CAPÍTULO 4


Parte tercera

LOS FALSOS MAESTROS Y SUS EXIGENCIAS 4,1-11

Después de terminar las instrucciones relativas a la disciplina eclesiástica con la alabanza jubilosa del himno cristológico, vuelve Pablo de nuevo a la lucha de Timoteo contra los falsos maestros, de la que ya había hablado antes (1,3-20). La ordenación de la vida de la comunidad, la organización de la comunidad, por obra de quien ocupa el cargo de «obispo» y de diácono, y la defensa de la comunidad contra los falsos maestros son los puntos principales en que insiste Pablo en esta carta a su discípulo. Mientras antes trató de las enseñanzas de los falsos maestros (1,3-20), el Apóstol pasa ahora a considerar las exigencias de estos maestros en la vida concreta: prohíben el matrimonio y exigen abstenciones de determinados alimentos (4,1-5). Por último exhorta a Timoteo a dar testimonio a la comunidad, con la palabra y con los hechos, de la auténtica vida cristiana, y a dar ejemplo de ella con su vida (4,s11).

1. PROHIBICIÓN DEL MATRIMONIO Y ABSTINENCIA DE DETERMINADOS ALIMENTOS (4/01-05).

1 El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos desertarán de la fe y darán su adhesión a espíritus engañosos y a doctrinas demoníacas...

Se añaden nuevos rasgos a la descripción de los falsos maestros de Éfeso. Tales maestros del error no deben sorprender a Timoteo ni a la comunidad, pues el Espíritu de Dios ha anunciado, por medio de hombres dotados de dones proféticos -de los que no conocemos los nombres ni las circunstancias exactas de sus predicciones-, que en los últimos tiempos, en los tiempos anteriores a la parusía de Cristo, se producirán deserciones de la fe en las comunidades cristianas. Los primeros cristianos estaban convencidos de que el tiempo que precedería a la parusía de Cristo se caracterizaría por grandes luchas en torno a la doctrina del Evangelio y por la deserción de muchos cristianos. El mismo Jesús había advertido ya a sus discípulos: «Mirad que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy", y engañarán a muchos» (Mc 13,5s). «Pues surgirán falsos Mesías y falsos profetas, que harán signos y prodigios para engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos» (Mc 13,22). También el Apóstol habla de esta deserción 44. Pablo, al despedirse en Mileto de los presbíteros de Éfeso, se lo había predicho claramente a la comunidad: «Sé que después de mi partida se introducirán entre vosotros lobos crueles, que no perdonarán el rebaño, y de entre vosotros mismos surgirán hombres que enseñarán doctrinas perversas, para arrastrar a los discípulos en pos de sí» (Act 20,29s) 45.

El germen de la falsa doctrina, que, «en los últimos tiempos», conducirá a la deserción, está ya presente en la actualidad. Los falsos maestros que se están introduciendo en la comunidad de Éfeso, que han abandonado la verdad de la fe cristiana y siguen «espíritus engañosos y doctrinas demoníacas», son los primeros mensajeros del mundo de los espíritus enemigos de Dios, que intentan destruir la comunidad de Jesús y minar el trabajo del Apóstol. Hay algo lúgubre en esta batalla de los demonios contra Cristo y su verdad. Al igual que Pablo, no debemos dejarnos engañar, sino ver con sentido realista la obra de las fuerzas del mal. Para eso es necesario estar muy atentos, pues «el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar» (lPe 5,8). Pero a la comunidad, que ha sido prevenida por el Espíritu de Dios, no la sorprenderán ni la llevarán a error esos acontecimientos.
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44. Cf., p. ej., 2Tes 2,3.11s.
45. Ejemplos de profecías hechas en las asambleas cultuales por hombres dotados del Espíritu los tenemos en Act 12,75, donde se habla de Agabo, que predice una gran hambre, o en Act 13,1s, donde algunos profetas piden que se escojan a Bernabé y a Saulo para la labor misionera.
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2 ...dejándose seducir por embaucadores hipócritas, que tienen su conciencia marcada a fuego.

Dos signos característicos muestran que estos falsos maestros son instrumentos de los poderes satánicos: son embaucadores hipócritas. Su predicación, la religiosidad que sacan a la luz, no es auténtica. Es falsa, es una piedad aparente. Hablan en forma totalmente distinta a como viven; «vienen a vosotros vestidos con pieles de oveja, pero por dentro son lobos rapaces» (Mt 7,15).

«Tienen la conciencia marcada a fuego.» Llevan una marca en su conciencia, semejante a la que se ponía a los esclavos en el cuerpo para que se viera a quién pertenecían. Esta marca es su esclavitud respecto al pecado, su sumisión a los pecados ocultos, a la codicia y al egoísmo, sobre todo (6,3). Con sus rigurosas exigencias religiosas y morales intentan tapar esta marca. Pablo emite un juicio severísimo sobre estos falsos maestros: son instrumentos de los demonios, de Satán.

Pero su presencia no debe intranquilizar a la comunidad, ni a Timoteo. La llegada de los falsos maestros y la deserción de muchos cristianos no se deben a un destino ciego que irrumpe en la comunidad; forman parte del plan salvador de Dios. La comunidad vive siempre escondida en la mano paterna, amorosa y protectora de Dios. Nada puede conmoverla, nada puede destruir su paz sin que Dios lo sepa, ni siquiera Satán, aunque envíe a sus instrumentos y empuje a la apostasía. Nada sucede al margen de la voluntad de Dios y de su plan salvífico. La conciencia de esto da siempre a las comunidades consuelo, fuerza y vigor, incluso en medio de los mayores apuros.

3a Este gente prohíbe el matrimonio y el uso de alimentos...

Los falsos maestros se presentan como representantes de una concepción muy seria y severa de la vida. Exigen renunciar el matrimonio y abstenerse de (determinados) manjares. Esta doble exigencia nos aclara un poco la peculiaridad de esta falsa doctrina. La exigencia de abstenerse de ciertos alimentos podía estar en relación con los preceptos judíos relativos a los manjares y a la pureza 46. La prohibición del matrimonio, que es, por el contrario, extraña al judaísmo, puede remontarse a la concepción gnóstica, que separaba tanto el cuerpo y el alma, la materia y el mundo espiritual, que lo material pasaba a ser algo antidivino. En consecuencia, se proclamaba la liberación del alma de toda materia como camino hacia la unión con la divinidad. Los falsos maestros proclamaban la renuncia total al matrimonio como algo obligatorio para alcanzar la liberación de la materia. Errores semejantes se extendieron también en otras comunidades cristianas primitivas 47. También una ascesis rígida puede ser errónea, si se aparta de la doctrina de Cristo y enseña que con nuestras propias fuerzas y sometiéndonos a prescripciones severas podemos tener acceso a Dios y hacernos acreedores a la salvación eterna, en lugar de aceptar humildemente el perdón de los pecados y la gracia, que Cristo nos ha conseguido y ofrecido.
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46.Cf. Tit 1,10-15; 1Tim 5,23.
47.Cf. Col 2,16-21.
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3b ...que Dios ha creado para que, con acción de gracias, disfruten de ellos los creyentes y conocedores de la verdad. 4 Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada, que se toma con acción de gracias, puede ser rechazado, 5 ya que queda consagrado por la palabra de Dios y por la oración.

Esta falsa doctrina se opone al orden de Dios en la creación. Pablo hace hincapié en el principio más importante: Todo lo que Dios ha creado es bueno. Todo lo que ha sido creado procede de la mano creadora de Dios, y por eso, al final del relato de la creación, se dice: «Y vio Dios todo lo que había hecho. Y era muy bueno» (Gén 1,31). Lo creado por Dios y redimido por Jesucristo es puro, como el mismo Dios se lo dio a entender claramente a Pedro con una visión 48. Cristo ha liberado al mundo del dominio del pecado y de Satán, y ha establecido ya en él su señorío, que llevará a plenitud total al final de los tiempos. En este mundo redimido ya no hay nada impuro. Los cristianos, que han conocido esta verdad, pueden disfrutar alegremente de todos los bienes de la creación.

Sólo a una condición está sometido el uso de los dones de Dios: que sean recibidos y disfrutados con acción de gracias. No menos de tres veces se refiere Pablo expresamente a la bendición de la mesa como requisito para el recto uso de todos los dones que Dios ha dado para la vida. La bendición de la mesa era una herencia valiosa de la costumbre judía; el cristianismo primitivo la había tomado del pueblo de Dios del Antiguo Testamento y la conservaba fielmente. Como en el pueblo elegido de Israel, en las primeras comunidades cristianas era costumbre ordinaria que el cristiano no comiera un trozo de pan ni bebiera una copa de vino sin dar gracias al dador de todos los dones. Jesús no dejaba de alabar a Dios antes de la comida y de dar gracias después de ella49; con la misma escrupulosidad se practicaba en la Iglesia primitiva la bendición de la mesa50. Cuando el don de Dios ha sido santificado por la bendición de la mesa, que consta de la palabra de Dios -un texto escriturístico del Antiguo Testamento, inspirado- y de la oración -la alabanza-, es puro, y cualquier prescripción sobre la abstención de determinados alimentos, tal como la proponían los falsos maestros, está fuera de sitio. Muy en serio tomaban Pablo y las primeras comunidades la bendición de la mesa, tal como Jesús les había enseñado. ¡Cuán lejos estamos, a menudo. de esa actitud!
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49. Mc 6,41; 8,6s, oración sobre el pan y los peces; Mc 14,22; Lc 24,30, oración sobre el pan; Mc 14,23, acción de gracias sobre el vino, después de la cena.
50. Rom 14,6; 1Cor10,30, sobre alimentos; 1Cor 16,10, sobre vino.
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2. PRACTICA CRISTIANA (4/06-11).

6 Expón todas estas cosas a los cristianos y serás así un buen servidor de Cristo, alimentándote de las palabras de la fe y de la buena doctrina, que fielmente has seguido.

Pablo se dirige otra vez personalmente a Timoteo. Al contrario de los falsos maestros, él debe invitar y exhortar a la comunidad cristiana a usar bien los dones de Dios, entre los que se cuentan el alimento y el matrimonio. Así hará patente que saca sus enseñanzas de la verdad cristiana, que los principios de la fe y «la buena doctrina» de Jesucristo son su alimento espiritual y que, siguiendo el ejemplo de Cristo51, su comida es la voluntad de Dios y la revelación de Dios contenida en el Evangelio. Esta es la única doctrina que debe guiar su vida cristiana. No hay para él otra fuente de verdad. Quien quiere ser «servidor de Cristo» no puede tener más que un alimento espiritual: «las palabras de la fe»; no puede alimentarse con cualquier exigencia o idea humana, aunque correspondan a una concepción más rígida de la vida. No hay más que un principio que pueda guiar su vida: la «buena doctrina» de Jesucristo, tal como se nos predica por boca de la Iglesia.
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51.Cf. Mt 4,4; Jn 4,34.
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7a Por el contrario, rechaza fábulas profanas, propias de viejas.

Despectivamente llama Pablo a las doctrinas de los falsos maestros fábulas profanas, propias de viejas. Ponen sus «fábulas y genealogías interminables» (1,4) en lugar de la revelación divina. Hay oposición total entre la «buena enseñanza» de Jesucristo, que es la única que debe guiar su vida y su obrar, y esta frívola charlatanería de las «fábulas profanas, propias de viejas». Contra tales palabrerías no hay discusión posible; no le queda a Timoteo sino una posición clara: rechazarlas claramente y sin transigir.

7b Ejercítate en la piedad. 8 El ejercicio corporal reporta poca utilidad; en cambio, la piedad es útil para todo, ya que trae consigo la promesa de una vida aquí y en el más allá. 9 He aquí una sentencia veraz y digna de toda aceptación.

Pablo ha rechazado las severas exigencias ascéticas de los falsos maestros: abstención del matrimonio y de determinados alimentos (4,3). La práctica, la ascesis de Timoteo, debe ser totalmente distinta: debe ejercitarse para crecer en su vida de piedad. Su vida debe reflejar cada vez más plenamente lo que entraña la doctrina cristiana. En las situaciones concretas de su vida debe dar expresión al nuevo ser, a la nueva vida del cristiano, y realizarlo cada vez mejor. En su conducta y en su obrar debe manifestar cada vez más claramente lo esencial de la doctrina de Cristo: el amor a Dios y al prójimo. Al Apóstol de los gentiles le gusta tomar de la vida deportiva antigua sus metáforas para la vida cristiana52. También aquí usa una expresión que toma del gimnasio griego, el lugar donde se lucha y se desarrolla el cuerpo. Este «ejercicio» cuyo fin es crecer continuamente en la unión con Dios y en la piedad, es mejor y está, por su valor, mucho más alto que cualquier gimnasia corporal, pues a la religión se le ha prometido la vida, ya aquí en la tierra, pero especialmente en la eternidad. Pablo conoce los ejercicios corporales que se realizaban en el gimnasio antiguo. Reconoce su valor, pero sabe que son de «poca utilidad», porque dan destreza y salud sólo para la vida terrena. ¡Cuánto más importante es ejercitarse en la piedad! A ella le ha sido prometido el don salvador más grande y más hermoso que se puede conceder a un hombre: la vida eterna futura.
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52.Cf. 1Cor 9,24-27; Gál 5,7; Flp 3,14.
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10 Por esto, pues, nos fatigamos y luchamos, porque tenemos puesta nuestra esperanza en el Dios viviente que es salvador de todos los hombres, muy especialmente de los creyentes. 11 Esto proclama, esto enseña.

Por razón de este bien salvador, la vida eterna, soportan Pablo y sus colaboradores todas las penalidades y esfuerzos de la vida, igual que un corredor y un luchador se aplican con todas sus fuerzas para conseguir el premio y renuncian a todo lo que podría representar un peligro. Es cierto que el fundamento de esta esperanza de conseguir el premio no es el propio obrar, el propio ejercicio, el esfuerzo y la lucha que uno realiza. El fundamento es el Dios viviente, que puede cumplir sus promesas y las cumplirá, que quiere que todos los hambres se salven (2,3s) y cuya voluntad salvadora universal se muestra en forma especial con los cristianos. A esta lucha por el bien salvador de la vida eterna es a la que incita Pablo a su discípulo. Esto es lo que ha de predicar a la comunidad.
 

Parte cuarta

INSTRUCCIONES A TIMOTEO 4,12-6,2

En la segunda parte de su carta (2,1-3,16) dio Pablo instrucciones de validez universal, relativas a la buena organización del culto, y enumeró los requisitos que hay que pedir a los ministros de la comunidad. Ahora, en la cuarta parte, da instrucciones personales a Timoteo sobre la forma como ha de desempeñar su cargo en la comunidad de Éfeso. Las que aquí se exponen son directrices para regir bien la Iglesia. Después de una exhortación general a vivir ejemplarmente y a trabajar con celo (4,12-16) siguen indicaciones sobre la forma de tratar a sus fieles según las diversas edades (5,1s), sobre las viudas y la disciplina del cargo de viuda (5,3-16), sobre los presbíteros (5,17-25) y, finalmente, sobre la forma de tratar a los esclavos (6,1s).

1. VIVIR CON EJEMPLARIDAD Y TRABAJAR CON INTERÉS (4/12-16).

Los versículos 12-16 se dirigen aún personalmente a Timoteo. El gran número y la variedad de exhortaciones breves y la frecuencia del imperativo, manifiestan el gran amor y preocupación de su padre espiritual, Pablo (1,2).

12 Que nadie te tenga en menos por tu juventud; al contrario, procura ser ejemplo de todos los creyentes en la palabra, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza.

Timoteo aparece aquí como un hombre joven. Hacía unos trece años que había entrado en el grupo de los colaboradores íntimos del Apóstol 53. Ahora, en el momento en que se redacta la carta, anda alrededor de los treinta años54. ¿Se habían producido algunas dificultades en su cargo de rector de la comunidad por razón de su juventud? Eso parece deducirse de la exhortación del Apóstol: «Que nadie te tenga en menos por tu juventud.» A nadie le gusta recibir instrucciones, enseñanzas o preceptos de un joven. Añádase a esto el hecho de que, de ordinario, eran ancianos los que presidían las comunidades cristianas55. Pablo, que sabía bien por qué había confiado a Timoteo la dirección de la comunidad, se pone delante de su representante, protegiéndolo, y le presta apoyo para el desempeño de su cargo. Lo que le falta en edad debe suplirlo con su vida ejemplar, predicando celosamente la palabra de Dios, tratando con todos los miembros de la comunidad, con la sinceridad de su amor dispuesto al sacrificio, con la firmeza de su fe profunda y con la pureza de todo su corazón. Pablo está sinceramente preocupado por su joven representante; intenta apoyar y robustecer razonablemente su autoridad y su posición. Un amor profundo y fuerte a la comunidad une a estos dos hombres.
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53.Act 16,1.
54.Cf. Act 16,1; ICor 16,10s.
55.Cf.ITim 5,17; Tit 1,5s.
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13 Mientras llego, dedícate a la lectura, a la exhortación, a la enseñanza.

Pablo había dicho ya a Timoteo que iría a verlo cuanto antes (3,14). Hasta su llegada debe desempeñar su cargo sin desviarse y manteniéndose fiel, a pesar de su juventud; debe servir a la comunidad con la «lectura» de la Escritura santa del Antiguo Testamento en las asambleas de la comunidad. La lectura escriturística de los libros del Antiguo Testamento, a la que siguió pronto la lectura de los escritos apostólicos y de los Evangelios56, la había tomado la Iglesia primitiva de la liturgia de la sinagoga judía57. Esta lectura de la Biblia, va acompañada por la exhortación y la enseñanza, hecha por el presidente de la comunidad o por un predicador dotado del Espíritu58. Timoteo debe desempeñar fielmente este servicio: la lectura de la Biblia, la enseñanza y la exhortación, hasta que llegue el Apóstol. Desde el principio, los cristianos oyen el mensaje de Dios en la lectura de los escritos del Antiguo Testamento y del Nuevo. Continuamente llega a ellos la llamada de Dios. También Dios se dirige hoy día a nosotros por medio de estos escritos.
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56. Cf. ITes 5,27; Col 4,16, Ap 1,3.
57. Cf. Lc 4,17s; Act 13,14-16.27; 2Cor 3,14s.
58. Cf. ICor 14,1-3; Act 13,15; Heb 13,22.
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14 No descuides el don que hay en ti y que se te confirió por la imposición de manos del colegio presbiteral en virtud de la intervención profética.

El Apóstol recuerda a su discípulo y colaborador el «don» que ha recibido al serle conferido su cargo, por la imposición de las manos del Apóstol59 y del colegio de los ancianos. Menciona la profecía (como en 1,8) que señaló a Timoteo cuando Pablo, al marchar de Éfeso, buscaba un representante. Las palabras de hombres dotados del Espíritu señalaron a Timoteo como persona elegida por el Espíritu de Dios. Luego, el Apóstol, junto con los presbíteros, el colegio de los ancianos, le impuso las manos y le confirió la gracia propia del cargo. Es ésta una gracia duradera, que le fue concedida para que pudiera desempeñar su tarea de responsable de la comunidad y que le capacitó para los diversos servicios propios de su cargo, entre los que están «la lectura», «la exhortación» y «la enseñanza».

Solicitud constante de Timoteo debe ser que esta gracia de su cargo no sea inútil y quede sin fruto. Le fue concedida como don de Dios y, por tanto, tiene que aprovecharla. A pesar de su juventud debe desempeñar con firmeza el cargo que se le ha confiado. Su única solicitud debe ser no descuidar ese don de Dios. El don de Dios implica siempre una tarea, una obligación: utilizarlo.
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59.Cf. 2Tim1,6.
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15 Tenlo presente, no lo pierdas de vista, para que tu progreso sea patente a todos. 16 Vigila tu propia persona y tu doctrina; persevera en esta disposición: de esta manera, te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.

Las exhortaciones del Apóstol se hacen cada vez más breves y apremiantes. La preocupación primordial de Timoteo debe ser vivir ejemplarmente y confiar en la gracia ministerial que se le ha dado. Debe profundizar cada vez más en la doctrina cristiana, debe ponerla cada vez más de manifiesto en su vida, de forma que su «progreso» sea patente a todos en la comunidad y se sometan a él de buena gana. Debe sumergirse en el cumplimiento de las obligaciones de su cargo, debe prestar cuidadosa atención a su propia vida y conservar pura y sin falsificaciones la doctrina cristiana que le ha sido confiada. Su salvación eterna y la de la comunidad a él confiada dependen totalmente de esto: que se mantenga puro, que dé ejemplo con su vida y predique la buena nueva que le ha sido confiada.