HIMNARIO DE LA VIRGEN MARÍA
Ciclo anual de celebraciones de la Virgen
en la Liturgia de las Horas

 

 

Visitación de María
31 de Mayo

 

1

De prisa va María a la montaña


Cuando san Lucas comunica a la Iglesia la escena de la Visitación de María, está haciendo velada referencia al traslado del Arca. María es al Arca santa, Foederis Arca. María, la Virgen fecundada, está llena de Dios, está habitada por Dios. María es Foederis Arca. Isabel la reconoce como "la Madre de mi Señor", Mater Dei. Misterio amabilísimo éste de la Visitación de María.

Nos place contemplar la nada de María, porque, en efecto, la Virgen es pura esperanza, pura nada en su virginidad. ¡Dichosa tú, fecunda de esperanza y Virgen en tu nada!
Pero bien podemos decir a ella, como a nadie: tu vientre tiene a Dios.

María es pobre. Nos lo ha recordado el Concilio: "Ella sobresale entre los pobres y humildes del Señor" (Lumen gentium, 55). Como es pobre tiene un corazón que es melodía. Puede cantar, puede profetizar. Y todos los pobres podrán entenderle y cantar con ella la misericordia de Dios: Beatam me dicent omnes generationes.

¡Qué hermoso es el misterio de la Visitación de la Virgen María! Verdaderamente Dios ha visitado a su pueblo.


De prisa va María a la montaña,
la Virgen fecundada,
de prisa va el amor, el Arca santa,
de prisa el Emanuel en sus entrañas.

¿De dónde a mí la gracia, a mí esta suerte
que venga la que viene,
la Madre del Señor, que quiere verme
y en esta mi alegría estar presente?

¡Dichosa tú, Señora, que has creído,
esclava del Altísimo!,
la Nube te ha cubierto de rocío,
la Noche de la fe te ha embellecido.

Dichosa tú, fecunda de esperanza
y Virgen en tu nada;
tu vientre se ha hecho cielo y es la casa
del Hijo Dios, promesa pronunciada.

María pura, cítara que vibra,
exulta, profetiza:
"Mi alma que Dios hizo es melodía,
a Dios, su creador, le glorifica".

¡Oh santa Trinidad, que te despliegas,
llegando a nuestra Tierra,
retorne al manantial la gloria plena
por Cristo, por María, por la Iglesia! Amén.


Jerusalén, 22 diciembre 1985 (cuando en la liturgia lee el Evangelio de la Visitación, y tras un retiro que hicimos en Ain Kharen).

Música:
RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (letra) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos, Himnario de la Virgen María: Ciclo anual de celebraciones de la Virgen en la Liturgia de las Horas. Curia provincial de capuchinos, Burlada (Navarra) 1989. 84-87.
 


 

 2

La paz y la justicia se han besado


“La justicia y la paz se besa”, dice el salmo 84,11. Un antiguo autor hacía una interpretación simbólica, que nos place recoger para ver en el beso de María e Isabel el abrazo de los dos Testamentos. María es Nuevo Testamento, la paz del Nuevo Testamento.

Este abrazo se ha hecho por Jesús, porque el oculto protagonista de esta escena de la Visitación no es otro que Jesús, el Esposo que viene danzando por los montes como ágil cervatillo, como nos lo recuerda la liturgia del día, apelando al Cantar de los cantares (Ct 2,8-9).

La Gloria va a habitar en nuestra carne; volvemos al salmo 84,10. Y esta Gloria, concretada en el Verbo, va dentro de María, porque María es cuna, es arca, es templo santo.
María entonces canta. ¿A quién canta? A su Salvador. San Beda el Venerable, en la homilía de la fiesta, se ha complacido en recordar que este su Salvador es Jesús mismo. El alma espiritual puede pensar que con el “Magnificat” María está iniciando la canción de cuna. O digamos que María, con este salmo en Evangelio, está iniciando la plegaria litúrgica de la Iglesia. Es hermoso decirlo precisamente cuando nosotros estamos cantando la Liturgia de las Horas. Sí, la Liturgia de las Horas es el “Magnificat” de María.


La paz y la justicia se han besado
con amplio y hondo beso;
justicia es Isabel, el Pacto antiguo,
María, paz del Nuevo Testamento.

Florece la montaña, es primavera,
y llega por el cerro
con danza y canto el ciervo jubiloso,
Jesús, amor fragante y pie ligero.

La Gloria va a habitar en nuestra tierra,
venida desde el cielo;
alégrate, montaña visitada,
¿no sientes que te toca el Dios excelso?

María es cuna, es arca, es templo santo,
consigo lleva al Verbo;
¡oh hermoso desposorio aquí cumplido:
en vientre de mujer el Dios eterno!

María canta al Hijo y al Esposo
en salmo y Evangelio;
empieza ya la Iglesia su plegaria,
se inicia la canción del nacimiento.

Del alma de María hoy tomamos
palabras y requiebros:
¡oh Verbo Salvador, bendito seas,
bendito, Dios eterno unido al tiempo! Amén.


Jerusalén, Visitación de María 1986 (Visita a Ain Kharen)

Música:
RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (letra) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos, Himnario de la Virgen María: Ciclo anual de celebraciones de la Virgen en la Liturgia de las Horas. Curia provincial de capuchinos, Burlada (Navarra) 1989. 88-91.
 


 

3


La Virgen santa, grávida del Verbo,
en alas del Espíritu camina;
la Madre que llevaba la palabra,
a un santo impulso, sale de visita.

Y sienten las montañas silenciosas
y el mundo entero en sus entrañas vivas
que al paso de la Virgen ha llegado
el anunciado gozo del Mesías.

Alborozado Juan por su Señor,
exulta en fiesta y en el seno brinca,
y por nosotros rinde el homenaje
y al Hijo santo da la bienvenida.

Una mujer creyente de Israel
es para siempre Madre de la vida;
bendita por su fe la nueva Eva,
morada santa donde Dios habita.

Lo mismo que Isabel la santa Iglesia
hoy a su Madre alaba y felicita:
¡Bendita seas, Dios está contigo,
dichosa y coronada oh María!

Y bendito en la gloria sempiterna
Aquel que tú llevaste peregrina,
aquel que con el Padre y el Espíritu,
al bendecirte a ti nos bendecía. Amén.


Miranda de Arga, 30 mayo 1977