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28 de diciembre
Santos Mártires Inocentes
- a todas las criaturas que, siendo concebidas, no llegaron a nacer (aborto), - a aquellos que nacidos, bien pronto fueron inicuamente arrancados de la vida (infanticidio), - a aquellos que llegaron a adultos en edad cronológica, pero no disfrutaron el uso de razón. A todo lo cual hay que aproximar el caso de quienes al final regresan a la “in-fancia” y por su desvalimiento son eliminados de la familia humana (véase nuestro trabajo: La cuna del Rey bañada en sangre, en: Rufino Grández, El sabor de las fiestas, Dossiers Centro Pastoral Litúrgica n. 26, 2ª edición, Barcelona 1980, pp. 75-79). Es lo que queremos evocar en este himno junto a la cuna. No olvidemos una frase gravísima que ha quedado en los documentos del Concilio: “el aborto y el infanticidio son crímenes abominables” (Gaudium et spes, 51). (Nota. Seríamos incompletos si no citáramos el sentido pastoral y misericordioso mostrado por Juan Pablo en la encíclica Evangeliunm vitae (1995), y la luz que nos ha llegado del documento de la Comisión Teológica Internacional “La esperanza de salvación para los niños que mueren sin haber sido bautizados”, abril 2007).
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