2. ANTECEDENTES PRÓXIMOS

Los Cursillos de Cristiandad nacieron en el seno del Consejo Diocesano de los Jóvenes. En él, durante varios años, todas las actividades de apostolado se centraron casi exclusivamente en la preparación particularmente espiritual de la Peregrinación a Santiago (41).

Es entonces cuando se dibuja y perfila el ideal y el estilo peregrinante, plasmación de la concepción apostólica de la juventud y del que se impregnan primeramente los dirigentes mediante los "Cursillos de Adelantados de Peregrinos" que, en número de seis y dirigidos por propagandistas del Consejo Superior, se celebran durante estos años en nuestra Diócesis (42). El primero de estos Cursillos se remonta al mes de abril de 1941 en el Santuario de Santa María de Lluch. Se darán otros cinco en las semanas santas de los años 1943, 1945 y 1946. En estos Cursillos se impartían nueve lecciones sobre vida cristiana por parte de sacerdotes, y unos seglares exponían once temas que versaban sobre la Acción Católica y la Hispanidad (43). Ese era el contenido doctrinal. El ambiente queda recogido por un editorial de la revista "Proa", del que extraemos un párrafo: Impera la verdadera caridad cristiana, no hay contrariedades ni asperezas; egoísmos y comodidades no se conocen en ese ambiente juvenil. Jóvenes no conocidos, venidos desde los más distantes puntos de nuestra Isla traban lazos de imperecedera amistad; han quedado, sí , como fruto de estos Cursillos estelas perennes de quehaceres apostólicos, anchas calzadas abiertas a nuestro peregrinar con fe; en fin, han sido los Cursillos de Lluch, jalones de una ascensión hacia nuestro Ideal, hacia el "siempre más y mejor" (44).

Los frutos de estos Cursillos tienen una triple vertiente: producen una seria movilización apostólica de los dirigentes que había en Mallorca en aquellos momentos, facilitan la incorporación de nuevos jóvenes que con el tiempo tendrían un destacado protagonismo en el nacimiento de los "Cursillos de Cristiandad", y sobre todo, siembran en el interior de aquellos jóvenes una inquietud apostólica que con la perspectiva del tiempo podemos afirmar que iba más allá de la mera preparación de la peregrinación (45).

Esta inquietud apostólica de comunicar la experiencia vivida prende pronto y cuaja adaptando a nivel diocesano los "Cursillos de Adelantados de Peregrinos". Nacen así los "Cursillos de Jefes de Peregrinos", que vienen a ser lo mismo pero organizados y dirigidos por los miembros del Consejo Diocesano mallorquín, aún siguiendo los contenidos, estructura,... de los anteriores. No comienzan cronológicamente cuando acaban los otros, sino que se van dando paralelamente.

En este punto no encontramos coincidencia entre las distintas fuentes. Según Monseñor Hervàs y los autores del libro El Cómo y el Porqué, fueron cinco los Cursillos que se celebraron de 1942 a 1948 (46). El P. Cesáreo Gil, por su parte (47), afirma que fueron nueve los Cursillos que se dieron para formar jefes de peregrinos. De los cuatro primeros no quedaría crónica en el Boletín, mientras que los otros cinco se impartieron en agosto de 1944, en julio de 1945, en septiembre de 1946 y por último, dos en abril de 1947.

Yo me inclino por la tesis del P. Gil, en el sentido de que fueron nueve ya que al menos con los datos que poseo, puedo dar fe del octavo y noveno, que vienen reseñados en "Proa" (48). El octavo tuvo lugar en el Monasterio de Lluch del 29 de marzo al 5 de abril con asistencia de 35 jóvenes y con visita del Sr. Obispo incluida. El noveno tuvo lugar del 16 al 20 de abril en el Santuario de Santa María de Cura y con asistencia de 21 jóvenes. Aunque no haya noticia de los primeros, es de suponer que la numeración es válida, y que fueron en efecto nueve los Cursillos de Jefes de Peregrinos.

En estos cursillos de adelantados y de jefes de peregrinos sin duda actuaba a fondo el Espíritu Santo. Gabriel Seguí subraya ampliamente esta acción del Espíritu. Y fundándose en intervenciones de varios cursillistas, adivina en los cursillos un movimiento de renovación conciliar y carismática veinte años antes de que se hablara de dicha renovación (49).

 

Es opinión común entre quienes asistieron al proceso y entre los principales conocedores del mismo que los temas, los contenidos, la estructura,... fueron trabajados y experimentados en aquellos cursillos (50).

Si antes señalábamos en una triple vertiente los resultados de los Cursillos de Adelantados de Peregrinos, como fruto concreto de los Cursillos de Jefes de Peregrinos señalaremos que en ellos se constató que el contenido luminoso del cristianismo era captado en toda su amplitud e intensidad por quienes vivían al margen, no sólo de la Acción Católica, sino también de la religión, los cuales se inflamaban y llenaban de Cristo en pocos días. Con todo esto no cabía duda de que Dios ponía ante la consideración de los dirigentes de la Juventud de Acción Católica mallorquina una fuente inagotable de apostolado (51).

En los Cursillos de Adelantados de Peregrinos parece que el fruto se orienta a la "movilización", a la "incorporación", a la "siembra de inquietudes". Aún tratándose de la misma estructura y de los mismos contenidos, vemos aquí una diferencia profunda consistente en que el fruto principal se cifra en la captación del mensaje por parte de los alejados y en el entusiasmo y alegría consecuentes. No se trata ya de revitalizar dirigentes o incorporar otros nuevos. Se trata de una eficacia nueva y distinta en el apostolado con personas alejadas.

En palabras de Monseñor Hervàs, un filón quedó al descubierto; había que aplicar la inteligencia y el corazón para explotarlo. Una fuente comenzó a manar y era preciso recoger aquel caudal. Dios había descorrido un velo y descubría un gran campo a las ansias de apostolado (52).

La escuela de Dirigentes del Consejo Diocesano se aplica al estudio del fenómeno en profundidad y extensión. Se trata de experimentar, de revisar, de confrontar; en definitiva, de ir perfeccionando el método. Después de cada Cursillo, los resultados eran sometidos a minuciosos análisis, a la luz de la Teología y de una Psicología profundamente humana, convencidos de que, con el auxilio divino, muchas almas podrían beneficiarse de la labor (53).

En conclusión podemos afirmar que de los Cursillos de Jefes de Peregrinos, fundados sobre los de Adelantados, iba surgiendo una nueva modalidad que, meditada largo tiempo, estudiada con detención y experimentada una y otra vez, dará la pauta a los Cursillos de Cristiandad, de los que el primero comenzó en la tarde del 7 de enero de 1949, en el Monasterio de san Honorato del Monte Luliano, de Randa, en la isla de Mallorca (54).

Hemos situado y comentado unos hechos, interrelacionados entre sí, pero que serían insuficientes para explicar el fenómeno de los Cursillos de Cristiandad. Hemos de analizar también las ideas que van dando forma y vida a este proceso.

Los fundadores o iniciadores no se cansan de repetir (55) que no fueron un producto de la casualidad, ni consecuencia de una improvisación genial, ni tampoco el efecto de una iluminación privada. Se insiste en la preparación, en el trabajo, en la insatisfacción y el inconformismo de unos sacerdotes y unos jóvenes que quieren buscar "algo más" alentados por su Pastor diocesano, sin preterir, lógicamente, la acción del Espíritu.

Puestos a buscar un origen, una causa, podríamos decir que, en síntesis, no es sino el desarrollo de aquella inicial inquietud apostólica despertada en Mallorca por los Cursillos de Adelantados de Peregrinos, la cual, partiendo de un núcleo central del pensamiento católico y encaminada siempre hacia la mayor eficacia, cristalizó, por la gracia de Dios, en una visión ecuménica de todo el problema apostólico. Este fue el origen de un pensar del que surgieron todas las ulteriores realizaciones (56).

Una inquietud que parte y quiere partir del núcleo doctrinal católico y que aspira a la eficacia total en el apostolado. No resulta fácil esquematizar doctrinalmente las ideas que preceden al nacimiento del Cursillo, pero en el proceso que se va perfilando cada vez con mayor claridad, los iniciadores distinguen lo que llamarán las líneas fundamentales del nervio ideológico de los Cursillos de Cristiandad (57). Son las siguientes:

a) Un concepto triunfal del cristianismo, que es el único exacto y verdadero, como solución integral de todos los problemas humanos, en contraposición con la concepción aburguesada, estática, conformista e inoperante, que de cristiana no tiene sino el nombre que usurpa.

b) Una visión dinámica del catolicismo militante, entendido el apostolado no como una superabundancia, sino como una exigencia de vida que, lejos de realizarse en una organización burocrática, constituye la vanguardia decidida del Reino de Dios, el fermento vivo y operante de la Iglesia.

c) Un principio de insatisfacción sincero, recto e ilusionado, único punto de partida posible para toda acción eficaz inagotable de múltiples y siempre mejores realizaciones.

d) Un conocimiento profundo y exacto de los hombres de hoy, de sus problemas y de su angustia; pero un conocimiento experimental, vivo, sacado no de fórmulas estadísticas o tomado de "manuales sencillos y prácticos", sino aprendido en la vida misma, nacido de la convivencia íntima con la masa que el fermento evangélico debe vivificar.

e) Un convencimiento profundo de la insuficiencia o inadaptación de ciertos métodos para conseguir el objetivo esencial de toda acción apostólica, convencimiento que, lejos de esterilizarse en lamentaciones o resignarse a la fatalidad de los acontecimientos, impulsaba con creciente interés a la vitalización de todo lo aprovechable y a la búsqueda de nuevos y fecundos horizontes.

f) Una firme convicción de que era realmente posible que cuantos vivían al margen de lo religioso sintieran la fuerte sacudida de la gracia y que, por más alejados que estuvieran de Cristo, eran capaces de entregarse totalmente a El, siempre que se les presentaran las cosas de Cristo y de su Iglesia tales como son en sí, prescindiendo, si era necesario, de cualesquiera preferencias o criterios personales por más arraigados que estuvieran, y que, en último término, no eran sino aspectos accidentales.

g) La firme esperanza de que, al llevarse a cabo esta experiencia, sucedería lo mismo que en tiempo de Cristo: las samaritanas y los zaqueos se convertirían en los más dinámicos apóstoles del Señor.

h) Un esfuerzo tenso por encontrar una técnica de realización concreta que, calcada en los procedimientos apostólicos, tuviera en cuenta los problemas personales y las exigencias concretas de cada individuo para solucionarlas de raíz, con una solución que partiera de Cristo y de su gracia aceptados como fuerza y peso que influenciaran toda su vida.

i) La convicción de que la solución era simple, y, por simple, universal; por ello debía vivirse en el Cursillo la catolicidad efectiva de la fe al toparse en una misma solución y en un mismo ambiente, aunque lanzadas a distintos horizontes, las diferentes clases y las diversas culturas.

He aquí las características fundamentales o líneas fundamentales de la "ideología" de los Cursillos de Cristiandad. Más que a ideología, suena a programa de acción. El problema consistía en encontrar el vehículo apto para transmitir ese mensaje luminoso y eficaz. Ese vehículo será el Cursillo. No se trata de inventar nada, sino de vivir y comunicar el Evangelio, que es la solución total para los problemas del hombre. Por lo tanto, el Evangelio será la fuente primera, el motivo y el objeto de oración y de estudio. Y como consecuencia lógica y como paradigma para los que quieren vivir el Evangelio, también el libro de los Hechos de los Apóstoles, que es la primera experiencia comunitaria cristiana pascual. (58)

En principio, no conocían otro cauce para aplicarlo todo y vivirlo que la Acción Católica. Por tanto, el tercer elemento fontal sería el estudio de la doctrina pontificia sobre la Acción Católica así como la colaboración generosa, decidida y fiel en el apostolado jerárquico. (59)

Asimilada esta doctrina y experimentada en sus diversos resultados, faltaba sólo el troquel con el que modelar a cuantos fuera posible, inyectándoles el vigor y la fuerza renovadora del ideal pleno del cristianismo: y ese troquel fueron los Cursillos. Pero mucho antes de comenzarse los Cursillos estas ideas habían hecho ya una doble y esencial aportación: Habían definido e impregnado la mentalidad de los dirigentes, y ofrecían el cuerpo de doctrina que formaría el contenido de los Rollos fundamentales del Cursillo, estructurados también antes de celebrarse el primero (60).


Nota_41 CCIRC, p. 39.

Nota_42 CPSNE, p. 12.

Nota_43 Cf. C. Gil, o. c., p. 550.

Nota_44 "Proa", n. 90, mayo de 1946, p. 1.

Nota_45 Cf. CCIRC, pp. 39-40; CPSNE, p. 12.

Nota_46 Cf. CCIRC, p. 40; CPSNE, p.12.

Nota_47 Cf. C. Gil, o. c., p. 550.

Nota_48 Cf. "Proa", n.102, mayo de 1947, pp. 2-3.

Nota_49 C. Gil, o. c., pp. 550-551; El P. Gabriel Seguí es testigo y colaborador en el proceso de nacimiento de los Cursillos, y, según hace constar Cesáreo Gil, escribió a ciclostyl una obra sobre el origen, Orígenes de los Cursillos de Cristiandad, Roma 1969.

Nota_50 Cf. C. Gil, o. c., pp. 550-551; El P. Gabriel Seguí es testigo y colaborador en el proceso de nacimiento de los Cursillos, y, según hace constar Cesáreo Gil, escribió a ciclostyl una obra sobre el origen, Orígenes de los Cursillos de Cristiandad, Roma 1969, p. 551.

Nota_51 CPSNE, p. 12.

Nota_52 CCIRC, p. 40.

Nota_53 CCIRC, p. 41.

Nota_54 CCIRC, p. 41.

Nota_55 Cf. CCIRC, p. 47; Cf. CPSNE, p. 15.

Nota_56 CPSNE, p. 15.

Nota_57 CPSNE, pp. 16-17.

Nota_58 Cf. CCIRC, p. 52.

Nota_59 Cf. CPSNE, pp. 17-19.

Nota_60 Cf. CPSNE, p.21.