CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

 

189. "La primera 'profesión de fe' se hace en el Bautismo. El 'símbolo de la fe' es ante todo el símbolo bautismal. Puesto que el Bautismo es dado 'en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo' [Mt 28,19 .], las verdades de fe profesadas en el Bautismo son articuladas según su referencia a las tres personas de la Santísima TRINIDAD."

 

198. "Nuestra profesión de fe comienza por Dios, porque Dios es 'el Primero y el Ultimo' [Is 44,6 .], el Principio y el Fin de todo. El Credo comienza por Dios Padre, porque el Padre es la Primera Persona Divina de la Santísima TRINIDAD; nuestro Símbolo se inicia con la creación del cielo y de la tierra, ya que la creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios.
199"

 

232. "Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” [Mt 28, 19]. Antes responden Creo a la triple pregunta que les pide confesar su fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu: Fides omnium christianorum in Trinitate consistit [La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima TRINIDAD].[San Cesáreo de Arlés, Expositio symboli [sermo 9]: CCL 103, 48.]"

 

233. "Los cristianos son bautizados en 'el nombre' del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en 'los nombres' de estos, pues no hay más que un solo Dios, el Padre todopoderoso y su Hijo único y el Espíritu Santo: la Santísima TRINIDAD."

 

234. "El misterio de la Santísima TRINIDAD es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la 'jerarquía de las verdades de fe'. 'Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos'."

 

235. "En este párrafo, se expondrá brevemente de qué manera es revelado el misterio de la Bienaventurada TRINIDAD [I], cómo la Iglesia ha formulado la doctrina de la fe sobre este misterio [II], y finalmente cómo, por las misiones divinas del Hijo y del Espíritu Santo, Dios Padre realiza su 'designio amoroso' de creación, de redención, y de santificación [III]."

 

236. "Los Padres de la Iglesia distinguen entre la 'Theologia' y la 'Oikonomia', designando con el primer término el misterio de la vida íntima del Dios-TRINIDAD, con el segundo todas las obras de Dios por las que se revela y comunica su vida. Por la 'Oikonomia' nos es revelada la 'Theologia'; pero inversamente, es la 'Theologia', la que esclarece toda la 'Oikonomia'. Las obras de Dios revelan quién es en sí mismo; e inversamente, el misterio de su Ser íntimo ilumina la inteligencia de todas sus obras. Así sucede, analógicamente, entre las personas humanas. La persona se muestra en su obrar y a medida que conocemos mejor a una persona, mejor comprendemos su obrar."

 

237. "La TRINIDAD es un misterio de fe en sentido estricto, uno de los 'misterios escondidos en Dios, que no pueden ser conocidos si no son revelados desde lo alto'. Dios, ciertamente, ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra creadora y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero la intimidad de su Ser como TRINIDAD Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y el envío del Espíritu Santo."

 

244. "El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre. El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús, revela en plenitud el misterio de la Santísima TRINIDAD."

 

245. "La fe apostólica relativa al Espíritu fue confesada por el segundo Concilio Ecuménico en el año 381 en Constantinopla: 'Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre'. La Iglesia reconoce así al Padre como 'la fuente y el origen de toda la divinidad'. Sin embargo, el origen eterno del Espíritu Santo está en conexión con el del Hijo: 'El Espíritu Santo, que es la tercera persona de la TRINIDAD, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma substancia y también de la misma naturaleza. Por eso, no se dice que es sólo el Espíritu del Padre, sino a la vez el Espíritu del Padre y del Hijo'. El Credo del Concilio de Constantinopla [año 381.] confiesa: 'Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria'."

 

249. "La verdad revelada de la Santísima TRINIDAD ha estado desde los orígenes en la raíz de la fe viva de la Iglesia, principalmente en el acto del bautismo. Encuentra su expresión en la regla de la fe bautismal, formulada en la predicación, la catequesis y la oración de la Iglesia. Estas formulaciones se encuentran ya en los escritos apostólicos, como este saludo recogido en la liturgia eucarística: 'La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros' [2Co 13,13 .]."

 

251. "Para la formulación del dogma de la TRINIDAD, la Iglesia debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen filosófico: 'substancia', 'persona' o 'hipóstasis', 'relación', etc. Al hacer esto, no sometía la fe a una sabiduría humana, sino que daba un sentido nuevo, sorprendente, a estos términos destinados también a significar en adelante un Misterio inefable, 'infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana'."

 

253. "La TRINIDAD es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: 'la TRINIDAD consubstancial'. Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: 'El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza'. 'Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina'."

 

256. "A los catecúmenos de Constantinopla, san Gregorio Nacianceno, llamado también 'el Teólogo', confía este resumen de la fe trinitaria:
Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, en el cual quiero morir, que me hace soportar todos los males y despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Os la confío hoy. Por ella os introduciré dentro de poco en el agua y os sacaré de ella. Os la doy como compañera y patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado inferior que abaje... Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo entero... Dios los Tres considerados en conjunto... No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la TRINIDAD me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la TRINIDAD cuando ya la Unidad me posee de nuevo..."

 

257. "'O lux beata Trinitas et principalis Unitas!' ['¡Oh TRINIDAD, luz bienaventurada y unidad esencial!']. Dios es eterna beatitud, vida inmortal, luz sin ocaso. Dios es amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios quiere comunicar libremente la gloria de su vida bienaventurada. Tal es el 'designio benevolente' que concibió antes de la creación del mundo en su Hijo amado, 'predestinándonos a la adopción filial en él'[Ef 1,4-5 .], es decir, 'a reproducir la imagen de su Hijo' [Rm 8,29 .], gracias al 'Espíritu de adopción filial' [Rm 8,15 .]. Este designio es una 'gracia dada antes de todos los siglos' [2Tm 1,9-10 .], nacido inmediatamente del amor trinitario. Se despliega en la obra de la creación, en toda la historia de la salvación después de la caída, en las misiones del Hijo y del Espíritu, cuya prolongación es la misión de la Iglesia."

 

258. "Toda la economía divina es la obra común de las tres personas divinas. Porque la TRINIDAD, del mismo modo que tiene una sola y misma naturaleza, así también tiene una sola y misma operación. 'El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres principios de las criaturas, sino un solo principio'. Sin embargo, cada persona divina realiza la obra común según su propiedad personal. Así la Iglesia confiesa, siguiendo al Nuevo Testamento: 'uno es Dios y Padre de quien proceden todas las cosas, un solo el Señor Jesucristo por el cual son todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas'. Son, sobre todo, las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo las que manifiestan las propiedades de las personas divinas."

 

260. "El fin último de toda la economía divina es el acceso de las criaturas a la unidad perfecta de la Bienaventurada TRINIDAD. Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima TRINIDAD: 'Si alguno me ama -dice el Señor- guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él' [Jn 14,23 .].
Dios mío, TRINIDAD que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí misma para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora. [Sor Isabel de la TRINIDAD]"

 

261. "El misterio de la Santísima TRINIDAD es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo."

 

265. "Por la gracia del bautismo 'en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo' somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada TRINIDAD, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna."

 

266. "'La fe católica es ésta: que veneremos un Dios en la TRINIDAD y la TRINIDAD en la unidad, no confundiendo las personas, ni separando las substancias; una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad'."

 

267. "Las personas divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la TRINIDAD, sobre todo en las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.
"

 

292. "La acción creadora del Hijo y del Espíritu, insinuada en el Antiguo Testamento, revelada en la Nueva Alianza, inseparablemente una con la del Padre, es claramente afirmada por la regla de fe de la Iglesia: 'Sólo existe un Dios...: es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por sí mismo, es decir, por su Verbo y por su Sabiduría', 'por el Hijo y el Espíritu', que son como 'sus manos'. La creación es la obra común de la Santísima TRINIDAD."

 

426. "'En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre, que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros... Catequizar es... descubrir en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios... Se trata de procurar comprender el significado de los gestos y de las palabras de Cristo, los signos realizados por El mismo'. El fin de la catequesis: 'conducir a la comunión con Jesucristo: sólo El puede conducimos al amor del Padre en el Espíritu y hacemos partícipes de la vida de la Santísima TRINIDAD'."

 

468. "Después del Concilio de Calcedonia, algunos concibieron la naturaleza humana de Cristo como una especie de sujeto personal. Contra éstos, el quinto Concilio Ecuménico, en Constantinopla, el año 553, confesó a propósito de Cristo: 'No hay más que una sola hipóstasis [o persona], que es nuestro Señor Jesucristo, uno de la TRINIDAD'. Por tanto, todo en la humanidad de Jesucristo debe ser atribuido a su persona divina como a su propio sujeto, no solamente los milagros sino también los sufrimientos y la misma muerte: 'El que ha sido crucificado en la carne, nuestro Señor Jesucristo, es verdadero Dios, Señor de la gloria y uno de la Santísima TRINIDAD'."

 

469. "La Iglesia confiesa así que Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero hombre. El es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y eso sin dejar de ser Dios, nuestro Señor:
'Id quod fuit remansit et quod non fuit assumpsit' ['Sin dejar de ser lo que era ha asumido lo que no era'], canta la liturgia romana. Y la liturgia de san Juan Crisóstomo proclama y canta: '¡Oh Hijo unigénito y Verbo de Dios! Tú que eres inmortal, te dignaste, para salvarnos, tomar carne de la santa Madre de Dios y siempre Virgen María. Tú, Cristo Dios, sin sufrir cambio te hiciste hombre y, en la cruz, con tu muerte venciste la muerte. Tú, Uno de la Santísima TRINIDAD, glorificado con el Padre y el Espíritu Santo, ¡sálvanos!'"