PRÓLOGO

Al disponerme a prologar este libro, GÉNESIS Y TEOLOGÍA DEL CURSILLO DE CRISTIANDAD, viene a mi mente el comienzo de la carta a los Hebreos: Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo... (Heb 1, 1-2). Dios que se ha ido revelando progresivamente al género humano, entra en la historia de un modo definitivo enviando a su Hijo, culminación y plenitud de la revelación, con la finalidad de establecer la comunión plena de los hombres con Él, así como de todo el género humano entre sí. Su misión consiste en anunciar el Evangelio, la buena nueva de la salvación a todos los hombres, y que éstos lleguen al conocimiento del Padre mediante la fe en la persona y en la palabra del Hijo.

Jesús predica el Reino de Dios, proclama por los pueblos y ciudades la buena nueva del Evangelio, anuncia la salvación, que llega mediante la conversión profunda de la persona; y lo hace de una forme nueva, que asombra a los oyentes, que llama poderosamente la atención sobre todo por su autoridad, autoridad propia de profeta, y más que profeta, porque no se trataba de alguien que transmitía la palabra de Dios, sino que él era la Palabra eterna del Padre, la cima de la revelación, la culminación del profetismo.

A lo largo de todo su ministerio público, culminado con la muerte y resurrección, instituye su Iglesia como sacramento de salvación y envía a los Apóstoles diciéndoles: Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado (Mt 28 19-20). De ahí proviene la misión de la Iglesia: propagar la fe y la salvación de Cristo. Una misión que continúa, que proyecta y desarrolla, que va actualizando y aplicando a lo largo de la historia la misión de Cristo. Una misión que la Iglesia realiza a impulsos del Espíritu Santo, siempre presente y activo.

La Iglesia, por tanto, ha nacido de la acción evangelizadora de Jesús y participa de su misión: Ella existe para evangelizar (EN 14). Los que acogen la Buena Nueva e intentan hacerla vida construyen una comunidad que es evangelizada y a la vez evangelizadora. Su vida sólo tiene sentido pleno cuando se convierte en testimonio, en anuncio de la Buena Nueva. Necesita ser evangelizada para conservar su frescor y vitalidad, para renovarse incesantemente. Como depositaria del Evangelio, envía a los evangelizadores. El tiempo que sigue a la Ascensión del Señor es el tiempo de la Iglesia. Mientras dure este tiempo, es responsabilidad suya la tarea de evangelizar.

Esta Iglesia depositaria del Evangelio, continuadora de la misión de Cristo, ¿cómo realiza su misión evangelizadora? En primer lugar, escuchando atentamente la Palabra, como María y con María. En segundo lugar, siendo consciente y consecuente con su realidad esencial, que es misionera. Por tanto, viviendo el envío de Jesús, que se hace a todo bautizado. Por último, en virtud de los carismas que el Espíritu Santo va suscitando a lo largo de la historia según las necesidades de cada momento concreto.

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad es uno de esos carismas-servicios que el Espíritu Santo ha suscitado en orden a la edificación de la Iglesia y a la evangelización del mundo. Surgió a principios de 1940 en Mallorca tras una maduración que duró varios años a través de la peregrinación de los Jóvenes de Acción Católica a Santiago de Compostela en el mes de agosto de 1948.

Nace en una época que se caracteriza por un cierto florecimiento religioso, tanto a nivel popular y social como a nivel personal. La Acción Católica está implantada en la casi totalidad de las parroquias de España, y se da una presencia religiosa oficial en las manifestaciones civiles. Aparentemente, la sociedad española goza de una orientación y de una vida cristiana más que aceptables.

Pero se detectaba un déficit a nivel de evangelización, de testimonio, de transformación de estructuras, así como de interiorización profunda de la práctica religiosa. No era tan sencillo en el ambiente de aquellos años cuarenta en que los planteamientos religiosos acostumbraban a tener pocas fisuras. Sin embargo, ya en aquellos momentos existe un colectivo de jóvenes de Acción Católica en Mallorca que denuncian la falta de coherencia entre la fe y la vida, falta de autenticidad, falta de vitalidad. Para ellos se está cayendo en el aburguesamiento, en el conformismo, en la inoperancia apostólica. En el fondo, y como es propio de la juventud, son corazones insatisfechos, rebeldes, inquietos, incoformistas, a la vez que sumamente idealistas y creativos.

En esta tesitura, se da un factor que aglutinará providencialmente ese caudal de energías. Las actividades preparatorias de la peregrinación a Santiago propiciarán esa energía de corazones, mentes, métodos, contenidos doctrinales, gracias de Dios..., y sobre todo un soplo poderoso del Espíritu Santo que cristalizó en un revulsivo dinámico, en un antídoto perfecto contra la mediocridad que iba contagiando paulatinamente a los mismos militantes.

Nace así el Cursillo de Cristiandad y nace el Movimiento de Cursillos de Cristiandad: un instrumento y un movimiento que se han situado siempre en el ministerio profético de la Iglesia, en el ministerio de la palabra, que tiene como finalidad despertar y madurar la fe. Dentro de este ministerio, en su primer momento, en la proclamación del kerigma, en la evangelización; y como nota específica y especificadora, en la evangelización de los ambientes.

En el mes de agosto del presente año tendrá lugar el 50 aniversario de aquella peregrinación a Santiago y del 7 al 10 de enero de 1999 se cumplirán, asimismo, cincuenta años desde el primer Cursillo de Cristiandad propiamente dicho. No podemos preguntar si, hoy día, con las transformaciones tan profundas que se han producido en la sociedad, los cambios acaecidos en la misma Iglesia, la mentalidad de finales de siglo y de milenio, tan distinta de la de hace sólo unas décadas, continúan siendo válidos tanto el Cursillo como el Movimiento de Cursillos, si mantienen alguna vigencia en su esencia, finalidad y método: si no se han convertido en algo trasnochado y obsoleto. Supongo que respuestas podríamos recoger casi tantas como personas que se planteen la cuestión. Ahora bien, pocas habrá tan claras y convincentes como la que encontramos en palabras de Juan Pablo II:

La misión de Cristo redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio (RMI)

Si estamos en los comienzos de la misión de la Iglesia y conviene aplicarse con todas las fuerzas a la tarea, y el Movimiento de Cursillos de Cristiandad es sobre todo un movimiento evangelizador, no pueden caber dudas sobre su sentido, sobre su vigencia, sobre su actualidad. Será preciso, eso sí, considerar cómo se puede actualizar y potenciar. La celebración de unas bodas de oro siempre constituye un momento privilegiado para dar gracias a Dios por los dones recibidos, por el trabajo realizado y por los frutos cosechados en la etapa que se culmina, así como para mirar hacia el futuro desde la esperanza firme en la fidelidad del Señor.

Me permito abundar aquí en algunas líneas de fuerza en orden a esa actualización continua desde la fidelidad al carisma. Será conveniente una sólida formación centrada en Cristo, en la misión de la Iglesia y en la misión concreta del Movimiento de Cursillos. Será conveniente profundizar en las características de los ambientes y de las personas de hoy. Convendrá cultivar los elementos pedagógicos más genuinos de la fenomenología del Cursillo: Palabra desde la vida, testimonio, libertad, heterogeneidad... Convendrá una organización que cuide los aspectos comunitarios y de proyección en los ambientes. Convendrá alimentar una espiritualidad de la relación fe-vida.

GÉNESIS Y TEOLOGÍA DEL CURSILLO DE CRISTIANDAD es la tesina de Licenciatura en Teología Sistemática que José Ángel Saiz Meneses, sacerdote diocesano de la Archidiócesis de Barcelona, presentó en la Facultad de Teología de Cataluña. En ella constatamos la seriedad y la objetividad del estudio, así como su experiencia como joven militante primero y posteriormente como sacerdote consiliario.

Me siento en el deber de felicitar al autor por este trabajo realizado. Se trata de un trabajo muy interesante distribuido en dos partes bien diferenciadas. La primera, de tipo histórico, describe un proceso que culminará felizmente en el movimiento del Cursillo, y en consecuencia, del Movimiento de Cursillos. No va más allá, se queda en el nacimiento y en la constatación de que se trata de un movimiento evangelizador. Pero en esta génesis, aporta unos datos fundamentales y a la vez entrañables, unos muy conocidos y otros en parte inéditos, de aquella primera hora. La segunda parte es una descripción teológica del Cursillo, basada en los Rollos Originales, y articulando el nervio doctrinal en cuatro puntos: Jesucristo, la Gracia, la Iglesia y el Mundo.

Es nuestro deseo que junto a ésta, se realicen muchas otras publicaciones y también actos conmemorativos de la efemérides que nos ayuden a seguir bebiendo en nuestras fuentes más genuinas, que nos ayuden a profundizar en el carisma recibido, y a la vez, que nos empujen a actualizar el Cursillo y hacerlo eficaz en los nuevos tiempos y en los nuevos ambientes.

 

Juan García-Santacruz Ortiz,
Obispo de Guadix,
Consiliario del Secretariado Nacional del M.C.C.