamaban el evangelio para que se arrepintiesen”.  El mensaje no consiste en decir que se arrepientan, sino en decir que está cerca el Reino. La conversión no es el contenido, sino la finalidad del mensaje, el fruto del mensaje. El centro del mensaje es el Reino.

Frente al único verbo que designa la predicación hay dos verbos para designar los distintos hechos de poder: expulsión de demonios y curación de los enfermos mediante la unción.

 

f) Partes tradicionales y redaccionales

Es común decir que los logia contenidos en la perícopa pertenecen a la tradición, pero los versículos narrativos son creación del evangelista, como se deja ver en el vocabulario, la temática y el estilo. La tradición de los logia era más abundante, como puede verse en los materiales de Q usados por Lucas y Mateo, pero Marcos se limitó a escoger unos pocos.

Dos rasgos redaccionales de Marcos son el haber unido íntimamente los logia tradicionales en el marco narrativo, y el de haber abreviado dichos logia.  El hecho de la misión es más importante para Marcos que los principios que ordenan su misión.

 

 

4. Conclusiones

Del análisis de estos tres relatos podemos sacar como conclusión que entre Jesús y aquel grupo de discípulos se estableció un tipo de relaciones que podríamos llamar “singular”, en cuanto que es distinta de cualquier tipo de relaciones contemporáneas entre maestro y discípulo. Es verdad que existen analogías con la tradición rabínica, o con la tradición de los filósofos cínicos helenísticos, o con la tradición de Qumrán.

Pero en la especial relación creada en torno a Jesús hay rasgos singulares que nos permiten ver su singularidad. Veamos las diferencias con el discipulado rabínico.

En el movimiento de Jesús es Jesús quien elige a sus discípulos, mientras que en la tradición rabínica eran los discípulos quienes escogían al maestro.

En el grupo de Jesús los discípulos están llamados a serlo perpetuamente, mientras que en las escuelas de los rabinos los discípulos un día llegaban a independizarse con su ordenación al rabinato.

Los discípulos de Jesús son llamados a compartir su vida y misión, mientras que en el caso de los rabinos no había una comunidad de vida entre maestro y discípulos.

En la escuela rabínica hay una estabilidad, mientras que en el grupo de Jesús hay una clara itinerancia.

Aunque a los discípulos de los rabinos se les pedían renuncias y sacrificios para completar su formación, estas exigencias no tienen nada que ver con la radicalidad de la exigencias del seguimiento de Jesús, que supone una ruptura familiar y un despojo de los bienes poseídos.

La enseñanza de los rabinos se centraba en un estudio más académico de la Torah, mientras que la enseñanza o evangelio de Jesús tenía un aire mucho menos académico. Hengel ha hecho notar que en el mundo de Jesús faltaba la atmósfera docta de la escuela.[7]

Hay también ciertos parecidos con los filósofos cínicos del mundo helenístico que en el siglo I d. C. habían conocido un nuevo florecimiento. Dichos filósofos eran rabiosamente contraculturales, y habían roto con cualquier tipo de sometimiento a las convenciones sociales. Vivían de limosna, y caminaban con un bastón y un zurrón donde guardar los alimentos. Vivían en la más absoluta pobreza y despreciaban los lujos y vanidad de los ricos. Se abrazaban con el deshonor hasta el punto de despreciar todas las vanidades del mundo. Su tesoro más precioso era el de su libertad y su autosuficiencia.

Sin embargo en el grupo de Jesús no existe este tono de desprecio, y sobre todo la doctrina de Jesús es profundamente religiosa, cosa que está ausente en el mundo cínico. La sabiduría de Jesús es una sabiduría escatológica.

 

IV. LOS DISCÍPULOS Y LOS DOCE

 

1. ¿Quiénes son los discípulos y quiénes son los Doce

 

Vamos a trazar un mapa de los distintos grupos de personajes que se mueven en torno a Jesús en el evangelio de Marcos. Distinguiremos cinco grupos:

 

a) Los grupos claramente negativos

Por una parte encontramos un grupo claro de opositores, representados por escribas, fariseos y sacerdotes. Estos grupos reciben una clara valoración negativa por parte del evangelista, aunque en ocasiones se puede destacar de entre ellos alguno que merece una opinión favorable, como es el caso del escriba que no estaba lejos del Reino de los cielos (12,34). Con todo, cabe hacer una distinción entre estos grupos. Aunque los fariseos son los que más disputan con Jesús en cuestiones relacionadas con la Ley, sin embargo no están implicados en todo el proceso del sanedrín que conduce a la muerte de Jesús. Esto que se ve con mayor claridad en Lucas, aparece también suficientemente claro en Marcos. 

b) Los grupos favorables

Por otra parte tenemos los grupos más o menos favorables a Jesús. Entre ellos están:

* el grupo de los Doce y/o discípulos,

* el grupo indeterminado de los “en torno a él”, oiJ peri; aujtovn,

* la multitud.

No es fácil delimitar exactamente la realidad de dichos grupos, y en qué caso pueden solaparse unos con otros. A veces exigimos de Marcos un rigor en el uso de la terminología que probablemente nunca pretendió, habida cuenta de que Marcos nunca pensó que se iban a escribir tantas tesis doctorales a propósito de su evangelio.

Han fracasado los intentos por delimitar entre los seguidores de Jesús dos grupos distintos en conflicto, uno que merecería la aprobación del autor, y otro que merecería su reprobación. Hay personajes sueltos de entre la multitud que merecen la total aprobación del autor como modelos simbólicos del discípulo, y hay incluso un grupo de personajes femeninos que puntúan más alto que el conjunto de los discípulos varones, pero estas personas en modo alguno parecen representar una facción particular en oposición a los Doce. Aquí es donde falla radicalmente la tesis de Juan Mateos en un libro muy conocido entre el público español: (Los “Doce” y otros seguidores de Jesús en el evangelio de Marcos, Madrid 1982). 

c) Los Doce

Para todos los autores es innegable que en no pocos contextos «los discípulos» y «los Doce» designan a los mismos sujetos. No se trata de dos grupos distintos, uno el de los Doce, más restringido, y otro el de los discípulos, más amplio. En muchos casos Doce y discípulos son términos sinónimos que identifican a un mismo grupo de individuos. Nunca nos habla Marcos de “los Doce y los demás discípulos”, lo cual habría clarificado definitivamente el asunto.

En varios pasajes tales como la cena o la misión galilea se llama a un mismo grupo de personas alternativamente Doce y discípulos. Sin embargo muchos exegetas se resisten a aceptar la identidad de estos dos grupos en el evangelio de Marcos. Los argumentos que se invocan para negarla son siempre los mismos. Valoran el hecho del llamamiento de Leví. Por haber sido llamado a seguir a Jesús, ha de ser considerado discípulo (2,14) y, sin embargo, no está incluido en la lista de los Doce.

Es obvio que la categoría de Doce/discípulos no se identifica con la de “seguidores”. Los Doce/ discípulos siguen a Jesús como grupo, pero también le sigue la multitud, los muchos, individuos sueltos salidos de entre la multitud... Algunas veces no es posible identificar a los seguidores (cf. 10,23-24.32). En 10,46 y 11,9-10 parecen ir mezclados los discípulos con la multitud. Se nos habla de un grupo de publicanos y pecadores que eran muchos y le seguían (2,15). La categoría de seguidores se solapa continuamente con la de discípulos y la de multitud.

Incluso es posible estar a favor de Jesús sin ser su seguidor, como es el caso del exorcista (9,35). En 8,34 invita Jesús a seguirle a los discípulos, la multitud y “quienquiera”. En este caso Marcos está claramente abriendo la categoría de seguimiento a sus lectores contemporáneos, que deben identificarse a sí mismos con los discípulos llamados en el evangelio.

Para nosotros el concepto de “discípulo” en Marcos no coincide con el de seguidor. En esto Marcos se distancia claramente de los otros evangelios y de la terminología de la espiritualidad moderna. Creemos que la extrapolación de datos ajenos al evangelio de Marcos es lo que dificulta ver el hecho tan obvio de que en Marcos el término discípulos está reservado exclusivamente a los Doce.

El hecho de que Leví fuera llamado por Jesús y lo siguiera no lo constituye en discípulo, sino en seguidor. Fijémonos en el peligro de extrapolación. Tendemos a pensar que Leví “lo dejó todo” y siguió a Jesús. Pero el dato de que lo dejara todo procede de la galaxia de Lucas, y no del evangelio de Marcos. Tenemos el peligro de aplicar al Leví de Marcos datos que le son ajenos.

 

d) Los “en torno a Jesús”

Si leemos cuidadosamente los textos, observamos que en Marcos hay un grupo de seguidores de Jesús, al que nunca se le llama “discípulos”, pero que claramente se desmarca de las multitudes que acuden a Jesús. El mayor problema para identificar a este grupo importantísimo es que no tienen un nombre que los identifique clara y unívocamente. Constituyen un círculo concéntrico intermedio entre los Doce/discípulos y las multitudes. Vamos a analizar los textos en los que aparecen, para ir sacando de ellos el retrato robot.

A continuación de la vocación de Leví, nos cuenta Marcos el banquete en su casa. Se nos habla allí de dos grupos sentados a la mesa, uno el de los discípulos (los Doce), y otro el de los pecadores y publicanos “que eran muchos y le seguían” (2,15). Pensamos que hay que incluir a Leví en este segundo grupo, y no en el de los discípulos. Tenemos por tanto aquí una primera mención de un grupo de seguidores, que no son discípulos, que son muchos, que están dentro de la casa sentados con Jesús, y que le siguen.

Un segundo texto importante es el de Mc 3,32.34. Los familiares de Jesús vienen a llamarlo. Jesús dice que su verdadera familia son los que están sentados en torno a él, los que hacen la voluntad de Dios. Se nos habla allí primero, en el v. 32, de un grupo numeroso -o[clo"-, sentado dentro de la casa alrededor de Jesús peri; aujtovn-. Un poco más adelante en el v. 34 se nos dice de ellos que Jesús les miró cuando estaban sentados en corro alrededor de él - peri; aujtojn. Es muy importante notar que se trata de un grupo numeroso; acompañan a los Doce discípulos, junto con ellos están situados dentro en contraste con los familiares de Jesús que están fuera; finalmente se nos dice que Jesús los considera su verdadera familia.

El tercer texto es el de Mc 4,10. Allí, después de que Jesús ha hablado en parábolas a las multitudes junto al mar, se nos dice que luego se retiró en privado, y que allí le preguntaron “los en torno a éloi} peri; aujtovn- junto don los Doce” acerca del sentido de las parábolas. Jesús se dirige a ambos grupos con un “vosotros” común a ambos, diciéndoles: “A vosotros se os ha dado el misterio del Reino, pero a los de fuera, todo es en parábolas”. Vemos por tanto la reaparición de un grupo más grande de seguidores que acompañan a los discípulos, que se sitúan dentro en contraste con la muchedumbre de fuera, y que reciben también una enseñanza privilegiada acerca del misterio del Reino.

Creemos que es posible considerar que en los tres casos citados se trata de una misma categoría de seguidores, que no se identifica ni con los Doce/discípulos, ni con las multitudes que acuden esporádicamente a Jesús para ser curados por él. Los nombres que reciben son varios: “publicanos y pecadores que eran muchos y le seguían” (2,15); grupo numeroso o[clo"- sentado en torno a él (3,32), “sentados en corro en torno a él” (3,34); “los en torno a él” (4,10); “grupo numeroso” (8,34). En todos estos textos el grupo es numeroso y está en compañía de los Doce. Están en una relación de privacidad con Jesús en contraste con las muchedumbres de fuera: están dentro en la casa, en privado, sentados establemente. Junto con los discípulos son beneficiarios de un estatus especial. Son seguidores permanentes de Jesús, son llamados por él a un seguimiento radical, reciben una instrucción privilegiada. Jesús los considera su verdadera familia.

 

e) La muchedumbre

El hecho de que en dos ocasiones (3,32; 8,34) Jesús se refiera a este grupo como multitud -o[clo"-, puede ser causa de confusión. Porque en realidad este término es ambiguo en el evangelio de Marcos y se usa para denominar dos realidades distintas. Designa tanto el grupo de seguidores estables de Jesús distintos de los Doce/discípulos, los que ha llamado oJi peri; aujtovn, como también designa las muchedumbres inconstantes que sólo vienen a Jesús buscando milagros y favores.

El término o[clo" sale 38 veces en Marcos. Sólo una vez aparece en plural o[cloi (10,1). En ocasiones se subraya la gran muchedumbre, o[clo" poluv", plei'sto", iJkanov", pa'" oJ o[clo". La mayor parte de las veces la multitud, si bien no es “enemigo inveterado” de Jesús (Kingsbury), tampoco es un “seguidor comprometido”.

 

Primer sentido

Unas veces la multitud es amorfa. Está bien dispuesta hacia Jesús, lo busca (1,37), se apiña junto a él (2,2; 3,20; 4,1; 5,21), corre a su encuentro (6,32-34), va donde él (3,7; 5,24.31). En ocasiones amenaza con estrujarlo y lo agobia hasta el punto de no dejarle tiempo ni para comer (3,20; 6,31). Se admira de su enseñanza y lo escucha complacida (1,21-22; 6,2; 11,18; 12,37). La multitud es beneficiaria de las curaciones y exorcismos de Jesús, es alimentada por él milagrosamente. Por ello se abalanza hacia él para que les toque, o ellos mismos buscan tocar la fimbria de su manto (3,10; 5,28; 6,56). Dos veces en el evangelio contrasta Marcos la respuesta favorable de la multitud con la hostilidad de los escribas, cuando estos le acusan de perdonar pecados (2,6-7 / 2,12) o con motivo de la purificación del templo (11,18a / 11,18b).

Pero Jesús les habla en parábolas, sin descifrarles su significado misterioso. En este sentido, la multitud pertenece al grupo de “los de fuera”(4,11). Carece de fe en Jesús, y desconoce su verdadera identidad. Finalmente acabará tomando partido por los enemigos de Jesús, acompañando a los que le arrestan, pidiendo a gritos su crucifixión, y blasfemando debajo de su cruz.

Tal como dice Best, la multitud en el evangelio de Marcos no tiene un rol unitario. Es más bien una masa amorfa, objeto de la evangelización, que unas veces puede mostrarse amistosa y otras hostil. Marcos no ha querido usar para designar a la multitud el término religioso lao", asamblea cúltica, porque la multitud de Marcos no es “religiosa”, sino un grupo indiferenciado de donde saldrán los que tengan una vocación más específicamente religiosa.

 

Segundo sentido

Sin embargo, como ya hemos dicho, hay algunas ocasiones en que el término oclo" parece designar un grupo numeroso de seguidores de Jesús más comprometidos con él, que equivale al concepto de los “en torno a él” de 4,10. Por tanto en cada caso habrá que ver si el término oclo" se refiere a la multitud como masa amorfa, o como al grupo numeroso de seguidores de Jesús que se une a sus Doce/discípulos.

Ahora ya tenemos perfectamente definida la nomenclatura de Marcos. En su evangelio el conjunto de los seguidores de Jesús no está constituido por “los Doce + el resto de los discípulos”, sino por “los Doce/discípulos + los en torno a él”. El conjunto de ambos grupos comparte la vocación y el seguimiento. Juntos aparecen sentados en torno a Jesús, y son considerados por él como su propia familia (3,32.34). Juntos reciben una explicación especial de las parábolas y del misterio del Reino, que no reciben “los de fuera” (4,10-11).

 

f) ¿Cuál es la especificidad de los Doce? 

Pero si en Marcos el concepto “discípulo” se circunscribe a “los Doce”, no podemos por menos que preguntarnos: ¿Qué es lo que tienen de específico los Doce/discípulos en relación al resto de los seguidores? Es imposible dar una respuesta clara y definida a esta pregunta. Podríamos dar sólo respuestas parciales.  

1. La intimidad

Los Doce/discípulos comparten la intimidad del Maestro, son llamados a “estar permanentemente con él” (3,14). Jesús se retira de la multitud para estar con sus discípulos (3,9; 4,36; 6,31; 7,17), con todos o con algunos, y se queda solo con los discípulos cuando despiden a la gente. Sólo una vez se nos habla de la multitud como acompañantes de Jesús (10,46). En ocasiones algunos de los miembros de los Doce gozan de una especial intimidad con Jesús que no disfrutan ni siquiera el resto de los Doce (5,37; 9,2; 14,33). En la cena pascual y en el Huerto parece que sólo estuvieron presentes los Doce. Sin embargo también los “en torno a él” gozan de una cierta intimidad con Jesús, y se sientan junto a él dentro de la casa (3,32.34). Por eso sólo la intimidad no puede ser el rasgo único que diferencie a los Doce/discípulos del resto de seguidores. 

2. La renuncia

Otra posible respuesta sería decir que los Doce/discípulos son aquellos que lo han dejado todo por seguir a Jesús (1,18.20; 10,28),  Sin embargo la llamada a dejar las cosas no se circunscribe sólo a los Doce/discípulos, sino también a otros. Jesús llama al joven rico a vender sus bienes y darlo a los pobres (10,21). Cuando Pedro le hace ver a Jesús que ellos, los Doce, lo han dejado todo para seguirle, Jesús añade: “Nadie que deje su casa, hermanos, hermanas…”, implicando que se trata de una llamada más amplia y universal. Todas estas renuncias concretas están ya implícitas en la exigencia de “renunciarse a sí mismo”, que se hace a todos los que quieran ir en pos de Jesús (8,34). El ciego de Jericó soltó el manto para ir a Jesús (10,50), la viuda del cepillo del Templo depositó en él “toda su vida” (12,44); la mujer de Betania rompió el vaso de alabastro y derrochó su perfume (Mc 14,3).

 

3. La instrucción

Podría pensarse que lo específico de los Doce/discípulos sea el recibir una instrucción más completa acerca de los misterios del Reino. Efectivamente, como hemos visto, Jesús daba una instrucción diferente para los de fuera y para los de dentro (4,10), y más tarde “en la casa” explicaba en detalle cosas que había dicho a la multitud de un modo general. Sin embargo los beneficiarios de esta instrucción más profunda no son sólo los Doce, sino también los “en torno a él”.  

4. La misión

Más fuerza tiene la respuesta de que lo específico de los Doce/discípulos es la misión. Efectivamente Marcos nos dice que Jesús instituyó Doce para enviarlos a predicar con autoridad para expulsar demonios (3,14). Más adelante se nos narra la misión del los Doce, de dos en dos, y el éxito que alcanzaron en dicha misión (6,7.13.30). De hecho en la vocación de los dos primeros discípulos, Pedro y Andrés, existe ya una referencia a esa misión de ser pescadores de hombres (1,17). De hecho de nadie más que de los Doce se nos dice que fuera enviado a predicar, aun cuando la tarea de “anunciar el evangelio a todo el mundo” (13,10; 14,9) parece necesitar un grupo mayor que el de Doce personas. Sin embargo, en el caso del extraño exorcista, algunos arguyen que Jesús aprueba su ministerio y que por tanto el exorcismo no estaba restringido a los Doce (9,29.38), lo cual nos podría llevar a pensar que la misión se abre a otras personas distinta del círculo de los discípulos. Al endemoniado de Gerasa, al cual Jesús no le permitió acompañarle, “estar con él”, sino que lo envió a anunciar (5,18-19). 

5. El servicio

Es importante también ver cómo los Doce/discípulos ejercen un importante papel como servidores de Jesús. Ya vimos cómo colaboran con tareas materiales concretas, como procurarle una barca (3,9), un borrico (11,7), buscar y preparar la habitación para la Pascua (14,16); ayudan a Jesús a distribuir el pan (6,41; 8,6). Sin embargo también nos dice Marcos que Jesús solicitó este tipo de servicios de otros que no pertenecían a los Doce, como el dueño del borrico (11,6), o el dueño de la casa donde celebraron la casa (14,14). En ambos casos parece que se trata de seguidores de Jesús.

 

6. La autoridad

En realidad la respuesta que más nos podría ayudar desde el punto de vista de una teología bíblica global es decir que lo específico de los Doce es ser la jerarquía, la autoridad dentro del movimiento de Jesús. Pero este punto, que aparece claro en otros evangelistas, no aparece ni insinuado siquiera en Marcos. Más bien da la impresión de que el segundo evangelista es antijerárquico. En Marcos los Doce no reciben en ningún momento autoridad para gobernar la Iglesia. La única autoridad que reciben es la de expulsar espíritus inmundos, pero aun esta autoridad la tienen que compartir con exorcistas que no pertenecen ni siquiera al gran grupo de seguidores oficiales de Jesús

Más bien lo único que se respira en el evangelio de Marcos es una espiritualidad de “minoridad”, en la que se condena cualquier intento por parte de los seguidores de Jesús de ser más que los otros. El más grande en la comunidad de Marcos es claramente el más pequeño. De este modo el evangelio de Marcos es un importante revulsivo contra la tentación de estructurar la autoridad en la Iglesia conforme a los criterios del mundo. Con respecto a una autoridad “bien entendida” Marcos no tiene nada que decir, sino guardar silencio. Ciertamente lo que caracteriza al grupo de los Doce, lo que les da su especificidad no es su autoridad.

Todas las posibles respuestas que hemos adelantado dejan claro que los Doce/discípulos representan un papel paradigmático de las distintas dimensiones del verdadero seguidor de Jesús. Sin embargo aún no hemos identificado aquello que es específico y exclusivo de ellos solos. Habrá que buscar este sentido más bien en el simbolismo del número Doce.

 

2. ¿Qué representan los Doce en San Marcos?

No puede negarse que el número doce, con el cual se designa al grupo constituido por los discípulos de Jesús, tiene profundas raíces en la historia de Israel y se refiere, en primer lugar, al pueblo de las doce tribus. En Mateo y Lucas la referencia a Israel es explícita cuando Jesús promete a los Doce que se sentarán sobre (doce) tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Mt 19,28; Lc 22,30). En el caso de Marcos no se establece esta relación de una manera explícita, porque no está presente el dicho de la fuente Q sobre los tronos. Tampoco Marcos explica el significado del nombre nuevo de Pedro, y se limita a decir que Jesús cambió el nombre de Simón por el de Pedro (3,16). Cabría preguntarse si es que el número 12 no tenía ningún significado para Marcos, o si Marcos no lo conocía, o si, por el contrario, Marcos lo daba por suficientemente conocido y no quiso por ello explicitarlo.

Por tanto dividiremos nuestro estudio en tres partes. Primeramente veremos la historicidad del número Doce, para ver si se remonta a la vida del Jesús histórico. A continuación hablaremos de lo que el número Doce pudo haber significado en la mente de Jesús, y sus posibles connotaciones con las tribus de Israel. Finalmente nos preguntaremos por qué Marcos no ha querido explicitar ninguna de estas connotaciones en su evangelio. 

a) La elección de los Doce en la vida de Jesús

Hoy día casi nadie duda de que la elección de los Doce es un hecho histórico de la vida de Jesús.[8] El criterio de múltiple atestación lo avala con mucha fuerza. Por otra parte no parece que este grupo de Doce haya tenido un papel importante en la vida de la comunidad primitiva. Para cuando se escriben los evangelios ni siquiera están claros todos los nombres de la lista. El discurso sobre los Doce suena a cosa arcaica y poco relevante en la constitución organizativa de la Iglesia del Nuevo Testamento. Este sabor arcaico nos remite a un recuerdo histórico con el que no se sabe muy bien que hacer, salvo recordarlo e insistir en su significado simbólico más que práctico.

Ahora bien, difícilmente podemos pensar que si Jesús escogió a un grupo de doce hombres, lo hiciese totalmente al margen del significado simbólico que dicho número tiene en el contexto del pueblo judío. Se podrá negar, como hacen Welhausen y Weiss, que el Jesús histórico instituyese un grupo de Doce, pero en caso de haberlo hecho, no se puede negar que lo hiciera al margen de cualquier referencia a las tribus de Israel.

 

b) Los Doce y el Israel escatológico

El símbolo es obvio para cualquier judío. Su origen está en el número de los hijos de Jacob (Gn 29,31-30,24). Estos doce hijos reciben la bendición de Jacob (Gn 49) y de ellos derivan las doce tribus (Gn 49,28) que constituyen la totalidad de Israel. Toda la historia de este pueblo se remite al número doce constitutivo.

Catálogos de las doce tribus se encuentran en Gn 35,23-26; Ex 1,2-4; Nm 26,5-51; Dt 33. El número doce lleva consigo cierta connotación teológica. El pueblo que Dios promete a Jacob como descendencia es el pueblo de las doce tribus tal como lo quiere el Dios de la alianza. Así Moisés erige doce estelas (Ex 24,4) en recuerdo de la manifestación de YHWH y en prenda de la obediencia del pueblo (cf. Jos 24). Los pasajes de Jos 4,3ss (doce piedras, doce hombres) y de 1 Re 18,31 (el altar de doce piedras de Elías, según el número de los hijos de Jacob), recuerdan el texto de Ex 24,4.

El número “Doce” está especialmente relacionado con la esperanza escatológica. Una vez que nueve de las tribus se perdieron tras la conquista asiria, los profetas mantienen la esperanza de que un día el pueblo de Israel sería restaurado en su totalidad como pueblo de las Doce tribus (Is 49,6; Jr 30,3; Ez 45,8; Mi 7,12; Sir 36,10; 48,10). La reunión de las tribus sigue presente como tema en la literatura judía anterior y posterior a la era cristiana.[9] También en los documentos de Qumrán aparece el número doce. La Regla de la comunidad nos habla de un Consejo formado por doce hombres, tres de ellos sacerdotes (1 QS 8,1). El número doce, por tanto, es símbolo de la situación ideal de Israel.

Por eso la mayoría de los autores han visto una relación entre el número de los Doce discípulos de Jesús y la plenitud del Israel restaurado. Un buen ejemplo representativo de esta tesis es B. Rigaux.[10] Según él, los Doce no pueden representar a las tribus existentes, ya que en tiempos de Jesús existían solamente dos tribus y media; pero este número sí tiene relación con los orígenes y con el tiempo de la plenitud escatológica, en la línea de Jeremías 30,9ss, que habla de la restauración de las doce tribus (Norte y Sur) al final de los tiempos, Lohmeyer[11] afirma: “El término 'los Doce' recibe su sentido sólo por relación al pueblo de las doce tribus; no habla de su estructuración histórico-política -que desde siglos ya no existía-, sino de la totalidad de ese pueblo, dada por Dios y, por tanto, escatológicamente válida”.

Algunos piensan que el simbolismo se refiere no al pueblo de Israel en su conjunto sino a los ministerios o funciones que dichos Doce deben representar dentro del pueblo. Así, por ejemplo, K. Stock,[12] pone en paralelo la constitución de los Doce con el texto de Nm 1,4-7, en que se habla de un trabajo o tarea realizada por los doce hombres simultáneamente y con la misma finalidad, aunque cada individuo se ocupa de su propia tribu o la representa. Pero la relación que Stock establece entre el número doce y los ministerios funcionales tropieza con grandes dificultades. Es fácil constatar que no existe paralelo entre “los Doce” de Marcos y los diferentes casos de doce hombres designados en el AT para desempeñar ciertas funciones en relación con las tribus respectivas. Como hemos visto, en ningún lugar del evangelio de Marcos se atribuye a los Doce una función dirigente; es más, cuando los Doce/discípulos o algunos de ellos pretenden arrogarse un rango superior, Jesús los corrige con severidad (9,33b-37; 10,35-45). Por eso, algunos como Reploh,[13] afirman que en Marcos falta cualquier indicación de que el número Doce esté en relación con las doce tribus o de que los Doce representen el nuevo pueblo de Dios. De modo parecido, Best afirma: «Marcos no conecta el número doce con ninguno de los conceptos 'doce' del AT, ni intenta relacionar el nombramiento de los Doce con ninguno de los llamamientos de grupos de doce en el AT; el judaísmo no ayuda a entender a Marcos. No puede decirse que los Doce sean constituidos como el nuevo Israel».[14]

 

c) ¿Por qué no ha explicitado Marcos el simbolismo de los Doce?

Nosotros no estamos de acuerdo con los que niegan que el número Doce tenga significación en Marcos. Nos parece excesivamente radical el negar en Marcos cualquier valor referencial del número doce al Antiguo Testamento. Es verdad que no ha querido explicitar este simbolismo tal como lo explicitaron Mateo y Lucas, pero esto puede deberse a la poca importancia que tiene para Marcos el concepto de Israel si lo comparamos con Mateo o con Lucas (Mt 12, Mc 2, Lc 12) o el concepto de pueblo laov"- (Mt 14, Mc 2, Lc 37), o el concepto de tribu -fulhv- (Mt 2, Mc 0, Lc 2).

Marcos no quiere subrayar dos etapas históricas, una para los judíos y otra para los gentiles. Reconoce la relevancia de Israel, pero no ha diferenciado como hace Mateo y sobre todo Lucas dos tiempos diversos en la misión de Jesús: un tiempo en la vida del Jesús histórico, en el que la misión se limita a los israelitas, y un tiempo después de la Pascua, en el que se realiza la misión a los paganos.

Para Marcos no existe esa diferenciación de tiempos o de planos. En el segundo evangelio la misión histórica de Jesús no está explícitamente circunscrita a Israel. Por eso Marcos no necesita reseñar ninguna misión postpascual a los paganos como la que reseñan Mt 28,16-20 o Lc 24,44-49. En Marcos hay una única misión, la de los Doce, que está descrita en términos muy generales de modo que pueda abarcar tanto la misión histórica de Jesús a los judíos, como la misión postpascual de la Iglesia a los paganos, que podría estar crípticamente insinuada en el mandato del ángel de ir a Galilea tras la resurrección de Jesús.

No es Marcos quien dice que Jesús fuera enviado sólo a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10,6; 15,24). Marcos consigna en su evangelio distintas actividades misioneras de Jesús en territorios gentiles, cosa que Lucas evitará intencionadamente. De este modo, al no indicar destinatarios, la misión prepascual en Marcos queda como una misión abierta que no excluye la misión postpascual a los paganos.

Un indicio de esta mayor apertura de Marcos a los paganos ya en la narración del ministerio de Jesús es el hecho de que sólo en Mc 11,17 la cita de Is 56,7 se alarga más que en Lc 19,46 o en Mt 21,13, para decir: “Mi casa es “casa de oración para todas las gentes”. Igualmente Marcos alude a dicha misión cuando pone en labios del Jesús prepascual la afirmación de que el evangelio será predicado a todas las gentes (Mc 13,10) y que la Buena Nueva se predicará en el mundo entero (Mc 14,9). Todos estos textos faltan en Lucas.

Si Marcos no ha querido explicitar este simbolismo israelítico del número Doce como Israel escatológico, no ha sido por un motivo teológico, sino redaccional. De suyo el concepto de un Israel escatológico no tiene por qué ser restrictivo. Por eso Marcos prefiere verlo abierto.

El Israel escatológico del que nos hablan Mateo y Lucas no es un nuevo Israel fundado sobre los doce nuevos patriarcas. La Escritura nunca habla del “nuevo pueblo de Dios”, sino de la nueva alianza. El concepto de “Doce” no alude a un nuevo pueblo, sino a la nueva alianza con el Israel único. Jesús no funda un nuevo Israel, sino que establece una nueva alianza con el Israel antiguo. Y precisamente la novedad de esta nueva alianza consiste en su apertura universal. Cuando hablamos de las resonancias del AT en el simbolismo de los Doce en Mateo o en Lucas, lo hacemos sólo como signo de la restauración escatológica de un Israel abierto a los gentiles. No existe verdadera oposición teológica entre este Israel escatológico y la Iglesia universal.

Resumiendo lo que hemos visto hasta aquí, podemos decir que Marcos no niega la conexión del número Doce con el Israel escatológico de las doce tribus, que estaba ya presente en las palabras del Jesús histórico. Pero no lo ha querido explicitar, ni ha querido profundizar en este tema, para no dar la impresión de que estaba restringiendo la universalidad de la misión de Jesús, que desde el principio no se redujo sólo al Israel histórico, sino al ámbito ilimitado de todos los pueblos.

 

3. Relación del término “los Doce” y el término “apóstoles”

En cuanto a la equivalencia de los Doce con los apóstoles, hay que afirmar que en Marcos esta cuestión no tiene ningún sentido ya que en el segundo evangelio no existe la categoría de apóstol. La palabra sólo aparece una vez en 6,30, en el sentido literal de “enviados” al referirse a los Doce que regresan de su misión. La afirmación “y los llamó apóstoles” de 6,14 no tiene base textual, y es una contaminación de Lucas. Tampoco Juan conoce la categoría de “apóstol” referida a un grupo especial de personas. En Mateo aparece sólo una vez la palabra en 10,2 para designar a los comprendidos en la lista de los Doce, pero en un contexto misionero, con lo que la palabra se debe leer simplemente en su sentido literal, igual que en Mc 6,30.

Es solamente en Lucas donde existe una identificación entre los Doce y los apóstoles. Esta identificación está presente ya en el evangelio, donde Lucas afirma expresamente que Jesús designó a los Doce con el nombre de “apóstoles” (Lc 6,13). Sobre todo en los Hechos la palabra “apóstol” se usa 28 veces para designar al grupo de dirigentes de la comunidad. Lucas identifica a estos dirigentes con los Doce, sobre todo en la primera parte Hechos (1,1-6,6). A partir de 6,6 la palabra apóstol sigue designando al grupo dirigente de Jerusalén. Sin embargo ahora ya el grupo de los apóstoles se ve acompañado por los presbíteros, y ya no queda claro siempre claro si se restringe a los Doce o no (8,1.14.18; 9,27; 11,1). En las referencias al concilio de Jerusalén (Hch 15,2.4.6.22.23; 16,4) quizás incluya en el grupo de los apóstoles a Santiago, el hermano del Señor, pero no queda claro si Santiago entra en el grupo de dirigentes como “apóstol” o como “presbítero”. En cambio en la segunda parte de los Hechos, Lucas designa claramente con este nombre de apóstol a otros personajes como Pablo y Bernabé, que sin duda no formaban parte de los Doce (Hch 14,4.14).

Por tanto vemos que Lucas no parece ser coherente en su uso del término apóstol. Probablemente es heredero de tres tradiciones diversas: una más moderna que identifica al apóstol como “miembro de los Doce”; otra que interpretaba el término apóstol como predicador itinerante, y una tercera que identificaba apóstol con “predicador que ha sido testigo cualificado de la resurrección de Jesús y ha sido llamado por él a este ministerio”.

Lucas parece conocer todas ellas. Es el primer representante de la tendencia tardía a identificar el término apóstol con el de miembro de los Doce, aunque no creemos que fuera él su iniciador; esta identificación aparece también en Ap 21,14, por lo que pensamos que se fue estableciendo y afirmando progresivamente en la Iglesia. Sin embargo Lucas no parece ignorante de otras tradiciones más primitivas que utilizaban el término apóstol en un sentido más amplio. En Hechos 14,4.14 llama apóstoles a Pablo y a otros, dejándonos la huella de una costumbre en trance de desaparición, que todavía asoma en Lucas aunque de forma poco consistente.

Las cartas paulinas representan claramente el estadio primitivo de tradición en el que la palabra apóstol no equivalía a miembro del grupo de los Doce. Por eso en esta literatura Pablo puede llamarse apóstol a sí mismo (Ga 1,1; 1 Co 1,1; 4,9; 9,1; 2 Co 1,1; Rm 1,1), y a otros como Andrónico y Junias (Rm 16,7) y tal vez a Silas (1 Ts 2,6).

Volviendo a Marcos, repetimos que su evangelio desconoce el término de “apóstoles”, y por tanto carece de sentido la pregunta de si en Marcos se identifica el grupo de los Doce con el grupo de los apóstoles. 

4. Estatus sociológico de los pescadores[15]

¿Cuál era el estatus sociológico de los discípulos pescadores? Sus enemigos los tuvieron por “gente vulgar y sin educación” (Hch 4,13) y ésta sigue siendo la valoración de la mayor parte de los cristianos. Esta infravaloración de los apóstoles sirve de base a un clima de escepticismo acerca de la fiabilidad de las tradiciones evangélicas. Uno no puede dar fe a unas personas ignorantes, de quienes no cabe esperar que hayan recordado o informado con precisión. Pero ¿es esto verdad?

El Nuevo Testamento nos da poca información al respecto, pero en otros libros de la antigüedad clásica podemos espigar muchos datos importantes para conocer la cultura del pescado. Hay un libro interesantísimo llamado Deipnosophistai, o “Los gourmets”, compilado por Ateneo de Naucratis, en Egipto hacia el año 200 de nuestra era. En esta enciclopedia sobre el arte del buen comer, Ateneo recoge citas de 1,250 autores diversos, y cita más de 1.000 obras de teatro distintas.

Aparte de las numerosos referencias al pescado a lo largo del libro, dedica a este tema la totalidad del capítulo 7, unas 125 páginas de la edición de la Biblioteca clásica Loeb. En contraste con esta longitud asignada al tema del pescado, el Deipnosophistai sólo dedica a la carne un par de páginas y media.

Esta simple estadística muestra el gran interés en la cultura helenística y romana por el pescado, que “salado, secado y en escabeche, era el alimento más delicioso para los griegos”, y podríamos añadir nosotros, para todo el Mediterráneo.

El pescado disponible no podía hacer frente a la demanda con lo que los precios se disparaban. Plutarco nos cuenta que Catón el censor hacia el 150 a.C. se quejaba de que en Roma un pescado valía más que una vaca, y una caja de pescado ahumado se vende por el precio de 200 ovejas más un buey. Nuestras fuentes se quejan de lo carísimo que era el pescado. El emperador Adriano prohibió que se multiplicasen los intermediarios y en el siglo IV aparecen inspectores del precio del pescado.

Los pobres no podían comer pescado fresco. Se suponía que un pobre que comía pescado fresco era un ladrón. Los pobres sólo podían comer pescado seco o salado.

Los evangelios nos muestran la importancia que el pescado tenía en la dieta palestina. El sermón de la montaña habla del hijo que pide a su padre pan, pescado o huevos, pero no menciona la carne. Los discípulos que siguieron a Jesús a un lugar solitario llevaban con ellos pan y pescado, obviamente pescado en cecina o salado, que había que asar par que fuera más gustoso (Lc 24,42). En Juan 21, 9 los discípulos comen peces recién pescados en el desayuno junto al lago.

La ley oral judía distinguía entre pescado puro e impuro siguiendo a Lv 11,9-12 y Dt 14,9-10). Los pescadores judíos seleccionaban en las redes entre los peces kasher y los no kasher, y tiraban al mar de nuevo estos últimos. Una vez que el pescado se había cortado en tiras y se había salado, ya no era posible reconocer si el pescado era kasher o no, por lo cual la Misná manda que los judíos sólo puedan comprar pescado a otros judíos que les garantice que se trata de pescado kasher. Por ello en Jerusalén sólo consumían pescado procedente de los pescadores judíos del lago, más bien que el pescado de la costa mediterránea que estaba controlado por los paganos.

Podemos ver el negocio lucrativo que suponía ser pescador en el lago de Galilea. Simón y Andrés procedían de Betsaida, en la otra orilla del Jordán. Normalmente enviarían el pescado a las plantas industriales de Tarijea-Magdala, que es donde los salaban y los preparaban para la exportación. Forbes, un experto en el tema, nos explica cómo se llevaba a cabo el procesamiento del pescado.[16] Probablemente el nombre hebreo de Tarijea (Magdala) viene de la palabra hebrea Migdal o torre, que sería un lugar donde se secaba el pescado.

Pero Tarijea estaba en la orilla occidental del lago, en los dominios de Herodes Antipas, y para llevar el pescado a la Galilea había que pagar impuestos. Este pudo haber sido el motivo por el que Simón y Andrés trasladaron su casa a Cafarnaúm, que estaba ya en la Galilea, y de ese modo no tenían que pagar aduanas.

Al hablarnos de Santiago y Juan, se nos dice que dejaron en la barca a su padre con los jornaleros. El tener jornaleros revela que el Zebedeo era un pequeño o mediano empresario. Tendría sus libros de contabilidad, su red de clientes, sus contactos en Tarijea.

Además la arqueología de Cafarnaúm que con muchísima probabilidad ha localizado la casa de Pedro, nos revela que sin ser una casa lujosa, era sin embargo una casa muy grande, situada en la calle principal, el cardo, sólo a dos manzanas de la sinagoga, en la parte más señorial del pueblo. No es ciertamente la casa de una persona pobre. En Betsaida, el lugar de origen de Pedro, se ha descubierto también una mansión de un pescador, en la que han aparecido abundantes artes de pesca, y 156 pedazos de vasijas de fina cerámica romana importada.

Simón Pedro y su hermano Andrés, así como Felipe, habrían aprendido griego en su Betsaida natal, que era una ciudad bilingüe. Los nombres de Andrés y Felipe son claramente griegos, y el mismo nombre de Simón es una variante griega del nombre semítico Simeón. Juan 12, 20-22 testimonia que Andrés y Felipe hablaban griego, porque cuando unos griegos se acercan a Jesús en Jerusalén durante la fiesta, lo hacen por intermedio de Andrés y Felipe. Ahora bien, el bilingüismo es una de las grandes riquezas culturales de una persona.

Por otra parte el evangelio de san Juan nos muestra que algunos de los apóstoles habían sido discípulos del Bautista antes de conocer a Jesús. Uno de ellos era ciertamente Andrés el pescador. El discipulado con el Bautista les habría ido haciendo conocer mejor la Ley, de modo que al conocer a Jesús tenían ya todo un camino andado.

Si colocamos ahora juntas todas las piezas recogidas, vemos que los pescadores del lago no eran en absoluto gente pobre e ignorante, sino que procedían de una familia de clase media, empresarios, gente con iniciativa, con astucia para los negocios que les llevó a cambiar el domicilio social de su empresa para evitar impuestos, con una buena casa en el centro de Cafarnaúm, bilingües, con contactos previos con movimientos espirituales judíos. Cuando Pedro dice a Jesús: “Lo hemos dejado todo”, realmente nos consta que era mucho lo que habían dejado para seguirle.

Su presencia al frente de la primera comunidad cristiana es garantía de un control sobre la formación de las tradiciones referentes a Jesús. La comunidad postpascual es la continuación de aquella comunidad prepascual que no era una comunidad de desarrapados ignorantes.

 

V. EVALUACIÓN DE LOS DISCÍPULOS EN MARCOS

 

1. El Problema en la exégesis moderna

¿Qué piensa Marcos de los discípulos, y en especial de los Doce? ¿Qué idea quiere que saquen de ellos los lectores? No es fácil contestar a esta pregunta porque los datos que podemos espigar en una lectura atenta del evangelio pueden parecer contradictorios.

En ocasiones se nos presenta la conducta de los discípulos como digna de imitación, y se invita al lector a identificarse con ellos en su respuesta generosa a la llamada de Jesús. En cambio en otros casos se subrayan sus deficiencias, su falta de comprensión y sintonía con Jesús. Sin duda Marcos es el evangelista que más ha cargado las tintas en su descripción sombría de los discípulos. Cuando estudiemos los otros dos evangelios sinópticos veremos cuántos arreglos redaccionales (omisiones, adiciones, cambios) han realizado Mateo y Lucas para mejorar la imagen de los discípulos.

Son muchos los intentos de integrar estos datos positivos y negativos en una imagen coherente, tratando de interpretar qué intentaba transmitir Marcos al lector mediante este recurso literario. Los intentos de solución pueden reducirse a una de estas tres categorías: 

a) Marcos usa a los discípulos como modelo de los discípulos futuros, con los que deben identificarse los lectores. Es la visión tradicional que subraya los datos positivos, el arrepentimiento de los discípulos, el éxito final prometido, y el perdón que se les otorga.[17] 

b) Se reconoce la insistencia de Marcos en el tema del fracaso de los discípulos, pero se hace notar que a pesar de todo los discípulos siguen siendo un grupo representativo de la realidad del discipulado cristiano. Es la tesis que mantenemos nosotros y que expandiremos al final de esta sección.[18]  

c) Los discípulos en el evangelio representan a un grupo herético dentro de la comunidad de Marcos, a quienes el evangelista desea desacreditar como personas que han desfigurado el verdadero evangelio de Jesús.[19] 

Según estos autores, Marcos quiere que el lector no se ponga a favor de los discípulos, sino en su contra, porque representan el papel de grupos contemporáneos del evangelista de quienes éste se distancia a sí mismo, y de quienes quiere distanciar a sus lectores. El evangelio querría mostrar, según ellos, que los Doce falsearon el mensaje de Jesús porque no alcanzaron a comprenderlo, y crearon una Iglesia desviada de la verdadera enseñanza de Jesús. El intento de Marcos en su evangelio sería desacreditar a esa Iglesia para reconducir a la comunidad a una comprensión más exacta del mensaje de Jesús, que no es un mensaje de exaltación y gloria, sino de humillación y de cruz.

En el caso de Weeden, los discípulos representarían la cristología del “Hombre divino” inconciliable con la realidad de un Mesías sufriente. Al desacreditar a los discípulos Marcos estaría queriendo desacreditar este tipo de cristología.

En el caso de Tyson es la Iglesia de Jerusalén la que Marcos estaba intentando desacreditar. Sus líderes tenían una opinión narcisista sobre su propio estatus, y no habían conseguido comprender el significado salvífico de la muerte de Jesús. La Iglesia de Jerusalén se había convertido en algo así como una dinastía familiar que comenzó con Santiago el hermano del Señor, y pasó a su primo Simeón, hijo de Cleofás, ejecutado por ser miembro de la casa de David, según Hegesipo y Eusebio.[20] La familia de Jesús habría entendido el mesianismo como un mesianismo real, y habría establecido una dinastía davídica en la Iglesia de Jerusalén en la espera del retorno del Rey. El resto de los Doce había transigido con esta situación acomodándose a ella y sin denunciarla.

Por otra parte esta Iglesia de Jerusalén estaba cerrada a la evangelización de los paganos, y por eso le había creado tantos problemas a Pablo. El apego de los discípulos a las tradiciones farisaicas, “la levadura” de los fariseos, les hizo incapaces de comprender la novedad que suponía Jesús. Por ello dificultaban la acogida de los paganos, con quienes no permitían tener una mesa común ni partir el mismo pan.

El evangelio de Marcos sería un desafío a la Iglesia de Jerusalén, con todo lo que ella representaba, oponiendo a ella un nuevo modelo de Iglesia que es el que acabaría consolidándose en la Cristiandad, cuando la Iglesia romana de Marcos fue adquiriendo una posición de preponderancia entre las Iglesias.

¿Qué decir sobre visiones y evaluaciones globales tan diversas? Pasemos a una análisis minucioso de los datos del evangelio que nos muestran a los discípulos bien sea a una luz negativa o a una luz positiva.

 

2. El rol negativo de los discípulos

Comenzaremos dando un elenco de todos los datos que muestran la evaluación negativa que se hace de los discípulos en el segundo evangelio. Ya desde el principio la relación entre Jesús y sus discípulos tiene una cierta tirantez. Cuando Jesús se separa de ellos para ir a orar solo al monte, Simón y los otros le persiguen. Quieren que se quede en Cafarnaúm, pero él quiere ir a predicar a otras aldeas (1,36). No parecen estar en sintonía con el propósito misionero de Jesús. ¿Alusión a una Iglesia judeocristiana que no quiere evangelizar a los gentiles? ¿Será por esto por lo que el punto adonde el Resucitado cita a sus discípulos tras la Pascua  no es en Jerusalén, sino en la Galilea de los gentiles?

Cuando la transfiguración en el monte, Pedro quiere mantenerse en aquella contemplación gloriosa de Jesús transfigurado para no seguir el camino de la cruz hacia Jerusalén. Quiere hacer tres tiendas (9,5) y detenerse allí.

En 3,21 oiJ par� aujtou', “los de junto a él”, intentan apoderarse de él, porque piensan que está fuera de sí. No es claro a qué grupo se refieren. Lo normal es identificar a este grupo con los familiares de Jesús. Pero si vemos en ellos a los propios discípulos, tendríamos aquí otra actuación negativa muy al principio del ministerio de Jesús.[21] En la barca tienen miedo en mitad de la tempestad y gritan despavoridos. Jesús les tiene que reprender diciendo: “¿Es que no tenéis fe en absoluto?” (4,40).

Reprenden a Jesús por preguntar quién le ha tocado, mostrando una vez más su falta de sintonía (5,31). Este verso ha sido suprimido por Mateo, mientras que Lucas lo ha parafraseado de modo que no se note tanto el tono de reprensión por parte de los discípulos (Pedro en este caso).

Quieren despedir a la multitud en la escena de la primera multiplicación (6,36). No han comprendido la autoridad que Jesús tiene, ni tampoco la autoridad que ellos mismos han recibido. Cuando Jesús les dice que les den ellos de comer, no se creen capacitados para hacerlo.

La incomprensión de los discípulos: es un tema importante que trataremos enseguida. Este tema articula toda la tercera sección de la primera parte, lo que hemos dado en llamar la sección de los panes.

También en la segunda parte se multiplican las muestras de incomprensión. No entienden lo referente a Elías, cuando bajan del monte, y Jesús les tiene que explicar que se refiere al Bautista (9,9-13).

Nunca sintonizan con Jesús. No tienen fe para poder curar al niño epiléptico (9,18), a pesar de que en el viaje misionero lo habían hecho con éxito. Pero esta vez lo intentan con sus propias fuerzas, no en virtud del encargo recibido. Este fracaso de los discípulos se salda con una de las reprimendas más severas de todo el evangelio: “¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros?” (9,19): &W genea; a[pisto", e{w" povte pro;" uJma'" e[somai; e{w" povte ajnevxomai uJmw'n

Tan severa es esta reprimenda que muchos exegetas piensan que no se dirige sólo a los discípulos, a quienes el Señor suele tratar con paciencia y a quienes nunca humillaría en público; más bien esta andanada estaría dirigida contra todos los circunstantes, que son quienes acababan de contar a Jesús el fracaso de sus discípulos.

Juan trata de prohibir al exorcista que no estaba en su compañía (9,38-41). Ellos, que no habían sido capaces de expulsar el demonio del niño lunático, se quejan ahora de que otro exorcista que no era de su grupo tenga más eficacia que ellos. En el fondo no son diferentes de los hombres de esa generación incrédula.

Jesús se indigna cuando no quieren dejar que los niños se acerquen a él (10,14-15). Los discípulos deberían ya haber sintonizado mejor con Jesús que había abrazado un niño anteriormente (9,36s).

Los discípulos se quedan extrañadísimos ante la doctrina de Jesús sobre las riquezas en el texto de la vocación frustrada del rico (10,24.26).

Reprenden a la mujer que derramó su perfume para ungir los pies de Jesús (14,4).

Pedro trata de desviar a Jesús de su camino de la cruz, y Jesús le tiene que reprender severamente (8,32-33).  Tras la predicción de las negaciones, Pedro se niega a aceptar las palabras de Jesús (14,29.31), como antes se había negado a aceptar que la Escritura se había cumplido en la pasión y muerte del Bautista (9,13) y en la triple predicción de la pasión y muerte del Hijo del Hombre (8,31; 9,31; 10,33-34).

Uno de los discípulos no identificado elogia la belleza de las piedras del templo (13,1), creyendo que Jesús estaría también de acuerdo con él en ese punto, pero Jesús se distancia bruscamente de este tipo de observación retórica.

Jesús toma a los tres discípulos consigo en Getsemaní y les manda vigilar y orar, pero tres veces seguidas se duermen cuando vuelve a ellos (14,37.40.41). En la escena de la barca se mostraban agitados y llenos de temor mientras Jesús dormía placidamente. Ahora en cambio, cuando Jesús está agitado, son ellos los que se quedan dormidos.

Judas le acaba traicionando (14,43ss.), y todos los discípulos huyen a la hora del arresto (14,50). Pedro niega haberlo conocido (14,66-72). Las mujeres también fallan en comunicar a los discípulos las palabras del ángel en la tumba vacía (16,7-8).

A las tres predicciones de la pasión los discípulos responden con una patochada que muestra que no saben de qué espíritu son. Pedro reprende a Jesús tras la primera predicción y trata de disuadirle de que siga su camino. Tras la segunda predicción, son todos los discípulos los que se ponen a discutir quién es el mayor (9,33-34). Tras la tercera predicción serán Santiago y Juan los que piden los puestos a la derecha y a la izquierda, y Jesús tiene que reconvenirles mostrando que la actitud evangélica es la del servicio y la del dar la vida. El poder no es el camino de Dios.

 

3. El rol especialmente negativo de los tres discípulos predilectos

Esta falta de sintonía que es general a todos los discípulos, va a ser atribuida especialmente a los discípulos que han recibido una llamada a una comunión más íntima con Jesús. Primeramente al grupo de los tres (Pedro, Santiago y Juan). Junto con Andrés constituyen el grupo de los cuatro primeros llamados, a quienes también se dirige el discurso escatológico (13,3-4). Ya sólo los tres son los únicos a quienes Jesús otorga una nombre nuevo (3,16.17), y a quienes lleva consigo en los momentos más especiales, la resurrección de la hija de Jairo (5,37), la transfiguración (9,2), la agonía de Getsemaní (14, 33). Sin embargo son precisamente estos mismos los que juegan un papel mas desairado en el evangelio, los que en el monte quieren hacer las tres tiendas, los que se duermen en Getsemaní. Es Juan el que quiere prohibir el ejercicio al exorcista que no era de su grupo (9,38). Santiago y Juan piden los primeros puestos.[22]

Lo mismo se podría decir de Pedro. Por una parte es el discípulo más privilegiado. El primero en ser llamado, el beneficiario de la primera curación de Jesús en la persona de su suegra, el primero en recibir un nombre nuevo, el primero en la lista de los Doce, y el primero en ser nombrado cada vez que se reseña un grupo de discípulos (1,29; 5,37; 9,2; 13,3; 14,33). Actúa como el portavoz del grupo para bien y para mal (1,36; 8,29; 9,5-6; 10,28; 11,21; 14,29-31). Es la persona a quien el ángel indica como destinatario de la noticia de la tumba vacía (16,7). El que sigue a Jesús hasta el atrio del sacerdote (14,54), el único cuya deserción es predicha explícitamente (14,30) y narrada en detalle (14,66-72), así como su arrepentimiento (14,72).

Pero al mismo tiempo es el que parece sintonizar menos con el Maestro. Interrumpe su oración con sus pretensiones, reprende a Jesús por su enseñanza sobre la muerte del Hijo del Hombre, dice una patochada en la transfiguración, presume de su fidelidad con fanfarronadas. En Getsemaní se le señala como representante de los discípulos dormidos (14,37). Finalmente se narran sus negaciones con detalle y sin piedad. Marcos subraya más que ningún otro los juramentos y la “vehemencia” (14,71).

(Best hace un estudio de los pasajes petrinos mostrando como la redacción marcana de materiales tradicionales no ha cargado las tintas sobre Pedro, sino que más bien en los pasajes donde la tradición le presentaba solo, Marcos ha añadido a otros discípulos, corresponsabilizando también a los demás (1,36: persiguen a Jesús para que no se vaya; 8,36: la reprensión a Pedro salpica también a los otros; en 9,5-6, la ocurrencia de Pedro en el monte, viene extendida a los otros dos cuando dice en plural que tenían miedo; cuando en 14,31 Pedro pronuncia su bravata de que no abandonará a Jesús, Marcos añade que lo mismo decían los demás; en 14,37 la reprensión a Pedro dormido en Getsemaní también se extiende en plural a los otros dos discípulos.

Igualmente Best estudia los lugares donde Marcos ha introducido a Pedro redaccionalmente en escenas tradicionales donde éste no figuraba. Normalmente son escenas donde Pedro queda bien, como por ejemplo en 10,28a cuando Pedro hace notar su lealtad hacia Jesús y causa una respuesta muy favorable de Jesús hacia sus discípulos. También parece ser redaccional 11,21, la pregunta sobre la higuera, en que Pedro actúa como portavoz, pero sin que se le censure; las referencias a las lágrimas de Pedro parecen ser marcanas y lo mismo el mensaje del ángel a las mujeres diciendo que vayan a informar a Pedro y a los discípulos..[23]


 

4. La incomprensión de los discípulos[24]

Ya en el sermón de las parábolas, por primera vez Marcos nos hace ver que los discípulos le preguntaron a Jesús el significado de la parábola del sembrador. Jesús pasa a continuación a explicarles el significado, aclarando que a ellos les ha sido dado el misterio del Reino. Aunque Jesús constata que no entienden la parábola, sus palabras en este caso no llevan el tono de reprensión que tendrán más adelante. No se habla de incomprensión, sino de ignorancia: “¿No sabéis esta palabra? ¿Cómo conoceréis las demás parábolas?” Oujk oi[date th;n parabolh;n tauvthn, kai; pw'" pavsa" ta;" parabola;" gnwvsesqe; (4,13).

El tema de la incomprensión de los discípulos se trata en la tercera sección de la primera parte del evangelio. Al presentar la estructura del evangelio, hicimos notar que en esta tercera sección, llamada sección de los panes, se dan dos rondas paralelas de acontecimientos. Esta sección está enmarcada por una inclusión en la que se expresan las opiniones sobre la identidad de Jesús en 6,14-15 y en 8,27). Cada una de estas dos rondas de acontecimientos consta de una multiplicación de panes, una travesía en barco, una controversia con los fariseos, un diálogo con los discípulos sobre el pan, y una curación de un sordo o de un mudo.

El marco de la inclusión sobre las preguntas acerca de Jesús nos hace sospechar que toda esta sección gira sobre la incomprensión de los discípulos acerca de su identidad, así como sobre la naturaleza del pan que él da, y el pan que él es. La sección termina con la confesión de Pedro en Cesarea, cuando por fin la dureza de corazón ha sido quitada y Pedro puede ver quién es Jesús  y confesarle como Cristo.

 

a) Primera multiplicación y la travesía subsiguiente

La primera “chorrada” de los discípulos ante la propuesta de Jesús de dar de comer a la gente (Mc 6,37b) está formulada en términos más crudos que los paralelos de Mt 14,17 y Lc 9,13, pero sería prematuro hablar de incomprensión todavía. La boutade de los discípulos tiene como fin preparar al lector para captar lo extraordinario del milagro, tal como sucedía con la intervención de Eliseo en 2 Re 4,43, o de Moisés en Nm 11,21.23.

La verdadera incomprensión tiene lugar cuando en la barca no son capaces de reconocer a Jesús y lo toman por un fantasma. Aparece aquí la primera alusión a la incomprensión de los discípulos: No habían comprendido lo referente a los panes porque su corazón estaba endurecido: ouj ga;r sunh'kan ejpi; toi'" a[rtoi" ajll� h\n aujtw'n hJ kardiva pepwrwmevnh (6,52).

Esta incomprensión le cae al lector totalmente por sorpresa. Al final de la escena de la multiplicación, no se había indicado nada sobre ella. Pero ahora el evangelista dice que hay algo que los discípulos debieron haber entendido acerca de la multiplicación, y que no entendieron, y es precisamente eso lo que les impide ahora reconocer a Jesús caminando por el agua. La causa profunda de esta falta de comprensión se atribuye a la pwvrwsi" kardiva", al endurecimiento del corazón, que analizaremos después.

Jesús les manda embarcarse e ir a Betsaida, que está al otro lado del Jordán, en la ribera pagana. Probablemente en esta orden se alude en clave a una misión evangelizadora a los paganos. Jesús quiere multiplicar también el pan en la orilla pagana. Pero los discípulos no están aún preparados para esta misión. Ya al principio del evangelio se resistían a ir a otras aldeas, y querían que Jesús se quedase para siempre en Cafarnaúm, en la orilla judía (1,36-37). Es la levadura de los fariseos, la culpable de esta obcecación. La levadura de los fariseos es su preocupación por la pureza ritual en las comidas, que impide que los judíos compartan el pan con los paganos.

La falta de comprensión de los discípulos acaba por malograr ese viaje y la barca arriba a Genesaret y no a Betsaida, como estaba programado. Se mantienen todavía en la orilla judía del lago y el proyecto misionero se ha frustrado temporalmente. Sólo más adelante llegarán a Betsaida y es allí donde el ciego recobrará la vista.

 

En Genesaret surge una disputa con los fariseos sobre la pureza ritual, y Jesús expone la parábola sobre lo que entra en el cuerpo y lo que sale de él, y la verdadera causa de la impureza. Los discípulos le preguntan en la casa por el significado de la parábola, y nuevamente se pone de manifiesto su falta de comprensión: “¿También vosotros estáis sin inteligencia? ¿No entendéis que…? Ou{tw" kai; uJmei'" ajsuvne­toiv ejs­te; ouj no­ei'te o{ti (7,18). Jesús reconoce la dificultad de entender; es por lo que había exhortado a escuchar atentamente en 7,14: “Escuchadme todos y comprended”, ajkouvsa­tev mou pavnte" kai; suv­nete. Jesús les tiene que dar una breve explicación, tal como había hecho con la parábola de la semilla.

Tiene lugar entonces un viaje por Tiro y la Decápolis, territorios paganos. En la región de Tiro tiene lugar el diálogo de Jesús con la mujer cananea acerca del pan de los hijos. A pesar de las primeras resistencias a compartir ese pan con los paganos, Jesús  termina expulsando el demonio de la muchacha. No es un acto puntual solo, porque en la segunda parte de este viaje por tierras paganas, en la Decápolis, Jesús vuelve a curar a un sordomudo.

Toda esta sección ha sido omitida por Lucas que no quiere narrar ningún ministerio de Jesús para con los paganos. Dada su manera de periodificar la historia, esa misión quedará para la segunda parte de su obra, el libro de los Hechos. En cambio en Marcos ya la misión pagana ha comenzado en vida de Jesús, porque su evangelio no hace esa periodificación en etapas, y contiene una única misión de Jesús que ya abarca a todos.

 

b) Segunda multiplicación y la travesía subsiguiente

      Todavía en la orilla pagana Marcos narra la segunda multiplicación de los panes. Las personas que vienen de lejos representan a los paganos. Esta vez es Jesús quien les llama la atención sobre la situación de carencia, mientras que en la primera multiplicación fueron los discípulos quienes llevaron la iniciativa. Hay un lapso de memoria que pone de manifiesto la no com­prensión de los discípulos. ¿Cómo puede uno alimentar una multitud en el desierto? (8,4).

Esta segunda multiplicación es más estilizada que la primera. Al separar la distribución del pan de la de los peces pone de mayor relieve el significado eucarístico. Esta vez los panes son siete y siete el número de las cestas sobrantes. Algunos ven aquí un simbolismo de los siete diáconos de la Iglesia de habla griega según los Hechos (Hch 6,3).

El mensaje que nos dan implícitamente estas dos multiplicaciones con sus distintos contextos y símbolos, es que Jesús ha venido a ofrecer el pan de la vida no sólo a los judíos, sino también a los paganos. Los judíos reciben el pan primero, en vida de Jesús -primera multiplicación-, pero también los paganos acabarán comiendo las migajas que caen de la mesa judía en la segunda multiplicación.  Unos y otros tendrán parte en la mesa eucarística.

Tras la segunda multiplicación y tras una nueva discusión con los fariseos a propósito del signo, se embarcan de nuevo con un solo pan (8,10). Sigue una conversación sobre la levadura de los fariseos y Herodes, que los discípulos malinterpretan. Tiene lugar entonces la segunda gran reprensión, paralela a la del anterior viaje en barca: ou[pw noei'te oujde; sunivete pepwromevnhn e[cete th;n kardivan? “¿No entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido?” (8,17). “Y les dijo: “¿Aún no comprendéis?” (8,21) Oupw  suniete?

 

c) El endurecimiento del corazón

El endurecimiento del corazón es un motivo bíblico que ya aparecía en el AT, y es recogido por el NT sobre todo para indicar el endurecimiento de Israel que se niega a creer en Jesús (Jn 12,40; Rm 11,7.25; 2 Co 3,14). Es Dios quien endurece el corazón en Jn 12,40. El texto de Ef 4,18, habla del endurecimiento de los gentiles ignorantes de Dios.

El concepto bíblico de endurecimiento supone algo más que un fallo moral, aunque se manifieste a través de un fallo moral. Marcos habla del endurecimiento de escribas y fariseos, mostrando la ira que suscita en Jesús esta actitud (3,5). La ira de Jesús hace suponer que los líderes religiosos tenían cierta responsabilidad en su falta de entendimiento.

En cambio en el caso de los discípulos el evangelista usa el verbo endurecer en pasiva las dos veces (6,52; 8,17), por lo que esta dureza no puede equivaler a la de los escribas. Más que un fallo moral por parte de los discípulos, lo que se subraya es el carácter misterioso de la revelación, que no se puede entender sin una especialísima ayuda divina. De ese modo se subraya también el misterio de la persona de Jesús, para cuya comprensión los discípulos necesitan una acción iluminadora especial de Dios.

Si los discípulos hubieran entendido quién es Jesús, lo habrían reconocido al caminar sobre las aguas, y habrían comprendido lo que les dijo sobre la levadura de los fariseos. Habrían comprendido que con un solo pan, el de la persona de Jesús, no tenían que preocuparse de que faltara el alimento. Pero su corazón estaba endurecido y por eso no podían comprender.

 

d) Incomprensión y confesión de Pedro

Comparemos la presentación de Marcos con la de los otros dos sinópticos. En Mateo la confesión de Pedro es resultado de una creciente comprensión de los discípulos, y de una iluminación divina. Mateo ha eliminado la insistencia en la incomprensión. En la barca acogen a Jesús y le adoran como Hijo de Dios (Mt 14,33), en la segunda travesía entienden que la levadura es la enseñanza de los fariseos (Mt 16,12), y además Mateo nos dice que hubo una especial iluminación por parte del Padre del cielo (Mt 16,17). En Lucas, aunque toda esta sección es brevísima, también se han eliminado alusiones a la incomprensión de los discípulos, y aunque no se alude a la iluminación celestial, la confesión de Pedro queda suficientemente introducida por el reconocimiento inicial de la identidad de Jesús basada en las palabras y obras de Jesús.

En cambio en Marcos la confesión de Pedro viene de un modo sorpresivo, tras tantísimas alusiones a la falta de entendimiento. No parece darse una lógica narrativa entre tanta incomprensión y tan súbita iluminación. La respuesta a esta aparente incoherencia sólo la podemos encontrar en la curación del ciego de Betsaida, que antecede a la confesión de Pedro.

En la primera travesía se dirigían a Betsaida, pero no consiguieron llegar, y arribaron a Genesaret, con lo que empieza una serie de controversias e incomprensiones. Cuando por fin en la segunda travesía consiguen llegar a Betsaida, concluyen estas incomprensiones con la curación del ciego.

El milagro tiene lugar en dos fases. Primero ve a los hombres como árboles (8,24), la segunda vez lo ve todo con claridad. Finalmente en la región pagana de Cesarea de Filipo Pedro llega a comprender que Jesús es el Mesías, aunque como veremos todavía no comprende el significado profundo de su mesianismo. Esta visión sólo se recibirá después de la resurrección.

La curación del ciego en dos fases puede corresponder bien a las dos partes del evangelio. La primera parte está centrada en el secreto mesiánico, la identidad de Jesús. La segunda parte está centrada en el misterio mesiánico, el contenido y destino de dicha mesianidad. Aunque Pedro ha descubierto ya lo primero, aún sigue sin comprender lo segundo, y por eso necesitará una ulterior iluminación.

Los discípulos en Betsaida ven con claridad lo que ha sucedido hasta entonces, que Jesús es el Pastor Mesías. La dureza de corazón que les impedía ver les ha sido quitada por un acto milagroso de Jesús.

Hay una relación entre ambas escenas:

Mc 8, 22-26                                            Mc 8,27-30

Betsaida, orilla pagana                            Región de Cesarea de Filipo, paganos

El hombre es llevado fuera de la ciudad    En las aldeas

¿Ves algo?                                              ¿Quién dicen que soy yo?

El hombre ve imperfectamente                 Los discípulos informan de las opiniones

                                                             Imperfectas que hay acerca de Jesús.

El hombre ve con claridad                        Pedro identifica a Jesús como Mesías.

No entres en el pueblo                             Les encargó que no lo dijeran a nadie.

 

También la curación del sordo mudo de la Decápolis tiene que ver con este proceso. La curación tiene lugar inmediatamente después de la primera ronda de incomprensiones. La denuncia de Jesús contra los discípulos utiliza simultáneamente el verbo ver y oír: ¿Tenéis ojos y no veis, y oídos y no oís? ojfqalmou;" e[conte" ouj blevpete kai; w\ta e[conte" ou;k ajkouvete? (8,18). De este modo cada una de las dos rondas termina en un milagro de sanación, primero de los oídos y luego de los ojos.

Pero hay otro elemento de incomprensión que rodea estas dos rondas: el contraste entre la orilla judía y la orilla pagana: es el tema del pan de los hijos que tiene también que ser compartido por los perros. Las dos multiplicaciones tienen lugar en las dos orillas. Tras la primera, vienen las resistencias judías, de los fariseos, a propósito de los alimentos y la pureza ritual para comer judíos y paganos. Esta es la levadura de los fariseos, la que impide que los cristianos de la comunidad de Marcos coman juntos la Eucaristía. Basta para saciar tanto a judíos como a paganos.

Hay un pan único, que es Jesús, alimento para la multitud. Jesús es a la vez Pastor que alimenta, y el pan mismo que es servido. La próxima vez que el evangelio mencione el pan será en las manos de Jesús durante la última cena: “Tomad y comed” (14,22).

Podemos comparar el final de la primera parte del evangelio con el final de la segunda. Allí también el centurión, un pagano, va a ser iluminado en su ceguera para reconocer a Jesús como Hijo de Dios. La dureza de corazón le va a ser quitada en el momento en que se rasga el velo del Templo que ocultaba el misterio de Dios. Este desgarro del velo del templo, puesto en paralelo por Marcos con el desgarro de los cielos en el bautismo, es el signo equivalente a la curación del ciego de Betsaida que pudo verlo todo claramente. “Viendo el centurión que había muerto así…” (15,39). La dureza de corazón es el verdadero velo que impide reconocer a Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Este velo se había rasgado ya en el bautismo, pero entonces fue Jesús sólo quien lo vio. A la mitad del evangelio el velo es rasgado para Pedro, cuando es parcialmente curado de su ceguera; pero al final del evangelio el velo es rasgado para el centurión.

 

5. El rol positivo de los discípulos

Sin embargo no es posible afirmar que Marcos pretende descalificar y deslegitimar por completo a los discípulos. Son numerosos los rasgos positivos que se nos describen en el evangelio.

Los primeros discípulos son llamados al discipulado por iniciativa de Jesús, antes de que éste hubiese realizado ningún prodigio, y sin los incentivos que esto hubiera podido proporcionar. Jesús lleva la iniciativa en todo caso, mientras que en el discipulado rabínico era el candidato quien buscaba al maestro es la esperanza de ser aceptado por él. Jesús lleva la iniciativa en todo caso, mientras que en el discipulado rabínico era el candidato quien buscaba al maestro es la esperanza de ser aceptado por él.[25]

Movidos sólo por la palabra de Jesús dejan su ocupación y su familia (1,18.20), un hecho que después Pedro le recordará a Jesús más tarde (10,28). La generosidad inicial en la respuesta de los discípulos resalta más si la contrastamos con otras vocaciones truncadas por una falta de generosidad en la respuesta, como es el caso del rico que se aleja triste (10,22).

F. Moloney ha subrayado el significado de esta renuncia por parte de los discípulos.[26] Abandonan sus instrumentos de trabajo (barca y redes) sus empleados y su familia, “los signos de su éxito”, la capacidad de controlar una situación. Puede considerarse suicida abandonar las herramientas, la autoridad sobre los empleados, el cálido nicho de una familia y unas relaciones.

Los discípulos siguen a Jesús y asumen la misión a la que les llama de ser pescadores de hombres. Inmediatamente después de esta escena vocacional, Marcos constata que “fueron a Cafarnaúm”, así en plural. Ya no está Jesús solo. Ya son una comunidad.

 Seguidamente Jesús confirma esta llamada cuando, por su propia iniciativa, constituye Doce para que estén con él. Marcos nos narra también la respuesta positiva de estos Doce al llamamiento (3,13). Nuevamente son llamados por Jesús una tercera vez (6,7), antes de ser enviados a predicar con autoridad, y tienen un éxito en su misión y vuelven contando el resultado conseguido (6,30).

Como señala Black siguen a Jesús fielmente hasta el fracaso final (4,36; 5,1; 6,1.53; 8,22; 9,30.33; 10,32.46; 11,1) y actúan en obediencia a lo que les manda (4,45-46; 8,6-7; 9,20; 11,2-7; 14,12-26), en medio de oposición creciente y de fuerzas hostiles (3,6.22.31; 5,17; 6,2-6a.14-29; 7,1-5; 8,11.31; 9,14.31; 10,2-9.33-34; 11,18.27-33; 12,1-27; 13,8-23; 14,1-2).[27]

La evaluación positiva de los discípulos se ve reforzada por el hecho de que juntos tienen que enfrentarse con la crítica de los fariseos. Jesús, al defenderse a sí mismo, les defiende también a ellos. Les considera su familia, su verdadera madre y hermanos. El término “los que estaban en torno a él” en 3,34 sin duda incluye los discípulos, tal como ocurre en 4,10.

En 4,11-12, se establece un contraste entre los discípulos y los “de fuera”. Este contraste es muy favorable a los discípulos, a quienes se les ha dado el misterio del Reino”. Jesús acordó a sus discípulos el privilegio de una enseñanza más profunda reservada para ellos. Si Marcos estuviese tratando de desprestigiar a los discípulos, hubiese sido mala política afirmar que se les habían confiado los misterios del reino, o que habían recibido autoridad de parte de Jesús.

E. Struthers ha hecho un estudio muy fino de los verbos que se predican de los discípulos y de la multitud.[28] Nos muestra cómo Marcos subraya en todo momento la cercanía de los Doce a Jesús. Los llamó para que estuviesen con él (3,14). Mientras que la multitud viene a Jesús (1,32; 2,2; 3,8; 5,21; 6,33; 9,15.25; 15,45), los discípulos van con él (2,15; 3,7.9; 4,34-46; 6,31-32; 7,17; 8,10.13; 9,28; 10.10.32.46; 11,11; 14,17). En ocasiones Jesús se aparta de la multitud para irse solo con sus discípulos, bien sea todos, o los cuatro, o los tres. Algunas veces Jesús se retira solo, apartándose de todos, pero siempre lo hace para orar (1,35; 6,45-47; 14,35.39.41); lo normal es que se aparte de la multitud para estar con sus discípulos y enseñarles con más profundidad.

Jesús pide que los discípulos le ayuden en su misión de dar de comer, de curar, de exorcizar. En ocasiones les pide tareas muy específicas, y normalmente los discípulos responden con prontitud y eficacia a lo que Jesús les pide, a pesar de la tendencia que tiene Marcos de subrayar sus fallos. Cuando les pide que le sigan, lo dejan todo y le siguen. Obedecen a Jesús y parten en un viaje misionero exitoso, en el que enseñan y curan y arrojan demonios (6,12-13.30). Colaboran con tareas materiales concretas, como procurarle una barca (3,9), un borrico (11,7), buscar y preparar la habitación para la Pascua (14,16). No se sienten capaces de multiplicar el pan, pero le ayudan a Jesús a distribuirlo (6,41; 8,6). No consiguen llegar a Betsaida la primera vez, pero lo harán más tarde (6,45; 8,22). Se quedan con Jesús en Getsemaní, tal como éste les había pedido, aunque se duerman (14,37).

Los discípulos solo fallan estrepitosamente cuando se adelantan a ofrecer una ayuda que Jesús no les ha pedido. Quieren hacer volver a Jesús a Cafarnaúm cuando éste prefiere ir a otras aldeas (1,36), sugieren la idea de hacer tres tiendas (9,5), quieren prohibir al exorcista que no es de su grupo (9,38), impiden a los niños que se acerquen (10,13), pretenden despedir a la multitud para que vayan a buscarse de comer (6,36). Sólo hay un caso en que una de sus iniciativas que es acogida por Jesús, cuando se ofrecen voluntarios para preparar la Pascua (14,12). Jesús acepta la iniciativa, les explica cómo deben hacerlo y por esta vez cumplen bien su cometido.

En realidad los discípulos muestran continuamente su buena voluntad de ayudar. El problema son sus errores de juicio, su falta de sintonía con la sensibilidad, los criterios y los valores de Jesús; pero hay que decir en su favor que están dispuestos a aprender. Cuando no consiguen exorcizar al niño lunático, le piden a Jesús que les explique en qué han fallado (9,28).

Jesús predice su abandono final (14,27), y el evangelista lo narra con crudeza (14,50); sin embargo Marcos reseña también la promesa de Jesús de que al final de todo irá delante de ellos a Galilea (14,28); éste es precisamente el mensaje del ángel que las mujeres tendrán transmitir a los discípulos. Es una promesa de rehabilitación y de esperanza.

El hecho de que las mujeres no dijeran nada a nadie no debe interpretarse en absoluto como una insinuación de que el mensaje no llegó a los discípulos y de que el encuentro en Galilea no se produjo. El “no dijeron nada a nadie” (16,8) no incluye a los discípulos, sino que se limita a constatar que el anuncio público de la resurrección tendría que ser hecho por los mismos discípulos y no por las mujeres.

Marcos omite contar a los lectores el resultado de los sucesos que narra. Nos anuncia que habría un bautismo en Espíritu Santo y fuego (1,8), pero no nos cuenta cuándo tuvo lugar. Los lectores del evangelio eran bien conscientes de que los discípulos habían transmitido al mundo el mensaje de la resurrección, y a ninguno de ellos se le habría ocurrido interpretar de un modo tan peregrino el último versículo de Marcos. La interpretación tan negativa de Weeden y los demás, por otra parte, entra en conflicto con lo que sabemos de Marcos por los otros libros del Nuevo Testamento, y sobre su relación entrañable con Pedro que queda atestiguada por éste mismo en su carta en el que llama a Marcos “mi querido hijo”(1Pe 5,13).

Weeden se apoya en los ataques que hace Jesús en el discurso escatológico contra futuras personas que vendrán en su nombre, falsos Cristos que harán signos y prodigios. Estos falsos cristos propondrán, según Weeden, la teología del “hombre divino”, el qei;o" ajnhvr, como persona que realiza prodigios y signos. Esta teología sería una visión gloriosa de Cristo incompatible con la teología de la cruz de Marcos. Pero entonces ¿cómo es que justamente estas palabras de advertencia están dirigidas a los cuatro discípulos que serían, según Weeden, los supuestos representantes del grupo enemigo de opositores, y los mantenedores de la teología del “hombre divino”?.

 

 

6. Intentos de solución de la aporía

Los intentos más lúcidos por solucionar esta aporía entre lo positivo y lo negativo de los apóstoles en el evangelio de Marcos, son los de Best y Tannehill. Ambos tratan de dar una visión global y coherente en la que encajen simultáneamente todas las piezas del puzzle, aunque cada uno lo hace desde perspectivas diferentes.

Best analiza el tema a la luz de la crítica de la redacción.[29] Tannehill, en cambio, va a realizar su estudio desde la perspectiva del análisis narrativo.[30]

 

a) Elementos de retórica narrativa

El análisis narrativo se fija en los roles que representan los distintos personajes de un relato, desde una perspectiva unificada. Existe indudablemente en el evangelio un grupo de personajes, llamados discípulos, que mantienen una continuidad a lo largo de la obra, pero una continuidad abierta a desarrollos y cambios. Ciertas escenas posteriores pueden reforzar las características ya conocidas de esos personajes, o proporcionar nuevas características, o cambios significativos. Las distintas escenas hay que entenderlas en el conjunto de la trama, en su dinámica de conjunto.

¿Cómo evalúa el autor implícito del evangelio a esos personajes? ¿Qué desarrollo podemos observar en esta evaluación? La retórica narrativa revela el punto de vista del autor en diálogo con el lector. El autor desea causar en el lector una determinada impresión, y calcula el modo como el lector va a reaccionar ante su presentación de un determinado personaje.

El autor recomienda sus propios valores al lector según el modo como elabora la narración. Un método básico es el énfasis selectivo que enfoca la atención del lector hacia lo que el autor juzga que es importante. Otro de los recursos es la repetición de elementos (tres negaciones de Pedro, tres predicciones de la pasión, dos multiplicaciones, repetidas constataciones de la falta de comprensión de los discípulos…). Normalmente cuando se usa el recurso de la repetición se reserva un clímax de intensidad para la última mención del elemento repetido.

Un relato puede despertar en el lector unas expectativas que luego podrán o no verse realizadas. Es una manera de implicar al lector en el resultado de la trama. El autor despierta la curiosidad del lector, o su desconcierto. Deja abiertos ante el lector posibles desarrollos. O alternativamente puede informarle ya desde el principio cómo va a terminar la historia, pero dejando que esta previsión le afecte emocionalmente, bien por la esperanza de un final feliz o bien por el miedo de un final trágico.

Otro modo de enfatizar un elemento es el uso selectivo del diálogo en las escenas dramáticas. El diálogo pormenorizado conlleva prolijidad y da mayor extensión a la escena. Es mucho más rápido que una voz en off relate la escena dando una síntesis del contenido del diálogo. Los diálogos, por tanto, dan prominencia, mientras que los sumarios relativizan la importancia de la escena.

El autor puede dar a conocer la evaluación que le merece un determinado comportamiento bien a través de la voz del narrador, bien a través de la voz de alguno de los personajes a quienes ha investido con el don de la fiabilidad. La persona absolutamente fiable en Marcos es Jesús. Cuanto Jesús dice es para Marcos algo positivo y digno de confianza. La valoración del autor coincide con las valoraciones que Jesús va haciendo mediante sus palabras.

En cuanto a los discípulos podemos dar por descontado que en la medida en que concuerden con Jesús están siendo valorados positivamente por el autor, y en la medida en que se distancian de él, incurren en su censura.

Simultáneamente, en la obra aparecen unos enemigos de Jesús, cuyos puntos de vista son claramente negativos para el autor. En la medida en que los discípulos se enfrentan con esos enemigos de Jesús, brillan con una luz positiva; pero si pasan a identificarse con los enemigos de Jesús, se están descalificando a sí mismos a los ojos del autor.

Marcos pretende influir sobre el lector, de modo que éste se sienta atraído por lo que se le presenta como positivo, y repelido por lo que se le presenta como negativo. Aquello que nos atrae en el comportamiento de un personaje lo vemos como una posibilidad para nuestra propia vida, y nos invita a la identificación y al cambio, sobre todo cuando el lector se ve a sí mismo en una situación vital semejante a la experimentada por el personaje.

Marcos ha buscado desde el principio el que el lector se identifique con el discípulo, para poder así hablarle indirectamente mientras le cuenta la historia. Primeramente el lector se identifica con el discípulo, y después poco a poco, conforme el carácter de los discípulos va adquiriendo tonalidades más y más negativas, se ve movido a distanciarse de su primera identificación acrítica. Pero algo de la primera identificación permanece, porque también el lector se ve reflejado en muchos de esos fallos de los discípulos que son ásperamente denunciados en la narración. De ese modo el lector queda implicado en el relato y recibe una llamada a convertirse.

Las dificultades que tienen los discípulos para entender a Jesús y sintonizar con él no nacen del hecho de que Jesús todavía no haya resucitado, como algunos piensan. También después de la resurrección, los discípulos de hoy seguimos teniendo las mismas dificultades básicas para entender el camino de la cruz. Nuestra fe en la resurrección no elimina nuestra resistencia a tomar la cruz, o a ser esclavo de todos, o a ceder a los otros el primer puesto, y renunciar al poder y al prestigio y el éxito. Los sentimientos de miedo, desconfianza y ansiedad no han desaparecido en nuestra experiencia postpascual de hoy.

Sin embargo, a pesar de que experimentamos la misma incomprensión, y miedo y desconfianza, hay un cambio decisivo entre lo que sucedió entonces y lo que sucede ahora en el tiempo del lector. Los discípulos fracasaron entonces, pero el lector puede conseguirlo hoy. La curación de los sordos y ciegos en el evangelio es un anuncio esperanzador para el lector, de que la luz de Jesús puede acabar triunfando sobre sus tinieblas.

 

b) Desde la identificación inicial a la reserva crítica

En conjunto los discípulos no representan a un grupo hostil a Jesús frente a quienes el lector debería distanciarse. La manera tan positiva como nos son presentados al principio no queda anulada por los defectos que manifiestan a continuación. Además la promesa de Jesús de restaurarles a su amistad en el futuro, nos muestran cómo hay siempre esperanza para ellos.

El lector se ve cogido en la tensión entre su identificación inicial con los discípulos y su deseo inicial de parecerse a ellos por una parte, y por otra con el rechazo que despiertan en él sus contravalores, los cuales, por más negativos que parezcan, también resuenan en el interior del lector como reacciones negativas que él también experimenta. De ese modo el lector es invitado a distanciarse de esas actitudes negativas que descubre en sí mismo y que aparecen tan ostentosamente negativas en la vida de los personajes de la narración. El lector debe convertirse superando esas reacciones espontáneas que son contrarias a la mente de Jesús.

Al ver el desastroso final de los discípulos, el lector se pregunta dónde fallaron, cómo hubieran podido haber evitado aquel fracaso tan estrepitoso y cuál podría haber sido la alternativa. En Jesús descubre la alternativa correcta, el contrapunto positivo.

El autor ha empezado presentando a los discípulos como figuras atractivas, subrayando su intimidad con Jesús y su oposición a los enemigos de Jesús. Pronto el autor empieza a dar claves al lector para que sospeche que esta bonita historia puede acabar mal, y se vaya preparando para este desarrollo posible. La semilla no siempre cae en suelo bueno. Comienzan ligeras críticas al miedo de los discípulos, su falta de fe… Pero hasta 6,30 a pesar de estas alusiones, la visión sigue siendo básicamente positiva.

En la sección de los panes aparece ya clara la incomprensión de los discípulos. Como ya hemos indicado, las dos escenas en la barca, sobre todo la última, ponen de relieve esta ceguera. El autor empieza a dejar claro que los discípulos se están contagiando de la levadura de los enemigos de Jesús, los fariseos y Herodes. Están pasando de ser seguidores de Jesús a ser asociados de sus enemigos.

Las escenas de la barca han subrayado el miedo, la falta de confianza y la ansiedad de los discípulos por su propia seguridad. Poco a poco el evangelista nos hace ver que la raíz de todos estos problemas es el hecho de que no reconocen quién es Jesús. Incluso cuando Pedro parece haber dado la respuesta correcta, Jesús insiste en que todavía queda mucho por comprender del misterio de su persona y de su destino.

Ya en camino hacia Jerusalén las tres predicciones de la pasión se encuentran con la resistencia de sus discípulos o con su conducta contraria a los valores propuestos por el Maestro. La enseñanza de Jesús pone de manifiesto cuál es la naturaleza del camino de la cruz, y pone a Jesús como modelo de sufrimiento para sus lectores, intentando superar su miedo al sufrimiento y la persecución, y su deseo de estatus social y de prestigio y poder. El clímax de esta incomprensión es en la tercera ronda, en el que el papelón más desairado corre a cuenta de los hijos del Zebedeo.

Los episodios intermedios ponen de manifiesto distintos fallos de los discípulos, su falta de fe en el exorcismo del niño lunático, su rechazo a los niños, su intolerancia hacia quienes no están en su grupo… El lector debe escoger entre las actitudes de los discípulos y las de Jesús.

En el capítulo 13, la pasión de Jesús se proyecta a los sufrimientos y persecuciones que sus discípulos tendrán que pasar en el futuro, mostrando así al lector que la realidad de la cruz no acaba con la resurrección de Jesús, sino que se prolonga más tarde en la vida del discípulo futuro. Al discípulo del futuro se le propone ante todo la vigilancia para no dormirse. De ese modo se contrasta la correcta actitud que deberán tener los lectores de Marcos, con la actitud viciada de los discípulos en la época de Jesús, que no velaron, sino que se durmieron, y fracasaron a la hora de la persecución.

 

c) La tragedia última y la apertura final del evangelio

Llega el momento en que Jesús predice ya claramente el fracaso de los discípulos con palabras muy duras contra Judas y contra Pedro. Los discípulos reaccionan negando que eso vaya a suceder, pero el lector ya sabe que es Jesús quien lleva la razón. Las protestas de fidelidad de los discípulos no hacen más que agravar la vergüenza de su caída tras tantas promesas y juramentos. El que el lector ya sepa cuál va a ser el final no debilita su implicación emocional en la historia de la tragedia. La triple negación de Pedro que seguía a Jesús “de lejos” enfatiza el contraste entre la valentía de Jesús en su confesión pública ante el sumo sacerdote, y la cobardía de Pedro. El clímax es la tercera negación acompañada de un juramento.

Ya el evangelio no nos vuelve a hablar de los discípulos. Al parecer la historia ha terminado en aquella tragedia. Pero hay un cierto sentido en el que la historia no ha terminado aún del todo. Jesús primero (14,28) y el ángel de la tumba después, anuncian que Jesús camina delante de ellos a Galilea y que allí le verán. Este reencuentro se ofrece como remedio de la dispersión de las ovejas. El pastor volverá a guiarlas y reunirlas. El evangelio deja abierta la posibilidad de que los que abandonaron a Jesús puedan volver a ser sus seguidores.

Pero se trata sólo de una posibilidad. El evangelio no termina claramente con un happy end. El hecho de que las mujeres no comunicaran el anuncio a los discípulos, significa que, aun después de la resurrección la cobardía puede frustrar el discipulado. El reencuentro no es algo que tendrá lugar automáticamente. Se indica la posibilidad de un reencuentro, pero se sugiere que también puede haber otros desarrollos negativos. El evangelio tiene un final abierto. El resultado final de la historia depende de las decisiones que la Iglesia, incluido el lector, tomen en el futuro. El sermón del capítulo 13 insiste en la necesidad de velar en tiempo de persecuciones, y de saber rechazar a los falsos cristos que predican un evangelio sin cruz.

La historia no ha terminado, continúa en la vida del lector. A cada lector le toca darle un final. Por eso, junto a estas figuras fracasadas de los discípulos, Marcos ha querido ponernos también otras figuras de discipulado logrado. Es Bartimeo, que curado de su ceguera sigue a Jesús por el camino (10,52), Simón de Cirene que toma la cruz de Jesús (15,21), el centurión que lo reconoce en aquella cruz donde Pedro no lo quería reconocer (15,39), la viuda que depositó en el cepillo del templo todo lo que tenía para vivir (12,44), la mujer que ungió los pies de Jesús en Betania en un derroche de generosidad (14,7-8). Estas figuras reemplazan a los discípulos en el rol que no supieron desempeñar. Sus apariciones son breves, pero bastan para presentar un contrapunto y un modelo positivo de identificación.

Sin embargo dichas figuras positivas en ningún modo representan una Iglesia alternativa a la de los Doce, como insinúa Juan Mateos. Los Doce no son los representantes de una comunidad judeocristiana que no ha comprendido el evangelio, situada frente a una comunidad gentil más sensible al evangelio auténtico de Jesús. La división entre el evangelio y el antievangelio no cruza por medio de comunidades, ni grupos, sino por medio de cada individuo, que se ve interpelado a denunciar su incomprensión del mensaje del Maestro. Todos tenemos un poco del Pedro bueno y del Pedro malo. No se trata de contraponer al Pedro malo con el Bartimeo bueno.

 

VI. LA UNCIÓN DE BETANIA

 

Para completar el panorama de lo que Marcos nos ha dicho sobre los Doce discípulos, conviene mirar también a otros relatos donde aparecen seguidores de Jesús, que no son catalogados como discípulos, pero que en realidad ofrecen una imagen de seguimiento mucho más depurado, sin restos de ambigüedad. Se trata de personas que aparecen en el evangelio, no formando un grupo, sino de una manera aislada. Normalmente aparecen solamente un instante y enseguida vuelven a desaparecer.

No hay un tratamiento sistemático de su personalidad, ni de su seguimiento. Se trata sólo de pinceladas. Han sido sorprendidos en una instantánea fugaz, pero muy revelatoria. En realidad se convierten en iconos fugaces del verdadero discipulado.

Entre estos personajes secundarios de la narración de Marcos nos sorprende ver cuántos de ellos son mujeres. Desde la curación de la suegra de Pedro (1,29-31) hasta las mujeres en el sepulcro al final del evangelio (16,1-8). El evangelista mismo apunta a la conexión que hay entre el evangelio y los relatos en los que intervienen mujeres. Dondequiera se difunda el evangelio se hará memoria de esta mujer (12,9).

 

Estructura

La unción se narra entre medias de dos historias de personajes malvados. Los sacerdotes conspiraban para matar a Jesús (12,1-2) – Judas Iscariote acude a los sacerdotes para traicionar a Jesús (12,10-11). El contraste con la actitud de la mujer no puede ser más fuerte. Un don de amor, mientras los otros le traicionan y planean matarle. Precisamente aquellos de quien cabría esperarse lo contrario: los dirigentes del pueblo y uno de sus propios discípulos.

Es fácil ver cómo el relato de la unción ha sido violentamente insertado en el relato del intento de dar muerte a Jesús. Un apotegma biográfico, según Bultmann vendría a producir una dislocación en el tejido de un texto. Pero esta dislocación en el análisis narrativo sincrónico del texto actual se nos muestra muy reveladora.

Por otra parte podemos ver como el gran sermón escatológico está enmarcado por dos grupos de historias. En cada uno de estos dos grupos se contrasta el carácter ejemplar de las mujeres y la villanía de los hombres:

Escribas (12,38-40)          /  viuda (12,41-44)

Sermón escatológico (13)

Sacerdotes y escribas (14,1-2)  /  mujer de la unción (14,3-9).

Marcos está estableciendo el contraste entre la entrega abnegada de las mujeres, y la ceguera de los hombres de alta posición. Vemos quiénes son los verdaderos seguidores de Jesús.

 

Contexto narrativo

El relato viene al principio de la historia de la Pasión de Jesús. La mujer de la unción se sitúa en un pasaje de densa cristología. Su amor excesivo anticipa lo que le va a ocurrir a Jesús mismo. De hecho, el relato de la unción es una historia de banquete, conectada con la última Cena.

Jesús está recostado a la mesa. El centro de la casa eclesial es la mesa, la comida compartida. Ya Jesús se había recostado con Leví (2,15), como en las multiplicaciones de alimentos. Con la aparición de la mujer, la comida, sin dejar de serlo, se convierte en simposion, revelación de amor y vida, banquete de sabiduría. La mujer en lugar de traer la bandeja con la comida, trae un frasco.

En ambas cenas hay una acción ritual que simboliza la muerte de Jesús, y una referencia al cuerpo de Jesús. Ambas cenas terminan con un dicho de Jesús: “En verdad te digo” (14,9.30). Estas correspondencias refuerzan la impresión de que la mujer es un icono de Jesús. Uno de estos dichos proclama la lealtad de la mujer, y el otro la deslealtad de Pedro.

Igual que la Pasión comienza con la historia de una mujer que unge el cuerpo de Jesús, termina con un grupo de mujeres que se disponen a hacer lo mismo. La fidelidad de las mujeres contrata con la infidelidad de Pedro y los Doce.

 

Contexto temporal

La acción tiene lugar dos días antes de la Pascua. Los sacerdotes se preparan para esta fiesta sagrada tramando un asesinato “con engaño”. El dolo que es causa de impureza en 7,22. La mujer muestra su devoción a Jesús ungiendo su cuerpo que va a morir en esa Pascua. Su valentía y capacidad de asumir riesgos contrastan con los miedos y secretismos de los sacerdotes.

 

Contexto espacial

Estamos fuera de la ciudad santa, en Betania. Hay una inversión de lugares en el simbolismo espacial del relato. Estamos en una casa, y en la casa de un leproso, en contraste con el templo santo. El espacio sagrado ya no es Jerusalén, ni el templo, sino la casa de un leproso. Se trata de toda una inversión del concepto de santidad. Tal como se nos dice en el capítulo 7, la pureza ya no es algo externo que puede ser amenazado por un contagio exterior. La pureza consiste en lo que sale de dentro. (7,23). Se han abolido los límites establecidos para proteger de un contagio. La pureza está ahora en la parte de las mujeres y de los leprosos. Es una mujer quien unge a Jesús como rey en la casa de un leproso. Frente al templo maldecido (cueva de ladrones, dinero de muerte, sacerdotes impuros), está la Iglesia de Jesús como casa para los excluidos del templo.

El Reino de Dios está a mano, se realiza en el desierto, en el caos de las aguas, en la Galilea pagana, en la casa más bien que en el templo, en el retorno a Galilea tras su resurrección. El Reino de Dios produce una inversión de santidad, el Mesías Rey es crucificado.

 

Trama y personajes

Aparte de Simón el leproso, nombrado al principio, pero que no interviene, la única persona nombrada es Jesús. Esto le da un claro protagonismo. La mujer permanece en el anonimato, lo cual resulta raro, a la vista de la proclamación universal de su acción.

Pero el anonimato es fundamental. Se suma a los personajes anónimos de Marcos: la hemorroísa, la hija de Jairo, la cananea, los niños, las mujeres presentes en la cruz, el centurión. También son anónimos los conspiradores. Este anonimato invita a los lectores a identificarse con uno u otro grupo de personas. De este modo los personajes asumen el rol de arquetipo.

También la trama es arquetípica. Sus rasgos son simples. La mujer llega a Jesús, lo unge, sufre el reproche de los demás, y es reivindicada por Jesús. Esta secuencia es la misma secuencia de la trama de Jesús: actos de servicio abnegado, conflictos que llevan a su rechazo y humillación, y la reivindicación que supone su tumba vacía.

Es también un modelo de discípulo. En contraste con Pedro, ella se niega a sí misma a causa de Jesús. En contraste con el rico, está dispuesta a desprenderse de sus objetos más preciosos. La ruptura del frasco tiene un elemento expresivo de generosidad sin límites. También el cuerpo de Jesús se habrá de romper en la cruz. Jesús debe romperse para que se expanda su perfume.

Los discípulos sólo entienden el valor de las cosas en términos económicos. En 6,37, pensaban que 200 denarios no bastarían para comprar pan. Ahora elevan la cantidad. Entienden el camino de Jesús en clave monetaria, y piensan que a los pobres sólo se les puede ayudar con dinero. El Mesías debería ser inmensamente rico para solucionar los problemas de la humanidad. La Iglesia debería ser una institución rica, para atender a las necesidades de los pobres. Por dinero, Judas y los sacerdotes son capaces de matar.

La mujer da la vida, frente a los varones que quieren comprar y vender todo con dinero. También a los pobres habrá que servirlos ante todo con el perfume de nuestro gozo y de nuestro amor abnegado. Jesús, como representante de los pobres, acepta el don de aquella mujer. Al ser reprochada permanece en silencio. No os preocupéis de lo que habéis de hablar (13,11), Jesús callaba (14,61; 15,5).

Es la primera persona en percibir la importancia crucial de la Pasión. Su acción muestra la fe y la vigilancia del verdadero discípulo, capaz de distinguir el chronos (tiempo ordinario para dar a los pobres), del kairós (tiempo especial en que le tenemos a él todavía).Se nos describe como profeta. En realidad la unción es una historia profética, como la entrada en Jerusalén y el gesto sobre el templo). Como Juan bautizó a Jesús para su ministerio, ahora esta mujer unge a Jesús para su muerte.

 

Conclusión

El discipulado no es exclusivo de los 12. Cualquiera puede ser seguidor de Jesús. No hay restricciones de género o grados de pureza. Una mujer anónima y un leproso participan en la mesa de Jesús.

El discipulado no está basado en criterios de estatus, sino de acciones. La mujer muestra su fe en lo que realiza. Al hacer la voluntad de Dios se convierte en hermana y madre de Jesús (3,35). Las acciones de los escribas y de Judas muestran su falta de fe.

Hay también una inversión en la noción de estatus. Los de fuera son introducidos en el centro, y los de dentro de apartan hacia la periferia. Las dos únicas mujeres criticadas en el evangelio, Herodías y Salomé, son mujeres de la nobleza, indignas de pertenecer al verdadero pueblo de Dios. Son la excepción que confirma la regla. El evangelio es subversivo. Trata de la abnegación generosa a causa de Cristo. Hombres y mujeres de fe. Un nuevo sentido de tiempo y espacio. El espacio sagrado es el seguimiento de Jesús en el camino, no los límites estáticos del templo o la ciudad santa, que tienden a expresar y defender una sociedad hierocrática. Un evangelio subversivo supone conflictos. Pero también reivindicaciones.

 


NOTAS


[1] Citado por Eusebio en su Hist. Eccl. III, 39,14-15.

[2] “Cuando Pedro había predicado la palabra públicamente en Roma y anunciado el evangelio del Espíritu, los presentes, que eran muchos, pidieron a Marcos que escribiese sus palabras, ya que durante mucho tiempo le había seguido y recordaba lo que había dicho”- Citado en Eusebio, Hist. Eccl. VI, 14, 6-7

[3] Cf. M. Hengel, Studies in the Gospel of Mark, SCM, Londres 1985.

[4] Este Rufo puede ser el mismo citado por la carta a los Romanos 16,13, lo cual confirmaría que el evangelio va dirigido a la comunidad de Roma

[5] [5] bBerakhot 40a; cf. J. Jeremias, “Abba”. Supplementi al Grande Lessico del Nuovo Testamento, Brescia 1968. 

[6] Para este tema nos hemos inspirado sobre todo en K. Stock, La missione nei vangeli sinottici, Roma 1999, y en E. Best, Following Jesus. Discipleship in the Gospel of Mark, Sheffield 1981. 

[7] M. Hengel, Seguimiento y carisma¸ Santander 1981. 

[8] Cf. J. P. Meier, “The Circle of the Twelve: Did it Exist during Jesus’ Public Life?”, JBL 116/4 (1997) 635-672.

[9] Así en 1 Henoc 90,32; Salmos de Salomón 11; Apocalipsis de Baruc 78,1; 4 Esdras 13,12s. 39-47. El título de los Testamentos de los doce patriarcas apunta hacia la misma idea.

[10] Témoignage de l’évangile de Marc, Brujas 1965, p. 167.

[11] Das Evangelium des Markus, Gottinga 1963, p. 75.

[12] Boten aus dem Mit-Ihm-Sein, Roma 1975.

[13] Markus-Lehrer der Gemeinde, Stuttgart 1969, p. 48.

[14] “Mark's Use of the Twelve”, ZNW 69 (1978), p. 35. 

[15] Nos basaremos aquí en el artículo de J. Murphy O’Connor “Fishers of Fish, Fishers of Men”, Bible Review, Junio 1999. 

[16] Studies in Ancient Technology, p. 187. 

[17]cf. S. Freyne, The Twelve: Disciples and Apostles, A Study in the Theology of the First Three gospels, London 1968; R. P. Meyer, Jesus and the Twelve. Discipleship and Revelation in Mark’s Gospel, Grand Rapids 1968; K. Stock, “Vangelo e discepolato” in Marco, Rassegna di Teologia 19 [1978] 1-7. 

[18] Entre otros, esta tesis es la mantenida por E. Best, “The Role of the Disciple in Mark”, NTS 23 (1977) 377-401; C. Focant, “L’incompréhension des disciples dans le deuxième évangile”, Revue Biblique 82 (1975) 161-185 ; R. Tannehill, “The Disciples in Mark. The Function of a Narrative Role”, Journal of Religion 57 (1977) 286-405; D.J. Hawkin, “The Incomprehension of the Disciples in the Marcan Redaction”, Journal for Biblical Literature 91 (1972) 491-500. 

[19] Es la tesis sugerida por N. Perrin en su artículo “Towards an Interpretation of the Gospel of Mark”, en H.D. Betz (ed.), Christology and a Modern Pilgrimage. A Discussion with Normal Perrin, Missoula 1974, 1-52). Cf. también T.J. Weeden, “The Heresy that necessitated Mark’s Gospel”, ZNW 59 (1968) 145-158; del mismo autor,, Mark - Traditions in Conflict, Fortress, Philadelphia 1971; W.B. Tyson, “The Blindness of the Disciples in Mark”, JBL 80 (1961) 261-268; W. Kelber, Mark – Traditions in Conflict, Filadelfia 1971. 

[20] Hist. Eccl. 3,11,1.

[21]Cf. J. Painter, “When is a House not Home? Disciples and Family in Mark 3.13-15”, NTS 45 [1999] 498-513. 

[22]Aunque Best muestra que redaccionalmente Marcos no ha cargado las tintas contra los dos hermanos, sino que el pasaje de 10, 35-40 con la petición de los primeros puestos es un pasaje de la tradición, pero la reprensión se extiende a los demás en el verso 41. El pasaje de 9,38 sobre el extraño exorcista también es tradicional, y la protesta de Juan está en plural, cuando dice que “se lo hemos impedido, implicando así a todos: Cf. E Best., “The Role of the Disciple in Mark”, NTS 23 (1977) 382. 

[23] Hasta aquí E. Best, “The Role of the Disciple in Mark”, NTS 23 [1977] 381-382.

[24] Cf. F.J. Matera, “The Incomprehension of the Disciples and Peter’s Confession (Mark 6,14-8,30)”, Biblica 70 (1989) 153-172. 

[25] M. Hengel, The Charismatic Leader and His Followers, Nueva York 1981, 50-57.

[26] F.J. Moloney, “The Vocation of the Disciples in the Gospel of Mark”, Salesianum 43 [1981] 502.

[27] Cf. C.C. Black, The Disciples according to Mark. Marcan redaction in current debate, JSOT Press, Sheffield 1989, p.42.

[28] Struthers Malbon, E., “Disciples/Crowds/Whoever: Markan Characters and Readers”, NovT 28 (1986), 104-129. 

[29] E, Best, “The Role of the Disciple in Mark”, NTS 23 (1977) 377-401. Cf. también E. Best, Following Jesus: Discipleship in the Gospel of Mark, Sheffield 1981.

[30] R. Tannehill., “Jesus and the Disciples”, The Narrative Unity of Luke-Acts. A Literary Interpretation, vol I, p. 203-274. Cf. también R. Tannehill, “The Disciples in Mark. The Function of a Narrative Role”, Journal of. Religion 57 (1977) 286-405.