EL HECHO Y SU CONTEXTO
Entrevista a Jordi Bardavío, secretario de la delegación catalana del Equipo de Investigación del Centro de Sindonología Español (EDICES)

Susana Higueras
e-cristians.net
18/04/2002

 

Jordi Bardavío, sindonólogo, nos habla en esta entrevista para E-Cristians de las dos telas sagradas vinculadas a la muerte de Jesús, el Sudario de Oviedo y la Síndone de Turín, reflexionando también sobre los valores de la fe cristiana.

-¿Cómo es que hay dos telas relacionadas con la muerte de Jesús? Háblenos de ello

-La Tradición afirma que la Síndone de Turín es el lienzo mortuorio que envolvió el cuerpo de Jesús en el Sepulcro; mientras que el Sudario se utilizó para cubrir únicamente la cabeza de Jesús tras su muerte en la Cruz durante su traslado al Sepulcro, en donde le fue retirado para proceder al amortajamiento.

En este sentido, el Evangelista San Juan es muy claro al hablar de la existencia de ambos lienzos. Dice textualmente en el capítulo 20, versículo 7 de su Evangelio, que al entrar en el interior del sepulcro ''contempló allí los lienzos yacentes y el sudario que había cubierto su cabeza, no puesto con los lienzos sino doblado aparte, en un sitio''.

Esto es además bastante lógico, puesto que la Ley judía prescribía que cuando el rostro de un cadáver estuviera ensangrentado o deformado (cosas ambas que ocurren en el caso de Jesús), debía cubrirse con un velo. Lo que sucede es que en España se ha provocado una cierta confusión debido a que las antiguas traducciones utilizaban la palabra ''sudario'' para referirse a la Síndone.

 

 
Imagen de la Síndone de Turín
 
Dibujo donde se han superpuesto las principales manchas del Sudario de Oviedo, extraído del libro El Sudario de Oviedo de Jorge-Manuel Rodríguez

-¿Cuáles son los elementos comunes y de correspondencia que se dan entre las dos reliquias?.

-La imagen presente en la Síndone nos muestra que el hombre que fue envuelto en ella murió por crucifixión, pero además sufrió otros tormentos, tales como la flagelación y una, podríamos llamar, ''coronación de espinas'' puesto que multitud de heridas punzantes le recorren la totalidad del cuero cabelludo.

En el Sudario no puede contemplarse imagen alguna, sino tan sólo arrugas y una serie de manchas de sangre. Podría describirse como un trapo sucio, manchado y arrugado. ¿Quién querría conservar un trapo así?. Y sin embargo se venera desde el siglo IX en la Catedral de Oviedo. Ahora bien, las investigaciones realizadas durante más de una década por un grupo de científicos de gran prestigio profesional, integrantes del Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología (EDICES), demuestran que ese trapo, efectivamente, envolvió el rostro de un hombre adulto, normalmente constituido, con barba y bigote, que murió en posición vertical, con ambos brazos elevados por encima de su cabeza y con un punto de apoyo en los pies, produciéndose el óbito por edema pulmonar agudo; esto es, por encharcamiento de pulmones. Se trata de una muerte en todo análoga a la muerte de cruz. Además, se ha podido comprobar que el hombre del Sudario sufrió en la cabeza una serie de heridas punzantes estando todavía vivo.

El grupo sanguíneo presente en ambas telas es el mismo: el grupo AB. Y las manchas de sangre parecen tener coincidencias morfogeométricas en ambas telas.

-Entonces, ¿el Sudario y la Síndone cubrieron el mismo cuerpo?

-Todo ello nos lleva a pensar que efectivamente ambos lienzos pudieron haber envuelto el mismo cadáver, y que éste podría haber sido el de Jesús de Nazaret.

-¿ Y qué probabilidades hay de que estos dos tejidos fueran los que cubrieran el cuerpo de Jesucristo?

-En el caso de la Síndone, el estudio probabilístico que han realizado algunos matemáticos es abrumador y unívoco: esa tela sólo ha podido envolver el cuerpo de Jesús, porque sólo en el caso de Jesús se dan juntas todas las variables que se presentan en la Síndone.

Los crucificados a lo largo de la historia han sido muchos, pero sabemos que éstos podían ser atados o clavados a la cruz. En el caso de Jesús, se nos dice que fue clavado, y así aparece el hombre de la Síndone, lo cual reduce las probabilidades a la mitad. Por otro lado, la flagelación y la crucifixión no eran penas que se aplicaran simultáneamente, como sucede en Jesús y también en el hombre de la Síndone; las probabilidades se reducen todavía más (en el caso de Jesús se aplicó la flagelación como algo extraordinario por el hecho de que Pilatos no tenía intención de ejecutarlo, y son sólo los acontecimientos posteriores los que le mueven a tomar esa decisión). Pero nos encontramos también con el hecho de que Jesús fue coronado de espinas, cosa que en absoluto era habitual y que se explica por una burla referida a su persona, lo que al aparecer también en el hombre de la Síndone reduce drásticamente las probabilidades. Y así podríamos seguir,...

Por lo que respecta al Sudario, estas probabilidades no son tan evidentes. Ya antes hemos mencionado que en esta tela no hay imagen, y tan sólo contamos con las manchas de sangre y con las arrugas del lienzo para efectuar el diagnóstico. Sin embargo, ya hemos visto que una cosa es segura, y es que el sudario envolvió la cabeza de un crucificado, y que éste sufrió en vida heridas punzantes en la zona de la nuca. Además existen correspondencias en las manchas de sangre de Síndone y Sudario, pero hay que ser cautos en este punto porque todavía no se ha efectuado una comparativa directa entre ambas telas, lo cual es absolutamente indispensable para poder emitir un juicio al respecto.

-Dejando a un lado las cautelas, como investigador y como creyente, la Síndone y el Sudario pertenecieron a Jesús,...

Yo creo que todos los descubrimientos apuntan en la misma dirección: las telas encontradas envolvieron el cuerpo de Jesús de Nazaret. Y esto no lo pienso como creyente, pues ninguna de las dos telas fundamenta mi fe, sino como persona que conoce la consistencia de las investigaciones realizadas.

-¿Qué más podría hacer la ciencia como servicio a la fe?.

-Mi interés es establecer nuevos puentes entre cristianismo y cultura, concretamente entre cristianismo y ciencia, que es el lenguaje dominante en nuestra cultura tecnológica. La fe, a mi juicio, se sostiene sobre sí misma y es anterior a todos los argumentos y demostraciones científicas que podamos presentar.

Nuestros estudios aportan un granito de arena al mostrar que la fe cristiana no es ingenua ni se basa en testimonios manipulados de hechos que jamás han ocurrido sino que, a partir de estos documentos (Síndone, Sudario y estudios arqueológicos del área del Gólgota y Sepulcro), podemos ir reconstruyendo aquellos dramáticos y trascendentales momentos de la historia de la humanidad (la muerte y resurrección de Cristo), experiencia central del cristianismo.

-¿En qué sentido tendrían que ir las futuras investigaciones?.

Por lo que a nosotros respecta, vemos necesario realizar un estudio comparativo directo de las manchas de sangre entre Síndone y Sudario

Actualmente la diócesis de Turín está valorando, a través de un comité científico creado al efecto, toda una serie de protocolos de investigación presentados por especialistas de todo el mundo.

No sabemos cuál será su decisión, pero nos gustaría que autorizara la realización de nuevas investigaciones.

Investigador del EDICES durante una de las pruebas practicadas al Sudario de Oviedo

-Cambiando un poco de tema, los detractores de la Síndone utilizan como argumento principal la prueba del carbono catorce. Háblenos de esta controversia.

-Sería algo verdaderamente extenso para tratarlo en profundidad, pero intentaré resumirlo. En el año 1988 la Síndone fue sometida a una datación con radiocarbono que atribuyó a la muestra una fecha medieval, situándose su origen entre los siglos XIII y XIV. Sin embargo, esos resultados han sido invalidados por multitud de estudios posteriores que, curiosamente, no han tenido ninguna repercusión en los medios de comunicación. Hoy en día la opinión de los científicos a este respecto es unánime, incluso la de quienes participaron en la propia datación: la prueba del carbono catorce no dató correctamente la Síndone, pues la muestra no fue tratada correctamente con arreglo a los conocimientos de que disponemos actualmente.
Se trata, además, de un método sujeto a muchos errores y limitaciones, y las muestras que se analizan deben reunir una condiciones muy estrictas para que su análisis sea fiable.

(Para ampliar estos datos se puede consultar la página web del EDICES http://www.linteum.com)

-¿La prueba del carbono catorce ha afectado a las investigaciones?. La Iglesia, debido a esto, ¿ha puesto el freno de mano en algún aspecto?

-La posición de la Iglesia siempre ha sido la misma: el estudio de las reliquias en general, y significativamente el de éstas, es algo que queda en manos de los científicos. No es materia de fe. Nadie está obligado a creer en las reliquias.

De todas formas, es verdad que la tergiversación de que fue objeto la prueba del carbono ha vuelto a las autoridades eclesiásticas muy cautas en esta materia. Recuérdese en este sentido que en todos los medios de comunicación se dio por absolutamente cierto lo que sólo era probable y se silenciaron por completo todos los desmentidos posteriores.

-La datación ha de circunscribirse a esta prueba, ¿no hay otra manera de saber de qué época son estas sagradas telas?

-No creo que la datación deba circunscribirse únicamente a la prueba del carbono catorce, aunque tampoco rechazamos de plano este método si se aplica con la prudencia y las medidas necesarias.

Efectivamente, existen otros medios indirectos que pueden ayudar en la datación. Lo que ocurre es que hay que poner todos esos datos en conjunto para que la interpretación sea válida. De todas formas es difícil que termine la polémica, porque estamos hablando de Jesús y, aunque no quiera admitirse, de la posible huella de su Resurrección. Es lo que está en la mente de todos cuando se habla de este tema. Y es que los prejuicios de los no creyentes son muy fuertes: en primer lugar, no entra en su esquema mental la posibilidad de un Dios hecho Hombre, pero además, si se admitiera científicamente que el hombre de la Síndone es Jesús, se verían obligados a cambiar sus planteamientos de vida y su conducta, porque la fe cristiana no es sólo una filosofía, sino que exige una adecuación del comportamiento ciertamente sacrificada.

No ocurre así para los creyentes. Nuestra fe no se fundamenta en la existencia de esas telas. La fe implica una adhesión, una confianza, una relación personal en un itinerario de conversión y mutuo conocimiento. Pues bien, obviamente, este hecho no depende para nada de unas telas.

-Y, dígame, ¿se han encontrado otros sudarios o síndones de hombres de la época de Jesús?

-No, porque los crucificados no eran enterrados sino arrojados a fosas comunes. Los sudarios o prendas relacionadas con esos sujetos eran arrojadas con los propios cuerpos a las fosas comunes (y se descomponían con los cuerpos). No olvidemos que eran los indeseables de aquella sociedad. El único crucificado que se ha encontrado enterrado era un tal Johanan, que apareció con las piernas rotas. Otra cosa son las representaciones o pinturas que de ellas se han hecho y que abundan en la iconografía cristiana.

-¿Se veneran otros elementos vinculados a la pasión y muerte de Jesús?

Sí. Por ejemplo, la tabla colocada sobre la cruz con la causa de la condena (el Titulus), que se conserva en la Basilica della Santa Croce in Gerusalemme, de Roma; y el Santo Cáliz, que se venera en la Catedral de Valencia. Ambas reliquias tienen muchos visos de ser auténticas, a tenor de las investigaciones realizadas sobre las mismas.

-Para finalizar, ¿qué recomendaría a los que quieran profundizar en este tema?

-En vísperas del Día del Libro, el texto que recoge nuestros trabajos puede ser un buen regalo para aquellos que quieran ahondar en esta cuestión. El título es El Sudario de Oviedo, de Jorge-Manuel Rodríguez Almenar, y está editado por Ediciones de la Universidad de Navarra (EUNSA).