Responsable de Contenido:
Guadalupe Chávez Villafaña
Lic. en Periodismo y Maestría en Comunicación Social.
Directora del boletin Acción Femenina
Responsable de Edición:
Unión Femenina Católica Mexicana
Varsovia 37 Colonia Juárez
06600, México, D. F.
TeIs: 01 (55) 52-07-62-63 y 52-07-50-82
TALLER DEDOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
TEMA 1: MISIÓN ESPECÍFICA DEL LAICO EN EL MUNDO
1.- REVISIÓN DEL TRABAJO PERSONAL
2.- PARTIR DE LA EXPERIENCIA Y REVI VIRLA
3.- DOCTRINA O CONTENIDO DEL TEMA
4.- ENCUENTRO CON LA PALABRA DE DIOS.
6.- CONFRONTAR NUESTRA REALIDAD PERSONAL
TEMA II: LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
1.- REVISIÓN DEL TRABAJO PERSONAL
2.- PARTIR DE LA EXPERIENCIA Y REVIVIRLA
3.- DOCTRINA O CONTENIDO DEL TEMA
LA ANGUSTIA SOBRE NUESTRA IDENTIDAD Y DESTINO
LA CONVIVENCIA: DEBERES Y DERECHOS
4.- ENCUENTRO CON LA PALABRA DE DIOS
6.- CONFRONTAR NUESTRA REALIDAD PERSONAL CON LA PALABRA DE DIOS
1.- REVISIÓN DEL TRABAJO PERSONAL
2.- PARTIR DE LA EXPERIENCIA Y REVIVIRLA
3.- DOCTRINA O CONTENIDO DEL TEMA.
4.- ENCUENTRO CON LA PALABRA DE DIOS
6.- CONFRONTAR NUESTRA REALIDAD PERSONAL CON LA PALABRA DE DIOS
Para estudiar cada tema es recomendable reunirse en grupos no menores de cuatro personas, ni mayores de 20. Lo ideal sería trabajarlo primero en tu grupo de Acción Católica y después llevarlo a tu familia, tu grupo de amigos, etc. El tiempo ideal de estudio es de 1 hora 30 minutos. Hay que tener mucho cuidado de no exceder las 2 horas, y eso sólo en algún caso extraordinario.
Hay que nombrar un coordinador(a) del grupo, que conviene sea alguna persona que ya conozca bien la metodología aplicada en los temas. Debemos buscar que todos y todas los integrantes del equipo participen con sus opiniones y reflexiones, y que nadie tome la palabra por mucho tiempo, impidiéndoles así participar a todos los demás.
Si bien un taller es para aprender, lo más importante es que ese aprendizaje se haga vida. Así que te invitamos a estudiar y vivir el Taller de Doctrina Social de la Iglesia que hoy te presentamos.
El método que se utiliza en el taller es el que usamos en el Plan Nacional de Formación “Juan Navarro”, elaborado por la ACM, y que ha tenido gran éxito en la formación catequética de sus socios y de laicos en general, así como en los temas de estudio de los grupos de esposas y madres jóvenes y de las personas de la tercera edad promovidos por la UFCM.
Los pasos a seguir para reflexionar en cada tema son muy sencillos:
1. Objetivo: Se define la meta por alcanzar con el desarrollo del tema.
2. Revisión del trabajo personal: Salvo la primera reunión, en este punto se hará una breve revisión de los
compromisos y tareas que cada uno se planteó en forma individual o en grupo durante la reunión anterior, con la finalidad de que reconozcamos si estamos o no haciendo vida lo que aprendimos.
3. Partir de la experiencia y reviviría: Se busca partir de la propia experiencia para reflexionar, comprender y llevar a la acción el tema estudiado. El propósito básico y su fin es encarnar en nuestra propia vida todo lo aprendido.
4. Doctrina o Contenido del Tema: Se refiere al desarrollo mismo del tema a tratar.
5. Encuentro con la Palabra de Dios: Se da lectura a uno o varios pasajes de la Biblia o de documentos del Magisterio de la Iglesia, que iluminarán desde la perspectiva divina nuestra concepción sobre el tema.
6. Silencio y Reflexión: Se da un breve momento para que cada uno en su interior pueda reflexionar la Palabra de Dios.
7. Confrontar nuestra realidad personal con lo que nos pide el Señor: Una vez leídos y profundizados el contenido del tema y la Palabra de Dios, hemos de descubrir, iluminados por los pasajes de la Biblia, cómo podemos hacer vida como cristianos(as) el tema que se está tratando.
8. Oración Comunitaria: Libremente podremos hacer algunas oraciones que la Palabra de Dios haya hecho surgir en nuestro corazón.
9. Tarea: Se trata de hacer vida lo percibido y aprendido con el tema, mediante el compromiso de realizar ciertas tareas grupales o personales que se proponen en este punto.
10. Canto y Despedida: Se acompañan todos los temas de pequeños pensamientos, oraciones o cantos que nos ayudarán a finalizar armónicamente el estudio del tema.
Taller de Doctrina Social de la Iglesia
Unión Femenina Católica Mexicana
Tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos como laicos y laicas en la transformación del mundo: en la construcción del Reino.
No habrá revisión de trabajo, por ser el primer tema.
Voluntariamente responderemos con sinceridad a las siguientes preguntas.
a) ¿Crees que absolutamente todos y todas tenemos una misión personal?
b) ¿Cómo crees que puedes descubrir tu misión concreta, en las circunstancias reales de tu vida?
c) ¿Cuál crees que es el sentido de tu vida?
Lectura compartida: cada quien leerá un párrafo. Al final se harán los comentarios.
Yo, tú, nosotros, todos somos llamados personalmente por Dios. De El recibimos una misión específica e individual. El mismo Señor nos invita a que nos unamos cada día más y a que nos asociemos a su misión salvadora.
Hoy en día, en este siglo XXI, de nuevo nos envía a todos los rincones a ser testigos y actores en la transformación del mundo según los criterios del Evangelio.
Sin embargo, nuestro camino no está exento de dificultades y peligros. En particular, existen dos graves tentaciones que no es fácil evitar.
La primera es la tentación de que nos dediquemos demasiado a los servicios y a las tareas eclesiales de tal modo que releguemos, descuidemos, o incluso abandonemos nuestras responsabilidades específicas en el trabajo o en la familia, y no participemos activamente en el bienestar de nuestra comunidad o en los campos de la cultura o la política.
La segunda es la tentación de caer en y hasta justificar la separación entre la fe y la vida, entre lo que nos pide el Evangelio y la acción concreta en nuestras actividades cotidianas.
Quizás todos hayamos escuchado frases como las siguientes, y que son ejemplo de esa triste realidad: “Los negocios son ateos “, “una cosa es la Iglesia y otra el mundo”, “que dios no se meta en mi vida pr¡vada”~ “no pago impuestos porque ya doy limosnas”, “voy a misa pero no tienen por qué decirme como tratar a mis empleados”~ “hago como que trabajo’~
Nuevas situaciones: eclesiales, sociales, familiares, económicas, políticas y culturales, presentan hoy cada vez problemas y dificultades más graves, que reclaman con fuerza muy particular la acción de nosotros, los fieles laicos, que ponga un alto a la destrucción de los valores y al avance del mal.
Y como los pecados y las virtudes sociales no existen en el aire, sino que son el resultado de nuestros actos personales, es necesario tener presente que el mundo, y específicamente México, es hoy una realidad compleja, fruto de tendencias y modos de proceder de todos los hombres y mujeres que lo habitamos.
En esta realidad concreta es donde nos hemos de encontrar con Jesús, pues es ésta la viña, es éste el campo en que los fieles laicos estamos llamados a vivir nuestra misión. Jesús nos quiere, como a todos sus discípulos, sal de la tierra y luz del mundo.
Si el no comprometerse ha sido siempre algo inaceptable, el que en esta época no nos comprometamos es aún más culpable. A nadie le es lícito permanecer ocioso. No hay lugar para el ocio: tanto es el trabajo que a todos espera en la viña del Señor.
El encuentro con Jesús vivo, si es auténtico, nos mueve a la conversión. A tomar conciencia de nuestra misión en el mundo y a llevarla a cabo, día a día, con perseverancia y eficacia, con entusiasmo y alegría.
La Conversión nos lleva a una vida nueva, en la que no haya separación entre la fe y las obras, pues cuando existe esta división, el cristiano únicamente lo es de nombre. Para ser verdaderos discípulos del Señor, los creyentes hemos de ser testigos de la propia fe, pues el testigo no da sólo testimonio con las palabras, sino con la vida.
La conversión, para que sea real y completa, nos apremia a tomar conciencia de las exigencias de la vida cristiana; nos pide que vivamos la caridad fraterna, lo que implica una preocupación por todas las necesidades de quienes nos rodean.
Convertirse al Evangelio significa revisar todos los ambientes y dimensiones de nuestra existencia. De modo particular, el cumplir con nuestra misión de laicos y laicas nos exige luchar por tener, vivir y promover una profunda conciencia de la dignidad de cada persona.
Seguir a Jesús es vivir como Él vivió, aceptar su mensaje, asumir sus criterios, abrazar su suerte, participar en su propósito que es el plan del Padre: invitar a todos y a todas a la comunión trinitaria y a la comunión con los hermanos en una sociedad justa y solidaria.
Nos ponemos de pie.
Alguien lee el siguiente pasaje de la Sagrada Escritura
“¿De qué sirve, hermanos míos, que uno diga que tiene fe, si no tiene obras? ¿Por ventura la fe de ese tal puede salvarle? Si un hermano o hermana están desnudos y carecen del diario sustento, y uno de ustedes les dice: ‘Vayan en paz, caliéntense y sáciense’, mas no le dan lo necesario para el cuerpo, ¿qué aprovecha aquello? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta como tal. Mas alguien podría decir: ‘Tú tienes fe y yo tengo obras’. Pues bien, muéstrame tu (pretendida) fe sin las obras y yo, por mis obras, te mostraré mi fe Porque así como el cuerpo separado del espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”.
Sant. 2,14-1 8.26
Reflexionamos en silencio para que la Palabra de Dios transforme nuestra-vida.
Los participantes comentarán voluntariamente las reflexiones que hayan hecho en su encuentro con la Palabra de Dios y responderán a las siguientes preguntas:
a) ¿Qué estamos haciendo en los campos social, familiar, político y económico para transformarlos según el criterio del Evangelio?
b) ¿Existe coherencia entre lo que decimos creer y la forma en que actuamos todos los días? Analizar en qué sí yen qué no y porqué.
c) ¿Cómo podríamos lograr un mejor testimonio cristiano y una mayor participación en la transformación del mundo?
En silencio, cada quien escribirá en su cuaderno un compromiso personal y concreto para realizar durante la semana, y así empezar a vivir realmente según los criterios del Evangelio.
Si lo desean podrán escoger una tarea grupal que busque la transformación de su ambiente cercano, y designar responsabilidades personales para lograrlo.
POR TI, Ml DIOS, CANTANDO VOY
LA ALEGRÍA DE SER TU TESTIGO, SEÑOR.
1. Es fuego tu palabra que mi boca quemó,
mis labios ya son llamas y cenizas mi voz.
Da miedo proclamarte, pero Tú me dices:
‘No temas, contigo estoy”.
2. Tu palabra es una carga que mi espalda
dobló,
es brasa tu mensaje que mi lengua quemo.
Déjate quemar si quieres alumbrar,
no temas, contigo estoy.
3. Me mandas que cante con toda mi voz,
no sé cómo cantar tu mensaje de amor.
Los hombre me preguntan cuál es mi misión,
les digo: “Tu testigo soy”.
==============================
Acción Católica Mexicana Diócesis de Querétaro