Meditación

"Cantad al Señor himnos en la cítara con la voz de los cánticos. Esto a la letra quiere decir: juntad a la voz de los cánticos el sonido de los instrumentos que deben acompañarla, pero en el sentido espiritual, la cítara representa la práctica de las virtudes; y la voz, de los cánticos, la contemplación de la verdad. Glorificad, pues, al Señor, dice, juntando la práctica de las virtudes con la contemplación de la verdad, para que de este modo las alabanzas que resuenan tocando el instrumento, es decir, el uso de vuestro cuerpo para practicar la virtud, vaya acompañado de aquella armoniosa voz que consiste en la contemplación de la verdad, con referencia a la conducta de vuestra vida, porque el Espíritu Santo denota en este lugar por la cítara este concierto del cuerpo con el alma, y la ley que aquí nos propone, puede verse cumplida continuamente en las diversas partes de la Iglesia, pues realmente hacemos resonar esta divina melodía en esta cítara espiritual. (Eusebio de Cesárea, sent. 6, Tric. T. 2, p. 84.)"

"Hablad mucho con Dios y poco con los hombres. (S. Efren., in Psalm., sent. 3, Tric. T. 3, p. 78.)"

"Los mercaderes que trafican en el mundo, cuentan todos los días sus ganancias y sus pérdidas. Hagamos lo mismo nosotros por el cielo; tengamos todos los días por la mañana y por la noche el cuidado de examinar cómo va nuestro comercio espiritual, y si hallamos haber tenido pérdida, trabajemos cuidadosamente para reparar en adelante con ganancias ventajosas, los menoscabos que hemos padecido en lo pasado. (S. Efren., sent. 24, Tric. T. 3, p. 81.)"

"Toda la vida del Cristiano debe ser una meditación continua de la muerte. (S. Greg. Nacian., Orat. 10, sent. 22, Tric. T. 3, p. 355.)"

"Aunque no se haga alguna obra exterior, se emplea el hombre en acciones que no son ociosas, cuando está en el descanso santo de las alabanzas y contemplación de Dios. (S. Ambrosio, lib. 5, c. 6, sent. 83, Tric. T. 4, p. 330.)"

"¿Por qué no empleáis en la lectura el tiempo que no estáis en la iglesia? ¿Por qué no os ocupáis en Jesucristo? ¿Por qué no le habláis? ¿Por qué no le escucháis? Pues se le habla cuando se ora, y se le oye cuando se leen sus divinos oráculos. ¿Qué tenéis que hacer cuando frecuentáis las casas ajenas? Una sola casa tienen los cristianos que a todos los contiene. Dejemos que vengan primero a nosotros los que tienen que comunicamos. ¿Para qué será perder el tiempo inútilmente en contar fábulas y hablar de las cosas del mundo? Nosotros tenemos la obligación de empleamos en el ministerio de los altares de Jesucristo y no la de hacer cumplimientos y servicios temporales a los hombres. (S. Ambrosio de Officiis, c. 21, sent. 122, Tric. T. 4, p. 338.)"

"Cuando Jesucristo entró en aquel huerto que le trajo a la memoria el jardín de donde había sido arrojado el primer hombre, se entregó a la tristeza; pues era justo que emplease su aflicción en el lugar mismo en donde nuestra miseria había tenido principio. (San Cirilo Alejand., Homil. in Joann., sent. 20, Tric. T. 8, p. 103.)"

"Es necesario advertir con cuidado que son muy diferentes los temperamentos de los hombres y los caracteres de los genios; porque hay algunos de un natural tan ocioso y perezoso, que si los obligan a entregarse a la acción y al trabajo, inmediatamente se fatigan y desde el principio se rinden: otros tan activos y tan inquietos, que sienten la mayor pena cuando no tienen que hacer, porque padecen sus espíritus tanto más vivas agitaciones, cuanto más libre es el campo que abre la ociosidad a sus imaginaciones y pensamientos. De suerte, que es pre ciso que aquellos espíritus que gustan del reposo, no se apliquen con exceso a la actividad y al trabajo, y que los espíritus activos e inquietos no se contengan únicamente en los limites de la pura contemplación; porque algunas veces sucede que los que eran muy a propósito para la perfección en la meditación práctica de las cosas divinas, se han apartado de Dios en el tráfago excesivo de las ocupaciones exteriores, y por el contrario, los que se pudieran haber empleado con grande utilidad en el servicio del prójimo, se perdieron en la ociosidad y en la inacción. (San Greg. el Grande, lib. 5, c. 37, p. 207, sent. 25, Tric. T. 9, p. 237 y 238.)"

"Hay algunos que siendo incapaces de aplicarse con discreción a la meditación de las cosas espirituales y demasiado sublimes, han pretendido elevarse a la contemplación de los más altos misterios: de suerte, que no debe admirar haya caído en el precipicio de la perfidia por la ignorancia de su entendimiento; porque como la vida contemplativa era desproporcionada a su capacidad y a sus fuerzas, cayeron de la verdad, cuando una vida más sencilla los hubiera podido mantener con humildad en el estado de inocencia y en una virtud común. Cuando conocéis, pues, que no tenéis la discreción y talento necesario para la vida contemplativa, reducios a la activa que es para vuestra alma la más segura, y pues no podéis ir por el camino que os parece más perfecto y excelente, contentaos con el más común, para que si este camino más excelente de la contemplación os expone al peligro de caer del conocimiento de la verdad, pudierais a lo menos con otras miras, aunque más oscuras y más bajas, hallar entrada en el reino de los cielos por el camino de la vida activa. (San Greg. el Grande, ibid., sent. 26, Tric. T. 9, p. 238.)"

"Escogió María la mejor parte, aunque puede ser que la humilde conversación de Marta no fuese de menos mérito delante de la presencia de Dios: se alaba la elección de María, porque ésta absolutamente debe ser elegida en cuanto esté de nuestra parte; pero si nos mandan el oficio de Marta, debemos sufrir con paciencia. Los Prelados necesitan de una y otra vida, porque en una y otra deben proveer, uniendo las paredes que vienen de diferentes lados, por estar constituidos Vicarios de la piedra angular, que es Jesucristo. No hay duda que su administración es más peligrosa que todas; pero si la desempeñasen bien, adquirirán para sí buen grado, y recibirán mayor abundancia y medida más colmada de paz. (S. Bem., Serm. 9, sent. 47, adic. Tric. T. 10, p. 364.)"