Chile, Perú y Bolivia: La Guerra del Pacífico
(1879-1884)
Índice
Tres países andinos – Chile, Perú, Bolivia – se vieron envueltos en una guerra que sería determinante para su desarrollo futuro. La Guerra del Pacífico, que comenzara con la declaración de guerra chilena el 5 de abril de 1879 tuvo grandes consecuencias para estas tres naciones. Sin embargo, las consecuencias no serían iguales para todas ellas, pues mientras Perú y Bolivia sufrieron un gran revés económico, político y social, Chile se consolidó como uno de los países más poderosos de América del Sur, una verdadera potencia sudamericana; su economía se incrementó debido a que el territorio obtenido al final de la guerra era rico en recursos tales como el nitrato, el cobre y la plata, que supo explotar hábilmente. Asimismo la guerra le dio a este país un ejército poderoso y fortaleció el nacionalismo que contribuiría al establecimiento democrático.
Por su parte, Perú y Bolivia no solamente sufrieron la más grande humillación de su historia, sino que además perdieron una poderosa fuente de riqueza en una época en la que ambos países pasaban por una fuerte crisis económica que resultaría en una gran crisis social que no sería fácil de combatir.
El desarrollo económico sostenido de Chile, a partir de la Guerra del Pacífico, ha establecido un fuerte sentimiento antichileno tanto en Perú como en Bolivia hasta el día de hoy, ya que esta región – que hoy es llamada Norte Grande – le dio a Chile todo el capital necesario para desarrollar el resto de su territorio. Aunque los nitratos fueron rápidamente sustituidos por el cobre como el producto más importante de su economía, será fácil comprobar que el desarrollo de Chile no se hubiera dado de manera tan vertiginosa y eficaz sin la victoria de esta guerra, la cual será expuesta en este ensayo.
La crisis económica chilena a mediados de la década de 1860 trajo una
repentina disminución de la extracción de cobre que entonces era la base de la
industria de la minería chilena. Pero el comercio exterior y los ingresos se
incrementaron debido al aumento de la extracción de salitre que se convirtió
tanto en la base de bienestar para el país como en el engendro de la guerra ya
que los yacimientos salitreros se encontraban en territorio boliviano
(Antofagasta) y peruano (Tarapacá).
En 1866, Chile ostentaba títulos de posesión que demostraban que su jurisdicción
se extendía hasta el grado 22 de latitud sur mientras que Bolivia reclamaba
hasta el grado 25.
En 1866 los gobiernos de ambos países habían solucionado sus diferencias
territoriales mediante la firma de un tratado en el que se había fijado el
grado 24 de latitud sur como frontera entre ambas naciones. Asimismo se convenía
que se explotaría en común y se compartiría en partes iguales todo lo
recaudado por la explotación de minas y yacimientos de guano y salitre que se
encontraban entre los grados 23 y 25, en donde se encuentra la ciudad de
Antofagasta. Como Antofagasta era propiedad de Bolivia, es este país el que
otorga a las compañías chilenas las concesiones necesarias.
Antofagasta resultaba de vital importancia para Bolivia, ya que significaba
su única salida al mar. Perder este territorio significaba una enorme pérdida
en el comercio.
Pero después del tratado entre ambos países, los chilenos comenzaron a invadir
y explotar el desierto. Y en las costas se comenzó la formación de nuevos
centros de población que adquirieron mucha importancia.
Sin embargo, el derecho de propiedad de Bolivia sobre la región no estaba en
discusión. Chile así lo reconocía y se conformaba con las leyes y reglamentos
de aquel país para explotar las minas.
Los éxitos de los chilenos en la región fueron grandiosos y comenzaron poco a
poco a provocar inquietud en los bolivianos. De esta manera se decide firmar
otro tratado en 1874 por el que Chile tenía derecho de extracción sobre el
guano y todos los minerales que estuvieran en el territorio situado entre los
paralelos 28 y 24, durante veinticuatro años.
La opinión pública de La Paz no se quedó tranquila, y comenzó a reprochar al
presidente las facilidades que otorgaba a Chile sobre la región.
Pero no fue únicamente la opinión pública boliviana la que se preocupó
por la situación; también Perú estaba preocupado por la situación debido a
que los chilenos extraían salitre del territorio peruano de la provincia de
Tarapacá. Además Perú no pasaba por un buen período económico mientras que
Chile cada vez se enriquecía más: los barcos europeos cambiaron el salitre
peruano por el salitre de las compañías chilenas que lo daban a un costo mucho
más bajo.
Esta situación estaba llevando a Perú a la ruina, por lo que decidieron
expulsar de su territorio a los empresarios chilenos. Asimismo debían pedir al
gobierno de Bolivia que impusiera contribuciones más altas a sus salitreras.
Aunque esa medida estaba prohibida por el tratado de 1874, los bolivianos la
vieron con buenos ojos porque ellos también se encontraban en una situación
financiera crítica.
De esta manera Bolivia "expidió en febrero de 1878 una ley que introdujo
nuevos aranceles sobre el salitre extraído y exportado". Los empresarios
chilenos rechazaron dicha ley pero el gobierno de Bolivia amenazó con confiscar
todo el salitre extraído por las compañías chilenas y venderlo.
Como respuesta, Chile advirtió al gobierno boliviano que en caso de ser
aplicada la nueva ley, se verían obligados a ignorar el tratado de 1874.
Bolivia no tardó en mandar embargar los bienes de la Compañía Salitrera, la
empresa más importante de salitre en Chile.
El 14 de febrero de 1879, el día en que serían subastados los bienes de la
compañía chilena, desembarcaron en Antofagasta 500 soldados chilenos, dando
inicio a la Guerra del Pacífico entre Chile y Perú-Bolivia.
Bolivia declaró oficialmente su entrada a la guerra el 1 de marzo de 1879. Y el
5 de abril Chile la declaró a Perú y Bolivia.
En el tiempo que va del 14 de febrero al 5 de abril, los chilenos ya habían
ocupado el desierto de Atacama y parte de Tarapacá, habían obtenido varios éxitos
militares y habían tenido tiempo suficiente para movilizar sus recursos y
comprar armamento.
Chile tuvo la "suerte" de contar con el apoyo inglés, ya que
Inglaterra tenía grandes inversiones en ese país y eran sus principales
acreedores. Si la industria del salitre se terminaba, las inversiones inglesas
en Chile estarían en peligro.
3. Los primeros combates (Iquique y Angamos – 1879)
Cuando comenzó la guerra, Chile tenía la mitad de habitantes que Perú y
Bolivia. Por lo tanto su ejército era mucho más pequeño que el de la alianza
Perú-Bolivia. En lo que se refiere a las fuerzas marítimas, ambos
contrincantes estaban en igualdad ya que Bolivia no contaba con barcos de
guerra.
Con todo, Chile tenía ciertas ventajas: sus finanzas eran mejores que las de
sus adversarios, su ejército estaba mejor preparado para la guerra y además
estaba ya instalado en el lugar donde habían comenzado las operaciones
militares.
Las operaciones militares tuvieron como escenario principal las costas del Pacífico
en lo que fue la segunda etapa de la guerra.
La guerra en el mar comenzó con el bloqueo chileno del puerto peruano de
Iquique, ubicado al extremo sur del país, el mismo día de la declaratoria de
guerra.
Se necesitaban tomar medidas inmediatas, por lo cual el presidente de Perú
ordenó que se avanzara hacia Iquique y se rompiera el bloqueo chileno.
El combate que se prolongó por más de tres horas terminó con la derrota
chilena. Pero el triunfo de Perú no fue completo porque uno de sus buques
encalló en un arrecife y se hundió. Así el general Grau y el Huáscar
quedaron prácticamente solos para enfrentar a la flota chilena, que estaba casi
intacta.
En mayo las fuerzas de Perú y Chile entraron en un combate en Antofagasta, en
el cual las fuerzas de Chile fueron completamente destruidas. El día 27 del
mismo mes, los peruanos destruyeron el cable marítimo que conectaba a
Antofagasta y Valparaíso, y en Cobija destruyeron otros seis barcos.
El 17 de julio se inició la cuarta campaña naval cuyo objeto era hostilizar el
litoral chileno en represalia por el cañoneo que un día antes habían
efectuado sus buques contra Iquique, puerto que no contaba con defensas
peruanas. En los días siguientes Grau tuvo varios éxitos contra las fuerzas
chilenas.
El 24 de julio los peruanos lograron capturar el Rimac, uno de los mejores
barcos chilenos. Esta captura significó siete bajas chilenas y la pérdida de
su escuadrón. Este hecho, que significó un duro golpe para los chilenos,
produjo una sublevación en Chile y las manifestaciones contra el gobierno
ocasionaron varios muertos y heridos.
Las manifestaciones chilenas del mes de julio produjeron la renuncia de
algunos ministros y varios cambios en las jefaturas del ejército y la escuadra.
Los conductores de la guerra coincidieron en que la prioridad militar era hundir
al Huáscar. La segunda etapa de la guerra se había convertido en un combate
entre Chile y Grau.
Después de varios meses de persecución el 8 de octubre en el Cabo de Angamos
se logró poner fin a la marcha del Huáscar y de su dirigente Miguel Grau.
El 18 de noviembre se dio por terminada la segunda etapa de la guerra, con el
triunfo indiscutible de las fuerzas armadas chilenas.
Estas capturas permitieron a Chile reanudar la campaña en el desierto de
Atacama y dar así comienzo a la tercera etapa de la guerra.
La campaña del sur (1879-1880)
Perú logró conformar una fuerza militar de 7,500 soldados y guardias
nacionales que se unió a los 4,534 hombres del ejército boliviano aliado. El
ejército chileno, por su parte, había logrado ya convertirse en una máquina
de guerra eficiente y numerosa.
El primer gran enfrentamiento entre los chilenos y el ejército aliado Perú-Bolivia
se llevó a cabo el 19 de noviembre en el cerro de San Francisco en la que los
aliados terminaron brutalmente derrotados.
El 23 de noviembre el ejército chileno ocupó Iquique. Por su parte los
aliados marcharon hacia Tarapacá. El comandante del ejército chileno, general
Escala, envió a 3,900 hombres a liquidar a los aliados instalados en Tarapacá
porque tenía la idea de que el ejército adversario contaba con no más de
2,000 hombres en muy malas condiciones.
Al alcanzar su objetivo el 27 de noviembre, el ejército chileno fue dividido en
tres fracciones para cercar a las fuerzas peruanas en todas las direcciones y
lograr que se rindieran sin necesidad ni posibilidad de ataque.
Los peruanos no se rindieron como lo esperaba el ejército chileno, pero el
presidente del Perú, Prado, al prever una derrota de su país huyó al
extranjero y su lugar fue ocupado por el coronel Nicolás de Piérola el 23 de
diciembre de 1879.
Aunque se puede decir que la batalla de Tarapacá fue un triunfo de los aliados,
éstos no supieron cómo aprovecharse de su victoria y decidieron retirarse a
Arica.
El ejército chileno por su parte aprovechó los problemas políticos de sus
enemigos y continuó con la ofensiva en Tacna. El 26 de mayo de 1880 Chile
derrotó al ejército de Bolivia que defendía la ciudad y éste tuvo que
abandonar la lucha. Esta victoria le valió a Chile la ocupación de todo el sur
del Perú.
Sin embargo, Arica seguía protegida por el ejército peruano. Chile necesitaba
una salida hacia la costa, y la salida al mar por Arica era imprescindible para
obtener la línea de comunicaciones necesaria y avanzar hacia el norte. Para el
5 de julio Arica ya estaba cercado.
El 7 de julio de 1880, después de ocho horas de combate, la guarnición peruana
de Arica fue completamente derrotada.
La campaña de la Breña (1881-1883)
Las victorias chilenas en Tarapacá, Tacna y Arica permitieron al gobierno
chileno preparar la última fase de la guerra: la ocupación de Lima. De esta
manera se pretendía dar término a la guerra mediante una tratado que cediera a
Chile todas las provincias sureñas ocupadas. En noviembre de 1880 el ejército
chileno, integrado por casi 30,000 soldados, acampó en el Río Lurin, al sur de
Lima, y un mes y medio después comenzó su marcha hacia la capital peruana. Los
peruanos lograron unir un contingente de 16,000 hombres para defender su
capital. En enero de 1881 el ejército chileno, comandado por el general
Baquedano, ocupó Lima.
La capitulación de la capital no puso fin a la guerra, como pretendía el
gobierno de Chile, pues si bien los remanentes del ejército peruano fueron
destruidos, aún quedaban oficiales dispuestos a continuar la lucha. Además los
chilenos no encontraron en Lima a ningún gobierno con el cual negociar la
rendición puesto que el presidente había huido a la sierra. El escenario de la
guerra - que hasta entonces había sido las costas del Pacífico - fue desde ese
momento la Cordillera de los Andes.
Los enfrentamientos esporádicos se continuaron hasta octubre de 1883, cuando
Perú por fin decidió aceptar los términos de paz de Chile.
4. Fin de la Guerra del Pacífico
El fin de la Guerra del Pacífico se selló con la firma del Tratado de Ancón,
entre Chile y Perú, el 20 de octubre de 1883. El aspecto más importante de
este tratado fue la entrega definitiva a Chile, por parte del Perú, de la
provincia de Tarapacá. En lo que se refiere a las provincias de Tacna y Arica,
éstas quedaban bajo la tutela de Chile por un período de diez años, luego de
los cuales se establecería qué país se quedaría con dichos territorios por
medio de un plebiscito realizado entre sus habitantes.
Con Bolivia, Chile firmó un acuerdo en 1884 que establecía que el territorio
comprendido entre el río Loa y el paralelo 23 quedaría bajo la administración
de Chile, mientras que a Bolivia se le permitiría el acceso a los puertos de
Arica y Antofagasta.
Ambos tratados dejaron asuntos pendientes que fueron aclarados en dos
tratados posteriores, firmados en 1904 con Bolivia, y en 1929 con Perú.
El tratado de 1904 estableció a perpetuidad las fronteras entre Chile y
Bolivia. El territorio de Antofagasta quedó definitivamente dentro de las
fronteras chilenas pero a cambio Chile se comprometía a construir un
ferrocarril que uniera las ciudades de Arica y La Paz, y se concedía a Bolivia
el libre tránsito de comercio a través de territorio chileno.
El Tratado de Lima, firmado en 1929 solucionó el problema de las provincias de
Arica y Tacna que no se había solucionado – como se había estipulado – en
1893. Este acuerdo estableció que Tacna quedaría bajo soberanía peruana, y
Arica bajo soberanía chilena. Además, Chile debía pagar al Perú seis
millones de dólares como cumplimiento al artículo sexto del
5. Consecuencias de la guerra
Chile
Bolivia
A diferencia de Chile, a quien la Guerra del Pacífico la convirtió en una gran
nación latinoamericana, para Bolivia fue uno de los acontecimientos más dramáticos.
El ejército de este país fue totalmente derrotado por los chilenos, lo que le
valió a Bolivia la pérdida del territorio más importante por significar su única
salida al mar. Desde 1880 hasta el día de hoy, la pérdida del acceso al mar ha
sido el más grande problema al que esta nación se haya tenido que enfrentar.
Si bien el crecimiento económico de Bolivia fue ininterrumpido después de la
guerra, el territorio de salitre que perdió a manos de los chilenos no le
permitió un crecimiento que rebasara al de sus vecinos, como le sucedió a
Chile.
Aunque Bolivia pudo crecer debido a la producción de plata, se enfrentó al
problema de depender económicamente de un producto cuyo cambio de precio en el
mundo tenía un impacto directo en la economía de la nación, el cual tuvo su
mayor problema en 1900 con el colapso del metal en el mercado internacional.
El derrumbe de la economía boliviana por el colapso de la plata pudo ser
evitado debido a que la infraestructura existente pudo ser transferida a otros
metales; y el estaño quedó en el lugar de la plata como la industria
fundamental del país por un golpe de suerte: en ese momento las minas de estaño
en Europa estaban agotadas y Bolivia pudo aprovechar esta situación y responder
a la demanda. A partir de ese momento los capitales provenientes de Europa,
Estados Unidos y Chile compitieron con los capitalistas bolivianos por el
control de las minas de estaño.
Pero la suerte de Bolivia volvió a cambiar con la llegada al poder del
presidente liberal José Manuel Pando (1899-1904). Lo que más se recuerda de
este período es la pérdida de territorio nacional. Primero en 1903 los
bolivianos tuvieron que ceder Acre a Brasil, territorio que recaudaba grandes
sumas de dinero por el caucho que se exportaba a dicho país. Después el
presidente terminó con la posición de los gobiernos anteriores que exigían de
Chile la devolución de los territorios ocupados durante la Guerra del Pacífico,
y en 1904 firmó un tratado con este país por medio del cual renunció a los
territorios del litoral y a la demanda de un puerto en el Pacífico.
Bolivia siguió siendo un importador de productos alimentarios. El despegue del
estaño fue positivo únicamente para un tercio del total de la población pues
el resto de la población bajó su nivel de vida debido a la expansión del
sistema de latifundios.
El tiro de gracia para este país fue la Guerra del Chaco (1932-35) por la que
Paraguay se quedó con la absoluta mayoría del este territorio, completando la
frustración y debilidad de Bolivia.
Perú
Para el Perú la Guerra del Pacífico significó "innumerables penalidades,
humillaciones y, finalmente, la derrota nacional".
Hasta el boom del guano, a mediados del siglo XIX, Perú no había contemplado
la posibilidad de la unidad nacional. Pero esa esperanza se terminó con el
comienzo de la Guerra del Pacífico, que hundió al país en un período de
total anarquía.
A diferencia de Chile, que no interrumpió su progreso durante la guerra, el Perú
sufrió divisiones sociales irreconciliables. Por un lado estaban los campesinos
indígenas quienes, viendo en la lucha una forma de emancipación, habían
formado grandes fuerzas irregulares de guerrillas, apoyadas por Cáceres. Y por
el otro lado estaban los terratenientes, quienes temían que las fuerzas indígenas
pudieran volverse contra ellos. De esta manera las élites cambiaron su actitud
hacia la guerra y pensaron que la negociación con Chile serviría mejor a sus
intereses. Así llegó al poder el caudillo Miguel Iglesias, quien negoció en
1883 el tratado de paz con Chile.
La guerra con el extranjero había terminado pero en su lugar comenzó una
guerra civil entre Iglesias y Cáceres, que terminó en 1885 con la capitulación
de Iglesias.
Cuando Cáceres tomó el poder, se encontró con un país económicamente
agotado: todas las clases sociales estaban en la miseria. Las principales
exportaciones del país habían sido el guano, el salitre y el azúcar; pero el
bloqueo de Chile de todo el territorio donde se producían había llevado al Perú
a la ruina.
No obstante esto significó un obligado impulso hacia la modernización económica.
Los siguientes años fueron para el Perú un período de profundos cambios en la
sociedad de donde saldría la configuración sociopolítica del Perú actual.
Sin embargo todos los esfuerzos de modernización económica se fueron abajo con
la crisis económica mundial de 1929 que puso en cuestión la eficacia de una
economía que hasta entonces había estado orientada únicamente hacia las
exportaciones. A partir de entonces Perú debió comenzar de nuevo su camino
hacia la recuperación.
Sin ninguna duda se puede asegurar que el crecimiento de Chile se debe a la
maestría de sus gobernantes así como al fuerte nacionalismo de sus habitantes.
Chile se ha caracterizado siempre por ser una nación eficaz en la explotación
de sus recursos. Asimismo se ha sabido defender del intervencionismo extranjero
en materia económica al tratar por todos los medios de poner todos sus recursos
en manos nacionales pero cuidando la inversión extranjera. De esta manera esta
nación ha logrado un desarrollo sostenido, fortalecido especialmente en el último
tercio del siglo XIX, debido evidentemente a su victoria en la Guerra del Pacífico.
Las envidias y el odio de peruanos y bolivianos hacia chilenos se puede explicar
por los grandes beneficios que los nitratos le trajeron a estos últimos. Como
ya se mencionó anteriormente, la producción de salitre fue el principal
ingreso de la nación. Pero a diferencia de Perú o Bolivia que dependían económicamente
de un solo producto o de una sola actividad, Balmaceda se volcó hacia una política
progresista y utilizó el ingreso que le proporcionaban los nitratos para ayudar
al desarrollo de todo el país.
En la actualidad el nitrato se sigue produciendo en grandes cantidades pero los
costos de producción tan altos lo hacen ser un negocio poco rentable. Si los
gobiernos que siguieron a Balmaceda no hubieran seguido la misma política
progresista y de desarrollo nacional autónomo, es muy probable que la economía
se hubiera contraído, como le sucedió a Bolivia con el colapso de la plata, o
a Perú que orientó su economía únicamente hacia las exportaciones.
Pero el triunfo chileno no redundó únicamente en la economía de cada uno de
los países involucrados en la guerra sino que tuvo fuertes repercusiones en las
sociedades. Chile no solamente salió de la guerra con un ejército poderoso y
con un territorio que ayudó al desarrollo del país, también terminó la
guerra con un nacionalismo totalmente arraigado que contribuyó fuertemente a la
consolidación de la democracia (aunque este país también se enfrentó a
varias dictaduras, éstas no fueron tan frecuentes ni tan traumáticas, con
excepción de la de Pinochet en 1973 de la que se lograron recuperar rápidamente
a partir de 1989). Mientras tanto Perú y Bolivia se enfrentaron a sociedades
totalmente desmoralizadas y divididas, las cuales tuvieron que ser sometidas a
un sinnúmero de dictaduras que, aunque estaban dirigidas al progreso, hicieron
imposible la democratización y el desarrollo.
Pero no se puede decir que la guerra haya afectado igual a las dos naciones
vencidas. La variedad de recursos naturales del Perú y la llegada al poder de
Augusto Leguía y Salcedo en 1908 sirvieron al desarrollo y progreso del país.
Leguía y Salcedo instituyó un programa de reforma económica aprendidos en
Gran Bretaña y Estados Unidos que llevaron al país por el camino de la
recuperación. El caso de Bolivia es más complicado ya que su condición de
mediterraneidad es considerada por este país como la causa fundamental de su
atraso económico, y las pérdidas de territorio a manos de países como
Paraguay y Brasil lo han convertido en una nación frustrada y sumida en la
inestabilidad política y el subdesarrollo por cerca de un siglo.
De esta manera Chile se adelantó a sus vecinos en lo que se refiere a
desarrollo y estabilidad económica. Aunque sus vecinos ya han alcanzado cierta
estabilidad y crecimiento económico, todavía son economías fuertemente
dependientes de las exportaciones por lo que crisis como la de Brasil de 1999
tienen todavía serias repercusiones en ellos.
Así podemos concluir que la Guerra del Pacífico fue la gran oportunidad de
Chile de anteponerse a la competencia de Perú y Bolivia y consolidarse como
potencia sudamericana.
Alperovich y Sliezkin. Historia de América Latina. México, 1983, Ediciones
Quinto Sol.
Bethel, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. Barcelona, 1992, Crítica.
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3 de abril de 2001.
Trabajo enviado por:
Monica Rangel