Alma

•A^CT [psyché] alma, vida
I 1 Psyché etimológicamente esta relacionado con la raíz indoeuropea bhs, que significa ante todo aliento,
aliento de vida, hálito El significado originario de psyché es, por tanto, impersonal, quiere decir el hálito vital del
hombre Para el concepto de «alma como portadora de vivencias conscientes» (Hofmann, 428) utiliza Ho
mero todavía 9vuog [thymos] (relacionado con el lat fumus, humo, derivado de $»eo [thyo], sacrificar), que
designa el hervor de la sangre caliente, la fuerza de la vida, y luego, la emoción (excitación, prontitud para la acción, 
apetito o impulso)

Ambas palabras designan un fenómeno psicofisico, pero distinto Ya Homero intenta, en II 11, 334, la
combinación thymos kai psyché Como se conocía la dependencia del «alma consciente» (thymos) de la inconsciente
(psyché), se amplio en el uso épico más antiguo la significación fundamental primitiva de psyché, con lo que
abarcó el contenido significativo de thymos Así la psyché, entendida originariamente como fundamento impersonal
e inconsciente de la vida, se convirtió en la portadora de las vivencias conscientes Las concepciones sobre la
metempsicosis en el s VI a C muestran el final de este proceso psyche abarca entonces de la misma manera el
fundamento de la vida y la conciencia A la psyche se la considera ahora como algo estable y duradero, y a la persona
se le atribuye la responsabilidad de su destino

Teniendo presente este cambio de significado de psyché, nos encontramos con los siguientes tres aspectos se le
considera a) como fundamento impersonal de la vida, como la vida b) como el interior del hombre c) como el
alma independiente frente al cuerpo

2 a) En la antigua literatura griega, se concibe al alma como relacionada con el cuerpo Si esta le abandona,
le abandona la vida (Homero, Od 14,426) A uno se le arrebata el alma y con ello se le quita la vida (Homero, Od
22, 444) Asi el alma puede considerarse sin mas como la vida Se implora la vida (Sófocles, Oed Col 1326,
Herodoto I, 24, 2) Se lucha por la vida (Homero, Od 22, 245), se arriesga la vida (Homero, Od 3, 74) Se acepta
dinero de expiación por el alma, es decir, por la vida de un hombre (Herodoto II, 134,4) Se deja escapar el alma y
con ello la vida (Eurípides, Or 1172) Psyche puede incluso llegar a significar el contenido de la vida, y asi se dice
del dinero (Hesiodo, Op 686) y de los niños (Eurípides, Andr 419)

b) Psyché puede significar el interior del hombre, su personalidad Asi el alma puede equivaler a la persona
(Sófocles, Oed Col 499) El alma unida al cuerpo es una fuerza tan personal, que la psyche puede sustituir al
pronombre personal, de forma que «mi alma» es lo mismo que «yo» (Sófocles, Ant 227) Y según las cualidades
interiores de un hombre, su alma puede designarse como fuerte (Aristófanes, Ach 393) o como sabia (id, Nub 94)
Los hombres pueden ordenarse según su fuerza anímica (Herodoto V, 124,1) El hombre, si en el fondo es algo, es
alma (Platón, Alcibiades I, 130, C)

Como fuerza propia del alma se considera ante todo el movimiento que ella comunica al cuerpo en el que vive
(Platón, Leg 896 A/B) El concepto de alma se aproxima al de carácter (Sófocles, Phil 55) y de disposición de
animo (Herodoto III, 14, I) Aristóteles pregunta por el ser o la esencia del alma, esa fuerza interior que llena y
mueve al hombre, y la designa como fuego y calor (Aristóteles, An 404a) Luego se plantea la cuestión critica de
como un alma determinada llega a un cuerpo determinado, y se pregunta si poseen una interdependencia interior o
si su estar juntos depende de la casualidad (Aristóteles, An 407h 22)

Platón proporciona la concepción de que el alma puede estar privada del cuerpo (Platón, Leg 873 A/B)

El alma es la sede de las sensaciones, de los deseos y satisfacciones, de los placeres (Esquilo, Pers 841) La
palabra «alma» se encuentra en lugar de sentimiento «Tener un alma» significa entonces lo mismo que «tener un
determinado sentimiento» (Demostenes 28, 21) Asimismo es el alma, y no el cuerpo, la sede del amor y del deseo
erótico (Eurípides, Hipp 505), del hambre y de la sed (Jenofonte, Inst C VIII, 7,4) Pero también las fuerzas de la
razón y de la voluntad son parte del alma Asi se sitúa el alma al nivel del pensamiento y del juicio (Sófocles,
Ant 176)

Las propiedades del alma son el movimiento, la percepción, la sensación y ante todo la incorporeidad
(Aristóteles, An 405b 11) También llega a formar el alma, según sus fuerzas, un juicio moral El alma posee ciertas
capacidades Tareas suyas son cuidar, mandar, aconsejar (Platón, Resp 353 D) Sin el alma que les sirva de base, la
sabiduría y la inteligencia aoq>ia [sophia] y vo>\ [nous] no tendrían ninguna posibilidad de desarrollo La filosofía
griega reflexiono constantemente sobre todo acerca de las relaciones entre las diversas facultades del alma, y acerca
de su numero y posibilidades Asi, p ej, los pitagóricos consideran al alma como integrada por tres partes
pensamiento, voluntad y pasión (>o, lauo^ [logismos], 9v¡io, [thymos], éniDoiíioí [epithymia]) Aristóteles (An 413b
11) propone otra división triple nutrición, percepción y pensamiento También existen diversas opiniones sobre si
el alma es, con respecto al cuerpo, un ser especial de una sustancia totalmente distinta, o si, como piensa Epicuro
(Epistulae lp 19 Usener), puede admitirse una corporeidad del alma, de forma que sea concebible como un
minúsculo cuerpo que semezcla con un hálito de calor Pues el calor aparece como el elemento esencial déla viday
debe permanecer en una concepción del alma como cuerpo

Los estoicos consideran el alma como una realidad corpórea, que se nutre de materias corpóreas y que llena el
cuerpo Ella tiene intercambios con el cuerpo La sustancia del alma es el aliento, el nvsvua [pneúma] También el
alma se genera Ella se nutre de las exhalaciones de la sangre y del aire, que aspira ílaün [pathe], los afectos son los
peores enemigos del alma, ya que son capaces de arrebatarle la libertad Son una limitación antinatural e irracional
del alma

El carácter de ser animado que tiene el alma consiste en que se mueve y puede estimularse a si misma (Platón,
Phaedr 245 E) Entre todos los seres animados, la divinidad infundio en el hombre el alma mas poderosa
(Jenofonte, Mem I, 9, 13) Mas aun, ella participa de lo divino, que a través del alma gobierna en los hombres
(Jenofonte, Mem IV, 3,14) El alma puede ser educada de acuerdo con sus diversas posibilidades Pero ante todo
vale el principio, que Sócrates (Platón, Ap 30 B) desarrolla, de preocuparse por el alma (snipz/xiojii [epmeleisthai]),
no por el dinero o la felicidad Porque del dinero no nace ninguna virtud, en cambio a la rmersa si de la
virtud proceden el dinero y otros bienes, tanto en la vida privada como en la publica Se puede decir que aquí surge
por primera vez el concepto del cuidado del alma En Sócrates no encontramos especulaciones acerca del alma, y
del periodo anterior y posterior a su existencia en el cuerpo, pero si en Platón Aquí se advierte un nue^ o ideal de
educación, y el alma adquiere un sentido totalmente nuevo Ella no tiene nada que ver con el demomo orfico del
alma, m con el alma de la tragedia ática, m con el eíSoí/ ov [eidolon] homenco-epico, aquella forma umbrátil del
hombre en el mas alia (WJaeger, Paideía II, 89 ss, id Die Theoiogie , 88 ss) Y como el alma es espíritu pensante y
razón moral, el servicio al alma es un servicio divino El alma, como parte del cosmos, debe estar en armonía en
consonancia, con el A esa armonía llega el hombre por el completo dominio de si mismo Asi es como puede el
afirmarse frente al destino y a la naturaleza, y como el alma puede también dominar sobre el cuerpo

c) Los cantos épicos homéricos no solo hablan de que el alma se escapa (del hombre), o sea, que la vida le
abandona, sino que conocen también algo sobre la supervivencia del alma, y esto ciertamente sin que medie intento
de ninguna clase de llegar a una concepción especulativa y mental del alma en su peculiaridad respecto al cuerpo,
sino mas bien debido a experiencias parapsicologías, de las que solía hacer el hombre de los tiempos primitivos A
esto corresponde la descripción de Patroclo, caído en la batalla y todavía no en el Hades, y cuya aparición, en
estatura, voz e indumentaria resulta idéntica a la del Patroclo en vida El alma va de una manera semejante a como
avanza el humo, con una especie de susurro, chirriando y zumbando (como hacen los murciélagos Homero, Od
24, 5 ss), diñase que el alma se escabulle y asi se pierde en el mundo de ultratumba Ella es la imagen (eidólon) del
hombre, de un individuo determinado, pero no el mismo De todos modos aquí se representa al alma como una
entidad frente al cuerpo, que se une a su cuerpo y que también lo abandona (Homero, II 23, 65 ss 100 ss, Od 11,
387)

Al mismo tema pertenece también la concepción de un viaje del alma al mas alia y de su regreso a la tierra o la
de su descenso del ámbito de la luz al cuerpo (-» conocimiento, art ymooKw [ginosko] 1, 2c) o a la tierra y de su
retorno al mundo celeste a través de un KOKIOQ yeveaeojv [kyklos geneseon], ciclo de generaciones Otra concepción
es aquella en la que las almas, en el mas alia, se reúnen en una llanura para ser juzgadas, y luego pasan a tomar
parte en un simposio eterno o permanecen en el fango de ultratumba A decir verdad, la fuerza impulsora de todas
estas concepciones del alma, asi como de que se practique el camino de la salvación del alma, es el movimiento
religioso orfico La concepción de un alma independiente con respecto al cuerpo, la cual se separa de el durante un
determinado tiempo y después vuelve al mismo, se encuentra, por lo demás, en otros circuios culturales (cf p ej,
para el chamanismo, MEhade, RGG V, 19613,1386 ss, allí se encontraría también bibliografía, respecto al ámbito
cultural griego, cf WBurkert, Weisheit, id, Tone, [Goes])

Platón nos proporciona la concepción de que el alma podría verse privada de su cuerpo (Leg 873 A/B), de que,
solo después de la separación del cuerpo, vuelve totalmente a si misma (Phaed 66E-67A) y de que es inmortal
(Resp 608D, Phaed 70C, Phaed 245C-E) Fundamenta la necesidad de esa inmortalidad en que el tiempo de la
vida es, para el hombre, demasiado breve, si es que ha de realizar un esfuerzo moral Por esto el hombre, en cuanto
alma, debe pasar por la experiencia de vanas reincorporaciones y debe poder valorarlas El cuerpo es para el alma
un vestido (mpipoXov [períbolon]), una especie de cárcel (Seapwtnpioi [desmoterion], Platón, Crat 400C) La
liberación de esa cárcel se opera por la consagración báquica, por la gracia de los dioses liberadores, y ademas por
el apartamiento ascético del mismo ser terreno Hermes conduce las almas inmortales al mas alia Allí les esj>era a
los no iniciados, los ipvn-zoi [amyétoi] y los áxEhatoi [atelestoi], el fango (f¡opj5opoQ [borboros]) de ultratumba
(Platón, Resp 2, 363D)

Otra concepción de la salvación es aquella en la que el alma sube a la luz, a nuevas reincorporaciones, en una
especie de transmigración de las almas Sus acciones pasadas determinan su nueva existencia en el mundo (ideas
semejantes encontramos en la religiosidad india, donde el kharma es totalmente impersonal y ademas se consume)
Todo eso se deduce, pues, de la creencia de que el alma es algo completamente independiente del cuerpo y posee su
propia sustancia y su propia inmortalidad

En sentido figurado puede utilizarse también el termino psyche para designar el elemento animador de la
constitución del estado Isocrates (12,138), habla del alma del estado, y Demostenes (60,23) designara la capacidad
de los hombres como el alma de Grecia La idea de un alma del mundo como principio vital del cosmos, de forma
que el cosmos sea para si mismo el alma y el principio conductor (fj/spoviKov [hegemonikon]), se encuentra en el
estoico Crisipo (2, 186)

II 1 En los LXX (incluidos los deuterocanonicos), se encuentra la palabra psyche, alma, mas de 900 veces, y
casi en una proporción bastante igual en todos los libros Las mas de las veces corresponde a la palabra hebrea
nephes (originariamente garganta, cuello luego, aliento, hálito) pero también 25 veces corresponde a leb,
-* corazón, el interior (especialmente en Sal, Cr, Is, de no ser asi, leb se traduce las mas de las veces por KxpSia
[kardia]) 5 veces a hayyah, viviente (de no ser asi £coo\ [zoon] -> vida) 2 veces (Gn 41, 8, Ex 35 21) a ruah
-» espíritu (de no ser asi pneuma), y una vez (Lv 17, 4) por is, hombre (de no ser asi avtjp [aner] o avSpcwtog
[anthropos] -> hombre) El hebreo n'sámah, hálito o aliento, se traduce por lo general por nvon [pnoe], viento,
hálito, aliento (-> espíritu), pero nunca por psyche

a) Nephes designa lo que hace de un cuerpo, sea animal u hombre, un ser vivo Asi puede incluso traducirse
una vez (Gn 36, 6) por a&pa [soma] (-» cuerpo) Cuando nepheS se traduce por psyche, la palabra psyche designa
«lo que es vital en el hombre en el sentido mas amplio de la palabra» (GvRad, Teología del AT 1,19784,203),
simplemente lo que vive Asi se habla del alma que vive (Gn 1, 20) El que muere exhala el alma (Jer 15, 9), la
derrama (Lam 2,12) El alma sale del moribundo (Gn 35,18) Ella —es decir, la vida— puede, sin embargo, volver
al cuerpo de un hombre (1 Re 17, 21) «Alma por alma» significa lo mismo que «vida por vida» (Ex 21, 23) La
-» sangre como sede de la vida puede casi identificarse con psyche (Gn 9, 4 5, Lv 17, 11)

b) Psyche como traducción de nephes expresa lo sensible en la vitalidad del yo, sede de los afectos, del amor
(Cant 1,7), de la añoranza (Sal 63 2) y de la alegría (Sal 86,4) En este punto no se reflexiona El «alma» manifiesta
su vida en el movimiento y en la extenonzacion de emociones de diversas clases Ella constituye la síntesis de las
fuerzas interiores del hombre, y de ahí la expresión «con toda el alma» (Dt 13, 4) En el alma reside el apetito de
comer (Dt 12, 20 21), de placer carnal (Jer 2, 24), de matar y de vengarse (Sal 27, 12) El alma exterioriza sus
sentimientos llora (Sal 119 28), se derrama en lagrimas (Job 30, 16), se «dilata» con la longanimidad (Job 6, 11),
pero también el saber y el conocer (Sal 139,14), el pensar (1 Sam 20,4) y el acordarse de si mismo (Lam 3,20) tienen
su sede en el alma El alma es hasta tal punto el compendio de toda la personalidad, de todo el «yo» del hombre,
que «alma» puede equivaler a «yo mismo», «tu mismo», etc (1 Sam 18, 1 y passim)

Asi pueden designarse como almas los seres vivos, todo lo que vive, todo ser viviente, entendido por lo general
colectivamente (Lv 11, 10) En las leyes, «un alma» significa el hombre del que se habla en aquella determinada
prescripción (Lv 4, 2, 5,1 2 4 15 y passim) En los censos del pueblo, se cuenta por «almas» (Ex 1, 5, Dt 10, 22) Asi
se explica perfectamente cuan precario es el conocimiento que el AT tiene del concepto de un alma separada del
cuerpo o de un alma que se separa del mismo en la muerte, hasta el punto de que puede hablar de un muerto como
del alma de un muerto, con lo cual el mismo muerto es mencionado junto con su corporeidad (Nm 6, 6)

c) Mientras que en el uso lingüístico de los textos de Qumran todo sigue en el marco del AT, en los escritos
deuterocanomcos se hace notar mas claramente el influjo del helenismo Por lo demás, aun cuando no se reflexione
sobre la relación entre -> cuerpo y alma, ambos se hallan enfrentados Un cuerpo vicioso es una carga para el alma
(Sab 9, 15) Las almas de los justos están en las manos de Dios (Sab 3, 1) Se habla también de la corrupción de las
almas (Sab 14, 26) Resulta trágico no encontrar ningún remedio para el alma, de forma que deba perderse
eternamente (Sab 16, 9)

2 En sus presentaciones de la historia y de los personajes emplea Josefo conceptos marcadamente helenísticos,
de los que, por su educación y formación, podía servirse

a) También para el, la psyche es ante todo la sede de la vida exterior terrena (las almas hay que salvarlas antes
que la hacienda Ant 9, 240, peligro del alma = peligro de muerte Bell 1,493) Abandonar el alma sigmfica dar la
vida (Bell 6, 183)

b) Cuando ¡a psyche designa al hombre interior con sus diversas facultades, se halla frente al cuerpo (ventajas
del alma y del cuerpo Bell 1,430), es la sede de las virtudes y de la voluntad (Ant 2 9 distingue entre el abolengo en
el nacimiento corporal y la virtud del alma), de los afectos (Ant 20, 83 estremecimiento, Ant 16, 93 odio) y de las
cualidades (Ant 16, 301 maldad)

c) Finalmente, frente a los cuerpos, se sitúan las almas inmortales (Bell 2, 154, cf Ant 18, 18 acerca de los
esemos, que hacen inmortales sus almas) El alma que no cae en la perdición puede pasar a otro cuerpo Pero el
alma malvada sufrirá castigos eternos (Bell 2,163) Fijémonos en la arenga que Josefo (Bell 7, 341 ss) pone en boca
de Eleazar, el jefe de los sublevados en Masada También aquí Josefo se mueve dentro del ámbito de las ideas
helenísticas, en lo que se refiere a la inmortalidad del alma y a su verdadera vida, separada del cuerpo en comunión
eterna con Dios (incluso se citan pensamientos hindúes) Asi para Josefo la inmortalidad del alma y su pertenencia
a una vida eterna implican posibilidades que pueden desperdiciarse en la medida en que el alma inmortal se ve
dominada y sojuzgada por el cuerpo

d) Sin reflexionar, Josefo coloca en el mismo rango psyche y pneúma -» espíritu No se manifiesta acerca de las
funciones en particular Pero, en general, es claro que el pneuma es la conciencia mas alta del hombre, mientras que
psyche representa la fuerza vital como tal (Ant 11, 240)

3 La fe en la creación, propia del AT, repercute en la doctrina de Filón sobre las almas (De Migr Abr 34)
Para el, el alma es la parte del ser humano que esta dotada de fuerzas y de posibilidades divinas, ella pertenece al
espíritu divino (Virt 217) y lo primero de que es capaz es de adorar a Dios Filón recalca especialmente el elemento
rector (hegemomkon) de las almas, que es el nous, la inteligencia (Leg Al 1 I, 39 —» razón) La esencia de esta parte
rectora, como quien dice el «alma» del alma, es el espíritu de Dios (Rer Div Her 55)

a) También Filón conoce el significado de vida de la psyche, todo el ser de la cual es sangre (DeL POL Ins. 84),
y que abarca también lo mortal

b) Lo mismo que en la filosofía griega, se encuentra también en Filón la división del alma en potencias
racionales e irracionales (Agrie 63), asi como la concepción del alma como sede de los afectos > de la \ irtud (Det
Pot Ins 59) y, con ello, de la vida (ibid, 70) La potencia de la inteligencia o nous, se despliega en el pensar j en el
querer, en la fuerza generativa y en la percepción

c) Contrariamente al AT, para Filón es evidente que hay almas sin cuerpo (Sacr AC 5, Som. L 1351 Admite
que el universo, para el santuario de Dios, esta lleno de almas incorpóreas a la manera de espíritus puros, los
angeles, frente a los cuales el hombre se presenta como una mezcla de razón y de sinrazón (Spec Leg. L 66». Habla
de seres superiores, que durante un determinado tiempo se unen a cuerpos mortales y que luego l o deían iPlant
14) El alma consigue la vida eterna por la adquisición y la practica de las virtudes (De ConI Ling. 161),
especialmente por la adoración de Dios (Op Mund 155) El alma abandona por fin lo mortal qae también le
pertenece (cf supra a) y pasa al mundo de lo incorruptible, de lo inmarcesible (De Migr Abr 18). Rcakncnte esta
como en su casa en el mundo divino, mientras que en el cuerpo se encuentra como en un lugar ••«tiaft»» (Som L
181) Como permanentemente móvil, el alma pertenece a Dios, el cual, por su parte, como | nnin Hi •• lili IIII'M il
es el alma del mundo (De Aet Mund 84)

4. También en el resto del judaismo es claramente reconocible el influjo del helenismo Ante todo se advierte
esto en 4 Mac, en la concepción de un alma que se separa del cuerpo en la muerte, de un alma inmortal (la muerte
como camino hacia la inmortalidad 14,5, el premio de la virtud es la inmortalidad del alma, se entiende' 17,12) En
la hora de la muerte, el alma de los justos es tomada por los patriarcas (5, 37, 13, 17) Un claro influjo de las
concepciones helenísticas se muestra en la mitad aproximadamente del siglo Id C, en Johanán ben Zakkai. El
habla de la gehenna como de un lugar de castigo para un entretiempo (Ber 28b, 23 par, sobre este punto Aboth
RN 25,7a, 51). En esta línea se mueve también el midrás sobre el Eclesiastés (3, 21 22a) Aquí nos encontramos con
que tanto las almas de los justos como las de los impíos a la hora de la muerte suben a lo alto para ser juzgadas
Esta concepción sirve de base a dos pasajes del evangelio de Lucas (Le muestra asimismo en Hech el influjo de
concepciones típicamente helénicas), aunque en ellos no se habla expresamente de psyche, alma a) en 16, 23,
Lázaro se halla en el seno de Abrahán y el neo en el lugar del tormento, y b) en 23, 43, se encuentran aquellas
palabras tan conocidas «hoy estarás conmigo en el paraíso» Por el contrario, no encontramos la concepción de un
juicio sobre las almas y los cuerpos por separado Según esto el alma no sena responsable del cuerpo Mas bien se
concibe de forma que, en la resurrección, Dios unirá el alma al cuerpo y luego ambos serán juzgados No podemos,
pues, servirnos de la concepción de un alma como sede de las ideas, de los pensamientos y de las convicciones
morales, frente a un cuerpo como sede de las pasiones A pesar de las concepciones helenísticas sobre el alma,
permanece la esperanza típicamente judía en la resurrección y en la justicia de Dios, que solo entonces entrara en
hza. Dios realiza el juicio al final de los tiempos sobre cuerpo y alma (Sanh 91a) Así se encuentra también la idea de
un juicio sobre las almas, inmediatamente después de la muerte, en la literatura apocalíptica (4 Esd 7, 78 ss) Por
sentencia divina las almas son destinadas o al lugar de la tranquilidad, de la paz y de la septuple alegría o al lugar
de tormentos, donde andan vagando, sumidas en una pena septuple Así contempla Henoc (39, 4 s) las moradas de
los justos muertos, los cuales suplican, interponen su valimiento y ruegan por los hijos de los hombres De una
manera semejante, dice Hen 71,16, que los justos, al morir, entran en el cielo A eso corresponde asimismo la parte
parenética final del libro de Henoc las almas de los pecadores van al mundo subterráneo o infierno, mientras que
los espíritus (entendidos aquí como las almas) de los justos pueden alegrarse y ser felices, y no perecen (Hen
103,47).

III 1. En el NT, a diferencia del uso frecuente de los LXX, psyche se halla en total
101 veces; de ellas 37 en los sinópticos, 15 en Hech y 10 en Jn. El peso del pasado gravita,
pues, en las partes narrativas del NT. En las cartas paulinas se halla en total 11 veces, en
el Ap 7 veces, y 6 veces tanto en Heb como en 1 Pe.

2. a) También en el NT [psyche], alma, es la sede de la vida o la misma vida, como
consta en el famoso logion «...quien quiera salvar su vida (psychen), la perderá; y quien la
pierda por mí... la salvará» (Me 8, 35 par; además Mt 10, 39; Le 17, 33; Jn 12, 25). Lo que
significa que el que da su vida realmente la encuentra, queda claro en el mismo Jesús y en
su muerte y resurrección: la verdadera vida se obtiene siempre únicamente por medio de
la entrega. Se refiere también psyche claramente a la vida, en el logion de Me 10, 45 par:
Cristo fue enviado para dar su vida para -» redención (art. Xúxpov [lytron] III) de
muchos. Del mismo modo en Le 14, 26 «odiar su alma» significa lo mismo que «odiar su
vida» (cf. Le 9,23, negarse a sí mismo). El pasaje que se contrapone a Le 14,26 es el de Ap
12, 11, en el que se habla de los que no han amado su vida.
Psyche comprende todo el ser natural y la vida del hombre, aquello por lo que se
fatiga y por lo que se preocupa constantemente. Así Mt 6, 25 habla de la preocupación
por la psyche, esto es, por la comida; la vida, psyche, y el cuerpo, soma, son obra de Dios;
por eso son más que el alimento y el vestido, por los cuales se preocupa el hombre. Le 12,
19 dice que el rico habla a su alma, es decir, habla consigo mismo. Pero no cuenta con que
la psyche, es decir, la vida, se le puede quitar en cualquier instante. También la cita de
Hech 2, 27 (Sal 16 [15], 10) habla de que la psyche —nuevamente la sede de la vida— es
abandonada por Dios en el hades o entregada al hades (HJKraus, BKAT XV/1, 118), o
sea, de que también el que oraba podía morir. Exponer el alma significa, ya en Pablo,
exponer la vida (Flp 2, 30).

Jn 10,11 nos habla de desprenderse de la psyche, es decir, de arriesgar la vida; 10,17 de
entregarla realmente (cf. Mt 20, 28). También habla de riesgo Jn 13, 37 s, donde Pedro se
brinda a ello («daré mi vida por ti»). En ambas expresiones con tiMv&i [tithénai],
literalmente poner ( = desprenderse) (Jn) y Soóvaí [doúnai], dar (Mt 20, 28; Me 10, 45) la
palabra psyche designa la vida, sea cual fuere la interpretación de estos dos verbos.

En Rom 16,4 piensa Pablo en aquellos que se jugaron la vida por él, y en Hech 15,26,
Bernabé y Pablo son designados como hombres que han entregado su psyche, es decir, su
vida «por la causa de nuestro Señor Jesucristo».

La palabra psyche se encuentra también en el NT en las enumeraciones o censos con
el sentido de individuo o persona (Hech 7,14: «Jacob y sus parientes: 75 almas»; Hech 27,
37: 276 «almas» en el naufragio ante Malta; 1 Pe 3, 20: 8 «almas» salvadas en el arca de
Noé); la frase «toda alma» corresponde a «todo el mundo» (Hech 2,43: «se apoderó de
todo el mundo el temor»; cf. 3, 23; 27, 22; Rom 2, 9; 13, 1).

También la expresión «toda alma viviente» (Ap 16, 3; cf. 8, 9) ha de entenderse en el
sentido del AT. Si en la creación, por el soplo divino, el barro se convirtió en «un alma
viviente» (cf. Gn 2, 7), en 1 Cor 15,45 toma Pablo esta idea para contraponer a esa «alma
viviente», como fuerza y dirección de la vida terreno-natural, el -* espíritu (art. nv£üp.a
[pneüma] III, 3e), que ahora es vivificado en Jesucristo.

b) Psyche significa la vida del hombre interior, algo así como el yo, la persona, la
personalidad, con las diversas potencias del alma. En 2 Cor 1, 23, Pablo pone su «alma»
como garantía en una especie de maldición de sí mismo, que viene a ser una aseveración
solemne. Se alude aquí no sólo a la vida sino al hombre entero con todo lo que él cree,
espera y ambiciona. De una manera semejante escribe Pablo en 1 Tes 2, 8 de sí mismo y
de sus colaboradores que entregaron sus «almas», es decir, toda su fuerza vital y su
energía, en una palabra a sí mismos con todas las fuerzas de su personalidad, en el trabajo
día y noche, en el cuidado por sus comunidades. El «alma», en el sentido de persona con
todas las fuerzas de la conciencia, se menciona en Jn 10, 24 (la pregunta de los judíos a
Jesús sobre si era o no el Cristo). Se la pone en vilo, se la deja en suspenso. En lo hondo
del alma se experimenta la turbación (Mt 26, 28 par). En Le 1, 46 alma y espíritu se
emplean en un parallelismus membrorum. Ambos términos significan aquí el hombre
interior completo, en contraposición a la corporeidad de los labios y del lenguaje. Aquí,
superando la concepción griega, el alma es ante todo la sede de la vida religiosa, de la
relación con Dios. A esta raíz religiosa de la vida humana se alude en Le 2, 35,
precisamente en contraposición con la espada que atraviesa al cuerpo por fuera. Se trata
de una vivencia oculta, interior del alma. De esta vida religiosa se habla también en 3 Jn

2: «...así como prospera tu alma». En este sentido puede describir 2 Pe al piadoso como
«un alma justa».
Es interesante la contraposición entre alma y espíritu, como se advierte en el pasaje de
1 Tes 5, 23, con su antropología tricotómica (o tripartita). No se alinean uno junto a otro
cuerpo y alma sino -> espíritu, alma y -> cuerpo. Aquí espíritu significa —de una manera
semejante a lo que ocurre en Filón y en el platonismo— la parte más elevada del hombre,
posiblemente algo que no está lejos del hegemonikón de Filón (cf. I, 3). Luego alma en este
contexto significa la vida, es decir, la vitalidad y el aspecto de la voluntad y de los
sentimientos del hombre. De una manera similar en 1 Cor 2,14 coloca Pablo al ánthrópos
psychikós frente al ánthrópos pneumatikós, o sea, al hombre iluminado por el espíritu de
Dios. El primero es el ser animado, que, dotado de alma, está lleno de fuerza vital («un
alma viviente», Gn 2, 7; cf. 1 Cor 15, 45), en una palabra, es el hombre natural en
contraposición al espiritual. El espíritu, al que aquí se refiere Pablo, es (a diferencia de
1 Tes 5, 23, cf. supra) el espíritu de Dios, no una fuerza espiritual superior en el hombre,
que le compete como hombre natural. Alma significa, en esta contraposición ai espíritu,
no una categoría antropológica, sino otro modo de existencia.

Por el contrario, cuando se habla en Heb 4,12 de la separación (= frontera» dd alma
y del espíritu, problablemente se piensa en la separación de las potencias interiores del
hombre, que sólo es pensable, pero, por lo demás, no es distinguible. En Heb 6,19 («ancla
del alma») con la palabra «alma» se expresa nuevamente todo el hombre interior con sus
potencias de voluntad, inteligencia y sentimientos. A este contexto pertenece también el
empleo de psyché en el sentido de inteligencia, voluntad, sentimientos, sensaciones, y
fuerzas morales del hombre. Así hay que entender el «con toda el alma» (Mt 22, 37; cf. Dt
6, 5), y, consiguientemente, el EK I/W^C [ek psychés] significa también de corazón, de
buena gana (Ef 6, 6; Col 3, 23; en los dos casos la única vez que aparece en la carta) (cf.
asimismo Ecl 6, 26 y passim). Se le acerca también la expresión ¡aa xjjoxrj [miá psyché],
como una sola alma ( = como un solo hombre) (Flp 1, 27), resultante de év evi nvevfiaxi [en
henípneumati], en el mismo espíritu. Subyace probablemente la idea de que la comunidad
es el cuerpo de Cristo, la cual —lo mismo que el cuerpo humano— está informada por un
alma, y se muestra como verdadera y viva cuando completa la unidad del cuerpo con la
unidad de las fuerzas interiores de la comunidad. En Hech 4,32 se menciona la actitud en
la cual la comunidad se halla unida en un solo corazón y una sola alma, o sea, en la que
todos pensaban y sentían lo mismo. A esta fuerza anímica de los miembros de la
comunidad se refiere la advertencia de Heb 12, 3: «no os canséis ni perdáis el ánimo». A
las almas que no están firmes se las enreda y se las seduce (Heb 10, 39). Aquí se trata del
anhelo del alma, de los movimientos anímicos incontrolados. Las almas pueden asimis
mo ser soliviantadas, pueden malearse (Hech 14, 2).

Del texto del AT procede el hecho de que, por el parallelismus membrorum, el alma y
yo sean intercambiables. Así Dios mismo habla de su alma, con lo cual abarca todo lo
que en el AT designa la personalidad viviente de Dios, su ira, su fidelidad, etc. (Mt 12,18;
Heb 10, 38).

c) El judaismo helenístico conoce la posibilidad alternativa de perder o de salvar el
alma. Esta manera de pensar, en el NT, aparece en la literatura epistolar tardía, si bien
aquí no se menciona el alma inmortal como fuerza y garantía de la eternidad. Y aunque
tales pasajes muestran un evidente fondo helenístico, sin embargo, se sitúan de algún
modo en otro plano, debido a la tradición bíblica, a los conocimientos fundamentales
escatológicos y a la experiencia de fe de los cristianos con el resucitado. La expresión que
p. ej. en Jenofonte (Cyrop. IV, 4, 10) se refiere a la vida, concretamente la consigna:
«salvad vuestras almas» (que equivale a «salvad vuestras vidas») es en adelante una
exhortación a la fe y a la obediencia con respecto al mensaje divino. Es tarea del que
preside la comunidad velar sobre las almas destinadas a la eternidad (Heb 13, 17;
OMichel interpreta aquí el alma por «la vida escatológica»: KEK XIII, 19498, ad locum).
De la salvación del alma, que está en peligro, trata Sant 1, 21; 5, 20. La muerte, de la que
se dice que debe escapar el alma, es la muerte eterna, la exclusión de la vida eterna. La
salvación de las almas en este sentido es objetivo de la fe y tarea de la obra salvadora de
Dios, en la cual deja él que participen los que han sido bautizados en el nombre de su
Hijo (1 Pe 1,9). Por eso 1 Pe 1,22 habla de la purificación y de la expiación en el alma, es
decir, de la vida interior. Se trata del alma en su cara a cara con Dios. Contra ella, contra
su voluntad y obediencia, combaten los deseos carnales (1 Pe 2, 11). El alma, como
portadora de la fe y de la santidad, está destinada a la participación en la vida de Dios, a
la herencia de un futuro divino. Aquí también se contraponen no espíritu, alma y cuerpo,
sino el alma y los deseos carnales. En 1 Pe 2, 25, se alude a aquellas almas cuyo guardián
y pastor es el mismo Jesucristo. El bando contrario lo constituyen, para los esclavos de
los que se habla allí, los guardianes corporales con toda su arbitrariedad e injusticia. El
saber que tienen un verdadero guardián de las almas debe fortalecer a los esclavos en la
paciencia, en el amor y en la humildad (1 Pe 2, 25). Asimismo se alude a aquellas almas,
destinadas a la eternidad y a la victoria sobre la muerte, que los cristianos, en tiempo de
persecución, deben confiar a Dios, que recibe al hombre en la eternidad (1 Pe 4, 19).

A este modo de pensar corresponde también Mt 10, 28 par. El alma sólo debe mirar
a Dios «que puede perder el alma y el cuerpo en la gehenna». Esa alma sólo existe, porque
Dios la llama, porque ella se deja llamar por él y se deja llevar por la fuerza divina. Sólo
Dios tiene poder sobre ella. El puede hacerla vivir o puede matarla. De una manera
similar se habla en Ap 6,9; 20,4, de las almas de los muertos, que se hallan bajo el altar de
Dios en el cielo, es decir, bajo el altar de la reproducción celestial del templo. Esta imagen
tiene probablemente su fundamento en que la sangre del sacrificio se derramaba delante
del altar o sobre el altar. Con ese sacrificio son comparados los mártires, que han
derramado su sangre por Cristo. Por esto, así como en la sangre está el alma, o sea, la
vida, de la misma manera sus almas se encuentran bajo el altar. La idea de fondo es que
las almas adquiridas, salvadas por Dios, que creen en él y que se entregan a él, están
seguras cabe él; que ellas —en su mundo celestial con su porvenir y su llegada a la
tierra— se hallan ligadas inseparablemente a la realización del objetivo y del plan de
Dios.

3. Aunque en la literatura epistolar tardía del NT el concepto helenístico de psyché
se encuentra con más frecuencia que en las restantes partes del NT (cf. 2c), esto, sin
embargo, no puede conducir al error helenístico en el sentido de que el alma sea lo
esencial y más valioso del hombre, lo eterno y lo que queda. En tal modo de pensar,
propio, por lo demás, del idealismo alemán, la eternidad y la supervivencia del alma se
deduce de su singular cualidad. Pero no es éste el caso del NT. Para él, el alma es sólo
aquella dimensión dentro de la cual se deciden la muerte y la vida, la ruina y la felicidad.
Además las afirmaciones acerca de la psyché en el NT coinciden todas en el mismo común
denominador: el contexto de las afirmaciones escatológicas sobre la renovación y la
resurrección. Y no pueden pensarse al margen de ese contexto. Precisamente a este
contexto corresponde el hecho de que Dios juzgue, de que su juicio decida sobre la ruina
o la felicidad de las almas, y de que esa felicidad siempre se entienda al mismo tiempo
desde el punto de vista de la resurrección del cuerpo, y por tanto de una nueva
corporeidad de las almas.

G. Harder

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