Himnos de Adviento
Días feriales - 15
Venido de la entraña de Dios Padre
Himno de Vísperas para algunos días de las Posadas
Las Posadas son una tradición entrañable de hace varios siglos del pueblo
mexicano, seguramente venida de España. José y María caminan a Belén, y
piden posada: AEn nombre del cielo, / os pido posada, / pues no puede
andar, /mi esposa amada@. Empieza un forcejeo, porque los de adentro de la
casa no saben quiénes son los santos peregrinos. Aquí no es mesón /
sigan adelante... Posada te pide, / amado casero / por sólo una
noche / la reina del cielo. Al fin, los acogen gozosos. Se hace
fiesta, y los niños reciben los regalos que caen de la piñata.
Piadosa tradición que prepara la Navidad del Señor.
También en libros de piedad se han preparado ejercicios para las
Jornadas del camino de José y María de Nazaret a Belén, del que habla san
Lucas.
La liturgia no recoge estos píos ejercicios; pero nada impide que nosotros
podamos evocar en nuestros himnos, con otro lenguaje, el contenido
evangélico del camino que José y María hicieron a Belén.
Para celebrar estas jornadas vamos hasta el principio del camino, que fue
la Trinidad. El Padre envía a su Hijo al mundo.
Evocamos al Verbo Dios que viene del Padre. San Hipólito, máximo teólogo
en Roma del siglo III, nos recuerda en una lectura de estos días: AHay un
único Dios, hermanos, que solo puede ser conocido a través de las
Escrituras santas (día 23 de diciembre).
Contemplamos a Jesús como la Verdad que viene del cielo. Viene en el seno
de María, que es la cuna y la Puerta regia por donde entra el Rey en esta
su parusía.
Invitamos a la creación - a los montes, a los pájaros, a los
riachuelos...- a que honren a su Creador al paso de María y José con el
asnillo.
Venido de la entraña de Dios Padre,
camina el Verbo Dios al Nacimiento;
la Virgen es la Cuna y es la Puerta;
caminos de Israel, sentid su aliento.
¡Oh montes y collados que él fundó,
mostradle en vuestro rostro sus reflejos,
y dad la bienvenida, aquí, a su paso,
el pájaro cantor y el riachuelo!
La orden del Imperio puso en marcha
en Nazaret a un pobre carpintero;
caminan a Belén José y María:
un asno providente brinda asiento.
Camina la Expectante, Virgen pura,
posada y pan, humildes, van pidiendo,
y hay puertas que no quieren, que no saben,
que Dios empieza el santo Advenimiento.
¡Oh Verbo luz, amable Peregrino,
que llegas para dar conocimiento,
a ti te confesamos, oh Verdad,
de todo amor y gozo mensajero!
¡Bendito el Creador y Padre bueno
que al Hijo amado envía de su seno!
¡Romped dinteles, puertas celestiales,
y se haga tierra y cielo un solo cielo! Amén.
Diciembre 2005
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