Misa

"Entramos en la comunión de Jesucristo, de sus trabajos y de su Divinidad con el sacrificio incruento que se ofrece en la Iglesia. (S. Greg. Nacianc., Orat. 3, sent. 8, Tric. T. 3, p. 383.)"

"Y empezaron a comer. Todos los días se celebra el festín que hizo a su hijo el padre pródigo, todos los días recibe el Padre celestial a su Hijo: continuamente es sacrificado Jesucristo en la Iglesia por los fieles. (San Jerón., Ep. 140, ad Cypr., sent. 57, Tric. T. 5, p. 248.)"

"Nuestro principal sacrificio es el don saludable que se ofrece sobre el santo altar; el segundo, es el martirio; el tercero, la oración; el cuarto, la alegría del corazón; el quinto, la justicia; el sexto, la limosna; el séptimo, las alabanzas de Dios; el octavo, la compunción del alma; el noveno, la humildad; el décimo, la predicación. (S. Juan Crisóst., in Psalm. 95, sent. 131, Tric. T. 6, p. 324.)"

"Cuando el Sacerdote nombra en el sacrificio a los querubines y serafines, quiere elevar nuestros espíritus de la tierra al cielo, como si nos dijera: supuesto que en este lugar cantáis acordes con los serafines, asistid con la misma reverencia que los serafines, y rodead como ellos, y con el mismo respeto el Trono Real. No hay que admirar el que aquí estéis en compañía de los serafines, supuesto que Dios os comunica cosas que aún no se atreven a tocar los serafines. (S. Juan Crisóstomo, Homl. 6, in Isaíam., sent. 161, Tric. T. 6, p. 330 y 331.)"

"Es necesario socorrer a los difuntos, no con lágrimas de arrepentimiento, sino con oraciones, súplicas, ofrendas y limosnas; pues no sin razón se han instituido estas cosas: no en vano hacemos memoria de los difuntos en la celebración de los divinos misterios, y pedimos por su alivio al Cordero inmaculado que se ofrece, y que llevó y borró los pecados del mundo; y no sin razón, dice en alta voz el que asiste delante del altar mientras se celebran los divinos misterios: esto se hace por todos los que duermen en Jesucristo, y por que celebran su memoria. (S. Juan Crisóst., Homl. 41, sent. 321, Tric. T. 6, p. 369.)"

"El que quiere oír misa entera con grandes ventajas de su alma, debe estar en la iglesia con humilde postura de su cuerpo, y con el corazón contrito, hasta tanto que se haya dicho la oración del Señor, y se haya echado la bendición al pueblo. (S. Cesáreo de Arles, Serm. 80, sent. 16, Tric. T. 9, p. 46.)"

"Cuando el cordero de Dios es inmolado, dice el Crisóstomo, los serafines están presentes y cubren su rostro con sus seis alas. Mientras estamos en esta vida, añade, este sacrificio transforma la tierra en cielo. (Ibis., Barbier., T. 3, p. 375.)"

"Cuando el Sacerdote celebra la misa, dice la Imitación de Jesucristo, honra a Dios, regocija a los Angeles, edifica a la Iglesia, ayuda a los vivos, da reposo a los muertos y participa también de todos los bienes. (Lib. 4, c. 5, Barbier., ibid., ibid.)"

"La misa es el memorial de la Pasión y muerte de Jesucristo. El mismo Salvador lo dijo a los Apóstoles: Hoc facite in meam comme-morationem: Haced lo mismo en recuerdo mío. Y aún podemos añadir que es el mismo sacrificio de la Cruz, siendo el Sacerdote el mismo y la misma también la víctima... Convenía, dice San Pablo a los Hebreos, que tal Pontífice tuviésemos nosotros, santo, inocente e inmaculado, segregado de los pecadores y ensalzado sobre los cielos; un Pontífice que no tiene necesidad como los otros Sacerdotes, de ofrecer cada día sacrificios primeramente por sus pecados, y después por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez ofreciéndose a sí mismo. (Barbier., ibid., ibid., ibid.)"

"Jesucristo es propiciación por nuestros pecados, dice San Juan en su primera epístola, y no tan sólo por nosotros, sino también por los de todo el mundo. (Barbier., ibid., ibid.)"

"El gran sacrificio del Altar basta para satisfacer a Dios, porque tiene un valor infinitamente más grande que el peso de las iniquidades de todo el universo. San Pablo lo dice también a los Romanos: Cuando creció el pecado, sobrepujó la gracia: Ubi abundavit delictum, superabundavit et gratia. (Barbier., ibid., ibid.)"

"En su infinita bondad, Jesucristo quiso dejar a su esposa, la Iglesia, visible e indestructible, un sacrificio visible y permanente. El sacrificio de la Cruz fue en realidad la primera misa... El sacrificio del Altar es tan grande, que sólo puede ofrecerse a Dios. Podemos sacar de la santa misa cinco frutos principales: primero, aumento de gracias; segundo, remisión de las penas debidas por el pecado; tercero, consecución más fácil de lo que pedimos; cuarto, emisión de actos de fe, de esperanza, de caridad y religión; quinto, seguridad de que asistiendo al sacrificio, y hallándonos ante Jesucristo, ninguna de nuestras oraciones puede quedar sin remedio. (Barbier., ibid., p. 375 y 376.)"

"El santo sacrificio se ofrece por tres principales motivos: primero, en acción de gracias por los bienes recibidos; segundo, para satisfacción de los pecados cometidos; y tercero, para pedir los auxilios y gracias necesarios... Nosotros también hemos de ofrecemos a Dios... Durante la misa conviene pensar en Aquél a quien se ofrece el sacrificio... en el que lo ofrece, es decir, en Jesucristo,... en el que es ofrecido... y en el motivo porque se ofrcce... Siendo e! santo sacrificio el memorial del amor de Jesucristo hacia los hombres, hemos de meditar, mientras se ofrece, en los sufrimientos del Salvador y en su amor inmenso. Es el medio de oír misa con mucho fruto... Hemos de asistir a misa con el profundo respeto interior y exterior que exige el lugar santo, la presencia de Dios, la de los Angeles y de los fíeles, y finalmente el pensamiento del gran misterio que se opera... Hemos de oír misa con fe, humildad, compunción, temor y confianza... Si así se oyera, otra sería la vida de los cristianos. (Barbier., ibid., p. 378.)"