La función del diácono durante la celebración
de la Eucaristía


 (Los números son los de la Nueva Institución del Misal, del año 2000)

171. En general el diácono asiste al sacerdote y camina a su lado. En el altar le asiste con el cáliz y el libro. Si no hay otros ministros presentes realiza también otras funciones ministeriales.

Ritos introductorios

172. Revestido y llevando el libro de los evangelios, el diácono marcha delante del sacerdote en el camino hacia el altar, o si no, marcha junto a él

173. Con el sacerdote hace la reverencia debida al altar o sagrario y sube al altar. Si lleva el evangeliario, omite la reverencia.  Después de colocar el libro del evangelio sobre el altar, besa el altar junto con el presidente. Si hay incienso, ayuda al presidente a poner incienso en el incensario y a incensar el altar.

 174. Después de la incensación va a la sede junto con el presidente y se sienta a su lado, y le asiste en lo necesario.

 

Liturgia de la palabra

175. Si se usa el incienso, el diácono asiste al presidente a poner incienso en el incensario durante el canto del Aleluya. Después se inclina profundamente delante del presidente y pide su bendición diciendo en voz baja, “Padre, dame tu bendición”. El presidente le bendice: Que el Señor esté en tu corazón y en tus labios para proclamar su santo evangelio”. El diácono se santigua  y contesta: Amén.

Si el libro del evangelio está en el altar, lo toma tras una reverencia al altar, y se dirige al ambón. Los acólitos le preceden llevando dos velas y el incensario. Al llegar al ambón el diácono saluda al pueblo, “El Señor esté con vosotros”. Enuncia la lectura del evangelio hace la cruz sobre el libro y luego sobre su frente boca y pecho. Inciensa el libro (tres golpes de dos), y lee o canta el evangelio. Después de la lectura hace la aclamación: “Palabra del Señor” y besa el libro diciendo en silencio. “Que las palabras del evangelio limpien mi pecado”, y regresa donde el presidente. Si el que preside es un obispo, le lleva el libro para que lo bese él.  (Si no hay homilía o credo, puede quedarse en el ambón después de la lectura del evangelio para la oración de los fieles, pero los acólitos se van con las velas y el incienso). El evangeliario se lleva a la credencia u otro lugar digno.

176. Si no hay lectores idóneos, el diácono puede leer también las otras lecturas.

177. Después que el presidente introduce la oración general de los fieles, el diácono anuncia las intenciones desde el ambón.


 

Liturgia de la Eucaristía

178. En el momento de la presentación de los dones, mientras el presidente permanece sentado, el diácono prepara el altar ayudado por otros acólitos, pero el manejo de los vasos sagrados pertenece al diácono. Ayuda al presidente a recibir las ofrendas del pueblo. Después entrega al presidente la patena con el pan para consagrar, prepara el cáliz con vino y agua, diciendo en secreto la oración: Por el misterio de este agua y este vino nos haga el Señor participes de aquel que se dignó compartir nuestra humanidad”. Y luego pasa el cáliz al sacerdote (Puede también preparar el cáliz en la credencia). Si hay incensación, el diácono asiste al presidente durante la incensación de los dones y el altar, t después él, u otro ministro, inciensa al presidente y al pueblo.

179. Durante la oración eucarística, el diácono está junto al presidente, pero un paso más atrás, de manera que cuando sea necesario le pueda asistir con el cáliz o el libro. Desde la epíclesis hasta la ostensión del cáliz permanece de rodillas.

180. En la doxología al final de la plegaria eucarística, el diácono se pone junto al presidente sosteniendo el cáliz, mientras el presidente eleva la patena con el pan consagrado, hasta que el pueblo aclama: Amén

181. Después que el presidente ha recitado la oración por la paz, y el saludo: “Que la paz del Señor esté con vosotros”, y el pueblo ha respondido, el diácono invita al pueblo a intercambiar un saludo de paz diciendo con las manos juntas: Daos unos a otros un signo de paz” o palabras parecidas. Recibe la paz del presidente y puede ofrecerla a los otros ministros junto a él.. Puede ayudar al presidente a la fracción del pan (IGMR 83)

182. Después de la comunión del sacerdote, el diácono la recibe de manos del presidente bajo las dos especies, y ayuda al presidente a dar la comunión al pueblo. Pero si se da la comunión bajo las dos especies, ayuda al presidente a dar la comunión teniendo el cáliz, y al final consume el resto del cáliz, ayudado si hace falta por los otros ministros.

183. Después de la comunión de los fieles, el diácono regresa al altar junto con el presidente, y recoge los fragmentos. Lleva el cáliz y los copones vacíos a la credencia, donde los purifica y arregla del modo habitual. Se puede también dejar en la credencia los vasos sagrados sin purificar cubiertos por un corporal, y purificarlos inmediatamente después de la Misa, cuando la gente se ha marchado.

Rito final

184. Tras la plegaria de postcomunión, puede el diácono dar los avisos breves, a menos que el presidente prefiera hacerlo él.

185. Si se tiene la bendición solemne o la oración sobre el pueblo, el diácono invita al pueblo a inclinarse diciendo: “Inclinaos para recibir la bendición”.Después de la bendición del presidente, el diácono despide al pueblo diciendo con las manos juntas: “Podéis ir en paz”, o palabras semejantes.

186. Junto con el sacerdote besa el altar, hace una reverencia debida, y se marcha del mismo modo usado para la procesión de entrada