Características literarias 
del evangelio de 
San Juan

 

Uno de los rasgos literarios más típicos del cuarto evangelio es el hecho de expresar verdades teológicas muy profundas sin decirlas explícitamente, ya sea a través de una pregunta irónica, haciendo referencia a un término o una frase que se presta a confusión por el doble sentido, o por medio del uso de símbolos fuertemente sugerentes. El lector atento de Juan descubre muy pronto que el evangelista quiere dar a entender en su texto muchas más cosas de las que menciona explícitamente. A continuación enumeramos algunos de sus más importantes artificios estilísticos:

 

a) El mal entendido joánico

Es un recurso literario utilizado frecuentemente: se afirma una cosa pero hay que entender otra. En efecto, con frecuencialos interlocutores de Jesús lo entienden mal y esto da ocasión a una nueva explicación para aclarar el asunto o para dejarle al lector la posibilidad de hacerlo con su propia reflexión. Damos algunos ejemplos. En Jn 2,19-21 Jesús habla de destruir y reconstruir el templo y los judíos piensan en el templo de Jerusalén, en realidad él habla de su cuerpo; en 3,3-5 Jesús habla de volver a nacer y Nicodemo piensa en entrar otra vez en el vientre materno, el Señor se refería al nacimiento por obra del Espíritu; en 4,10-15 habla de un agua viva que la samaritana identifica con el agua material, en realidad él quiere indicar el don de su palabra y del Espíritu; en 4,31-34 Jesús habla de un alimento que los discípulos no conocen y ellos piensan que alguien le ha traído de comer, en realidad Jesús está refiriéndose a hacer la voluntad del Padre; en 6,51-52 habla de dar a comer su carne y los judíos piensan en la carne material, en realidad Jesús habla de la comunión con su persona; en 8,51-53 afirma que quien pone en práctica su palabra no morirá, los judíos piensan en la muerte física, en cambio Jesús se refiere a la muerte en sentido espiritual; en 8,56-58 Jesús dice que Abraham se alegró al verlo y los judíos lo juzgan ilógico pues Jesús no tenía ni siquiera cincuenta años, ciertamente Jesús hacía referencia su condición divina y eterna. Otros ejemplos similares pueden verse en Jn 12,32-34; 11,23-25; 13,36-38; 14,7-9, etc.

 

b) La ironía joánica

Este es un artificio literario que tiene como objeto llevar a una comprensión más profunda de la verdad de Jesús desenmascarando las falsificaciones de la fe. La ironía joánica, frecuente sobre todo en labios de Jesús, va acompañada de ternura, de hostilidad, de estupor, de sufrimiento, de drama, etc. Damos algunos ejemplos. En 1,38 Jesús se da media vuelta y pregunta a dos discípulos de Juan que lo van siguiendo: "y ustedes, ¿qué buscan?"; en 1,50 con tono irónico Jesús le dice a Natanael: ¿te basta para creer que te vi debajo de la higuera?"; en 3,10, ante la incomprensión de Nicodemo, Jesús le dice: "¿tú eres maestro en Israel e ignoras estas cosas?"; en 4,17-18 a la samaritana: "cierto, no tienes marido; has tenido cinco y ése con el que ahora vives no es tu marido"; en 5,6 al enfermo de la piscina Jesús le pregunta: "¿quieres quedar sano?"; en 10,31 a los judíos que quieren apedrearle Jesús les recrimina con ironía: "he hecho ante ustedes muchas obras buenas… ¿por cuál de ellas quieren apedrearme?". Otros ejemplos similares pueden verse en Jn 6,5; 11,11; 14,9; 18,19-23; 20,15; etc.

 

c) Palabras en doble sentido

Los interlocutores de Jesús en el cuarto evangelio frecuentemente lo entienden mal. Precisamente a través de tantos malos entendidos Juan desea guiar al lector a la comprensión y a la profundización del misterio. Hay una larga lista de vocabulario joánico que posee "doble sentido" y que constituye la parte más característica y más importante del lenguaje del evangelio de Juan. Por ejemplo: "comprender la luz" — "sofocar la luz" (1,5), aquí el verbo griego paralambenein puede significar ambas cosas; "nacer de nuevo" — "nacer de lo alto" (3,3.7), el adverbio griego anothen puede tener los dos significados; "el viento" — "el Espíritu" (3,8): la palabra griega pneuma posee los dos valores semánticos; "agua viva del pozo" — "agua viva de la palabra de Jesús" (4,10.14 y 7,38); "noche" puede indicar tanto la noche en sentido temporal como la noche en sentido espiritual (3,2; 9,4; 11,10; 13,30; 21,3); "sueño" — "muerte" (11,13); "morir por el pueblo" (11,50); "hasta el extremo" (13,1), la expresión griega eis teléion puede indicar cualidad o temporalidad, es decir, "hasta el extremos del amor" o "hasta el fin de su existencia"; "todo está cumplido" (19,30) puede indicar tanto que Jesús ha cumplido siempre la voluntad del Padre como el hecho de que con su muerte los hombres han cumplido, sin saberlo, el plan de Dios; "entregó el espíritu" (19,30) puede significar que Jesús entregó su vida al Padre y que en el momento de su muerte también entregó el Espíritu a los creyentes (19,30).

 

d) El simbolismo

El símbolo fundamental del evangelio de Juan es Jesús. El es el gran signo de la gloria del Padre. En efecto, el simbolismo joánico es fuertemente teocéntrico; es decir, el fin de los símbolos joánicos no es Cristo sino el Padre. Pero es Cristo quien se ofrece como luz, agua viva, pan de vida, vid, camino, verdad, vida, etc. Todos estos son símbolos centrales en el evangelio y de carácter universal, que se pueden proponer y ser comprendidos por todo hombre, sin distinción de pueblo, raza, cultura. Son símbolos arquetípicos de la vida humana en cualquier cultura o época. La simplicidad de las imágenes y de las escenas elegidas por Juan es sorprendente. Las realidades cotidianas constituyen a menudo el punto de partida de su lenguaje simbólico: imágenes tomadas de la subsistencia de toda vida humana (agua, vino, pan, peces, alimento...) o de los trabajos más comunes de su época (pesca, pastoreo, siembra, recolección...). La misma existencia humana es una "parábola" que sirve para expresar las grandes verdades de la fe: el nacimiento (1,13; 3,5-6); el sufrimiento del parto y el gozo de dar a luz (16,21); la necesidad de una casa permanente (14,2), etc. Juan utiliza también en forma simbólica los cinco sentidos del hombre: la vista, que muchas veces indica la contemplación del misterio, como cuando se dice que la comunidad "ha visto" la gloria de Dios en Jesús (Jn 1,14) o que Juan "ha visto" bajar al Espíritu como paloma sobre Jesús (Jn 1,32); el oír, como símbolo de la escucha de la palabra y de la apertura a la fe: "los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y todos los que la oirán, vivirán" (Jn 5,25); el tocar es expresión de la experiencia concreta sobre todo a propósito del Señor Resucitado "tocado" por los suyos (cf Jn 20,27); el olfato aparece en relación con la unción del cuerpo de Jesús, tanto en Betania (12,3) como en el sepulcro (19,39); el gustar es símbolo de la experiencia de la salvación en el relato de Caná de Galilea donde por se gusta "el vino mejor" de la era mesiánica (2,9-10). Algunos símbolos agrícola son utilizados para expresar el crecimiento humano y el mismo misterio de la muerte de Jesús. En el primer caso, la maduración en la fe se explica con la acción de los "cortes" y "podas" a los que se somete un árbol para dar fruto (15,1ss); en el segundo, el grano de trigo que cae en tierra y muere es signo elocuente del misterio de la cruz (12,24).

 

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