P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 

28 de octubre

San Simón y San Judas Tadeo

Apóstoles

 


Del Apóstol Simón, puesto al final del elenco apostólico, no ha quedado en la Escritura otro dato que el del sobrenombre que llevó: Simón, el Zelotes, según la tradición lucana. Los otros dos Sinópticos lo llaman Simón el Cananeo, palabra que, si se ha de interpretar con la etimología hebrea, significa lo mismo: Simón lleno de celo. Esta nota evangélica nos da inspiración para el himno.

De Judas Tadeo, apellido que significa también el Valeroso - ¡Jesús quería hombres decididos! – estamos mejor informados. Para evocar en el himno su figura, acudimos a lo que nos cuenta el Evangelio de san Juan (Jn 14,22-23).


Cantemos al Señor por dos Apóstoles,
Simón y Judas, juntos en la fiesta:
en el radiante coro de los Doce
feliz la Madre Iglesia los venera.

Simón es luchador, es el zelota,
ardiente corazón en la pelea,
que el reino es lucha, muerte de valientes,
y Cristo amor, pacífica violencia.

Y Judas el apóstol que pregunta
con ojos admirados en la Cena:
¿Por qué, Señor Jesús, al mundo no,
en tanto que a nosotros te revelas?

Jesús tuvo palabras sobre el Padre
y habló de amor de Dios como respuesta.
El Padre y yo vendremos prometía
y haremos de tu pecho nuestra tienda.

¡Oh fe y amor, secreto inconfundible
de todo cuanto Dios decide y crea,
oh fe y amor, oh límpido Evangelio,
celeste don y vida de la Iglesia!

¡Divina Trinidad, amor fluyente
que el Hijo por la Iglesia nos entrega;
con Judas y Simón, con los Apóstoles,
dichosos adoramos tu presencia! Amén.


Jerusalén 1986


(RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, Himnario de los Apóstoles, en: Fovenda Sacra Liturgia. Miscelánea en honor del Doctor Pere Farnés. Barcelona, Centro de Pastoral Litúrgica 2000, pp. 359-356, véase p.353).