Las características de la Iglesia de Cristo
¿Cómo distinguir, entre tantas iglesias,
a la Iglesia fundada por Cristo?



En una reunión, en el momento de las preguntas, uno de los 
participantes se puso de pie y preguntó: "¿Cuál es el nombre de la 
Iglesia de Cristo, según el Nuevo Testamento?". La persona a la que 
iba dirigida la pregunta le cuestionó a la vez: "¿Qué quiere decir?", ya 
que pensaba que la pregunta iba orientada a demostrar que la Biblia 
no usa el nombre de "católica" para la Iglesia. "¿Diría usted -continuo 
el que preguntaba- que el nombre de la Iglesia es 'Iglesia de Cristo'? 
"Ciertamente -fue la respuesta-, podríamos llamar a la Iglesia 'Iglesia 
de Cristo', ya que de hecho es su Iglesia". "Pues bien -continuó el 
interrogante- yo soy un ex-católico. Ahora soy ministro de la Iglesia de 
Cristo [una denominación protestante] que se reúne en la otra cuadra. 
El mismo nombre le dice claramente que la nuestra es la Iglesia de 
Cristo, la Iglesia verdadera" 

El expositor no sabía bien que responder, pero no se impresionó 
mucho por esta lógica profunda... Iba a preguntarle -no lo hizo-: 
"Entonces si nosotros los católicos cambiamos el nombre de nuestra 
Iglesia por 'Iglesia de Cristo', ¿diría que la nuestra es la Iglesia 
fundada por Jesucristo?". 

Pero si es imposible saber cuál es la Iglesia de Cristo partiendo de 
los cientos de miles de nombres de las denominaciones protestantes, 
entonces ¿cómo podremos saberlo? (En la edición de 1986 del 
conocido libro de referencia protestante "The Christian Source Book" 
-New York: Ballantine Books- se nos dice que existen más de 21,000 
denominaciones y sectas, según el último recuento, y que aparecen 
anualmente unas 270 nuevas). Pues bien, la respuesta es que 
podremos saber cuál es la Iglesia fundado por Cristo examinando las 
características de una determinada iglesia. Las características que la 
Iglesia Católica puede ofrecer son las así llamadas "cuatro notas". 


¿Qué es una "nota" (o característica)? 

Tengamos presente que las "notas" deben contar con dos 
aspectos: En primer lugar, debe ser un signo exterior, visible. Si no se 
trata de algo visible no puede llamárselo signo, no es identificable. Es 
como el número de la casa donde se vive: es útil sólo si está en la 
parte de afuera y bien visible: si el número cuelga en una de las 
habitaciones de la casa, no sería ya un signo de su casa, no 
identificaría el lugar donde usted vive. En resumen, una nota debe ser 
evidente para todo el mundo, no puede esta escondida "debajo del 
celemín" (Mt. 5:15). Este es el primer aspecto de una "nota" de 
identidad. 

En segundo lugar, la "nota" por la que identificamos algo debe ser 
esencial en esa cosa, en el caso de la Iglesia, algo sin lo cual la 
Iglesia no existiría. Los milagros, por ejemplo, que son una 
característica visible, no son esenciales a la Iglesia, y por lo tanto no 
son estrictamente hablando "notas" propias de la Iglesia. En cambio la 
unidad, la santidad, la catolicidad y la apostolicidad son visibles y 
esenciales, y esas son las cuatro notas de la Iglesia. 


Cómo No presentar las notas 

Antes de seguir adelante, recordemos la manera equivocada de 
tratar el tema. Este tipo de razonamiento no es sano: "Si Dios fundó 
una Iglesia, ella tiene que haber sido una, santa, católica y apostólica. 
La experiencia demuestra que la Iglesia Católica es una, santa, 
católica y apostólica. Luego, ella es la Iglesia que fundó Cristo". 

En primer lugar, no es evidente que Dios haya tenido que fundar la 
Iglesia con esas cuatro características. Además, ese silogismo no 
prueba que otras iglesias no puedan mostrar también esas notas. Lo 
más que prueba es que, si Cristo fundó una Iglesia, y que si esa 
Iglesia todavía existe, y si ninguna otra iglesia tiene estas cuatro 
notas, entonces la Iglesia Católica es esa Iglesia. 

Un argumento un poco mejor, aunque aún incompleto, es el 
siguiente: "Nuestro Señor dijo que su Iglesia sería una, santa, católica 
y apostólica. La Iglesia Católica es todo eso, luego debe ser la Iglesia 
que fundó Cristo". 

El problema con este argumento es que habrá que hacer 
malabarismos con cada uno de los textos bíblicos que quiera usar 
para probarlo. "¿Dónde dice Cristo que su Iglesia debe ser 'una', 
'santa', 'católica' -una palabra no usada en el Nuevo Testamento para 
referirse a la Iglesia- o 'apostólica' -tampoco aparece esa palabra-?" 
Además, este argumento podría servir para los cristianos, mientras 
que la misión de la Iglesia se dirige a todos los hombres, de tal modo 
que las "notas de la Iglesia" deben convencer también a los no 
cristianos. 


Cómo razonar con las notas de la Iglesia 

Hemos señalado las características de la Iglesia, pero no hemos 
mencionado aún cómo deben ser usadas. El método correcto de 
argumentación es el siguiente: Comencemos con que la existencia de 
la Iglesia Católica es un hecho, existe, cosa que aceptaría su más 
empedernido enemigo (¿existirán enemigos de algo inexistente?). 
Entonces considere las cuatro notas como algo que conocen o 
pueden conocer todos los hombres, tomados en general. Explique el 
contenido de las notas. 

En primer lugar, haga la explicación más gráfica posible, pues no es 
necesario tan solo mencionarlas: eso no convencería a nadie. 
Cuando le hable a un no-católico sobre la unidad o universalidad de 
la Iglesia, pinteles todo un cuadro de lo que usted quiere decir. De 
ejemplos concretos, de tal manera que ellos sepan de que se esta 
hablando. 

Haga lo mismo cuando hable de la santidad de la Iglesia. No se trata 
de escudriñar la conciencia de las personas de la Iglesia, cosa que no 
se puede hacer y no viene al caso. 

Hay hacer notar la santidad de la doctrina de la Iglesia (que no es 
fácil de seguir, exigente, más elevada que la de otras Iglesias -se 
puede poner como ejemplo Humanae Vitae, o Veritatis Splendor, 
alturas a las que otras iglesias ni siquiera aspiran), la santidad de los 
medios para alcanzar la perfección (los sacramentos), y sobre la 
extraordinaria santidad de miles y miles de personas, los santos (solo 
en la Iglesia se encuentra tal plenitud de virtudes heroicas). 


Apostolicidad 

Cuando se trata el tema de la apostolicidad, hay que hacer notar la 
sucesión ininterrumpida, históricamente demostrada, de los obispos 
de la Iglesia Católica con respecto a los Doce Apóstoles, en particular 
con el obispo de Roma. Haga resaltar el espíritu misionero de la 
Iglesia en todas las edades, y no solamente desde el siglo XIX, como 
las iglesias protestantes. 

Si usted hizo una buena descripción de la notas, no habrá dudas 
sobre su existencia. Entonces tendrá que probar qué cosa ellas 
demuestran. 


Unidad milagrosa 

Echele otro vistazo a la unidad y catolicidad -universalidad-, que 
pueden ser consideradas en conjunto. La clave aquí está en los 
milagros, ya que estas características son, precisamente, milagrosas. 
No podríamos catalogarlas de otro modo: la Iglesia ha sido una por 
dos mil años, enseñando una sola cosa. 

Es muy cierto que algunos cristianos, tomados individualmente, han 
dañado esa unidad de una u otra manera, frecuentemente a la 
manera de las sectas que se separaron de la Iglesia. Pero la Iglesia 
como tal ha permanecido siempre una, no obstante el número de 
individuos que se alejaron de esa unida. 

(Nota: Es conveniente y bueno rezar por la unidad de los cristianos, 
pero no por la unidad de la Iglesia Católica. La Iglesia ha estado 
siempre unida, es decir, ha sido una. Rezar por esta unidad, como si 
se hubiera dividido en varias ramas, es, hablando propiamente, 
heretico. Rezar por la unidad de las iglesias cristianas, que en última 
instancia significa no otra cosa que la re-unión con la ya una Iglesia 
Católica, es perfectamente apropiado.) 


¿Por qué no desaparecieron? 

La catolicidad o universalidad de la Iglesia es algo imposible de 
explicar por razones naturales. Durante diecinueve centurias, si la 
Iglesia no hubiese sido milagrosamente protegida por Dios, debería 
haberse destruido, o incluso desaparecido, y no una, sino varias 
veces. Hubiera sido detenida antes de comenzar a extenderse (ver 
Hechos 5:34-39). 
No se puede explicar su duración y extensión por el hecho de que 
tuvo papas políticamente astutos, por la sencilla razón que la mayoría 
de los papas era ineptos en lo político. Cuando hable con un 
no-católico hágale ver cuan sobre-humana debe ser tal unidad y 
catolicidad. (Si la persona con la que habla es protestante, recuérdele 
Mateo 16:19, 28:20, Juan 14:16). 


Una cadena sin eslabones perdidos 

Hable entonces de la apostolicidad. Esto demuestra que la Iglesia 
de hoy es una con la Iglesia de los Apóstoles. Explique de que se trata 
el asunto señalandole eslabones de esa sucesión, para que su 
interlocutor sepa de que se trata y de que no se trata: no es 
necesario tener los documentos de todos los obispos del mundo y 
quien los consagró hasta los Apóstoles. Basta con la certeza moral de 
que no hubo momentos en la historia en los que no existía esa 
sucesión. En general este es un hecho que nadie discute, y que apela 
de manera particular a los demás cristianos. 


¿Qué nos sugiere la santidad de la Iglesia? 

La última nota de la que debe hablar es la santidad. Demuestreles 
que la santidad evidente de miles de santos nos habla de la santidad 
de la Iglesia, de la cual ellos sin duda recibieron la fe y la santificación. 


Note que hasta el momento usted no debió citar el Nuevo 
Testamento, por el muy buen motivo de que la Iglesia existió antes 
que una letra del Nuevo Testamento fuera escrita en los Evangelios, 
cartas, etc. Lo mismo se diga de las notas de esa Iglesia: las 
características de la Iglesia no dependen del Nuevo Testamento y no 
se pueden probar con él -ellas existieron antes-, pero sí se pueden 
explicar con él. 

Aunque las notas por sí mismas pueden ser definitivas para un 
ateo, para un cristiano "evangélico" podría ser útil terminar con citas 
de la Escritura, pero nunca se debe comenzar con ellas. Si lo hace, se 
encontrará en la penosa tarea de explicar el significado de cada texto, 
cosa que puede perfectamente evitar si primero esclarece el 
significado de las notas.