IX. Sociología de la religión

La sociología de la religión, como las otras ramas de la sociología, tiene su objeto específico y su método particular. En efecto, por una parte estudia, el fenómeno religioso en sus actitudes, comportamientos, su estructura y su dinámica, que se derivan de la naturaleza social del hombre; por otra se aplica a sus contenidos con el método propio de las ciencias de la observación y utilizando fundamentalmente para ello un planteamiento inductivo.

Esta afirmación, más bien genérica, necesita una puntualización más detallada tanto del objeto propio de la sociología de la religión como de sus implicaciones metodológicas. Con esta finalidad es interesante presentar una panorámica breve, pero suficiente, del planteamiento del estudio sociológico de la religión. Finalmente, para ser completos, añadiremos algunas consideraciones sobre los problemas abiertos en la actualidad. En esta perspectiva y con la intensión de limitarnos a los aspectos más importantes, los puntos fundamentales de nuestra presentación podrían señalarse así: 1) delimitación de su contenido desde el punto de vista sociológico; 2) exposición de las principales aportaciones ofrecidas por los diversos autores; 3) descripción pluridimensional del:fenómeno religioso; 4) situación epistemológica actual de la sociología de la religión.

I. PUNTUALIZACIÓN DEL OBJETO. La delimitación inicial del contenido de la sociología de la religión registra dos orientaciones fundamentales: una concepción esencial de la religión que atiende a su núcleo central y específico (delimitación sustantivista y exclusivista) y una visión basada en las funciones que la religión desempeña como respuesta a las esperanzas y expectativas del hombre (delimitación funcionalista e inclusivista).

Cada uno de estos dos procedimientos, tomado aisladamente, debe considerarse limitado, y por consiguiente inadecuado, para ofrecer una base a una concepción corriente del objeto de la sociología de la religión. Por consiguiente, es preciso dirigirse a un planteamiento que reconcilie estas dos orientaciones y garantice una nueva aproximación, evitando por un lado las desventajas de cada una y potenciando por otro sus aspectos positivos. Creemos que esto es posible a, través de una serie de pasos que eviten toda opción basada en prejuicios y manifiesten una capacidad heurística adecuada. El primer momento lo constituye una colección empírica y lo más amplia posible de indicaciones y datos procedentes de las diversas fuentes. Viene luego un segundo momento crítico de discernimiento sobre la base de criterios de naturaleza histórica, doctrinal, sociocultural. En un tercer momento se deduce de estos pasajes una delimitación del concepto de religión amplio y selectivo, rico en contenidos y metodológicamente operativo.

Este procedimiento marca la aproximación sociológica a la religión y manifiesta la justificación y la fiabilidad de fondo del objeto, captado en su contenido directo, en su alcance relaciona!. Por consiguiente, se basa en la participación de los fenómenos religiosos en el concepto y en la dinámica de la cultura y de la estructura social. De aquí se sigue que la sociología de la religión tiene por objeto los fenómenos sociales y culturales de carácter religioso (p.ej., acciones, funciones, grupos, organizaciones culturales y sociales, originadas y modeladas por instancias religiosas) y los fenómenos religiosos (p.ej., el conocimiento y la experiencia religiosa, los fenómenos de revelación, las relaciones con realidades supraempíricas...) de características culturales y sociales.

La sociología estudia e interpreta la presencia, la estructura, la dinámica, las funciones personales y sociales de estos aspectos y articulaciones internas, tanto individualmente como en su entramado de interdependencia. Explora además las condiciones y los factores de continuidad en el tiempo (transmisión tradicional), de contacto generacional (proceso de socialización), de asimilación y de identificación (personal y/ o colectiva). Analiza, finalmente, el proceso de institucionalización tanto en general como en relación con las dimensiones concretas.

Junto a estos elementos constitutivos, la sociología observa la situación cultural e intercultural de una religión determinada y la compleja problemática que de allí se deriva en la relación entre religión y contexto cultural. En efecto, actualmente se ha superado, o mejor dicho completado, el planteamiento tradicional de la variable "dependiente" o "independiente", y se capta una relación más compleja y realista que se expresa en términos de variable "autónoma". Esta última teoría afirma que entre la religión y la sociedad existe una multiplicidad de relaciones activas y pasivas, por lo que es posible la aplicación del "modelo cibernético", tal como nosotros mismos llevamos ya haciendo desde hace tiempo. Por eso mismo explica tanto la persistencia del fenómeno religioso como su transformación, así como su diversa configuración en un contexto concreto a lo largo de los años.

La sociología de la religión aborda este conjunto de aspectos con su metodología particular. Se trata de una aproximación inductiva tal como la practican otras ramas de la sociología. Por otra parte, este estudio empírico se hace en relación con las modalidades de percepción y de vivencia de cada uno de,los aspectos del fenómeno religioso, es decir, tanto de los individuos como de los grupos. Este planteamiento puede tener un carácter horizontal (con formas de confrontación de los niveles alcanzados por los elementos de los diversos estratos y de las diversas categorías sociales) o longitudinal (respecto a la evolución de cada una de las dimensiones a lo largo de la historia de un pueblo, de una comunidad local, así como en las diversas edades de cada persona). Lógicamente, las posibilidades señaladas son sólo teóricas; por eso mismo no siempre pueden ni deben actuarse en cada una de las investigaciones, pero tienen ante los ojos los diversos objetos que pueden asumir como propios las investigaciones concretas.

2. DESARROLLO DE LA SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN. En la sociología de la religión se da una evolución paralela a la de la sociología general. Los comienzos se pierden en el tiempo, constituyendo lo que suele llamarse fase protohistórica. Se caracteriza por la presencia de aproximaciones por parte de otras ciencias,' que podemos llamar matrices respecto a la sociología de la religión, pero con unas aportaciones que no son específicas ni orgánicas, sino fragmentarias y ocasionales. El estudio sistemático de los fenómenos religiosos comenzó propiamente cuando la sociología se fue organizando como ciencia distinta y autónoma. Desde entonces se fueron multiplicando los intentos de aproximación sociológica a la religión, pero con evidentes condicionamientos derivados del clima científico y filosófico del siglo pasado.

En conjunto, el desarrollo de la sociología de la religión puede subdividirse en tres grandes períodos, aunque con contornos no muy claros, y por tanto con diversas superposiciones entre las diversas etapas. Fundamentalmente podemos distinguir: I) un primer período de orientación teórica y global preponderante; 2) un segundo período, en el que prevalece la orientación empírica, limitada especialmente al estudio de la práctica religiosa; 3) un tercer período, en el que predomina la orientación que equilibra el aspecto empírico y el teórico.

a) La orientación teórica. Se trata de un período muy importante, que va desde los primeros intentos sistemáticos hasta las aportaciones decisivas y fundamentales de Durkheim y de Weber. Como subraya la misma expresión que define esta orientación, atiende a los problemas de carácter global del hecho religioso, y especialmente a su relación con la sociedad. Entre los temas de mayor importancia pueden señalarse: el problema del origen de la religión, la dinámica del fenómeno religioso en sí mismo o en relación con los otros fenómenos sociales. Se pueden distinguir en él dos corrientes especialmente respecto al modo de plantearse la relación con la sociedad. La primera corriente se designa en lenguaje técnico como teoría de la variable dependiente, mientras que la segunda corriente, que reproduce más bien el planteamiento opuesto, se designa como teoría de la variable independiente.

1) La religión como variable dependiente. En esta orientación se sostiene que la religión es esencialmente un producto de las condiciones sociales. La religión existe y permanece como fenómeno producido por la sociedad y sufre las influencias de su evolución. Forman parte de ella los primeros autores que se ocuparon del fenómeno religioso en el clima positivista del siglo pasado: desde A. Comte hasta K. Marx, desde H. Spencer hasta E. Durkheim.

Tiene especial importancia la obra de Durkheim. Permanece sustancialmente en el cauce del pensamiento antropológico-cultural de la época, pero subraya su carácter más específicamente sociológico, intentando llegar a una teoría general sobre el origen y la permanencia de la religión. Los puntos principales de la concepción de Durkheim, expuestos en su obra Las formas elementales de la vida religiosa, pueden sintetizarse así: según Durkheim, la religión es un hecho social porque nace, se afirma y se desarrolla en función del grupo (o clan), el cual, para prevenirse contra el peligro de disgregación, proyecta fuera de sí la "conciencia del grupo" (una especie de hipostatización ideal de sí mismo), como algo superior, intangible, distinto, sagrado, simbolizado por el tótem. Así pues, junto al simbolismo estático (el tótem) se sitúan el simbolismo narrativo (los mitos), el simbolismo operativo (el culto), que hacen presente a la psique individual la conciencia de grupo. Todo esto necesita ser vivido y desarrollado ulteriormente y transmitirse luego a las otras generaciones. De aquí se deduce la exigencia de un sistema fijo de reglas y estructuras, es decir, de un "conjunto de creencias y de prácticas relativas a cosas sagradas, que unen en una sola comunidad, llamada Iglesia, a todos los que se adhieren a ella".

2) La religión como variable independiente. Es igualmente significativa y consistente la aportación de los que plantean la relación religiónsociedad invirtiendo el esquema de fondo y atribuyendo a la religión la función de variable independiente. Según esta corriente, es preciso estudiar la dinámica de las religiones, su presencia y el papel que han tenido en la vida social. Este papel puede configurarse mejor como elemento capaz de imprimir a la sociedad orientaciones culturales de tal tipo que condicionen efectivamente su desarrollo. En esta orientación entran varios autores, como Hobhouse, Twaney, Troeltsch y otros más recientes.

Entre ellos, el autor más importante es ciertamente M. Weber. Afirma que la religión tiene un papel importante en el proceso de racionafzación del mundo, entendido como proceso de clarificación, sistematización de ideas vistas en su fuerza vinculante (normatividad), por lo que se convierten en motivaciones eficientes del obrar social. En este sentido la religión representa un papel innovador y es factor de cambio social y también económico.

Pero esta capacidad de influencia es diferenciada y depende de la metafísica (inmanentista o trascendentalista) en que se apoya una religión determinada y de la ética (mundana o extramundana) que se deriva de ella. La concepción inmanentista resuelve el problema de la discrepancia entre el mundo real y el ideal con conceptos pasivos y de aquiescencia, que llevan a la contemplación de la divinidad y a una concepción automática y mecánica de evolución del mundo. La concepción trascendentalista se basa en el concepto de creación y de proyección finalista de la creación y compromete en un papel activo de transformación del mundo. Cada una de estas dos orientaciones particulares se distingue a su vez en mística, y ascética, connotando de este modo una acentuación mayor en un sentido o en otro, dando origen, finalmente, a cuatro tipos fundamentales. Según Weber, la incidencia de la religión en la realidad social consiste principalmente en el mayor empeño y conciencia de compromiso en la actuación de una función religiosa propia en la relación con el mundo. Ésta se da principalmente por lo que él llama ascetismo mundano, que consiste sustancialmente en la fuerte identificación entre la profesión y el concepto de vpcación (expresadas en alemán por el mismo término, Beruf) en sentido religioso. Weber expone este planteamiento en varias partes de su obra, y especialmente en La ética protestante y el espíritu del capitalismo.

b) La orientación sociográfica. Después de otros varios intentos de síntesis prevaleció la orientación sociográfica. Su iniciador fue G. Le Bras que quiere reconstruir y analizar el comportamiento religioso, especialmente en relación con la observancia de la práctica religiosa. En 1931 publicó un cuestionario para un examen detallado y una explicación histórica de las condiciones del catolicismo en las diversas regiones de Francia. Este planteamiento lo fueron siguiendo poco a poco otros autores, hasta el punto de que llegó a ser la orientación dominante hasta los años sesenta. Esta aproximación se presta realmente a una toma de contacto de la situación de comportamiento y de agregación de la religión, especialmente en función de su utilización pastoral.

Se trata sustancialmente de una aproximación de tipo descriptivo, centrada en el estudio cuantitativo de la participación en la misa dominical y en las otras formas de devoción, y de la recepción de los sacramentos. Luego, los diversos datos se articulan según varios parámetros demográficos y territoriales, derivándose varias formas de clasificación que muestran cómo y en qué grupo o categoría de personas está más o menos difundido cierto tipo de práctica. Sucesivamente se fueron considerando otros parámetros de confrontación, como la relación entre religión e industrialismo, la incidencia de la urbanización, la influencia debida a la estructura organizativa social y eclesial, el desarrollo de la pertenencia religiosa, la repercusión del fenómeno de la secularización...

El desarrollo de las investigaciones según este planteamiento no ha dedicado la debida atención al contenido y al método. Se ha notado la falta de vinculación de la investigación con la teoría sociológica general, así como la insuficiencia de aplicación y de método debida al hecho de haber privilegiado especialmente la práctica religiosa como indicador, a menudo exclusivo, de análisis. Estas limitaciones hacen indebidas y desproporcionadas las deducciones sobre una comprensión del comportamiento religioso.

c) La orientación actual. En estos últimos años se ha constatado un giro en las investigaciones aplicadas al fenómeno religioso. Se ha intentado por una parte evitar los defectos del planteamiento de los primeros sociólogos, así como los inherentes a la orientación sociográfica, realizando un tipo de aproximación más amplio y comprensivo y al mismo tiempo de mayor validez científica.

En este contexto adquiere un relieve especial la ampliación de las dimensiones que se han de estudiar y analizar, llegando al planteamiento pluridimenslonal, que abarca al mismo tiempo los diversos aspectos fundamentales del fenómeno religioso. Esta aproximación tiene en cuenta no solamente la práctica religiosa, sino también el elemento cognoscitivo y sus expresiones simbólicas. Insiste además en el elemento comunitario, y por tanto en los procesos de pertenencia y de identificación con la propia religión. Finalmente subraya la presencia de un elemento ético, como derivado de la religión, que consiste en un conjunto particular de normas que regulan el comportamiento de los fieles.

En esta orientación ha tenido un notable desarrollo el planteamiento metodológico. La aplicación del método sociológico se ha hecho más seria y rigurosa, exigiendo una operacionalidad más atenta de los conceptos y un consiguiente afinamiento de las técnicas o instrumentos empleados. El uso creciente de las computadoras ha ofrecido una aportación significativa a la investigación concreta, haciendo posible una mayor complejidad y "sofisticación" de la elaboración de los datos y una lógica mejoría de las perspectivas de interpretación.

3. LA RELIGIÓN COMO FENÓMENO PLURIDIMENSIONAL. Es evidente que un fenómeno tan complejo y articulado resulta compuesto de muchas dimensiones. Esta afirmación es generalmente compartida, pero exige el uso de criterios objetivos y plausibles para una actuación adecuada. Se subrayan particularmente los siguientes: homogeneidad interna, autonomía conceptual, fundamento antropológico, operacionalidad de los conceptos. Sin embargo sigue en pie el hecho de que en el paso a la individuación concreta de las dimensiones se observan algunas diferencias. Éstas hacen referencia tanto a la cantidad de dimensiones como a la descripción de cada una de ellas. De todas formas prevalece la orientación según la cual es posible señalar cuatro dimensiones fundamentales: la creencia, la práctica religiosa, el aspecto comunitario y las implicaciones éticas.

a) Las creencias. Se entienden comúnmente como el conjunto de elementos intuitivos y cognoscitivos, percibidos y sentidos no sólo como un hecho intelectual, sino también como experiencial y voluntario, relativos a una realidad métaempírica, y por consiguiente inverificable por naturaleza. En concreto, hacen referencia a los contenidos del credo de cada religión y a las doctrinas respectivas sobre Dios, el mundo, el hombre en sus aspectos de "realidades últimas" y en sus mutuas relaciones. Las creencias constituyen la dimensión de base de la vida religiosa. Son las que dan valor y significado a los ritos; las que justifican el aspecto organizativo, no sólo como hecho de grupo, sino como comunión; las que dan contenido y valor religioso a las normas morales.

b) La práctica religiosa. Por la expresión "práctica religiosa" se entiende el conjunto de ritos organizados y propuestos por la comunidad (gestos, palabras, símbolos), con cuya participación el hombre manifiesta sus relaciones con Dios, encon• trando en ellos la potenciación de su misma religiosidad. Pueden distinguirse tres funciones principales de los ritos religiosos: expresiva, instrumental, comunitaria. El conjunto de los ritos registra además una serie de distinciones internas que se han hecho más o menos notorias y corrientes en la literatura. Se tienen ritos repetitivos y no repetitivos según su naturaleza íntima y los efectos que producen, ritos que pueden actuarse comunitariamente y ritos que se ejecutan a nivel individual, etc.

c) El aspecto comunitario. El fenómeno religioso tiene como característica constante la de actuarse de forma comunitaria. La adhesión y el compromiso del individuo en la comunidad que se constituye sobre la base de los vínculos. religiosos se deriva de la naturaleza social del hombre, pero también de la exigencia y del planteamiento comunitario de los actos religiosos. Este aspecto comunitario puede percibirse en varios niveles. En el plano interreligioso se hace referencia a la estructuración global interna (iglesia o secta). En el plano de la organización interna, por el contrario, se percibe la distinción cualitativa y funcional de los miembros (clero o fieles) y la división territorial (diócesis, parroquia...). En el plano personal. se señala la adhesión, la identificación con la propia organización religiosa y la participación en las responsabilidades comunes.

d) La dimensión ética. Toda religión ofrece siempre valores y metas que constituyen un proyecto global de hombre y de sociedad, presentado como respuesta a las instancias últimas de la existencia. De allí se derivan, por tanto, normas y obligaciones que regulan las relaciones entre los hombres y entre éstos y la divinidad. En cuanto a la ética, las diversas religiones pueden presentar concepciones distintas. Un primer tipo insiste en la definición de las funciones, en la jerarquización y en la ejecución formal y exterior de los actos prescritos, presentando una orientación socialmente conservadora (religión preceptista). El segundo tipo subraya más bien la mejoría tanto personal corrió social, la coherencia con los valores, la superación del ritualismo, y propone formas de innovación y de transformación social (religión profética).

Antes de cerrar la breve exposición sobre las cuatro dimensiones del fenómeno religioso hay que destacar dos observaciones importantes.-- La primera se refiere a la presencia de una relativa interdependencia' entre las diversas dimensiones, y por tanto a la influencia, bajo la forma de estímulo de motivación o de consecuencia o implicación, de la una respecto, a las otras. La segunda observación, por su parte, remacha la insistencia de una cierta autonomía, no sólo conceptual, sino también operativa, entre las diversas dimensiones. Por tanto puede suceder que una persona (o grupo) destaque en una dimensión, pero no en otra, con la perspectiva de encontrarse frente a formas de una religiosidad incompleta y/ o coherente.

4. TEMAS ACTUALES Y PROBLEMAS ABIERTOS. A pesar de lo que he dicho, el desarrollo de la sociología de la religión se encuentra aún en las primeras fases de crecimiento. No faltan por tanto, problemas y dificultades de contenido y de método, que será preciso profundizar y arrostrar. El número y la calidad de estos problemas dependen de varios factores de naturaleza tanto históricocultural como epistemológica. Por tanto es conveniente aludir al menos a los temas actuales más importantes y a los problemas abiertos que la sociología de la religión como ciencia ha de tocar de forma correcta, teniendo en cuenta tanto el objeto que le es propio como el método que caracteriza a sus planteamientos.

El primer tema lo constituye el nacimiento de nuevos cultos, que se ha presentado como génesis de nuevos movimientos religiosos derivados de religiones existentes, tanto en formas totalmente autónomas e independientes como con modalidades sincretistas. De todos modos, estos nuevos cultos han mostrado una gran capacidad de captación, especialmente entre los jóvenes. Ha sido impresionante la rapidez de difusión y la radicalidad de sus planteamientos. La valoración global de este hecho tiene que realizarse subrayando que en realidad se trata de simples tendencias, y que en conjunto no se ha registrado ni un gran desarrollo de masas ni una consistencia notable y duradera.

Otro tema interesante es el que se refiere a la relación entre religión y sociedad. Entre las muchas modalidades concretas del mismo hay que subrayar la relación entre religión y liberación. Ha tedido un notable desarrollo no sólo en América Latina, sino en otros lugares. En el plano interpretativo puede reducirse a una versión puesta al día dei problema perenne de la relación entre religión y desarrollo vista en una óptica sociopolítica. De aquí se ha derivado un fenómeno interesante y vital, aunque muchas veces se ha interpretado más bien de forma ideológica que propiamente científica.

También es muy importante el tema de la religiosidad popular. Es bastante conocido la revitalización de este fenómeno registrada en los últimos años, seguido -como era de prever- de un vivo debate sobre su concepción y definición, así como de sus perspectivas analíticas e interpretativas. La cuestión principal sigue siendo el problema de fondo, o sea, si interpretar los elementos populares sólo como un sinónimo de arcaicismo, de subdesarrollo, de folclore, de clase, o bien como manifestación de algo antropológicamente perenne, pero típico de una cierta ejecución de los actos religiosos vividos de forma masiva.

Tiene también importancia el tema de la religión en la sociedad moderna. Considerando superada la teoría de la secularización, se presentan fundamentalmente tres teorías principales: la teoría de la privatización (la religión invisible), la teoría de la exteriorización folclórica (religión civil), la teoría de la persistencia de la pregunta religiosa en la búsqueda de significado en condiciones nuevas y según perspectivas originales (religión transformada).

En relación con los temas de naturaleza metodológica hay que aludir ante todo al problema de la delimitación del fenómeno religioso. Esta dificultad afecta al status de la sociología de la religión en el plano de las diversas ramas de la sociología general, reduciendo la sociología de la religión a un aspecto de la sociología del conocimiento.

Por otra parte, no han faltado los que han acentuado la dificultad de operar sobre el objeto de la sociología de la religión hasta llegar a negar la perspectiva de encontrar y de usar empíricamente los indicadores adecuados para mantener un estatuto académico y científico satisfactorio. De "aquí se siguen, para estos autores, graves problemas en la realización de investigaciones empíricas dentro de un determinado contexto sociocultural y en la valoración de la fiabilidad y objetividad de los resultados (crisis del estatuto epistemológico). Sin embargo, en este planteamiento no se excluye una cierta tendencia inducida por una concepción ideológicamente desfavorable de la religión en sí o de una religión histórica concreta.

Concluyendo esta breve exposición del significado, el alcance, el estudio y el análisis de la religión desde el punto de vista sociológico, parece evidente la legitimidad de sus planteamientos teóricos de fondo, así como la justificación de su aportación metodológica. Lógicamente, este modo de aproximarse a la religión no es ni único ni exhaustivo, sino que supone y postula, especialmente hoy, otras diversas aproximaciones que se ocupen de la religión, como la teología, la filosofía, la historia, etc. Habrá que insistir, por tanto, en la utilidad de una aproximación interdisciplinar y presentar la perspectiva de aportaciones y contribuciones de diversas ciencias para una mayor comprensión del mismo fenómeno religioso.

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G. Scarvaglieri