No me mires, Señor.
que tus ojos brillantes
me hacen daño,
como sol de mediodía.
No me mires, Señor.
No me mires.

Cierra tus ojos,
en la cruz clavados.
Cierra tus ojos
para contemplarte.

Déjame que yo te mire, Señor,
déjame que yo te mire.

Tu rostro lleno de paz...
y de perdones.
Tu rostro de misericordias,
lleno de amores.

Siento tu muerte 
más que la mía...

Quiero quererte!

Abre tus ojos ya.
Que sigan brillando,
aunque yo muera.

Que tus ojos sigan brillando
para que el mundo te vea.

Que, si tu mirada
cierra la nuestra,
al cerrar nuestros ojos,
tú estás más cerca
para disipar las sombras
y mis tinieblas.

 

 

 

 

 

 

Y al palpar mis miserias
tú seas la salida
a vida nueva.

AMEN.

Eduardo Mtnz.Abad, escolapio.