CLARIDAD
EN EL PROYECTO FAMILIAR: PASAPORTE A
UN BUEN CAMINO
Por:
Licenciado Eduardo Cattaneo
Fuente: Escuela
Virtual Para Padres
Muchos
de los fracasos familiares se deben a la incapacidad, por partede los
cónyuges, para fijar un proyecto familiar común. Este proyecto debe
comenzar a formularse desde el noviazgo y debe reformularse luego al
relacionarse con la realidad familiar.
· ¿Te has puesto a pensar si esperas de tus hijos algo semejante a
las expectativas que de ellos tiene tu esposa o esposo?
Si no lo has hecho hasta hoy, esperemos que este artículo pueda
ayudarte. No te apresures, espera el mejor momento para hablar sobre
esto con tu esposa o esposo.
Muchas veces este proyecto común existe, aún cuando no se haya
acordado explícitamente, subyacente en el interior y en el actuar de
ambos miembros del matrimonio; sin embargo, es siempre bueno llevarlo
al nivel de un plan común perfectamente explicitado. De esta manera,
evitaremos tomar caminos contrarios que desorienten a nuestros hijos.
· Dentro de ese proyecto familiar no solo se debe tener en cuenta lo
que esperamos de nuestros hijos, sino también lo que esperamos de
nuestro cónyuge.
También esto debe ser explicitado, buscando el mejor momento, ya que
esto no debe ser causa de fricciones sino de tranquilidad.
· Muchas veces sucede que los cónyuges llegan al matrimonio con un
proyecto que incluye la propia felicidad, y a los hijos como parte de
esa realización personal.
Pero deberíamos tener en cuenta que nuestros hijos son personas
distintas y libres, con capacidades e inclinaciones propias que
debemos respetar encaminándolas hacia el bien.
· Nuestras esperanzas con respecto los hijos, y aquello que nosotros
queremos de nuestra esposa o esposo, siempre deben ser flexible, ya
que estamos frente a personas actualmente libres.
· Una vez que nos hemos puesto de acuerdo con nuestra esposa o esposo
tendremos que comunicar a nuestros hijos lo que esperamos de ellos.
Para esto también debe buscarse el momento adecuado.
· LA FORMA Y EL MOMENTO ADECUADOS
Debe procurarse, como para cualquier charla familiar, esperar que
aquellos con los que tenemos que hablar estén tranquilos. Además,
los temas deben plantearse en forma amable.
· Las conversaciones deberían desarrollarse en un clima de cariño,
alegría, confianza, tranquilidad y delicadeza. De esta manera será
mas fácil que la otra parte nos escuche con mejor disposición.
· Nunca debemos plantear estos temas en momentos de tensión, durante
alguna pelea familiar, o ante una desgracia. Esto siempre suena al
otro como si le estuviésemos echando la culpa.
· La confianza necesaria se logrará siempre que creamos en nuestro
hijo y demostremos que el puede confiar en nosotros, porque cumplimos
nuestras promesas. Aquí hay una cuestión importante: muchas veces
para quitarnos un problema, ante la insistencia de nuestros hijos
sobre algún asunto determinado, le decimos que cumpliremos sus deseos
más adelante, pero sin estar seguros si podremos hacerlo y, otras
veces, estando seguros de que no podremos. Esto termina minando la
confianza que nuestros hijos tenían depositada en nosotros.
· Las conversaciones se deberán realizar de forma delicada. Sin
enojarse, ni gritar y estando dispuestos a admitirlo si nos
equivocamos; pero, en el caso de nuestros hijos, con firmeza:
exigiendo y corrigiendo.
· Si no estamos seguros de haber logrado el momento adecuado es
preferible no decir nada, ya que bien podremos causar el efecto
contrario al que buscamos.
NOTA: Recordemos siempre que los consejos sólo son consejos, no deben
tomarse como normas generales, no siempre son buenos para todos,
debemos pasarlos por el filtro de nuestra propia experiencia.