HERMAS (Pastor de)
DicEc
 

Hermas se presenta a sí mismo como un antiguo esclavo miembro de la Iglesia de Roma. El libro a él atribuido, El pastor, recoge visiones y revelaciones en su mayor parte relacionadas con el problema del pecado en la Iglesia y la cuestión del arrepentimiento y la reconciliación. Pero su obra nos permite también tener acceso a datos preciosos sobre la Iglesia en una época en que la documentación es muy escasa. El libro se divide en cinco «visiones», doce «mandamientos» (entolé) y diez parábolas o «comparaciones» (parabolé). La datación varía según los autores, pero la mayor parte lo sitúan hacia el 140, por lo general basándose en un comentario del Fragmento >muratoriano en el que, al tiempo que se niega que forme parte de la Escritura, se dice del Pastor que ha sido escrito por Hermas, hermano de Pío, obispo de Roma. La falta de datos claros acerca de la existencia de un obispo en Roma en la época en que Hermas escribe ha llevado a algunos estudiosos a señalar una fecha incluso anterior, en el siglo I. Una fecha temprana armonizaría con la afirmación de Orígenes de que Hermas es la persona que se menciona en Rom 16,14, así como con el encargo de entregarle un librito a Clemente (¿en Roma entre ca. 91 y ca. 101?). Fecha tan temprana explicaría también el hecho de que la obra fuera considerada como parte de la Escritura por Ireneo, el premontanista Tertuliano y Orígenes.

Algunos investigadores consideran la obra como una recopilación en el siglo II de dos documentos del siglo I: el primero que se debería a Hermas y constaría de Visiones 1-4, y el segundo que sería anónimo y estaría formado por la Visión 5, los Mandamientos y las Parábolas.

Aparte de ser un documento relevante sobre la evolución del sacramento de la >reconciliación, el Pastor recoge también importantes enseñanzas sobre la Iglesia. La Iglesia aparece como una anciana, cargada de años porque «fue creada antes que todas las cosas y para ella se creó todo» (>Abel). Pero visiones posteriores la muestran cada vez más joven y hermosa a medida que sus hijos se convierten.

La Iglesia es también la esposa, la casa de Dios, su viña", su pueblo y el reino escatológico de Dios. Pero la imagen que más destaca, y que aparece dos veces, es la de la Iglesia como torre. La torre se está construyendo para el Señor. Algunas piedras son óptimas, otras han de pulirse, otras son rechazadas. La Iglesia aquí es escatológica, con cierto sentido de inminencia o presencia. La roca sobre la que está construida es el Hijo de Dios; las piedras salen del agua, es decir, del bautismo.

No se hace una descripción detallada del ordenamiento eclesiástico, pero se mencionan los apóstoles, los obispos, los presbíteros, los maestros (didaskoloi) y los diáconos. Nunca se mencionan juntos los obispos y los presbíteros, lo que puede significar que se trata de términos sinónimos. Tratándose de un texto de origen romano, resulta difícil explicar la ausencia de toda referencia a un único obispo, especialmente si se acepta como fecha mediados del siglo II. Hay una larga sección sobre el discernimiento de los verdaderos y los falsos >profetas. Como en la >Didaché, los profetas son probados por su comportamiento.

La obra de Hermas hunde profundamente sus raíces en el judeocristianismo y su principal centro de interés es el arrepentimiento y la conversión. La conversión apremia: los paganos pueden arrepentirse en cualquier momento antes del final, pero los cristianos tienen un tiempo determinado para hacerlo. El autor se muestra muy preocupado por el peligro de las riquezas: la situación ideal es que el rico ayude al pobre con cosas materiales y el pobre a su vez ayude al rico con su oración.

Hacia el siglo IV la autoridad de este antiguo texto había languidecido. Esto pudo deberse a su planteamiento visionario y apocalíptico y a la falta de desarrollo de su cristología y pneumatología.