EL RITO DE MEZCLAR AGUA AL VINO

ORIGEN

Más problemas que estos de la calidad del vino los creó el rito de mezclar agua al vino, que dio lugar a profundas disquisiciones teológicas. Según prescripción antigua, hay que echar un poco de agua al vino. No se trata precisamente de un uso de origen palestinense, sino más bien griego, que se observaba también en Palestina por la época de Cristo 46. Ya en el siglo II se habla expresamente de esta conmixtión en la Eucaristía 47. En los círculos gnósticos se muestra la tendencia a sustituir por completo el vino por el agua, puesto que ellos rechazaban el uso del vino en la vida ordinaria 48.

LAS DIVERSAS EXPLICACIONES SIMBÓLICAS

San Cipriano refutó en un escrito especial tal modo de proceder como contrario a la institución de Cristo 49. Pero puso de relieve el sentido simbólico de la mezcla de agua. Así como el vino absorbe el agua, así Cristo nos ha absorbido en sí mismo a nosotros y a nuestros pecados. Por esto, cuando el agua cae en el vino, los fieles se unen con El, a quien han seguido por la fe; y esta unión es tan fuerte, que nada la puede deshacer, lo mismo que es imposible separar el agua del vino. San Cipriano saca la consecuencia: "Si alguien no ofrece más que vino, la sangre de Cristo empieza a existir (en el cáliz) sin nosotros; pero cuando no se ofrece más que agua, el pueblo empieza a encontrarse sin Cristo» 50. La frase se vino repitiendo muchas veces durante toda la Edad Media y hasta se añadieron más comentarios religiosos 51. Al lado de la anterior interpretación aparece ya en tiempos muy remotos una explicación simbólica, que se basa en Jn 19,35. El agua que se mezcla al vino es el agua que salió del costado de Cristo 52. Con todo, domina el simbolismo de la unión entre Cristo y su Iglesia, que fue reforzado por la interpretación que en el Apocalipsis se da del agua como símbolo de los pueblos 53. De ahí la ceremonia de la ofrenda del agua por los cantores: los pueblos ofrecen jubilosos el agua, por la que se unen a Cristo. Por esto el agua se bendice, porque los pueblos necesitan de la expiación, mientras que el vino, por regla general, queda sin bendecir 54. Esta pequeña ceremonia dio pie durante la Edad Media a profundas reflexiones teológicas; la mezcla del agua indica que en la misa no se ofrece sólo Cristo, sino también la Iglesia; pero este sacrificio no se puede realizar sino por un sacerdote que no esté separado de la Iglesia 55. Fue precisamente por este simbolismo por lo que Lutero calificó de impropia la mezcla del agua, en cuanto expresaba nuestra unión con Cristo, porque para El la obra divina quedaba desvalorizada al poner la participación humana 56. Eso dio lugar a que el concilio de Trento defendiera expresamente dicha ceremonia, amenazando con la excomunión al que la rechazara 57.

LA MEZCLA DEL AGUA Y LAS LUCHAS
CRISTOLÓGICAS DE ORIENTE

40. También en Oriente la mezcla del agua originó enconadas disputas teológicas. Tras el simbolismo del agua que salió del costado de Cristo, los orientales vieron aquí otra significación. En el ambiente de sus luchas cristológicas, el agua y el vino representaban las dos naturalezas, humana y divina, de Cristo. Los armenios, entre los que arraigó el monofisismo radical, según el cual después de la encarnación de Cristo no se podía hablar sino de una única naturaleza, la divina, rechazaban en el siglo VI -ciertamente ya antes del año 632- la mezcla de agua, y se mantuvieron, aunque con algunas vacilaciones, en su actitud, a pesar de figurar este punto entre las dificultades principales en las diversas conversaciones que se celebraron con ocasión de las repetidas tentativas de unión con Bizancio y con Roma 58. A la exclusión de la levadura en la fabricación del pan eucarístico se dió, por parte de los armenios, una significación parecida. En fuentes armenias se habla en el mismo sentido del "error calcedoniano de las dos naturalezas» y de la costumbre de profanar el Sacramento por la fermentación del pan y la mezcla del agua 59. Por su interpretación teológica, los armenios que perseveraron unidos adoptaron el rito de la mezcla del agua.

LA PROPORCIÓN DEL AGUA QUE SE ECHA AL VINO

41. Por cierto, la proporción de agua, que en la actual liturgia romana se reduce al mínimo, en las liturgias orientales constituía, y constituye aún hoy día, una parte considerable del contenido total del cáliz 60. Entre los sirios jacobitas se echó desde muy antiguo la misma cantidad de agua que de vino 61, costumbre, más o menos, la misma que la que se usaba entre los contemporáneos de Cristo y en la Iglesia primitiva 62. En Occidente, el concilio de Trebur (895) dispuso que el cáliz contuviese dos terceras partes de vino y una tercera de agua 63. Todavía en el sigla XIII se contentaban con exigir que se tomase más vino que agua 64. Desde entonces se redujo la proporción del agua a la mínima cantidad que parecía exigir el simbolismo y al mismo tiempo se introdujo el uso de la cucharilla, que facilita el no excederse en la cantidad pretendida 65.
______________

45 HANSSENS, II 2175.

46 STRACK-BILLERBECK, 4,613s; cí: 61s 72; G. BEFR, Pesachim (Giessen 1912) 71s 106. Al contrario de los Evangelios, que no hablan de la mezcla, las anáforas orientales la mencionan generalmente en su relato de la institución; cf. Más adelante 268.

47 SAN JUSTINO, Apol. 165 67 (cf. más arriba 1 19 y 20); SAN IRFNEo, Adv. haer. V 1.2 (HARVEY, 11316 319s); inscripción de Abercio (QuAsTEN, Mon. 24):

48 El material se encuentra reunido en A. HARNACK, Brod und Wasser: TU 7,2 pp.115-144 (Leipzig 1891). La Eucaristía celebrada con sola agua aparece en los Hechos apócrifos de los apóstoles del siglo II y perdura en ciertos círculos monásticos aún del siglo v (TEODORETO, Haereticarum fabularum comp. 1 20). Contra la tesis de Harnack, según la cual en los primeros tiempos como materia de la consagración se admitía indistintamente agua y vino, cf. C. RUCH, Messe II 6: DThC 10,947-955.

49 SAN CiPRIANO, Ep. 63 ad Caecilium: CSEL 3,701-717.

50 L,c., n.13: CSEL 3,711. SAN IRENEO Adv. haer. V 1 3 (HARVEY, II 316): los ebionitas, que no creen en la divinidad de Cristo, «rechazan la mezcla del vino celestial y quieren ser solamente agua terrenal al no recibir a Dios mezclándolo consigo mismo»..Cf. también CLEMENTE DE ALEJANDRIA, Paed. 11 2: PG 8,409s.

51 Véanse las referencias en F. HOLS6ex, Der eucharistische und der mystische Leib Christi 200s.

52 Jn 19,35. SAN AMBROSIO (De sacr. V 1,4 [QUASTEN Mon. 164]) habla ya de este simbolismo, mencionando además el agua que sale de la piedra, que es Cristo (1 Cor 10 4. Ambas ideas se encuentran también en EUSEBIO GALICANO (s.v) (Hom. 16: PL 67 1055A; se atribuye a San Cesáreo; cf., sin embargo, ed. MORIN 925: MagnitudoJ. En las preguntas de examen loca episcopi de la época carolingia (FRANz, 343 nota I) sólo se habla del simbolismo del agua y la sangre; más referencias en HoLBSCx, 201s.

53 Apoc 17,15. Por eso según algunos autores de la primera época de la escolástica, el agua salida del costado de Jesucristo significa el pueblo redimido por El (HOLB6ex, 202). Cf. el concilio de Trento, ses.xxll c.7.

54 Véanse las excepciones más adelante, 68ss.

55 LEPIN, L'idée du sacrifice de la messe 96s 142s.

56 M, LÜTHER, Formula missae et communionfs n.16: «Meine Texte», 36 p.15.

57 Concilium Tridentinum ses.xxll c.7 (DENZINGER-UMBERG n.945); can.9 (n.956). Cf. la explicación en TEODORD BAUMANN, El misterio de Cristo en el sacrificio de la misa pp.168-171, esp. 170.

58 HANSSENS, II 250-271. Este razonamiento monofisita se encuentra entre los armenios todavía en el siglo xIV (IIANSSENS, I1 261). La costumbre armenia de usar el vino sin mezcla de agua se condenó formalmente en el concilio quinisexto (692) can.32 (MANSI, XI 956s).

59 Así en el historiador armenio Esteban Asoghik (hacia 1025), que con esto da un resumen del tema principal que se trató en el sínodo armenio del año 726 (IIANSSENS, II 163).

60 HANSSENS 11 242-250,

61 L.c., 244 248. Esta norma aparece en una fuente sirio-occidental en el año 538, así como en una disposición nestoriana hacia el 900, que declara licita una proporción del agua hasta dos terceras partes (l.c., 248s).

62 Cf. STRACK-BILLERBECK, IV 58 614. Para el vino de Sarón era norma tomar dos terceras partes de agua y una tercera de vino.

63 Can.19 (MANSI, XVIII 142). En Ruán estaba en vigor semejante norma todavía hacia 1700 (DE MoLáoN, 366).

64 DURANDO, 1V 30,21. Pero ya GUILLERMO DE MELrrONA (fi 1260) (Opuse. Super missam, ed. VAN DIIK en «Eph. Liturg.» [1939] 3281. A tono con su modelo franciscano, algo más antiguo, exige que se mezcle el agua sólo in modica quantitate, dando como razón el que nosotros no somos nada en comparación con Cristo.

65 Ordo Rom. XV n.81 (PL 78,1325D): post aquae benedictionem ponit cum cochleari tres guttas aquae. Las tres gotas se exigen ya el año 1318 por el sínodo de Brixen (ed. J. BAUR; cf. más arriba 1639 3a). Cf. Cod. lur. can.814; modicissima agua. Esta expresión se encuentra por vez primera en el Decretum pro Armenis (DENZINGER-UMBERG, n.698). La cucharita-y con ella la medida de agua que, según opinión de entonces, debía echarse al vino-aparece hacia fines del s. XIII en Francia. Con todo, en muchos sitios no se conoce la cucharita, como, p. ej., en Italia.