HISTORIA DE LA IGLESIA

EPOCA MEDIEVAL

SEPTIMA PARTE: EL SIGLO XIII


CAPÍTULO I

LAS HEREJÍAS MEDIEVALES Y LA INQUISICIÓN.

Entre los siglos XI-XV la cristiandad europea estuvo invadida por numerosos y diversos movimientos heréticos, los cuales han de ser considerados como una forma de interpretación y una actuación particular de la religiosidad del tiempo. Estos movimientos son considerados heréticos en cuanto que siguieron experiencias religiosas que no sólo hacían de menos a la Iglesia Católico sino que en muchas ocasiones se contraponían a ella constituyéndose una organización propia.

Las herejías presentan sugestiones interesantísimas para la comprensión de la mentalidad medieval. Más que la ortodoxia de estos movimientos interesa hoy el estudio de sus orígenes y de sus motivaciones. Son considerados en un visión más amplia que otros fenómenos paralelos como puede ser la afirmación de una sociedad comunal y la aversión contra ciertas evoluciones en la vida de la propia sociedad.

Los movimientos heréticos de la Edad Media eran substancialmente movimientos laicales. Sus herejías no son intelectuales, sus doctrinas son en general simples, muchas veces sin ninguna reflexión sistemática, no pudiendo ser parangonadas con Lutero o Calvino, por ejemplo. Son más bien una forma del despertar de los laicos medievales. Gregorio VII había instigado a los laicos a rebelarse contra los enemigos del papado reformado (recordemos por ejemplo la Pataría Milanesa). De suyo este .impetus religiosus. de los laicos no se pudo suprimir más por la jerarquía. La incomprensión de los deseos religiosos de los laicos por parte de la jerarquía condujo e el XII a la formación de movimientos religiosos que sólo en parte constituían una orden religiosa, aunque incluso ciertas herejías están próximas a las órdenes religiosas.

En parte se distinguen de la Iglesia sin estar al comienzo de la herejía. El momento histórico del fenómeno, el gran número de los movimientos o grupos, la complejidad misma de las corrientes y de las tendencias hacen difícil incluso una simple caracterización de las herejías medievales.

Un historiador italiano que se ha ocupado de este fenómeno, el P. Hilarino de Milán, ha distinguido dos tipos de herejías medievales

·       El Evangelismo Ascético: Estos movimientos se dirigen a la imitación directa de Jesucristo y de los primeros discípulos. Forman parte de esta corriente los grupos evangélicos-pobres, que sostenían la necesidad de una vuelta a la pobreza de la vida evangélica y que se sustraían de la vigilancia de la Iglesia de la que contestaban el laicismo moral y la riqueza. En estos grupos se contestaba también la .Donación de Constantino. como símbolo de una Iglesia demasiado implicada en los asuntos políticos y feudales. En este grupo se sitúan los Valdenses.

·       Los Movimientos Doctrinales: A la base de su experiencia religiosa estaría un complejo doctrinal o un principio teológico-filosófico. Representantes de este grupo serían los Cátaros.

Para el profesor esta división de las herejías es demasiado esquemática. El Evangelismo Ascético no era adogmático, y los Movimientos de tipo Doctrinal eran atrayentes propiamente por su vida ejemplar evangélica.

1. Las herejías del Imperio Bizantino.

Son fundamentalmente dos: los Pauliciani y los Bogomili.

Los Pauliciani aparecen por primera vez a mediados del VII en Armenia Con, una provincia del Imperio Bizantino de confín, la Anatolia central actual. El nombre de la secta deriva de Paulo el Armenio que guiaba el movimiento desde el 688-718, sin ser su fundador. Es más un movimiento bizantino que armenio, extendido entre la oblación rural del este del Imperio. Sólo podemos reconstruir su doctrina a través de tradiciones del IX, según las cuales los Pauliciani enseñaban un dualismo radical con dos fuerzas iguales: un dios malvado creador del mundo visible, material y un Dios bueno creador del mundo invisible, celeste. Estas dos fuerzas combaten sin fin. Partiendo de esta visión condenaron el poder político y social del estado bizantino, considerado obra del dios malvado. Esta manera de pensar explica también las acciones militares de esta secta contra el estado bizantino.

De manera particular luchaban contra la iglesia bizantina, obra de las fuerzas del mal, rechazaron los sacramentos, los días festivos y los ayunos, detestando de modo particular la veneración de la cruz y de las imágenes. El AT es obra del creador malvado. Con el culto rechazan también al clero, completamente inútil para una vida religiosa.

De manera positiva su religiosidad estaba determinada por su concepción cristológica. Para ellos Cristo es un ser bueno enviado por el Dios bueno con el fin de enseñar la verdad del Dios bueno escondida. Esta enseñanza será competencia de los discípulos de aquella doctrina, los Pauliciani. Según ellos Encarnación y Pasión de Cristo son interpretaciones erróneas del Evangelio. En el centro de su interés está el estudio del Evangelio.

Su culto era muy simple: oración, lectura del Evangelio y su interpretación. No sabemos en qué medida dependen de la Gnosis tardo antigua o del Maniqueismo. Fenómenos similares no tienen por qué depender el uno del otro, pueden ser incluso análogos.

Los Paulicianos encontraron partidarios sobre todo en la época Iconoclasta, aunque no compartían las posiciones de los que rechazaban las imágenes. En la lucha bizantina contra los Paulicianos el poder estatal bizantino, desde mediados del siglo VIII, ha tomado medidas radicales, una especie de policía ética, transfirió a gran parte de los Paulicianos a los Balcanes ya que se habían convertido en aliados de los árabes contra los bizantinos.

La historia de los Paulicianos termina en el IX, siendo su centro los Balcanes. Sus herederos serán los Bogomili. El sacerdote búlgaro Kosma escribe hacia el 970 un tratado contra la herejía de los Bogomili, derivando su nombre de un sacerdote búlgaro herético llamado Bogomil (=.uno que ama a Dios.), el cual desde mediados del X iba de pueblo en pueblo predicando su mensaje.

Bulgaria estaba cristianizada desde el bautismo del príncipe Boris (865). La Iglesia Búlgara era una metrópoli dependiente de Bizancio. Las tensiones entre el rico alto clero búlgaro y la pobreza de los simples sacerdotes ha favorecido la difusión de ideas críticas en relación con la Iglesia. Los Bogomili, que nacen a partir de este movimiento de descontento, sostenían un dualismo moderado. Afirmaban que Dios a creado el Universo con sus 4 elementos (fuego, aire, agua y tierra) y ha erigido su Reino de 7 cielos. Uno de los ángeles Satanás, se había revelado contra Dios siendo exiliado en la tierra, siendo el creador del mundo terrestre. En la creación de los seres vivientes Satanás rechazó incluir en los cuerpos materiales a los ángeles, de modo que el dualismo entre bien y mal se encuentra en el propio hombre. Cristo es un mensajero de Dios para informar a los hombres de su real condición. Cristo no consigue vencer a Satanás, el cual tiene el dominio sobre la tierra hasta el juicio final.

Los predicadores bogomiles no quieren por tanto enseñar doctrinas abstractas, sino que extraen las consecuencias. Toda la Iglesia oficial es para ellos obra de Satanás, la vida de los clérigos demuestra que siguen a Satanás, no son santos, puros y pobres sino borrachos, avaros lujuriosos, litigantes. El culto de la Iglesia es inútil, los sacramentos no valen nada, las reliquias son sólo huesos. Es particularmente rechazable para los bogomiles la cruz. De la Biblia sólo aceptan partes del NT, sobre todo el Evangelio de San Juan. El AT es para ellos obra de Satanás.

No se limitaban a atacar la Iglesia sino que consideraban en general el poder y la riqueza como obra y seducción de Satanás. Los que detentaban el poder (reyes, príncipes, alto clero), todos eran considerados servidores del diablo.

Entre los Bogomili existían dos grupos. El centro lo constituyen los predicadores, .perfectos. o simplemente cristianos, y el segundo grupo son los .fieles., la gran masa de los seguidores. Las fuentes ortodoxas hablan de un tercer grupo formado por los .simpatizantes.. A finales del XI aparecen también en Constantinopla donde son procesados. Su organización se consolida en diversas iglesias como Macedonia, Tracia, Asia Menor, Servia y Bosnia. Desde el XIII se aprecia un decaimiento del bogomilismo comenzando en Constantinopla.

Muy interesante es el desarrollo del movimiento en Bosnia en una zona de frontera entre la Iglesia Bizantina y la Latina en la que las estructuras de ambas iglesias no estaban muy desarrolladas. En este lugar entraran en el XII los bogomili difundiéndose su doctrina sin obstáculos, sobre todo entre los campesinos en zonas aisladas. En Bosnia central la mayoría de la población rural se adhiere a este movimiento. La Iglesia Ortodoxa se limitó al sur y sudeste del país, mientras que la Latina intentó entrar desde las ciudades marítimas del Adria y de Croacia sin grandes resultados. Los príncipes de Bosnia favorecieron el Bogomilismo ya que garantizaba mejor la independencia del país con relación a Hungría como a Venecia. De este modo se formó una Iglesia Bosniaco-Bogomila con una estructura jerárquica cuyos centros eran las comunidades de los .perfectos. comparables a los monjes. Al conquistar Bosnia los turcos en 1463 y en 1482 Herzegovina, gran parte de la población se convirtió al Islam y entre ellos todos los Bogomili.

2.- Comienzos de las herejías en Occidente.

Las primeras noticias sobre herejías aparecen hacia el año 1000 en Francia. Al comienzo son pocos casos, pero desde 1018-1028 los fenómenos se hacen más frecuentes según los testimonio que tenemos de Francia, Italia y de los Países Bajos. Son fenómenos bastante aislados y geográficamente distantes. No podemos hacernos en todos los casos una idea sobre el contenido de sus doctrinas, pero es obvio que provienen de las clases humildes de la población.

El primer caso documentando es la herejía de un campesino llamado Leutardo, del cual nos habla el cronista cluniacense Rodolfo el Glabro en su historia Crónica del año 1000, que afirma que Leutardo habría dejado a su mujer, destruido las cruces, rechazado pagar las décimas y criticado el AT.

Poco tiempo después parecieron en Europa Occidental fenómenos similares. El noreste de Francia se transformará en un centro de herético y las zonas de confín del Imperio. Estas documentados interrogadores y heréticos en Lieja y en Arras. Un proceso clamoroso contra los heréticos tendrá lugar en 1022 en Orleans. En Italia se encuentran grupos heréticos entre 1030-1048 en Rávena Venecia y Verona, aunque muchos grupos no llegaron a ser conocidos por las autoridades.

Es muy difícil hablar de su doctrina y mensaje, de los que más sabemos es del grupo de Orleans (1022) entre los que se encuentran nobles y clérigos. Su doctrina comprende estos puntos: Distinción entre un mundo invisible y otro material, el cual es del demonio, rechazo del matrimonio y de los cargos civiles, Jesucristo sólo tiene un cuerpo aparente, rechazo del Bautismo de agua, comunicación del Espíritu Santo mediante la imposición de las manos, rechazo de la creencia en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Todo ello sumado son doctrinas muy similares a las de los Bogomili, por lo que hace la pregunta de la derivación de las herejías occidentales de las bizantinas, cosa que defiende Félix Toco en su obra Herejías en la Edad Media (1884).

Rafael Morgen en su Medioevo cristiano afirma que históricamente no se puede aceptar una irradiación del bogomilismo en Occidente, sino que las herejías occidentales del XI serían una de las expresiones características de la nueva vitalidad del pueblo cristiano tras el 1000, expresión de su deseo de coherencia moral entendido de forma simple e inmediata de la aspiración del pueblo cristiano a una religiosidad menos formal, menos dominada por la opresora supremacía del clero, serían por tanto un producto autóctono, un retorno espontáneo del pueblo a la pureza del Evangelio.

El P. A. Dondaine OP se opone a las teorías de Morgen en 1952, afirmando que los heréticos del XI son dualistas influenciados por los Bogomili como los Cátaros occidentales son hijos de los Bogomili, los cuales a su vez son herederos del antiguo Maniqueismo. Hoy la mayor parte de los historiadores se decanta por este nexo entre las herejías del XI en Europa y los Bogomili. Se cree que la herejía se extendió desde Italia Meridional donde está documentado por peregrinos del XI la presencia de predicadores bogomilis. Más tarde a través de las vías de comercio hacia Italia del Norte, Francia Meridional y Champagne se iría extendiendo. No se sabe quienes fueron los propagadores, quizá comerciantes o predicadores itinerantes. La reacción, a veces violenta, contra estos primeros heréticos partía, en general, de los laicos no del clero.

Antes del año 1000 en Occidente se vivió un período sin herejías de no do que los que no aceptaban la predicación de la Iglesia se atenían a la religión pagana. La aparición de herejías es un indicio de una más profunda cristianización. Al alternativa a la Iglesia ya no será el paganismo sino otra forma de ser cristiano. La primera onda de herejías aparece en Occidente en la segunda mitad del XI, en el tiempo de la Reforma Gregoriana en la que el papado intenta adaptar la Iglesia Católica a las nuevas condiciones sociales, y constituir el papado como centro eclesiástico y político de Europa. En aquella época en que el propio papa es el más grande revolucionario, siendo sus más fieles aliados los que llevan una mayor carga de protesta, como por ejemplo la Pataría de Milán.

Tras la Reforma Gregoriana nacerá otro tipo de herejía, no de grupos retirados y silenciosos sino agresivos y fanáticos. Se instalan en las partes más desarrolladas de Europa hacia el 1100, en Italia septentrional, Sur de Francia y Flandes. Es la época de los .Predicadores Itinerantes. llamados Pauperes Christi, los cuales atacan a los sacerdotes simoníacos y la riqueza de la Iglesia, en predicaciones anticlericales que con facilidad se podían transformar en herejías.

Uno de estos predicadores heréticos del sur de Francia era un exsacerdote, Pedro de Bruys. Se presentó en hábito de peregrino, a pies desnudos y con larga barba al pueblo, predicando contra los edificios de las Iglesias, ya en una iglesia o en una taberna o sala: se deben quemar las cruces, nada de oraciones ni limosnas para los difuntos, ningún bautizo para los niños y ninguna Eucaristía. La única autoridad para él son los Evangelios. Su radical doctrina, sobre todo del rechazo del papel mediador de la Iglesia, y su pobreza encontraron mucha aceptación. Como consecuencia de sus predicaciones la multitud destruyó iglesias y altares y asedio monasterios. Un Viernes Santo comieron carne asada en un fuego de cruces de madera. Pedro será hecho prisionero en Saint Gilles por sus adversarios indignados por su herejía y comportamiento agresivo, siendo quemado en la hoguera (1132-33). Su herejía seguirá existiendo y sus seguidores serán llamados Pietrobrusianos contra los que escribirá sobre todo el abad Pedro el Venerable de Cluny.

Semejantes doctrinas sostenía el exmonje Enrique que en 1135 conoce a los Pietrobrusianos de los que compartía algunas opiniones. Será un predicador itinerante en el sur de Francia. Predicará contra la Iglesia como institución no admitiendo otra fuente para la vida religiosa que no fueran los Evangelios. Su pista se pierde hacia el 1145, pudiendo haberse asociado a los Cátaros.

La reforma de la Iglesia durante la lucha de las investiduras había conducido a una renovación múltiple con la formación de nuevas órdenes religiosas, pero al mismo tiempo la Iglesia no sólo se había transformado en más independiente, sino también más potente. Por ello todas las controversias entorno al ideal de una Iglesia pobre o de una Iglesia para los pobres, desde la primera mitad del XII, provocaba como consecuencia la herejía. En los primeros decenios del XII estas tendencias eran todavía esporádicas, pero mi pronto la Iglesia se enfrentará no sólo con una herejía de gran difusión sino también con una bien organizada.

3.- La iglesia de los Cátaros como .antiiglesia..

En 1143 aparecen en Colonia, Renania, unos heréticos llamados Pauperes Christi. Tenemos un testimonio del preboste premostratenses Evervino de Steinfeld en un carta a San Bernardo de Claraval, en la cual refiere un interrogatorio a un nuevo tipo de heréticos en Colonia en 1143. De su relación resulta que este grupo posee una doctrina muy similar a la Bogomila y también una jerarquía con creyentes, por un lado, y elegidos o perfectos, del otro. Proclamaban que su secta estaba difundida por todas partes hasta Bizancio. Con disposición se dejan quemar en el fuego en Colonia y a Bonn. Entre 1144-45 también el clero de Lieja percibe la presencia de esta secta y lo comunica al papa. En 1147 alcanzan el sudoeste de Francia, Perigord, llevando la vida de los apóstoles, despreciando las posesiones y orando 7 veces al día y de noche. Nobles, clérigos, monjes y monjas les siguen. Incluso en el sur de Francia Bernardo de Claraval llegará a conocerlos en 1144-47.

Hasta este momento la secta no tiene un nombre. El de .Cátaros. aparecerá en 1163 en Colonia: .Cátaros hic est mundus.. No se sabe por donde han importado este nombre griego, quizás de Constantinopla. Otro apelativo que usan con gusto es el de Cristianos o Verdaderos Cristianos, del cual se deriva el de .Buenos Hombres.. Encontramos estos apelativos en todos los países donde los Cátaros han estado presentes. En los años 60 hacen una campaña de propaganda en muchos lugares de Francia y de Italia superior. En 1162 unos 30 Cátaros alemanes, campesinos hombres y mujeres pasan a Inglaterra y empiezan a predicar su fe. El rey inglés Enrique II les hace arrestar y condenar a muerte.

Desde finales de los 60 los centros del catarismo se sitúan en Italia septentrional y en el sur de Francia, la Región de Langedoc. Los motivos que provocan la difusión en estas zonas serán por un lado la tradición de la lucha por las investiduras en Italia, de manera que los Cátaros lombardos son llamados .patarinos., y por otra parte el relativo olvido de las herejías por parte de las autoridades civiles.

Una referencia sobre la influencia de los Cátaros en el sur de Francia y su influencia nos lo presenta la descripción de una disputa entre católicos y Cátaros en 1165 en Lombers, a pocos kilómetros de Albi, al sur de Francia. En esta discusión toman parte 7 obispos católicos entre los que se encuentra el arzobispo de Narbone, en presencia de muchos nobles y laicos, entre los que está la Condesa de Tolosa, y de la población de Lombers y Albi. En esta reunión los Cátaros evitaron discusiones sobre cuestiones dogmáticas, pero criticaron la vida de los obispos a los que calificaron de hipócritas y seductores, contrarios al ideal sacerdotal del NT. Las críticas sobre la vida no evangélica del clero recibieron gran acogida entre el pueblo.

Hacia 1167 se presentó en Venecia un cierto Papas Nichetas, probablemente un obispo bogomili de Constantinopla, que trajo a occidente la doctrina de la iglesia Dragovítica, cuyo nombre deriva de un lugar de incierta localización en la actual Bulgaria, Dragowitsa (Drugonthia), que sostenía un dualismo radical. El título .Papas. ya creó confusión en la Edad Media, algunos llegaron a deducir un papado cátaro, pero el nombre sólo significa .pope., es decir la designación bizantina de los eclesiásticos. Nichetas tuvo gran influencia sobre los cátaros franceses. En el concilio cátaro de 1167 en Saint-Félix-de-Caraman consagró de nuevo a los .perfectos cátaros. según el ordinario Drugonthio, según el rito de la iglesia Dragovítica, y desde este momento los Cátaros franceses serán dualistas radicales, mientras que en Italia existirán las dos variantes del catarismo.

Más significativo que esto será que 25 años después de la primera aparición en Europa de los cátaros occidentales ya era posible reunir un concilio de los dirigentes cátaros, lo que demuestra una rápida difusión de aquella fe. Bajo la dirección de Nichetas se procedió a construir una organización. Junta a las dos diócesis cátaras que ya existían en Francia, una para el norte y otra para el sur en Albi, por lo que se les llama  Albigenses, se nombró un obispo para Lombardía y otros para las nuevas diócesis de Francia, sobre todo en Tolosa, Carcassone y Ayen. Geográficamente el centro cátaro del sur de Francia se extendía sobre bastos territorios del Condado de Tolosa a lo largo del río Verone hasta los Pirineos.

En Italia la diócesis Lombarda se dividió hacia el 1200 en 4 diócesis septentrionales: Concorezzo, Esenzano, Vicenza y Bagnolo, además una diócesis cátara en Florencia y otra en Spoleto. Los puntos de aceptación del catarismo italiano eran Milán, Piacenza, Cremona,Brescia, Bérgamo, Vicenza, Verona, Ferrara, Florencia y Orvieto. Así se formaron en Italia diversas iglesias cátaras que estaban en relación entre ellas, pero no tenían ninguna organización centralizada.

Menos difundido estaba el catarismo en otras partes de Europa. Intentaron penetrar en Champagne, en Borgoña y en Flandes, incluso estaban presentes en algunas ciudades alemanas, como Colonia, Maguncia, Bonn, Coblenza, Pasavia, Viena,... También hay rastros de grupos cátaros en Inglaterra y en el norte de Aquitania, pero el catarismo no consiguió convertirse en un fenómeno de masas fuera de sus centros de Francia meridional y de Italia septentrional.

4.- La doctrina cátara.

Hasta nuestros días conocemos sólo dos fuentes cátaras originales que han sido estudiadas por el P. A. Dondaine O.P., el cual al destinar sus esfuerzos investigadores a la obra de Santo Tomás ha pasado todas sus notas a la estudiosa francesa Christine Thouzellier la cual las ha publicado. La primera fuente son los extractos cátaros contenidos en el libro Contra Maniqueos del exvaldense Durando de Huesca (1220). La segunda es el Liber de duobus principiis, encontrado por el P. Dondaine en 1939 en un manuscrito de Florencia, que se puede datar tras la mitad del XIII. Resulta de estas fuentes y de otros testimonios que el cristianismo cátaro subraya y acentúa la importancia del problema del dolor, del sufrimiento, de la muerte, de la pureza y de la santidad. En esta acentuación del momento del mal, del negativo en la vida de los hombres, emerge Satanás, el Diablo, el Tentador que en las diversas articulaciones de las herejías se presenta con un doble rostro.

En los cátaros encontramos dos formas de dualismo:

·       Un dualismo moderado que se remonta al bogomilismo y que afirma un único principio.

·       Un dualismo radical, la doctrina de los dos principios de la iglesia cátara Dragovítica del Imperio Bizantino, que a lo largo del XII ha entrado en Occidente mediante Papas Nichetas.

La iglesia de Esenzano de la que proviene el Liber de duabus principibus enseñaba un dualismo radical semejante al de los albigenses del sur de Francia. Según el dualismo moderado Satanás es sólo un ángel que se ha revelado contra Dios, que por su culpa tienta y levanta a los demás a la rebelión y al castigo que se derivó. En el catarismo del dualismo radical Satanás asume el principio antitético al Dios bueno, por lo que se transforma en un principio malo, creador de la materia, retomando así antiguos principios maniqueos. Satanás conseguiría incluso engañar a los mismos ángeles presentándoles a ellos las seductoras bellezas de la Tierra y en particular la fascinante belleza de las mujeres y la ambición del poder. Muchos ángeles le siguieron y fueron hechos prisioneros de la materia, siendo esta prisión su infierno. Según estos cátaros no existe otro infierno tras la muerte, el mundo material en el que vivimos es el infierno, la incorporación a él es ya una condena. Los ángeles serían esclavos para siempre de este mundo si el Dios bueno en su infinita misericordia no hubiese encontrado una vía de salvación. Puso entonces en medio del Paraíso un libro con 7 sellos, del que habla el Apocalipsis invitando a todos a leerlo y a cooperar en consecuencia, pero cada ángel que habría este libro se desmayaba cuando aprendía lo que quería hacer. Al final uno de estos ángeles, Cristo tiene el coraje de aceptar el terrible encargo, descender sobre la tierra, aceptar la vida infeliz de los hombres, hasta la muerte en cruz, para poder revelar la vía de la salvación a los ángeles prisioneros en el infierno de los cuerpos. La vía era la de evitar todo contacto sexual, cualquier comida de origen sexual como huevos, leche, queso y sobre todo la carne. Según el comportamiento en el campo de la abstinencia y la renuncia cada ángel prisionero en la materia tiene la posibilidad de mejorar o empeorar su suerte. Quien hubiese obrado bien podría transmigrar de un cuerpo a otro mejor, es decir de animal a ser humano y de mujer a hombre. El que se hubiese comportado mal transmigraría de ser humano a animal.

Los cátaros radicales enseñaban la doctrina de la Metempsicosis, la transmigración de las almas, en el sentido que mi alma es un ángel caído el cual ya se ha transmigrado a través de muchos cuerpos. Tras la venida de Cristo a la Tierra se había revelado la vía de la Redención, que no es un don gratuito sino que se consigue a través de pena y sacrificio, es decir mediante la obediencia a los preceptos de la moral cátara. Además de esta observancia se tenía que recibir un sacramento especial, el Consolamiento, único sacramento cátaro consistente en el rito de la imposición de la mano derecha por parte de un perfecto considerado portador del Espíritu. Este sacramento permitía dejar el propio cuerpo terreno y unirse sin más pasos al dios bueno sin más transmigraciones. No obstante comportaba también una serie de pesadas responsabilidades, ya que quien transgrediera los preceptos de la moral y de la pureza perdía todos los efectos redentores del sacramento debiendo renovarlo.

Los que habían recibido la Consolación y vivían según las estrictas reglas de la Iglesia cátara eran llamados .perfectos.. La segunda clase era mucho más numerosa y la formaban los .creyentes.. En el ámbito de la fe cátara los .perfectos. constituían algo similar a un monje o un clérigo, le era posible también a las mujeres recibir la Consolación. La función principal de los .perfectos. y .perfectas. era la vida ascética, según las leyes cátaras, por tanto vida célibe, después predicación y la dirección de los .creyentes.. De suyo en el sur de Francia vivía muchas mujeres .perfectas. cátaras.

La mayor parte de los cátaros eran en general sólo .creyentes., que retrasaban la Consolación hasta el momento de la muerte para no deber de vivos soportar las difíciles reglas de vida que imponía la Consolación. En casos excepcionales la Consolación se podía acompañado de una especie de .suicidio ritual., que en Francia meridional se llamó .endura. (= penitencia), y que consistía en dejar morir de hambre con su consentimiento a quien hubiese recibido la Consolación.

5.- La estructura social del catarismo.

¿Qué sectores se sintieron de manera particular atraídos por el catarismo? En Francia meridional fue sobre todo la pequeña nobleza, que apoya sus deseos autonomistas sobre el carácter revolucionario de la nueva religión, con su crítica frente a los bienes temporales de la Iglesia Católica.

Otro factor, todavía no suficientemente aclarado, es la atracción del catarismo sobre las mujeres. La nueva religión penetra en los castillos de Provenza sobre todo a través de la mediación femenina. En las iglesias cátaras que admitían un único principio y profesaban un dualismo moderado, la mujer tenían muchas más posibilidades de acción que en la Iglesia Católica. No había diferencias entre .perfectos. y .perfectas., .boni ominis. y .boni mulieres. en el campo ritual. Más reservado era el catarismo radical, pero parece que también esta doctrina se haya ganado a las mujeres. La razón puede ser porque en una sociedad marcadamente masculina, como era la medieval, el catarismo ofrecía a las mujeres una interpretación del sufrimiento existencial vasta, difusa y profunda que podían superar mediante una vida ascética con la Consolación. Es sólo una interpretación.

Otro estrato propicio para el catarismo lo constituye la burguesía de Italia comunal, del norte de Francia y de Renania, por tanto el sector medio, mercantil, artesano y financiero. Por tanto no se unen sólo las clases más míseras a la nueva religión. Al revés de lo que ocurría en el valdismo, la religión cátara no se funda sobre el ideal de la pobreza voluntaria. Para ellos todo lo material es del diablo, sin distinciones.

El catarismo no llegó a los estratos cultos de la época. Tampoco encontramos en esta religión ningún teólogo o pensador de relieve. La gran difusión se debió a factores sociales y eclesiásticos, siendo sostenida por una estructura organizativa que de manera clara se contraponía a la de la Iglesia Católica. En el fondo no son una secta cristiana, sino una religión no cristiana, aunque se pueden considerar un movimiento de protesta contra algunas deficiencias de la Iglesia medieval.

La contraofensiva católica comenzará en los años 20 del XIII en tiempos de Inocencio III, el cual proclama la cruzada contra los Albigenses, y al mismo tiempo el trabajo de los predicadores con el fin de convertir a los cátaros entre los que destacará Santo Domingo de Guzmán y después los franciscanos. La cruzada durará hasta 1229 y no conseguirá eliminar completamente a los cátaros en el sur de Francia, naciendo así la Inquisición.

A partir de aquí el catarismo se convierte en un movimiento clandestino. Las formas organizativas de los obispos cátaros franceses desaparecerán hacia 1275. En esta situación cátaros franceses se van a Lombardía donde había todavía .buenos cristianos..

La última reordenación del catarismo la llevará a cabo un .Perfectus., el cual antes de su consagración era un notario y político del Conde de Foix, llamado Pedro Autier o Autieric, que accede a .Perfectus. en 1300. Bajo su influjo el catarismo de Langedoc se transforma en un movimiento clandestino que se basa en hospicios o casas privadas. La propia religión cátara se transforma en una religión de redención en cuyo centro está el Perfectus con su poder espiritual. De suyo el catarismo era una religión de redención, pero de enseñanza de un mensaje a través del cual cada uno tiene que redimirse o alcanzar la perfección.

El inquisidor dominico Bernardo Guidone busca a Pedro Autier con un mandato de captura. De suyo en 1309 es capturado, siendo condenado tras un proceso de inquisición y quemado vivo en Tolosa en 1310. Los últimos cátaros reconocidos como tales vivían en torno a 1380 en Piamonte estando en contacto con la Iglesia Bogomila de Bosnia, perdiendo así el rastro del catarismo.

6.- Los Valdenses.

Con relación al nombre se usa en italiano la forma .Valdo. para indicar el fundador del movimiento, pero parece probado que el nombre exacto fuese Valdés o Vaudés, latinizado Valdesius, de suyo las fuentes más antiguas citan el nombre de Valdesius o Valdeses. Se trata probablemente de un topónimo, pero no se sabe de qué lugar. El nombre de Pedro se le atribuyó a partir del siglo XIV por motivos apologéticos de los Valdenses, en contraposición a s. Pedro. El profesor prefiere hablar de Valdés.

La iniciativa de Valdés se inserta en un preciso contexto socioeconómico, que se coloca en una posición crítica de frente a la institución eclesiástica como se ha desarrollado tras la Reforma Gregoriana. Es un movimiento de protesta contra la aplicación de la Reforma Gregoriana.

Reforzada la centralización del poder en la Iglesia, los gregorianos habían reducido al mínimo la participación de los laicos en la vida eclesial, para aumentar la importancia de la jerarquía, del sacerdocio. El clero, que crece en número y en poder fue sometido a un rígido control para remediar su inmoralidad, es decir el concubinato, y la simonía. Pero termino con el vivir cada vez más separado del pueblo e incapaz de compadecerse de la miseria del hombre. Es una consecuencia de la Reforma Gregoriana la separación del clero con respecto al pueblo.

Las fuentes sobre la conversión de Valdés son muy pocas y de procedencia católica. El primer cronista fue un premostratense de la diócesis de Laon, el cual escribe en los años 20 del XIII Chronicon Laudunense o Anonimi Laudunensis. El segundo es el dominico Esteban de Borbone o de Bellavilla muerto hacia 1261 en Lyon, que escribe hacia 1250; su relación tiene la preferencia ya que está escrita por un inquisidor experto y bien informado que había conseguido tener conocimiento por un testigo ocular inmediato del propio evento, y se encuentra en su obra Tractatus de diversis materiis Predicabilibus, una obra típica para los mendicantes de los siglos XIII y XIV que recoge anécdotas y episodios que puedan ser útiles a los predicadores en sus predicaciones. En este tratado introduce, en un texto sobre los dones del Espíritu Santo muchas anécdotas y lo referente a la conversión de Valdés.

Esteban nos describe a Valdés como un rico mercader de Lyon que de improviso descubrió el Evangelio, para conocerlo mejor habría encargado a un sacerdote gramático traducir del latín a la lengua vulgar una selección del texto sagrado. Era una empresa costosa y Valdés la emprendió antes de deshacerse de sus bienes. Esta iniciativa se introduce en el proceso según el cual las lenguas europeas se desligan de la matriz bajo latina, inicio de las lenguas .provence..

Valdés y sus amigos comenzaron a leer el Evangelio y encontraron al Jesús del Evangelio en el contexto de una ciudad medieval, Lyon caracterizada por un régimen de tipo episcopal, es decir el señor de la ciudad era el obispo. Valdés pertenecía sin duda a la nueva clase burguesa constituida por mercaderes y artesanos, los cuales se estaban afirmando. En Lyon, como en otras ciudades de Europa, este movimiento de libertad, comunal, tendía a estructurarse de forma institucional, de suyo en un municipio con el esquema de los surgidos en el norte de Francia y en las ciudades septentrionales de Italia.

Las fuentes son unánimes en afirmar que Valdés experimentó una conversión, se deshizo de sus bienes y comenzó a predicar por las calles hacia finales de 1170-1180, quizá la fecha de conversión sea 1176-77. Los puntos fundamentales de su conversión serán: La pobreza voluntaria y la predicación. Según el cronista de Laon la ocasión para el cambio de Valdés fue la leyenda de san Alejo, el joven que dejaba la casa paterna y las riquezas para irse a oriente y que regresaba años después a su patria de Roma y vivió durante años, sin ser reconocido por los suyos, como mendicante a la puerta de su padre y bajo la escalera de la casa de su padre. Valdés abría oído por casualidad un domingo por la calle a un músico giróbago que cantaba la leyenda de san Alejo y poco después habría decidido imitarlo. Dejó a su mujer, a la que dejó sus bienes y muebles, mientras que parte de su dinero lo utilizó para instalar a sus dos hijas que confió a un monasterio. Así comienza su nueva vida.

7. Los Pobres de Lyon.

7.1.- En búsqueda de una aprobación eclesiástica (1176-1181).

Valdés no se limitaba a abrazar la pobreza añadiendo rápidamente la predicación itinerante penitencial. Esto no era nada nuevo ya que ambas cosas eran patrimonio común de muchos movimientos de pobres desde el XI. Aún el arzobispo de Lyon, que era un cistercienses, señor de la ciudad llamado Guichard presenta dificultades, no al propósito de la pobreza sino a la voluntad de Valdés de predicar. La predicación estaba reservada al clero, y el arzobispo temía que la predicación laica de Valdés pudiese favorecer o desviar la difusión de opiniones heréticas.

En 1179 se tenía en Roma el III Concilio Lateranense, es comprensible que Valdés y los suyos pensasen resolver sus dificultades con el arzobispo de Lyon acercándose a Roma y presentando al propio Concilio su proyecto de vida y acción para que fuese sancionado por el mismo. De suyo está documentada la presencia de dos .pobres. de Lyon en las sesiones del Concilio. No se puede excluir que uno e ellos fuese Valdés. Sabemos que estos dos .pobres. fueron convocados ante una comisión conciliar para tratar de cuestiones conciliares. Los Valdenses cayeron en la red de los razonamientos escolásticos, ellos no eran teólogos y no han sabido darse cuenta de la insidia contenida en las preguntas que les hicieron. Este asunto demuestra el desprecio y la superficialidad con la que es acogida la petición de los Valdenses por la Comisión conciliar.

De suyo los Valdenses no han olvidado nunca aquel momento en que vieron romperse su confianza en el concilio y quizá incluso en el clero y en toda la Iglesia. Sólo se podría encontrar una excusa para el comportamiento del concilio, todos los prelados de aquel momento estaban muy preocupados por las discusiones con el movimiento cátaro, que les parecía un peligro grave. Afortunadamente para los Valdenses, el catarismo en Francia meridional se reforzaba en concomitancia con la aparición del Valdismo. Los seguidores de Valdés no eran cátaros, quieren diferenciarse de los cátaros, pero irán siempre ayudados de su brazo en la posición a una sociedad deficiente y hostil. El cronista de Laon cuenta que el Papa Alejandro III en el Concilio habría abrazado a Valdés, aprobado su voto de pobreza, prohibido la predicación si no era con invitación de los sacerdotes.

Tras el Concilio Lateranense parece que el Arzobispo de Lyon había recobrado el pleno control del movimiento Valdense. En 1181 Valdés será convocado ante una asamblea compuesta por representantes del clero y de la nobleza de Lyon, presidida por el cisterciense junto al Arzobispo de Chartres que era el legado pontificio, Enrique de Marsi y el Abad de Altaconva. Esta comisión hace jurar a Valdés una profesión de fe. Suscribiendo esta profesión Valdés demuestra lo sustancial que era su fidelidad a la enseñanza católica, él quiere ser católico, era católico. El Valdismo no se contrapone a la Iglesia como una antiiglesia, Valdés y sus .Pobres de Lyon. quieren ser católicos e imitar la vida de los apóstoles.

En 1181 Valdés suscribe una larga profesión de fe propuesta por el arzobispo de Lyon, con lo que se demuestra claramente que Valdés no era cátaro, sino que quería ser miembro de la iglesia católica.

7.2.- Segunda fase 1182-83 hasta 1215.La Excomunión:

Muere el arzobispo Guichard en 1180, un años después es nombrado arzobispo de Lyon un inglés amigo de Tomás Becket, Jeans Bellesmains. El nuevo arzobispo tuvo rápidamente la sensación que a pesar de la profesión de fe del grupo de los pobres, éstos escapaban de su control. Surge de nuevo el conflicto entre los pobres de Lyon con la jerarquía, representada por el arzobispo. Frente a la prohibición de predicar en público, los pobres de Lyon, desobedecieron, por lo que fueron amonestados, prosiguieron y al final fueron excomulgados y expulsados de la ciudad de Lyon. Según la tradición Valdés tomo la palabra del apóstol Pedro .Es mejor obedecer a Dios que a los hombres.. Aquí se termina el testimonio histórico de Valdés, la fecha de su muerte se pone en torno al año 1206, pero el lugar de su muerte es desconocido, la tradición tardía que pone su muerte en Bohemia no tiene ningún fundamento histórico.

En 1184 en Verona el papa Lucio III condena a los Valdenses, junto con otros grupos heréticos como los humildes lombardos, por su predicación sin mandato, la bula fue Ad Abolendam . el IV concilio Lateranense ha confirmado la excomunión en 1205.

7.3.- Carácter del movimiento:

Las analogías entre la vocación de Valdés y Francisco de Asís son indudables. Como Valdés, Francisco fue conquistado por la idea de una vocación directa por parte de Dios, y por lo tanto debía evitar las comunidades ya existentes. Para ambos la pobreza debe autentificar la predicación itinerante, estos dos grandes cristianos de educación burguesa, se enfrentan al evangelio y reaccionan de una manera similar en su ambiente. No podemos saber ciertamente si el fundador de los hermanos menores se inspiró en un primer momento en la predicación de los primeros Valdenses. Entre Valdés y Francisco pasa una generación. Es probable que tuviera contacto con los Valdenses italianos, llamados .pobres lombardos..

Los primeros hermanos menores mandados por Francisco en 1218 en Alemania, encontraron algunos seguidores de los Valdenses italianos. A pesar de la analogía la originalidad de Francisco es indudable; para Valdés el centro de su vocación no es el ideal de la pobreza, sino la predicación; mientras que para Francisco el ideal de la pobreza es absoluto. Es significativo que Francisco y sus primeros hermanos llegaron a ser clérigos, aceptaron la tonsura, Francisco no expresó jamás ninguna duda sobre la autoridad del clero, sobre el carácter sacramental de los sacerdotes. Francisco de esta manera desarma la oposición de los prelados y de la curia y demuestra la lealtad hacia la institución de la Iglesia.

Francisco y Valdés entienden la obediencia al evangelio de forma diversa; para Valdés hace una distinción entre la autoridad de Cristo y la de la iglesia; mientras la obediencia de Francisco comporta la plena sumisión a la autoridad jerárquica.

A pesar de todo esto es cierto que Valdenses y los primeros franciscanos son una protesta evangélica contra la sociedad feudal y sobre todo contra la forma de la rica burguesía ciudadana.

7.4.- Tercera fase: Los Valdenses como evangelismo herético (1215-1532).

Los pobre de Lyon continuaron considerándose como católicos, su excomunión no les produjo impresión porque lo consideraron una medida injusta. Sobre la doctrina de los Valdenses en el primer decenio del siglo XIII, tenemos algunas fuentes: .Contra herejes. de Durando de Huesca, que era el jefe de un grupo de Valdenses, que se reconcilió con la iglesia con el papa Inocencio III, y que pasaron a llamarse .Pobres católicos..

También tenemos las noticias del inquisidor dominico Stefano de Borbone que ha interrogado a muchos Valdenses.

En general podemos decir que los Valdenses tienen un concepto espiritualístico de la Iglesia. Para ellos la iglesia romana visible es Babilonia, la donación de Constantino es el símbolo de una iglesia corrupta y mundanizada, y rechazan esta donación. Sacerdotes ricos son hijos del diablo y de la perdición, los decimos ofrecidos no son pagados al clero. Se rechazan todos los elementos de la iglesia católica que derivan de la institución jerárquica o tienen un relación directa con ella, por ejemplo: rechazan la confesión a los sacerdotes, la creencia en el purgatorio, las ofrendas por las ánimas del purgatorio, las indulgencias, los laicos pueden celebrar la Eucaristía si es necesario, algunos permiten a las mujeres consagrar la Eucaristía. Los buenos laicos tiene el poder de absolver como los sacerdotes. Rechazan las cruzadas a las que califican de homicidas. Los verdaderos sarracenos que hay que combatir son los demonios. Rechazan por obediencia al Sermón de la montaña, toda prestación de juramento. Entre las características que nos da Stefano está la veneración por los textos bíblicos, sobre todo los evangelios, muchos Valdenses se saben de memoria largos pasajes del Nuevo Testamento en lengua vulgar, y su método de evangelizar es recitar de memoria, en lengua vulgar, el Nuevo Testamento delante de aquellos que les quieran escuchar.

Después de la muerte de Valdés sus seguidores en Francia meridional tuvieron que vivir en la clandestinidad, sobre todo después de la cruzada contra los Albigenses que duró 15 años. Tuvieron durante estos años influencias del pensamiento cátaro. Su situación durante el siglo XIII en Lombardía fue menos precaria, pero en la segunda mitad del siglo fueron buscados y perseguidos en las ciudades Lombardas, encontrando refugio en el Piamonte donde se mantendrán en el medievo, en la zona llamada valle de los Valdenses.

Hasta el final del siglo XIII hay testimonio de ellos en el Alto Reno, en Suecia, en Baviera y Austria. En el siglo XIV están ciertamente presentes en Turingia y Sajonia. En el XV un centro importante de difusión de los Valdenses en Bohemia, en la cual se pueden insertar en el mundo religioso popular, preparando así el movimiento Husita. La ruptura con la iglesia y con su carácter minoritario y clandestino han conducido a una nueva estructura organizativa como entre los cátaros, que existían los .prefectos. y los .creyentes o adeptos., los Valdenses tiene .los hermanos., que ejercían de confesores y directores espirituales. Abandonan la predicación pública. Aparece para los .perfectos., un título reverencial .barba., del latín .barbanus., que significa .Tío., parece que es un título característico sólo de los Valdenses de los Alpes.

Se forma una organización con un jefe llamado .Mayor., una autoridad paralela a la episcopal. Pero en el fondo sea por la formulación de su fe, o por la estructuración de sus comunidades, tendrían durante todo el medievo siempre un carácter provisorio, porque se consideraron católicos, y si era posible participaban en la vida de la parroquia. Este carácter provisorio se rebeló cuando los Valdenses se encontraron con la reforma protestante del siglo XVI.

Dos barbas se acercaron hacia los reformadores suizos, para consultar sobre cuestiones de doctrina, disciplina y liturgia eclesiástica. Los contactos continúan a pesar de las diferencias existentes entre ambos grupos. En el sínodo de Chanforan en 1532 los Valdenses de los valles declararon su adhesión a la Reforma Suiza. Este es el fin del movimiento Valdense, y el nacimiento de algo nuevo, la Iglesia Evangélica. Hoy los Valdenses forman con 20.000 fieles adultos la más grande iglesia evangélica en Italia.

8.- La inquisición[1]:

Debemos distinguir la Inquisición como proceso y como institución eclesiástica.

Como proceso es el resultado de la maduración del pensamiento de la predicación occidental en el siglo XII, hasta entonces estaba en uso el proceso judicial de infamación. Este procedimiento que venía del derecho germánico arcaico requería primero una acusación de una persona que se sentía lesa en el propio derecho, sin acusador no había ningún proceso. Este proceso admitía una absolución si el imputado hacía un solemne juramento de purificación, el juramento era algo sacro-santo. En determinados casos el imputado debía acudir a otras personas honorables dispuestas a jurar sobre la inocencia del imputado. En casos excepcionales fue requerido la llamada .Ordalía., o el .juicio de Dios., que consistía en una prueba física, en la cual se decía que Dios expresaba su voluntad dando la victoria al inocente y permitiendo superar la prueba sin daño. La Ordalía podía asumir varias formas:

·       En la de fuego el imputado debía caminar sobre hierro incandescente.

·       O sacar de una caldera hirviendo, con agua o aceite, un objeto.

Si la herida curaba sin problemas, la prueba de Ordalía había sido superada y el juicio terminaba. Muy común también era el duelo como prueba, el que sobreviviera era el que decía la verdad. Objeciones de parte eclesiástica contra tales pruebas y practicas arcaicas en la justicia, son comunes en el siglo XII. El primer papa que buscó abolir esto fue Inocencio III, en el IV Concilio Lateranense en 1215. Pero de hecho continuaron durante todo el siglo XIII.

El nuevo proceso de inquisición fue un gran progreso en la búsqueda de la verdad en un proceso judicial, no más pruebas irracionales como las ordalías, sino interrogatorios, discusiones de los testimonios, procedimientos racionales y controlables, que daban al imputado la posibilidad de defenderse. Al comienzo los procesos de la inquisición eran para la disciplina del clero, este es el origen de la Inquisición, no contra los heréticos. Inocencio III pensó en disciplinar de este modo arzobispos, obispos y abades, que no estaban dispuestos a defenderse contra los procesos de infamia. No es verdad que los procesos de la Inquisición nacieran en la lucha contra las herejías, esto fue una segunda fase.

En el campo del derecho penal eclesiástico, por el derecho germánico, hasta el siglo XII, no había una institución como el .Procurador de la República., existía sólo el derecho germánico, sin acusador no podía haber ningún proceso. El juez competente intervenía sólo sobre la base de una acusación.

Con respecto a las herejía la Iglesia buscó defenderse con medios espirituales, disputas y si es necesario con la excomunión. En torno al año 1200 crece la convicción de que este forma de proceder no es suficiente, de hecho la primera etapa de la Inquisición como una institución, es la bula del papa Lucio III, Ad Abolendam, sobre el 1184 en Verona, con la presencia del emperador Federico Barbaroja; esta bula era directa contra el crecimiento de las herejías en las ciudades Lombardas (Valdenses, cátaros, etc.). En esta bula el papa Lucio, hace una disposición del papa Alejandro III dándole validez general a la actuación de los jueces. Entró en el C.I.C. de Gregorio IX, que fue válido hasta 1917. El contenido decía que el obispo en cuanto juez ordinario de todos los cristianos en su diócesis, con ocasión de la visita canónica, que debía hacer cada dos años, debe de buscar los heréticos sin esperar la acusación formal. Aquí está el comienzo de la Inquisición.

En 1199 Inocencio III con la bula Vergentis, confirmó la disposición de su predecesor de 1184, añadiendo severas sanciones y declaró la herejía como una culpa de Lesa Majestad. Concepto que se deriva del derecho romano, en el sentido de quien reniega a Cristo comete una culpa más grave del delito de Lesa Majestad, castigado con la muerte según el derecho romano[2].

Inocencio aplica las penas previstas sin olvidar que la Iglesia no debe olvidar el deber de la misericordia. Inocencio no habla de la pena de muerte en la bula Vergentis. El IV Concilio Lateranense transformó estas normas en leyes comunes de la Iglesia, en la Constitución III sobre los heréticos. El concilio confirmó la legitimidad de la investigación de parroquia en parroquia, el comenzar el proceso sin necesidad de esperar una acusación, habla de la confiscación de los bienes y la cesión de los condenados al brazo secular, que debía llevar a cabo el castigo. Queda así fijado en líneas esenciales los procesos de la Inquisición. El papa Honorio III sigue por este camino y en Abril del 1226, el rey francés Luis VIII, empeñado en la guerra contra los albingenses, con la propuesta del cardenal delegado, emanó una ley importante para el desarrollo de la Inquisición, en la cual todo herético, condenado por un tribunal episcopal, debía ser castigado con la muerte. Aquellos que ayudaran a los heréticos serán acusados de infamia. Esta ordenanza es el modelo de toda la legislación eclesiástica sucesiva. La ayuda principal en la lucha contra las herejía para la Iglesia debía ser el emperador.

Federico II en su coronación en Roma 1220, emanó algunas leyes que pueden considerarse como anticipo de la curia romana. Según estas los heréticos condenados por la Iglesia son enviados al exilio, y confiscados los bienes. Con este edicto recibe el carácter imperial. En 1124 Federico II decretó la pena de se quemado para aquellos heréticos Lombardos que fueran condenados por la Iglesia. Estas disposiciones pasan después a Sicilia y a Alemania. El papa Gregorio IX acoge en 1231 aquellas constituciones de Federico II, en la legislación pontificia, para los herejes impenitentes la pena de morir quemado. Pone la ley de Federico y otras leyes en el Registro Papal. Podemos ver la colaboración existente entre emperador y papa en estos hechos.

Hacia 1230 se verificaron algunos hechos que son el preludio de la constitución de una inquisición papal. En el siglo XIII la inquisición de los obispos no sólo era muy lenta y agobiante, sino que además era un peso añadido para los obispos, los cuales estaban ya muy ocupados. La inquisición papal fue concebida como suplementaria y complementaria a la de los obispos, la cual no fue tocada por la legislación pontificia. Pero está claro que en realidad el poder episcopal fue disminuido como consecuencia de la más eficiente inquisición papal.

El organizador de la inquisición papal será el Papa Inocencio IV con la Constitución Ad extirpanda (15.5.1252). Encargo el cargo de inquisidores en primer lugar a los Dominicos y después también a los Franciscanos, los cuales hasta este momento sólo se emplearon en la represión de la herejía sólo de un modo marginal. De este modo a la predicación antiherética se une también la represión de la herejía, lo que produjo un gran daño a la cura de almas de los Franciscanos, produciendo también un gran daño en la propia orden.

Para el uso de los inquisidores surgieron tratados y manuales, en los cuales las herejías venían explicadas de una manera detallada, aunque excesivamente polémica, siendo una fuente para conocer las doctrinas heréticas combatidas por los inquisidores. No faltan también las descripciones de los duros métodos utilizados para combatirlas. Uno de estos manuales, el más completos, era la Practica Inquisicionis ereticici brabitatis escrito por el dominico Bernardo Guidonis. Fue escrito en 1323-24.

El inquisidor, tras su llegada a un sito, hacía venir a todos los habitantes de esa zona. En un discurso público intimaron a aquellos que se sentían culpables de herejía de presentarse espontáneamente a los inquisidores dentro de 15 días o un mes, que era el .tempus gratiae. o .tempus indulgentiae., el .mes de respirto.. Todo el que se confesó culpable sin que otro supiese antes de su herejía se salvó con una penitencia muy ligera y secreta. El que ya era conocido como herético y se presentó en ese momento espontáneamente, recibió sólo penas eclesiásticas como la obligación de una peregrinación, ayuno,..., no la cárcel o la pena de muerte.

Tras el tempus gratiae venía la segunda fase llamada .edictum fidei., obligando a todos, bajo amenaza, de denunciar a todos los que eran conocidos como herejes o sospechoso de herejía, bastaba la mínima sospecha. Los acusados que no se presentaron espontáneamente fueron llamados delante del tribunal o arrestados. Al acusado se le presentaba la acusación, seguía un juramente de parte del acusado de decir la verdad y el interrogatorio. Del nombre .inquiesta. procede el apelativo de .inquisición..

Testigos y acusados n son enfrentados. El enemigo mortal de un acusado no era admitido como testigo. Si el acusado, a pesar de las acusaciones que le incriminaron, no se confesó culpable, se procedía primero a la pena de cárcel, para que venciera su resistencia. Si la cárcel no bastaba se unía la tortura. Inocencio IV permitió el uso de la tortura en el proceso de inquisición en su Constitución de 1252. Si el acusado no confesaba la culpa, ni siquiera bajo tortura, debía ser dejado libre. Por tanto no se podía emanar una sentencia sin pruebas claras o confesiones de la culpa, lo cual procede del hecho que el Derecho Medieval no conocía una sentencia o condena que se basase sólo en indicios. La tortura se podía sólo usar en vista a una confesión, no después como un castigo.

Los formularios de los Manuales para los inquisidores nos informan de que las penas impuestas eran normales actos de expiación como ayunos, obras de caridad, peregrinaciones a célebres santuarios, servicios en Tierra Santa, signos infamantes para endosar en los vestidos (las .cruces heréticas. para que todos supiesen que era un condenado por herejía, confiscación de los bienes, para los casos graves, sobre todo para los obstinados y los reincidentes, flagelaciones , encarcelamientos, consigna a la autoridad temporal para la .animadversio debita., la cual muchas veces significaba la muerte en la hoguera.

Sobre el número de los quemados en la hoguera y los ajusticiados no hay un cuadro preciso. Contra los Cátaros en el sur de Francia e Italia Septentrional se procedía con dureza. Con excepción de los casos de mayor dureza, como el inquisidor Corrado de Magburgo (1231), la pena de muerte por herético no era la regla. De las investigaciones de los últimos años se deriva que el número de las personas castigadas por la inquisición en el tardo Medioevo serían bastantes miles, aunque las sentencias de la mayor parte de estos casas estaba relativamente ligera. Por ejemplo Bernardo Guidonis OP ha pronunciado en Toulouse entre 1308-1323, 930 sentencias: 42 penas de hoguera, 132 cruces, 9 peregrinaciones, 143 servicios en Tierra Santa con los cruces, 307 encarcelamientos, 69 casos de exhumación de muertos, 22 destrucciones de casas de heréticos y 139 absoluciones.

Ningún católico piensa hoy en justificar la inquisición. Para entenderla debemos considerar algunos elementos fundamentales para la Edad Media, ya que en esta época la fe cristiana penetraba en todos los sectores de la vida pública o privada, ejerciendo un influjo determinante sobre todo y sobre todos. Al hombre medieval el herético religioso le aparecía igual que un revolucionario político o un terrorista político de hoy, que con su obra intentaba subvertir o destruir el orden público, o los principios básicos sobre los que la Iglesia o el Estado fundaban su existencia.

Es cierto que había estados y teólogos que condenaban el uso de violencia y la represión religiosa, pero si pensamos en la gran estima que se alimentaba en la Edad Media por la verdad en general y por la verdad religiosa en particular, que se identificaba perfectamente con la que enseñaba la Iglesia, el problema de los heréticos que rechazaban esa única verdad, se nos presenta bastante distinto de nuestro modo de pensar. ¿Era mejor seguir la verdad con dureza o con la caridad indulgente? El creyente medieval estaba convencido que la dureza era necesaria para el bien común de la sociedad. Incluso los reformadores como Lutero, Melantone o Calvino compartieron esta teoría y actuaron en consecuencia.

Los procesos contra los heréticos y la persecución de las brujas continuaron de suyo en la Edad Moderna, también en el campos protestante, y terminaron el siglo XVIII, gracias al concepto de tolerancia desarrollado por el Iluminismo, que había perdido la confianza de conocer la verdad.

La inquisición papal medieval fue reorganizada en 1542 por Pablo III con la institución de un tribunal de apelación en Roma llamado .Sacra Congregatio Romanae Universalis Inquisicionis seu Sancti Officii.. La historia de esta Congregación todavía no está escrita y no lo será en mucho tiempo, ya que su archivo está cerrado. En los últimos años la actual Congregación, con un nombre nuevo dado por Pablo VI en 1965, se llama Congregatio pro Doctrina Fidei, ha dado el permiso a algún estudioso para algunos temas concretos.

La llamada Inquisición Española fue mucho más conocida en el mundo. Se instituyó a finales del XV en España, teniendo un carácter diferente al estar estrechamente unida al Estado. Originariamente se dirigía contra los convertidos del judaísmo y del Islam, de los que se sospechaba de su conversión al cristianismo. Más adelante irá contra los protestantes en España. Su organización estaba muy centralizada, situándose en la cabeza un Gran Inquisidor. Esta Inquisición Española fue suprimida en 1820.