Nombres Cristianos
EnciCato
“Nombres Cristianos”, dice el anticuario isabelino, Camden, “fueron impuestos
para la distinción de las personas, apellidos para la diferenciación de las
familias.” Parecería desde este punto, aun en el siglo dieciséis, que el
significado etimológico e histórico de la frase “nombre Cristiano” fue
oscureciéndose, y comúnmente fue olvidado en nuestros tiempos. Pero,
estrictamente hablando, el “nombre Cristiano” no es meramente el nombre de pila
distintivo de un miembro individual de la familia, sino el nombre dado a el, a
su “bautismo”, o por ejemplo a su bautismo. Se debe recordar que, en la pre –
Reforma en Inglaterra el laicado tuvo permitido administrar el bautismo en casos
de necesidad con las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre” etc. El
bautizar es de este modo el “bautismo”, y así el “nombre Cristiano” significa el
nombre bautismal.
I. Origenes
A. Nombres sin significado Cristiano y probablemente derivado de ancestros
paganos.
B. Nombres de origen y significado Cristiano
II. Cambio de Nombre al Bautismo
III. Practicas respecto a los Nombres
IV. Confirmación de los Nombres
I. Orígenes
Alguna vaga idea que nomina sunt omina (“nombres son presentimientos”) significa
que es una suerte de instinto humano primitivo. Así a través de los tiempos del
Viejo Testamento el significado de los nombres ha pasado como un principio
aceptado. Ellos fueron usualmente dados en referencia a cualquier atributo en un
niño, actual o profético o con algún sentimiento o esperanza en los padres al
momento de su nacimiento. Fue solamente un muy leve desarrollo de la idea de
suponer que un cambio en la condición demanda apropiadamente un cambio en el
nombre. Así la conversión de Abram en Abraham (el “Padre de varias naciones”
Génesis 17:5) fue impuesto bajo la ocasión del pacto de circuncisión y
ratificado como reclamo a Dios de una especial bendición.
En vista, luego, de su reconocimiento congruente y de la practica de los Hebreos
de dar un nombre a cada niño varón al momento de la circuncisión en el octavo
día del nacimiento (Lucas 1:59), se ha mantenido la costumbre de conferir un
nombre bajo el cual el nuevo bautizado tuviera origen Apostólico. Por ejemplo,
el punto es declarado de encontrarse en el caso del Apóstol de los Gentiles,
quien ante su conversión, fue llamado Saúl y luego Pablo. Pero los eruditos
modernos, y con razón, han rechazado esta argumentación.
El bautismo de San Pablo esta registrado en Actas 9: 18, pero el nombre Pablo no
ocurría antes Actas 13: 9 mientras Saúl se encuentra varias veces en el
intervalo. No tenemos mas razones para conectar el nombre de Pablo con el
bautismo apostólico que lo que tenemos que contabilizar en el mismo modo por el
dado nombre de Cephas o Pedro, el cual conocemos tener derecho a otra causa.
Además, esto es cierto, en ambos casos desde la inscripción de las catacumbas y
desde temprano en la literatura Cristiana, que los nombres de Cristianos en las
primeras tres centurias no difieren distintivamente de los nombres de los
paganos que los rodean. Una referencia a Epistles de San Pablo, hace este plan
que aun los nombres de dioses paganos y diosas nacieron por esta conversión
luego de convertirse ellos mismos antes. Hermes ocurre en Romanos 16: 14, con un
numero de otros nombres puramente paganos, Epaphroditus en Phil. 4 : 18, Phoebe,
la diaconisa en Romanos 16:1. No menos conclusivo son los nombres de los cuales
encontramos en las inscripciones cristianas del periodo temprano o en los
signatarios anexados a estos concilios como Nicaea o Ancyra (ver Turner, "Eccl.
Occident. Mon. Juris", I, 36-90; II, 50-53), o nuevamente en la lista de
mártires. Aun en etapas tardías, los nombres son de carácter misceláneo. La
siguiente clasificación es una que ha sido trabajado por J. Bass Mullinger
fundado en Martigny.
A. Nombres sin significado Cristiano y probablemente derivado de ancestros
paganos.
Esta categoría puede ser dividida como sigue:
Nombres derivados sin cambios o levemente modificados de la mitología pagana,
por ejemplo, Mercurios, Bacchus, Apollos(I Corinthians 16:12), Hermogenes (Romans
16:4), etc.; de ritos religiosos u premoniciones, por ejemplo, Augustus,
Auspicius, Augurius, Optatus;
Desde los números, por ejemplo, Primus, Primigenius, Secundinus, Quartus,
Octavia, etc.;
Desde los colores, por ejemplo, Albanus, Candidus, Rufus, etc.;
Desde los animales y pájaros, por ejemplo, Asellus, Columbia, Leo, Taurus,
Ursula, etc.;
Desde la agricultura, por ejemplo, Agricia, Armentarius, Palmatinus, Stereorius,
etc.;
Desde las flores, por ejemplo, Balsamia, Flosculus, Narcissus, Rosula;
Desde las joyas, por ejemplo, Chrysanthus, Margarites, Smaragdus;
Desde la vida militar o el mar, por ejemplo, Emerentiana, Navigia, Pelagia,
Seutarius, Thalassus;
Desde los países, ciudades o ríos, etc; Afra, Cydnus, Galla, Jordanis,
Macedonius, Maurus, Sabina, Sebastianus, etc.;
Desde los meses, por ejemplo, Aprilis, Januaria, Junia, etc.;
Desde las cualidades personales, por ejemplo, Aristo, Hilarius, Modestus, Pudens
etc.;
Desde las condiciones serviles, por ejemplo, Servus, Servilianus, Vernacla;
Nombres de celebridades históricas, por ejemplo, Caesarius, Cornelia, Pompeius,
Ptolemaeus, Vergilius.
B. Nombres de origen y significado Cristiano
Estos incluyen lo siguiente:
Nombres que aparecen sugeridos por dogmas cristianos, por ejemplo, Anastasia,
Athanasia, Christophorus, Redemptus, Restitutus, etc.;
Desde festivales o ritos, por ejemplo, Epiphanius, Eulogia, Natalis, Pascasia,
Sabbatius y al frecuentemente recurrido Martyrius;
Desde las virtudes Cristianas, por ejemplo, Agape, Elpis, Fides, Irene, las
cuales derivan de Adelphius, Agapetus, Caritosa, etc.;
Sentimientos piadosos, por ejemplo, Adeodata, Ambrosius, Benedictus, Deogratias,
etc., y posiblemente de nombres como Gaudentianus, Hilarius, Sozomen,
Victorianus, Vincentius, pero es muy difícil asumir distintivamente sentimientos
Cristianos que estén aquí latentes.
Desde otro lado la recurrencia de estos nombres como Agnes, Balbina, Cornelius,
Felicitas, Irenaeus, Justinus, etc. pueden probablemente estar asociados a la
veneración de los mártires, quienes primero aburren estos nombres, esto es
bastante curioso que los nombres del Nuevo Testamento son raramente encontrados
mientras aquellos del Viejo Testamento son difícilmente menos raros. Susana,
Daniel, Moisés, Tobías, ocurren frecuentemente, pero solo hacia el final de la
cuarta centuria que ellos encuentran el nombre de nuestra Santa Señora, o se
vuelven familiares a todos con aquellos de los Apóstoles. Aun luego nosotros no
podemos asegurar que en el caso de Paulus en particular esta es cualquier
referencia internacional al Apóstol de los Gentiles, pero Johannes al menos, y
Andreas, con Pedro y sus derivados como Petronia, Petrius, Petronilla, etc.
Petronia, Petrius, Petronilla, etc son menos abiertos a la duda.
El nombre de Maria ocurre ocasionalmente en las inscripciones de las catacumbas
hacia el final del siglo cuarto, por ejemplo, en la forma de Livia Maria in
Pace(De Rossi, "Rom. Sot.", I, 143) y este es una mártir asignada a la fecha 256
de la era de Cristo (De Rossi, "Rom. Sot." III, 200 sqq y compara otras
instancias del nombre, De Rossi, "Insc. Christ. I, 331; II, 160 and 173).
II. Cambio de Nombre al Bautismo
Si podemos confiar el carácter autentico y contemporáneo de los actos de San
Bálsamo, quien murió en 331 de la era cristiana, podríamos tener un ejemplo
temprano de la conexión entre el bautismo y la dación del nombre. “Por mi nombre
paternal”, este mártir dijo que declararon “He llamado Bálsamo, pero por el
nombre espiritual que he recibido en el bautismo, me conocen como Pedro”. Esto
podría ser que en algunos casos la asunción de un nuevo nombre por razones
devocionales fue bastante común entre los Cristianos. Eusebio el historiador
tomo el nombre de Panfili de Pánfilo, el mártir quien especialmente veneraba.
Aun mas temprano San Cipriano eligió ser llamado Cipriano Caecilius como
gratitud a Cecilius a quien el le debía su conversión. Además San Dionisio de
Alejandría, (c 260), declaro “Es mi opinión que esos son algunos de los mismos
nombres como el del Apóstol Juan, quien en una cuenta de su amor a el, y porque
ellos admiran y lo emulan, y desean ser amados por el Señor como el lo fue,
tomando a ellos mismos el mismo nombre, igual que varios de los niños creyentes
son llamados Pablo o Pedro”( Eusebius, "Hist. Eccl.", VII, xxv). Podría ser solo
natural que la asunción, de alguno de estos nuevos nombres puedan tomar lugar
formal en el bautismo, en el cual el catecúmeno, luego probablemente como ahora,
tendrá que ser llamado por alguna apelación distintiva. De otro modo parece
posible que la imposición de un nuevo nombre al bautismo ha comenzado a
generalizarse. Cada niño tiene necesariamente que recibir algún nombre u otro, y
cuando el bautismo es seguido inmediatamente al nacimiento, esto puede haber
ofrecido una muy confiable oportunidad para el reconocimiento publico de la
elección hecha.
No hay duda que el trigésimo de los supuestos Cánones Arábicos de Nicaea: “ de
dar solo nombres de Cristianos en el bautismo” no es autentico, aun pensando que
es en etapa temprana; pero los sermones de San Juan Crisóstomo parece asumir en
varios diferentes lugares que el nombre conferido, presumiblemente al bautismo,
deber a ser regulado por alguna idea de edificación Cristiana, y el implica
pensar que esto no parece nacer por la evidencia ahora disponible, que ha esta
ha sido la practica de las generaciones tempranas. Por ejemplo, el dice: “
cuando se da el nombre a un niño, cuidando de no llamarlo luego de los santos,
como hacían en los tiempos anteriores, la gente enciende las lámparas y da a
ellos nombres y nombra a los niños luego de lo cual continúan quemando los mas
largos, conjeturando desde allí que el viviría largo tiempo con el” (Hom. in Cor.,
xii, 13). En forma similar encomiendan la practica de los padres de Antioquia en
llamar a los niños luego del mártir Meletius(P.G., L, 515) y el otra vez urge a
sus escuchas no dar a sus niños el primer nombre que ocurra, ni mirar de
gratificar a los padres o abuelos u otras familias en conexión dándoles sus
nombres, sino antes elegir los nombres de hombres santos conspicuos desde la
virtud y por su coraje ante Dios (P.G., LIII, 179). La historia preserva
diversos ejemplos de estos cambios de nombres en adultos que se convierten.
Sócrates(Hist. Eccl., VII, xxi) nos dice de Atenas quien desposo al Emperador
Teodosio el Joven, y quien previamente a casarse fue bautizado(421 de la era
cristiana) recibiendo el nombre de Eudocia. Otra vez Bede nos dice del caso del
rey Caedwalla, quien vino a Roma y fue bautizado por el Papa Sergio quien se dio
el nombre de Pedro. Murió temprano luego que fuera sepultado en Roma y su
epitafio comenzara “Hic depositus est Caedwalla qui est Petrus" fue largamente
apuntado(Bede, "Hist. Eccl.", V, vii). Tarde el tuvo la bien conocida instancia
de Guthrum el Danés, líder en Inglaterra quienes luego de un largo litigio con
el Rey Alfredo quien fue eventualmente vencido y consintió en aceptar la
Cristiandad cuando fue bautizado en 878 por el Æthelstan.
III. Practicas respecto a los Nombres
Mientras varios Padres y escritores espirituales, aquí y allí un decreto
sinodal, ha exhortado al fiel para no dar nombres a sus hijos en el bautismo,
pero aquellos de santos canonizados o de los ángeles de Dios, estos deben
confesar que ellos nunca han tenido tiempo en la historia de la Iglesia cuando
estos entredichos han sido todos estrictamente atendidos. Ellos fueron
ciertamente no atentos durante las etapas tempranas o tardías de la Edad Media.
Cualquiera que mire aun casualmente una extensa lista de nombres medievales, los
cuales son por supuesto mejor encontrados en los índices de los volúmenes de
procedimientos legales los cuales han sido editados en tiempos modernos, los
cuales percibirán que mientras los nombres ordinarios sin ninguna pronunciada
asociación religiosa, tales como Guillermo, Roberto, Rogelio, Geoffrey, Hugo,
etcétera enormemente preponderan (Guillermo, alrededor del año 1200 fue por
lejos el mas común de los nombres Cristianos en Inglaterra), habiendo siempre un
muy considerable numero de nombres excepcionales y fuera de moda, los cuales
aparentemente sin asociación religiosa en su totalidad. Estos nombres, tomados
para pocos casos, como Ademar, Ailma, Ailward, Albreza, Alditha, Almaury,
Ascelina, Avice, Aystorius (estas vienen con las listas de aquellos curados al
santuario de Santo Tomas de Canterbury) son de bastante frecuente ocurrencia. El
punto además no puede ser explicado en el. Podemos notar de otro modo que la
rubrica en el oficial "Rituale Romanum" imponiendo que el sacerdote debe ver que
indecorosos o ridículos nombres de deidades o de diosas paganas no sean dados en
el bautismo(curet ne obscoena, fabulosa aut ridicula vel inanium deorum vel
impiorum ethnicorum hominum nomina imponantur). Algunos de los rituales
franceses del siglo diecisiete han llegado además mas allá de esto. Por ejemplo
que el de Bourges (1666) dirigido a padres y abuelos urge: “delen a los
muchachos los nombres de hombres santos y a las niñas aquellos de mujeres santas
como el correcto orden lo requiere, y déjenle evitar los nombres de festivales
como Easter (Pascuas), Natividad(Navidad), Todos los santos(Toussaint) y otros
que son algunas veces elegidos. “A pesar de estos entredichos “Toussaint” se ha
convertido en un no raro nombre Cristiano francés y “Noel” se ha diseminado aun
en Inglaterra. La adición de Maria, especialmente en la forma de Juan Maria,
para los varones, y de Josefa para las mujeres es de ocurrencia diaria.
En España e Italia, la ardiente devoción a nuestra Sagrada Señora no ha
permanecido contenta con el simple nombre de Maria, pero algunos de sus
festivales, etc han creado nombres de niñas: Concepción, de la cual el
diminutivo es Concha, que es uno de los mas conocidos, pero también Asunción,
Encarnación, Mercedes, Dolores, etc en España, y en Italia Asunta, Anunciata,
Concetta, etc. Es extraño de otro modo que el nombre Maria no ha significado
siempre una elección favorita para las niñas, posiblemente por un sentimiento
que este es muy egregio para ser usado familiar o comúnmente. En Inglaterra en
el siglo doce, Maria como nombre Cristiano, es de muy rara ocurrencia. Jorge
además es un nombre el cual a despecho de su reconocimiento del guerrero santo
como patrón de Inglaterra, no fue común en los siglos trece y catorce, aunque
extrañamente creció en popularidad luego de la Reforma. Un escritor quien hizo
un minucioso examen de los registros de la Universidad de Oxford desde 1560 a
1621, hizo una lista de los nombres mas comunes de los estudiantes nacidos en
orden de popularidad: Juan, 3826; Tomas, 2777; Guillermo, 2546; Ricardo, 1691;
Roberto, 1222; Eduardo, 957; Enrique, 908; Jorge, 647; Francisco, 447; Jaime,
424; Nicolas, 326; Edmundo, 298(ver Oxford Hist. Soc. Transactions, XIV). En
Italia y España ha sido siempre bien tolerado como practica común la de llamar a
un chico luego de su santo bajo cuya fiesta ha nacido.
IV. Confirmación de los Nombres
La practica de adoptar un nuevo nombre no fue limitada al bautismo. Algunos
ejemplos medievales, muestran que cualquier cambio notable de condición,
especialmente en el orden espiritual, fue frecuentemente acompañado por la
recepción de un nuevo nombre. En el siglo octavo, los dos hombres ingleses
Winfrith y Willibald, fueron en diferentes ocasiones a Roma y recibieron del
pontífice reinante, junto con una nueva comisión para orar, los nombres
respectivamente de Bonifacio y Clemente. Además Ema de Normandia cuando se caso
con el rey Ethelred en 1002 tomo el nombre de Ælfgifu; mientras, por supuesto,
la recepción de un nuevo nombre bajo el cual entrar a una orden religiosa es
casi universal en nuestros días. No es extraño, luego, que la confirmación, en
cual la interposición de un abuelo enfatice la resemblanza con el bautismo, este
debe haberse vuelto común el tomar un nuevo nombre, aunque usualmente no era de
gran uso esto. En un caso, además, que Enrique II, Rey de Francia—quien era el
nieto de nuestro Eduardo VI ingles que se cristianizo como Eduardo Alejandro en
1551—el mismo príncipe francés en la confirmación recibió el nombre de Enrique,
y bajo este luego reino. Aun en Inglaterra la practica de adoptar un nombre
nuevo en la confirmación fue recordado luego de la Reforma por Sir Eduardo Cooke
que declaro que un hombre puede validamente comprar tierra por su nombre de
confirmación, y el recuerda el caso de Sir Francisco Gawdye, ultimo Jefe de
Justicia de Defensa de los Comunes, cuyo nombre de bautismo fue Tomas y su
nombre de confirmación fue Francisco(CO. Litt.3 a).
HERBERT THURSTON
Trascrito por Jose P. Thomas
Dedicado a Thresiamma Augustine
Traducción: Juan Ramon Cifre