Himnos
de Adviento
Días
feriales - 8
Custodio de la
belleza
(Himno de Adviento
para el Oficio de lectura)
El Adviento es el Custodio de la divina belleza. Y si la Cuaresma se
define como “venerable sacramento” (primer Domingo de Cuaresma),
indivisible de la Pascua, el Adviento, nacido como reverbero de la Pascua,
también es sacramento. Y ¿de qué es sacramento? De la belleza de Dios. Las
más bellas profecías se vuelcan en el Adviento. El Adviento es el tiempo
de Isaías…; es el tiempo del Emmanuel…; es el tiempo de la gestación de la
Encarnación…; es el tiempo de la memoria de la Iglesia, y la memoria es su
historia de salvación, que empezó en el Paraíso y continuó por los
Patriarcas y Profetas.
El
Siervo de Dios Pablo VI, en el mensaje del fin del Concilio (diciembre
1965) llamó a los artistas “Custodios de la belleza”. Apliquémoslo al
Adviento, que es el artista de la esperanza de Dios derramada en la
humanidad.
Custodio de la
belleza,
santo tiempo del Adviento,
rásguense las profecías
para decir su secreto.
Era el Dios enamorado,
que descendía del cielo,
y a la brisa de la tarde
compartía sus anhelos.
Era el Dios de los caminos
de patriarcas andariegos,
que de Oriente hacia Occidente
Dios caminaba con ellos.
Era voz de los profetas,
Dios de amor y Dios de trueno,
quien al final se rendía
porque era Dios todo tierno.
Era Dios de nuestra historia,
que jamás quedó en silencio,
y una palabra anunciaba,
en la carne de su Verbo.
Rasgaos las profecías,
promesas de viejos tiempos:
Dios es santo, Dios es fiel,
Dios amor viene al encuentro.
Danos, Jesús, entender
el Libro que abre sus sellos:
tú, Jesús, Alfa y Omega,
eres el Dios descubierto.
¡Gloria en el trono divino,
y a Dios nuestro acatamiento,
a ti, Dios de nuestros Padres
oblación y amor eterno! Amén.
Puebla, Jesucristo Rey del universo 2009
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