Ante la «Nueva Era» hay que presentar a Jesucristo, vivo y resucitado entre nosotros
Entrevista con el padre Paolo Scarafoni, de la Academia Pontificia de Teología

ROMA, lunes, 1 marzo 2004 (ZENIT.org).- Un ansia de espiritualidad y buenas dosis de angustia llevan incluso a católicos a la «Nueva Era», un fenómeno que la Iglesia puede afrontar presentando a Jesucristo, «vivo y resucitado», «cuya persona tiene una fascinación superior a cualquier otro» y que «llena de sentido la vida», constata el padre Paolo Scarafoni lc, miembro de la Academia Pontificia de Teología.

El sacerdote intervino el viernes pasado en la videoconferencia mundial «La Iglesia, New Age [Nueva Era] y las sectas» organizada por la Congregación vaticana para el Clero (www.clerus.org).

«Como ha revelado también el cardenal George Cottier, la “Nueva Era” no considera el pecado original y tiende a no considerar el pecado del hombre y, por lo tanto, a no responsabilizar al hombre de sus acciones», explicó el padre Scarafoni --rector del Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum»-- en esta entrevista concedida a Zenit.

«Además, la “Nueva Era” se alimenta de la psicología de Jung, cuya aproximación es claramente anticristiana», advirtió.

Aunque se define «nueva», en realidad muchas de las ideas de la «Nueva Era» «derivan de antiguas religiones y culturas. Lo que es auténticamente nuevo es la búsqueda consciente de una alternativa a la cultura occidental y a sus raíces judeo-cristianas», prosigue el padre Scarafoni remitiéndose al documento de los Consejos Pontificios para la Cultura y el Diálogo Interreligioso «Jesucristo, portador de agua viva. Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era».

--¿Cómo se explica el éxito de la «Nueva Era» incluso entre cristianos y católicos?

--P. Paolo Scarafoni: Depende al menos de tres elementos. Un elemento esencial en la naturaleza humana: el ansia de espiritualidad y de oración; un elemento existencial: el deseo de salir de la angustia que muchos experimentan en la sociedad actual de Occidente, la cual no garantiza una estabilidad ni un futuro; y un elemento psicológico, esto es, la propuesta de una espiritualidad que brota del encuentro entre cultura esotérica y psicología para verificar la transformación y la paz obtenida a través de técnicas.

--¿Cómo propone la «Nueva Era» la paz huyendo de la división y la angustia de la cultura occidental?

--P. Paolo Scarafoni: De diversas formas, todas lejos de la experiencia cristiana. La moda de los viajes a la India; la búsqueda de experiencias místicas; la experiencia de las drogas que producen estados de conciencia que permitirían percibir la unidad de la realidad; la «mística sexual», que permitiría relaciones profundamente amorosas solamente tras la plena liberación de los tabúes sexuales; el recurso a las tradiciones esotéricas (gnosticismo, alquimia, astrología, magia, espiritismo, brujería, religiones orientadas al misterio); el satanismo y las ciencias ocultas. La cristaloterapia está muy difundida.


Algunos libros de «Nueva Era» sostienen que los cristales tendrían una inteligencia oculta capaz de influir en nuestra vida, y enseñan a entrar en contacto con su supuesto poder.

--Los seguidores de la Nueva Era hablan frecuentemente de los ángeles...

--P. Paolo Scarafoni: Hay una auténtica fijación por los ángeles, que los seguidores de Acuario ven por todas partes. Pero sus ángeles no tienen nada en común con los cristianos. Tienen extraños nombres y poderes similares a los de los talismanes y amuletos. A ellos se suman muchas otras figuras populares de la Nueva Era, como los «espíritus guía» y «entidades» variadas.

--Paz y felicidad son los sentimientos que propone la Nueva Era...

--P. Paolo Scarafoni: Es cierto, pero se trata de aspiraciones cuya forma de consecución va contra la Iglesia católica. Las conclusiones compartidas por estas y otras formas de búsqueda de la paz y de la felicidad son: la necesidad de abolición de verdades y dogmas que rompen y dividen la visión de la realidad, y el refugio en la intuición y en lo irracional misterioso; la necesidad de supresión de iglesias o formas de organización estable de las religiones, especialmente de la jerarquía de la Iglesia católica; la búsqueda de una nueva mística accesible a todos.

--¿En qué consiste la nueva mística que ellos proponen?

--P. Paolo Scarafoni: La nueva mística, practicada también por muchos católicos, se nutre de las más variadas tradiciones de oración, especialmente orientales; rechaza la visión de Dios trascendente, separado y lejano de nosotros. Prevé una purificación interior, signos y prodigios, una fase de vacío interior y, por fin, la llegada al encuentro con «uno mismo», el verdadero uno mismo, que es una sola cosa con Dios, con el universo y con todo aquello que existe.


--¿Cómo piensa afrontar la Iglesia el desafío lanzado por este movimiento?

--P. Paolo Scarafoni: Los principios pastorales para afrontar el fenómeno de la Nueva Era son: la presentación confiada de la relación entre fe y razón; la escuela de oración cristiana y de participación viva en los sacramentos, acudiendo también a la gran tradición del patrimonio cristiano; la presentación de Jesucristo, vivo y resucitado y actualmente en comunicación con nosotros, cuya persona tiene una fascinación superior a cualquier otro y cuya presencia llena de sentido la vida de cada hombre; la visión del mundo como creación que es amada por Dios, creador, y que es llevada por Él a su plenitud.

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