P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 


2 de febrero

Presentación del Señor – 3


En brazos de María presentado

Himno de consagración en la
Fiesta de la Presentación del Señor


El año 1996 se publicó la Exhortación apostólica Vita consecrata, y el año siguiente, 1997, se institucionalizó para los años venideros la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que sería celebrada el día 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, una fecha que desde hacía varios decenios era destacada, por los Papas, como fiesta de consagración.

En el Mensaje institucional para el establecimiento de esta Jornada (6 de enero de 1997), Juan Pablo II, después de presentar las tres finalidades de esta Jornada, decía lo siguiente.

“La Jornada de la Vida consagrada se celebrará en la fiesta en que se hace memoria de la presentación que María y José hicieron de Jesús en el templo "para ofrecerlo al Señor" (Lc 2, 22).

En esta escena evangélica se revela el misterio de Jesús, el consagrado del Padre, que ha venido a este mundo para cumplir fielmente su voluntad (cf Hb 10, 5-7). Simeón lo indica como "luz para iluminar a las gentes" (Lc 2, 32) y preanuncia con palabra profética la suprema entrega de Jesús al Padre y su victoria final (cf Lc 2, 32-35).

La Presentación de Jesús en el templo constituye así un icono elocuente de la donación total de la propia vida por quienes han sido llamados a reproducir en la Iglesia y en el mundo, mediante los consejos evangélicos, "los rasgos característicos de Jesús virgen, pobre y obediente" (Vita consecrata n. 1).

A la presentación de Cristo se asocia María. La Virgen Madre, que lleva al Templo al Hijo para ofrecerlo al Padre, expresa muy bien la figura de la Iglesia que continúa ofreciendo sus hijos e hijas al Padre celeste, asociándolos a la única oblación de Cristo, causa y modelo de toda consagración en la Iglesia.

Desde hace algunos decenios, en la Iglesia de Roma y en otras diócesis, la festividad del 2 de febrero viene congregando espontáneamente en torno al Papa y a los obispos diocesanos a numerosos miembros de Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, para manifestar conjuntamente, en comunión con todo el pueblo de Dios, el don y el compromiso de la propia llamada, la variedad de los carismas de la vida consagrada y su presencia peculiar en la comunidad de los creyentes.

Deseo que esta experiencia se extienda a toda la Iglesia, de modo que la celebración de la Jornada de la vida consagrada reúna a las personas consagradas junto a los otros fieles para cantar con la Virgen María las maravillas que el Señor realiza en tantos hijos e hijas suyos y para manifestar a todos que la condición de cuantos han sido redimidos por Cristo es la de "pueblo a él consagrado" (Dt 28, 9)” (Mensaje citado de Juan Pablo II).

* * *

Celebramos con gozo y humildad esta fiesta. Estamos en el latido de la Iglesia, cuando escuchamos palabras como estas de Benedicto XVI: «Pertenecer totalmente a Cristo quiere decir arder con su amor incandescente, quedar transformados por el esplendor de su belleza: nuestra pequeñez se le ofrece como sacrificio de suave fragancia para que se convierta en testimonio de la grandeza de su presencia para nuestro tiempo, que tanta necesidad tiene de quedar ebrio por la riqueza de su gracia. Pertenecer al Señor: esta es la misión de los hombres y mujeres que han optado por seguir a Cristo casto, pobre y obediente, para que el mundo crea y se salve.»
(Audiencia a los Superiores y Superioras Generales de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, 22 de mayo de 2006).

(Nota. Si canta la comunidad de religiosas, puede cambiarse el texto en femenino en la estrofa 4: fiada, tuya soy).


1. En brazos de María presentado,
donado fuiste al Padre sin rescate,
naciste para ser del todo nuestro
como eras ya el Único del Padre.

2. María es Madre, es más que sacerdote,
unida al Verbo Luz que se hizo carne;
es víctima en el Hijo, traspasada
por una espada al corazón amante.

3. Aquí estoy para hacer tu Voluntad,
porque otro sacrificio no te place;
yo soy debilidad, un puro anhelo,
mas tú, seguridad, amor fiable.

4. Y en ese amor fiado firmemente,
al entregarme, entrego tus caudales,
de ti los recibí, te los presento,
que tuyo soy: servicio y homenaje.

5. Oh Virgen fiel, discípula y esposa,
y por la Encarnación divina Madre,
que seas tú mi fuerza virginal
y la perseverancia en el combate.

6. ¡Oh Cristo, suave aroma del Espíritu,
el sí de Dios, el culto razonable,
a ti todo el amor que nos deleita,
oh lámpara del mundo, oh Dios amable! Amén.


Cuautilán Izcalli, jueves, 01 de febrero de 2007,
Para la XI Jornada de la Vida Religiosa (2 de febrero de 2007).