CATECUMENADO 25 

 

SIN AMAR CON AMOR AUTÉNTICO


OBJETIVO CATEQUÉTICO 
* Descubrir que el pecado del hombre desfigura la relación personal 
de amor y que el amor verdadero es don de Dios. 

36. La persona egoísta, básicamente incapaz de amar 
EGOISMO/A:Toda actitud humana que de alguna 
manera cierra al individuo sobre sí mismo, que no favorece a su apertura 
e integración, que fomenta el aislamiento o la soledad es un camino que 
no conduce hacia la propia identidad. Es una actitud egoísta. La persona 
egoísta sólo se interesa por sí misma, desea todo para sí misma, no 
siente satisfacción en dar, sino únicamente en tomar. Considera el 
mundo exterior sólo desde el punto de vista de lo que puede obtener de 
él. Carece de interés por las necesidades ajenas y de respeto por la 
dignidad e integridad de los demás. No ve más que a sí misma, juzga a 
todos según su utilidad; es básicamente incapaz de amar de verdad. 
Pero el egoísta no sólo es incapaz de amar a los demás; ni siquiera 
puede amarse de verdad a sí mismo (53). 

37. Lo contrario del amor fraterno 
El excluir a alguien de nuestro amor se opone directamente al mandato 
del Señor, cuando dice: ama a tu prójimo como a ti mismo. El amor 
fraterno es el amor incondicional a todos los seres humanos: el amor al 
desvalido, al pobre, al desconocido, al enemigo es su signo distintivo. 
Amar a los de nuestra propia carne y sangre no es hazaña alguna. Los 
animales aman a sus vástagos y los protegen. El desvalido ama a su 
dueño, porque en el fondo depende de él; el niño ama a sus padres, 
pues los necesita. El amor fraterno sólo comienza a desarrollarse cuando 
amamos a quienes no necesitamos para nuestros fines personales. 
«Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen 
lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros 
hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también 
los gentiles?» (/Mt/05/46-48) (54). 

38. Dios ama al frágil e inseguro ser humano. Sin acepción de 
personas 
En forma harto significativa, en el Antiguo Testamento el objeto central 
del amor del hombre es el pobre, el extranjero, la viuda y el huérfano y, 
eventualmente, el enemigo nacional, el egipcio y el edomita. Al tener 
compasión del desvalido el hombre comienza a desarrollar el amor a sus 
hermanos; y al amar a su hermano, se ama también a sí mismo y a todo 
el que necesita ayuda: amar al frágil e inseguro ser humano, a quien 
Dios ama: «No endurezcáis vuestra cerviz, que el Señor, vuestro Dios, es 
Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, fuerte y terrible, no es 
parcial ni acepta soborno, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al 
forastero, porque forasteros fuisteis en la tierra de Egipto» (Dt 10, 
16-19). La carta de Santiago, en el Nuevo Testamento, insiste en estas 
ideas: «Hermanos, no juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso 
con la aceptación de personas... Si mostráis favoritismos, cometéis un 
pecado» (2, 1.9) (55). 

39. Amplitud del amor cristiano al prójimo 
El sermón de la montaña nos revela toda la amplitud del amor cristiano 
al prójimo: «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. Yo, 
en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si 
uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra. Al que quiera 
ponerte pleito para quitarse la túnica, dale también la capa; a quien te 
pide, dale, y al que te pide prestado no le rehúyas. Habéis oído que se 
dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os 
digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Así 
seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol 
sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos» (Mt 5, 38-45) 
(56). 

40. ¿Necedad, utopía o incapacidad no confesada? 
La razón humana, si se toma sólo a sí misma como punto de partida, 
viene a decir cosas como éstas: «Yo (y mi familia) tengo razón; yo no 
puedo prescindir de esto o de lo otro»; «la caridad bien entendida 
empieza por uno mismo» (en realidad, quiere decir que comienza, sigue y 
termina en uno mismo). O también: «El que me la hace, me la paga». 
«Perdono, pero no olvido». "Por ahí no paso". El mundo considera 
necedad y utopía la modalidad evangélica de amar. En ello se revela su 
incapacidad de amar así, aunque dicha incapacidad no sea confesada y 
reconocida. En realidad, todos somos principiantes en el amor. El 
egoísmo, la insinceridad, la incapacidad e inmadurez interiores hacen de 
nosotros inexpertos que tienen que ir aprendiendo siempre. El hombre, si 
se apoya sólo en sus propias fuerzas, es incapaz de amar al prójimo con 
los sentimientos de Cristo y según la ley del Espíritu (57). 

41. Incomunicación y lucha en el ámbito del amor y de la familia 
Esta incapacidad de amar llega a ser tan honda en el hombre que 
penetra incluso en el ámbito más íntimo de la vida humana: el amor 
conyugal, la familia. Por el pecado la relación personal de amor queda 
desvirtuada en relaciones instintivas y ciegas, de deseo y dominio, de 
predominio y fuerza: "Tendrás ansia de tu marido y él te dominará" 
(/Gn/03/16). El pecado introduce la contradicción y la incomunicación en 
el orden de la familia y del amor humanos (58). 

42. Un corazón de piedra 
El pecado destruye, disgrega. Introduce la división en medio de los 
hombres: en cada uno de ellos se oculta un corazón de piedra que debe 
ser quitado, sustituido por uno de carne: «Esto dice el Señor: Os reuniré 
de entre los pueblos, os recogeré de los países en los que estáis 
dispersos y os daré la tierra de Israel. Entrarán y quitarán de ella todos 
los ídolos y abominaciones. Les daré un corazón íntegro e infundiré en 
ellos un espíritu nuevo: les arrancaré el corazón de piedra y les daré un 
corazón de carne para que sigan mis leyes y pongan por obra mis 
mandatos; serán mi pueblo y yo seré su Dios» (Ez 11, 17-20) (59). 

43. El amor es de Dios. La era del corazón nuevo, corazón de carne 
Tener un corazón de carne significa amar: amar a la manera 
evangélica, a la manera de Dios. «El amor es de Dios» (1 Jn 4, 7). El 
amor es, pues, don de Dios. «Todo el que ama ha nacido de Dios y 
conoce a Dios» (id); conoce ya la nueva era que anunciaban los 
profetas: La era del corazón nuevo, corazón de carne (60). 
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TEMA 25 
OBJETIVO: 
DESCUBRIR QUE SIN LA GRACIA NO PODEMOS AMAR CON AMOR 
AUTENTICO 

PLAN DE LA REUNION 
* Información: personas, hechos, problemas... 
* Oración inicial, canción. 
* Presentación de la pista adjunta: ¿con qué frase me identifico más?, 
¿por qué? 
* Lectura de Ez 1 1,17-20 y de Mt 5,38-48: comentar los aspectos más 
importantes. 
* Oración comunitaria, canción. 

PISTA PARA LA REUNION 
1 El que la hace, la paga. 
2 Amar al desvalido, al pobre, al desconocido, al enemigo. 
3 Necedad o utopía, la forma evangélica de a mar. 
4 La relación personal de amor queda desvirtuada en relaciones de 
fuerza (Gn 3,16). 
5 El amor es de Dios (1 Jn 4,7).