El orden sagrado

Juan Manuel Martín-Moreno González, sj.

 


 

a) El ritual de Pablo VI

b) El nuevo ritual de 1989

c) Bibliografía

 

 

a) El Ritual de Pablo VI

Mientras que en los textos bíblicos y patrísticos aparece la imposición de manos como gesto fundamental para la ordenación de los ministros, durante el Edad Media se fueron introduciendo otros ritos adicionales que poco a poco se fueron haciendo tan importantes que llegaron a oscurecer el momento central de la ordenación que es la oración y la imposición de las manos. Entre estos ritos adicionales habría que enumerar las ‘traditiones’ o entregas  del evangeliario al diácono, o del cáliz y la patena al presbítero, al que previamente se le habían ungido y atado las manos.

Esta confusión aflora en el concilio de Florencia, que intentó un acuerdo de comunión con la Iglesia armenia, y señaló como materia y forma del sacramento las traditiones, o ritos de entrega. En este documento no se menciona ni la imposición de manos, ni la oración. Esta declaración conciliar no ha sido considerada dogmática, y por ello Pío XII se atrevió a cambiarla de un modo clamoroso cuando publicó en 1947 la constitución apostólica Sacramentum Ordinis, en la que determinaba más exactamente la materia y forma del sacramento en la imposición de manos y la oración.

Una confusión semejante ha habido en la Iglesia a la hora de determinar qué grados del ministerio pertenecían al ministerio del Orden. Durante un tiempo se consideró el subdiaconado como una de las órdenes mayores, hasta que fue totalmente suprimido. En cambio en este tiempo en que se con­sideraba el subdiaconado como orden mayor, no todos consideraban el orden episcopal como un grado distinto dentro del sacramento, sino que para muchos el episcopado no tenía un ‘carácter’ sacramental distinto del presbiterado, y lo único que añadía al presbítero es una jurisdicción mayor. Por eso no se solía hablar de la ‘ordenación’ de un obispo, sino simplemente de su ‘consagración’. Con la Lumen Gentium ha quedado claro que los tres grados del sacramento del Orden son el diaconado, el presbiterado y el episcopado, y por eso ahora ya no cabe hablar de consagración, sino de ordenación de un obispo. El obispo no es un presbítero con más autoridad. La ordenación del obispo no es una consagración al estilo de la que se hacía con el rey, sino una verdadera ordenación.

En la propia ceremonia de la ordenación preconciliar los distintos ritos se desarrollaban en partes diferentes de la Misas. Los ordenandos recibían la ordenación presbiteral antes del aleluya, pero el poder de perdonar los pecados se les daba después de la comunión. Al principio de la Misa los ordenandos vestían una casulla con la parte de atrás plegada, que sólo se soltaba después. Tras la unción los padres o padrinos del ordenando ataban sus manos con una cinta. Los recién ordenados recitaban junto con el obispo las oraciones de la Misa, pero recibían la comunión de rodillas, y bebían de un vino no consagrado que les presentaba un presbítero ayudante. La promesa de obediencia se hacía al final de la eucaristía.

El Ritual de Pablo VI en 1968 fue el primero de los libros litúrgicos del postconcilio. Vino a realizar la reforma en la línea clásica conciliar de hacer “que los ritos resplandezcan con una noble sencillez, sean breves, claros y eviten repeticiones inútiles” (SC 34, 21). La reforma se realiza a la luz de las aclaraciones dogmáticas de Pío XII y de la Lumen Gentium. Se ha dado relieve al gesto de la imposición de manos junto con la oración consecratoria por encima de los demás gestos adicionales que la siguen. A los presbíteros se les ungen ahora las manos con el crisma, igual que a los obispos. Mientras que antes se usaba el óleo de los catecúmenos.

En el caso del texto de la plegaria consecratoria de los obispos se sustituyó la plegaria romana del siglo V del Sacramentario Veronense, por otra aún más antigua, la de la Tradición apostólica, pero se mantuvo la plegaria consecratoria Veronense en el caso del presbítero y del diácono

Desaparecieron muchos de los elementos del ritual preconciliar. En la ordenación de los presbíteros se suprimió el ligado de las manos, la segunda imposición de manos al final de la Misa para otorgar el ministerio de la reconciliación, la oración galicana del ‘Deus sanctificationum auctor’. Se ha extendido a presbíteros y diáconos el interrogatorio que en la antigua liturgia se hacía solamente a los obispos.

La ordenación se realiza siempre en una Eucaristía participada por los fieles, después de la Liturgia de la Palabra y antes de la liturgia eucarística. Todos los ritos tienen lugar en un solo bloque, inmediatamente después de la proclamación del Evangelio. Veremos en paralelo las tres ordenaciones, señalando los elementos comunes, y detallando luego los elementos diferenciales. La secuencia de los ritos es la siguiente

 

1.- Escrutinio

            Presentación del candidato y diálogo entre obispo y presentador

            Proclamación de su elección (En la ordenación del obispo se lee el Mandato apostólico)

            Homilía del obispo.

            Interrogatorio y compromisos

                              Diáconos: promesa del celibato, y de rezar la  Liturgia de las Horas

            Promesa de fidelidad y obediencia

2.- Oración de toda la asamblea por el descenso del Espíritu

            Invitación a orar del obispo

            Monición diaconal

            Canto de las letanías por el pueblo con la súplica por la bendición, santificación

                       y consagración de los elegidos

            Colecta conclusiva del obispo

3.- Núcleo sacramental

            imposición de manos en silencio por parte del obispo y otros presbíteros

            oración consecratoria ininterrumpida: epíclesis pronunciada sólo por el obispo

4.-Ritos explanativos

            Vestición de las vestiduras propias de cada grado

                              Diácono: estola transversal y dalmática

                              Presbítero: la estola frontal y la casulla

            Unción del presbítero en las manos y del obispo en la cabeza. Lavado de manos

                 Entrega de insignias:

                           Diácono: evangelio

                           Presbítero: pan en la patena y vino en el cáliz

                           Obispo: evangelio, mitra, anillo y báculo  / entronización en la cátedra

            Ósculo de la paz por parte del obispo

            Recepción del ordenado dentro de los miembros de su propio ordo.

Hay algunas variantes en las diversas ordenaciones. Así, cuando se ordena un obispo, todos los obispos presentes imponen sus manos. Cuando se ordena un presbítero, imponen las manos el obispo y todos los presbíteros presentes; cuando se ordena un diácono, sólo impone las manos el obispo.

En la ordenación de un obispo dos diáconos sostienen un evangeliario abierto sobre la cabeza del obispo ordenado mientras el obispo ordenante recita la oración consecratoria; en el caso de ordenaciones de diáconos y presbíteros, el obispo ordenante pronuncia la oración consecratoria simplemente con sus manos extendidas.

Diáconos y presbíteros son revestidos con sus vestiduras propias por otros compañeros diáconos o sacerdotes, y no por el obispo, como se hacía en el antiguo rito.

 

b) El nuevo Ritual de Órdenes: 29 de junio de 1989

Tan sólo cinco años de después de la publicación del ritual de Pablo VI en 1968 se constituyó ya un grupo de estudio para la reforma de dicho rito. El nuevo Ritual publicado en 1989 se presenta como “segunda edición típica”, pero tiene modificaciones de gran interés.

Reseñaremos aquí algunas de las más importantes

1.- El nuevo Ritual de órdenes tiene unos Praenotanda o introducción que faltaba en la primera edición, pero que sin embargo estaba presente en los Rituales de los otros sacramentos.[i] Al principio hay unos praenotanda sobre las órdenes en su conjunto, y luego sobre cada una de ellas por separado. Son un centón de textos conciliares de la LG, CD y PO.

2.- La lista de las tres órdenes en el Nuevo Ritual es descendente, de obispo a diácono, mientras que en la primera edición era ascendente, de diácono a obispo. El obispo es el analogatum princeps de las órdenes sagradas. Se evita de paso concebir las órdenes como un escalafón en el que uno va subiendo grados.

3.- De forma tipográfica se recalca la importancia de los ritos centrales.

4.- En los Praenotanda se insiste en la participación de un gran número de fieles, de modo que puedan ver, orar, cantar, e intervenir de modos diversos, y rubricando con su Amén la plegaria consecratoria. Son los fieles quienes aportan el pan y el vino, los depositan en manos del diácono y este se los  hace llegar al obispo para que él haga la traditio a los presbíteros.

5.- En el caso de la ordenación de un obispo se exhorta a que se haga en su futura catedral, y que sea el obispo ordenado quien presida la segunda parte de la Liturgia eucarística, como nuevo pastor de la diócesis.

6.- Se da una mayor participación de los miembros del mismo grado del que va a ser ordenado. Se exhorta a que asista el mayor número de presbíteros para la ordenación del presbítero, y de obispos para la ordenación de un obispo. El Ritual dice que conviene mucho que todos impongan las manos.

7.- En la ordenación de los obispos ya no se bendicen la mitra y el báculo al ser entregados. Hay una nueva fórmula para la entrega de la mitra.

8.- En la ordenación del presbítero se usa una nueva plegaria consecratoria que mantiene sustancialmente el texto Veronense, pero lo enriquece mediante algunas variantes que explicitan la naturaleza del ministerio presbiteral, su cooperación con el obispo, y la referencia al sacerdocio de Cris­to.[ii]

9.- También los religiosos deben prometer obediencia al obispo diocesano cuando sean ordenados presbíteros o diáconos.

10.- En la ordenación presbiteral se han retocado las promesas del interrogatorio para que aparezca más explícito su compromiso de celebrar la Eucaristía y celebrar el sacramento de la Reconciliación. Su compromiso con el ministerio de la Palabra se antepone al de la celebración de los sacramentos. Se les pide que se comprometan a orar por el pueblo a ellos encomendado.

11.- En la ordenación presbiteral, la nueva edición subraya con mucha fuerza el carácter colegial o plural del presbiterado, al hablar de la ordenación de presbíteros en plural, e insistir en que se ordenen en la catedral.[iii].

12. Hay nuevos formularios para la Misa de ordenación de presbíteros y diáconos, bendición final, embolismos para las cuatro plegarias eucarísticas, un nuevo prefacio para la ordenación de diáconos.

13.- En la ordenación diaconal, también los religiosos que ya tenían hecho el voto de castidad, deben ahora explicitar durante la ordenación su compromiso de celibato.

14.- La nueva sensibilidad hacia la actitud de servicio ha traído consigo algunos cambios de vocabulario. La terminología de ‘dignidad’ ha sido sustituida por la de ‘servicio’ o ‘gracia’, y en algunos casos se ha abandonado la terminología sacral.[iv]

 

 

Bibliografía sobre el ritual del sacramento del Orden

 

1) Documentos (por orden cronológico)

Pablo VI, motu proprio Sacrum diaconatus, que restablece el diaconado permanente, 18.6.67, cf. Enchiridion, 835-840.

Pablo VI, constitución apostólica Pontificalis romani que aprueba los nuevos rituales de ordenación de diácono, presbítero y obispo, 18.6.68, cf. Enchiridion, 841-844.

SCCD, Ritual de la ordenación del diácono, presbítero y obispo, 1968.

Pablo VI, motu proprio Ad pascendum, con las normas sobre el Diaconado, 15.8.72, cf. Enchiridion, 845-850.

Conferencia episcopal española, Determinaciones sobre los nuevos ministerios sagrados y el Orden del diaconado, 22.5.74, cf. Enchiridion, 891-895.

Conferencia episcopal española, Normas prácticas para la instauración del diaconado permanente, 11.6.1978, cf. Enchiridion, 896-902.

SCCD, Nuevo Ritual de la ordenación del diácono, presbítero y obispo, 29.6.89, cf. Praenotanda en Enchiridion, 876-890.

 


 

2) Comentarios

Jounel, P., “Le nouveau Rituel d’ordination”, La Maison Dieu 98 (1969), 63-72.

López, J., “El leccionario del Ritual de órdenes”, Phase 24 (1984), 23-36.

López, J., “La pedagogía del Ritual de órdenes en la iniciación de los candidatos”, Phase 24 (1984), 37-42.

López, J., “La II edición típica de los rituales del Orden y del Matrimonio”, Pastoral litúrgica 199/200 (1990), 10-23.

Martimor, A.G., “El ceremonial de los obispos”, Phase 25 (1985), 187-197.

Oñatibia, I., “El sacramento del Orden”, en D. Borobio (ed.), La celebración en la Iglesia, vol. 3, Salamanca 1990, 597-652.

Oñatibia, I., “La identidad del ministerio ordenado. Segunda edición del Ritual de Órdenes”, Phase 31 (1991), 447-467.

Pié, S., “La plegaria de ordenación de los presbíteros. Nueva edición del Ritual”, Phase 31 (1991), 471-490.

Ramos, M., “Ritual de órdenes. Una nueva etapa en la historia litúrgica del sacramento”, Phase 24 (1984), 11-21.

Vidal, M, “La nouvelle prière d’ordination des prêtres”, La Maison Dieu,186 (1991), 23-30.

 

 

Notas al tema XIII


 

 


 

[i] Cf. Enchiridion, 876-890.

[ii] Cf. S. Pié, “La plegaria de ordenación de los presbíteros. Nueva edición del Ritual”, Phase 31 [1991], 471-490.

[iii] Cf. P. Farnés,  Oración de las Horas 21 [1990], 267-278

[iv] Cf. I. Oñatibia, “La identidad del ministerio ordenado. Segunda edición del Ritual de Órdenes”, Phase 31 (1991), 468-469

Mientras que en los textos bíblicos y patrísticos aparece la imposición de manos como gesto fundamental para la ordenación de los ministros, durante el Edad Media se fueron introduciendo otros ritos adicionales que poco a poco se fueron haciendo tan importantes que llegaron a oscurecer el momento central de la ordenación que es la oración y la imposición de las manos. Entre estos ritos adicionales habría que enumerar las ‘traditiones’ o entregas  del evangeliario al diácono, o del cáliz y la patena al presbítero, al que previamente se le habían ungido y atado las manos.

Esta confusión aflora en el concilio de Florencia, que intentó un acuerdo de comunión con la Iglesia armenia, y señaló como materia y forma del sacramento las traditiones, o ritos de entrega. En este documento no se menciona ni la imposición de manos, ni la oración. Esta declaración conciliar no ha sido considerada dogmática, y por ello Pío XII se atrevió a cambiarla de un modo clamoroso cuando publicó en 1947 la constitución apostólica Sacramentum Ordinis, en la que determinaba más exactamente la materia y forma del sacramento en la imposición de manos y la oración.

Una confusión semejante ha habido en la Iglesia a la hora de determinar qué grados del ministerio pertenecían al ministerio del Orden. Durante un tiempo se consideró el subdiaconado como una de las órdenes mayores, hasta que fue totalmente suprimido. En cambio en este tiempo en que se con­sideraba el subdiaconado como orden mayor, no todos consideraban el orden episcopal como un grado distinto dentro del sacramento, sino que para muchos el episcopado no tenía un ‘carácter’ sacramental distinto del presbiterado, y lo único que añadía al presbítero es una jurisdicción mayor. Por eso no se solía hablar de la ‘ordenación’ de un obispo, sino simplemente de su ‘consagración’. Con la Lumen Gentium ha quedado claro que los tres grados del sacramento del Orden son el diaconado, el presbiterado y el episcopado, y por eso ahora ya no cabe hablar de consagración, sino de ordenación de un obispo. El obispo no es un presbítero con más autoridad. La ordenación del obispo no es una consagración al estilo de la que se hacía con el rey, sino una verdadera ordenación.

En la propia ceremonia de la ordenación preconciliar los distintos ritos se desarrollaban en partes diferentes de la Misas. Los ordenandos recibían la ordenación presbiteral antes del aleluya, pero el poder de perdonar los pecados se les daba después de la comunión. Al principio de la Misa los ordenandos vestían una casulla con la parte de atrás plegada, que sólo se soltaba después. Tras la unción los padres o padrinos del ordenando ataban sus manos con una cinta. Los recién ordenados recitaban junto con el obispo las oraciones de la Misa, pero recibían la comunión de rodillas, y bebían de un vino no consagrado que les presentaba un presbítero ayudante. La promesa de obediencia se hacía al final de la eucaristía.

El Ritual de Pablo VI en 1968 fue el primero de los libros litúrgicos del postconcilio. Vino a realizar la reforma en la línea clásica conciliar de hacer “que los ritos resplandezcan con una noble sencillez, sean breves, claros y eviten repeticiones inútiles” (SC 34, 21). La reforma se realiza a la luz de las aclaraciones dogmáticas de Pío XII y de la Lumen Gentium. Se ha dado relieve al gesto de la imposición de manos junto con la oración consecratoria por encima de los demás gestos adicionales que la siguen. A los presbíteros se les ungen ahora las manos con el crisma, igual que a los obispos. Mientras que antes se usaba el óleo de los catecúmenos.

En el caso del texto de la plegaria consecratoria de los obispos se sustituyó la plegaria romana del siglo V del Sacramentario Veronense, por otra aún más antigua, la de la Tradición apostólica, pero se mantuvo la plegaria consecratoria Veronense en el caso del presbítero y del diácono

Desaparecieron muchos de los elementos del ritual preconciliar. En la ordenación de los presbíteros se suprimió el ligado de las manos, la segunda imposición de manos al final de la Misa para otorgar el ministerio de la reconciliación, la oración galicana del ‘Deus sanctificationum auctor’. Se ha extendido a presbíteros y diáconos el interrogatorio que en la antigua liturgia se hacía solamente a los obispos.

La ordenación se realiza siempre en una Eucaristía participada por los fieles, después de la Liturgia de la Palabra y antes de la liturgia eucarística. Todos los ritos tienen lugar en un solo bloque, inmediatamente después de la proclamación del Evangelio. Veremos en paralelo las tres ordenaciones, señalando los elementos comunes, y detallando luego los elementos diferenciales. La secuencia de los ritos es la siguiente

 

1.- Escrutinio

            Presentación del candidato y diálogo entre obispo y presentador

            Proclamación de su elección (En la ordenación del obispo se lee el Mandato apostólico)

            Homilía del obispo.

            Interrogatorio y compromisos

                              Diáconos: promesa del celibato, y de rezar la  Liturgia de las Horas

            Promesa de fidelidad y obediencia

2.- Oración de toda la asamblea por el descenso del Espíritu

            Invitación a orar del obispo

            Monición diaconal

            Canto de las letanías por el pueblo con la súplica por la bendición, santificación

                       y consagración de los elegidos

            Colecta conclusiva del obispo

3.- Núcleo sacramental

            imposición de manos en silencio por parte del obispo y otros presbíteros

            oración consecratoria ininterrumpida: epíclesis pronunciada sólo por el obispo

4.-Ritos explanativos

            Vestición de las vestiduras propias de cada grado

                              Diácono: estola transversal y dalmática

                              Presbítero: la estola frontal y la casulla

            Unción del presbítero en las manos y del obispo en la cabeza. Lavado de manos

                  Entrega de insignias:

                                    Diácono: evangelio

                                    Presbítero: pan en la patena y vino en el cáliz

                                    Obispo: evangelio, mitra, anillo y báculo  / entronización en la cátedra

            Ósculo de la paz por parte del obispo

            Recepción del ordenado dentro de los miembros de su propio ordo.

Hay algunas variantes en las diversas ordenaciones. Así, cuando se ordena un obispo, todos los obispos presentes imponen sus manos. Cuando se ordena un presbítero, imponen las manos el obispo y todos los presbíteros presentes; cuando se ordena un diácono, sólo impone las manos el obispo.

En la ordenación de un obispo dos diáconos sostienen un evangeliario abierto sobre la cabeza del obispo ordenado mientras el obispo ordenante recita la oración consecratoria; en el caso de ordenaciones de diáconos y presbíteros, el obispo ordenante pronuncia la oración consecratoria simplemente con sus manos extendidas.

Diáconos y presbíteros son revestidos con sus vestiduras propias por otros compañeros diáconos o sacerdotes, y no por el obispo, como se hacía en el antiguo rito.

 

b) El nuevo Ritual de Órdenes de 29 de junio de 1989

Tan sólo cinco años de después de la publicación del ritual de Pablo VI en 1968 se constituyó ya un grupo de estudio para la reforma de dicho rito. El nuevo Ritual publicado en 1989 se presenta como “segunda edición típica”, pero tiene modificaciones de gran interés.

Reseñaremos aquí algunas de las más importantes

1.- El nuevo Ritual de órdenes tiene unos Praenotanda o introducción que faltaba en la primera edición, pero que sin embargo estaba presente en los Rituales de los otros sacramentos.[i] Al principio hay unos praenotanda sobre las órdenes en su conjunto, y luego sobre cada una de ellas por separado. Son un centón de textos conciliares de la LG, CD y PO.

2.- La lista de las tres órdenes en el Nuevo Ritual es descendente, de obispo a diácono, mientras que en la primera edición era ascendente, de diácono a obispo. El obispo es el analogatum princeps de las órdenes sagradas. Se evita de paso concebir las órdenes como un escalafón en el que uno va subiendo grados.

3.- De forma tipográfica se recalca la importancia de los ritos centrales.

4.- En los Praenotanda se insiste en la participación de un gran número de fieles, de modo que puedan ver, orar, cantar, e intervenir de modos diversos, y rubricando con su Amén la plegaria consecratoria. Son los fieles quienes aportan el pan y el vino, los depositan en manos del diácono y este se los  hace llegar al obispo para que él haga la traditio a los presbíteros.

5.- En el caso de la ordenación de un obispo se exhorta a que se haga en su futura catedral, y que sea el obispo ordenado quien presida la segunda parte de la Liturgia eucarística, como nuevo pastor de la diócesis.

6.- Se da una mayor participación de los miembros del mismo grado del que va a ser ordenado. Se exhorta a que asista el mayor número de presbíteros para la ordenación del presbítero, y de obispos para la ordenación de un obispo. El Ritual dice que conviene mucho que todos impongan las manos.

7.- En la ordenación de los obispos ya no se bendicen la mitra y el báculo al ser entregados. Hay una nueva fórmula para la entrega de la mitra.

8.- En la ordenación del presbítero se usa una nueva plegaria consecratoria que mantiene sustancialmente el texto Veronense, pero lo enriquece mediante algunas variantes que explicitan la naturaleza del ministerio presbiteral, su cooperación con el obispo, y la referencia al sacerdocio de Cris­to.[ii]

9.- También los religiosos deben prometer obediencia al obispo diocesano cuando sean ordenados presbíteros o diáconos.

10.- En la ordenación presbiteral se han retocado las promesas del interrogatorio para que aparezca más explícito su compromiso de celebrar la Eucaristía y celebrar el sacramento de la Reconciliación. Su compromiso con el ministerio de la Palabra se antepone al de la celebración de los sacramentos. Se les pide que se comprometan a orar por el pueblo a ellos encomendado.

11.- En la ordenación presbiteral, la nueva edición subraya con mucha fuerza el carácter colegial o plural del presbiterado, al hablar de la ordenación de presbíteros en plural, e insistir en que se ordenen en la catedral.[iii].

12. Hay nuevos formularios para la Misa de ordenación de presbíteros y diáconos, bendición final, embolismos para las cuatro plegarias eucarísticas, un nuevo prefacio para la ordenación de diáconos.

13.- En la ordenación diaconal, también los religiosos que ya tenían hecho el voto de castidad, deben ahora explicitar durante la ordenación su compromiso de celibato.

14.- La nueva sensibilidad hacia la actitud de servicio ha traído consigo algunos cambios de vocabulario. La terminología de ‘dignidad’ ha sido sustituida por la de ‘servicio’ o ‘gracia’, y en algunos casos se ha abandonado la terminología sacral.[iv]

 

 

Bibliografía sobre el ritual del sacramento del Orden

 

1) Documentos (por orden cronológico)

Pablo VI, motu proprio Sacrum diaconatus, que restablece el diaconado permanente, 18.6.67, cf. Enchiridion, 835-840.

Pablo VI, constitución apostólica Pontificalis romani que aprueba los nuevos rituales de ordenación de diácono, presbítero y obispo, 18.6.68, cf. Enchiridion, 841-844.

SCCD, Ritual de la ordenación del diácono, presbítero y obispo, 1968.

Pablo VI, motu proprio Ad pascendum, con las normas sobre el Diaconado, 15.8.72, cf. Enchiridion, 845-850.

Conferencia episcopal española, Determinaciones sobre los nuevos ministerios sagrados y el Orden del diaconado, 22.5.74, cf. Enchiridion, 891-895.

Conferencia episcopal española, Normas prácticas para la instauración del diaconado permanente, 11.6.1978, cf. Enchiridion, 896-902.

SCCD, Nuevo Ritual de la ordenación del diácono, presbítero y obispo, 29.6.89, cf. Praenotanda en Enchiridion, 876-890.

 


 

2) Comentarios

Jounel, P., “Le nouveau Rituel d’ordination”, La Maison Dieu 98 (1969), 63-72.

López, J., “El leccionario del Ritual de órdenes”, Phase 24 (1984), 23-36.

López, J., “La pedagogía del Ritual de órdenes en la iniciación de los candidatos”, Phase 24 (1984), 37-42.

López, J., “La II edición típica de los rituales del Orden y del Matrimonio”, Pastoral litúrgica 199/200 (1990), 10-23.

Martimor, A.G., “El ceremonial de los obispos”, Phase 25 (1985), 187-197.

Oñatibia, I., “El sacramento del Orden”, en D. Borobio (ed.), La celebración en la Iglesia, vol. 3, Salamanca 1990, 597-652.

Oñatibia, I., “La identidad del ministerio ordenado. Segunda edición del Ritual de Órdenes”, Phase 31 (1991), 447-467.

Pié, S., “La plegaria de ordenación de los presbíteros. Nueva edición del Ritual”, Phase 31 (1991), 471-490.

Ramos, M., “Ritual de órdenes. Una nueva etapa en la historia litúrgica del sacramento”, Phase 24 (1984), 11-21.

Vidal, M, “La nouvelle prière d’ordination des prêtres”, La Maison Dieu,186 (1991), 23-30.

 

 

Notas al tema XIII


[i] Cf. Enchiridion, 876-890.

[ii] Cf. S. Pié, “La plegaria de ordenación de los presbíteros. Nueva edición del Ritual”, Phase 31 [1991], 471-490.

[iii] Cf. P. Farnés,  Oración de las Horas 21 [1990], 267-278

[iv] Cf. I. Oñatibia, “La identidad del ministerio ordenado. Segunda edición del Ritual de Órdenes”, Phase 31 (1991), 468-469