UNIVERSALE CONCRETUM SACRAMENTALE
DicEc
 

¿Se puede aplicar a la Iglesia la categoría de universale concretum? De hecho, H. U. von >Balthasar así lo hace en uno de sus últimos escritos. La categoría universale concretum, aplicada fundamentalmente a Cristo, pretende expresar primariamente la realidad entera del Verbo encarnado, como trascendencia e inmanencia de Dios y la unicidad incomparable de Cristo en su más profunda similitud con nosotros. Sus inicios se encuentran en Gregorio de Niza y Máximo el Confesor, y a finales de la Edad media en Nicolás de Cusa, tradición que servirá para purificar su uso idealístico (Hegel, Fichte y Schelling), y poder así traspasar «el largo y duro foso» del que hablaba G. E. Lessing al observar con una formulación emblemática que «las verdades históricas, como contingentes que son, no pueden servir de prueba de las verdades de razón como necesarias que son» (Sobre la demostración en espíritu y fuerza [1777]).

El universale concretum, pues, se convierte en cifra para dar respuesta a esta gran cuestión tan fuertemente planteada a partir de la Ilustración y designa teológicamente el carácter escatológico del cristianismo. Por eso la fe en Jesucristo como universale concretum no es tanto un punto de vista fijo, sino un movimiento vivido en la «sequela Christi», que lo hace creíble gracias a su universalidad, puesto que viene al encuentro Jesucristo, el único que en persona es la salvación.

Balthasar formula así su aplicación a la Iglesia: «Existen primero analogías naturales y después también de gracia —puesto que la cruz posee significado y efecto universal— de lo que a continuación se describirá como Iglesia: no se habrá de entender de otro modo que como un concreto que a su manera —es decir, misioneramente— tiene que ser universal». Ahora bien, este universale concretum lo es en cuanto «sacramento», ya que en la dimensión de signo hace ver «formalmente» la Iglesia como universale y en la dimensión de instrumento la presenta «necesariamente» como concretum; por esto se debe unir el universale concretum aplicado a la Iglesia el adjetivo sacramentale en cuanto que actualiza el amor salvador de Dios en Jesucristo «totum sed non totaliter», teniendo presente además que «todo el bien que el pueblo de Dios puede ofrecer a la familia humana en el tiempo de su peregrinación en la tierra brota del hecho de que la Iglesia es universale sacramentum salutis» (GS 45).