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BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL

Prof. Dr. SANTIAGO GUIJARRO OPORTO

 

EL JESÚS HISTÓRICO                                                                                   Tema 8

La autoridad de Jesús

 

 

Jesús entró en el templo,

y mientras enseñaba se le acercaron 

los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo 

y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? 

¿Quién te ha dado esta autoridad?

 

(Evangelio de Mateo, cap. 21, vers. 23)

 

 

Presentación

 

La enseñanza de Jesús y su forma de actuar causaron gran sorpresa entre sus contemporáneos. Sus enseñanzas no se ajustaban en muchos casos a la sabiduría recibida de los mayores; incluso parecía contradecir a veces la Ley de Moisés, que era la máxima autoridad entre los judíos. Llamaba la atención especialmente la libertad con que hablaba de algunas prácticas como la observancia del sábado. Su forma de actuar no era menos llamativa. Su estilo de vida desarraigado, su cercanía a muchos hombres y mujeres que los judíos consideraban impuros, y por tanto al margen de la vida social y religiosa, su forma de comer y de sanar... Esta forma de hablar y de actuar suscitaron muchas preguntas entre la gente, y también entre los líderes religiosos del pueblo judío. Muchos se preguntaban con qué autoridad hacía y decía tales cosas.

 

En el mundo de Jesús la autoridad estaba muy relacionada con el prestigio y la valía públicamente reconocida, es decir, con el honor. El honor, que era el valor central de la cultura mediterránea tradicional, consiste en el reconocimiento público de la valía y capacidad de influjo de una persona. En tiempos de Jesús, lo mismo que en las sociedades mediterráneas tradicionales, una persona podía tener honor porque pertenecía a una familia honorable (a este tipo de honor se le llama honor adscrito), o porque alguien que tenía poder para ello se lo había otorgado (honor adquirido). Esto significa que en el mundo de Jesús había básicamente dos tipos de autoridad:

Autoridad adscrita

La que una persona posee por el hecho de pertenecer a una familia investida de autoridad en un campo concreto. Este es el tipo de autoridad que posee en las monarquías hereditarias el rey, o el que tenían en Israel los descendientes de los sacerdotes en asuntos religiosos.

 

Autoridad adquirida

La que una persona posee por delegación de otro. En el mundo de Jesús tenían este tipo de autoridad los funcionarios romanos en lo que se refiere a la vida política, o en el campo religioso los maestros de la ley (escribas y fariseos), que invocaban la autoridad de la Ley de Moisés.

Si atendemos a lo que dicen los evangelios, la autoridad de Jesús no procedía de su familia. De hecho, su origen humilde les resultaba escandaloso a sus contemporáneos. No podían entender que un maestro como él procediera de una aldea desconocida de la pagana Galilea: "¿Acaso va a venir el Mesías de Galilea? ¿No afirma la Escritura que el Mesías tiene que ser de la familia de David y de su mismo pueblo, de Belén?" (Jn 7,41-42) "¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno? (Jn 1,46). Y tampoco que hubiera nacido en una familia de artesanos: ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí entre nosotros? (Mc 6,3. Véase Mt 13,55).

 

La autoridad de Jesús tampoco procedía de la Ley de Moisés, que era la principal fuente de autoridad religiosa para aquellos que no hubieran nacido en una familia sacerdotal. Sus enseñanzas no sólo no se fundamentaban en ella, sino que a veces podían parecer contrarias a sus mandamientos. Y lo mismo ocurría con su comportamiento. La actitud de Jesús con respecto a la Ley de Moisés es muy ilustrativa en este punto.

 

¿De dónde procedía, entonces, la autoridad de Jesús? ¿Dónde encontraba fuerzas para soportar la enorme presión social que le provocaban sus enseñanzas y su forma de actuar? Si atendemos al testimonio del mismo Jesús, sobre todo cuando justifica este tipo de comportamientos, llegamos a la conclusión de que ambas cosas, su autoridad y su resistencia frente a la presión social, provenían de la estrecha relación que mantenía con Dios. En su enseñanza y en su actuación se refiere constantemente a un Dios, al que llama Padre, y con el que parece tener una cercanía muy particular. 

 

La fuente de la autoridad de Jesús es, por tanto, una experiencia religiosa: su relación con Dios. Es esta relación la que debemos conocer, si queremos entender todo lo que está detrás de las enseñanzas y de la vida de Jesús, y si queremos llegar hasta la fuente de esa autoridad que resultó tan llamativa a sus contemporáneos.

 

 

Guía para el estudio

 

Hace treinta años un investigador protestante llamado Joachim Jeremias llamó la atención sobre un hecho determinante en la vida de Jesús: su forma de llamar a Dios. Mostró de forma bastante convincente que Jesús había utilizado una palabra aramea (abbâ), que era propia del lenguaje infantil. Sus estudios han sido de gran ayuda para entender la relación de Jesús con Dios, aunque no todo lo que dijo Jeremias ha resistido el paso del tiempo.

 

Vamos a introducirnos en la experiencia que Jesús tuvo de Dios de la mano de un judío, que ha estudiado especialmente este tema: Geza Vermes. En su libro sobre la religión de Jesús aborda el tema de la autoridad de Jesús desde diversas perspectivas. Propongo la lectura del capítulo titulado "Abba, Padre. El Dios de Jesús"

Vermes, G., La religión de Jesús el Judío (Barcelona: Anaya-Mario Muchnik 1996) pp. 185-218.

Anota todo aquello que te ayude a explicar el origen de la autoridad que Jesús manifiesta en su forma de actuar.

 

 

Otros recursos

 

Bibliografía

 

En el mismo libro de Vermes hay dos capítulos especialmente interesantes sobre la autoridad de Jesús, el tercero, que lleva por título "Jesús Maestro: autoridad escritural y carismática", y el séptimo, titulado "Jesús, el hombre religioso". Para entender a Vermes es interesante saber que para él Jesús fue, ante todo, un judío piadoso (hasid) que derivaba su autoridad de su especial relación con Dios.

Vermes, G., La religión de Jesús el Judío (Barcelona: Anaya-Mario Muchnik 1996) pp. 65-97 y 219-246.

Otra forma de abordar el tema de la autoridad de Jesús consiste en estudiar los títulos que se daba a sí mismo o que otro le daban. Sobre esto puede verse una breve relación en Sanders y una más amplia, que conecta la situación anterior a la pascua con la posterior en el manual de Theissen-Merz:

Sanders, E. P., La figura histórica de Jesús  (Estella: Verbo Divino 2000) pp. 261-271.

 

Theissen, G. ñ Merz, A., El Jesús histórico  (Salamanca: Sígueme 1999) pp. 582-612.

Documentos

 

Quien esté interesado en saber qué es lo que dijo J. Jeremias acerca de la invocación abbâ y qué es lo que ha quedado de sus afirmaciones después de treinta años de investigación, puede leer el siguiente documento:

Dios Padre en las palabras de Jesús

Jesús no sólo invocó a Dios como Padre y habló de Él, sino que su forma de actuar revela que se entendía a sí mismo como hijo de este padre. Para entender el comportamiento filial de Jesús es interesante conocer cuál era el comportamiento propio del hijo en la sociedad mediterránea del siglo primero, y ver luego si el comportamiento de Jesús y la explicación que da de él corresponde a lo que se esperaba entonces de un hijo. Los dos documentos tratan sobre ello:

El comportamiento del hijo en la sociedad Palestina del siglo primero

 

El comportamiento filial de Jesús

 

Tareas

 

1  Las opiniones sobre Jesús aparecen muchas veces en los evangelios. Para la tarea de este tema vamos a leer dos capítulos de Mateo en los que se concentran muchas de ellas (Mt 11-12). Léelos despacio y ve anotando qué es lo que se dice acerca de Jesús.

 

2  Repasa tus notas sobre la relación de Jesús con Dios y sobre el origen de su autoridad. Observa que cuando Jesús recurre a sus obras como justificación de su autoridad, está diciendo que su forma de actuar es la propia de un hijo que imita el comportamiento de su Padre.

 

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