P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 


12 de octubre

Ntra. Sra. del Pilar


Señora de los pueblos


Muy lejos de toda polémica, de toda reivindicación de la tradición pilarista, este himno pretende situar a Virgen María en un cierto trazado de nuestra “historia salutis”: qué ha sido María en la larga fe de nuestra vieja historia.

La columna del Pilar nos evoca un aspecto personal del misterio de María; su recia fe: oíste la Palabra y la creíste. Lo que espontáneamente nos va a llevar a pedir a la Virgen, Nuestra Señora del Pilar, que nos transmita esa solidez de nuestra fe, para que sea ella pilar en nuestra Iglesia: la fe que tú acogiste y transmitiste más fuerte entre tus hijos viva y crezca.

Pero el comienzo del himno nos abre a unas dimensiones de lo que es la presencia de María en la Iglesia: Señora de los pueblos. Efectivamente, el Pilar es apertura misionera. Invocamos a la Virgen con este título: Oh Virgen misionera, siempre Madre.

El Pilar, allende los mares, uniendo a pueblos hispanos, es lazo de unión de hermanas tierras, fraternidad de pueblos hispanos que aquí la contemplamos como comunión de fe.

Esto evoca el Pilar junto a un río ibero, vena generosa, Pilar al que nuestra fe se arrime.


Señora de los pueblos, Virgen Madre,
suavísimo secreto de la Iglesia,
un río ibero, vena generosa,
te dice su oración, tus plantas besa.

La larga fe de nuestra vieja historia,
a ti se arrima, Virgen fortaleza:
en roca viva echaste tus cimientos
y en piedra que es pilar tú nos sustentas.

Oíste la palabra y la creíste
y abriste el corazón cual tierra buena,
y fuiste Madre, fértil, poderosa,
la Madre de Jesús y Madre nuestra.

Regazo para el mundo, Eva firme,
María, pabellón de carabelas,
los mares surcas, llenas continentes
y donde va la Cruz allá tú llegas.

¡Oh Virgen misionera, siempre Madre,
oh lazo de unidad de hermanas tierras!,
la fe que tú acogiste y transmitiste
más fuerte entre tus hijos viva y crezca.

¡La gloria sea al Hijo omnipotente,
que en vientre de mujer el Padre entrega,
y eterna bendición al Santo Espíritu,
en ella derramado en gracia plena! Amén.



RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, Himnario de la Virgen María. Ciclo anual de celebraciones de la Virgen en la Liturgia de las Horas. Burlada, Curia provincial de Capuchinos 1989. Música: FIDEL AIZPURÚA., pp. 140-144.