Juicio

 

"Pues sabemos que ha de ser examinada nuestra vida por un Dios que todo lo ve, y cuya justicia castiga el pecado con una pena eterna, es muy justo que pongamos todo nuestro conato en adquirir la verdadera inocencia, y que teniendo un perfecto conocimiento de las dificultades que hay para agradar a Dios, y de los tormentos que de lo contrario nos esperan, no sólo muy duraderos, sino eternos, sólo temamos a Aquel soberano Juez a quien también deben temer los que nos juzgan: esto es, que temamos a sólo Dios, y no al Procónsul. (Tertuliano, en la apología, c. 45, sent. 1, Tric. T. 1, p. 195.)"

"Cuando se oye decir mal de un hombre honrado o burlarse de la verdad, sin responder en defensa de uno y otro: ¿quién duda, que este silencio es muy delincuente? Porque oyendo estas murmuraciones o burlas, sin reprender al burlador, se dan motivos para creer que se aprueban como si fueran verdaderas. Por lo cual, Dios a ambos los condenará a una misma pena: al uno por haber dicho el mal, y al otro por haberle escuchado. (S. Efrén., sent. 10, Tric. T. 3, p. 78 y 79.)"

"En las cosas dudosas e inciertas debemos inclinamos al lado de la humanidad y suavidad, y estar más prontos para absolver, que para condenar a los que hayan faltado, porque el malo siempre es propenso a condenar aun al hombre de bien, siendo así que el hombre de bien apenas se atreve a condenar al malo; porque la persona que no es inclinada al mal, no le sospecha fácilmente de otro. (S. Gregorio Nacian., Orat., 21, sent. 39, Tric. T. 3, p. 358.)"

"Persuadámonos a que Dios no solamente nos ha de pedir cuenta de nuestras acciones y palabras, sino también del empleo de¡ tiempo, hasta de los menores momentos de cada hora. (S. Gregorio Nacian., Orat, 28, sent. 42, Tric. T. 3, p. 359.)"

"Digo que ninguno debe ser más activo, ni más sufrido de lo justo; no debemos por ligereza agregamos a todos, ni separarnos de todos; pero cuando se manifiesta abiertamente la impiedad, antes nos hemos de precipitar al hierro y al fuego, que tener parte en el mal fermento, ni asentir a los que no están bien dispuestos; mas cuando, lo que inquieta los ánimos es solamente sospecha, o un temor que no tenga algunos fuertes argumentos, entonces más conveniente es la lentitud que la precipitación, y la condescendiente mansedumbre que la arrogancia y tenacidad. (S. Gregorio Nacian., Orat. 8, sent. 4, adic,, Tric. T. 3, p. 393 y 394.)"

"Por estar siempre incierto de aquel tiempo en que ha de venir nuestro Juez debemos vivir cada día como si nos hubiera de juzgar en el siguiente. (S. Jerón., lib. 4, c. 24, sent. 191, Tric. T. 5, p. 256.)"

"Huyen los días, y se ocultan de nuestra vida: pasan los años, y ya ha desaparecido la mayor parte de nuestra vida: no obstante, veamos: ¿Qué bien hemos hecho hasta ahora? ¿Queremos acaso salir de este mundo vacíos y destituidos de toda justicia? El juicio de Dios está a nuestras puertas; en este habíamos de meditar todas las lunas nuevas, y esta es la observación que debíamos hacer siempre que vuelvan, los años. (S. Juan Crisóst., Homl. 32, in observant, Novil., sent. 21, Tric. T., 6, p'. 304.)"

"Evitemos todo juicio temerario y no condenemos a nadie. No te ha establecido Dios por árbitro de los otros, ni tienes autoridad para juzgarlos; si con todo eso los condenas en tu entendimiento, ya caes en el pecado, principalmente si los condenas por una simple sospecha, por una ligera acusación, y sin tener alguna prueba. (S. Juan Crisóst., Homi. 42, in Genes, sent. 197, Tric. T. 6, p. 319.)"

"Si sola la. cuenta de nuestros propios pecados que tenemos que dar el día del juicio es tan peligrosa y formidable, cuando se añadan a estos los escándalos que habremos causado a nuestros prójimos. ¿qué salvación habrá para nosotros? (S. Juan Crisóst., sent. 250, Tric. T. 6,p.353.)"

"En el último juicio sería tan exacto el examen que se ha de hacer de los pecados y buenas obras, que ha de llegar hasta de las cosas menores. Y así como habrá castigo para las miradas que no han sido honestas, para una palabra. inútil, y para la menor injuria dicha al hermano, también habrá premio para un vaso de agua fría que se haya dado a un pobre, y para un simple suspiro que el pesar de nuestras culpas haya sacado de nuestro corazón. (S. Juan Crisóst., Homi. 31, e. 16, sent. 299, Tric. T. 6, p. 363.)"

"Estamos muy prontos para acusar a nuestros hermanos y condenarlos. Sólo este mal, aunque no cometiéramos otro, sería suficiente para perdemos, porque encierra en sí casi todos los demás. Escuchad sobre esto al Profeta Rey, que dice: Tú hablabas contra tu hermano. Me diréis, yo soy autor de este mal juicio. Yo digo que lo sois pues si no lo hubierais dicho, no lo hubieran sabido los otros, y no hubieran juzgado mal, y aunque pudieran haberlo sabido por otra parte, no dejaríais de ser los autores de su falta, si no procurábais ocultar la falta del prójimo con el velo del silencio. Mas sucede lo contrario, pues con pretexto de honradez y probidad, descubrís sus defectos, y si no sois acusadores y delatores, a lo menos sois burladores y bufones. (S. Juan Crisóst., Homl. 21, c. 12, ad Hebr., sent. 383, Trie. T. 6, p. 383.)"

"Cuando el hecho es semejante, pero el motivo es distinto, no es razón que se haga el mismo juicio. (S. Bem., Ep. 84, sent. 75, Trie. T. 10, p. 326.)"

"La prudencia que delibera, suspende el juicio. (S. Bern., Serm. de S. Magdad., n. 1, sent. 15 3, Trie. T. 10, p. 3 3 l.)

¿,Qué hará de los juicios injustos aquel Señor que ha de juzgar las mismas justicias? Vendrá el día del juicio, en que más valdrá el corazón puro, que las palabras de la astucia: y más se estimará la buena conciencia, que los bolsillos llenos de oro; pues aquel Juez no se puede engañar con palabras ni doblarse con los presentes. (S. Bern., 1, sent. adic., Tric. T. 10, p. 344.)"

"Hijo mío, acuérdate de tus novísimos, y eternamente no pecarás... Considera los principios, atiende a los medios y acuérdate de los movimientos. Los primeros te causan vergüenza; los segundos, dolor; los últimos, te llenan de miedo. Piensa de dónde viniste, y avergüenzate en donde estás ahora, y suspira: a donde caminas, y estremécete.  (S. Bem., Serm. 12, ad quosdam noviter convers., sent. 48, adic., Tríc. T. 10, p. 365.)"