P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 

28 de diciembre

Santos Mártires Inocentes


Cuna bañada en la sangre


Los Santos Inocentes, más allá de la oportunidad de fiesta y broma que han tenido en nuestra tradición española y de otros países, son de una actualidad estremecedora. Nos referimos

- a todas las criaturas que, siendo concebidas, no llegaron a nacer (aborto),

- a aquellos que nacidos, bien pronto fueron inicuamente arrancados de la vida (infanticidio),

- a aquellos que llegaron a adultos en edad cronológica, pero no disfrutaron el uso de razón.

A todo lo cual hay que aproximar el caso de quienes al final regresan a la “in-fancia” y por su desvalimiento son eliminados de la familia humana (véase nuestro trabajo: La cuna del Rey bañada en sangre, en: Rufino Grández, El sabor de las fiestas, Dossiers Centro Pastoral Litúrgica n. 26, 2ª edición, Barcelona 1980, pp. 75-79).

Es lo que queremos evocar en este himno junto a la cuna.

No olvidemos una frase gravísima que ha quedado en los documentos del Concilio: “el aborto y el infanticidio son crímenes abominables” (Gaudium et spes, 51).

(Nota. Seríamos incompletos si no citáramos el sentido pastoral y misericordioso mostrado por Juan Pablo en la encíclica Evangeliunm vitae (1995), y la luz que nos ha llegado del documento de la Comisión Teológica Internacional “La esperanza de salvación para los niños que mueren sin haber sido bautizados”, abril 2007).


Cuna bañada en la sangre,
con flores embellecida;
los niños al Rey tributan
el sumo don de la vida.

Testigos son de la historia
desde el primer homicida,
expulsos de nuestra tierra,
de Cristo preciosas víctimas.

Vidas que no amanecieron,
siega que no se hizo espiga,
hombres signados dementes,
mendigos de una caricia.

El Rey os ciñe la frente,
os marca con su sonrisa;
vosotros, los desvalidos,
sois su porción preferida.

Goce Raquel y la Iglesia
en la cuna florecida;
¡flores de martirio, salve,
de inmensos frutos primicia!

¡Gloria al Rey que circundado
de infantes se glorifica,
y en la altura y en la tierra
gloria y paz por el Mesías! Amén.


Burlada (Navarra), diciembre 1978