HUS, John
(ca. 1372-1415)
DicEc
 

John Hus (Huss) nació en Husinec (de ahí Hus/Huss), Bohemia, hacia 1372. Ordenado sacerdote en 1400, fue nombrado en 1401 decano de la facultad de filosofía de la Universidad de Praga. Por entonces empezaban a conocerse allí los escritos de >Wycliffe. Hus, que estaba interesado tanto en la reforma como en el nacionalismo, se apropió con entusiasmo del pensamiento del reformador inglés, aunque introduciendo también innovaciones personales. Condenó ásperamente los vicios del clero en sermones predicados en lengua vernácula. En 1409 fue nombrado rector de la universidad, por entonces un centro de pensamiento wycliffita. Fue excomulgado en 1411 y tuvo que dejar Praga. En buenas relaciones con la nobleza, se dedicó a escribir su obra principal, un libro sobre la Iglesia (De Ecclesia), los diez primeros capítulos del cual son wycliffitas: la Iglesia es la comunidad de los predestinados; se cuestiona la estructura jerárquica de la Iglesia.

En una situación tensa, el emperador Segismundo pidió a Hus que se presentara en el concilio de >Constanza, proponiéndole una especie de salvoconducto, a pesar de lo cual fue encarcelado en Constanza. Al parecer, no había caído bien en la cuenta de su situación: no era un miembro libre del concilio, sino que estaba excomulgado, era sospechoso de herejía y había sido convocado para responder de su situación.

El rey alemán pidió que se le concediera una audiencia pública, en el curso de la cual, en junio de 1415, se lamentó de que muchas de las ideas que se le atribuían no fueran suyas.

Sus amigos trataron de obtener de él una abjuración moderada, pero él se negó y fue entregado al brazo secular, muriendo en la hoguera el 6 de julio de 1415.

John Hus ha sido objeto de diversas interpretaciones; se ha visto como un nacionalista, como un hereje y como un mártir de la libertad de conciencia. Es claro que no mantenía todo lo que se imputaba en Constanza. Su postura en relación con la Iglesia era de tono espiritual y agustiniano, pero negaba importantes rasgos institucionales y su visión del papado era insostenible. Su discípulo Jerónimo de Praga fue quemado también un año después por el mismo concilio.