INFORMÁTICA
TEOLOGÍA MORAL

SUMARIO

I. Reseña histórica.

II. Distinciones necesarias.

III. Ética de la informática.

IV. Cuestiones particulares:
1. Informática y tercer mundo;
2. Informática y tiempo libre
3. Los denominados delitos informáticos;
4. La tutela de la privacidad.


Acuñado en 1962 por Felipe Dreyfus por fusión del sintagma francés Infor[mation-auto]matique, para significar la recogida, en general, y la elaboración de informaciones ("datos' por medio de tecnologías automáticas, en la actualidad el término "informática" se usa habitualmente en dos acepciones complementarias: 0 en la acepción propia de la Academia Francesa de "ciencia del tratamiento racional, por medio de aparatos automáticos, de la información, considerada como soporte del conocimiento y de la comunicación humana"; 0 o también en la acepción más habitual de "conjunto de las tecnologías electrónico-miniaturizadas que van invadiendo y condicionando toda la actividad y el interés de la humanidad actual así informatizada".

I. Reseña histórica

La moderna informática es fruto, ante todo, de las investigaciones y conquistas práctico-mecánicas que el ingenio humano ha ido elaborando durante más de tres siglos para facilitar al máximo las operaciones de cálculo numérico, pasando de los viejos instrumentos, complicados y lentísimos, a las actuales piezas, expeditas y casi instantáneas. Data, en efecto, de 1623 el "reloj de cálculo" del astrónomo alemán W. Schickard, exaltado por Kepler, y datan, respectivamente, de 1643 y de 1673 las primeras ingeniosas calculadoras mecánico-manuales de Pascal y de Leibniz. En plena revolución industrial, en 1823, el inglés Ch. Babbage proyecta su compleja calculadora analítica, a la que siguió la tabuladora eléctrica de fichas perforadas del americano H. Hollerith, que posibilitó la tabulación y la elaboración en un solo mes de todos los datos del censo de EE.UU. de 1890; en 1924 ella marca el nacimiento de la gigantesca actual International Business Machine Corporation (IBM).

Tres nuevos factores, integrados entre sí, han llevado en los últimos ciento cincuenta años a la informática a superar su interés originario por los problemas de cálculo numérico para adentrarse en todos los sectores cognoscitivos y prácticos de una cultura toda ella ya "informatizada": el desarrollo del pensamiento matemático, la llegada de la tecnología electrónica y la incorporación de la misma a los. medios de comunicación de masas.

Para finalizar en la Cibernética de N. Wiener y C. E. Shannon (1948), el desarrollo del pensamiento matemático se integraba en 1854 con la "lógica matemática" de G. Boole, en 1936 con la "máquina" de A.M. Turing y en los años cuarenta con la teoría matemática relacionada con las denominadas "máquinas inteligentes" del, húngaro-americano J. von Neumann; entre tanto, en todo el campo de la computerización se adoptaba el "código (de numeración) binario" (en bit=b[inary] dig]it), ya intuido y prdpuesto en los siglos xvi y XVII por F. Bacon y por el propio Leibniz.

El desarrollo de la tecnología electrónica comienza: 0 con la invención (H.J.A. Fleming, 1902) y el perfeccionamiento (L. de Forest, 1907) de la válvula (o "tubo en vacío' termoiónica, que en los años cuarenta y cincuenta da vía libre a la primera generación de calculadores ya no electro-mecánicos, sino electrónicos (EE.UU., 1946), con prestaciones de cálculo todavía limitadas (aunque cien mil veces más rápidas que el hombre), habida cuenta de sus enormes dimensiones y su elevadísimo consumo de energía. 0 A sustituir por entero estas válvulas termoiónicas, con dimensiones reducidas y reducidísimo consumo de energía, viene en los primeros años de la década de los sesenta -estamos ante los calculadores de la segunda generación- el transistor, tecnología de los semiconductores trans[res]istor) acomodada en 1948 por J. Bardeen, W.H. Brattain y W.B. Shockley. 0 La tercera generación de calculadores (ya Word processor) se caracteriza, siempre en la década de los sesenta, por la llegada de los chip, placas de silicio, que en pocos milímetros cuadrados contienen circuitos integrados cada vez en mayor número, con cientos y cientos de componentes electrónicos elementales: transistores, diodos..., que reducen a millonésimas de segundo ("segundos enanos") los tiempos operativos elementales. El En los años setenta es el turno de la cuarta generación, caracterizada por la miniaturización de los mismos circuitos altamente integrados (LSI = Large Scale Integration), con ulterior disminución de volúmenes y de costes (los home y personal computer) e incremento de las prestaciones. 0 Llegamos, por último, a los años ochenta, con los proyectos de sistemas de la quinta generación, denominada de la inteligencia artificial: sistemas electrónicos con características operativas análogas a los procesos inteligentes propios del hombre, como la solución de problemas, razonamiento, comprensión de lenguajes...

La irrupción de estos dos factores en el área de los medios de comunicación de masas -prensa, cine, radio y televisión- ha cambiado radicalmente tecnologías y prestaciones culturales y sociales, agregando en la práctica esta área a la moderna ciencia y estructuración global tele[infor]mática. Primero fue el turno de la edición de periódicos, pasando en los años setenta de la composición con plomo y en caliente (la linotipia) a la vídeo-fotocomposición y paginación electrónicas, a la recogida de información en archivos no ya de papel-cartón, sino magnéticos y ópticos; a la transmisión instantánea de páginas en facsímil, por cable o por satélite, incluso de continente a continente; después fue el turno del cine, que de espectáculo públicofestivo ha pasado a disfrute del que se puede disponer siempre en el propio televisor, gracias a la transmisión por cable o por éter y a la grabación en casetes, discos y otros aparatos audio-ópticos de memoria, como el reciente cdrom (compact disk read only memory); pero ha sido, sobre todo, el turno de la radio y de la televisión, que, con la informática de "estructura distribuida" en terminales instalados en el propio domicilio y personales, con el vídeo-teléfono y el "teléfono inteligente" mediante modem (mo[dulator]-dem[odulator] y conectados con bancos de datos locales y mundiales, por cable coaxial o por fibras ópticas, radiomóviles y satélites..., van estructurando servicios como el telefax, el teletext y el videotex, el correo electrónico, la teleaudioconferencia y la telemedicina, en una humanidad, la actual, cada vez con más cables y más computerinformatizada.

Haciendo resaltar más o menos -según las actividades y los intereses humanos a que se aplique- una u otra de estas prestaciones suyas (de cálculo, de tecnología adjunta, de comunicación de masas), la (tele)informatización global constituye uno de los factores más eficaces del paso que marca época de la actual cultura humana industrial a la cultura posindustrial y posmoderna de mañana. Todos los sectores, en efecto, de la actividad humana -no sin traumas personales y sociales- están afectados y condicionados: desde los centros científicos y de investigación a los político-sindicales desde la producción industrial y artesana (robótica", "autónica", "aviónica"...) a la administración pública y privada ("burótica'~; desde los servicios públicos (telefónico, meteorológico, de tráfico) al turismo, al espectáculo, al campo editorial, a los juegos..., a los electrodomésticos y a los objetos personales más modestos (calculadoras de bolsillo, relojes, máquinas de afeitar...), porque la penetración sin fronteras de la tecnología electrónica y optoelectrónica (encuentro entre el mundo de la luz [fotones] y las fibras ópticas) se verá incrementada por las posibilidades financieras cada vez mayores de grupos industriales de muy pocas ciudades, multinacionales y mundiales.

II. Distinciones necesarias

La polisemia diacrónica y sincrónica del término "informática" y la penetración de su tecnología electrónica en todas las actividades humanas desaconsejan una reflexión ética sobre ella en términos absolutos. Son preferibles aclaraciones y distinciones por campos.

- La primera y más obvia aclaración concierne a la informática en la primera de las dos acepciones arriba expuestas, la depura ciencia relacionada con la obtención y el tratamiento automático de la información: ninguna ciencia genuina se atiene, en sus contenidos, a la categoría de bien y de mal moral, sino sólo a la categoría de verdad y falsedad, más o menos verificadas intelectualmente por medio de la observación, el estudio y la experiencia.

- Esta afirmación permite ya dejar fuera del campo de la ética al sintagma, inducente por lo demás a error, inteligencia artificial, que en la acepción más corriente se refiere a las prestaciones `humanas' de los inminentes elaboradores electrónicos de la quinta generación. Excluida, en efecto, a priori, como filosóficamente absurda y científicamente imposible, la posibilidad de llegar un día a "automo-personas" electrónicas con sensaciones vitales e inteligencia y voluntad responsables, queda sólo la muy plausible hipótesis de máquinas que simulen los procesos sensitivos, psíquicos y racionales de decisión propios del hombre, de cuyo comportamiento, sin embargo, siempre será el hombre, su constructor y programador, el único moralmente responsable, en la medida en que pueda prever los efectos y los admita luego o los prevenga según que los considere útiles o perjudiciales.

- Dentro siempre de la informática como ciencia, otra aclaración nezesaria concierne al objeto y campo propios suyos, el cual no es la información en su acepción tradicional de naturaleza pública de "búsqueda, divulgación oportuna y recepción de noticias de actualidad socialmente relevantes", sino más bien cualquier conjunto de datos (números, letras, símbolos...) electrónicamente elaborables (informatización) o bien el resultado mismo de su elaboración.

- De aquí la otra distinción, que hay que mantener, entre una verdadera y propia ética de la informatización y la ética de la 1 información (o de la deontología de carácter público) con sus deberes y derechos, personales y sociales, proclamados -además de en Declaraciones universales laicas, Pactos internacionales (ONU 1948 y 1966) y en Convenciones europeas (Roma 1950)- en no pocos documentos del magisterio eclesial católico (decreto conciliar IM, 1963, 5 y 12; instrucción pastoral CP, 1971, 33ss; Orientaciones para la formación de los futuros sacerdotes, 1986, II, Apéndice, 14).

III. Ética de la informática

No resulta fácil formular una moral específica de la informática entendida en su segunda acepción, es decir, como "conjunto de las investigaciones aplicadas y de las estructuras tecnológicas resultantes, que, industrializadas y comercializadas al máximo, califican al mundo computer(tele)informatizado actual". Al proponerla algunos han identificado impropiamente informática sin más en esta acepción con el actual paso global y traumático a lo "posindustrial" y a lo "posmoderno". Ahora bien, la tecnología informática es, sin duda, un factor dominante en este paso, pero no el único, acompañado como está por otras innovaciones tecnológicas relevantes (nuevas fuentes energéticas, biotecnologías, etc.).

Sin embargo, sociólogos y psicólogos, antropólogos y pedagogos han expresado, no sin motivo, dos temores humanístico-personalistas -y por consiguiente, al menos por reflejo, también éticos- referentes al sector propiamente informático del traspaso tecnológico global en curso. El El primero es afín al conocidísimo temor platónico en defensa de una memoria totalmente interior y personal, acechada (era el miedo del filósofo) por el recurso a una escritura totalmente exterior y automática, y concierne a la suerte de una auténtica (se dice) cultura intelectual y coloquial-interpersonal, hoy totalmente degradada (se teme) por la (tele)informática de los datos brutos acumulados y de la transferencia material de los mismos entre "terminales" impersonales. O El segundo temor concierne a la calidad misma de estos "datos", exclusivamente (se dice) práctico-fácticos, en cuanto que están privados de toda referencia a valores o desvalores humanos y, por ello mismo, presentan (se concluye) una visión de la existencia humana éticamente agnóstica.

Se trata verosímilmente de una de esas reacciones normales de conservación individual y social que, si eran raras y ponderables ayer, cuando las innovaciones tecnológicas y las consiguientes variaciones socioculturales eran muy raras y distanciadas en el tiempo, hoy se presentan de improviso con ritmos tan acelerados que provocan (piénsese en El choc del futuro, de A. Toffler) difusas crisis individuales y sociales de orientación y de comportamiento. En este sentido se ha hablado de una cultura-civilización actual en crisis, en la que -sobre todo respecto a sus innovaciones tecnológicas- psicólogos, sociólogos y politólogos se dividen en "apocalípticos" e "integrados". Los primeros, en defensa más bien del pasado; por consiguiente, conformistas-conservadores (también en ética); los segundos, confiados más bien en el futuro; por consiguiente, innovadores (también en ética).

Conciliar en linea teórica estas dos posturas no resulta fácil; más aún: tal vez sea imposible. Guarda relación, en efecto, con fenómenos y situaciones mucho más complejos que en el pasado; toda previsión de desarrollos y de salidas al respecto resulta discutible al estar condicionada por las respectivas "deformaciones" especializado-profesionales de los contendientes y por el contexto global psico y socio-cultural en el que los mismos han madurado "humanísticamente".

En lo que respecta, en cambio, a las opciones prácticas, para que éstas sean objetivamente correctas es necesario que unos y otros adquieran en primer lugar conocimiento y conciencia plenos del actual traspaso tecnológico-cultural y del papel que, sector por sector, puede desempeñar la informática; que adquieran después el mínimo necesario ("alfabetización informática' de nociones teóricas y prácticas sobre la informática misma; por último, que enjuicien cada una de las situaciones y de las opciones desde la huella y la convergencia de los principios generales de valoración ética expuestos en muchos documentos eclesiales recientes sobre trabajo y progreso humano. Entre ellos: [1 la ambigüedad de la técnica en sí: "coeficiente fundamental del progreso económico", "aliada del hombre en el propio trabajo", pero que, en determinados casos, "puede también convertirse en adversaria del hombre" (JUAN PABLO II, Laborem exercens, 14 de septiembre de 1981, 5,12 y 13); 0 laprimacía absoluta en todos los casos "del orden moral objetivo, el único que supera y congruentemente ordena todos los demás órdenes de la actividad humana [...]; solamente el orden moral abarca, en toda su naturaleza, al hombre [...] y le conduce a la perfección y bienaventuranza plena (IM 6); 0 rechazados ambos puntos de vista aprioristicos, fundamentar cualquier valoración ética en la relación efectiva entre factores técnicos (en sí neutros), cantidad de efectos personales y sociales, positivos o negativos, directamente buscados o secundarios (im)previsibles, y riesgos más o menos probables y reducibles.

Pero en la práctica cotidiana resultará a menudo bastante difícil determinar el grado efectivo de libertad y de responsabilidad moral que las opciones puedan comportar en cada una de las personas implicadas paulatinamente en los desarrollos tecnológico-informáticos. En efecto, desde la investigación científica a los experimentos de laboratorio, desde la industrialización a la difusión comercial de las tecnologías informáticas, las numerosas decisiones que son necesarias para iniciarlas y proseguirlas, actualizarlas o interrumpirlas recaen por lo general no en personas individuales, sino en complejas comunidades científicas o técnicas, políticas y económico-industriales, nacionales y multinacionales...

De ahí que, en la práctica, la valoración ética de la informática deba remitir sobre todo a las opciones de comportamiento que hagan los usuarios de ella con responsabilidad. A menudo a éstos no les quedará otra posibilidad que la de constatar no tanto la ambigüedad cuanto la poca calidad cultural y moral de los productos informáticos, para después concederse (si fuera necesario o útil) la propiedad y el uso a condición de compensar lo más posible las carencias humanas y espirituales.

IV. Cuestiones particulares

La informática plantea diversas cuestiones éticas particulares, que reclaman propuestas de solución y normativas nacionales y transnacionales. Baste indicar cuatro.

I. INFORMÁTICA Y TERCER MUNDO. La primera cuestión concierne a la carencia de tecnologías, sobre todo informáticas, que angustia hoy a países del tercer mundo (y no-alineados) cultural y técnicamente retrasados en comparación con los excedentes de que gozan los países superdesarrollados del primero y segundo mundo (y sus aliados). La atención internacional ha sido puesta sobre aviso acerca de este desequilibrio por la comisión de estudio creada por la Unesco en la sesión XIX de la Conferencia general (Nairobi 1976). Presidida por el premio Nobel de la paz Sean Mac Bride, dicha comisión publicó en 1980 el Informe Mac Bride (cf bibl.), conocido bajo el título Yoix multiples, un seul monde. Tema de investigación, de disputas y de denuncias no fue tanto ni sólo el derecho a la libertad de información en el libre ejercicio del periodismo -uno y otro obstaculizados de hecho por los monopolios temo-informáticos nacionalistas, interesados exclusivamente en la informa(tiza)ción útil a elloscuanto y sobre todo la insidiosa y más completa colonización económica y socio-cultural que desde los propios oligocentros se perpetraba (o era perpetrable) en perjuicio de los menos provistos, en un mundo posmoderno en el que la informatización, basando su peso económico y social en la producción industrial misma, constituye el recurso clave de la cultura y la condición de todo su desarrollo. Como indica el Informe, la solución de los problemas más graves de los países del tercer mundo, al igual que los de todo el mundo, depende sobre todo de la cantidad y calidad de la comunicación hoy informatizada: equilibrio ecológico y uso racional de los recursos nacionales; crisis energética, desocupación e inflación; lucha contra las plagas sociales (hambre, sequía, analfabetismo, enfermedades...); eliminación progresiva de injusticias y desigualdades, defensa de los derechos humanos, carrera de armamentos, paz.

Tras el informe de Mac Bride surge la iniciativa de los países del tercer mundo y no-alineados en favor de un Nuevo Ordenamiento Mundial de la Información y de la Comunicación (NOMIC), encaminado a reducir los desequilibrios existentes a fin de garantizar la independencia y la posibilidad de todos los pueblos a ser artífices de la propia mejora humana mediante una equitativa participación en un sistema común de comunicación; iniciativa que, sin ser particularmente del agrado de los países del primer y segundo mundo, ha encontrado notable resonancia en publicaciones y encuentros internacionales. Concuerda con ella una de las pocas alusiones a la informática por parte del magisterio romano: "La informática se difunde cada vez más en las actividades económicas y culturales, los bancos de datos acumulan una cantidad de informaciones diversas hasta ahora inimaginable; se sabe que la utilización puede comportar todo tipo de presiones o de violencias sobre la vida privada y colectiva y que una sabia gestión de estos medios es una verdadera condición de paz" (JUAN PABLO II, Mensaje a la vigésimo segunda jornada mundial de los medios de masas, IS de mayo de 1988).

2. INFORMÁTICA Y TIEMPO LIBRE. Una segunda cuestión se refiere a la ingente cantidad de tiempo que la informática va liberando del cotidiano trabajo humano, tanto manual como mental. También a este respecto están divididas en dos frentes las publicaciones ordinarias. En uno se alinean cuantos tienen miedo a un agravamiento más trágico de la desocupación en el mundo y a un atrofiamiento de las facultades mentales más humanas debido a un cese precoz en el ejercicio de las mismas; en el otro frente, cuantos apuntan a la eliminación de toda actividad meramente repetitiva y manual en pro de las humanísticamente más nobles y provechosas.

Ahora bien, como en cualquier otra innovación tecnológica relevante, también en este caso es tarea de psicólogos y pedagogos, de antropólogos y políticos -excluida toda opción apriorística de campo- equilibrar, en los juicios y en la normativa práctica, los más o menos probables pros con los más o menos evitables contras.

Pero en el plano ético se plantea la cuestión más bien nueva de un uso socialmente provechoso del tiempo tan libremente disponible. Los cambios tecnológicos y culturales del mundo de hoy y de mañana, cada vez más frecuentes, rápidos y complejos, exigen estudios constantes y prácticas de actualización, incluso en el campo de las respectivas competencias originarias propias y específicas. Reservar, por tanto, al reciclaje profesional una parte del propio f tiempo libre entra en los nuevos y más estrictos deberes sociales actuales.

3. LOS DENOMINADOS DELITOS INFORMÁTICOS. Una tercera cuestión ética concierne a lo que las publicaciones ordinarias han calificado más bien a la ligera como "delitos informáticos" (computer crimes). "A la ligera" porque muchos de ellos no son de momento violaciones dolosas o culpables de leyes para las que esté prevista una pena. Pasan en concreto por delitos de esta clase todos y sólo aquellos ilícitos cuyo instrumento u objeto sea propiamente el elaborador electrónico (hardware o software) o lo relacionado con ello.

- Como primero y más llamativo de estos delitos ilícitos, por ser potencialmente catastrófico, hay que destacar la destrucción o deterioro material de los elaboradores, especialmente si es mainframe. En una sociedad, en efecto, que va enhebrando en la electrónica computerizada todas sus estructuras y tareas, ello puede provocar la paralización (black out) de actividades y prestaciones sociales más o menos duraderas y vitales, no sólo a nivel local o nacional, sino incluso continental y mundial.

- Menos llamativos, aunque ciertamente más numerosos y en conjunto no menos perjudiciales, son los delitos ilícitos perpetrables en las operaciones lógicas "inmateriales" (software) del instrumento informático (hardware), como, por ejemplo, su uso no autorizado, en beneficio propio, mediante claves de acceso (password, keyword) originales o fraudulentamente falsificadas; la manipulación de los datos memorizados, cancelándolos o introduciendo otros falsos; la duplicación ilegal de programas con violación de los respectivos derechos de autor.

- De unos años a esta parte están proliferando por todo el mundo los robos de Bancomat, es decir, del sistema de cobro electrónico de dinero, que permite a los titulares de cuentas de entidades bancarias asociadas cobrar, en fecha y hora de cierre de las entidades, una cierta cantidad de dinero mediante una tarjeta magnética, pulsando un código secreto conocido sólo por el titular de la cuenta. Son muchos los delitos ilícitos que sé cometen para posesionarse de tales códigos secretos.

Contra todos estos posibles daños -no menos que contra los daños accidentales imputables a causas físicas- ya las medidas preventivas de tipo físico resultan complejas y costosas. Pero mucho más complejas y costosas son las medidas lógicas, en defensa de accesos lógicos a las redes y de la autenticidad de los mensajes que pasan por las mismas (para impedir que se cancelen o manipulen los mensajes legítimos y duplicados o visualizados los reservados). La experiencia demuestra que no existe la seguridad absoluta en este campo y que el obtenerla comportaría costes prohibitivos, dado también el número y las características de los denominados Ixácker ("delincuentes' que están al acecho. De ahí la urgencia de defensas también jurídicas dotadas de sanciones penales que refuercen las otras medidas de seguridad; pero también, obviamente, la necesidad de crear paralelamente una sensibilidad ética privada y pública.

4. LA TUTELA DE LA PRIVACIDAD. Una cuarta y no menos importante cuestión ética es la denominada privacy, es decir, el derecho-deber a un ámbito personal reservado. Surgida en los EE.UU. a finales del siglo xIx con el desarrollo de correos, agudizada con la difusión de la prensa diaria y del cine y, posteriormente, de la radio, la televisión y la eclosión publicitaria relacionada con ellas, esta cuestión urge al máximo desde el momento que las modernas tecnologías de investigación (micrófonos y microfilmes, telefoto, fotocopias...) han facilitado cada vez más la violación de cualquier dato y de cualquier comportamiento personal y privado y han hecho técnicamente incustodiable cualquier secreto, incluido el de la confesión sacramental. Se añade a esto el que, en los años ochenta, la (tele)informática ha creado posibilidades totalmente nuevas y vastas, inimaginables en el pasado, de recogida, confrontación, selección y difusión de datos personales y reservados, ya desde siempre explotados de hecho cada vez más por entidades públicas y privadas. Estas posibilidades son particularmente peligrosas para la privacidad siempre que los archivos electrónicos públicos o privados y los datos personales allí custodiados sean accesibles a consultas y elaboraciones cruzadas.

De ahí el creciente interés de los medios públicos por la defensa ética y jurídica de la privacidad, vista en armonía o en colisión con otros intereses humanos que pudieran interferir. De ahí también la multiplicación de las intervenciones legislativas, efectivas (de jure condito) o en proyecto (de jure condendo).

Enumeramos algunas cuestiones a las que se está tratando de dar respuesta: -¿En qué sentido hay que entender la privacidad que hay que tutelar? ¿Se refiere ésta exclusivamente a situaciones y a datos de la vida privada e íntima de la persona individual o también a otros datos que califican de hecho a la persona? -¿Sólo el ámbito reservado de los particulares debe ser tutelado y respetado o también el de las formaciones sociales, jurídicas o de hecho, en las que los particulares desarrollan su personalidad? -En la sociedad y cultura democráticas actuales, ¿qué debe prevalecer en esta tutela? ¿Los legítimos intereses privados del secreto o el igualmente legítimo interés público de la información? -¿Qué controles son posibles y necesarios (derecho de acceso) por parte de los ciudadanos con datos informatizados? ¿Cuál es, tras un cierto tiempo, su "derecho al olvido"? -¿Tutela sólo dentro de los confines del propio país o también fuera de las fronteras? -¿Tutela sólo respecto a archivos electrónico-automatizados recientes o también respecto a los archivos manuales tradicionales? -En el caso de bancos de datos, ¿tutela sólo de los públicos o también de los privados? 0 En todo caso, ¿a quién controlar? ¿A quienes recogen los datos? ¿A quienes los distribuyen? ¿A quienes llevan la gestión de los bancos mismos? -¿Qué organismos institucionales (consultivos o deliberativos) deben asegurar la aplicación de leyes justas? -¿Qué soluciones dar y qué sanciones aplicar al incumplimiento y a los eventuales computer crimes?

En lineas generales, hay que confiar que las normativas jurídicas nacionales e internacionales en elaboración satisfagan las siguientes instancias éticas: -"Deberán considerarse informaciones no libremente informatizables las opiniones religiosas y políticas de las personas, sus orígenes raciales, la moralidad personal y las tareas psíquicas ocultas; -en las demás informaciones, en cambio -p.ej., los datos del registro-, la recogida deberá ser considerada como algo siempre útil, cuando no algo necesario y como un deber; O al igual que la recogida y publicación de las informaciones necesarias para luchar contra las epidemias, para determinar las aportaciones de la seguridad social y para confiar responsabilidades que comprometan la incolumidad de terceros. Otras informaciones -p.ej., sobre ganancias patrimoniales o procedimientos administrativos y judiciales- deberán ser sólo accesibles a categorías cualificadas de personas, responsables de la justicia social y de la seguridad pública. -El control de la actividad de recogida, clasificación y uso de los datos nominales deberá estar confiado a una comisión nacional, de la que dependan también las diversas autorizaciones. -Los poseedores de bancos de datos tendrán la obligación de adoptar técnicas apropiadas adecuadas para impedir fugas, daños y manipulaciones de los datos recogidos y de excluir interconexiones entre algunos tipos de archivo [...]. -Se deberá reconocer a cualquier ciudadano el derecho a ser informado acerca de la existencia de secciones de archivos que le atañan, así como el de poder acceder y corregir eventuales errores. -Por último, se deberá imponer la obligación de guardar secreto a cuantos, por razón de oficio o por circunstancias fortuitas, tengan conocimiento de datos reservados" (A. STEFANIZZI, Las nuevas tecnologías, 59ss).

[l Comunicación social; l Información; l Publicidad y propaganda; l Secreto].

BIBL. - Sobre el desarrollo tecnológico-informátieo: SERVELLO F., ¿Qué es la telemática? Nuevas tecnologías en la sociedad de la información, Anaya Multimedia, Madrid 1985; $MITH A., Good bye Gutenberg, Oxford Univ. Press, Londres 1980 (edición española en Gustavo Gil¡ , Barcelona 1983). - Previsiones socioculturales: ADEF'. M., Le choc injormatique, DenoLl, París 1984; FREEMAN C. y Soere L., L ónda injormatica, Sole-24 Ore, Milán 1986; FalEDa1CN5 G. y ScanF•r A., Microelectrónica y sociedad, para bien o para mol, Alhambra, Madrid 1983; INOSe H. y PIERCE J.R., Tecnología de !a información y civilización, Labor, Barcelona 1985 MANACORDA P. M., El ordenador del capital. Razón y mito de la informática, H. Blume, Madrid 1982; Npisairr J., Macrotendencias, Mitre, Barcelona 1983; NORA S. y MINC A., La informatización de la sociedad, FCE Esp., Madrid 1980; Snoaeoo F. y Mutioz A., Informática, en Diccionario de ciencias y técnicas de la comunicación, Paulinas, 1991; TOFFLER A., La tercera ola, Orbis, Barcelona 1986. - Sobre los problemas éticos: AA. V V., Un ética per lo societá injormatizzata, en "RTM" 70 (1986) 5-126; AA.VV., La vicenda umana ira eoscienza e computer. Cittadella, Asís 1986; CORRERÁ M.M. y MAaTUCCI P.P., 1 reati commessi con Puso del computen 13anche dei dati e tutela della persona, Cedam, Padua 1986; Loeez QutNT.cs A., El secuestro del lenguaje. Tácticas de manipulación del hombre, PPC, Madrid 1987; In, Vértigo y éxtasis, PL, Madrid 1987; M1LLEa A. (ed.), Nuevas dimensiones en la psicología y la comunicación. El mundo del lenguaje en el siglo XX, Edisar, Bs. Aires 1987.

E. Baragli