Entrevista
La Cuarta Cruzada, herida entre católicos y ortodoxos
Entrevista el autor de un libro histórico sobre el argumento
VARESE (ITALIA), lunes, 20 septiembre 2004 (ZENIT.org).-
Historiadores de todo el mundo se dieron cita en agosto en Estambul, lugar de la
sangrienta batalla de la Cuarta Cruzada (1204) para participar en el congreso
organizado por la Society for the Study of the Crusades and the Latin East (SSCLE),
con el título «Sobre la Cuarta Cruzada, antes y después».
Durante el congreso, los estudiosos elogiaron el libro de Marco Meschini sobre
esta cruzada: «1204: La incompleta. La cuarta cruzada y las conquistas de
Constantinopla» (1204: L’incompiuta. La quarta crociata e le conquiste di
Costantinopoli» (HREF="http://www.ancoralibri.it">Editorial Ancora).
Hace ochocientos años, la Cuarta Cruzada supuso la conquista de Constantinopla,
capital del Imperio bizantino cristiano-ortodoxo. Fue un acontecimiento
dramático, a menudo evocado entre las razones que todavía hoy separan a
católicos y ortodoxos. ¿Pero qué sucedió exactamente?
Zenit la ha preguntado a Marco Mechini, historiador de la Universidad Católica
de Milán y autor del libro.
--¿La conquista de Constantinopla estaba en los objetivos de la cruzada?
--Meschini: No. La cruzada era una peregrinación armada con el fin de defender
la cristiandad: reconquistar los Santos Lugares en Tierra Santa o bien la lucha
contra los musulmanes en España.
En el 1198 el Papa Inocencio III quería que una expedición reconquistara
Jerusalén, caída en 1187. La desviación a Constantinopla fue algo excepcional,
que no estaba previsto.
--¿Por qué se quedó «incompleta» la Cuarta Cruzada?
--Meschini: Cuando el cuerpo de la expedición principal de la Cruzada llegó a
Venecia en el año 1202, faltaban hombres y dinero para ir a Egipto y de allí a
Tierra Santa, como estaba programado. Los venecianos propusieron entonces la
conquista de una ciudad cristiana, Zara, que se había rebelado.
Los comandantes cruzados, a pesar de la oposición de muchos, aceptaron la idea
con el objetivo de cubrir sus deudas. El Papa después excomulgó a los venecianos
y a una parte de los cruzados.
--Pero, ¿por qué llegaron hasta Constantinopla?
--Meschini: Después de la conquista de Zara se presentó Alejo IV, un joven
pretendiente al trono bizantino, cuyo padre había sido depuesto.
Alejo hizo esta propuesta: si le ayudaban a convertirse en emperador,
extinguiría las deudas de los cruzados y ayudaría a reconquistar Jerusalén. Los
venecianos y los jefes cruzados aceptaron, dejando atrás a los que no se podían
oponer.
--¿Y el Papa?
--Meschini: Estaba en contra, pues, según él, la Cruzada no tenía que
entrometerse en los turbios asuntos bizantinos. Pero fue incapaz de hacer valer
su posición y no fue escuchado. Así pues, en 1203, los cruzados conquistaron
Constantinopla a beneficio de Alejo IV.
--¿1203? Entonces, ¿por qué se habla del 1204?
--Meschini: Porqué Alejo IV no consiguió pagar lo prometido y los bizantinos lo
eliminaron, eligiendo un nuevo emperador, Alejo V. Este desafió a venecianos y
cruzados, pero perdió: el 12 de abril del 1204 estos últimos tomaron la capital
y fundaron el Imperio Latino de Oriente.
--Se dice que la conquista acarreó una masacre horrible…
--Meschini: Lamentablemente hubo muertos por ambas partes. Pero la masacre
desenfrenada de la que tanto se ha hablado no encuentra confirmación en las
fuentes que conocemos. Sobre todo no ha podido verificar la voluntad de provocar
víctimas inocentes. De todos modos, la ciudad fue saqueada y devastada por un
incendio.
--Y Jerusalén, ¿cayó en el olvido?
--Meschini: Algunos cruzados, sobretodo los que se opusieron a las conquistas de
Zara y Constantinopla, llegaron a Tierra Santa.
Pero eran demasiado pocos para obtener resultados importantes. Sin embargo, su
comportamiento cambia profundamente nuestro juicio sobre los acontecimientos: no
es verdad que el Occidente católico hubiera querido conquistar la capital de la
Ortodoxia: fue un error grave, por parte de algunos, pero no tenían el título
como para representar a todo el catolicismo.
--Y, sin embargo, parece que los ortodoxos no consiguen perdonar aquel
desastre a los católicos.
--Meschini: El problema es doble. Primero, los nuevos jefes eligieron a un
emperador y a un patriarca latinos, sin tener en cuenta el hecho de que ya
existía un patriarca ortodoxo, y, sobre todo, que el jefe de la ortodoxia era
precisamente el emperador. Con lo cual no fueron aceptados por los bizantinos,
aunque se dieron intentos.
--¿Y el segundo factor?
--Meschini: El Papa fue arrollado por los acontecimientos. Inocencio III no
había querido aquella extraña conclusión de la Cruzada, y sin embargo Dios
--según la mentalidad medieval-- parecía haberla querido.
De este modo aceptó el hecho acontecido, con la esperanza de que la Iglesia
bizantina se sometiera a la romana.
Ahora bien, el primado del Papa es precisamente una de las cuestiones más
delicadas entre católicos y ortodoxos, y la Iglesia bizantina se opuso. La unión
no puede ser impuesta, debe ser consensuada y libre.
--¿Hay esperanza para el futuro?
--Meschini: La completa reconciliación entre catolicismo y ortodoxia es uno de
los retos más altos para la Iglesia del Tercer Milenio. Me parece que el camino
a seguir ya está trazado: Pablo VI y el Patriarca ecuménico Atanágoras revocaron
en 1965 la famosa excomunión del 1054 y Juan Pablo II, en mayo del 2001, pidió
perdón a los ortodoxos por los excesos del 1204. Purificar la memoria a la luz
de la verdad y, sobre todo, amar al hermano en la comunión que viene de Cristo
es lo que nos toca a nosotros hoy en día.