SÁBADO DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA

 

LECTURAS 

1ª: Hch 16, 1-10 

2ª: Jn 15, 18-21


1.

-Pablo recorrió Siria y Cilicia, consolidando las Iglesias... Llegó también a Derbe y luego a Listra...

Conforme iba pasando por las ciudades, les entregaba, para que las observasen, las decisiones tomadas por los Apóstoles y los Ancianos en Jerusalén...

Es el «segundo viaje misionero» de san Pablo. Lo empieza visitando de nuevo sus comunidades -es la tercera vez-.

-Pablo decidió llevar consigo a Timoteo, hijo de una mujer judía y de padre griego. Lo tomó y lo circuncidó a causa de los judíos que había en aquellos lugares...

Esta es otra prueba de la amplitud de espíritu de Pablo y de su sentido misionero. La "circuncisión" no es ya obligatoria -como lo ha declarado el Concilio-... pero, por espíritu de conciliación, para no chocar a los judíos, acepta excepcionalmente ese rito judaico.

«Me hice judío con los judíos y griego con los griegos» dirá en una de sus cartas, «para ganarlos a todos para Cristo». Es el movimiento mismo de la encarnación: Dios se hizo hombre con los hombres. ¿A quién debería yo acercarme, HOY?

-Atravesaron Frigia y la región de Galacia... intentaron dirigirse a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió... Atravesaron pues Misia y bajaron a Tróada...

Hay que recibir con mucha fe esos nombres de «provincias» del Imperio romano que Pablo y Timoteo recorrieron entonces casi toda la Turquía actual. Pero no hicieron siempre lo que hubieran querido.

¿Qué dificultad les cerró la puerta de Bitinia?

En todo caso, lo dejan dócilmente una vez más, a cuenta del Espíritu, y se someten religiosamente, a esta imposibilidad de evangelizar que han encontrado en su ruta. Danos, Señor, este espíritu sobrenatural, esta docilidad total.

-Por la noche Pablo tuvo una visión: Un Macedonio estaba de pie suplicándole: «¡Pasa a Macedonia y ayúdanos!»

Hasta aquí Pablo evangelizó Asia Menor -la actual Turquía-. Dios le empuja a ir más lejos, a abordar un nuevo continente, la Grecia propiamente dicha -Europa-. ¡Es un hombre quien le llama «Ven a ayudarnos». El paganismo, en el fondo, es la peor miseria y en lo más hondo de sí mismo el hombre aspira a verse liberado de ello: «¡ayúdame!» Es la llamada de un hombre que me pide que le comunique la buena nueva.

¿Estoy atento a las llamadas que percibo a mi alrededor? Los peldaños del evangelio son muchos: valores humanos, rectitud de conciencia, sentido del deber, pobreza, lucha por la justicia, competencia profesional, generosidad y abnegación en el servicio de los demás... etc.

-Inmediatamente intentamos pasar a Macedonia, persuadidos de que Dios nos llamaba para que les llevásemos la Buena Nueva.

¡Cuán emocionante resulta ese «macedonio» pidiendo «socorro»! Ese hombre que llama, ¡es Dios que llama!

Tal es el origen de la Misión. Una llamada de Dios. ¡Dios llama! Por desgracia, cuántas veces no le oímos. Perdón, Señor, por rehusar tan a menudo la llamada de nuestros hermanos y la llamada de Dios que aquella contiene.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 3
PRIMERAS LECTURAS PARA ADVIENTO - NAVIDAD
CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 232 s.


2. /Hch/15/36-40 /Hch/16/01-15

Pablo inicia su segundo gran viaje misionero. A través de Asia Menor llegará a Europa y hará de las principales ciudades de Grecia escenario de su misión. El viaje durará del año 49 al 52. En el momento de proyectarlo (15,36-40), un doloroso incidente determina una reestructuración del grupo misionero de Pablo y una cierta división del área de misión. Bernabé, con Marcos, se embarca con rumbo a Chipre, mientras que Pablo, acompañado de Silas, se dirige a las comunidades de Asia Menor, ya evangelizadas. Mientras las visita (16,1-5), se le une en Listra Timoteo, uno de sus más fieles colaboradores. Durante el viaje por Asia Menor (6-10), el Espíritu Santo los encamina hacia Europa, e inesperadamente aparece Lucas entre los colaboradores de Pablo (10). Una vez en Europa (11-15), se detienen en Filipos, principal ciudad de Macedonia, y la conversión de la hospitalaria Lidia constituye el punto de partida para la fundación de aquella importante comunidad.

El acaloramiento que llevó a la ruptura de Pablo con el conciliador Bernabé ( 15,39) tiene como trasfondo el previo abandono de Pablo y Bernabé por Marcos (13,13). Las razones de fondo no se conocen bien. Pablo era un caudillo nato, y quizá trabajaba mejor a su aire que con los colaboradores subordinados. Aun valorando mucho la comunión eclesial (Gál 2,2) prefería actuar autónomamente y misionar en terreno virgen (Rom 15,20). Cualquiera que sea la razón de estos hechos, las tensiones y las iniciativas autónomas también pueden ser en la Iglesia, al menos hasta cierto punto, un auténtico camino del Espíritu.

¿Qué suerte habría corrido la evangelización de los gentiles en la época apostólica si la Iglesia madre de Jerusalén que no veía con tanta claridad los signos de los tiempos, hubiera monopolizado toda acción misionera? Todo esto guarda cierta conexión con el tema del Espíritu Santo, que en nuestra perícopa (6-10) y a través de todo el libro de los Hechos se presenta como el gran protagonista invisible de la misión. A pesar del cariz maravilloso de los relatos, tan habitual en la historia bíblica, las órdenes del Espíritu que bloquea unos caminos y abre otros, se percibirían probablemente en el marco de un curso muy normal de la historia. Sin querer excluir intervenciones sobrenaturales, podemos suponer que la voz del Espíritu hablaba a Pablo a través de su táctica misionera de ir a los terrenos vírgenes y no entrar en campos donde ya era conocido Cristo. Los carismas forman parte de la historia cotidiana de la Iglesia. Y donde se respeten los carismas del Espíritu, que sopla donde quiere, siempre habrá iniciativas creadoras.

F. CASAL
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 203 s.


3.

La lectura del evangelio de hoy describe la situación precaria de la comunidad cristiana en el mundo, que en concreto era la sociedad pagana y en parte también la judía de finales del siglo I y comienzos del siglo II. Una situación que se caracteriza por el rechazo y hasta por la persecución abiertas. La resistencia a la revelación no ha cesado con la cruz de Jesús; ahora se dirige contra la comunidad creyente que mantiene el testimonio de la revelación y que se presenta frente al mundo.

"Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros". La exhortación a la comunidad cristiana comienza con un recuerdo lapidario: la expresión "sabed" invita a los oyentes a reflexionar sobre su situación fundamental y a que piensen en aquel Jesús al que se han unido mediante la fe.

El odio del mundo sale al paso a los discípulos, que probablemente no contaron con esta contingencia al abrazar la fe.

Que la fe suscite odio y no amor es algo que puede confundir a los cristianos sobre todo si se piensa que precisamente por la misma fe cristiana se está obligado al amor. A esto se añade el peligro, presente ya desde el comienzo, de que, frente a la amenaza de las persecuciones y dificultades, algunos cristianos se volvían atrás y apostataban. Por eso, en este texto empieza por ser tan apremiante el recuerdo de Jesús. Se les viene a decir a los cristianos: cuando os encontréis con el odio del mundo, debéis de tener presente que vuestra suerte y vuestro destino no pueden ser otros que los del propio Jesús. Antes que a vosotros me han odiado a mí.

Y a continuación se añade la razón teológica del hecho: los discípulos ya no pertenecen al mundo. "Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia".

Los discípulos "no son del mundo", han pasado ya "de la muerte a la vida", por lo cual se han despojado de su naturaleza mundana. Para el mundo ya no son "lo suyo", sino que ahora pertenecen a Jesús. El los ha hecho suyos mediante su elección . Porque ya no pertenecen al mundo, tampoco el mundo les demuestra su amor, habiendo perdido a sus ojos todo interés. Y por esta pertenencia a Jesús los cristianos han entrado lógicamente en esa oposición tensa y radical que hay entre Dios y el mundo. Pablo llegará a decir que "están crucificados con Jesús".

Sin embargo, han de vivir en el mundo aunque no pueden llegar a sentirse en el mundo como en su propia casa. El discípulo de Jesús no puede ya identificarse con el mundo. Y eso es justamente lo que el mundo no le puede perdonar "por eso el mundo os odia". "Y todo esto lo hará con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió".

Jesús es el testigo por excelencia del amor y de la fidelidad de Dios, pero el pueblo judío prefiere llamarle blasfemo antes que reconocerlo como Hijo de Dios.

Para creer en Jesús de Nazaret y aceptar el Reino inaugurado en su persona, el pueblo elegido tendría que haber renunciado a su orgullo, a su seguridad en sí mismo. Prefirió suprimir al testigo molesto.

La Iglesia es el cuerpo de Cristo y encarna la sabiduría de Dios. Por eso, tiene que sufrir inevitablemente los ataques del hombre que se cree dios de sí mismo y que no puede renunciar a ser él el autor de su propia salvación. Este hombre siempre buscará acusaciones contra la Iglesia, por los mismos motivos que las buscó contra Jesús. Entonces no se aceptó a Jesús como enviado de Dios. Ahora no se acepta a la Iglesia como enviada de Cristo.

"Como me envió, también yo os envió" dijo el Resucitado a los discípulos reunidos.

"Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado" /Mt/10/40.

"Aquel que tú deseas que sea cristiano que se halle dispuesto a dejarse flagelar, o que renuncie a su aceptado".


4. FE/PERSECUCION 

-Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí, primero que a vosotros. Estamos bien advertidos. No tenemos por qué extrañarnos de ser rechazados. La conducta del cristiano, en el mundo, debería ser una conducta original que no adquiere todo su sentido más que para el que tiene Fe. Nada de extraño, pues, que muchos hombres rechacen a los cristianos.

La fe del Cristiano, dicen que es oscurantismo...

La castidad del cristiano, de la cristiana, una anomalía...

El perdón de las injurias, el amor de los enemigos, una debilidad...

La plegaria, el amor de Dios, son actitudes ineficaces y desusadas. "Si el mundo no os comprende, sabed que tampoco me ha comprendido a mí."

-Si fueseis del mundo, el mundo os amaría como cosa suya.

En el fondo, si he comprendido bien, Señor, Tú nos dices que el verdadero cristiano debe "ser perseguido", "criticado", "objeto de burla", todo ello es señal de que va contra-corriente del mal. Si el mundo me reconoce demasiado como algo suyo, es quizá porque apenas soy diferente de él.

-Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán.

Los sinópticos nos han expuesto ya la bienaventuranza de la persecución:

"Bienaventurados seréis si sois perseguidos"(Mt 5, 11).

La persecución es un medio de unión con Cristo: ser objeto de burla por la fe o por la moral cristiana, es correr la misma suerte que Jesús.

En la época en que Juan escribía esto, muchos cristianos morían mártires.

"Seréis odiados a causa de mi nombre" (Mc 13, 13).

Ser un signo de contradicción... a imitación de Jesús.

Señor, perdóname el ser demasiado semejante al "mundo pecador ', y el no parecerme suficientemente a ti.

-Me han perseguido...

Considerando estas solas palabras descubro súbitamente "tu" angustia, Jesús. Tú has sido un hombre "rechazado" por un mundo que rehúsa a Dios.

Dices esto en el curso de esa última noche que pasaste sobre la tierra. Tus perseguidores no están lejos. La flagelación, los salivazos, la corona de espinas, los clavos, las injurias, la sangre derramada... es mañana.

-Porque no sois del mundo, sino que yo os elegí del mundo, por esto el mundo os aborrece.

Para san Juan, habitualmente, el mundo significa "el mundo pecador' "el mundo que rehúsa a Dios" El conflicto es implacable: "el mundo os detesta." El Proceso de Jesús no está terminado.

-El servidor no está por encima de su amo.

Mateo también ha referido esta frase de Jesús (Mt 10, 24). A lo largo de su evangelio, Juan ha subrayado los fracasos habidos por Jesús en su ministerio: "Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron", lo decía ya en su prólogo (Jn 1, 10).

Siendo así, ¿por qué continúan extrañándonos las dificultades de la Iglesia? No, el servidor no está por encima de su amo. Está previsto y anunciado.

-Algunos os maltratarán por causa de mi nombre porque no conocen al que me ha enviado.

No extrañarme de los fracasos, de los malos tratos... Es por la cruz, fracaso aparentemente definitivo, que Jesús ha salvado al mundo.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 1
EVANG. DE ADVIENTO A PENTECOSTES
EDIT. CLARET/BARCELONA 1984
.Pág. 236 s.


5.

1. Hechos 16,1-10

a) Empieza el segundo viaje misionero de Pablo (años 49-52). Ahora ya no le acompaña Bernabé, que se ha separado de Pablo por una discusión (sobre si debe ir o no con ellos Juan Marcos). No debía ser siempre fácil colaborar con Pablo, decididamente líder y con opiniones muy personales. En este viaje le acompañan Timoteo y Silas. Y también Lucas, el autor del libro, porque en este relato aparece el «nosotros».

Puede parecer extraño que Pablo mande circuncidar a Timoteo, precisamente cuando su viaje es para dar a conocer las decisiones más liberalizadoras de la reunión de Jerusalén. Él no debe ver contradicción en el hecho. Por tanto, seguramente se deberá a que, siendo Timoteo de madre judía, ya tenía que haber sido circuncidado antes, y la anomalía podía bloquear la relación con los cristianos procedentes del judaísmo.

Lo importante es que sigue la evangelización. Y además con una creciente conciencia de que es el Espíritu Santo el que les guía. Él es quien les dice que a tal región no vayan, y a tal otra, sí (por ejemplo, a Macedonia, sí). No sabemos los medios por los que ellos reconocían esta indicación del Espíritu. Pero en todo el libro de los Hechos es una constante este protagonismo del Espíritu y la obediencia de los discípulos a su voz.

Con esta colaboración entre el Espíritu invisible y la comunidad visible, en modo particular sus responsables, sigue extendiéndose por el mundo la fe en Cristo, y el salmo puede así decir con verdad: «aclama al Señor, tierra entera».

b) Trabajar en equipo es difícil. Lo era para Pablo y sus acompañantes, y lo sigue siendo ahora.

A pesar del episodio de Bernabé, se ve claramente que Pablo tiene conciencia de que es la comunidad la que le envía: al convertirse en Damasco, acude a la comunidad, va a Jerusalén a confrontar su fe con la de los apóstoles, sale de viaje cuando la comunidad de Antioquía le manda, y a ella vuelve a rendir cuentas, así como acude también después al «concilio de Jerusalén» a ponerse de acuerdo con los demás.

Nosotros podemos tener distintas visiones en tantos aspectos de la vida eclesial: pero tampoco hemos de perder de vista que somos comunidad, y que las cosas no se deciden ni se hacen con criterios meramente personales.

Además, en el discernimiento, debemos estar atentos a la vida, por una parte, y al Espíritu, por otra: debemos saber leer los «signos de los tiempos», a los que en el libro de los Hechos está ligada de alguna manera la voz del Espíritu. Es el Espíritu de Jesús, misterioso pero eficaz agente de toda vida eclesial, quien inspira a la comunidad cuáles son los lugares y los caminos de la evangelización en cada momento. No podemos erigirnos cada uno en intérpretes de la voluntad de Dios. El discernimiento es comunitario. Y la voz del Espíritu se reconoce en la comunidad sobre todo a través de la enseñanza y decisión de los sucesores de Pedro y los apóstoles, el Papa y el episcopado mundial, con una participación también notoria -como se ve a lo largo de los Hechos de los apóstoles- de la misma comunidad.

2. Juan 15,18-21

a) Jesús ha hablado hasta ahora mucho del amor. Ahora aparece la palabra «odio». Anuncia de antemano a sus seguidores que el mundo les odiará.

Va a ser una historia de lucha entre el bien y el mal. Como lo ha sido en la persona de Cristo, el maestro, lo será del mismo modo con sus seguidores: «si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros».

Y es que de por medio está el gran contraste: ser del mundo o no serlo. Hay diferencia entre «estar en el mundo» y «ser del mundo», o sea, compartir los criterios del mundo. El «mundo» para Juan es siempre el conjunto de las fuerzas del mal, opuestas al Reino que quiere establecer Jesús.

b) Las palabras de Jesús en la Ultima Cena nos avisan también a nosotros de que va a ser difícil nuestra relación con el mundo. Como lo fue para Cristo Jesús. Como lo ha sido a lo largo de los dos mil años de la historia para la comunidad cristiana.

«Si fuerais del mundo, el mundo os amaría, pero como no sois del mundo por eso el mundo os odia». Según esto, debería ser mala señal que la sociedad nos aceptara demasiado fácilmente: sería señal o de que el mundo se ha convertido y ha cambiado, o de que nosotros no damos testimonio de los valores cristianos, sino que nos hemos amoldado de alguna manera a la manera de pensar del mundo y no le resultamos «incómodos».

Es el peligro que podemos tener: el «mimetismo», la asimilación insensible de la jerarquía de valores del mundo, en vez de la de Cristo. Todos somos conscientes de que las bienaventuranzas de este mundo no coinciden en absoluto con las de Jesús, y que nos hace falta lucidez para discernir en cada caso. ¿A cuáles nos apuntamos? ¿nos dejamos manipular, por las verdades de este mundo y por sus promesas a corto plazo, por cobardía y por pereza, o nos mantenemos fieles a Jesús, el único que «tiene palabras de vida

«Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él» (entrada)

«Por las aguas del bautismo nos has engendrado a la vida eterna» (oración)

«Servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores» (salmo)

«El Señor es bueno, su misericordia es eterna» (salmo)

«Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán» (evangelio)

«No ceses de proteger con amor a los que has salvado» (poscomunión)

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 117-119


6.

Primera lectura : Hechos 16, 1-10 Las Iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día.

Salmo responsorial : 99, 2.3.5 Aclamad al Señor, tierra entera.

Evangelio : Juan 15, 18-21 Si el mundo les odia , sepan que me ha odiado a mi antes que a ustedes.

La comunidad de Juan, que se erige como ejemplo para las sucesivas comunidades del naciente cristianismo en medio de la persecución de Nerón y Domiciano, recurre al recuerdo del maestro para encontrar algún alivio y fuerza para resistir. En respuesta a toda esa angustia nace este texto que servirá de testimonio y lección teológica para las generaciones sucesivas.

El desprecio que los poderosos de aquel tiempo sienten por Jesús llegará a extremos imprevisibles; se profundizará en tal grado que quienes sigan sus propuestas correrán su misma suerte. Pero Él les hace saber que esto les sucederá por haberse apartado del pecado de quienes tienen el egoísmo como norma. Estos inconvenientes serán motivados por las propuestas de Jesús ya que quienes se sienten afectados por ellas no tienen el corazón abierto para conocer lo que ellas realmente son y su única reacción será la violencia.

Entre sus discípulos y Jesús existe una empatía que se manifiesta en un amor fervoroso. Lo aceptan como líder, como amigo, como compañero, como hermano. Es decir, hay entre ellos y Jesús una plena identificación. Por esto mismo le reciben sus correcciones, sus regaños, las misiones que tengan que cumplir y todo lo que el maestro diga, por la sencilla razón que en ellos existe sobre todo un gran amor hacia Jesús. Frente a lo que va a venir ya no hay temor porque si ese "mundo", que es todo lo contrario de Jesús, llega a odiar a cualquiera del grupo es porque se parece a su maestro. Así, ese "odio del mundo" se transformará para el cristiano en motivo de orgullo y razón de identidad, porque el que sea perseguido lo será por estar revelando a Jesús.

SERVICIO BIBLICO LATINOAMERICANO


7.

Sábado 8 de mayo de 1999 Hc 16, 1-10: El Espíritu Santo impone el rumbo Sal 99, 2-3.5 Jn 15, 18-21: Si fueran del mundo...

Pablo insiste, a pesar del acuerdo de Jerusalén, en comunicar el mensaje cristiano al estilo judío. Con este fin, recluta a un virtuoso joven de doble nacionalidad, griego y judío. Empecinado en su propia mentalidad, lo somete a los rigores de la ley judía, por temor a perder la aceptación de la sinagoga . Sin embargo, esto resulta contradictorio para la misión.

El Espíritu está empeñado en darles igual preeminencia a todos los creyentes, no importa su origen o cultura. La tozudez de Pablo impide esta acción del Espíritu. Por esto, la misión fracasó en Asia (Hch 15, 6-7). Las disposiciones levíticas (Lv 17s) no prosperaron en las comunidades que eran por completo de otras nacionalidades y culturas. Esto motivó a Pablo y a Timoteo a encaminarse hacia Macedonia. El Espíritu les mostraría luego que el auténtico camino era el de la libertad cristiana, no sin pasar antes amargas experiencias y tremendas decepciones.

En el Evangelio, Jesús continúa sus palabras referentes a la identidad del discípulo. Contrapone el amor del Padre, manifiesto en la comunidad mediante el Hijo, con el odio del mundo, manifiesto por la persecución y el rechazo.

El mundo, en el evangelio de Juan, es sinónimo de todo un sistema ideológico, político y social que aliena al ser humano y lo convierte en un esclavo. Los seguidores de Jesús proviene del mundo, pero ya no pertenecen a él (Jn 15, 19). El seguimiento de Jesús, la amistad personal con el Maestro, los ha llevado a romper con la mentalidad alienada que impone el mundo.

La ruptura con el mundo no es un asunto fácil. Por el contrario, resulta un conflicto en extremo deprimente y peligroso. Porque el mundo, como mentalidad alienadora, no permite la más mínima disensión. La uniformidad es la norma. Las singularidades creativas están por completo proscritas.

Los discípulos y discípulas deben luchar incansablemente por superar, en su propia persona y en la comunidad, la mentalidad que les ha impuesto el mundo. Esta no es algo que se perciba como una cosa externa. Es, en general, algo que consideramos con la mayor naturalidad como "nuestra forma de pensar". Sin embargo, el Evangelio nos da pautas para comprender nuestras propias fracturas interiores.

La comunidad que escribió el Evangelio padeció con angustia la presión que ejercía un medio social desfavorable. La amenaza de eliminarlos era una realidad. Ellos constituían un estilo de vida diferente. No contaban con mucha aceptación, así que debían apelar en todo momento a una tremenda convicción y firmeza de principios. Sin embargo, las experiencias duras de rechazo y exclusión no los derrumbaron. Su fe se acrecentó y comprendieron que su experiencia era la misma de Jesús.

SERVICIO BIBLICO LATINOAMERICANO


8. CLARETIANOS 2002

Queridos amigos:

En los textos de hoy encuentro una tensión entre el "Ven y ayúdanos" de la primera lectura y el "Por eso el mundo os odia" del evangelio de Juan. Esta tensión se da en el día a día de nuestra existencia cristiana. ¿Cuántas veces hemos sentido las "llamadas", los gritos, de la realidad? A veces, se trata de una persona en apuros; otras, de una situación de injusticia flagrante; otras, de un desierto de indiferencia religiosa. Cuando no blindamos nuestro corazón a la realidad, oímos muchas veces la voz que Pablo oyó: "Ven y ayúdanos". Sentimos que el mundo es la casa familiar en la que podemos echar una mano. Experimentamos una corriente de simpatía y de solidaridad. ¡Estamos hechos para servir a este mundo, para responder a sus llamadas!

Pero, ¿no es verdad que, en ocasiones, experimentamos también el "odio" del mundo? No me refiero, naturalmente, a las críticas que a menudo recibimos los creyentes por nuestras conductas inauténticas, sino a esa persecución (sorda o abierta) de que somos objeto simplemente porque representamos otra manera de entender la vida. Jesús nos habla sin tapujos. Si nunca somos perseguidos, entonces estamos jugando al "más de lo mismo", no representamos ninguna novedad, ninguna alternativa. Y, lo que es más radical, no nos parecemos a nuestro Señor, que fue perseguido hasta la muerte.

Vuestro amigo.

Gonzalo Fernández, cmf (gonzalo@claret.org)


9. CLARETIANOS 2003

¡El cristianismo entra en Europa! Y todo porque Pablo, en una noche de insomnio, tuvo una visión. Parece que un macedonio le rogaba: Ven a Macedonia y ayúdanos. Pablo no se lo piensa dos veces y se pone en camino con Timoteo (a quien, por cierto, circuncidó sin tener necesidad de ello), seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.
Este episodio me lleva a pensar en lo que puede significar hoy la evangelización de Europa o, más ampliamente, el anuncio del Evangelio “en” Europa. Antes de ponernos en camino, es preciso escuchar las peticiones de ayuda. ¿Quién pide ayuda hoy en Europa? ¿Quién está diciendo, con palabras o con gestos, “Ven”? No es fácil hacer este discernimiento en un continente que en más de una ocasión se ha reconocido post-cristiano, sin que esto signifique renegar de un pasado multisecular marcado por el cristianismo. Me parece que dicen “Ven”:

Las personas que están siendo excluidas de las llamadas “sociedades del bienestar” y, muy en particular, los ancianos que viven y mueren solos porque ya no interesan a nadie.

Los inmigrantes que sueñan con encontrar un continente acogedor, que demuestre con hechos su tradición cristiana, y que a menudo encuentran explotación y marginación.
Los alejados de la Iglesia que no cesan de hacerse preguntas sobre el sentido de la vida y que estarían dispuestos a “volver” a la comunidad si ésta fuera comprensiva con sus búsquedas y a menudo con sus difíciles situaciones personales.

Los jóvenes que tienen un sexto sentido para descubrir lo que es valioso y que desearían una propuesta de vida enérgica y actual.

Es curioso que nos toque hoy un fragmento del evangelio de Juan que habla de las relaciones del creyente con el mundo. Para entender bien este tema es preciso situarlo dentro del testamento de Jesús. Nosotros podemos subrayar algunos aspectos:

El “mundo” para Juan es, en este texto, el ambiente que rechaza a Jesús, no el conjunto de los seres creados o la sociedad sin más.

El discípulo de Jesús, que vive, como todos, en la sociedad, no participa, sin embargo, de este “mundo” que se rige por criterios contrarios a Jesús y su evangelio. En este sentido, el discípulo es un “separado”.

Si Jesús fue perseguido por este “mundo”, sus discípulos correrán la misma suerte: No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán.

Hay una “persecución contra la Iglesia” que es fruto de nuestra incoherencia, de nuestro pecado, o de nuestra incapacidad para conectar con el mundo de hoy. Pero hay otro tipo de persecución que se deriva del choque del evangelio con muchos de los criterios que hoy son vigentes. Esta segunda es un claro signo de autenticidad. Existirá siempre. Tenemos que estar preparados para afrontarla.

Gonzalo (gonzalo@claret.org)


10. 2002

COMENTARIO 1

v. 18-19: Cuando el mundo os odie, tened presente que pri­mero me ha odiado a mí. 19Si pertenecierais al mundo, el mundo os querría como a cosa suya, pero como no pertenecéis al mundo, sino que, al elegiros, yo os saqué del mundo, por eso el mundo os odia.

El mundo, nombre colectivo, designa al circulo o sis­tema de poder que organiza la sociedad, y a sus adeptos. En este con­texto designa a todo sistema injusto. El favor o la desgracia ante «el mundo» depende de la aceptación o no de sus valores; los discípulos han roto con él, al optar por Jesús, opción confirmada por su elección. Éste es el éxodo al que Jesús invita: el paso de la esclavitud a la libertad (8,36), de la muerte a la vida (5,24).

vv. 20-21: Acordaos del dicho que yo mismo os cité: «No es un siervo más que su señor». Si a mí me han perseguido, tam­bién a vosotros os perseguirán ;si han vigilado mi mensaje, también el vuestro lo vigilarán. 21Todo eso lo harán contra vosotros por ser de los míos, porque no quieren reconocer al que me envió.

Jesús repite la primera parte del proverbio citado antes (13,16: el amor significa servicio mutuo), para mostrarles que la persecución es la consecuencia inevitable de la práctica del servicio a los hombres (cf. 5,16). La actitud de los partidarios del sistema ante Jesús y los suyos es la de sospecha continua (vigilarán), porque la propuesta de una alternativa los irrita y los alarma. Los dirigentes se han negado a reconocer que Jesús era el enviado del Padre (v. 21).

COMENTARIO 2

Ayer interrumpimos la lectura de Hechos por celebrarse la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago que tiene lecturas propias. Hoy la reanudamos, dándonos cuenta de que se han omitido en la lectura litúrgica algunos pasajes importantes para comprender lo que sigue. En primer lugar omitimos el pasaje del envío de una delegación de la iglesia madre de Jerusalén encargada de presentar el llamado “decreto apostólico” a las comunidades de Antioquia (Hch 15, 22-35). La delegación estaba compuesta por un tal Judas, apodado Barsabás, y nunca más mencionado en la obra, y Silas, ambos designados como “dirigentes”. Más tarde se les llamará también “profetas” (15, 32), es decir: intérpretes de las Escrituras y mediadores de la acción del Espíritu. Pablo y Bernabé hacen naturalmente parte de la comitiva. Ellos debían comunicar de viva voz, como era usual en la época, el contenido del decreto y de la carta que lo acompañaba. Así lo hicieron, consolidando además la fe y la vida de la iglesia de Antioquía. Otro pasaje omitido es el del comienzo del llamado 2º viaje misionero (15, 36-41) en el cual los compañeros del 1er viaje, Bernabé y Pablo, se separan a causa de Juan Marcos, el que los había abandonado apenas tocada la costa de Anatolia. Se nos informa que Pablo, tomando ahora como acompañante a Silas, se dirige por tierra a visitar las comunidades de Siria y de Cilicia.

En el pasaje que leímos hoy vemos a Pablo visitando nuevamente las comunidades de Derbe y Listra, no se mencionan las cercanas Iconio y Antioquía de Pisidia. En Listra Pablo recluta a un joven cristiano llamado Timoteo, hijo de judía y pagano, que habría sido circuncidado por Pablo para no ofender a los judíos de la región. La noticia contrasta con todo lo que se nos ha dicho que había sido decidido en Jerusalén, y con la actitud de Pablo frente a la circuncisión, tal y como la conocemos por sus propias cartas (véase por ejemplo: Rm 4, 9-12; Gál 5, 2-6; 6, 11-18).

Ahora ha crecido el equipo misionero de Pablo pues, aparte de algunos otros que no habrán sido mencionados, sabemos ciertamente lo acompañaban Silas y Timoteo. Es que Pablo no es un misionero solitario, un “francotirador”, sino que va siempre acompañado de otros misioneros, conformando un verdadero equipo en el cual se distribuyen las funciones, no pocas, de una empresa de evangelización de semejantes proporciones. Todo un modelo y una ejemplo de evangelización para nosotros. Y estos compañeros serán estables, Silas, llamado también Silvano, será mencionado en diversos lugares del NT: 1Tes 1, 1; 2Tes 1, 1; 2Cor 1, 19; 1Pe 5, 12. Aparece como co-remitente de varias cartas y como compañero o discípulo de Pedro. Lo mismo sucede con Timoteo: acompañará al apóstol en el resto de sus viajes misioneros y será el destinatario de dos de las cartas pastorales, en donde lo encontramos como dirigente de las comunidades cristianas de la isla de Creta.

En la 2ª parte de la lectura se nos da un itinerario misionero regido por el Espíritu Santo. Es El quien decide a dónde deben ir los apóstoles. Impidiéndoles detenerse en otras provincias de Anatolia: Asia, Frigia, Galacia, Misia y Bitinia, los orienta claramente hacia la costa del mar Egeo, a una pequeña población llamada Troas, cerca del emplazamiento de la antigua Troya. Allí Pablo tiene una visión nocturna: un macedonio que lo llama pidiéndole ayuda para su pueblo. Macedonia se encontraba al otro lado del mar, en territorio europeo, en un país situado al norte de Grecia, en la basta península Balcánica. Interpretada la visión como un aviso devino, los misioneros se aprestan a embarcarse para Europa, portadores del evangelio, la “Buena Noticia” de nuestro Señor Jesucristo.

Curiosamente el redactor de Hechos al final del pasaje que acabamos de leer, comienza a hablarnos en 1ª persona del plural: “intentamos pasar a Macedonia”. ¿Es que él iba personalmente en el grupo? De quién se trataría? A partir de este momento se suceden en el texto varios de estos pasajes llamados “pasajes nosotros”, por estar en 1ª persona del plural: 16, 10-17; 20, 5- 21, 18; 27, 1- 28, 16. Muchos pensaron que se trataba de Lucas, a quien se atribuye el libro, como ya sabemos. Estaría utilizando una especie de diario de viaje, y se habría unido al grupo evangelizador precisamente en Troas. Otros piensan que es simplemente un artificio literario para darle mayor viveza al relato. Quedamos informados.

En la lectura evangélica, que sigue siendo del evangelio de san Juan, Jesús anuncia a sus discípulos que experimentarán el odio del mundo, como El mismo lo ha experimentado. Nos extraña esta concepción pesimista y negativa del mundo en boca de Jesús, pero es que en el 4º evangelio se emplea un lenguaje que estaba muy en boga a finales del siglo 1º de nuestra era. Era el lenguaje dualista que presentaba las cosas en forma de oposiciones: cielo y tierra, arriba y abajo, bien y mal, Dios y Demonio, carne y espíritu. Uno de los polos era concebido como bueno y positivo, el otro como malo y negativo.

Este lenguaje ya era conocido en el mundo judío antes de Jesucristo: aparece reflejado en los escritos de Qumrán, en buena parte de la literatura apócrifa apocalíptica de los judíos e, incluso, en algunos pasajes sapienciales o apocalípticos del AT. Cuando Jesús habla del mundo que lo odia y que también odiará a sus discípulos, no se está refiriendo al cosmos, al universo como creación de Dios, pues este es bueno y refleja la sabiduría, la bondad y la belleza del creador. Se está refiriendo en cambio al entramado de los poderes y los intereses de la historia, por ejemplo al Imperio Romano con todas sus injusticias sociales y económicas; o a la orgullosa cultura helenista que imperaba en la época y que era el soporte de la organización política; o a las comunidades judías extremadamente nacionalistas, fatuamente orgullosas de sus tradiciones anquilosadas; o a la actitud cerrada de tantas personas egoístas, vanidosas, avaras, crueles e insensibles que se opondrían necesariamente a la predicación evangélica.

Jesús anuncia a sus discípulos el odio del mundo que se manifestará en persecuciones, como las que Él mismo ha sufrido, como han sido constantes a lo largo de la historia del cristianismo. Persecuciones que en lugar de detener el ímpetu evangelizador de la Iglesia, la lanzan a nuevos horizontes, a nuevas fronteras, confortada por el Espíritu de Jesucristo.

1. Juan Mateos, El evangelio de Juan. Texto y comentario. Ediciones El almendro, Córdoba 2002 (en prensa).

2. Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica).


11. DOMINICOS 2003

Siempre en Misión

 “Pablo, ven a Macedonia y ayúdanos” Con esas palabras se pone hoy en primer plano de la celebración la llamada del Señor a la evangelización y el esfuerzo que ella comporta.

La voz misteriosa que convoca a Pablo y Silas con urgencia evangélica es la misma voz que debe acuciar a todas las conciencias cristianas para que no duerman en su fe, ni languidezcan en su caridad, ni aminoren su tensión de santa esperanza.

También a nosotros, en el siglo XXI, nos está urgiendo el Espíritu a que demos testimonio de la fe y anunciemos la Buena Noticia de Jesús, fuente de salvación.

Al hacer memoria de María, por ser sábado, sintamos y escuchemos atentamente esa voz del Espíritu. Pongámonos a los pies y en el corazón de María, la Virgen que escuchaba atentamente y rumiaba con amor las palabras y acontecimientos de la vida del Señor, y dejémonos ganar por su gracia.

SEÑORA NUESTRA:

Este mundo está necesitado de amor, fraternidad, paz.

Este mundo dice mucho más de lo que piensa, enuncia mucho más de lo que realmente desea, presume de mucho más de lo que tiene,y pregona mucho más de lo que está dispuesto a dar.

Mira nuestras incoherencias, y haznos comprender que para buscar y alcanzar un reino de paz en la sociedad, entre los pueblos, en los hogares, hay que comenzar a implantar y vivir la paz en cada uno de nuestros corazones. Amén.

 

Urgencia de Palabra veraz

Hechos de los apóstoles 16, 1-10:

{Pablo, Bernabé, Silas y Judas, tras su largo vieje,  pasaron un tiempo juntos en Antioquía. Hasta que un día Pablo dijo a Bernabé: volvamos a visitar las comunidades que fundamos. Bernabé aceptó la invitación, pero quiso que con ellos fuera también Marcos. Pablo no aprobó este deseo, recordando porque Marcos los había dejado anteriormente. Por ese motivo surgió entre ellos surgió aguda tensión, como sucede tantas veces en la vida, y, por el bien de la paz fraterna y apostólica, cada cual tomó su propio camino: Bernabé, con Marcos, se dirigió a Chipre; y Pablo, con Silas, se fue hacia Siria y Cilicia. En la lectura de hoy  se habla sólo de Pablo y Silas}

 “Pablo y Silas llegaron a Derbe y Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de un griego y de una judía cristiana... Pablo quiso llevárselo consigo y, por consideración a los judíos de la región, lo circuncidó, aunque todos sabían que su padre era pagano.

Según pasaban por las ciudades comunicaban a los fieles las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén..., y las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día... Atravesaron Frigia y Galacia..., bajaron a Troas... y salieron para Macedonia”

Observemos en este texto que ni el mismo san Pablo es siempre coherente con sus convicciones, pues acepta la circuncisión del hijo de un pagano. A veces las circunstancias exigen condescender con los débiles.

Evangelio según san Juan 15, 18-21:

“Jesús siguió hablando en su discurso a los discípulos: Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: no es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra..."

En estas líneas no se trata de encarecer que somos hijos y amigos de Dios en Cristo sino más bien de prevenir a sus discípulos, para que no se engañen. El camino de los hijos de Dios va a estar salpicado de espinas, como el del Maestro. Y no hay otro camino mejor.

 

Momento de reflexión

Aunque cristianos, somos hombres.

La primera lectura la hemos ambientado con un paréntesis intencionado, porque en el texto faltan algunos versículos que corresponden al final del capítulo 14, y es importante conocerlos para apreciar que en la vida de la Iglesia, formada por comunidades humanas de creyentes, se dan con cierta facilidad tensiones, dificultades, faltas de comprensión mutua o de aceptación de detalles en los planes de misión.

Pablo y Bernabé, dos santos y grandes misioneros, eran de carácter distinto y tenían visiones y apreciaciones un tanto diferentes en cuanto al rigor con que debían proceder. Son coincidentes en el mensaje y en la entrega, pero difieren mucho entre sí,  y no resisten el trabajo en común por tiempo indefinido.

Quiere decirse que en la vida apostólica conviene, en ocasiones, no estabilizarse en el grupo sino renovar equipos. Lección que no debemos olvidar. Somos peregrinos en la tierra.

Seamos hombres probados.

Como peregrinos que somos, no hemos de engañarnos pensando que todos los viajes nos irán bien, con acogimiento, aplauso, aceptación de la Palabra y alabanza al Señor. No. Nuestra vida apostólica será probada como cualquiera otra.

La peculiaridad estará en que el rechazo o la acogida que se nos dé se relacionará con la Palabra o Buena Noticia que anunciamos; y así como a Cristo unas veces le aplaudieron y quisieron hacer rey, y otras veces lo insultaron y hasta abofetearon, así nos podrá suceder a nosotros.

La humildad y capacidad de sufrimiento medirán en cierto modo nuestra calidad en el servicio al Evangelio.


12. ACI DIGITAL 2003

18. El mundo, que no recibe a Jesús, ni a su Espíritu, tampoco recibirá a sus discípulos. Con toda claridad profetiza el divino Redentor las persecuciones, que prueban el carácter sobrenatural de su Cuerpo místico. El mundo odia lo sobrenatural en los cristianos, así como lo ha odiado en Cristo.

20. Observarán: espiarán (Scio). Cf. S. 16, 11; 55, 7.

21. Será motivo de gloria para los discípulos el odio y la persecución por causa del Nombre Santo, y una ocasión para afirmar su amor al Padre que nos envió a Jesús (cf. 16, 3; Gál. 6, 14).


13.

Fuente: Fundación GRATIS DATE
Autor: P. Manuel Garrido Bonaño, O.S.B.

Entrada: «Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con Él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó. Aleluya» (Col 2,12).

Colecta (compuesta con textos del Gelasiano y del Gregoriano): «Señor, Dios Todopoderoso, que por las aguas del bautismo nos has engendrado a la vida eterna; ya que has querido hacernos capaces de la vida inmortal, no nos niegues ahora tu ayuda para conseguir los bienes eternos».

Ofertorio: «Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu pueblo, para que, bajo tu protección, no pierda ninguno de tus bienes y descubra los que permanecen para siempre».

Comunión: «Padre, por ellos ruego, para que todos sean uno en nosotros, y así crea el mundo que tú me has enviado –dice el Señor».

Postcomunión: «Dios todopoderoso, no ceses de proteger con amor a los que has salvado, para que así, quienes hemos sido redimidos por la pasión de tu Hijo, podamos alegrarnos en su resurrección».

Hechos 16,1-10: En aquellos días Pablo fue a Derbe y luego a Listra. San Pablo prosigue su obra misionera. Su afán es que todos los hombres conozcan a Cristo, crean en Él y se salven. No hay impedimentos. El se desvive por proclamar el mensaje evangélico a todos. San Juan Crisóstomo dice que todos los cristianos han de participar en la evangelización de los no creyentes:

 «No puedes decir que te es imposible atraer a los demás. Si eres verdadero cristiano, es imposible que esto suceda. Si es cierto que no hay contradicción en la naturaleza, es también verdad lo que nosotros afirmamos, pues esto se desprende de la misma naturaleza del cristiano. Si afirmas que un cristiano no puede ser útil, deshonras a Dios y lo calificas de mendaz. Le resulta más fácil a la luz convertirse en tinieblas que al cristiano no irradiar. No declares nunca una cosa imposible, cuando es precisamente lo contrario lo que es imposible» (Homilía 20 sobre los Hechos). 

«A esto hay que añadir que San Pablo no halagaba, sino que presentaba el mensaje de Cristo en toda su exactitud, centrado en la Cruz. Todas las verdades y todos los preceptos de Cristo incluso los más exigentes fueron materia de su predicación. Lo muestran sus Cartas. No quiere saber otra cosa que a Cristo y a Cristo Crucificado, escándalo para unos e insensatez para otros» (Comentario a los Hechos 5,7).

–Los viajes apostólicos de San Pablo son una expresión práctica del deseo del autor del Salmo 99: «Que toda la tierra aclame al Señor». También nosotros, con los mismos sentimientos del santo Apóstol, empleamos las mismas palabras del salmista y decimos: «Aclamad al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. Sabed que el Señor es Dios; que Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades».

Juan 15,18-21: No sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo. La suerte de los discípulos de Cristo en este mundo no será mejor que la de su Maestro: ellos también, como Cristo, serán odiados y perseguidos por los hombres. Comenta San Agustín:

 «Si queréis saber cómo se ama a sí mismo el mundo de perdición que odia al mundo de redención, os diré que se ama con un amor falso, no verdadero. Y si se ama con amor falso, en realidad se odia: porque quien ama la maldad tiene odio a su propia alma... Pero se dice que se ama porque ama la iniquidad que le hace inicuo; y se dice que a la vez se odia, porque ama lo que es perjudicial. En sí mismo odia la naturaleza y ama el vicio; ama lo que en él hizo su propia voluntad.

«Por lo cual se nos manda y se nos prohibe amarlo. Se nos prohibe cuando dice: “No améis el mundo”; y se nos manda en aquellas palabras: “Amad a vuestros enemigos”.  Se nos prohibe, pues, amar en él lo que él en sí mismo odia, esto es, la hechura de Dios y los múltiples consuelos de su bondad. Se nos prohibe amar sus vicios y se nos manda amar su naturaleza, ya que él ama sus vicios y odia su naturaleza. A fin de que nosotros lo amemos y odiemos con rectitud, ya que él se ama y se odia con perversidad» (Tratado 87,4 sobre el Evangelio de San Juan).


14. DOMINICOS 2004

Pablo, ven a Macedonia y ayudanos

¡Pablo, ven a Macedonia y ayúdanos...!
¡Misioneros!, llegad hasta nosotros, traednos la Luz.
Señor, danos tu fortaleza para seguirte.

Con esas palabras se pone hoy en primer plano de la celebración la llamada del Señor a la evangelización y al esfuerzo que ella comporta. Pablo, en visión nocturna, creyó escuchar el grito de un gentil macedonio: no pierdas el tiempo, aquí te necesitamos y te esperamos; ven.

Nosotros podemos percibir también en nuestras noches de soledad, sinceridad, discernimiento, la voz de los sin voz, la voz de la conciencia, la voz de los signos: no durmáis en el conformismo; no estéis apegados al confort del primer mundo y sus intereses; muchos corazones heridos necesitan el consuelo y la ayuda cultural o material de amigos lejanos que lleven el mensaje y las actitudes de Cristo salvador.


La voz de Dios y su mensaje en la Biblia
Hechos de los apóstoles 16, 1-10:
{Pablo, Bernabé, Silas y Judas pasaron un tiempo juntos en Antioquía. Hasta que un día Pablo dijo a Bernabé: volvamos a visitar las comunidades que fundamos. Bernabé aceptó la invitación, pero quiso que con ellos fuera también Marcos. Pablo no lo aprobó, recordando que éste los había dejado anteriormente. Y entre ellos surgió aguda tensión. Entonces, por el bien de la paz, cada cual tomó su propio camino: Bernabé, con Marcos, se dirigió a Chipre; y Pablo, con Silas, se fue hacia Siria y Cilicia]. En la lectura de hoy se habla sólo de Pablo y Silas:

“Pablo y Silas se dirigieron a Derbe y Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de un griego y de una judía cristiana... Pablo quiso llevárselo consigo y, por consideración a los judíos de la región, lo circuncidó, pues todos sabían que su padre era pagano.

Según pasaban por las ciudades comunicaban a los fieles las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén..., y las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día... Atravesaron Frigia y Galacia..., bajaron a Troas... y salieron para Macedonia”

Evangelio según san Juan 15, 18-21:
“Jesús siguió hablando a sus discípulos: Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.

Recordad lo que os dije: no es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra..."


Reflexión para este día
Los cristianos, aunque agraciados por Dios, somos hombres, pobres hombres, cargados de debilidades, como los demás..

Repárese en la primera lectura. La hemos ambientado con un paréntesis intencionado, porque en el texto faltan algunos versículos que corresponden al final del capítulo 14, y es importante conocerlos para apreciar que en la vida de la Iglesia, formada por comunidades humanas de creyentes, se dan con cierta facilidad tensiones, dificultades, faltas de comprensión mutua o de aceptación de detalles en los planes de misión. Lo sabemos bien nosotros mismos en el siglo XXI.

Pablo y Bernabé eran dos santos y grandes misioneros, pero muy distintos por su carácter y por sus visiones y apreciaciones sobre el modo proceder en las comunidades y evangelización. Siendo coincidentes en el mensaje y en la entrega, diferían en la forma de actuar. Su trabajo continuado en común suponía excesivo sufrimiento, y esto no era necesario, pues el mundo a evangelizar era muy grande, y el Espíritu animaba a ambos.

Quiere decirse que en la vida apostólica conviene, en ocasiones, no estabilizarse en el grupo sino renovar equipos. Lección que no debemos olvidar. Somos peregrinos en la tierra y caminamos con nuestros pies.


15.

Comentario: Rev. D. Ferran Jarabo i Carbonell (Agullana-Girona, España)

«Todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado»

Hoy, el Evangelio contrapone el mundo con los seguidores de Cristo. El mundo representa todo aquello de pecado que encontramos en nuestra vida. Una de las características del seguidor de Jesús es, pues, la lucha contra el mal y el pecado que se encuentra en el interior de cada hombre y en el mundo. Por esto, Jesús resucitado es luz, luz que ilumina las tinieblas del mundo. Karol Wojtyla nos exhorta a «que esta luz nos haga fuertes y capaces de aceptar y amar la entera Verdad de Cristo, de amarla más cuanto más la contradice el mundo».

Ni el cristiano, ni la Iglesia pueden seguir las modas o los criterios del mundo. El criterio único, definitivo e ineludible es Cristo. No es Jesús quien se ha de adaptar al mundo en el que vivimos; somos nosotros quienes hemos de transformar nuestras vidas en Jesús. «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre». Esto nos ha de hacer pensar. Cuando nuestra sociedad secularizada pide ciertos cambios o licencias a los cristianos y a la Iglesia, simplemente nos está pidiendo que nos alejemos de Dios. El cristiano tiene que mantenerse fiel a Cristo y a su mensaje. Dice san Ireneo: «Dios no tiene necesidad de nada; pero el hombre tiene necesidad de estar en comunión con Dios. Y la gloria del hombre está en perseverar y mantenerse en el servicio de Dios».

Esta fidelidad puede traer muchas veces la persecución: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). No hemos de tener miedo de la persecución; más bien hemos de temer no buscar con suficiente deseo cumplir la voluntad del Señor. ¡Seamos valientes y proclamemos sin miedo a Cristo resucitado, luz y alegría de los cristianos! ¡Dejemos que el Espíritu Santo nos transforme para ser capaces de comunicar esto al mundo!


16. 2004 Comentarios Servicio Bíblico Latinoamericano

Desde hoy hasta el 24 de mayo la liturgia nos presenta los viajes misioneros de Pablo. Al inicio ponemos la estructura general de estos viajes y luego comentamos el texto 15, 36 hasta 16, 10 que forma una unidad.

Los viajes misioneros de Pablo: 15, 36 - 19, 20 (años 48- 55 d.C.)

a) Pablo entre la ley y el Espíritu: 15, 36 - 16, 10

Las intenciones de Pablo: 15, 36 - 16, 5

El Espíritu Santo logra imponer a Pablo su estrategia misionera: 16, 6-10

b) Misión en la ciudad de Filipos: 16, 11-40

c) Misión en la ciudad de Tesalónica: 17, 1-9

d) Misión de Pablo y Silas en Berea: 17, 10-15

e) Pablo en la ciudad de Atenas: 17, 16-34

f) Misión en la ciudad de Corintio: 18, 1-18a

(un año y 6 meses: Dic. 50 - Junio 52)

g) Misión en la ciudad de Éfeso: 18, 18b - 19, 20

Pablo entre la ley y el Espíritu: 15, 36 - 16, 10

Estructura:

a) Las intenciones de Pablo: 15, 36 - 16, 5

Pablo rompe con Bernabé y elige a Silas: 15, 36-40

Pablo recorre Siria y Cilicia consolidando a las Iglesias: 15, 41

Pablo elige a Timoteo y lo circuncida: 16, 1-3

Pablo entrega los decretos de la asamblea de Jerusalén: 16, 4

Las Iglesias así se afianzaban en la fe y crecían en número: 16, 5

b) Las intenciones del Espíritu: 16, 6-10

Ruptura entre Pablo y Bernabé (15, 36-40): En Antioquía, al cabo de algunos días, Pablo toma la iniciativa y propone a Bernabé visitar las comunidades ya evangelizadas. Bernabé acepta, pero propone llevar a Juan Marcos. Pablo se opone, pues se había separado de ellos en Pergé y no los acompañó en la obra (13, 13). Como cada uno insiste en su propósito, se produce la ruptura entre Pablo y Bernabé ¿Quién tiene razón? Siempre se salva a Pablo y se culpa a Bernabé y Marcos. ¿No es posible pensar lo contrario? Yo pienso que Bernabé tiene razón. Pablo quiere volver a las ciudades ya evangelizadas para consolidarlas y para entregarles las decisiones tomadas por los apóstoles y presbíteros en Jerusalén (16, 4-5). La voluntad del Espíritu Santo, sin embargo, no es esa, sino la evangelización de los gentiles de Macedonia y Grecia (16, 6-10). Esa es también posiblemente la intención de Bernabé (y de Lucas). Marcos no es un inconstante, como lo presenta Pablo, sino por el contrario un Helenista radical, en la línea misionera del Espíritu Santo. Por eso Bernabé quiere llevarlo a toda costa. En esta discusión es Pablo el que falla. No tiene sentido evocar aquí la disputa entre Pablo y Pedro/Bernabé según Gál. 2, 11-14. Tampoco influye aquí el hecho que en Col.4, 10 se diga que Marcos es primo de Bernabé. Lo que aquí interesa es ver la intención del autor, el sentido de la narración tal cual aparece en Hch. Después habrá que abordar los problemas históricos. En la trama de Hch, según 15, 41 - 16, 5, es Pablo el que no está en la estrategia misionera del Espíritu. Bernabé y Marcos sí lo están. Cuando Bernabé decide tomar a Juan Marcos (v. 39), el texto lo llama únicamente por el sobrenombre Marcos, para destacar su condición de helenista (y quizás para identificarlo con Marcos, autor del segundo Evangelio, ya conocido como tal cuando Lucas escribe Hch). Bernabé parte a Chipre, para dirigirse probablemente después a Macedonia y Grecia, que es el lugar hacia donde el Espíritu quiere llevar la misión. También es posible que Bernabé vaya a Pafos (en Chipre), pues es ahí donde Pablo, "lleno del Espíritu Santo" (única vez) rompió con el falso profetismo judaico representado por Bar Jesús y se identificó con Sergio Paulo, gentil deseoso de escuchar la Palabra de Dios (13, 6-12). En el inicio de la misión de la Iglesia de Antioquía en 13, 1-4 es muy diferente la situación: es el Espíritu Santo el que toma la iniciativa y el que elige directamente al equipo misionero y es toda la Iglesia la que interviene. Ahora Pablo toma la iniciativa y se rompe el equipo del Espíritu, configurado por Pablo y Bernabé. Se rompe, porque Pablo no actúa conforme a la estrategia del Espíritu. De Bernabé ya no se habla más en Hechos, porque ya está en la línea del Espíritu. Como ya dijimos a propósito de Pedro, Lucas sigue a sus personajes hasta que éstos responden totalmente a la voluntad del Espíritu, después desaparecen del relato. Silas, el misionero elegido por Pablo, en vez de Juan Marcos, era dirigente y profeta en la Iglesia de Jerusalén (cf 15, 22 y 32). En la mente de Lucas, también era ciudadano romano, igual que Pablo (cf 16, 37).

Pablo elige a Timoteo y lo circuncida (16, 1-3): Pablo llega a Listra donde vive un discípulo llamado Timoteo. Su abuela Loida y su madre Eunice eran judíos que habían abrazado la fe (según 2 Tim1, 5). Su madre se había casado con un griego no cristiano. Un matrimonio de una judía con un griego era posible en la diáspora. La madre no había circuncidado a Timoteo posiblemente por el ambiente social del padre. Pablo lo circuncida porque su intención es trabajar en la futura misión con los judíos. Pablo no podía llevar como asistente en la misión a los judíos, a uno considerado por ellos como un apóstata, hijo de una madre apóstata (por no haber circuncidado a su hijo), que se había casado con un no-judío. Todo este escándalo se soluciona con la circuncisión de Timoteo. Pablo no está traicionando sus principios, sino resolviendo un problema práctico de la misión. Lo más importante en esta circuncisión de Timoteo es que se revela en ese momento histórico la intención estratégica de Pablo de trabajar a fondo y en serio con los judíos.

Pablo en su recorrido consolida las Iglesias (15, 41 y 16, 4-5): El resumen que nos da Lucas en 16, 5 hace inclusión con 15, 41. En ambos casos se hace mención de "las iglesias". Por el contexto se trata de iglesias judeo-cristianas. Llama la atención esta descripción de Pablo, no como misionero de los gentiles (como fue elegido por el Espíritu junto con Bernabé), sino cumpliendo la función de consolidar las Iglesias, entregando por las ciudades las decisiones de la asamblea de Jerusalén, para que las observaran. Pablo se hace así portador de la tendencia más "conservadora" de dicho Concilio, en contraste y casi en contradicción con la posición radical de Pedro. Además, las decisiones de la asamblea estaban dirigidas a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia. Ahora Pablo está llevando las decisiones, además de esas localidades, también a Derbé y Listra, más allá de lo necesario y de lo planificado. El decreto de Jerusalén además iba dirigido a "los hermanos venidos de la gentilidad" (15, 23); en el recorrido de consolidación de Pablo ni se mencionan éstos hermanos. El efecto de la acción de Pablo, es que las Iglesias se afianzaban en la fe y crecían en número de día en día (16, 5). En 19, 20, al final de los viajes de Pablo, tendremos el texto: "La Palabra del Señor crecía y se robustecía poderosamente", que ciertamente refleja mejor la intención y el entusiasmo de Lucas.

Las intenciones del Espíritu (16, 6-10): Según el relato de Lucas, Pablo ha partido de Jerusalén con intenciones y acciones que no responden a la estrategia misionera del Espíritu Santo. En el contexto de lo narrado por Lucas sobre la circuncisión de Timoteo y la misión de Pablo de consolidar las Iglesias judeo-cristianas, imponiendo los decretos de la asamblea de Jerusalén, queda más claro aún el porqué Bernabé y Juan Marcos se apartan de Pablo. El que no responde al Espíritu no es Bernabé o Juan Marcos, sino Pablo. Se hace por lo tanto necesaria una intervención directa del Espíritu Santo en la misión de Pablo. En 16, 6-10 Pablo aparece luchando con el Espíritu, directamente y en visiones nocturnas. Nos dice el relato que Pablo quería dirigirse al Asia, casi seguro a Éfeso, posiblemente para predicar a los judíos en dicha ciudad, pero el Espíritu Santo se lo impidió y lo obligó dirigirse hacia el norte a las regiones de Frigia y Galacia. Cuando Pablo ya está cerca de Misia, intenta dirigirse hacia el norte, a Bitinia, y otra vez no se lo consintió el Espíritu. El Espíritu no le dejó otra alternativa que dirigirse directamente a Tróade. Esta ciudad es un puerto importante en el sistema de comunicaciones del imperio romano y es el puerto natural para dirigirse a Macedonia. En el v.7 se dice "el Espíritu de Jesús", lo que no es usual, pero aquí sí tiene bastante sentido: se refiere a Jesús resucitado, que promete su Espíritu para que sus discípulos sean testigos "hasta los límites de la tierra" (1, 8). En Tróade Pablo tiene en la noche una visión: un habitante de Macedonia de pie le suplica que pase a su región y ayude a su pueblo (v. 9). Otra manifestación del Espíritu, que Pablo sigue ahora sin vacilar. ¿De qué manera el Espíritu Santo o Espíritu de Jesús impidió a Pablo dos veces seguir su camino y después lo orientó por medio de una visión? No lo sabemos, pero es una realidad de fe incuestionable, que aparece a menudo en los relatos proféticos (en 15, 32 se nos dice que Silas el compañero de Pablo era profeta). Esta fidelidad de Pablo al Espíritu ya se había dado en el contexto de la Iglesia de los Helenistas de Antioquía, cuando el Espíritu separó a Bernabé y Saulo para la misión de la Iglesia (13, 1-4). Ahora se produce ese re-encuentro de Pablo con el Espíritu, el cual ha logrado finalmente someter a Pablo y a Silas a su propia estrategia. Este re-encuentro de Pablo con el Espíritu, y en consecuencia con la estrategia misionera del mismo Lucas, puede explicar el misterioso y muy discutido "nosotros" que aparece desde el v. 10. La explicación más corriente es que Lucas utilizó aquí una fuente; o que Lucas mismo se habría juntado con Pablo en el puerto de Tróade, para seguir después juntos. Otra explicación es que ahora, después de la "conversión" de Pablo (cuando dos veces se somete al Espíritu) Lucas se identifica con Pablo y lo acompaña (física o literariamente) en su nueva misión. El "nosotros" representaría así la comunidad del Espíritu. Cada vez que Pablo sigue la estrategia del Espíritu, aparece en el relato el "nosotros".


Nota histórica

Es usual en los comentarios interpretar los sucesos históricos en Antioquía después de la asamblea de Jerusalén, comparando Gálatas 2, 11-14 con Hch 15, 36 - 16, 10. Pienso que la metodología correcta es tratar de entender primero el texto de Lucas en su sentido literal, en el contexto global del relato de Hch. No es correcto interpretar un texto aislado de Hch a partir de Gálatas. La cuestión histórica debe ser tratada después de haber agotado el estudio del sentido literal e histórico del texto de Lucas considerado en sí mismo y en su totalidad. Aquí no podemos entrar en la cuestión histórica, pues es larga y compleja. Pero quisiéramos al menos recoger algo del consenso que se va imponiendo entre los estudiosos. En la interpretación tradicional de Gal 2, 11-14 (enfrentamiento de Pablo con Pedro) Pablo es presentado defendiendo la "verdad del Evangelio" (la salvación por la fe y no por la ley) en contra de ley, tal como la viven los judío-cristianos. Pedro, igualmente, es presentado como un hebreo judaizante, que quiere forzar a los gentiles a observar la ley. Esta sería la situación histórica según Gálatas y el relato de Lucas, en consecuencia, no tendría ningún valor histórico. Hoy día la tendencia de la exégesis va por otro lado. En primer lugar se busca rescatar la realidad histórica subyacente a Hechos de los Apóstoles. Lucas no está escribiendo una historia en sentido moderno de la Iglesia apostólica, pero su relato ciertamente se funda en hechos históricos verídicos. Por otro lado, se busca cambiar la imagen tradicional de Pablo. Este ciertamente defiende la verdad de su Evangelio, pero sin dejar él mismo de practicar la ley. Es este sentido la acusación contra Pablo en Hch 21, 21 (de enseñar a los judíos que no circunciden a sus hijos y que no observen sus tradiciones) es totalmente falsa, y todas las apologías que hace Pablo de sí mismo como buen judío en Hch (cap. 22, 24 y 25) son mas bien verídicas. Pablo, sin traicionar la Verdad de su Evangelio, es mucho más judío de lo que nos imaginamos y esta imagen judía de Pablo es la que históricamente refleja Lucas. Igualmente, Pedro no es para nada un judaizante. Al contrario, el discurso de Pedro en Hch 15, 7-11 sería el pensamiento histórico de Pedro, en la asamblea de Jerusalén y en el conflicto con Pablo en Antioquía poco después. A la luz de esta re-interpretación histórica de Pablo y Pedro es posible reconstruir el incidente de Antioquía, de una manera coherente con Gálatas y con el texto de Hechos. (No podemos aquí hacer este trabajo de construcción histórica, pero a los que puedan hacerlo recomiendo el excelente libro de Vittorio Fusco, Le prime Comunità Cristiane. Tradizioni e tendenze nel cristianismo delle origini, Centro Editoriale Dehoniano, Bologna 1995, 305 p. El autor presenta el nuevo consenso en contra de la escuela liberal de Tübingen, Alemania).


Reflexión Pastoral

1) El conflicto de Bernabé con Pablo, por causa de Juan Marcos, tal como lo hemos interpretado, fue un conflicto positivo en beneficio de la misión a los gentiles. No todos los conflictos que se viven hoy en la Iglesia son necesariamente negativos. ¿Qué criterios de discernimiento nos ofrece Hch?

2) ¿Cómo interpretar positivamente la acción de Pablo de consolidar a las Iglesias, aunque por el momento no responda al objetivo misionero final del Espíritu según Hch?

3) ¿Cómo podemos representarnos en la realidad actual de la Iglesia la lucha de Pablo con el Espíritu, y su posterior sometimiento, tal como aparece en Hch 16, 6-10? ¿Cuál es el género literario de este relato y cuál es su significado actual?

4) En el texto analizado aparece el trabajo de consolidación de las Iglesias en oposición a la estrategia misionera del Espíritu Santo. Los dos trabajos son necesarios, pero Lucas en Hch pone todo el énfasis en la fidelidad al Espíritu. ¿Cómo vivimos esta tensión hoy en la Iglesia entre consolidación de lo ya construido y fidelidad al Espíritu que nos empuja a la creatividad y la misión? ¿No ponemos hoy en día más énfasis en la consolidación de las Iglesias que en la fidelidad al Espíritu y a la misión, en contra de la visión de Hch?


17. Odio del mundo contra Jesús y los suyos

Fuente:
Autor: Rafael Santos Varela

Reflexión:


Muchos de nosotros tenemos algunos caracteres que nos identifican como hijos del señor “Y” y la señora “X”. Son los rasgos heredados de nuestros padres. Lo que los científicos llaman el patrimonio genético. De ellos heredamos unos ojos oscuros o claros, el color de nuestro cabello, nuestra estatura, y también algo de lo que será nuestro temperamento.

Como cristianos, también heredamos rasgos espirituales de nuestra madre la Iglesia. Lo dice claramente Jesucristo: pertenecemos a algo que va más allá de nuestros pobres horizontes materiales. No somos de este mundo. La gracia nos eleva a un orden superior.

Pero debemos ser conscientes de que también muchos de nuestros hermanos en Cristo sufren el desafío continuo de la fe, ya sea con la persecución, las calumnias, o hasta con la misma vida.

Pensaríamos que dentro de las cosas heredadas, esta sería una de esas enfermedades mortales que se tienen sin ser deseadas. Pero la realidad es que Dios en su infinita sabiduría, lo ha puesto como el vínculo más estrecho entre su Reino que espera. Y nosotros peregrinos buscamos siempre la forma de acercarnos más a Él. No temamos, pues, su brazo siempre está con nosotros. Debemos orar y confiar. Él ha vencido al mundo.


18.San Cipriano (hacia 200-258) obispo de Cartago, mártir

Carta 56, 1-9

“...no pertenecéis al mundo, porque yo os elegí y os saqué del mundo, por eso el mundo os odia.” (Jn 15,19)

El Señor quiere que nos alegremos, que saltemos de gozo cuando nos vemos perseguidos (Mt 5,12), porque cuando hay persecución es cuando se merece la corona de la fe. (Sant 1,12). Es entonces cuando los soldados de Cristo se manifiestan en la pruebas, entonces se abren los cielos a sus testigos. No combatimos en la filas de Dios para tener una vida tranquila, para esquivar el servicio, cuando el Maestro de la humildad, de la paciencia y del sufrimiento llevó el mismo combate antes que nosotros. Lo que él ha enseñado lo ha cumplido antes, y si nos exhorta a mantenernos firmes en la lucha es porque él mismo ha sufrido antes que nosotros y por nosotros.

Para participar en las competiciones del estadio, uno tiene que entrenarse y ejercitarse y se considera feliz si bajo la mirada de la multitud le entregan el premio. Pero aquí hay una competición más noble y deslumbrante. Dios mismo mira nuestro combate, nos mira como hijos suyos y él mismo nos entrega el premio celestial. (1 Cor 9,25) Los ángeles nos miran, nos mira Cristo y nos asiste. Pertrechémonos con todas nuestra fuerzas, libremos el buen combate con un ánimo animoso y una fe sincera.


19. 2004

LECTURAS: HECH 16, 1-10; SAL 99; JN 15, 18-21

Hech. 16, 1-10. El plan y la obra de salvación no dependen de nosotros, sino de Dios. Nosotros debemos tener los oídos dispuestos siempre a escuchar al Señor, y los pies calzados para ir por donde el Espíritu del Señor quiera conducirnos. Por eso jamás podremos vanagloriarnos de nosotros mismos, por muy eficaces que sean nuestras diversas actividades en la Iglesia. Ya el Señor nos invita a decir al final de todo lo que hagamos: No somos mas que siervos inútiles; sólo hicimos lo que debíamos hacer. Cuando realicemos algún plan de trabajo siempre debemos, antes, invocar al Espíritu Santo, para que sea Él quien nos ilumine y podamos decidir no conforme a nuestros pensamientos, no conforme a nuestras técnicas, sino conforme a la voluntad salvífica de Dios sobre toda la humanidad.

Sal. 99. Reconozcamos que el Señor es Dios, que fue Él quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. Es Él quien va al frente de nosotros; Él es quien nos alimenta con su Palabra, con las diversas acciones litúrgicas y con el amor fraterno. Es Él quien nos envía, en su Nombre, no sólo a proclamar, sino a llevar el Evangelio de la gracia a todas las naciones, para que, quien lo acepte y viva comprometido con él, tenga vida eterna. Así Dios nos manifiesta su bondad, su misericordia y su fidelidad. Quienes creemos en Él debemos vivir también esa fidelidad a su amor, manifestando con nuestras buenas obras que realmente Dios vive en nosotros y nosotros en Él.

Jn. 15, 18-21. Caminar tras las huellas, cargando nuestra cruz de cada día, es caminar hacia la plena realización de nuestra propia Pascua. Pero ese camino no puede verse libre de persecuciones, de críticas, de rechazos. No serán sólo nuestras palabras, sino nuestra vida, congruente con la fe que profesamos, lo que se convierta en el mejor anuncio del Mensaje de salvación. Al contemplar a Cristo, su amor por nosotros, su entrega en favor de nuestra salvación, su glorificación a la diestra del Padre, percibimos nuestro amor, nuestra propia entrega y nuestra propia glorificación, pues nuestro camino hacia la Gloria del Padre no puede realizarse al margen de Cristo: en Él vivimos, nos movemos y somos. Por eso confiemos nuestra vida totalmente en las manos del Señor; y, aún en las grandes persecuciones que tengamos que sufrir por Él, no demos marcha atrás de un modo cobarde, pues no es a los hombres sino a Dios a quien debemos agradar.

Al participar de la Eucaristía sabemos que aceptamos las exigencias del Evangelio, de tal forma que, en adelante, hemos de vivir totalmente comprometidos con Él; y el Evangelio del Padre es Cristo. Hacer una nuestra vida con Él significa estar dispuestos a Proclamar la Buena Noticia que el Padre Dios nos ha dado en Cristo Jesús, y estar dispuestos a seguir su misma suerte. No buscaremos, de un modo enfermizo e imprudente el ser sacrificados por Cristo, sino que asumiremos responsablemente las consecuencias que nos vengan por creer en Él, aun la muerte, si esto está dentro de los planes de Dios y no de los nuestros. La participación en la Eucaristía, por tanto, nos coloca de frente a nuestra propia cruz, con la mirada puesta no en el calvario, sino en la Gloria, que nos espera después de haberlo dado todo por Cristo y por el bien de nuestros hermanos.

Ojalá y que quienes formamos la Iglesia de Cristo hubiésemos sido creados de una naturaleza distinta de la de las demás personas de nuestro mundo. Pero Dios, en su amor infinito y gratuito, nos ha llamado con santa llamada; nos ha perdonado, nos ha santificado y nos ha enviado como signos de su amor salvador y misericordioso para que todos encuentren, en la Iglesia de Cristo, el camino que nos salva y nos conduce a la plena unión con Dios. Por eso no podemos pasarnos la vida destruyéndonos mutuamente. Nuestra vocación, que mira a la salvación de toda la humanidad, nos ha de llevar a trabajar constantemente por el Evangelio, impulsados y obedientes al Espíritu Santo, que guía a la Iglesia de Cristo mediante el signo sensible de los sucesores de Pedro y de los apóstoles, y que se convierten también en signo de unidad entre nosotros. Trabajemos, por tanto, constantemente, a favor del Reino de Dios. Seamos fieles al Señor, vivamos alegres por la esperanza, seamos pacientes en el sufrimiento y perseveremos en la oración, especialmente rogando por los que nos persiguen. Acerquémonos a los pecadores, a los que nos persiguen y maldicen, pues el Señor nos envió no a condenar, sino a salvar todo lo que se había perdido. Y si por cobardía o por comodidades personales no vamos a los pecadores para hacer llegar a ellos la salvación, ¿qué sentido tiene el cumplir con la Misión que el Señor nos ha confiado?

Que Dios nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de saber dar un testimonio comprometido y valiente del Evangelio conforme al Espíritu de Dios, que habita en nosotros. Amén.

www.homiliacatolica.com


20. Fray Nelson Sábado 30 de Abril de 2005

Temas de las lecturas: ¡Ven a Macedonia y ayúdanos! * Ustedes no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.

1. Prudencia, bendita virtud
1.1 Aparentemente Pablo había logrado una gran victoria en el Concilio de Jerusalén, según hemos escuchado en la primera lectura de estos pasados días: de hecho, fue su punto de vista el que triunfó y la decisión tomada con respecto al papel de la ley en lo que atañe a la predicación a los pueblos no judíos. Lo acordado fue que no había que exigir el cumplimiento de la ley judía, la ley de Moisés, a los no judíos, y esto era precisamente lo que quería Pablo que se dijese.

1.2 Pues bien, ahora es el mismo Pablo quien introduce a Timoteo en las prácticas judías a través del antiguo rito de la circuncisión. Algo aparentemente contradictorio con lo que tanto enseñaba el mismo Pablo: que hemos sido liberados de la ley judía. La contradicción, sin embargo, es sólo aparente, porque, si bien no estamos obligados a practicar la ley judía, no es cierto que los judíos por nacimiento estén prohibidos de practicarla. No estar obligado a hacer algo no significa estar obligado a no hacerlo.

1.3 Pablo tenía fama de inflexible o autoritario en algunos círculos cristianos de la época. Mas hoy nos está dando una buena lección, no sólo de “apertura”, sino sobre todo de la primacía de las “razones del amor”.

2. Un caso similar
2.1 Es la misma idea que vemos desarrollada en el capítulo octavo de la Primera Carta a los Corintios, allí donde el apóstol se refiere a la diferencia entre el conocimiento que yo tengo de mi libertad en Cristo y el efecto que pueda tener en otros el ejercicio de esa libertad.

2.2 El tema ahí era la cuestión de los alimentos que habían sido ofrecidos a los ídolos, una práctica común en el ambiente pagano de la época. Los comerciantes, buscando una ayuda sobrenatural, ofrecían a los ídolos una parte de su venta. Los cristianos se preguntaban qué actitud tomar, sobre todo en el caso en que alguien viera a un cristiano comiendo carne u otro alimento ofrecido a un ídolo. La postura de Pablo es que, en sí misma, esta práctica no tiene nada de dañino para quien come, si come sabiendo que nada ni nadie es dios, aparte del Dios verdadero.

2.3 El problema está en que una persona puede saber que lo que está haciendo es correcto, y sin embargo hacerlo delante de alguien que se siente escandalizado o confundido por el comportamiento del cristiano “maduro” y seguro de su conocimiento.

2.4 Y la respuesta de Pablo a ese problema es que en esto debe primar la caridad por encima de los propios derechos: “si tú, que sabes estas cosas, te sientas a comer en un lugar dedicado a los ídolos, y algún hermano débil te ve, puede suceder que él se anime a comer de esa ofrenda hecha a un ídolo. Y así tú, por tu conocimiento, haces que se pierda tu hermano débil, por quien Cristo también murió. Al ofender la conciencia de los hermanos débiles en la fe, ofenden ustedes a Cristo mismo. Por eso, si por causa de mi comida hago caer en pecado a mi hermano, no debo comer carne nunca, para no ponerlo en peligro de pecar” (1 Cor 8,10-13).

2.5 Eso es lo que ha hecho también Pablo en el caso de la primera lectura de hoy: aunque en rigor de derechos no es indispensable que Timoteo sea circuncidado, es un hecho que esa circuncisión puede aliviar o aligerar el camino de los judíos que conocían del pasado pagano de este hombre. Y por eso Pablo, poniendo por encima la caridad, más allá de los propios derechos, renuncia a sus derechos en favor de las bendiciones que pueden llegar a sus hermanos.