BIBLIA Y CULTURA
DicTB


II. Biblia y literatura española


SUMARIO: Preámbulo. 1. El primer texto escrito en lengua española. 2. Las jarchas mozárabes (siglos iv y xii). 3. El anónimo "Cantar de Mio Cid". 4. Otros cantares anónimos del siglo XIII. 5. Gonzalo de Berceo. 6. Alfonso X el Sabio. 7. Sem Tob. 8. Juan Ruiz, arcipreste de Hita. 9. Pedro López de Ayala. 10. "Libro de miseria de omne". 11. "Danzas de la muerte". "Auto de los Reyes Magos". 12. Don Juan Manuel. 13. Autores del siglo xv. Gil Vicente. 14. Fuentidueña. 15. "Les trobes en lahors de la Verge María". 16. Fray Jaime Torres. 17. Fray Juan Suárez de Godoy. 18. Fray Luis de León. 19. La mística española del siglo xvi: 19.1. Fray Luis de Granada; 19.2. Pedro Malón de Chaide; 19.3. Fray Juan de los Ángeles; 19.4. El padre Ribadeneyra; 19.5. Fray Melchor Rodríguez de Torres; 19.6. Fray Pedro de la Serna; 19.7. Fray Juan Falconi; 19.8. Santa Teresa de Jesús; 19.9. San Juan de la Cruz. 20. Los escritos y el teatro del siglo xvii: 20.1. Miguel de Cervantes; 20.2. Poesía culterana. Miguel de Dicastillo; 20.3. Francisco de Quevedo y Villegas; 20.4. Lope Félix de Vega y Carpio; 20.5. Fray Gabriel Téllez (Tirso de Molina); 20.6. Antonio Mira de Amescua; 20.7. José de Valdivielso; 20.8. Pedro Calderón de la Barca; 29.9. Otros autores. 21. Autores del siglo xviii: 21.1. Antonio de Zamora; 21.2. Fray Benito Jerónimo Feijoo, Ignacio de Luzán, Interián de Ayala; 21.3. Nicolás Fernández de Moratín, Vicente García de la Huerta, Leandro Fernández de Moratís 21.4. Alberto Lista y Aragón. 22. Autores del siglo xix: 22.1. José de Espronceda; 22.2. José Zorrilla, Manuel Tamayo y Baus; 22.3. Don José Echegaray; 22.4. Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Arolas; 22.5. José María Gabriel y Galán, Gabriel García Tassara; 22.6. Gaspar Núñez de Arce, Jacinto Verdaguer; 22.7. Doña Emilia Pardo Bazán, Armando Palacio Valdés. 23. La realidad literaria del siglo xx: 23.1. Rubén Darío; 23.2. Ramón del Valle Inclán; 23.3. Don Miguel de Unamuno; 23.4. Ricardo León, Eduardo Marquina, Eugenio d'Ors, José María Pemán, Gerardo Diego, Adriano del Valle; 23.5. Antonio Machado; 23.6. Ramón Pérez de Ayala Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Vicente Aleixadre; 23.7. José Bergamín; 23.8. Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco; 23.9. Miguel Hernández; 23.10. Dámaso Alonso; 23.11. José María Valverde; 23.12. José María Souvirón, José García Nieto. 23.13. "Nuevo mester de clerecía"; 23.14. "Mester de rebeldía de la poesía hispanoamericana". 24. Conclusión.


PREÁMBULO. Cuando uno se asoma -aunque tan sólo sea atisbando el inmenso panorama- a la historia de nuestra literatura española, no puede menos de sentirse con resonancias, ecos, glosas, comentarios, alusiones, versiones, inspiraciones sacras tomadas de la Biblia. Hasta tal punto, que el hombre o mujer español que componía un poema o creaba una representación teatral, o diseñaba una novela o cuento familiar, acudía -como por necesidad vital- al hontanar del gran libro de los libros, la Biblia.

Desde el medievo, pasando por el renacimiento y edades de oro, etapas más retóricas del XVIII-XIX, con su romanticismo, hasta llegar a los umbrales de nuestro siglo, y, ya dentro de él, a su etapa de madurez creadora, la literatura española aparece traspasada de sustancia bíblica. A veces de modo muy expreso, otras más implícitamente; pero siempre podremos descubrir en la Palabra artística huellas de la palabra revelada, en cuanto fuente de sabiduría, bien asimilada por los escritores. E incluso cuando se deforma, sigue estando presente -de modo latente y semioculto- el rico contenido del caudal bíblico. Las referencias, en la mayoría de los casos, son claras y transparentes.

I. EL PRIMER TEXTO ESCRITO EN LENGUA ESPAÑOLA. Es interesante degustar este primer texto, balbuciente todavía, de las Glosas Emilianenses, del siglo x. Es una breve y densa oración, con más de religioso que de literario. Pero ahí está la resonancia bíblica en romance castellano, acotando un sermón de san Agustín. Dice Dámaso Alonso: "Al fraile que estaba anotando las voces que le resultaban difíciles en el latín de un sermón de san Agustín, sin duda le ha parecido demasiado seca la frase última (que sólo tenía dos líneas y media en el original), y la ha traducido, amplificándola hasta unas doce líneas cortas, añadiendo lo que le salía del alma: nuestras primeras doce líneas en español 1. La emoción del poeta-erudito la sentimos también nosotros al releer estas palabras balbucientes:

"CONO ayutorio de nuestro dueño Christo, dueño Salbatore, qual dueño yet ena honore e qual dueño tienet ela mandacione cono Patre, cono Spiritu Sancto, enos siéculos de los siéculos. Fácanos Deus omnipotes tal serbicio fere que denante ela sua face gaudiosos seyamus. Amén" 2

Esta invocación trinitaria es fruto bíblico del Nuevo Testamento, que el fraile de las acotaciones agustinianas dejó -cual flor temprana- en su preciosa glosa emilianense.

2. LAS JARCHAS MOZÁRABES (SIGLOS XI Y XII). Al descubrir estas cancioncillas escritas en romance y cantadas por mozárabes, la lírica provenzal dejó de ser la más antigua conocida. Se trata de sentimientos amorosos. ¿Qué relación pudieran tener con la Biblia? Juzgo que ciertas reminiscencias de tono amatorio, aunque de modo indirecto. He aquí un modelo:

Gares yes debina
e debinas
bi-I-haqq?
Garme kánd me bernád
mió habibi
Ishaq
3.

La lírica tensional, entre lo amoroso y cierta ausencia que alude al Amado, aparece aquí con alguna connotación bíblico-religiosa. Entre los mozárabes el conocimiento de la Biblia les era familiar, y lo popular lo asimilaron en la Península Ibérica, enraizado en la canción.

3. EL ANÓNIMO "CANTAR DE MIO CID". De tono épico, de raigambre castellana, este cantar contiene multitud de plegarias en momentos cruciales de la vida del héroe ya desde sus inicios. Estas plegarias nos trasladan al ambiente bíblico, que surgía del corazón del Cid con naturalidad:

Habló Mio Cid bien
y tan mesurado:
-Gracia a ti, señor Padre,
que estás en lo alto,
esto me han urdido
mis enemigos malos.

("La salida al destierro'')4

Y la confianza divina del héroe castellano no está lejos de las de los grandes personajes bíblicos: "Con Dios aquesta lid yo la he de arrancar" (Cantar segundo). Es decir, a lo largo del gran cantar épico se respira ese aire del vuelo del Señor, la presencia providencial del Padre.

4. OTROS CANTARES ANÓNIMOS DEL SIGLO XIII. Tanto en Razón de amor (título que retomó para uno de sus libros de poemas Pedro Salinas) como en Vida de santa María egipcíaca volvemos a sentirnos en ambientes inspirados en algún pasaje bíblico. El primero, que es una canción de amor -como el Cantar de los Cantares-, al hallar al amado, en versos paralelísticos exclama:

¡Dios señor seas loado
cuando conozco a mi amado!
¡Ahora mi bien tengo conmigo
cuando conozco a mi amigo!

Por su parte, el autor de santa María egipcíaca se refiere en alguna ocasión expresamente a la Escritura:

Por la beldad de su figura,
como dice la Escritura.

También en la juglaría religiosa hallamos base escrituraria, incluso de los textos apócrifos, como El Libre del tres Reyes d'Orient, donde se relata la adoración de los Magos, la huida a Egipto de la sagrada familia de Nazaret y el encuentro con los ladrones, cuyos hijos -Dimas y Gestas- van a ser luego crucificados junto al Señor en el Calvario.

5. GONZALO DE BERCEO maneja a perfección su mester de clerecía, y ahora no nos cabe la menor duda de encontrarnos ante un autor con sabiduría bíblica, que rezuman muchos de sus versos de cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo. Escribió vidas de santos, loores a María, cantos a la pasión de Cristo y otras composiciones de asuntos vanos. He aquí sus títulos: Vida del glorioso confesor Sancto Domingo de Silos, Estoria de Sennor Sant Millan, Del Sacrifiçio de la Missa, Martyrio de Sant Laurençio, Loores de Nuestra Sennora, De los signos que aparesçerán ante del juiçio, Milagros de Nuestra Sennora, Duelo que fizo la Virgen María el día de la pasión de su Fijo Jesu Christo, Vida de Sancta Oria, Virgen e Himnos.

Degustando estos versos, llenos de gracia y gracejo, nos sentimos a la vez con claras alusiones bíblicas y con comparaciones y ejemplos del libro santo. Como, por ejemplo, al hablar de que santo Domingo de Silos fue pastor -y esto no es desdoro alguno-, exclama:

Abel el protomártir
fue el pastor primero,
a Dios en sacrifiçio
dio el meior cordero.

Fiçiole Dios por ende
en çielo parçionero.
Demosle al de Silos
por egual compannero.
Los sanctos patriarchas
todos fueron pastores,
los que de la ley veya
fueron componedores,
assi commo leemos
e somos sabidores,
pastor fue Samillán,
e otros confessores.
De pastores leemos
muchas buenas razones.

(Santo Domingo de Silos)

Pero es, sobre todo, en su obra El sacrifiçio de la Missa, donde va haciendo un parangón entre el antiguo sacrificio de la ley antigua, en el templo, y el nuevo, en Cristo Jesús. Busca paralelismos entre los ritos viejos y los nuevos, a veces exageradamente, pues pretende hacer del sacrificio de la misa el cumplimiento del de la ley antigua, desde una perspectiva simbólica similar. Berceo es buen conocedor de la Biblia, y la trae a colación en sus versos con gran soltura y con la facilidad de quien conoce a fondo materia y forma, fondo y estilo ejemplar. Su lenguaje es sencillo, pero lleno de gracia y de facilidad, de esa difícil facilidad de los poetas buenos. Él conoce a fondo su mester de clerecía.

6. ALFONSO X EL SABIO. Su magna obra, por él revisada, al menos estilísticamente, junto con las Cantigas a Santa María, forma un conjunto compacto. La prosa y el verso -¡tan diferentes!- manifiestan la obra de un rey que supo aceptar la colaboración de sabios árabes y judíos. Las Partidas, el códice legislativo de mayor alcance de la Edad Media, se refiere a la vida religiosa y eclesiástica, a los deberes y derechos de los gobernadores, a la administración de la justicia, al matrimonio, a los contratos, a los testamentos y a los delitos y penas. Hay citas bíblicas y alusiones a diversos libros de la codificación del Antiguo Testamento.

Sus Libros del Saber de Astronomía están basados en el sistema ptolomaico e integrados por versiones del árabe junto a algún capítulo original. Las disquisiciones morales y religiosas pretenden hallar en todo el modelo de la sabiduría que viene de lo alto.

El Lapidario aúna ciencia y supersticiones de la época. Las supuestas cualidades de las piedras tienen a veces un carácter poético, y no es difícil hallar ciertas reminiscencias bíblicas en ciertos momentos de la obra.

La General e Grand Estoria empieza con la creación del mundo y llega al Nuevo Testamento. "Las fuentes esenciales son la Biblia y una larga serie de autores latinos y medievales, tanto árabes como cristinados" (J.G. López)

Las 430 composiciones poéticas de Las cantigas de Santa María, escritas en gallego, son una obra ejemplar, con música y miniaturas, formando el conjunto una maravilla y conjunción de poesía, pintura y música, para cantar en las iglesias. Parece que fueron escritas para oponerse a canciones de amor profano de cierto rey árabe.

En muchas se ve la inspiración bíblica en cuanto a enfoques de cuestiones y estilo. El libro de los Salmos está presente 5.

7. SEM TOB, a mediados del siglo xiv, escribe sus Proverbios, dedicados al rey don Pedro el Cruel (1350-1369). Es una obra de ascendencia hebraica. Sus máximas y ejemplos, poetizados a veces, tienen que excusarse por ser dichos judaicos. Pero la verdad no es exclusiva -viene a decir- de los cristianos:

Por nasçer en espino
non val la rosa, çierto,
menos, nin el buen vino
por salir de sarmiento.
Non van el açor menor
por nasçer de mal nido,
nin los exenplos buenos
por los dezir judío.

8. JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA. Su obra Libro de Buen Amor consta de cantares entreverados de cuentecillos y fábulas y alusiones personales. Una obra de arte única en su especie. Su cultura bíblica aparece ya desde los comienzos, en una bella oración inicial: "Señor Dios, que a los jodíos, pueblo de perdiçion / sacaste de cabtivo del poder de Faron / a Daniel sacaste del poço de babilón /saca a mí coytado desta mala presión. / Señor, tú diste graçia a Ester la Reyna / antel Rey Assuero ovo tu graçia digna/ señor, dame tu graçia e tu merçed ayna/sácame desta lazeria desta presión..." Y continúa hablando del profeta, de Santiago, de Susana, de Jonás, de los tres jóvenes del horno de Babilonia, de cuantos recibieron ayuda divina, para mover así -en una oración muy personal- el corazón del Señor ante su miseria. Destaco este aspecto del arcipreste. Naturalmente están todas sus lecciones de bueno y de loco amor en esta obra compleja, y que se presta a múltiples interpretaciones. Conviene afirmar que los poetas de antaño estaban más cercanos -en su sensibilidad, en su ingenuidad, en su rudeza misma- al hombre de la Biblia que los contemporáneos. Por eso sus palabras contienen multitud de aspectos vitales, sagrados y profanos, donde brilla la virtud y donde resalta el vicio. El Libro de Buen Amor es todo un modelo de "razones de buen amor" y de "sinrazones de mal amor".

9. PEDRO LÓPEZ DE AYALA. Escribió su famoso Rimado de Palacio, donde abunda lo lírico, lo moral y religioso, lo doctrinal, etc. Tiene también sus Crónicas sobre Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III. Llegó a conocer a Alfonso XI y a don Juan II. Algún poema suyo parece inspirado en los Salmos. He aquí uno de ellos: "Sufro, Señor, tristura y penas cada día, / pero, Señor, no sufro tanto como debía; / mas, recelo he, Señor, que por flaquez mía/ no lo pueda sufrir, por esto entendí/ pedirte a ti, Señor, si tu merced sería/que no fuese la pena más larga que sufrí. / De muchos enemigos, Señor, soy perseguido; / contra el cuerpo y el alma, de todos mal traído; / vivo vida penado, triste, aborrecido, / si tú no me consuelas, ay, ¿qué será de mí?/ ¡Accórreme, Señor, y sea defendido; / por la tu santa gracia, no me pierda así!"

10. En el anónimo LIBRO DE MISERIA DE OMNE se percibe la inspiración religiosa y bíblica, al tratar de un siervo que recibe a su señor:

Por lo que dice gran verdad
el rey sabio Salomón,
el siervo con su señor
no andan bien a compañón,
ni el pobre con el rico
no partirán bien quiñón,
ni estará muy bien segura
la oveja con el león.

11. Además de las conocidas Danzas de la muerte, en las que, forzosamente, van participando todos, desde el papa y el emperador hasta el labrador y el hombre más sencillo, en la segunda mitad del siglo xiii aparece el Auto de los Reyes Magos, conservado de forma fragmentaria. Escenifica el fingimiento de Herodes ante los magos de Oriente, en verso polimétrico:

GASPAR (a Baltasar):

Dios os salve, señor,
¿sois vos estrellero?
Decidme la verdad,
de vos saberlo quiero.
Nacida es una estrella.

BALTASAR:

Nacido es el Criador,
que de las gentes es señor.
Iré, lo adoraré.

GASPAR:

Pues yo también rogarlo he.

Sigue el diálogo entre los tres, hasta encontrarse con el rey Herodes, a quien se dirigen y preguntan:

Sálvete el Criador,
Dios te libre del mal,
un poco te hablaremos,
no te queremos ál.
Dios te dé larga vida
y te libre de mal.
Vamos en romería
a aquel rey adorar
que ha nacido en la tierra,
sin poderlo encontrar.

HERODES:

¿Qué decís? ¿Dónde vais?
¿A quién vais a buscar?
¿De qué tierra venís,
dónde queréis andar?
Decidme vuestros nombres,
no los queráis celar.

Después de continuar el diálogo, y habiendo escuchado Herodes las noticias de los magos, exclama:

Pues andad y buscad
y a él adorad
y por aquí tornad:
yo allá iré
y lo adoraré.

Estas escenas de enorme ingenuidad van ya configurando a los diversos personajes. Es el balbuceo del teatro religioso, directamente inspirado en la Biblia [/Biblia y cultura: Música I, 2].

12. DON JUAN MANUEL, nieto dei Fernando III y sobrino de don Alfonso X el Sabio, nos dejó varias obras, entre ellas El Conde Lucanor y otra poco conocida que lleva por título Tratado en que se prueba que Santa María está en cuerpo y alma en el Paraíso. Tuvo influencia en los poetas posteriores y en los tratadistas marianos.

13. Si hacemos un recorrido por el siglo XV, nos encontramos con un curioso Tratado de la doctrina christiana. Es un auténtico catecismo en tercetos. Poetas como Micer Francisco Imperial, en su Decir de las siete virtudes; Villasandino, en sus versos llenos de delicadeza; Fernán Pérez de Guzmán, en su Cancioneta a la Virgen, con sus versos quebrados; el marqués de Santillana, con sus diversas canciones y serranillas; Jorge Manrique, con su logrado tema de las Coplas por la muerte de su padre; Gómez Manrique, con sus Lamentaciones de la Virgen hechas para la semana santa y la bella Canción para acallar al Niño; fray Íñigo de Mendoza, con su Vita Christi y la Lamentación a la quinta angustia, cuando nuestra Señora tenía a nuestro Señor en los brazos; Juan Álvarez Gato, con los Cantares a lo divino; fray Ambrosio Montesino, que nos ofrece unas coplas magníficas Al destierro de nuestro Señor para Egipto. Cántanse al son que dice: A la puerta está Pelayo y llora; Juan del Encina, de quien sobresalen los Villancicos; el comendador Escrivá, con sus Canciones; Garcí Sánchez de Badajoz, que escribe Lamentaciones de amores, etc. En todos ellos hay alusiones bíblicas.

Gil Vicente, portugués de nacimiento -que escribe también en castellano- tiene canciones religiosas y teatro muy variado. Es uno de los grandes iniciadores del teatro religioso de la época. Juan del Encina escribe maravillosas églogas. Destacamos la Égloga de Navidad.

14. Merece subrayarse la importancia de la obra en prosa de Alfonso de Fuentidueña: Título virginal de Nuestra Señora, publicada en Pamplona en 1499. Es un precioso incunable, con grabado en madera y "bellos tipos góticos a dos columnas, que tiene como fin la alabanza a la madre de Dios mediante un conjunto de elogios, apellidos, títulos y dictados, que el franciscano extrae de los elementos naturales: contemplando la mar, la nao, la centella, el paraíso, la estrella, el lucero, la luna, el sol, el cielo y la luz el autor descubre riquezas de Santa María... Los últimos capítulos... son como un estallido: hablan ya directamente de la madre de Dios como reina de los ángeles, mujer de Dios, emperatriz universal, y tratan también de su asunción y coronación como reina de todo lo creado"6. La obra está sembrada de citas del Antiguo y Nuevo Testamento, muy sabiamente situadas en el propio texto original.

15. Otro libro mariano, reeditado ahora en facsímil, que había aparecido en Valencia -y escrito en valenciano- en 1474 (primer libro literario impreso en España), es el titulado Les trobes en lahors de la Verge Maria, con poemas de varios autores. Se trata de un certamen mariano del siglo xv. Estos poemas están llenos de alusiones, con interpretación simbólica, a diversos pasajes de las santas Escrituras. He aquí un ejemplo, entre muchos:

Aquesta es la madre
de consolación
Inmaculada del todo perfecta
O buenos ditxos del rey Salamón
como la loha con gran devoción
de todo peccado la faze muy neta
y pone dolçor y grande lagría
y estes la fuente
de quien cierto mana
sabor y scientia segund proffetía
y ponen las gentes sabidoría
Y da salvation
por natura humana.

(Mestre Pere de Civillar)

O, a veces, se utiliza castellano y latín, entreverados, en versos transidos de delicadeza y amor a María, desde el contexto bíblico y popular:

Da muy richo gualardón
a quien escrivir la dessea,
desta canta Salamón
en una breve liçión
Tota est pulcra amica mea//
Y en los capítoles mismos
responde el mismo profeta
contra argumentos sophismos
Ahún no eran los abismos
Ego iam eram concepta.

El libro de la Sabiduría está profusamente aplicado a María en estos versos, que sirvieron sin duda para una justa literaria de la época.

16. El mercedario FRAY JAIME TORRES dejó una obra preciosa, Divina y varia poesía, publicada en Huesca en 1579. En ella encontramos Actos pastoriles; Desafío moral del hombre, contra los tres enemigos, Demonio, Mundo y Carne, en lafiesta del sanctíssimo Sacramento (una especie de auto sacramental), Divina lucha alegórica, para la noche de la Natividad de Cristo nuestro Señor, y diversos poemas religiosos. Es una obra que merece destacarse por su belleza, lirismo, fuentes bíblicas y sentido de lo popular. En sus autos tiene versos de este calibre:

Porque el triste hombre cayó
en la guerra por su culpa,
Dios contra él se enojó,
y no hallando en él disculpa
nueva guerra le movió.
Mas como es Dios trinidad
de personas, aunque un Dios,
el Verbo por su bondad
baxa hoy acá entre nos
para firmar la amistad.

17. FRAY JUAN SUÁREZ DE GODOY es otro mercedario, que nos ha dejado un gran libro renacentista, en prosa y salpicado de la mejor poesía, comentando algunos versículos del salmo 88: Misericordias Domini in aeternum cantabo. Toda la obra está entretejida de temas y asuntos bíblicos, comentados desde su inmensa erudición renacentista. Obra digna de ser más conocida y divulgada, su lectura es un placer estético y religioso. La Biblia le da pie para su personalísimo modo de poetizar y de escribir en una prosa densa y bella 7.

18. El agustino FRAY LUIS DE LEóN, nacido en Belmonte (Cuenca) en 1527, discípulo de Domingo de Soto y de Melchor Cano, desempeñó después él mismo varias cátedras. Es el autor típico acusado a la Inquisición por usar el texto hebreo de la Biblia en vez de la Vulgata. Tradujo al castellano el Cantar de los Cantares. Después de cinco años es absuelto. Cede su cátedra al que la desempeñaba y ocupa otra, comenzando las clases con la frase consabida: "Decíamos ayer..." Fallece en 1591, pocos días después de ser nombrado provincial de Castilla. En su obra se halla lo clásico y lo tradicional, junto a la tradición bíblica y patrística. "La Biblia fue, en cambio, una de sus principales fuentes de inspiración. Comprendió como nadie el robusto vigor de la poesía bíblica, y llegó a ser uno de los mejores hebraístas de su tiempo"8. Entre sus obras destacan: La traducción literal y declaración del Libro de los Cantares de Salomón; La perfecta casada (1583), con base en las enseñanzas de la Biblia; La exposición del Libro de Job, versión literal del hebreo con comentarios; De los nombres de Cristo (1583), recogidos de la Sagrada Escritura.

En cuanto-a sus Poesías, las reunió en tres partes: a) originales; b) versiones del griego y del latín c) traducciones del italiano y del hebreo. Entre ellas están las bellas versiones de algunos versículos de los Salmos, el libro de Job y Proverbios. Las poesías suyas fueron editadas por Quevedo en 1631.

19. LA MÍSTICA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVI. Significa una gran novedad, aunque puedan rastrearse en ella ciertas influencias "sufíes", neoplatónicas, escolásticas y de origen judaico. Las diversas órdenes religiosas ofrecen autores con diverso cuño y orientación propia: los agustinos se basan en el amor a Dios como bondad absoluta y belleza suprema, con predominio de lo afectivo sobre lo intelectual; los franciscanos desarrollan la entrega amorosa, heredando la efusión sentimental de san Francisco de Asís; los dominicos, por el contrario, insisten en la especulación teológica y se expresan, en general, en latín; los jesuitas son más ascetas que místicos, aunque en época tardía surgen entre ellos místicos en la línea de la imitación de Cristo; los carmelitas combinan, en síntesis admirable, lo afectivo y lo intelectual, lo personal con la actividad comunitaria, la renuncia con el amor a las criaturas. Los mercedarios, nacidos para redimir cautivos, son de tendencia carmelitana en varios aspectos, pero sobresale la devoción a Cristo redentor junto al humanismo cristiano.

19.1. He aquí algunas figuras más representativas: El dominico fray Luis de Granada, llamado Luis de Sarria por la ascendencia de sus padres de Sarria (Lugo), aunque él nace en Granada en 1504, de familia humilde. Previa la formación humanística, ingresa en la orden de Santo Domingo. Su cultura renacentista y cristiana está empapada de Biblia. Sus principales obras son: El Libro de la Oración y Meditación, La guía de pecadores y la Introducción del Símbolo de la Fe. Muy leído en su tiempo, sus obras tuvieron muchas traducciones a diversas lenguas. Fallece en 1588.

19.2. Pedro Malón de Chaide (1530-1589), navarro de nacimiento, se hizo fraile agustino. Su gran obra es el Libro de la conversión de la Magdalena (1588), realista, pintoresco y de lectura agradable.

19.3. Fray Juan de los Ángeles (1536-1609), nace en Ávila y se hace franciscano. Sus principales obras: Triunfos del Amor de Dios (1590), Lucha espiritual y amorosa entre Dios y el alma (1600), Diálogos de la conquista de la espiritual y secreto reino de Dios (1595). Los especialistas descubren en él influencias de la mística germana (Tauler, Ruysbroeck) y de toda la corriente platónica y afectiva. Estilo muy personal, dulce, suave, profundo conocedor del alma humana, sus obras se leen con placer.

19.4. El padre Ribadeneyra, jesuita. Escribió obras del tenor siguiente: los Exercitia spiritualia (1548), en el que muestra el empeño de la voluntad contra las efusiones místicas exageradas y el valor psicológico de los Ejercicios ignacianos. Nace en 1527 y fallece en 1611. Después del desastre de la Invencible, escribe su Tratado de la tribulación (1589). Obra de tono senequista.

19.5. Fray Melchor Rodríguez de Torres (Burgos 1558-Burgos 1642), mercedario, conocedor de santa Teresa de Jesús, de quien testimonia en su "Proceso de beatificación", después de desempeñar diversos cargos en la orden es nombrado obispo de Rosse (Irlanda), pero reside en Burgos como auxiliar. Escribió Centurias de la Orden de la Merced, Agricultura del alma y exercicios de vida religiosa y Lucha interior y modos de su victoria (1608). Las referencias bíblicas en sus obras espirituales son constantes y precisas.

19.6. Fray Pedro de la Serna o de Jesús María (Sevilla 1583-Granada 1653), mercedario, que pasa a la descalcez, de sólida formación filosófico-teológica. Principales obras: Exercicio y canastilla espiritual del Niño Jesús (Sevilla 1623); Fuente de agua viva (Sevilla 1630); Primera y segunda parte del coloquio espiritual de Monjas (reiteradas ediciones); Commentarii litterales el morales in Apocallipsim (Madrid 1670); Cielo espiritual trino y uno (Sevilla 1672). Obra de gran realismo y simbolismo a la vez, parte de una base cosmológica, traspuesta al orden espiritual y a Dios, sustentador de los cielos. Sus referencias bíblicas son constantes.

19.7. Fray Juan Falconi de Bustamante (1596-1638), nace en Fifaña (Almería) e ingresa en la Orden mercedaria en Madrid en 1611. Estudia en Burceña y Salamanca. Está de lector en Segovia y en Alcalá, y es presentado, asistiendo a varios capítulos de la Orden. Se establece en la corte, donde desarrolla una ejemplar dirección de conciencias, siendo confesor de casi todos los monasterios de Madrid y de la gente de palacio. Escribe las siguientes obras: Tratado de las Misericordias; Vida de Dios; Pan nuestro (donde defiende la comunión frecuente); Mementos de la Misa; Cartilla primera; Cartilla segunda; Camino derecho; Cartas a una hija espiritual; Carta a un Religioso; Carta a la Marquesa de Salinas; Carta a Doña Luisa de Quiñones; Dos cartas a su madre, Doña María de Bustamante; Dos cartas a su hermana Sor Isabel de Jesús Falconi. Es uno de los grandes místicos mercedarios. Sus escritos se fundamentan ampliamente en la Biblia. Y sus Cartillas son como libros didácticos para deletrear a Cristo e iniciarse en el conocimiento de sus profundidades y misterios, desde los primeros rudimentos. Tanto en vida como en muerte, Falconi tuvo gran resonancia en la corte madrileña.

19.8. Santa Teresa de Jesús, en el mundo Teresa de Cepeda y Ahumada, era de familia noble y tenía sangre judía. Nace en Ávila en 1515 y fallece en Alba de Tormes en 1582. Entre ambas fechas, su vida y actividad -religiosa y creadora- estuvieron llenas de Dios y del deseo de que los' demás alcanzaran la perfección. Supo unir el recogimiento contemplativo con una actividad fundacional. En ella se daban, en unidad perfecta, Marta y María. En su oración pretendía buscar a Dios en el fondo del alma y tener siempre presente la humanidad de Cristo. De ahí su realismo místico. Aunque fue inquietada por la Inquisición, supo salir a flote y acogerse al amparo de buenos teólogos. Para dirigir las almas prefería gente letrada a otra más piadosa, pero con menos conocimientos.

Sus principales obras, biográficas y doctrinales: Libro de su Vida (1588), escrito en edad madura y lleno de sinceridad, se convierte a veces en un tratado de oración; Libro de las Relaciones; Libro de las Fundaciones: relata sus peripecias en el arduo trabajo de fundar conventos, y en él aparece su gran temple y firmeza de espíritu; Libro de las Moradas o Castillo interior (1588) se considera su gran obra, original y experiencial. Organiza en moradas el camino ascensional hacia la unión con Dios de modo muy sugerente, comenzando por la vía purgativa, pasando por la iluminativa y acabando en la umtiva. Los Conceptos del amor de Dios, con comentarios del Cantar de los Cantares; Camino de perfección, dirígido a las monjas, de orientación activista; Cartas: más de 400. Son de un inestimable valor por su contenido y forma, revelando muchos detalles de la reforma de la orden carmelitana. Poesías: cancioncillas, de tono popular y menor. Tienen su gracejo a veces, pero no alcanzan la perfección de su obra en prosa. Están traspasadas de fervor y sencillez.

19.9. San Juan de la Cruz, Juan de Yepes, nace en Fontiveros en 1542, y en 1591 fallece en Úbeda, a punto de ser enviado a América. De familia humilde -aunque quizá con entronques también judaicos-, hace de enfermero en Medina del Campo e ingresa en el Carmelo. Cursa sus estudios en Salamanca. A sus veinticinco años, el encuentro con santa Teresa determina su consagración a la reforma de la Orden. Esta determinación suya llevará consigo crueles persecuciones durante diez años, sin que ceje en su empeño. Ocho largos meses de calabozo los vive en una prisión de Toledo, que pertenece al convento de los calzados. Logra escaparse arrojándose por un ventanuco. El resto de su vida lo pasará en Andalucía. Llegó a desempeñar cargos en la descalcez, pero también incomprensiones.

Es un enorme poeta. Amaba las noches estrelladas y silenciosas. Su libro preferido -según cuentan sus biógrafos- era la Biblia. Tenía también una sólida formación teológica, y no ignoraba la tradición mística extranjera.

Escribió cuatro tratados en prosa, como explicación a tres de sus poemas, que las monjas no lograban descifrar: La subida al Monte Carmelo (1578-1583): en él hace un comentario a los versos de la Noche oscura; La noche oscura del alma, complemento del anterior bajo el punto de vista de la actitud pasiva del alma; El cántico espiritual (1584), que es una interpretación del poema que lleva el mismo nombre; La llama de amor viva (1584), donde aclara el poema del mismo título. Sus interpretaciones están llenas de doctrina segura y sana, evitando que las religiosas que los leyeran cayesen en el "quietismo". Su doctrina mística es de un enorme equilibrio. Sobre todo el Cántico espiritual o Canciones entre el Alma y el Esposo se inspira muy directamente en el Cantar de los Cantares. Pero, lejos de ser una mera versión, logra un poema originalísimo y muy lleno de alegorías y símbolos. Está considerado como el mejor poeta místico. Mientras en su prosa es negación todo lo que propone, en su poesía todo es cauce y símbolo de lo más alto y profundo divino. Su prosa está toda ella basada en la Biblia, al igual que gran parte de su poesía.

20. LOS ESCRITOS Y EL TEATRO DEL SIGLO XVII. El barroco español es una continuidad de la época anterior. Existen elementos renacentistas e incluso inspiración medieval, pero todo ello desde una ambientación conflictiva. Lo mismo que en la escultura, se puede decir que la literatura de esta época es arte en movimiento. Las ideas de la contrarreforma, por otra parte, se arraigaron profundamente y ahora salen a luz, con su vitalidad desbordante.

Se habló de dos formas extremas literarias: culteranismo y conceptismo. El primero se manifiesta más en la poesía; el segundo, en la prosa. Pero coexisten y se entrelazan entre sí. Destacaré sólo algunos grandes autores.

20.1. Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). Nace en Alcalá de Henares. Era hijo de un cirujano, Rodrigo Cervantes, y de Leonor de Cortinas. Fueron siete hermanos, de los cuales dos (Rodrigo y él mismo) sufren cautiverio en África después de la batalla de Lepanto, en la que participaron. Rodrigo fue rescatado por los mercedarios, Miguel, por los trinitarios.

Como escritor, Miguel crea comedias en verso, entremeses, La Galatea, Las Novelas ejemplares; pero, sobre todo, le dará renombre universal El ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha (Madrid 1605) y, diez años más tarde, la segunda parte, después de haber aparecido otro Quixote apócrifo, el de Avellaneda. Persiles y Sigismunda sería una obra que trabajó con gran cariño, y que creía seguramente su mejor libro. Pero la historia zanjó la cuestión, quedándose con el Quijote.

Salvador Muñoz Iglesias ha escrito un libro reciente que aclara aspectos del Quijote hasta ahora apenas estudiados. Entre ellos, el de sus referencias bíblicas 9. Afirma Muñoz Iglesias que las referencias bíblicas del Quijote pasan de 80. Unas 49 se refieren al AT y 36 al NT. Las primeras se reparten entre los libros históricos y los sapienciales; mientras las del NT se basan en los evangelios, excepto cuatro, que aluden al libro de los Hechos de los Apóstoles y a las epístolas.

"De los 74 libros que forman la Biblia, hay referencias claras a 24 (Génesis, Éxodo, Números, Jueces, 1 y 2 de Samuel, 3 Reyes, 2 Macabeos, Isaías, Jeremías, Jonás, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría, Eclesiástico, Mateo, Lucas, Juan, Hechos de los Apóstoles, 1 Corintios, Filipenses, Santiago)" (Muñoz Iglesias).

Hace luego el autor un estudio pormenorizado sobre las citas o alusiones, consagrándole más de 20 páginas al tema. Y entre sus conclusiones precisas, añade: "La presencia de pasajes o expresiones relativas a los libros llamados deuterocanónicos (Eclesiástico, Sabiduría, epístola de Santiago) que no admiten los protestantes, así como la interpretación tradicional de sus citas o alusiones, excluye cualquier sospecha de influencias luteranas en Cervantes" (Ibid, p. 67).

20.2. Poesía culterana. Si en los grandes poetas como Góngora (1561-1627), predomina lo mitológico, aunque a veces, en sus sonetos, no dejen de encontrarse alusiones bíblicas ("los años deste Salomón segundo", referido a Felipe II; "y de heredar a Pedro en las dos llaves", hablando de un obispo; "se me aparecerá Santa María", aludiendo a un bobo), existen otros poetas de la época que crean poemas sobre fundamentos bíblicos. Citemos a uno, poco conocido, Rodrigo Fernández de Ribera (1579-1631), que nació y murió en Sevilla, dejándonos las siguientes obras: Lágrimas de San Pedro; Escuadrón humilde levantado a devoción de la Virgen nuestra Señora; Triunfo de la humildad en la victoria de David. He aquí una estrofa de esta última obra:

Administraba el Líbano
a su mano
cedros, cuya altivez
tiene al nativo
monte, entre los demás,
con causa ufano,
no con tirana cumbre
rey esquivo.
Mas siendo trasladado
al inhumano
poder de Goliat, el más altivo
no es cedro,
no,
del Líbano, más leve
del Jordán en su tronco
un junco mueve.

Miguel de Dicastillo escribió su Aula de Dios, Cartuxa real de Zaragoza en 1637. "Describe la vida de sus monges, acusa la vanidad del siglo, acuerda las memorias de la muerte en las desengañadas plumas de Teodoro y Silvio". Se trata de una añoranza del paraíso perdido o de una Arcadia feliz. Sus descripciones son idílicas. El monje se levanta de noche para cantar las alabanzas divinas, empapado de Biblia:

Para que a Dios alabe,
de los miembros sacudo
el sueño grave:
Visto luego (no el cuerpo
adormecido
que siempre está vestido)
el alma sola
de fervores visto
y entrando al Oratorio
estreno el labio
en el invitatorio
de aquella Virgen bella,
que siendo Madre,
fue también donzella;
sus favores espero,
y por esso no admires
si prefiero
este humilde servicio
a los Maytines del mayor Oficio,
que como es de María,
el Cielo gusta desta cortesía.

20.3. Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid 1580-Villanueva de los Infantes 1645), después de sus estudios con los jesuitas, de haber pasado por las aulas de Alcalá y Valladolid y haber estado por Sicilia con el duque de Osuna, es desterrado a León, a un calabozo de San Marcos, durante cuatro años. En él se da la afirmación más alta de sus valores cristianos y bíblicos, con la sátira y crítica más despiadada de las mezquindades y miserias del ser humano.

Su obra poética se publicó después de muerto (1670), y tuvo problemas con la Inquisición. Lo ascético, lo político, lo amoroso, lo satírico-burlesco se da en Quevedo con la mayor naturalidad. Es una personalidad rica, pero llena de contradicciones interiores.

Entre sus obras en prosa destacaré el Sueño de las calaveras, en que se contempla el juicio final; La cuna y la Yepultura (1635); Las cuatro pestes del mundo (1651); La Providencia de Dios (1641); La vida de San Pablo; La vida de Fray Tomás de Villanueva; La constancia y paciencia de Job. También merecen conocerse desde la óptica cristiana y bíblica: Política de Dios, gobierno de Cristo, tiranía de Satanás (1626) y la versión de san Francisco de Sales Introducción a la vida devota.

20.4. Lope Félix de Vega Carpio (Madrid 1562-Madrid 1635) era de familia humilde. Estudió con los jesuitas y en Alcalá. Pero no acabó ninguna carrera. Tuvo una vida agitadísima y llena de contradicciones interiores. Fue desterrado a Valencia y luego vive con su mujer, Isabel de Urbina, en Alba de Tormes. Fallece su esposa y se casa en segundas nupcias con Juana de Guardo. Su vida sentimental es desordenada. Al fallecer su segunda esposa, sufre una honda crisis espiritual y decide ordenarse de presbítero. El cardenal Sandoval y Rojas, de Toledo, amigo suyo, le da las ordenaciones. Pero sigue enamoradizo y es tan prolijo en hijos casi como en obras literarias. Se le llamó "monstruo de naturaleza".

La inmensidad de las piezas teatrales da cabida a las de tema religioso popular y a las bíblicas: La creación del mundo; La buena guarda; Del nacimiento; La siega (auto sacramental); La adúltera perdonada; El auto de los Cantares; Lo fingido verdadero, etc.

Tiene poemas religiosos: El Isidro; Los pastores de Belén (1612). Lope conoció la fama en vida como nadie. Era sincero, pero frágil en su vida moral. Una de sus hijas, Marcela, se hace monja trinitaria. El le paga la dote y confía en sus oraciones. Cuando muere medio Madrid se conmovió, pues durante muchos años su teatro ocupó las carteleras de la corte. Lo bíblico en él está muy visto por el tamiz de lo popular; así en La limpieza no mancha (1632).

20.5. Fray Gabriel Téllez (Tirso de Molina) nace en Madrid en 1579 y fallece en Almazán (Soria) en 1648. Discípulo de Lope en su estructuración del teatro, el fraile mercedario era muy original y en multitud de facetas superó al maestro. Dejó escritas más de 400 piezas de teatro -según su propia confesión-, dos obras misceláneas (Cigarrales de Toledo y Deleytar aprovechando) y la Historia de la Orden de la Merced (inédita hasta fechas recientes).

Su temática bíblica aparece en Deleytar aprovechando de modo muy especial, y en varias piezas teatrales: La mujer que manda en casa (Jezabel), La venganza de Tamar (de quien toma Calderón, para sus Cabellos de Absalón, el acto tercero literalmente, y se inspira en el segundo); La mejor espigadera; Tanto es lo de más como lo de menos (hijo pródigo y rico epulón); La vida de Herodes. Pasajes íntegros de la Biblia se versifican y son recreados magistralmente por Tirso para su teatro bíblico.

Comedias hagiográficas: La santa Juana (trilogía); La Dama del Olivar; Santa Casilda; La Peña de Francia; La elección por la virtud, Santo y sastre; El mayor desengaño (san Bruno); Doña Beatriz de Silva; El árbol del mejor fruto; Quien no cae no se levanta. En estas piezas basadas en la hagiografía aparecen multitud de alusiones bíblicas.

Finalmente, Tirso de Molina nos dejó un par de obras maestras, que se relacionan entre sí: El condenado por desconfiado y El burlador de Sevilla y convidado de piedra. El problema acuciante de las relaciones entre la voluntad y presciencia divinas y la libertad humana está planteado y resuelto con toda nitidez, adquiriendo ambas obras una grandeza casi trágica: ¡de tragedia cristiana! 10

20.6. Antonio Mira de Amescua. Nacido en Granada sigue la carrera eclesiástica (¿1577?-1644) y cultiva el teatro con estilo culterano y dotando a sus personajes de un carácter arrebatado. Se inspira en la Biblia en algunas de sus obras: El esclavo del Demonio (1612): los personajes pasan del gran ascetismo al mayor desorden moral; La mesonera del cielo; Lo que puede el oír misa.

20.7. José de Valdivielso (15621638) fue un sacerdote toledano, Compuso Autos sacramentales, que, sin duda, influyen en los de Calderón de la Barca, aunque se parecen a los de Lope: El hijo pródigo (1622). Escribió también poesías de corte popular y devocional: Romancero espiritual (1612), Vida, excelencias y muerte del gloriosísimo patriarca San Joseph.,

20.8. Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) es el máximo representante del género de los autos sacramentales, con su alegorismo bíblico y en torno al santísimo sacramento. Eran representados en las fiestas del Corpus Christi. Madrileño, estudia en el Colegio Imperial de los jesuitas y en las universidades de Alcalá y de Salamanca. Pero abandona sus estudios y regresa a Madrid, donde logra el hábito de Santiago; toma parte en la guerra de Cataluña. A los cincuenta años se ordena de presbítero, y va a vivir a Toledo en calidad de capellán de los reyes nuevos. Al ser nombrado capellán de honor del rey, reside de nuevo en la corte.

Como autor teatral es muy barroco; su teatro no carece de elementos lógicos y filosóficos, pero predomina su carácter moral y teológico. Sobresale: La vida es sueño (1635); La devoción de la cruz (h. 1625); El príncipe Constante (1629); El mágico prodigioso. En cuanto a los autos sacramentales, suelen ser de una sola jornada, alegórica y alusiva siempre a la eucaristía. Citaremos: El gran teatro del mundo; La vida es sueño; Los encantos de la culpa; El divino Orfeo; Sueños hay que verdad son; La cena de Baltasar; Tu prójimo como a ti; La devoción de la misa; La segunda esposa; La redención de cautivos, etc.

20.9. Otros autores del siglo xvii podrían citarse; aunque no tienen obras enteras basadas en la Biblia, sí pasajes y alusiones. Pensemos en Francisco de Moncada (1586-1635), Francisco Manuel de Melo (16111667), Antonio de Solís (1610-1686), Saavedra Fajardo (1584-1648), Guillén de Castro (1569-1631), Juan Ruiz de Alarcón (1581-1639), Luis Vélez de Guevara (1579-1644), Francisco Rojas Zorrilla (1607-1648), Agustín Moreto (1618-1669). Entre los autores de prosa sobresale el escritor jesuita Baltasar Gracián (16011658).

21. AUTORES DEL SIGLO XVIII.

21.1. Es una época decadente en lo literario. En la prosa narrativa debe citarse a Diego de Torres Villarroel (1693-1770); Gabriel Álvarez de Toledo (1662-1714), con su obra La muerte es vida; Antonio de Zamora, que hace una versión del Don Juan de Tirso: No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague y convidado de piedra (1722).

21.2. En el criticismo destacan dos figuras: fray Benito Jerónimo Feijoo (Casdemiro, Orense, 1676-1764) e Ignacio de Luzán (1702-1754). El primero por su Teatro crítico universal (ocho volúmenes); el segundo, por su Poética. Este último hizo una versión del Pange lingua. Junto a ellos aparece el mercedario Interián de Ayala, cofundador de la Academia de la Lengua, prologuista-censor de Feijoo y autor de una obra famosa: El pintor cristiano (1730). Cultivó la poesía, sobre todo en latín.

21.3. En el teatro neoclásico hay una figura de relieve: Nicolás Fernández de Moratín (1731-1780), imitador de lo francés en sus tragedias de estilo clásico: Lucrecia (1736), Guzmán el bueno (1777). Escribió un poema notable titulado Las naves de Cortés destruidas. Lo bíblico sólo se vislumbra en algunas ocasiones. Alcanza cierto mérito la tragedia de Vicente García de la Huerta (Zafra 1734-Madrid 1787) Raquel (1778). Leandro Fernández de Moratín (Madrid 1760-París 1828), autor de El sí de las niñas, escribió asimismo poemas: La oda a la Virgen de Lendinara.

21.4. Alberto Lista y Aragón (Sevilla 1775-1848) representa a la escuela sevillana de la época. Desde nuestro ángulo de mira citaremos la oda A la muerte de Jesús y otra Oda a la Concepción de Nuestra Señora.

22. AUTORES DEL SIGLO XIX.

22.1. Comencemos por citar a José de Espronceda (1808-1842), gran poeta romántico. Escribió El estudiante de Salamanca.

Carolina Coronado (1823-1901), delicada y llena de ternura en su poesía, nos ofrece una composición de valía: El amor de los amores. Está influenciada directamente por el Cantar de los Cantares.

Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880) escribe Los amantes de Teruel (tema ya tratado en el siglo de oro), Doña Mencía o la boda en la Inquisición (1838), Alfonso el Casto, etcétera.

22.2. José Zorrilla (1817-1893), vallisoletano, escribió leyendas en la mejor línea romántica y la obra teatral Don Juan Tenorio (1844), en que vuelve a la escena el personaje creado por Tirso, aunque basado en el de Zamora. Otra obra digna de mención y de gran relieve: Traidor, inconfeso y mártir (1849).

Manuel Tamayo y Baus (18291898) crea un drama, Juana de Arco (1847), y Locura de amor (1855).

22.3. Don José Echegaray (18321916) vuelve al realismo moderado: O locura o santidad (1877), En el seno de la muerte (1879), El hijo de don Juan (1891), etc.

22.4. Dentro del romanticismo lírico destacan Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), con sus Rimas y Leyendas y Cartas (El monte de las ánimas, El Miserere, etc.), y Rosalia de Castro (1837-1885), con Cantares gallegos, Follas novas y A orillas del Sar; tiene poesías religiosas, sin que falten alusiones bíblicas lo mismo en su obra en verso que en prosa (novelas).

22.5. José María Gabriel y Galán (1870-1905), poeta de vena popular y fácil rima. Es un poeta regional salmantino. Lo campesino y hogareño predominan en él. Tiene versos extremeños (El Cristu Benditu) y en castellano: La pedrada.

P. Juan Arodas (1805-1849) crea un largo poema religioso: La muerte del Redentor:

¿Qué veréis en sus pálidos semblantes?
 Afrentas de la luz y de la vida:
leed en sus arrugas abundantes
el nombre de Caín el fratricida.

Gabriel García Tassara (18171875) nos ofrece un Himno al Mesías, lleno de resonancias bíblicas y alusiones al momento presente.

22.6. Gaspar Núñez de Arce

(1834-1903) merece ser citado por un par de poemas hondos y bellos: En el monasterio de piedra y Tristezas.

Jacinto Verdaguer escribe Teresa (1885) y El santo nombre de Jesús, mientras Juan Maragall da a luz Cántico espiritual. Ambos son autores de lengua catalana.

22.7. Doña Emilia Pardo Bazán (1851-1921), después de sus novelas de orientación naturalista, llega a descubrir la realidad espiritualista. Ejemplos: La Quimera (1905), historia de un artista fracasado que encuentra solución en las verdades religiosas; La sirena negra (1908), en la que se convierte el protagonista y se libra de la muerte. Ya antes había dado a luz Una cristiana (1890) y La prueba (1890). Esta gallega universal sobresalió asimismo por su labor crítica.

Armando Palacio Valdés (18531938), de origen asturiano, es naturalista; pero escribió también de tema religioso: La fe (1892), donde trata el problema de la verdadera religión.

23. LA REALIDAD LITERARIA DEL SIGLO XX. Vuelve de nuevo a resurgir un pensamiento original, que empieza por dar valor a la palabra en sí para irse humanizando cada vez más. Los ecos bíblicos aparecen en bastantes autores de calidad.

23.1. Rubén Darío tiene un Canto de esperanza, donde se escuchan ecos bíblicos y sentencias inspiradas:

Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo Este.
¿Ha nacido el apocalíptico Anticristo?
Se han sabido presagios y prodigios se han visto,

y parece inminente el retorno del Cristo.

Escribió también Charitas, consagrada a Vicente de Paúl. Y Spes, con versos admirables: "Jesús, incomparable perdonador de injurias, / oye: Sembrador de trigo, dame el tierno / pan de tus Hostias: dame, contra el sañudo infierno, / una gracia lustral de iras y lujurias. / Dime que este espantoso horror de la agonía / que me obsede, es no más de mi culpa nefanda, / que al morir hallaré la luz de un nuevo día / y que entonces oiré mi `Levántate y anda!"'

23.2. Ramón del Valle Inclán tiene Prosas de dos ermitaños, de gusto modernista, pero llenas de sensaciones de desierto espiritual. Destacamos asimismo otro poemilla mariano:

Madre Santa María,
¿En dónde canta el ave
de la esperanza mía...?
Y vi que un peregrino,
bello como Santiago,
iba por mi camino.
Me detuve en la senda
y respiré el ingenuo
aire de la leyenda.
Y dije mi plegaria,
y mi alma tembló toda,
oscura y milenaria.
Seguí adelante... Luego
se hizo luz en la senda
y volvía quedar ciego.
¡Ciego de luz de aurora
que en su rueca de plata
hila Nuestra Señora!
¡Orballiño fresco
nas pallas do día!
¡Orballiño gracia
da Virxe María!

23.3. Don Miguel de Unamuno (Bilbao 1864-1936), figura cumbre en el pensamiento español, tiene multitud de ensayos y comentarios filosófico-teológicos. Después de su muerte apareció un cuadernillo que nos revela la honda preocupación religiosa de Unamuno y en el que abundan las referencias bíblicas. Como poeta religioso bastaría nombrar El Cristo de Velázquez (1920): "Y en Ti llama de amor, zarza florida, / como a Moisés: `Soy el que soy', nos dice / susurrando tu Padre; mas el cáliz / de la rosa, tu boca, que es de mieles, / panal donde las almas van, abejas, / derechas a libar tu boca henchida / de flores campesinas, de parábolas..."

23.4. Ricardo León nos dejó un par de sonetos ejemplares: De profundis y Usquequó, Domine. Manuel Machado escribió La anunciación; Entierro de un monje; Domine, ut videam... Y Eduardo Marquina -entre sus obras de teatro- El monje blanco y un par de poemas a Teresa de Jesús y a Juan de la Cruz. Eugenio d'Ors escribió unas deliciosas Coplas del filósofo Niño y Villancico de Dios en los cabos. José María Pemán merece citarse por su Elegía de la tradición de España, Romance de los siete pecados capitales y Meditación de la soledad de María, en los que la Biblia está en su hondura presente. Gerardo Diego es otro poeta cristiano de resonancias bíblicas: Viacrucis, La gracia, El Apóstol, Canción del Niño Jesús. Adriano del Valle tiene unos Romances en honor de la Inmacula da Virgen María.

23.5. Antonio Machado, a la muerte de su esposa -después del llanto solitario, pasadas las amargas horas silenciosas-, escribe aquellos versos memorables:

Señor, ya me arrancaste
lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío,
mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor,
contra la mía.
Señor, ya estamos solos
mi corazón y el mar.

23.6. Ramón Pérez de Ayala nos entrega La paz del sendero. Y Gabriel Miró, en sus novelas, no deja de beber en las fuentes bíblicas: El Obispo leproso; Nuestro Padre San Daniel; Figuras de la pasión del Señor, etc.

Juan Ramón Jiménez, poeta lírico por excelencia, poeta de la poesía pura, piensa en Dios en más de una ocasión y se resigna al destino: "Sea lo que Vos queráis..." Pero, sobre todo, escribe su libro definitivo Dios deseante y deseado, interiorizándolo todo, aunque la trascendencia ya estaba en la propia realidad evocada. García Lorca y Rafael Alberti no dejan de tener sus villancicos a María o al Niño Jesús, aunque su poesía no sea directamente religiosa. Otro tanto puede decirse de Jorge Guillén y de Pedro Salinas o de Luis Cernuda. (Sin embargo, en el trasfondo de su poesía hay material que conecta con algunos pasajes bíblicos). Vicente Aleixandre, en medio de su pasión por la palabra, escribe un poema: No basta, abierto a la trascendencia.

23.7. José Bergamín, el fundador de "Cruz y raya" -y luego, en el exilio, de "Retoños de cruz y raya" al final de su vida nos ofrece poemas de realidad profundamente interior y con ecos bíblicos en Rimas y sonetos rezagados, por ejemplo. Sus ensayos en prosa están traspasados de espíritu tradicional y religioso, dentro de su permanente originalidad y juego verbal. Poco antes de su muerte nos dejó dicho:

Todos morimos de amor,
queriéndolo o sin quererlo,
morir no es perder la vida:
¡morir es perder el tiempo!

23.8. Otros poetas con hondas raíces bíblicas son Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Manuel Gil. En su poesía florecen las palabras como en la salmodia bíblica, con variedad de ritmos y de sentimientos sagrados, desde la inquietud y el dolor.

23.9. Merece destacarse otro poeta de la época anterior, fallecido en la cárcel: Miguel Hernández (1910-1942). Además de poemas marianos de perfecta factura y sensibilidad, nos dejó su Teatro completo, con los siguientes títulos: Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras (auto sacramental, 1934); El torero más valiente (1934); Los hijos de la piedra (1935); El labrador de más aire (1937); Teatro en la guerra (1937); Pastor de la muerte (1937).

23.10. Dámaso Alonso, por su parte, además de su labor de crítico eminente, acompañó a todos los poetas del 27 y nos entregó libros muy originales: Hijos de la ira (basado en aquella expresión paulina: "Et eramus natura filii irae sicut et ceteri...") (Ef 2,3), Hombre y Dios, Oscura noticia y su poema de última hora -como Juan Ramón, obsesionado, fríamente, por la muerte-. Duda y amor sobre el Ser supremo... He aquí una muestra de esta poesía sincera y existencial damasiana:

Inmensidad, cierto es.
Mas yo no quiero
inmensidad-materia:
otra es la mía,
inmaterial que exista
(¡ay, si no existe!),
eterna, de omnisciencia,
omnipotente.

No material, ¿pues qué?
Te llamo espíritu
(porque en mi vida
espíritu es lo sumo).
Yo ignoro si es que existes;
y si espíritu.

Yo, sin saber, te adoro, te deseo.

Esto es máximo amor:
mi amor te inunda;
el alma se me irradia
en adorarte;
mi vida es tuya sólo
(¿ya no dudo?)
Amor, no sé si existes.
Tuyo, te amo.

23.11. José María Valverde, nacido en Valencia de Alcántara (Cáceres) nos ha entregado en su juventud poesía trascendente: salmos, oraciones... componían sus entregas. Más tarde escribió Voces y acompañamientos para San Mateo, especie de glosas poéticas a pasajes evangélicos. En la dedicatoria a su hijo exclama: "Desde el mirador alto de mi piso repaso /las luces soñolientas de Roma; y en lo negro / cerros antiguos, nombres ilustres, ruinas, montes: / la pila de vecinos me sostiene, dormida. / Yo, poeta vulgar y ciudadano apenas/extravagante miro desde la medianoche, / perdiendo la costumbre de lo sublime, y digo: / Señor, yo me he quedado en medio de tu pueblo".

23.12. Habría que hablar, en esta línea, de José María Souvirón, nacido en Málaga en octubre de 1904, que vivió en París varios años, y volvió a España; escribe con predomino de lo religioso en todos sus versos. Algunos han sido seleccionados para los himnos del Breviario actual castellano, como este soneto:

Ando por mi camino, pasajero,
y a veces creo que voy sin compañía,
hasta que siento el paso que me guía
al compás de mi andar, de otro viajero.

No lo veo, pero está.
Si voy ligero Él apresura el paso.
Se diría que quiere ir a mi lado todo el día,
invisible y seguro, el compañero.

Al llegar a terreno solitario
Él me presta valor para que siga,
y si descanso, junto a mí reposa.

Y cuando hay que subir monte
(Calvario lo llama Él),
siento en su mano amiga que me ayuda,
una llaga dolorosa.

De época anterior, la poesía de José García Nieto -hoy académico de la Lengua- tiene mucho entronque con pasajes bíblicos. Títulos como En la ermita del Cristo de Gracia, La partida, El oficiante, El Diálogo, Lluvia de Dios, etc., son inolvidables. También la Liturgia de las horas recogió el soneto suyo que empieza: "Otra vez -te conozco- me has llamado".

23.13. Sobre poesía de religiosos y sacerdotes publicó en 1978 Florencio Martínez Ruiz una selección, Nuevo mester de clerecía. En él figuran una decena de poetas: J. Bautista Bertrán, Jorge Blajot, Jesús Tomé, Pedro M. Casaldáliga, Antonio Castro, Carlos de la Rica, Rafael Alfaro, J.L. Martín Descalzo, J. Herrero Esteban y V. García Hernández. Todos ellos son poetas clérigos y su hondura de la palabra ungida está bien patente en los versos seleccionados. Se podría hacer un libro nuevo con nuevos valores. El mismo autor de estas líneas publicó una media docena de libros, entre los cuales hay versos de inspiración bíblica. Citaré tan sólo los libros Memorial de la vida y Vesperal de la luz:

Tú eres, Señor.
Nosotros sólo estamos aquí o allí.
La tierra nos imanta.

Y si a veces salimos
y danzamos en el espacio,
todo se agiganta.

Y somos más pequeños
cuanto más alargamos el ansia al infinito
y tan sólo seguimos el compás
de la música atómica y su grito.

23.14. Para finalizar, pasemos revista al Mester de rebeldía de la poesía hispanoamericana. No se trata de poesía religiosa en sí misma, sino de poemas con hondura humana y religiosa en línea similar a la bíblica. Algunos semejan salmos de hoy al estilo de ayer. He aquí sus nombres por países: Pedro Bonifacio Palacios, Enrique Molina, Francisco Madariaga, Mario Trejo, Raúl González, Juan Gelman y Alberto Wainer (Argentina); Walter Fernández, Hugo Patiño del Valle, Óscar Quintanilla, Oscar Alfaro, Alcira Cardona, Héctor Borda y Max Efraín (Bolivia); Luis Carlos López, Jorge Zalamea, Luis Vidales, Emilia Ayarza, Luis Enrique Sendoya, Carlos Castro, Gonzalo Arango, Antonio Lagos y Eduardo Escobar (Colombia); Jorge Debravo y Julieta Dobles (Costa Rica); Nicolás Guillén, Regino Pedroso, Roberto Fernández, Heberto Padilla, Fayad Jamis y Pablo Hernando (Cuba); Pablo de Rokha, Pablo Neruda, Nicanor Parra, Antonio de Undurraga, Gonzalo Rojas y Enrique Lihn (Chile); G. Humberto Mata, Hugo Salazar, León Viera, Jorge Enrique Euler Granada y Jaime Galarza (Ecuador); Oswaldo Escobar, Tirso Canales, Roque Dalton, Manglio Argueta, Roberto Armijo y José Roberto (El Salvador), Miguel Ángel Asturias, Otto Raúl, José Luis Villatoro, Otto René, Luis A. Arango, Marco Antonio Flórez y Carlos Zipfel (Guatemala); Jacobo Cárcamo, Pompeyo del Valle, Roberto Sosa y Óscar Acosta (Honduras), Carlos Pellicer, Efraín Huerta, Jesús Arellano, Thelma Nava, Juan Bañuelos, Óscar Oliva, Jaime Labastida y Abigael Bohórquez (México); Rubén Darío, H. Azarías, Pablo Antonio Cuadras, Joaquín Pasos, Manolo Cuadra, Ernesto Mejía y Ernesto Cardenal (Nicaragua); Demetrio Herrera, José Franco, Martínez Ortega y Carlos Francisco Changmarín (Panamá); Elvio Romero, Rubén Bareiro y Francisco Pérez (Paraguay), Manuel G. Prada, José Santos Chocano, Alberto Hidalgo, Mario Florián, Washington Delgado, Alejandro Romualdo, Gonzalo Rose y Javier Heraud (Perú); Vicente Rodríguez Nietzche y José M. Torres (Puerto Rico), Héctor Incháustegui, Antonio F. Spencer, Francisco Ramón y Enrique Eusebio (Santo Domingo); Julio Herrera Reissig, Juan Cunha Sarandy Cabrera, Mario Benedetti y Milton Schinca (Uruguayy Andrés Eloy Blanco, Antonio Spenetti, Ernesto Jerez, Martiniano Brancho, Juan Calzadilla, Edmundo Aray y Víctor Valera (Venezuela).

Todos -algunos muy dispares- coinciden en su sentido de la protesta y en su ternura interior. Es poesía testimonial y antiimperialista, con ansias de liberación. En este sentido, hay un trasfondo, común al hombre bíblico en su afán de liberación cada vez que caía sometido bajo otras culturas y pueblos. Este "mester de rebeldía" merece tenerse en cuenta. Forman parte de nuestro espíritu por su lengua, por el mestizaje y por la fe cristiana que nos une hace ya casi cinco siglos.

24. CONCLUSIÓN. Este recorrido, a lo largo, ancho y hondo de la poesía hispánica, vista desde su relación con la Biblia, nos ha permitido darnos cuenta de un par de cosas: a) Existe poesía con base directa bíblica. ó) Existe otra cuya relación con el libro sagrado es sólo indirecta, pero que trae ecos lejanos de una misma fuente de inspiración, por tratarse de situaciones vitales similares. El poeta se hace, en este caso, voz de su pueblo.

Ambas las hemos tenido en cuenta. En ambas late ese temblor, interior a la vez y trascendente. En ambas descubrimos como un nuevo salterio. Cada época, cada país, cada situación histórica o personal provoca alabanzas, loas, duelos, llantos o protestas similares. El hombre de este final de milenio eleva su voz como una súplica, en medio del caos circundante, o en medio del armamento nuclear, o en medio de un entorno contaminado. Se siente de nuevo -sobre todo en este último decenio- a la intemperie, hombre desamparado. Pero le queda la palabra, hasta cierto punto. Pues hay veces en que el silencio es la única respuesta.

Poesía y Biblia tienen en común su palabra "inspirada". Y aunque una sea inspiración artística y la otra "divina", ambas pasan por el tamiz de la personalidad de cada autor. Ambas son humanas. En lo que tienen de humanas es en lo que podemos compararlas.

NOTAS: 1 DÁMASO ALONSO, EULALIA GALVARRIATO y Luis ROSALES, Primavera y flor de la literatura hispánica I, Madrid 1966, 3 - 2 La versión en castellano moderno: "Con la ayuda de nuestro Señor don Cristo, don Salvador, señor que está en el honor y señor que tiene el mando con el Padre, con el Espíritu Santo, en los siglos de los siglos. Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amén" -3 Versión al castellano actual: "¿Dices eres adivina/ y adivinas con verdad?/ Dime cuándo me vendrá/ mi amigo Ishaq" - 4 En el lenguaje original dice así el texto: "Fabló mío Cid bien e tan mesurado: / `Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto. / Esto me an buelto míos enemigos malos"' - 5 Cf L. VázQuez, Alfonxo X, un reí de Cartela que poetizou en galego, en "Encrucillada" 17 (19$()) 256 - 6 FEDERICO DECLAuX, Introducción a Título virginal de Nuestra Señora, de Alfonso de Fuentidueña, Eunsa, 1978, 9-10, facsímil - 7 Cf L. VAZQuez, Un poeta renacentista olvidado: Fray Juan Suárez de Godoy, mercedario, en "Estudios" III (1975) 497-522; Algunos temas poetizados por Fray Juan Suárez de Godoy, en "Estudios" 122 (1978) 361397 - 8 JOSE GARCÍA LÓPEZ, Historia de la literatura española, Barcelona 1964, 189 -9 SALVADOR MUÑOZ IGLESIAS, Lo religioso en El Quijote, Toledo 1989 - 10 Cf Luis VÁZQUEZ, Palabra teológico-poética en Tirso de Molina. Discurso de ingreso en la Real Academia de Doctores de Madrid, 3 de mayo de 1989.

BIBL.: No conozco bibliografía específica sobre el tema. Son de interés las obras siguientes: ALONSO D., GALVARRIATO E. y ROSALES L., Primavera y flor de la literatura hispánica (4 vols.), Madrid 1966; Asís Mª D. de, Antología de poetas españoles contemporáneos, Madrid 1981; BALBUENA PRAT A., Antología de Poesía Sacra Española, Madrid 1940; BATAILLóN M., Erasmo y España, 1950; BELTRÁN L., Razones de Buen Amor, Castalia, Madrid 1977 CASTRO CALVO J.M., La Virgen en la Poesía, Barcelona 1954; DICASTILLO M. de, Aula de Dios, Cartuxa Real de Zaragoza, facsímil, Ed. de Aurora Egido, Zaragoza 1978; FUENTIDUEÑA A. de, Título virginal de Nuestra Señora, Eunsa, Pamplona 1978; GARCIA LóPEZ J., Historia de la Literatura Española, Barcelona 1964 Obras dramáticas completas de Tirso de Molina, Ed. de Blanca de los Ríos, Madrid 1962; GONZALO DE BERCEO. Obras completas, Logroño 1977; HERNÁNDEZ M., Teatro completo, Ayuso, Madrid 1978; Historia Universal de la Literatura, Barcelona 1982; LAGOS R., Mester de rebeldía de la poesía hispanoamericana, Madrid-Bogotá 1973; Les trobes en lahors de la Verge María, facsímil, Madrid 1974; MARTINEZ Ruiz F., Nuevo mester de clerecía, Ed. Nacional, Madrid 1978; MENÉNDEZ PELAYO. Estudios sobre el teatro de Lope de Vega (6 vols.), CSIC, Madrid 1949; Río E. del, Antología de la poesía católica del siglo XX, Madrid 1964; RODRÍGUEZ DE TORRES M., Lucha interior y modos de su victoria, Madrid 1986; Poema de Mío Cid, Ed. de Jean Michel, Castalia, Madrid 1986; SERNA P. de la, Cielo espiritual trino y uno, Madrid 1986; VÁZQUEZ FERNÁNDEZ L., Palabra teológico poética en Tirso de Molina. Discurso leído en el acto de recepción a la Real Academia de Doctores de Madrid, Madrid 1989.

Luis Vázquez