BAUTISMO RENOVACIÓN

Incluimos a continuación un planteamiento pastoral sobre este problema pensado para el Continente.

1. Propuesta pastoral en torno al bautismo en América Latina

Hay quien pregunta: ¿qué es mejor, ser bautizado cuando uno es un niño, o bautizarse uno cuando ya es adulto? Ni es obligatorio bautizar a los niños, ni está prohibido hacerlo. Jesús dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí, y no se lo impidan, porque de los que son como los niños es el Reino de Dios» (Mc 10, 13-16). Se puede bautizar a los niños, siempre que la familia se comprometa a educarlos en la fe y con buen ejemplo. Y se puede también dejar que el niño crezca para que se bautice el día de mañana, cuando él lo pida. Ambas cosas se pueden hacer. El Evangelio no manda nada al respecto.

Lo importante no es cuándo me bautizaron a mí. Lo que importa es si ahora yo vivo mi bautismo y si hoy volvería a bautizarme. De nada serviría que yo me hubiera bautizado a los treinta años, si hoy que tengo cuarenta ya no vivo como cristiano ni volvería a bautizarme.

El bautismo es como el amor entre un hombre y una mujer. ¿Qué importa la edad en que se juraron el amor por primera vez, si hoy ya no lo sienten? Lo que importa es si se quieren hoy, no si tenían 15 ó 30 años cuando se declararon el amor. El bautismo es el compromiso del amor con Dios. Lo que importa no es la edad con que se hizo la primera vez, sino si somos fieles a él, si hoy volveríamos a bautizarnos, si hoy yo renuevo mi bautismo.

Cuando a usted le pregunten la edad en que fue bautizado, conteste: «Yo me he bautizado muchas veces. Me bautizaron cuando era niño, pero después yo he renovado mi bautismo en muchas ocasiones con mi comunidad. Hoy mismo renuevo mi bautismo. Y esto es lo que importa».

El bautismo no es un rito que se hace de una vez para siempre y «ya estuvo». El Bautismo hay que vivirlo todos los días, y para eso es bueno renovarlo con frecuencia. La Iglesia siempre invita a los fieles a renovar su bautismo. Por ejemplo, cada año, en la celebración de la vigilia pascual. También, cuando se hace la primera comunión o se celebra el bautismo en la comunidad, los fieles presentes aprovechan para renovar las promesas de su bautismo.

Es buena la costumbre de renovar comunitariamente el sacramento del bautismo (sin que importe la edad distinta con que cada uno lo haya recibido). Se puede hacer en las grandes solemnidades, las fiestas litúrgicas, las concentraciones populares de las fiestas religiosas, o en la celebración de la Palabra.

Este guión puede servir al Delegado de la Palabra en alguna ocasión para añadir a su celebración comunitaria el rito de la renovación de las promesas bautismales:

2. Sugerencias para una posible celebración de la Palabra

Canto: alguno relativo al bautismo, por ejemplo, «Soy bautizado como es la ley de Dios».

Motivación: unas palabras para animar a los presentes e invitarles a vivir este acto con fervor.

Lectura: si no ha habido lecturas anteriormente en la celebración, se hace ahora alguna, alusiva al bautismo preferentemente.

Exhortación: comentando la lectura se explica una vez más la conveniencia de que todos los presentes, adultos y niños, renovemos con fervor las promesas con que nos comprometimos en nuestro bautismo, renunciando al mal, aceptando la fe y comprometiéndonos a vivir cristianamente.

Renuncia al mal: el que dirige la celebración, en nombre de la comunidad cristiana invita a todos a manifestar públicamente su renuncia al mal, mediante unas preguntas que se dirigen a toda la comunidad y que se contestan en voz alta.

Profesión de fe: otras preguntas invitan a los presentes a proclamar públicamente su fe.

Oración universal: si no se ha hecho anteriormente esta oración universal, se expresan espontáneamente las peticiones que se desee hacer al Señor , sin olvidar pedirle que nos dé nueva fuerza para vivir de acuerdo a nuestro bautismo.

Oración presidencial: una oración hecha por el que preside la celebración, en nombre de todos.

Rezo del Padrenuestro todos juntos. Se puede acompañar con un gesto de apoyo comunitario, como enlazar todos las manos, queriendo expresar que es toda la comunidad la que renueva su bautismo y se compromete a renovar también su vida cristiana diaria.

Canto final.

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