La enseñanza de la Iglesia Católica sobre la violencia doméstica


Una respuesta pastoral a la violencia doméstica contra la mujer

Introducción 
Como pastores de la Iglesia en los Estados Unidos, nos unimos a los obispos de otros 
países, especialmente Canadá y Nueva Zelandia, al declarar tan clara y fuertemente como 
podamos que la violencia contra la mujer, en el hogar o fuera del hogar, nunca es 
justificada. La violencia en cualquier forma -física, sexual, psicológica, o verbal- es 
pecaminosa; muchas veces es también un crimen. 
El abuso es un tópico en el que a nadie le gusta pensar. Pero como éste existe en 
nuestras parroquias, diócesis y vecindades, presentamos esta declaración como un primer 
paso en lo que nosotros esperamos será un continuo esfuerzo de la Iglesia en los Estados 
Unidos para combatir la violencia familiar en contra de la mujer. Esta declaración es una 
respuesta a las repetidas solicitudes de muchas mujeres y hombres a lo largo de los 
Estados Unidos para tratar el tema. 
Estamos escribiendo acerca de nuestro deseo de ofrecer los recursos de la Iglesia, tanto 
a las mujeres que son maltratadas como a los hombres que abusan de ellas. Ambos grupos 
necesitan de la fuerza y curación de Jesús. Estamos escribiendo también sobre la 
conciencia de que en tiempos de inestabilidad económica, como el presente, en que los 
asalariados pierden sus trabajos o son amenazados con su pérdida, se ven a menudo 
afectados por un aumento en la violencia familiar. 
A pesar de que estamos enfocando aquí la violencia en contra de la mujer, esto no 
implica de ninguna manera que la violencia en contra de los hombres o de los jóvenes o los 
mayores de edad o los no nacidos sea algo de menor gravedad. En realidad, la violencia en 
contra de cualquier persona es contraria al mensaje del Evangelio de Jesús de "Amáos los 
unos a los otros como yo los he amado". Cuando la violencia en contra de la mujer es 
tolerada, puede ayudar a preparar el escenario para actos violentos en contra de otros 
grupos también. 
La violencia en contra de la mujer en el hogar tiene particularmente serias repercusiones. 
Cuando la mujer es una madre y la violencia es llevada a cabo delante de sus niños, se 
crean las condiciones en el ambiente para un ciclo de violencia que puede ser transmitido 
de generación en generación. 
Los consejeros de la violencia familiar nos enseñan que la violencia es un 
comportamiento aprendido. En algunos casos, los hombres que cometen el abuso y las 
mujeres que son abusadas han crecido en hogares donde ocurría la violencia. En una 
situación semejante, un niño puede crecer creyendo que la violencia es un comportamiento 
aceptable; los niños aprenden que ésta es una forma de ser poderosos. Los consejeros 
sobre el abuso dicen que el niño que haya crecido en un hogar presenciando abuso físico 
está mil veces más inclinado a utilizar la violencia en su propia familia. Al mismo tiempo, 
apenas el 25% de los hombres que crecieron en hogares con abuso físico prefirieron no 
usar la violencia. 
Estamos de acuerdo con los obispos de Quebec, Canadá, cuando llaman a la comunidad 
cristiana para "unir sus fuerzas y complementar el trabajo de aquellas asociaciones y 
grupos que están actualmente comprometidos en prevenir y combatir esta forma de 
violencia. 
También estamos de acuerdo con los líderes de la Iglesia canadiense, quienes han 
sostenido que cuando los hombres abusan de la mujer, "reflejan una falta de entendimiento 
en nuestra sociedad acerca de la forma en que hombres y mujeres deben relacionarse unos 
con otros. Ellos violan los valores básicos cristianos de justicia, igualdad, respeto, dignidad 
y paz; van en contra del llamado a la práctica de la amabilidad, la bondad, la confianza, el 
soporte mutuo, y de amarnos unos a otros como a nosotros mismos". 

A quienes nos dirigimos
Reconociendo la seriedad del problema, estamos dirigiendo esta declaración a varias 
audiencias: 
•Primero, a las mujeres que son víctimas de la violencia y que necesitan la ayuda de la 
Iglesia para escapar de su dolor y su aislamiento. 
•A los párrocos, personal de la parroquia y educadores que a menudo son una primera 
línea de defensa para las mujeres que están sufriendo el abuso. 
•A los hombres, especialmente a aquellos que como agresores no saben cómo escaparse 
del ciclo de violencia, o que no comprenden cómo esto puede conseguirse. 
•A la sociedad, que lentamente está reconociendo el alcance de la violencia familiar en 
contra de la mujer. 

Nota: Esto no quiere decir que en esta declaración esté todo incluido sobre la violencia 
en contra de la mujer. Porque la violencia tiene muchas dimensiones y ramificaciones, esta 
declaración intenta ser una introducción junto con algunas sugerencias prácticas pastorales 
a las parroquias de lo que pueden hacer ahora en ese sentido. 
_________________________________________________

Lo que dice la Biblia

Sobre el divorcio:
Mateo 5: 3l-32 Mateo l9: 3-9 Lucas l6: l8 I Corintios 7: l0-l6 I Corintios 7: 39-40
Deuteronomio 24: l-4 Marcos l0: 2-l2 Malaquías 2: l4-l6 Jeremías 3: l

Sobre la ira:
Efesios 4: 26 Proverbios l4: 29 Colosenses 3: 8 Colosenses 3: 2l Mateo 5: 22-24
Romanos l2: l9-2l Efesios 4: 3l-32 Proverbios l2: l6 Proverbios l4: l6-l7
Proverbios l6: 32 Proverbios l9: ll Proverbios 2l: 4 Proverbios 29: 8 Proverbios 30: 33
Santiago l: l9-20 Salmo 37: 8 Eclesiastés 7: 9 Hebreos l0: 30

Sobre la culpa:
Juan 5: 24 Juan l: 9 I Juan 3: l7-l8 I Juan 3: 20 Romanos 8: l Salmo 32: l,5
Salmo l03: 9-l2 Hebreos 8: l2 Hebreos l0: l7, 22 Jeremías 3l: 34 Jeremías 33: 8II 
Crónicas 30: 9 Isaías 43: 25 Isaías 44: 22 Isaías 55: 7I I Corintios 5: l7 Apocalipsis l2: l0-ll
Lucas 7: 47-48, 50 Miqueas 7: l8-l9 

Sobre el arrepentimiento:
Salmo 3l: ll Salmo 5l: 5-6, l9 Lucas 5: 8 Lucas l8: l3 Juan l6: 7-ll Isaías 6: 5
Romanos 2: l5 Hechos: 2: 37 Hechos l6: 29-30 Génesis 3: 7-8 Génesis 42: 2l-22
Lamentaciones l: 20 Job l3: 22-23 Job 40: 4-5 I Corintios l4: 24-25 

Sobre el perdón y la aceptación:
Marcos ll: 25 Mateo 5: 44-45 Mateo l8: 2l-22 Colosenses 3: l3 Mateo 5: l0-l2
Mateo 6: l4-l5 Romanos l2: 20-2l I Pedro 2: l9-23 I Pedro 4: l4 Lucas 6: 35, 37
Efesios 4: 3l-32 Hebreos l0: 30 Juan 6: 37 Isaías l: l8 Jeremías 33: 8 Romanos l0: ll
Efesios 2: l3-l6 Romanos 5: 9-l0 II Corintios 5: l8-l9 Ezequiel 33: l9 I Pedro 2: 4-5
Isaías 43: 25 Lucas 7: 47-48 Miqueas 7: l8-l9 Colosenses l: 2l-23 Salmo l03: l-5
Salmo l03: l2-l3 I Tesalonicenses 5: 9-l0 Romanos l0: l3 
_________________________________________________<Imagen>


Lo que pueden hacer los párrocos y pastores

•Tener presente que las mujeres maltratadas recurren fácilmente al uso de 
anticonceptivos y al aborto mismo. Iluminarlas sobre los métodos morales, o sea, naturales, 
para la regulación de la natalidad y sobre la inmoralidad de otros métodos así como sobre 
la absoluta inaceptabilidad del aborto. 

•Al condenar el aborto o la anticoncepción se deben proveer alternativas como los 
centros de ayuda a la mujer embarazada y de planificación natural de la familia. 

•Téngase en cuenta que algunas mujeres se vuelven alcohólicas o drogadictas o intentan 
suicidarse como resultado del abuso padecido. El abandono de la mujer por parte del 
hombre ha sumido en la pobreza a incontables mujeres y constituye una violencia física, 
emocional y espiritual. 

•Mírese el problema desde todos sus ángulos. La violencia doméstica tiene muchas 
consecuencias a corto y largo plazo para los cónyuges, para sus hijos (si los tienen) y para 
la sociedad. Es imprescindible combatirla en todas sus formas, y proteger a las mujeres y a 
los niños, que son sus principales víctimas. 

•Haga de su parroquia o templo un lugar seguro donde las mujeres agredidas y los 
hombres que las agraden puedan obtener ayuda. 

•Aprenda todo lo que pueda sobre la violencia doméstica y comuníquelo a las demás 
personas que también están en posición de ayudar a las víctimas. 

•Manténgase en estado de alerta para percibir cualquier señal de abuso en las mujeres 
que pertenecen a su iglesia. 

•Asegúrese de que las homilías en su iglesia toquen alguna vez el tema. Si las mujeres 
maltratadas no oyen nada sobre este tema, pueden creer que a nadie le importa lo que les 
está sucediendo. Describa lo que es el abuso, de modo que esas mujeres puedan 
reconocerlo y buscar ayuda. 

•Si usted sospecha que una mujer está siendo maltratada, haga preguntas directas. 
Pregúntele si ha sido insultada o golpeada en su hogar. Evalúe cuidadosamente las 
respuestas de ella. Algunas mujeres no se dan cuenta de que están abusando de ellas o 
mienten para proteger a sus esposos o novios. 

•Al hablar con una persona maltratada, ejerza su carisma de discernimiento. No siempre 
es víctima toda mujer que se presenta como tal. A veces el hombre también es una víctima, 
o, por lo menos, el mal comportamiento de su compañera tiene relación con su agresividad. 
Lo ideal es siempre oír las dos partes. 

•A los ministros de Dios les toca tratar de salvar los matrimonios. Así como "una 
golondrina no hace verano", tampoco una sola reacción violenta significa que el matrimonio 
esté irremediablemente perdido. Indague sobre el grado de amor mutuo. Recuérdeles 
aquello de San Pablo: "El amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo 
aguanta" (1 Cor. 13,7). Mientras haya verdadero amor y un deseo de superación, hay 
esperanzas. 

•Con frecuencia no hay ya esperanzas, porque el amor ha muerto. Signo de ello es el 
abuso habitual. Comprenda lo mucho que ha sufrido la víctima, pues el agresor era alguien 
a quien ella se había unido por amor. La víctima siente lo mismo que el salmista: "Si un 
enemigo me ultrajara, podría soportarlo; si mi adversario se alzara contra mí, me escondería 
de él. ¡Pero has sido, tú, mi propio compañero, mi más íntimo amigo, con quien paseaba 
entre la multitud por el templo de Dios!" (Sal. 55, 13-15). 

•Si la víctima realmente lo es, procure liberarla de los sentimientos de culpabilidad que 
pueda tener. Hágale ver que ella también quizás necesitará ayuda de un psicólogo o 
psiquiatra, pues es posible que se haya establecido el patrón de la violencia desde su 
infancia. Debido a esto, no son raros los casos en los que una víctima vuelve a casarse o 
relacionarse con unagresor. 

•Si la relación entre la pareja no puede mantenerse, ayude a la víctima a reconocerlo. A 
veces les han dado a mujeres consejitos "piadosos" que no resuelven y que pueden hasta 
costarles la vida. Si no hay remedio, no hay que decir: "Ésa es tu cruz; tienes que 
soportarla". O "si tú le das más amor a tu esposo y eres sumisa, él cambiará". 

•En las sesiones de preparación para el matrimonio, evalúe los métodos que utilizan las 
parejas para lidiar con sus desacuerdos, y sus patrones familiares para la solución de los 
problemas. 

•Posponga el matrimonio si identifica señales de abuso presente o sospecha que lo habrá 
en el futuro. 

•En los programas de preparación para el Bautismo, manténgase alerta con respecto a la 
excesiva inquietud que podría ocasionar el advenimiento de un hijo, lo cual pudiera 
conducir a un comportamiento violento. 

•Mantenga una lista vigente de las instituciones que ayudan a mujeres abusadas. Tenga 
a la mano un plan de acción por si una mujer agredida llama solicitando ayuda. Establezca 
comunicación con la policía y con las agencias de ayuda. Tenga un lugar seguro para 
mujeres abusadas. 

•Asegúrese de que los diáconos, catequistas y demás educadores de su iglesia reciban 
entrenamiento sobre cómo identificar el abuso doméstico. 

•Organice seminarios sobre la violencia doméstica en su iglesia. Publique en su boletín 
una lista de los lugares y números de teléfonos donde las mujeres abusadas pueden llamar 
para obtener ayuda. 

•En las liturgias penitenciales de su iglesia, identifique la violencia contra la mujer como 
un pecado contra el cuarto y quinto mandamiento. 

•Entre las oraciones comunitarias, incluya preces por las víctimas del abuso, por sus 
abusadores y por quienes les ofrecen ayuda.
_________________________________________________


Oraciones


Oración por las víctimas de la violencia doméstica

Dios de Amor y Creador del universo, existen hogares en nuestro mundo donde las 
personas viven con temor a la violencia. Para estas familias el hogar no es un lugar seguro, 
sino un lugar de peligro y dolor. 

Dales la fuerza y la sabiduría que necesitan para vencer la arrogancia, el temor y la 
división. 
Dales la gracia para resolver los conflictos sin violencia y para establecer relaciones 
basadas en el espíritu de amor y paz de Nuestro Señor Jesucristo. 
Dios de la Misericordia, muchos les hemos dado la espalda a las personas abusadas. 
Abre nuestros corazones al dolor de los que sufren. Ayúdanos a llegar a ellos con amor y 
comprensión. 
Dios de la Esperanza, en ti confiamos abriendo nuestras vidas a tu fortaleza, tu sanación 
y tu amor. Enséñanos que la paz solamente llegará a nuestro mundo, por medio de la paz 
en nuestros corazones y en nuestros hogares. Amén. 


Oración ante un crucifijo

En esta hora, Cristo del Calvario, 
vengo a rogarte por mi carne enferma; 
pero, al verte, mis ojos van y vienen 
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza. 
¿Cómo quejarme de mis pies cansados, 
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos sanas, 
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a Ti mi soledad, 
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor, 
cuando tienes traspasado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada, 
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía 
se me ahoga en mi boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada, 
estar aquí, junto a Tu imagen muerta;
ir aprendiendo que el dolor 
es sólo la llave santa de tu santa puerta.
(Anónima)

Oración de la serenidad
Por San Francisco de Asís

Dios mío, concédeme serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar;
Valor para cambiar lo que puedo; 
Y sabiduría para reconocer la diferencia. 

Ministerio de sanación para las madres que abortaron
Por Margarita de Rueda

Pertenecemos a un grupo dedicado a orar por las personas afectadas por los embarazos 
no deseados y los abortos, ya sean provocados o no. En una sociedad que reclama una 
solución concreta ante el desbordante problema del aborto, los testimonios que hemos 
comprobado nos animan a continuar y a difundir el poder de Dios a través de la oración. 
La mayoría de las mujeres angustiadas no son conscientes de que el aborto que se 
practicaron hace muchos o pocos años es la raíz de su mal, por lo tanto no lo declaran 
desde el principio; pero nuestro trabajo nos ha llevado a constatar que detrás de la mayoría 
de los casos de depresión y problemas familiares, incluyendo trastornos neurológicos de los 
hijos, hay un aborto provocado. 
Nosotros oramos y ayudamos a toda madre que se ha practicado un aborto de esta 
manera: 

1. Dándole confianza a la persona, mostrándole la solidaridad que nos une a ella, con la 
promesa de guardar sigilio, sabiendo que este es tal vez uno de los puntos más importantes 
en nuestro trabajo; apoyándonos en la carta del apóstol Santiago 5,16: "Por eso, 
confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros para ser sanados. La oración 
fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder." El apóstol, midiendo el alcance profundo 
de las heridas que se hacen por nuestras faltas no declaradas, nos aconseja comunicarnos 
unos a otros en la oración, para que al declararlas, llegue la paz interior. Así, traumas muy 
antiguos que están haciendo daño afloran y son sanados por el poder de la oración. 
2. Mostrándole la misericordia y el perdón de Dios, hablándole de casos parecidos; para 
ello es bueno leer los salmos 51, 23, 103, etc., teniendo mucho respeto y cuidado para no 
herir con nuestros gestos, mostrando un rostro comprensivo y amable. 
3. Motivandola por medio de la oración y de signos externos (con un abrazo, por ejemplo) 
para sienta nuestra cercanía. 
4. Una vez que ella ha reconocido su error se siguen estos pasos: 

•a) Pedimos perdón a Dios con ella y por ella, recordándola que para Dios no hay pasado 
ni futuro, sino sólo presente y que así mismo, no hay barreras ni distancias para el perdón. 
Además, es necesario traerle a su mente confusa las personas que ella piensa que han 
sido involucradas o heridas por el aborto, pidiéndoles perdón y perdonándolas, como si 
estuvieran presentes, ya que es una realidad, puesto que por Cristo somos un mismo 
cuerpo y un mismo espíritu. Es muy importante que ella se sienta perdonada. 
•b) Le hacemos ver la necesidad que hay de darle identidad al bebé poniéndole un 
nombre escogido por ella. Esto es importante para que se inicie una comunicación entre 
ellos y experimenten el amor y la paz. 
•c) Le mostramos la realidad del amor de Dios que como padre y cabeza de toda familia 
en el cielo y en la tierra (Efesios 3,14) acoge a su hijo, asegurándole la herencia de amor 
conseguida por Jesucristo. 
•d) Damos gracias a Dios con ella, permitiéndole ser espontánea en su desahogo 
emocional. 
•e) Le invitamos a que acuda al sacramento de la Confesión o Reconciliación, para que 
dé comienzo a su sanación, ya sea con el señor Obispo, con su Vicario o con cualquier 
sacerdote (según los estipule la diócesis), porque el aborto es un pecado grave que de por 
sí implica la excomunión de la iglesia. 
•f) Insistimos y colaboramos para que continue el proceso de curación a través de los 
sacramentos, en unión espiritual con su hijo/a, para que sigan amándose mutuamente a 
través de Jesús y de la Santísima Virgen María. 

Poema a la madre soltera, víctima en potencia del aborto

Adivino tu angustia, triste madre soltera estás desesperada por tu equivocación, de tu 
falta hay producto, la vergüenza te aterra y hasta piensas destruirlo, por borrar tu aflicción.
Los herodes abundan provocando el aborto, habrá quien te aconseje que recurras a él. 
¡A defender tu hijo contra todo, te exhorto! ¡A las murmuraciones levanta una pared! 
Tus lágrimas enjuga triste madre soltera, el mundo no se acaba porque van a ser dos, 
levanta la cabeza y a ese ser nuevo espera, ¡Que la vida en tu vientre es regalo de Dios! 
Dale el justo derecho a la vida indefensa que en tu seno palpita, la que al tiempo será 
quien por lo que hoy padeces, te dará recompensa con la sola ternura, de llamarte ¡Mamá!
Es la vida simiente de la creación entera, tu error para en la gloria de la maternidad, deja 
que tu hijo nazca, triste madre soltera, que el valor de tenerlo ¡Te dará dignidad! 
_________________________________________________