196. En todo lo que antecede
ha quedado demostrada la existencia de Dios bajo la razón de causa primera, ser
«a se» y ser necesario. Después, de forma un tanto simple aunque plenamente
cierta, hemos deducido los principales predicados que distinguen a Dios del
mundo y que son característicos del verdadero Dios (n.120‑133). Llegados
a este puesto, hemos de proceder de forma más científica, y así primeramente estableceremos los predicados quiditativos de Dios; en
segundo lugar fijaremos cuál de los predicados citados constituye la
«esencia metafísica» de Dios, de la cual vienen a deducirse, punto menos que
«a priori» los demás predicados característicos de Dios; en tercer lugar trataremos del conocimiento de la esencia divina; y
por último criticaremos la confusión
de la esencia divina con el mundo, a la que van a parar los panteístas.
CAPITULO
I
De
los predicados quiditativos divinos
197. En este capítulo
trataremos en primer lugar de los predicados quiditativos de Dios, los cuales
designan a Dios en su totalidad, y no se refieren a algo que a manera de
adjetivo o de atributo le sobrevenga a la esencia de Dios. Ahora bien estos
predicados son: la identidad real y conceptual de la esencia de Dios con la
existencia; el ser mismo subsistente «per se»; el ser por esencia; acto puro;
omniperfecto.
ARTICULO I
LA IDENTIDAD DE LA ESENCIA DE DIOS CON SU EXISTENCIA
Y SU PURA ACTUALIDAD
Tesis 14. La esencia del ser necesario, considerada de forma absoluta,
se identifica con la existencia tanto real como conceptualmente; por tanto, la
esencia del ser necesario es de pura
actualidad.
199. Nexo. El ser necesario, al igual que cualquier otro, ha de tener su
propia esencia, y ahora nos preguntamos en qué consiste. Más en particular,
vamos a considerar la esencia del ser necesario formalmente en cuanto tal ser
necesario, y no en cuanto tal o cual individuo en que se realice la esencia del
ser necesario, si es que pudieran darse varios individuos de esta misma especie:
posibilidad que, según se probará, hay que excluir por completo.
200. Nociones. La ESENCIA es aquello por lo cual una cosa queda
constituida ‑formalmente y en primer lugar ‑ en un orden determinado
de entidad, distinto de cualquier otro.
La esencia en todo caso
hace referencia a la existencia, si bien no se indica si la existencia se
distingue de la esencia real o conceptualmente, o no se distingue de ella ni
siquiera conceptualmente. Vamos a explicar en seguida los términos de esta
larga y compleja definición.
GRADO de entidad es una entidad con medida limitada. Orden de entidad es un modo determinado de entidad, aunque no tiene
por qué ser de medida limitada. Distinto
de cualquier otro, pues tal es la función de la esencia: discernir aquellos
modos de entidad que son, de cualquier manera, distintos, ya lo sean de forma
específica, ya de forma individual. Formalmente,
puesto que, mediante la esencia la cosa viene a constituirse en el orden la
causa «cuasi‑formal», y no en el orden de la causa suficiente o de la
acción. En primer lugar porque los
elementos de la esencia no proceden por derivación cuasi «a priori» de otros
predicados intrínsecos, sino que más bien es la misma esencia el punto del que
han de deducirse cuasi «a priori» todos los demás predicados o entidades que
se hallen necesariamente en la cosa.
201. CONSIDERADA EN FORMA
ABSOLUTA: ya que se considera la esencia del ser necesario en cuanto tal esencia
del ser necesario, con independencia de cualquier hipótesis (p. ej., de la
hipótesis de que existe o de que hay sido creada, como ocurre cuando existe la
esencia creada). Efectivamente, existe si ha sido creada y no destruida, pero no
porque sea una esencia divina es su misma existencia, aunque es «tal» esencia
del ser necesario absolutamente «tal».
SE IDENTIFICA REALMENTE
CON LA EXISTENCIA, pues son idénticamente la misma realidad, antes de
consideración de la mente. Y también conceptualmente
(«ratione»), pues si nos ponemos a pensar esta esencia, no encontramos
fundamento alguno para distinguir el concepto objetivo de esencia del concepto
objetivo de existencia.
La EXISTENCIA: es aquello
por lo cual una cosa queda constituida, en primer lugar y formalmente, en su
propio ser, es decir, fuera de la nada y del terreno de los «puros posibles».
La existencia, evidentemente, envuelve una correlación con la esencia, sin
especificar si dicha esencia se distingue real o conceptualmente de la misma
existencia, sino que se prescinde de tal distinción. Vamos a explicar los
términos:
EN PRIMER LUGAR significa
que la cosa, o que la esencia misma, sin la existencia es pura nada, y
únicamente gracias a la existencia se sitúa, por así decir, fuera de la nada.
FORMALMENTE, en cuanto
que, por medio de la existencia, la cosa se sitúa fuera de la nada, en el orden
de la causa «cuasi formal», y no en el de la causa eficiente o de la acción.
ACTUALIDAD significa lo
mismo que «existencia de perfección». Sin embargo preferimos utilizar el
nombre de «actualidad» para significar con ello que tratamos de una existencia
actual y en ejercicio, y no de una existencia meramente posible o abstracta.
PURA significa que la
actualidad es constitutivo de la esencia y que además es su único
constitutivo, con exclusión de cualquier otra diferencia por lo cual la esencia
pudiera determinarse a ser esencia divina. De acuerdo con esto, la esencia
divina es formalmente existencia y sólo existencia, con exclusión de cualquier
otro constitutivo o diferencia esencial por la cual se constituya la esencia
divina.
202. Estado de la cuestión. Así pues, abrimos la cuestión de si en el
ser necesario la esencia se identifica real y conceptualmente con la existencia
actual y en ejercicio, con exclusión de cualquier otro constitutivo que pudiera
entrar a formar parte de la esencia del ser necesario.
Opiniones. La
primera sostiene que en Dios la esencia y la existencia se distinguen con
distinción real. Así, PICO DE LA MIRÁNDOLA y GILBERTO PORRETANO.
La segunda es de los escotistas, que afirman la distinción «formaliter
ex natura rei» (por la propia naturaleza de la cosa), entre ambas entidades.
Pero semejante fórmula es de difícil inteligencia.
La tercera opinión es la que sostiene MANSER, según el cual dichas
entidades se distinguen con distinción de razón o conceptual, de suerte que
entre la esencia de Dios y su existencia surge verdadera composición lógica, citando a su favor las: autoridades de
S.Tomás y de BÁÑEZ. Pero tal vez los textos que él aduce pueden admitir una
interpretación más correcta.
Nuestra opinión, que es prácticamente común a todos los
escolásticos, defiende que en Dios no existe distinción alguna entre los
conceptos objetivos de esencia y existencia, siempre y cuando tomemos como base
a Dios verdadero y no una pura ficción. Todo lo más, pueden distinguirse tan
sólo en el modo de significar. Efectivamente, cuando decimos «esencia de
Dios» más bien prestamos atención a la quididad
actual por sí misma, mientras que cuando decimos «existencia», atendemos
más bien a la actualidad perfecta por sí misma. Pero el concepto objetivo es
exactamente el mismo en ambos casos.
Y defendemos esta
opinión como plenamente cierta, dando por respuesta la explicación de los
términos. Y es de notar que le concedemos una importancia singular, puesto que
es el fundamento de todas las deducciones metafisicas y sistemáticas acerca de
Dios, conforme se verá más adelante.
203. Prueba de la tesis. I Parte. LA ESENCIA DEL SER NECESARIO SE
IDENTIFICA CON LA EXISTENCIA ACTUAL, TANTO REAL COMO CONCEPTUALMENTE.
Prueba 1. (A partir del concepto mismo de ser necesario). El ser
necesario tiene la existencia en virtud de su propia esencia y no «ab alio»
(en ningún otro); es así que no
tiene su existencia en virtud de la esencia, en sentido de la causa eficiente,
pues esto equivaldría a que la esencia produjera la propia existencia, en otras
palabras, a que la esencia se produjera a sí misma; luego
ha de tener la existencia en virtud de su propia esencia, en sentido de la
causa final, «cuasi formal», ya que la esencia es la misma existencia
realmente y según el concepto objetivo.
204. Prueba 2. Esta misma parte puede
producirse también de la siguiente manera, más extensa aunque no más eficaz.
A. LA ESENCIA DEL SER
NECESARIO SE IDENTIFICA (TODA ELLA) REALMENTE CON LA EXISTENCIA ACTUAL. Si la
esencia del ser necesario no se identifica realmente con la existencia actual,
ésta sobrevendría a la esencia con el fin de actuarla, o como dada «ab alio»
(por algún otro), o como dimanando de la misma esencia, o como algo que es «a
se» (por sí mismo) y necesariamente pone en acto a la esencia; es así que todas estas hipótesis son absurdas, luego la esencia de Dios no se distingue realmente de la existencia.
La mayor incluye todas las hipótesis que son posibles. La
menor se prueba por partes. a) La existencia no puede sobrevenir a la
esencia con el fin de actuarla, como dada «ab alio» (por algún otro), puesto
que, en tal caso, Dios vendría a depender de «ese otro» en la propia
existencia. b) Ni tampoco como dimanando de la esencia; pues la esencia, en
cuanto distinta de la existencia o de la actualidad, es pura nada, y de la nada,
nada puede dimanar. c) Tampoco puede concebirse como algo que sea «a se» (por
sí mismo) y venga a poner en acto necesariamente a la esencia; porque entonces
dicha esencia dependería de alguna realidad distinta de ella misma, es decir,
dependería de la existencia y, por tanto, ya no sería la esencia del ser
necesario, sino la esencia del ser contingente.
205. B. LA ESENCIA DEL
SER NECESARIO SE IDENTIFICA TODA ELLA CONCEPTUALMENTE, CON LA EXISTENCIA. Pues
si la esencia se distinguiera conceptualmente («secundum rationem» o «ratione»)
de la existencia, concebiríamos éste como sobreviniendo a la esencia con el
fin de actuarla, o como dada «ab alio» (por algún otro), o como dimanando de
la esencia, o como algo que es «a se» (por sí mismo) y venga a poner en acto
necesariamente a la esencia; es así que todas
estas hipótesis son absurdas, luego la
esencia de Dios no puede distinguirse conceptualmente de la existencia.
La mayor contiene todas las hipótesis que son posibles. La menor
se prueba por partes: a) Si concibiéramos que la existencia sobreviene a la
esencia como dada «ab alio» (por otro), concebiríamos a Dios como dependiendo
de ese otro, y ya no lo concebiríamos como Dios, sino como algo contingente. b)
Si concibiéramos la existencia como dimanando de la esencia, estaríamos
concibiendo que algo puede dimanar de la pura nada, ya que la esencia, en cuanto
distinta de la existencia, hay que concebirla como una «nada actual», lo cual
es a todas luces absurdo. c) Si concibiéramos, por último, la existencia como
algo que es «a se» (por sí mismo), y que viene necesariamente a informar la
esencia poniéndola en acto, concebiríamos la esencia dependiendo de ese ser
«a se» (por sí mismo) y ya no estaríamos concibiendo la esencia del ser
necesario, sino la del ser contingente.
206. II Parte. POR TANTO, LA
ESENCIA DEL SER NECESARIO ES LA ACTUALIDAD PURA.
La esencia del ser
necesario es la pura actualidad si, por una parte, tiene como constitutivo
formal la existencia actual y, por otra parte, además de dicha existencia
actual no tiene ningún otro constitutivo en orden a ser la esencia del ser
necesario; es así que las cosas son
precisamente de esta manera, luego la
esencia divina es de pura actualidad.
La mayor es evidente por las mismas nociones que ya dimos.
Declaración de la menor. a) Ante todo, la
existencia actual y en ejercicio es el constitutivo de la esencia del ser
necesario (ya que la esencia del ser necesario es formalmente la existencia
actual y en ejercicio, como ya se ha probado). b) A continuación, la existencia
actual y en ejercicio, en cuanto tal constitutivo de la esencia, establece una
separación entre la esencia divina y cualquier otra; puesto que, precisamente
por el hecho de que una esencia determinada sea formalmente existente, se
convierte en la esencia del ser necesario, de forma que su no existencia
implica, sin más, contradicción; y una esencia que no seas del ser necesario,
sino de un ser contingente, no se constituye por la existencia; en efecto,
siendo de por sí indiferente a existir o a no existir hemos de concebir la
existencia como sobreviniéndole a manera de un accidente lógico; por tanto,
por una parte, se distingue necesariamente de la esencia - al menos con
distinción conceptual con fundamento en la realidad («ratione cum fundamento
in se») -, y por otra parte no es el constitutivo formal de la esencia.
207. Cabe argüir: Pero tal vez la esencia
divina pueda recibir ulteriores determinaciones, p. ej., el ser tal o cual individuo dentro de la misma esencia divina, o el haberse
en disposición de pender o de querer
esto o aquello; luego ya no es la
misma actualidad.
Respuesta 1. Paso por alto el antecedente, remitiéndolo
a posteriores investigaciones. Niego el
consecuente, pues cuando afirmamos que la esencia divina es pura actualidad,
queremos significar que la esencia divina se constituye como divina por la
existencia actual y únicamente por la existencia actual. Pero esto no se niega
en la dificultad.
Respuesta 2. Niego el antecedente, puesto que de la
proposición «la esencia divina es la pura actualidad», se deduce
automáticamente tanto la inmultiplicabilidad
en varios individuos o especies, como que es «acto puro desde la misma
raíz», sin posibilidad, por consiguiente, de perder nada ni de adquirirlo.
Instancia. La existencia o la actualidad debe determinarse
mediante una «diferencia divina» para que sea la existencia o la actualidad de
Dios; luego la actualidad, como tal, es diceptible de recibir ulteriormente alguna
diferencia para significar la esencia divina.
Distingo la mayor. La existencia común, concedo (puesto que es, de por sí, indiferente a ser de Dios o a
ser de otra cosa); la existencia que es el constitutivo de la esencia, niego;
pues éste es ya tener propia de la esencia divina que ya no es indiferente
a ser de Dios o de otra cosa. Y de la
misma manera distinto el consecuente.
208. Corolarios. 1. La esencia de Dios no es la existencia o la
actualidad abstracta, sino bien
concreta y determinada (es más, determinadísima), pero tal determinación
consiste en que excluye cualquier otra determinación posterior que pudiere
parecer necesaria para ser divina; no consiste en el hecho de prescindir de
cualquier determinación.
2. Luego nuestra tesis
difiere por completo de] error (objetivo) de la escuela
platónica. Según los platónicos, nosotros podemos concebir, y de
cualquier imperfección; más aún, de la misma oposición con la esencia. Y
añadían que, si ponemos esta existencia en la realidad, ella misma es la pura
actualidad, lo cual es falso. Si, en efecto, ponemos en la realidad tal concepto
precisivo, será indeterminado por
precisión de toda determinación, tal como era en el mismo concepto, y tal
realidad será contradictoria y monstruosa, puesto que no será creada ni
increada, no será corpórea ni incorpórea. Nosotros, en cambio, hemos
procedido a partir de la realidad concreta
y singular del ser necesario, y al someter a análisis dicha realidad hemos
percibido que su constitutivo formal es la pura actualidad, con positiva
exclusión de cualquier otra diferencia constitutiva que pudiere parecer
necesaria para la esencia divina.
209. 3.
Para designar la esencia divina o
increada no hace falta añadir a la «esencia formalmente existente» la
diferencia «divina» o «increada», sino que basta decir la
esencia constituida formalmente por la existencia actual, o la existencia que es
formalmente el constitutivo de la esencia. Evidentemente ambas fórmulas
únicamente pueden ser aplicables al ser increado, pues en los seres creados
siempre cabe distinguir, al menos conceptualmente, la esencia de la existencia
en cuanto que la esencia puede permanecer inteligible, aunque no exista con
existencia actual.
4. En los seres creados
la esencia actual se identifica, por necesidad, real y conceptualmente con la
esencia existente en cuanto que actual y
existente son, en su razón, la misma cosa, tanto real como conceptualmente.
Pero la «esencia» de una cosa actual, aunque sea reduplicativamente «en
cuanto actual», nunca es conceptualmente lo mismo que la existencia o la
actualidad, porque la esencia siempre puede permanecer inteligible, aunque deje
de existir (es decir, aunque perezca en cuanto a la existencia), lo que sería
por completo imposible si fuesen lo mismo, real y conceptualmente.
210. 5. Hay
nombres comunes ‑ ser, substancia, viviente ‑ que son aplicados a
Dios. En tal caso puede que sean divinos, ha de determinarse, al menos mediante
diferencias, que vienen a ser mayor expresión de una razón común, como cuando
se dice: Dios es el ser «por esencia», o la sabiduría «increada». Ahora
bien, el nombre de «actualidad pura» no es un nombre común, sino tan propio
de Dios que no puede convenir a ningún otro ser más que al increado; por tanto
no admite ninguna otra diferencia constitutiva, ni a modo de mayor expresión.
6. No obstante, a Dios se
le pueden atribuir no pocos predicados mucho más determinados que el de
«actualidad pura»; pero éstos no constituyen formalmente la esencia del ser
necesario, ni tampoco determinan su extensión, su comprehensión o su
actualidad, sino que meramente explicitan lo que ya estaba implícito en el
mismo concepto de «actualidad pura», como cuando se dice de Dios que es
«omnipotente», «sabio». Estos otros predicados los concebimos en cuanto a lo
explícito («quoad explicitum»), como propiedades o atributos pero no como
constitutivos de la esencia divina.
211. Objeciones contra la tesis. 1. Las cuestiones que son distintas
reclaman respuestas distintas; es así que
una cuestión es si la cosa existe, y otra lo que la cosa es,
respondiéndose a la primera mediante la existencia y a la segunda mediante la
esencia; luego la existencia y la
esencia se distinguen en Dios, al menos conceptualmente
Distingo la mayor: reclaman respuestas distintas, al menos como lo que
es común se distingue de lo que es propio, concedo;
como una cosa que es propia se distingue de otra que es propia, niego.
Y concedida la menor, distingo igualmente el consecuente: como lo que es
común se distingue de lo que es propio, concedo;
como una cosa que es propia se distingue de otra que también es propia, niego.
A la pregunta de si Dios existe, se responde mediante
la existencia, que es común a todos, si bien de modo análogo; en cambio, a la
pregunta sobre qué es Dios, se responde mediante la existencia propia de Dios,
que es la existencia constitutiva de la esencia considerada de forma absoluta y
no bajo alguna condición, p. ej., si existe o si ha sido creada, lo que no
acontece con ninguna criatura.
2. La existencia es siempre
el acto de una entidad distinta; es así
que el acto de una entidad distinta se distingue de la misma entidad de la
cual es acto, luego la existencia se
distingue siempre de la esencia. La mayor:
el movimiento siempre lo es de una entidad distinta, por lo que no puede
darse el movimiento puro; luego, de
modo semejante, no puede darse la existencia pura sino la existencia de otra
entidad distinta.
Distingo la mayor: considerada respectivamente, concedo; considerada absolutamente, niego; y concedida la menor contradistingo el consecuente: si la
existencia se considera respectivamente, concedo;
si se considera absolutamente, niego.
A la prueba de la' mayor niego la consecuencia por disparidad: la disparidad
reside en el hecho de que el movimiento lo es siempre de algún móvil, y ello
de modo esencial; mientras que la actualidad no es un modo que le sobreviene a
alguna entidad si se considera absolutamente, sino que puede ser la misma
realidad perfecta por su propia entidad.
3. Dios es la sabiduría
por esencia; por tanto la sabiduría es toda la esencia de Dios, real y
conceptualmente; es así que, a pesar
de todo, la sabiduría no es formalmente la existencia, luego
la esencia no es la existencia, al menos formalmente.
Distingo la mayor: Dios es el sabio por esencia, según lo que está
implícito, concedo; según lo
explícito, que viene expresado por la sabiduría, niego. Contradistingo la menor: según lo que está implícito, niego;
según lo que está explícito, concedo.
4. Si la esencia de Dios
es únicamente existir puro‑y actualidad pura o ser puro, no se dan en Él
formalmente la sabiduría, ni la santidad, ni el poder, sino una especie de
tercera realidad de carácter confuso, que no es formalmente sabiduría, ni
santidad; es así que esto es absurdo,
luego no puede ser verdad que Dios sea
actualidad pura y que no haya en Él una esencia al margen de la existencia.
Distingo la mayor: no se darían en Dios la sabiduría, etc., de forma
implícita, niego; de forma
explícita, subdistingo: como
constitutivos, concedo; como
propiedades o atributos, niego; y
contradistingo la menor.
En
Dios hay una realidad eminente sobre todas, que no es más que el mismo «puro
ser». Y es esta realidad la que es formalmente sabiduría, santidad, etc.; pero
no según nuestro modo precisivo de concebir, sino de un modo verdaderamente
inefable que para nosotros es incomparablemente incomprensible desde su misma
raíz. Ahora bien, si la realidad en cuestión ha de concebirse según nuestros
propios conceptos y, en una palabra, a nuestro modo humano, debe serlo como ser
puro y piélago de actualidad. Entonces todos los demás predicados particulares
aparecerán ante nuestra consideración como predicados derivados del primero
que solemos concebir a modo de primer constitutivo, y éste es precisamente el
«puro ser».
5. El fundamento en que se
basa la distinción conceptual («rationis») es la eminencia de perfección por
la cual una realidad equivale a otras muchas, que se distinguen realmente y, por
otra parte, la debilidad de nuestro entendimiento humano, que es incapaz de
concebir la cosa tal como es en sí misma («prout est in se»), sino mediante
conceptos formados a partir de otras cosas; es
así que Dios contiene, dentro de su propia eminencia, la perfección de la
esencia y de la existencia, que en las demás cosas se distinguen realmente, y
nuestro entendimiento, además, es tan débil que únicamente podemos entender a
Dios mediante conceptos formados a partir de otras cosas; luego en Dios hay que
establecer distinción conceptual entre la esencia y la existencia.
Respuesta 1. Concedo la mayor. Niego la menor, por
lo que se refiere a la distinción real de la esencia y la existencia en las
criaturas. Solamente se da en ellas distinción conceptual («rationis»),
debido al fundamento que ofrecen la dependencia y la contingencia; ahora bien,
al no darse éstas en Dios, no hay por qué establecer en Él ninguna
distinción conceptual.
Respuesta 2. Tal es el fundamento de la distinción conceptual, al
menos según nuestro modo de concebir, concedo;
según el propio concepto objetivo, subdistingo:
si dicha realidad eminente no queda destruida por semejante distinción, concedo;
en caso contrario, niego.
La distinción
conceptual, según el modo de concebir y no según el concepto objetivo se da
cuando, en una realidad en que no hay sujeto y forma conjuntamente, sino sólo
forma, distinguimos, a efectos puramente gramaticales, entre sujeto y forma,
pero no según el concepto objetivo. Así ocurre cuando distinguimos entre el
color y la coloreidad. Una distinción de esta clase entre esencia y existencia
cabría admitirla con Dios (n.202). (Más a este respecto puede verse en OM
n.333-340).
ARTICULO II
DIOS CONSIDERADO COMO EL MISMO SER SUBSISTENTE POR
SÍ
Tesis 15. Dios es el mismo ser subsistente por sí.
213. Nociones. El SER es la pura actualidad o el puro existir.
EL
mismo es un término que, añadido a entidades abstractas, viene a significar
que una entidad abstracta determinada, o forma, existe por sí y por separado,
no como parte de alguna otra entidad. Es decir, subsiste con independencia de un
sujeto, y de cualquier modo de subsistencia, al que pudiere deberse que la forma
en cuestión exista con tal independencia.
SUBSISTENTE añadido
igualmente a entidades abstractas, significa radicalmente lo que «el mismo»;
es decir, lo que existe por sí y por separado, no como parte, y con plena
independencia de cualquier sujeto real o conceptualmente distinto, y de
cualquier modo de subsistencia al que pudiere deberse semejante independencia y
totalidad.
214. Estado de la cuestión. En la tesis anterior hemos demostrado que la
esencia abstracta de Dios ‑ es decir, considerada separadamente de su
sujeto ‑ es la existencia o actualidad pura; pero no llegamos a determinar
si también el mismo Dios, en cuanto subsistente y concreto, es, a su vez,
actualidad pura. La consecuencia en acto afirmativo es que en Dios no cabría
distinguir ‑ según el concepto objetivo ‑ entre el sujeto que tiene
al deidad, la deidad y el modo de subsistencia que, por tanto, y en virtud de la
propia entidad, sería subsistente por sí y por separado, no como parte de
ninguna realidad concreta.
215. El motivo para dudar es
porque, en los seres creados, estas tres cosas se distinguen realmente o, al
menos, conceptualmente. Así el ser concreto «hombre» metafísicamente consta
de sujeto ‑ que tiene la humanidad ‑ y de la forma de humanidad que
se contiene en dicho sujeto. En el orden físico, o de la realidad, el mismo ser
concreto consta de humanidad y del modo de subsistencia que determina el que la
humanidad exista por sí y por separado.
La respuesta que damos es
que con Dios no ocurre de este modo. Por el contrario, Dios es un ser concreto
de tales características que en Él no cabe distinguir, ni real ni
conceptualmente, entre el sujeto que tiene el ser, el ser mismo y el modo de
subsistencia por el cual el ser subsiste;
sino que todas estas entidades son un solo concepto objetivo, que es la
actualidad pura o el mismo ser que existe con independencia de cualquier sujeto
y de cualquier forma de subsistencia. Así que, en concreto, Dios será el mismo
ser o el ser subsistente o la actualidad pura, y nada más. Todo lo más podrá
admitirse entre Dios y el ser una
distinción conceptual únicamente según el modo de significar («secundum
modum significandi»), y no según el concepto («secundum, conceptum objectivum»);
como ocurre cuando distinguimos entre el color y la coloreidad, o entre el alma
y la animidad.
216. Opiniones. La primera opinión
rehúsa conceder que la naturaleza de Dios sea subsistente por sí misma,
precisión hecha de las relaciones y personas divinas. Pero, en realidad, se
trata de una para cuestión verbal, ya que los que tal opinión defienden,
entienden «subsistente» como equivalente a «supuesto» («suppositum»), y en
este sentido es claro que la «naturaleza» divina no es «persona», sino que
se comunica a más de una persona.
Nuestra opinión, por lo demás, es común, de forma que, si los
términos se entienden en toda su rectitud ‑ tal como han sido explicados
‑, no se halla ningún adversario. Afirmamos, pues, que el nombre concreto
"Dios" se identifica real y conceptualmente con la actualidad
pura; en otros términos, Dios en
concreto es formalmente la actualidad
pura, y nada más. Consideramos nuestra opinión como plenamente cierta,
supuesta la correcta explicación de los términos.
217. Prueba de la tesis. (A partir
de la independencia absoluta de Dios). Dios es el mismo ser subsistente o
pura actualidad, y no es posible distinguir un sujeto en que dicha naturaleza
encuentre su soporte, ni un modo de subsistencia que venga a corroborar su
suficiencia para existir por sí y por separado y no como una parte; es
así que las cosas acontecen de esta manera, luego
Dios es "el mismo ser" o "pura actualidad" (n.127). La mayor no hace más que expresar lo que pretendemos demostrar. La menor:
a) es evidente que en Dios se da la pura actualidad, puesto que ella es su
misma esencia. b) Y fuera de ella no cabe distinguir en Dios entre el sujeto en
que dicha forma subsiste y el modo por qué subsiste pues, tanto en un acto como
en otro, la esencia divina dependerá ‑ o tendríamos que concebir que
dependiera de otra entidad distinta; pero entonces ya no sería la forma del ser
necesario, ni como tal necesita ser concebida, sino que sería la esencia de un
ser contingente.
Además,
la
actualidad o existencia no admite más sujeto que la esencia; es
así que la esencia no puede ser sujeto de la existencia, por ser la misma
existencia, luego la existencia de
Dios no puede concebirse como dándose en un sujeto.
Por
último, la
esencia de Dios no puede carecer de ninguna actualidad, sino que todo lo que hay
en el orden de la actualidad se halla dentro de la esencia divina (n.126), luego
la actualidad que pudiere provenir del sujeto en que subsiste, o de la forma
de subsistencia, ya se halla dentro de la misma esencia, o dentro de la pura
actualidad, sin que se distinga de ella real o conceptualmente.
218.
Escolio.
Nociones de subsistente. Para
mejor comprender cuanto se ha afirmado acerca de Dios, subsistente por sí
mismo, será útil no perder de vista las siguientes nociones.
Nociones. SUBSISTENTE es aquello que puede subsistir por sí y
por separado; es decir, con independencia de cualquier sujeto. Tales son: el
alma racional, la materia prima, el ángel, el hombre.
Puede ser COMPLETO e
INCOMPLETO: el subsistente incompleto está
destinado a darse en composición con otra com-parte, como el alma racional y la
materia prima; el subsistente completo es
aquel que no se halla ordenado ulteriormente a darse en composición con otra
com‑parte, como el hombre, el ángel, Dios.
El subsistente completo,
a su vez, puede ser subsistente actual y
exigitivamente. Es actualmente
subsistente aquello que existe en acto por sí y por separado, no como parte
de otra entidad. Es exigitivamente
subsistente aquello que, aun cuando esté exigiendo el existir por sí y por
separado, sin embargo existe en acto como parte de otra entidad y depende en el
mismo existir de otro sujeto distinto como de su término: tal ocurre con la
humanidad de Cristo.
El subsistente completo
actualmente puede ser creado e increado:
el subsistente completo creado siempre es un supuesto, porque debido a su
finitud, es ya incomunicable a otros sujetos, ni como parte ni como identidad.
El subsistente completo increado puede ser un supuesto y puede no serio. No
es supuesto, por ejemplo, la naturaleza divina, porque debido a su infinitud
puede comunicarse a otros sujetos, no como parte, sino por identidad. Es
supuesto lo que ya Do puede comunicarse por identidad a otros sujetos debido
a la oposición relativa en que encuentra respecto de determinados sujetos
supuestos. Tales son las personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; no
pueden comunicarse a ningún ser por identidad ni como parte, aunque sí pueden
comunicarse como un todo que asume una naturaleza extraña: este es el caso del
Verbo de Dios al asumir la humanidad de Cristo.
Tras estas explicaciones
lo que queda afirmado es que Dios, en cuanto uno, es subsistente por sí y por
esencia; sin embargo, por sí no podemos decir que sea supuesto, ya que es
comunicable a otros sujetos, si bien no lo seas como parte de otro, sino por
plena y perfecta identidad. Así pues, hay un
solo subsistente absoluto, pero son tres los subsistentes relativos (o es trino
el subsistente relativo).
219.
Corolarios. 1. Luego Dios no es Dios por la añadidura, real o
conceptual, de la forma de deidad, sino
que Dios es Dios por la totalidad de su propia entidad, que es, a la vez, la
sola deidad. Y en esto se diferencia de los seres creados, en los cuales el
sujeto concreto, p. ej., este hombre, no es hombre por la totalidad de su
entidad, sino por la humanidad, que es una forma que se distingue del ser
concreto conceptualmente, y también de alguna manera, realmente. Ello se pone
de manifiesto en Cristo, en el que la humanidad creada no es subsistente creado.
2. Esta tesis cabe expresarla de muy diferentes
maneras. Y así se afirma que Dios es «el ser subsistente, el mismo ser
subsistente, el mismo ser subsistente por sí (advirtiendo que en las dos
últimas fórmulas hay un pleonasmo, pues basta decir "el mismo ser" o
"el ser subsistente"), su propio ser, su propio ser subsistente, el
mismo ser propio subsistente».
3. La esencia divina por
sí misma formalmente no es persona ya
que es comunicable a otros sujetos por identidad; así lo es al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo; pero es persona mediante las relaciones, que se conciben
como si fueran propiedades.
4. Sin embargo, no puede
decirse que por ello la esencia divina deje de ser subsistente
por sí misma; pues, por más que se dé en tres personas, no está en ellas
al modo que la forma está en los sujetos, o como la parte está en el todo,
sino que en ellas está por identidad absoluta con las mismas. Así pues, como
ya se ha dicho, en Dios hay un solo subsistente absoluto y tres subsistentes
relativos Dios es uno en cuanto al subsistente absoluto, y trino en cuanto al
subsistente relativo.
220. 5. Afirmar de Dios que es
actualidad pura o el mismo ser, no es predicar de Él una entidad
inconsistente, sino que es el mayor
encomio que de Él podemos hacer, como lo demuestra la S. Escritura, los
SS.PP. y la razón misma.
La Sagrada Escritura. Cuando Moisés preguntó a Dios con qué nombre
quería que fuera designado por parte del pueblo al que Moisés era enviado, no
dijo Dios que era otra cosa más que: Yo soy el que soy (Ex 6,6).
Los Santos Padres. San Bernardo dice: «Ningún otro predicado
encontrarás más adecuado para la eternidad, que es Dios, más que éste
(predicado, es decir, el mismo ser). Si dijeras
de Dios que es bueno, que es grande, que es sabio, o que es cualquier otra cosa,
todo ello se halla contenido en esta única palabra, que es existir. Pues en
verdad, para Él lo mismo es ser (o existir) que ser todas las cosas. De suerte
que, si añades otras cien, no te has apartado del ser; si las afirmas todas,
nada has añadido; si no las afirmas, en nada le has hecho menguar. Si, pues, si
has visto ya este ser tan singular y supremo, ¿no es verdad que todo lo demás
que no es él, en su comparación te parece más bien que no es?».
Por su parte, San
Buenaventura: «El mismo ser purísimo no nos sale al encuentro ni es plena
huida del no‑ser; pues el mismo ser nada tiene del no‑ser. Con
razón Dionisio declara el nombre "Que es" de la siguiente manera:
Dios no es ser hasta un cierto punto, sino que es, sin más, de modo infinito,
en cuanto que ha abarcado en sí todo el ser, tomándolo por adelantado».
Por lo que a la razón se refiere, no aparece con menos
claridad la excelencia de este predicado. En efecto, si Dios es el mismo ser
subsistente, o la actualidad pura, no puede carecer de ninguna actualidad
(n.126); de lo contrario la esencia divina constaría de un doble constitutivo:
por una parte estaría la actualidad, y por otra la restricción de la
actualidad a un grado determinado; lo que es imposible. Si, pues, el mismo ser
no puede carecer de ninguna actualidad, habrá de tener toda la actualidad y,
por tanto, toda la perfección, tanto formal como eminente, como virtualmente.
Tendrá, en verdad, toda la actualidad, aunque no todos los modos de tener la
actualidad; pues hay modos de tener la actualidad, aunque no todos los modos de
tener la actualidad; pues hay modos de tener la actualidad que propiamente la
disminuyen, como son, por ejemplo, la subsistencia corpórea, el canino
viviente. Y, desde luego, que Dios no tiene estos modos concretos, pero sí todo
lo que hay de actualidad en todas las cosas. Por tanto, habrá de tener, en
absoluto, toda la perfección posible; pues, si careciese de alguna perfección,
carecería evidentemente de alguna actualidad, a saber: de la actualidad
correspondiente a la perfección que le faltase.
ARTICULO III
DIOS CONSIDERADO COMO ACTO PURO
222. Nociones. ACTO es cualquier entidad actual, y no meramente posible.
PURO significa que no incluye potencialidad o potencia alguna. Para mejor
entenderlo convendrá explicar también el término de potencia.
POTENCIA es aquello que
puede ser "simpliciter" (sin más), o de un modo determinado, y
todavía no es por sí mismo.
Conforme a esta la
potencia puede ser objetiva y subjetiva.
Objetiva es la mera posibilidad de la cosa. Subjetiva
es la cosa que ya existe, pero que puede ser algo más que todavía no es
por sí misma.
A su vez la subjetiva puede ser pasiva y
activa.
Pasiva es la cosa actual que puede adquirir alguna
perfección intrínseca, o bien perder una perfección ya adquirida. En ambos
casos tiene o tuvo potencialidad o pasividad.
Potencia activa es la capacidad de obrar en acto. Hay que notar que esto no
lo tiene la cosa por sí misma, sino en virtud de una acción que se distingue,
al menos, con distinción modal, y que es el acto de tal potencia. Esta potencia
no supone imperfección, sino todo lo contrario, pues lo que supone es que
contiene en acto una perfección que es capaz de comunicar, por vía de
causalidad eficiente, sin perder ni adquirir nada. Por tanto, de Dios excluimos
en este lugar solamente la potencialidad o potencia subjetiva pasiva, pero no la
activa.
223. La presente tesis, en
cuanto al modo de significar, se
diferencia de la otra en que afirmamos que la esencia de Dios es la
actualidad pura, pues allí se hablaba de la esencia, abstracción hecha del
sujeto, no de Dios considerado en concreto, ni excluimos tampoco toda
potencialidad de una forma tan expresa; únicamente excluíamos de dicha esencia
cualquier otro constitutivo que no fuese la actualidad, mientras que ahora
hablamos de Dios considerado en concreto y con sus subsistencia, y excluimos de
Él los modos diversos de potencialidad; por ello, no es inútil tratar la misma
cuestión bajo estos términos diversos. Queremos pues, decir que Dios, en
concreto, es acto puro, es decir, acto que excluye toda potencialidad objetiva y
pasiva, no en una línea particular determinada, sino precisamente en la línea
de la existencia como tal.
Todos los católicos admiten
nuestra tesis, y sólo la niegan aquellos que no tienen de Dios una idea
bien formada, como son los panteístas, los evolucionistas de cualquier tipo y
los finitistas americanos, que son también pragmatistas y que, propiamente, son
ateos.
Supuesta la explicación
que hemos dados de los términos, nuestra tesis es completamente cierta.
224. Prueba de la tesis. Dios es acto puro si Él mismo es el acto en la
línea de la existencia y si no tiene ningún género de potencialidad objetiva
o pasiva; es así que las cosas
proceden de esta manera, luego Dios es
acto puro (n.128).
La mayor es evidente, pues no expresa más que el sentido con
que entendemos el Acto Puro.
Declaración de la
menor. Dios no tiene potencialidad alguna objetiva
o lógica, ya que no puede comenzar ni cesar en el ser, pues es el ser
absolutamente necesario, cuya no existencia implica contradicción. Tampoco
tiene potencialidad pasiva: de otro modo podría adquirir o perder algo, y así
podría carecer de alguna actualidad que aún no habría adquirido, pero puede
adquirirla, o bien la que ya tiene, pero puede perderla. Ahora bien, es
imposible que Dios carezca de alguna actualidad, ya que entonces constaría de
un doble constitutivo, a saber: la actualidad por una parte, y la restricción
de la actualidad a un determinado grado (n. 126).
Cabe argüir: del argumento se sigue que la esencia de Dios es la
actualidad pura y que no tiene ninguna potencialidad objetiva o pasiva; pero no
se sigue que Dios, considerado en concreto, es Acto Puro.
Respuesta. Se sigue también que Dios, considerado en concreto,
es acto puro, puesto que Dios,, considerado en concreto, es la actualidad pura o
el mismo ser subsistente, según ya ha quedado probado.
Objeciones. (Véanse las que se establecen contra la inmutabilidad, n.381).
ARTICULO IV
DIOS CONSIDERADO COMO EL SER POR ESENCIA
Tesis
17. Dios es el ser por esencia
226. Nociones. SER POR ESENCIA es el que no lo es por participación, de
ninguna manera que se considere. Así pues, ante todo habrá que explicar qué
entendemos por ser por participación, con el fin de llegar a saber lo que es
ser por esencia, una vez que hayamos excluido la participación.
PARTICIPAR es tomar parte
en algo, no tener una determinada perfección de sí mismo, ni por sí mismo,
sino por la intervención de una forma; ser una parte y no el todo que abarca
dicha perfección.
Tres géneros de
participación hemos de considerar: dinámica, formal y material.
227. LA PARTICIPACIÓN
DINÁMICA consiste en el hecho de que la perfección se tiene por la efectividad
de alguna causa (eficiente). Es evidente que el efecto nunca puede tener tanta
perfección como la causa adecuada y
suficiente que lo produce, y por ello se dice que recibe o tiene la
perfección de la causa sólo parcialmente.
La PARTICIPACIÓN FORMAL
consiste en que una determinada perfección se tiene por la introducción de una
forma. Esta participación, a su vez, puede ser FÍSICA Y LÓGICA. Es física
cuando la forma es realmente distinta del sujeto; así el agua está
caliente por la intervención de una forma realmente distinta del agua. Es lógica,
si la forma se distingue del sujeto sólo conceptualmente, ya sea de modo
adecuado o inadecuado, o incluso si la forma en cuestión queda expresada por un
término complejo, por el género y la diferencia, cuando no se distingue de
ninguna manera del sujeto. Los ejemplos servirán para aclarar estas nociones.
Tenemos un modo de
participación lógica mediante una forma adecuadamente
distinta del sujeto, cuando se dice por ejemplo: «este animal es racional».
Tenemos un modo de
participación lógica mediante una forma inadecuadamenle
distinta del sujeto, cuando la forma es más universal que el sujeto, y
conviene a varios sujetos, de manera unívoca. Así, el hombre es animal por
participación, puesto que animal es un término de una extensión infinita, y
el hombre es sólo parte de tal extensión.
Un modo de participación
lógica mediante una forma adecuadamente
idéntica con el sujeto que, sin embargo, tiene una expresión unívoca con
un término complejo, que consta de género y diferencia, lo tenemos en las
definiciones metafísicas en sentido estricto, como cuando decimos que el hombre
es animal racional; el hombre es animal
por participación, ya que animal es el término más universal, y el hombre
es sólo una parte de aquella extensión, y es también racional
por participación, porque no es racional sino en cuanto que el animal
recibe la forma substancial, que es una forma adecuadamente distinta de animal.
228. Cuando la forma no es un
predicado unívoco sino trascendental, entonces
el sujeto no tiene tal participación formal, sino análoga, de manera que a uno
sólo conviene por esencia, y a los inferiores por participación dinámica.
Así, tanto Dios como el hombre son ser. Ahora
bien, así como a ambos les conviene el ser en cuanto apto para existir, así en cambio no les conviene por participación
formal lógica, ya que ser como apto
para existir es de la misma esencia de ambos; pero a Dios le conviene por
esencia y a la criatura le conviene por participación dinámica. (Si, en
cambio, entendemos ser no como apto para existir, sino como existente en acto,
de esta forma a Dios le conviene por esencia, y a la criatura por participación
dinámica y formal lógica).
LA PARTICIPACIÓN
MATERIAL la tenemos cuando se expresa una forma y, al mismo tiempo, los límites
de la misma. Así, cuando decimos calor como tres, o sabiduría increada.
229. Explicada ya la noción
de participación, resulta fácil explicar qué entendemos por ser por esencia.
SER POR ESENCIA es aquel ser que tiene la existencia de sí mismo, por sí mismo
y como totalidad de su esencia. De sí
mismo (de por sí), porque, en caso contrario, tendría algún modo de
participación dinámica. Por sí mismo, es
decir, por una forma que no se distingue ni real ni conceptualmente del sujeto;
puesto que, de lo contrario, tendría algún modo de participación lógica. Y
como totalidad de su esencia, pues si
la existencia fuese sólo una parte de la esencia, tal parte sería más
universal que la esencia, y así vendría a tenerla por participación, Y
además, con grado infinito, porque si
no, no tendría la forma tanto como puede ser tenida, sino parcialmente.
230. Estado de la cuestión. Proponemos, pues, la cuestión de si Dios es
el ser por esencia; en otras palabras, si tiene la existencia por esencia o bien
por algún género o sombra de participación.
La respuesta común de todos los escolásticos es que Dios es el ser o la
existencia por esencia, y no por forma alguna de participación. Supuesta la
explicación que hemos dado de los términos, la tesis es completamente cierta.
231. Prueba de la tesis. Dios es el ser por esencia si tiene la
existencia de sí mismo, por sí mismo, como totalidad de su esencia y con
exclusión de límites; es así que las
cosas acontecen de esta manera, luego Dios es el ser por esencia.
La mayor consta con toda evidencia por las nociones dadas.
Declaración de la menor: a) Dios
tiene la existencia de sí mismo (de por sí), ya que es increado; b) Dios tiene
la existencia por sí mismo, puesto que no la tiene por la intervención de
alguna forma distinta de Él mismo, sino por la forma que se identifica real y
conceptualmente con Él. c) Dios tiene la existencia como totalidad de su
esencia, pues ya hemos probado que Dios es la actualidad pura, y sólo
actualidad o existencia; luego la existencia es la totalidad de su esencia. d) Y
con exclusión de límites: pues la esencia del ser necesario es la actualidad
pura, y la actualidad pura no puede carecer de ninguna actualidad, por tanto es
infinita, es decir: carece de límite.
232. Corolarios. 1. Todo cuanto hay en Dios le conviene por esencia, con
excepción de las relaciones «ad intra». Así, la sabiduría le conviene por
esencia, en cuanto que la sabiduría le conviene de por sí, por sí mismo, como
totalidad de su esencia y por su absoluta simplicidad. Pero ello no le conviene
por esencia según lo que esté explícito, sino según lo que está implícito;
en cambio, el mismo ser o la existencia pura le conviene por esencia según lo
que está explícito.
2. En cuanto a las
relaciones «ad intra» no le convienen a Dios por esencia, porque, si bien es
cierto que las relaciones se identifican con la esencia y por ella misma se
definen, sin embargo la esencia no se identifica conceptualmente con las
relaciones, ni se define por ellas, sino que éstas se conciben como
sobreviniendo a la esencia, una vez constituida, mediante una mayor expresión;
ahora bien, dicha mayor expresión no constituye una deidad, sino una persona
dentro de la esencia.
3.
Sin embargo, las relaciones no
convienen a Dios a través de ningún género de participación. En efecto, la
participación formal da origen a composición con el sujeto, mientras que la
relación no establece composición alguna con la esencia divina, sino que es
solamente una mayor expresión de ella. Generalmente, aquellos predicados que
son tan sólo una mayor expresión del sujeto, y se distinguen de él con
distinción conceptual no mutua, decimos que le convienen al sujeto, pero no por
esencia ni por participación, sino por mayor expresión del mismo. Así, cuando
decimos: la substancia es ser por sí (por ser) la "perseidad"
conviene al ser no por esencia, ni por participación, sino por mayor expresión
del sujeto.
233.
Objeciones. 1. De acuerdo con la doctrina expuesta, el hombre es
también ser por esencia; porque el ser no se distingue del hombre con
distinción real ni conceptual, y es la totalidad de su esencia. Es así
que esto es absurdo, luego también
lo es la noción que se ha dado.
Niego el aserto. En cuanto a la prueba que se aduce, niego el
antecedente. Ser es un predicado más universal que hombre y es, además,
transcendental, por lo que conviene, de forma análoga, tanto a Dios como a las
criaturas: a Dios, por esencia; a las criaturas, por una participación que
podemos considerar doble: por participación dinámica, puesto que procede de
Dios como causa eficiente; por participación formal, en cuanto que la
existencia conviene a la criatura por una forma que se distingue, al menos,
conceptualmente de la esencia. (Véase con mayor extensión en OM, n.354).
ARTICULO V
DIOS CONSIDERADO COMO OMNIPERFECTO
Tesis
18. Dios es esencial y absolutamente perfecto.
235. Nociones. PERFECCIÓN es toda realidad por la cual algo se
constituye perfecto. PERFECTO, según la etimología,
equivale a totalmente hecho o acabado. En este sentido Dios no es perfecto
en cuanto que no ha sido hecho. Perfecto secundum
rem (según la realidad), es aquello a lo que nada falta de cuanto le es
debido.
A su vez, puede ser
perfecto SECUNDUM QUID ET SIMPLICITER (según un aspecto determinado y
simplemente, sin más). Perfecto secundum
quid es aquello que substancial mente tiene todas las cosas, pero no lo que
se le debe accidentalmente; así un hombre cojo tiene piernas, pero no están
sanas o están mal constituidas. Perfecto simpliciter
es aquello que tiene todo lo que le es debido, tanto substancial como
accidental.
Lo perfecto «simpliciter»
puede ser PERFECTO RELATIVA Y ABSOLUTAMENTE. Perfecto relativamente es aquello a lo que nada falta de cuanto le es debido,
pero no tiene todas las perfecciones posibles; de esta forma un caballo o un
buey pueden ser «simpliciter» y relativamente perfectos. Perfecto absolutamente
es aquello a lo que nada falta de cuanto le es debido, siendo así que le
son debidas todas las perfecciones posibles. Esto equivale a omniperfecto. Esencialmente perfecto significa que algo es perfecto en virtud de
su propia esencia y no por ninguna clase de donación o participación.
236. Estado de la
cuestión.
Proponemos, pues, la cuestión de si Dios es un ser perfecto absoluta y
esencialmente, es decir, omniperfecto.
La respuesta
es afirmativa, y en ella están de acuerdo todos los católicos. Únicamente se
oponen los panteístas pluralistas, así como los finitistas y pragmatistas
americanos. También RENAN y LE ROY.
237. Prueba de la tesis.
Prueba 1. (A partir del hecho de que Dios es el mismo ser o la
actualidad pura). Dios es el mismo ser o actualidad pura; es
así que la actualidad pura tiene en acto toda la perfección que es
absolutamente posible, luego Dios tiene toda la perfección posible.
La mayor ha sido demostrada con anterioridad cuando se probó
que la esencia de Dios y el mismo Dios son el mismo ser subsistente o actualidad
pura (n.217).
La menor: la esencia de Dios no puede carecer de ninguna actualidad, de lo contrario vendría a
constar de dos elementos esenciales, a saber: la actualidad propiamente dicha, y
la restricción de la actualidad a un grado determinado (ya sea por oposición a
una actualidad más desarrollada, a la manera de un caballo que se opone a la
racionalidad, ya sea por la capacidad de adquirir una actualidad ulterior o más
desarrollada). Pero esto es imposible, conforme a lo ya demostrado. Ahora bien,
si la esencia de Dios no puede carecer de actualidad alguna, no
puede tampoco carecer de ninguna perfección posible, de lo contrario
carecería de la actualidad correspondiente a la perfección que no tiene
(n.124-126).
238. Prueba 2. (A partir del origen que todas las cosas
tienen de Dios). Dios tiene en acto todas las perfecciones posibles si
Él ha creado todas las cosas que existen fuera de Él y si además puede crear
todos los posibles; es así que las
cosas acontecen de este modo, luego Dios
tiene todas las perfecciones posibles.
La mayor es evidente: pues la causa ha de contener la
perfección que se encuentra en sus efectos, si se trata de una causa adecuada y
más que suficiente, como lo es Dios.
Prueba de la menor. a) Dios de hecho ha creado de la nada todas las cosas que
existen fuera de Él mismo. Pues el ser necesario e increado es único; luego
todo lo que hay fuera de sí ha sido creado por Él: pues si por Él no
hubiera sido creado, o seria increado, o hubiera sido creado por otro ser
increado, y en ambas hipótesis se está afirmando la existencia de más de un
ser necesario e increado. Ahora bien, que el ser necesario o Dios sea único, es
ya evidente, y más adelante se verá con mayor claridad aún, a partir de la
razón siguiente: porque la esencia del ser necesario, como tal, es la
actualidad pura o existencia pura. Es así que aquello que existe es único e
inmultiplicable, luego la esencia del ser necesario es única e inmultiplicable.
b). Dios además puede
crear, en absoluto, todos los posibles; en menos, de forma distributiva e
inmediata. Pues posible, según Aristóteles, es aquello de lo cual, si es
puesto en existencia, no se sigue ninguna contradicción. Ahora bien, si no
hubiese ninguna causa de los posibles, entonces, al ser puestos en existencia,
se seguiría la contradicción de que tales seres serían seres por sí, ya que,
por hipótesis, no tendrían causa proporcionada y, a la vez, no serían seres
por sí, al ser seres contingentes. Luego tiene que haber una causa
proporcionada de los posibles que, al menos, remotamente es Dios (en virtud del
dilema bien conocido: o aquella causa es por sí, o no es por sí, etc.); por
tanto Dios puede producir todos los posibles.
Prueba 3. (A partir de la división de toda perfección). Toda
perfección, o es increada, o es creada y creable. Si es increada, está en el
mismo ser increado, puesto que el ser increado es único; si es creada o
creable, todas están, de nuevo, en el mismo ser increado; porque él mismo ha
creado todo cuanto ha sido creado y puede, además, crear todo lo creable; ahora
bien, la causa ha de contener en acto toda la perfección que se encuentra en
sus efectos. (Véanse las objeciones en la
tesis siguiente).
ARTICULO VI
MODO SEGÚN EL CUAL Dios CONTIENE TODAS LAS
PERFECCIONES
Tesis 19. Dios contiene en acto formalmente las perfecciones «simpliciter»;
las mixtas las contiene sólo de modo virtual, equivalente y eminente.
240. Nociones. Hay perfecciones que Son DIVINAS en sentido propio y
estricto, como son: la aseidad, la eternidad, etc., y todas ellas están en Dios
formalmente.
Hay perfecciones que son
SIMPLES, es decir que no implican ninguna imperfección; sólo expresan
oposición con otra perfección igual y no es mejor tener la opuesta. Tales son
las relaciones inmanentes en la Santísima Trinidad, que son propias de las
personas pero no son constitutivos de la esencia divina. Tampoco vamos a tratar
aquí de ellas.
Hay perfecciones que son
SIMPLICITER SIMPLES, las cuales en su propio concepto no envuelven imperfección
alguna, ni oposición con ninguna otra igual o mayor, de modo que «simpliciter»
en cualquier caso es mejor tenerlas que no tenerlas p. ej., la sabiduría.
Hay perfecciones que son
MIXTAS. Estas sí que implican imperfección en su propio concepto. Tales son
todas las perfecciones, que pueden prescindir de cualquier imperfección, pero
tal como se dan en las criaturas suponen imperfección, como, p. ej., la
sabiduría creada. Además lo son también todas las perfecciones que no pueden
prescindir de imperfección, como son el cuerpo, el accidente, el caballo. En la
tesis nos ocupamos únicamente de las perfecciones «simpliciter» simples y de
las mixtas, pues, en cuanto a las perfecciones propias de la esencia divina y a
las relaciones inmanentes, es evidente que existen formalmente en Dios.
241. CONTENER UNA PERFECCIÓN
es ya tenerla y puede tenerse intencional y físicamente.
CONTENER INTENCIONALMENTE
es comprender o amar alguna perfección. Así, Dios, por medio del
entendimiento, contiene formalmente todos los seres inteligibles, y por medio de
la voluntad, todas las cosas que ha decretado crear.
CONTENER FÍSICAMENTE es
tener la realidad misma de tales perfecciones. Y esto puede ocurrir de manera
formal, equivalente, virtual y eminente.
CONTENER FORMALMENTE una
perfección es tenerla según la noción propia de la referida perfección, y
así diremos que contiene la sabiduría aquel que tiene noticias ciertas de las
cosas según sus últimas causas.
CONTENER EQUIVALENTEMENTE
una perfección es tener una perfección igual o incluso superior que
proporcione incluso con ventaja aquello que comunica una perfección inferior,
aunque no pueda producir esta última. Así, por ejemplo, el ángel decimos que
contiene equivalentemente la perfección de los sentidos, y la del caballo,
porque mediante el entendimiento supera con muchas creces la perfección de los
sentidos, y mediante la potencia activa puede hacer todo cuanto hace un caballo,
y mucho más.
242. CONTENER VIRTUALMENTE la
perfección equivale a poderla producir. Todo aquel que contiene virtualmente un
efecto, por la razón de que es capaz de producirlo, contiene también la
perfección del mismo, de forma virtual o eminente.
Contener, por último,
EMINENTEMENTE una perfección es contener una perfección mejor que pueda
producir aquella perfección que se dice estar contenida. Algunos, por contener
eminentemente, entienden contener la perfección, por ejemplo, del perro sin las
imperfecciones del perro. Pero esto resulta ininteligible, pues tener la
perfección del perro sin las imperfecciones del perro no es ya contener la
perfección del perro, sino otra cosa, y así se viene a no explicar. nada.
243. Estado de la cuestión. El problema que nos planteamos, por tanto,
es cómo Dios puede contener todas las perfecciones de las criaturas sin que
pongamos en Él ninguna imperfección o monstruosidad motivada por la unión de
dos realidades tan dispares.
Opiniones. La
primera es la de los panteístas, quienes sostienen que Dios es omniperfecto
por contener formalmente todas las realidades de este mundo, sin excepción, de
tal forma que Él mismo no es distinto de ellas. Este error ya se ha refutado al
demostrar que Dios es distinto del mundo, que es acto puro y que es único, y
todo ello lo explicaremos más al exponer más adelante la simplicidad y la
inmutabilidad.
Nuestra opinión es asimismo de todos los católicos, y afirma que
Dios contiene en acto todas las perfecciones, y ello de la siguiente manera:
las. perfecciones «simpliciter» simples las contiene formalmente; en cuanto a
las perfecciones mixtas, las contiene virtual, equivalente y eminentemente. La
tesis es completamente cierta.
244. Prueba de la tesis. 1 Parte. DIOS CONTIENE FORMALMENTE LAS
PERFECCIONES «SIMPLICITER» SIMPLES.
Prueba 1. (Por la tesis anterior). Dios contiene
absolutamente todas las perfecciones y ninguna imperfección; es
así que las perfecciones «simpliciter» simples, consideradas formalmente,
son perfecciones que no incluyen ninguna imperfección, luego Dios contiene
formalmente las perfecciones «simpliciter» simples. La mayor es clara, una vez demostrada la tesis anterior. La
menor nos consta por la noción misma de perfección «simpliciter» simple.
Cabe argüir: las perfecciones «simpliciter» simples no contienen
imperfección, al menos que sea patente, pero tal vez podrían incluir alguna
imperfección implícita y oculta, por la que no se den en Dios.
Respuesta 1. No hay razón alguna para sospechar un tal
imperfección oculta.
Respuesta 2. Con el argumento siguiente se prueba que dichas
perfecciones se dan en Dios formalmente y que, por tanto, no incluyen
imperfección alguna.
245. Prueba 2. (Por el hecho de que Dios es causa de
todo). Dios no puede ser más imperfecto que sus criaturas; es
así que, si no tuviese formalmente las perfecciones «simpliciter»
simples, p. ej., la sabiduría o el conocimiento, sería inferir a sus
criaturas; luego Dios tiene
formalmente las perfecciones «simpliciter» simples, p. ej., la sabiduría.
La menor es clara: si Dios carece de un conocimiento formal de
las cosas, es un ignorante y padece una grave deficiencia; en consecuencia, no
será digno de veneración ni de culto, no tendrá dominio alguno sobre nada, no
será legislador y, por tanto, será inferior a sus criaturas.
Ni cabe afirmar que Dios puede tener esas perfecciones sólo
eminentemente: pues si carece, p, ej., de un conocimiento formal, aunque lo
tenga eminentemente, padece una grave deficiencia y es más imperfecto que la
criatura; luego ya no es verdad que posee el conocimiento siquiera
eminentemente. Y es que estas perfecciones no pueden tenerse mejor que
formalmente; así pues, o se tienen formalmente, o no se tienen de ninguna
manera.
246. II Parte. EN CUANTO A LAS
PERFECCIONES MIXTAS, DIOS NO LAS CONTIENE DE MANERA FORMAL, SINO VIRTUAL,
EQUIVALENTE Y EMINENTE.
A. LAS MIXTAS NO LAS
CONTIENE DE MANERA FORMAL. Dios, en efecto, no puede contener imperfección
alguna; ahora bien, si contuviese formalmente las perfecciones mixtas,
contendría muchas imperfecciones. Así, por ejemplo, si contuviese formalmente
agua, se derramaría, dividiría y disolvería.
B. SINO QUE LAS CONTIENE DE
MANERA VIRTUAL. Contener virtualmente las perfecciones mixtas es poderlas
producir; es así que Dios puede
hacerlas, ya que son seres contingentes y Dios puede hacer todos los seres
contingentes, luego Dios contiene
virtualmente las perfecciones mixtas.
C. LAS CONTIENE TAMBIÉN DE
MANERA EQUIVALENTE. Contener de manera equivalente significa que Dios puede
proporcionar algo de un modo mejor que la criatura, al menos en el orden de la
causalidad eficiente; es así que Dios,
efectivamente, puede proporcionar todas las cosas de modo mejor que las
criaturas, luego Dios contiene todas
las perfecciones creadas mixtas equivalentemente. La menor: por ejemplo, si el hombre debe discurrir para conocer, Dios
conoce mucho mejor sin necesidad de discurso; si el caballo conoce con
conocimiento sensitivo, Dios conoce de modo incomparablemente mejor; si la
piedra es capaz de aplastar o desplazar las demás cosas debido a su pesantez y
a su masa, Dios puede también aplastar y desplazar otras cosas, si bien en el
orden de la causalidad eficiente; evidentemente no por su peso ni por su masa.
D. Y DE MANERA EMINENTE.
Dios contiene las perfecciones mixtas eminentemente, si contiene una perfección
de orden muy superior, que puede proporcionar todo lo que la criatura de una
manera mejor, y si puede producir tales perfecciones mixtas por vía de la
causalidad eficiente; es así que las
cosas acontecen de este modo, luego Dios
contiene las perfecciones mixtas eminentemente. La mayor es evidente, pues es éste precisamente el sentido en que
queremos demostrar la tesis. La menor nos
consta ya por los apartados B y C.
247.
Escolios. 1. Las perfecciones mixtas son semejantes a la esencia divina, si bien en
sentido análogo y según los aspectos positivos y más bien abstractos, ya que dichas perfecciones, según la totalidad de su
perfección y realidad, son algo que es ser, uno, verdadero, bueno, substancia,
virtud, perfección; y bajo tales razones transcendentales son imitaciones y
semejanzas formales, por que análogas, de la divina esencia. Ahora bien, según
las razones específicas, son
imitaciones formales de la idea divina, pero no de la esencia divina, de la cual
se apartan como modos diversos de finitud; ahora bien, la finitud está
constituida formalmente por la negación de una posible realidad ulterior que no
está en Dios.
2. Luego ninguna
perfección de las criaturas está en Dios formalmente, como está en la
criatura. Pues en la criatura tenemos la perfección mixta, contingente y
creada, y en Dios no se dan formalmente tales perfecciones mixtas, sino sólo
eminentemente. Sin embargo, en Dios se dan formalmente las perfecciones de las
criaturas, en cuanto pueden ser manifestadas por un concepto que prescinde de la
imperfección.
248.
3. Ninguna realidad, fuera de Dios, tiene valor si no es
por su dependencia esencial de Dios. Pues todas las cosas dependen de Dios
esencialmente, puesto que el ser increado es único; luego' todas las demás
cosas fuera de Él han sido creadas por El, al menos de forma mediata. De lo
contrario, o serían increadas o procederían de otro ser no creado por Dios.
Y hay que notar que
dependen en cuanto a su esencia y posibilidad; puesto que las cosas fuera de
Dios no pueden existir más que como efectos de Dios; es
así que los efectos no tienen realidad posible a menos que su perfección
esté contenida en la esencia de la causa, luego
todo efecto de Dios es posible en cuanto que su perfección está contenida
en la esencia de Dios; por tanto, de Dios proviene toda posibilidad intrínseca.
Y dependen también en cuanto a la existencia,
toda vez que necesitan la acción divina para poder existir.
N.B. Las criaturas son imitaciones de la esencia, no por pura causalidad y
de forma lógica, al modo que cualquier cosa es imitación de otra cosa
semejante, sino por asimilación causal. De
igual manera no son imitación mediante la comunicación total de la naturaleza
idéntica, como ocurre con el Hijo de Dios, sino mediante una verdadera
dependencia, tanto causal como eficiente. Son, por tanto, seres por
participación dinámica, es decir, por dependencia positiva
y radical; positiva, en cuanto que son imitaciones de la esencia divina; radical,
en cuanto que son indigentes (es decir, tienen indigencia), de la acción
divina para poder existir. En otras palabras, son seres por
participación dinámica, ya que no son otra cosa más que imitaciones causales de la esencia divina, de la misma manera que un
efecto es imitación de su causa, total y absolutamente suficiente.
249.
4. Muchas cosas existen fuera de Dios, pero no por ello ha de afirmarse que Dios carece de
las perfecciones de tales cosas. Pues todo el valor de las mismas está en la
mera dependencia de Dios; por lo cual, la simple suma de la entidad de las
criaturas y de la entidad de Dios, no da origen a un ser mayor, si bien
constituye varios seres y diversas variedades de seres. De la misma manera, en
el Estado, además de aquel que tiene la más alta magistratura, hay otros
muchos magistrados de rango inferior y, sin embargo, la suma de la potestad que
tienen los magistrados menores y de la que tiene el supremo, no da una potestad
mayor que la que tiene el supremo, toda vez que los demás, la que tienen, de 61
la han recibido. Igualmente, si los discípulos han aprendido de su maestro
aquello que saben, y no saben más que lo que su maestro les ha enseñado, la
suma de la ciencia que tienen discípulos y maestro no da una ciencia mayor que
la que tiene el maestro solo; únicamente tenemos varios sujetos que saben.
250. Y no hay miedo de que,
por lo expuesto, caigamos en el panteísmo.
Alguien podría hacer la siguiente objeción: Dios contiene todas las
perfecciones posibles, y además en acto; luego
fuera de Dios no existe perfección posible; por tanto no existe más que la
deidad, o todo cuanto existe es Dios.
Distingo el antecedente: de modo eminente y
virtual, concedo; de modo formal, subdistingo:
según que dichas perfecciones se ponen de manifiesto en algún concepto
común a todas ellas, concedo; según
la identidad numérica, niego. E
igualmente distingo el consecuente: si Dios contiene las perfecciones de
modo eminente y virtual, niego; si las
contiene de modo formal, subdistingo de
nuevo: si las contiene según la identidad numérica, concedo;
si las contiene en cuanto que se ponen de manifiesto en algún concepto
común, niego.
251. Objeciones. 1. (Dios no
contiene formalmente las perfecciones «simpliciter» simples). Los SS.PP.
afirman que en Dios no hay propiamente ser, substancia o vida, sino sobre‑ser,
sobresubstancia o sobre‑vida; luego según
su doctrina estas perfecciones en Dios no se dan formalmente, sino más bien de
un modo equívoco.
Distingo la mayor: Dios no es propiamente ser, substancia y vida en
sentido unívoco, concedo; en sentido
análogo, niego; y contradistingo el
consecuente: si los SS.PP. negasen que todas estas cosas se dan en Dios en
sentido análogo, concedo; si lo que
niegan es únicamente el sentido unívoco, niego.
252. 2.
Dios es una causa equívoca; es así que de
ser causa equívoca, no conviene formalmente con las perfecciones que nosotros
concebimos, luego Dios no contiene
formalmente las perfecciones que nosotros concebimos.
Distingo la mayor: es causa equívoca en sentido estricto, ya sea por
casualidad («a casu»), ya sea de intento («a consilio»), niego; es causa equívoca impropiamente dicha, es decir, en sentido metafísico
o sea análogo, concedo. Y contradistingo la menor.
253. 3. En
Dios se da una entidad simplicísima, sin variedad alguna; es así que si contuviese formalmente las perfecciones «simpliciter»
simples habría variedad en Dios, luego en
Dios no se dan tales perfecciones formalmente. La mayor: porque es el mismo ser.
Distingo la mayor: Sin variedad alguna, realmente, concedo; conceptual y fundamentalmente, niego. Y contradistingo la menor: habría en Dios variedad,
realmente, niego; fundamentalmente, en
cuanto que proporciona el fundamento necesario para que lo podamos concebir con
verdad como realizando actos de su entendimiento y de su voluntad, formalmente, concedo.
254. 4. Si
en Dios se dieran formalmente las perfecciones «simpliciter» simples, serían
accidentes propios, ya que se derivan, por necesidad, de la esencia; es así que en Dios no existen accidentes, luego tampoco perfecciones «simpliciter» simples.
Niego la mayor; en cuanto a la prueba aducida, distingo el aserto: se
derivan de la esencia estricta y propiamente, niego;
impropiamente y «a simultaneo», concedo.
255. 5. A
nuestros conceptos diversos corresponden cosas diversas (de lo contrario serían
sinónimos, tal como pretenden los agnósticos dogmáticos); es así que si a conceptos diversos corresponden cosas diversas, se
introduce en Dios la diversidad de las cosas y se suprime su simplicidad; luego
tales conceptos no le convienen a Dios.