P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM



28 de abril

San Prudencio

 


San Prudencio es el patrono de la diócesis de Vitoria y de la provincia de Álava. Millares de gentes de Vitoria acuden el 28 de abril a las campas de Armentia, junto a la ciudad, donde su antigua ermita recuerda el lugar del nacimiento.

El cual sucedió a finales del siglo VII. De joven Prudencio fue en busca de soledad, al lado de San Saturio, cuya memoria se perpetua en Soria junto al Duero. Mas luego se sintió impulsado para servir a Cristo en el ministerio de evangelización y caridad y fue a Calahorra, la ciudad de los mártires Emeterio y Celedonio.

Nuevas circunstancias le llevaron a Tarazona, encargado primero del culto divino al frente de los diáconos, luego consagrado obispo. Desde Tarazona intervino en un pleito de la vecina Iglesia de Osma, como mediador, siendo llamado Ángel de Paz. Al morir, sus restos peregrinaron al monte Laturce, junto a Clavijo (La Rioja), y allí reposaron en el monasterio, hoy en ruinas, de San Prudencio. Posteriormente fueron trasladados a Nájera.

En este himno, pensado para la Liturgia de las Horas, evocamos este itinerario en el cual se ratificó su fidelidad a Cristo. Cantamos a Cristo, Pastor de los pastores, y por intercesión del fiel obispo, a Cristo le pedimos, para esta tierra, amante y dolorida, el don de la paz.


Armentia sabe a paz campestre y pura
de gentes laboriosas y sufridas;
aquí Prudencio tuvo su Bautismo
y aquí cantamos su memoria viva.

Al lado de Saturio, junto al Duero,
buscaste con piedad la faz divina,
mas Cristo, Buen Pastor,
cayado suyo y voz de su Evangelio te quería.

Y fuiste a la ciudad de santos mártires
cual siervo fiel de Cristo y su familia:
prodigio con los pobres, Buena Nueva,
de tristes y dolientes medicina.

Pero otra sede hermosa te esperaba,
que en Tarazona fue tu diaconía:
testigo de un Pastor en cruz clavado,
Prudencio humilde, que ora y reconcilia.

Para esta tierra patria, nuestra y tuya,
que gime y ama y sangra dolorida,
implora tú, oh Ángel de concordia,
el signo de Jesús, la cruz pacífica.

A Cristo, nuestra paz y nuestro gozo,
la eterna bendición y suma dicha;
a ti, Señor, Pastor de los pastores,
el canto de tu Iglesia peregrina. Amén.


Vitoria – Gasteiz, abril 1996