La invocación de los mártires y de los santos, en
coros alternos entre ministros y asamblea, es una singular forma de "oración de
los fieles", expresión de uno de los más gozosos artículos de nuestra fe: la
comunión de los santos.
Esta serie de letanías incluye los nombres de los mártires y santos que tuvieron
sepultura en el área de las catacumbas de San Calixto o en las otras catacumbas
del "complejo calixtiano". Se añadieron los nombres de San Calixto, sepultado en
el cementerio de Calepodio sobre la vía Aurelia Antica, y los de los Santos
Felicísimo y Agapito, sepultados en la catacumba de Pretextato. En la lista van
precedidos de un asterisco los nombres de estos y de aquellos que no fueron
sepultados en las catacumbas de San Calixto propiamente dichas.
Fueron justamente esos testigos de la fe quienes, junto con tantos otros
hermanos suyos, dieron origen a la comunidad cristiana de Roma. Su sangre ha
sido, según la conocidísima expresión de Tertuliano, semilla de nuevos
cristianos.
Ordinariamente, los mártires y los santos son venerados e invocados por las
Iglesias particulares en el "dies natalis", es decir, en el día de su nacimiento
al cielo. Una praxis constante de la Iglesia es la de reunirse en asamblea
litúrgica o en el lugar donde los mártires habían rendido a Dios su testimonio
de fe, o bien junto a sus gloriosos sepulcros.
"Confortada por el testimonio de los mártires y los santos, la Iglesia,
peregrina en la tierra, afronta cada día el buen combate de la fe para compartir
la misma corona de gloria, e implora la misericordia del Padre quien revela en
los débiles su potencia y dona a los inermes la fuerza del martirio" (1)
La finalidad de las letanías es dirigir las súplicas del pueblo cristiano a
Cristo y a sus amigos predilectos, los mártires y los santos. Cada letanía es
siempre precedida por la invocación a Dios uno y trino y a Cristo Señor; sigue
la memoria de la Santa Madre de Dios, "en la cual la Iglesia admira y ensalza el
fruto más excelso de la redención". Finalmente, son nombrados los papas, los
obispos, los mártires y las vírgenes sepultados en el complejo calixtiano.
Así estas letanías unen en comunión de alabanza y súplica a los miembros de la
Iglesia itinerante con aquellos que ya contemplan el rostro de Dios. Esta
comunión alcanza el momento más fuerte en la Eucaristía cuando el cielo y la
tierra, los ángeles, los santos y todos los fieles que están en camino, se
asocian a la misma alabanza por medio de Nuestro Señor Jesucristo, en la unidad
del Espíritu Santo, para gloria de Dios Padre.
La Iglesia de Esmirna (Turquía), después del
martirio de su obispo Policarpo y de once fieles, muertos en el año 157 (o 167),
informaba a "la Iglesia de Dios que peregrina en Philomélium, Frigia, y a
todas las comunidades de la santa Iglesia universal" acerca del fin glorioso de
aquellos y añadía:
"Nosotros veneramos dignamente a los mártires en cuanto discípulos e
imitadores del Señor y por su fidelidad suprema hacia el propio Rey y Maestro.
¡Ojalá se nos dé a nosotros también llegar a ser compañeros y discípulos de
ellos!
... Después de haber recogido los huesos de Policarpo más preciosos que joyas
raras y más puros que el oro fino, los repusimos en lugar apropiado según
costumbre para los mártires. Y en este lugar reuniéndonos con exultación y
regocijo cada vez que nos resulte posible, nos consentirá el Señor festejar el
aniversario de su martirio, en memoria de cuantos han arrostrado ya la misma
lucha y para ejercicio y preparación de cuantos la arrostrarán en el futuro" (Martyrium
Polycarpi: XVII, 3, XVIII, 2-3).
Con los mismos sentimientos de estos hermanos nuestros de Esmirna queremos rezar
junto a las tumbas de los gloriosos mártires de las catacumbas de San Calixto y
celebrar en alegría su "dies natalis" (día del nacimiento al cielo). Gracias a
su intercesión, nuestra fe se volverá más firme para poder afrontar serenamente
las pruebas de la vida.
Te damos gracias, oh Dios Padre omnipotente,
por habernos dado hermanos, que han testimoniado su amor hacia Ti con una vida
santa, y muchos hasta el derramamiento de su sangre. Que su ejemplo ilumine y
sostenga nuestro camino hasta el día en que lleguemos a la Jerusalén celestial.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Señor, piedad
Cristo, piedad
Señor, piedad
Santa María, Madre de Dios y Reina de los Mártires, ..... reza por nosotros
San José, "varón justo", esposo de la Madre de Dios y custodio de Jesús
Santos Pedro y Pablo, mártires de Cristo, columnas y fundamento de la Iglesia de
Roma
Papas mártires
San Calixto I, papa y mártir, custodio de los hermanos de fe aquí sepultados
San Ponciano, papa y mártir, condenado a la minas
San Fabián, papa y mártir, organizador de la Iglesia romana
San Cornelio, papa y mártir, "modelo de humildad, paciencia y bondad"
San Sixto II, papa y mártir, muerto por Cristo en el área de estas catacumbas
San Eusebio, papa y mártir, misericordioso hacia los lapsi (2)
Diáconos mártires
Santos Diáconos: Jenaro, Magno, Vicente, Esteban, *Felicísimo y Agapito,
compañeros en el martirio del papa Sixto II
Fieles mártires
San Tarcisio, adolescente de fuertes ideales e intrépido defensor de la
Eucaristía
Santa Cecilia, muchacha valiente que ofreció a Cristo su virginidad
Santa Sotera, noble romana muerta por su fidelidad al evangelio
San Polícamo, gloria y decoro de la Santa Iglesia
Santos Calócero y Partenio, fieles a Cristo hasta perder la vida por El
Santos Marcos y Marceliano, hermanos de sangre e inseparables en el martirio
Santos Cereale, Salustia y veintiún Compañeros, defensores de la fe contra la
herejia novaciana (3)
Santos Mártires griegos: María, Neón, Hipólito, Adria, Paulina, Marta, Valeria,
Eusebio y Marcelo, don de la Iglesia Oriental al complejo calixtiano
Santos y Santas Mártires, sepultados en las Catacumbas de San Calixto
San Ceferino papa, que quisiste este cementerio para la Iglesia de Roma
San Antero papa, que viviste en la cárcel todo tu breve pontificado
San Lucio (I) papa, obligado a vivir desterrado porque Vicario de Cristo
San Esteban (I) papa, custodio de la pureza de la fe
San Dionisio papa, padre amoroso de los hermanos en dificultad
San Félix (I) papa, celoso en la obra de evangelización
San Eutiquiano papa, apóstol de la ortodoxia
San Cayo papa, amigo de los pobres
San Milcíades papa, defensor de la fe contra la herejía donatista (4)
San Marcos papa, pastor de la Iglesia de Roma y promotor de su calendario
litúrgico
San Dámaso (I) papa, "piadoso cultor de los Mártires"
Todos ustedes, la clase de los Papas, "que custodian el altar de Cristo"
Obispos santos
Santos Obispos Optato y Numidiano, evangelizadores de las tierras de Africa
Santos Obispos: Urbano, Laudiceo, Policarpo y Manno, continuadores de la misión
de los Apóstoles
Todos ustedes, Santos Obispos, sepultados en las Catacumbas de San Calixto
Fieles santos
Ustedes, Santos Sacerdotes, que vivieron y murieron "en la larga paz"
Ustedes, Jóvenes y Niños, que han sabido conservar su pureza por Cristo
También ustedes, pecadores, convertidos a la bondad del Padre, lavados en la
sangre de Cristo y santificados por el Espíritu Santo
Todas ustedes, Almas Santas, cuyo cuerpo reposa en el cementerio de San Calixto
Santos y Santas peregrinos a las Catacumbas
Santas Brígida y Catalina de Suecia
Santos Carlos Borromeo y Felipe Neri
San Juan Bosco y Beato Miguel Rua
Santas María Dominga Mazzarello y Teresa del Niño Jesús
Santos todos, peregrinos a las Catacumbas de San Calixto y admiradores de la fe
de los primeros cristianos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ayúdanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros
Oremos
Oh Dios, nuestro Padre, que con la sangre
de los Mártires fecundaste y con la presencia de tantos Santos bendijiste el
suelo de las Catacumbas de San Calixto, por el luminoso ejemplo de tan valientes
Testigos consérvanos en la fe, para que podamos recoger y gustar anticipadamente
con alegría el fruto de su sacrificio.
Por Cristo nuestro Señor. Amén (5)
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(1) Cf Misal Romano, Prefacio de los mártires.
(2) Los lapsi (= caídos) eran esos cristianos que habían evitado las
torturas durante las persecuciones, renegando de su fe en Jesucristo.
(3) Novacianos: secta herética que toma el nombre de su jefe, el antipapa
Novaciano (251-258). Negaban el perdón a esos cristianos que habían renegado de
la fe durante las persecuciones. (4) Donatistas: secta herética que se originó
en Cartago. Toma el nombre de su exponente principal, Donato. Negaban la validez
de los sacramentos administrados por personas heréticas o moralmente indignas
(en pecado mortal).
(5) De BARUFFA Antonio, Litanie dei Martiri e dei Santi delle Catacombe di
San Callisto, Collégium Cultórum Mártyrum, Roma 1990, 44 p.