DJN-T
 

Tabor

Monte de 562 m. de altura en forma cónica, como de un montón de trigo, aislado de los demás montes de Galilea, situado al nordeste de la llanura de Izreel-Esdredón, al sudeste de Nazaret, en los confines de Neftalí, Isacar y Zabulón. Allí se inició la batalla de Barac contra Sísara, en los tiempos de Débora, la profetisa, juez de Israel (Jue 4,6-14). En tiempos de Jeremías era considerado como la montaña más importante de Canaán (Jer 46,18). En el N. T. no se menciona; la tradición, apoyada en el evangelio apócrifo de los Hebreos, ha fijado en él la transfiguración de Jesucristo (Mt 7,1-14; Mc 9,2-8; Lc 9,28-36).

E. M. N.

Talita cumi

Dos palabras arameas que significan: "niña, a ti te lo digo: levántate", y que Jesucristo pronunció al resucitar a la hija de Jairo (Mc 5,41).

E. M. N.

[Talmud]

Talmud significa "enseñanza", doctrina, y es el conjunto de las explicaciones de los textos jurídicos del Pentateuco; significa también la colección de los comentarios de la mishná, es decir, de la jurisprudencia elaborada por los doctores de la Ley. Existe el Talmud palestinense del siglo v d. de C. y el Talmud babilónico, también del siglo v, cuatro veces más extenso que el palestinense. ->interpretación.

E. M. N.

[Targum]

Antes ya de los tiempos mesiánicos se hablaba en Palestina el arameo. Por eso hubo necesidad de traducir al arameo los libros de la Biblia. Estas traducciones arameas se llamaban "Targumim". Targum equivale a traducción, versión. La traducción se hacía verbalmente, versículo por versículo. El lector del hebreo, qore, leía un versículo y el traductor arameo, meturgeman, lo traducía ni demasiado literalmente ni excesivamente libre; como la traducción se hacía para el pueblo, ordinariamente venía a ser una paráfrasis. Los principales targumim son: Targum Onkelos, del siglo III, y Targum Neofiti, del siglo 1-111. -> interpretación.

E. M. N.

Tasas ->Contexto

Tell

Montículo muy característico del Próximo Oriente, en forma de cono, formado artificialmente por las ruinas y escombros (de aquí que significa también "escombro") y de ciudades que se han ido construyendo unas sobre las ruinas de las otras a lo largo de los siglos. Estas diversas ocupaciones forman los estratos que se distinguen en las excavaciones, más antiguas cuanto más profundas.

E. M. N.

Temor de Dios

El temor de Dios se impone en el hombre como una consecuencia de la suprema soberanía y omnipotencia de Dios. Ante la presencia de Dios, el hombre se sobrecoge, se llena de temor. Así Abrahán (Gén 15,1), Jacob (Gén 28,17), Moisés (Ex 3,6), Isaías (Is 6,5), Zacarías (Lc 1,12), la Santísima Virgen (Lc 1,30), los pastores (Lc 2,9-10). Es un temor lleno de respeto y de veneración que conduce a la obediencia, a la disponibilidad absoluta. El temor de Dios es el principio de la sabiduría (Sal 111,10) y de la vida (Prov 14,27). El temor de Dios sigue siendo norma en el N. T. (Lc 1,50), pero sin que caiga nunca en miedo servil de esclavo, que sería incompatible con el amor y la confianza de los hijos de Dios (Rom 8,15; 1 Jn 4,18).

E. M. N.

Teofanía

Una teofanía es una aparición o manifestación de Dios, bien a través de un ángel (Gén 16,7; 22,11; Ex 3,2; Jue 13,3-23), de una figura humana (Gén 18,1-2; 32,25; 26,2) o de un fenómeno cósmico sobrecogedor, como la tormenta; esta última manera es el marco típico de las teofanías del Sinaí (Ex 3,2; 13,21; 19,16-18), donde el viento es la trompeta que anuncia a Dios, la nube indica su presencia, el trueno es su voz, el rayo es el resplandor de su gloria. En el N. T. las teofanías son muy raras (Mt 28,3-4). Pero la venida del Hijo del hombre se anuncia, al estilo de las famosas teofanías, envuelta en gran aparato cósmico (Mt 24,29-30).

E.M.N.

Teófilo

Teófilo, amigo de Dios, es un personaje ilustre, al que San Lucas dedica el evangelio (Lc 1,3-4) y los Hechos de los Apóstoles (Act 1,1).

E. M. N.

Terremoto

A la muerte (Mt 27,51.54) y a la resurrección de Jesucristo (Mt 28,2) acompaña un grande y sobrecogedor terremoto, como una señal externa del poder divino de Jesús. Su segunda venida, antes del fin del mundo, será también precedida de grandes terremotos (Mt 24,7; Mc 13,8; Lc 21,11).

E. M. N.

Tesoro del templo

Sala del tesoro del templo, inaccesible al público (Neh 10,39; Mt 27,6), delante de la cual había un pórtico, que adquirió también el mismo nombre (Jn 8,20). En él se depositaba el impuesto del templo (Ex 30,11-16) y a través de cepillos exteriores se hacían también donaciones espontáneas, muchas de las cuales eran grandes, pero hechas por pura ostentación, mientras que otras, como la de la pobre viuda, eran módicas, pero más generosas y de mayor valor (Mc 12,41-44; Lc 21,1-4).

E. M. N.

Testamento

Entre los varios nombres que recibe la Sagrada Escritura, uno es el de Antiguo y Nuevo Testamento (cf. Jer 11,1-8; 31,31-33; Mt 26,28; Mc 14,24; Lc 22,20). El término hebreo al que corresponde (berith) significa pacto, alianza; el latino (testamentum), la última voluntad del testador acerca de sus bienes; el griego (diazeke) puede tener ambas significaciones. La significación de pacto, alianza, es central en la Biblia y especialmente en los libros del A. T.; también es fundamental la idea de testamento, en cuanto que los libros de la Sagrada Escritura son documentos sellados con la autoridad de Dios y en los que se contienen las promesas hechas por El a los hombres, a las que la muerte de Jesucristo nos da derecho si cumplimos las condiciones que aquéllas incluyen. ->alianza; biblia.

E. M. N.

Testigo

La palabra griega martyria puede significar: 1) afirmar lo que se ha visto para que los demás se convenzan de ello; 2) especialmente en el juicio, testificar para que el juez haga justicia; 3) el justo, con su conducta, da testimonio de Dios; 4) el testimonio por antonomasia es el del mártir, que firma con su sangre lo que afirma. Sin testigos declarantes no puede haber sentencia penal (Núm 5,13). Hacían falta, por lo menos, dos o tres testigos coincidentes (Dt 19,15-16; Núm 35,30; Mt 26,59-61; Mc 14,56-57). Los falsos testigos eran duramente castigados (Dt 19,16-20; 1 Re 21,10-13; Dan 13,34-41); los sabios de Israel anatematizan al testigo falso (Prov 19,9); había obligación grave de testificar (Lev 5,1.5.6).

Los evangelios sinópticos hablan de testimonio en su sentido corriente en un juicio (Mt 18,16; 26,65; Mc 14,63). El evangelio de San Juan nos habla de un variado testimonio acerca de Jesucristo: dar testimonio de Jesucristo para que todos crean en El, en su mesianidad y en su divinidad. La fe en Jesucristo es una fe razonada, apoyada en múltiples testimonios: el testimonio de las Sagradas Escrituras, del que el mismo Jesucristo echa mano (Jn 5,39); del Padre (Jn 5,31.32.37; 8,40; 12,28; 1 Jn 5, 9-11; Lc 9,35); del Espíritu Santo (Jn 15,26; 16,14); de los milagros (Jn 10,38); de las profecías (Jn 12,26.38-40; 13,18; 14,26; 19,24); de Juan Bautista (Jn 1,6.15.19.29.35; 3,27; 5,33); de los apóstoles (Jn 15,27), que son testigos excepcionales de la resurrección de Jesucristo (Act 1,21; 4,33), que estarán asistidos por el Espíritu Santo cuando tengan que testificar ante los tribunales (Mt 10,18; Lc 12,10-12; Act 6,16); entre los apóstoles hay dos testigos de excepción: Juan, que testifica lo que vio (1 Jn 4,14), y Pedro, que dará el supremo testimonio del martirio (Jn 21,19).

E. M. N.

Tetrarca

En el imperio romano se llamó así a los jefes de un territorio pequeño que no podía ostentar el título de rey. En el N. T. se citan tres tetrarcas: Herodes Antipas (Mt 14,1; Mc 6,14; Lc 9,7), tetrarca de Galilea; Herodes Filipo (Lc 3,1), tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias (Lc 3,1), tetrarca de Abilene. ->política, situación.

E. M. N.

Tiberíades

Ciudad de Galilea, situada en la misma orilla del lago de Tiberíades (o de Genesaret o de Galilea), al Sudoeste, edificada por Herodes Antipas entre los años 17 y 22 d. de C. La llamó Tiberíades en honor de Tiberio César. Fue desde entonces la capital de Galilea, en lugar de Séforis. En los evangelios solamente se la nombra en Jn 6,23. Después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 fue centro importante de la vida judía; allí hubo célebres rabinos que compilaron la mishná (-*Talmud). Acerca de la actividad del Señor en el lago de Tiberíades, los evangelios narran la calma de la tempestad (Mt 8,24-26), la pesca milagrosa (Lc 5,4-11; Jn 21,4-11), la predicación desde una barca (Mc 4,1) y el caminar sobre sus aguas (Jn 6,18,21). ->Genesaret.

E. M. N.

Tiberio

Tiberio Julio César fue el segundo emperador romano (años 14-37); hijo de Tiberio Claudio Nerón y de Livia; hijo adoptivo de Augusto. Sólo es mencionado una vez en el N. T. Juan comienza su ministerio en el año 15 de su reinado (Lc 3,1).

E. M. N.

Tiempo

El tiempo cósmico, que se mide por el ritmo de la naturaleza, se cuenta en días, meses y años, según el calendario, lunar y solar, que Israel tomó de los pueblos vecinos. El tiempo histórico se mide por períodos, por acontecimientos, por generaciones (Mc 13,20), por etapas, por épocas y por reinados. En la Biblia hay ocho grandes períodos: 1) Protohistoria (Gén 1-11); 2) período patriarcal (Gén 12-50); 3) período mosaico (entre el 1300-1230: Ex y Dt); 4) premonárquico (Jos y Jue: 1230-1025); 5) monárquico (1 y 2 Sam; 1 y 2 Re: 1025-587); 6) Exilio (Ez y 2 Is: 587-538); 7) Postexílico (Esd-Neh: 538-6); 8) neotestamentario (Nuevo Testamento: 6 a. de C. al 100 d. de C.). Con la venida de Jesucristo al mundo, su muerte y su resurrección, "se cumplen los tiempos" (Mc 1,15), es decir, se ha llegado a la plenitud de los tiempos (Gál 4,4). Todo el tiempo anterior tendía a Jesucristo y todo el tiempo que vendrá después de él deriva de Jesucristo. El tiempo que media entre Jesucristo y el fin del mundo es el llamado tiempo de la Iglesia, que quedará definitivamente concluido con el "día del Señor". —>escatología.

E. M. N.

Tienda

Tienda se llama también al tabernáculo, lugar de reunión donde Yahvé se encontraba con Moisés (Ex 33,11); fue como la vivienda de los hebreos en su época de nómadas (Heb 11,9); fue asimismo el santuario portátil de los israelitas en el desierto, donde se guardaba el Arca de la Alianza, y considerado como la morada de Yahvé; el mismo templo, a veces, se llama después tienda (Sal 15,1; 27,5; 61,5; 78,60; Eclo 50,5). Metafóricamente, la tienda significa nuestra morada terrestre (2 Cor 5,1-4; 2 Pe 1,13-14), en contraposición a nuestra morada celeste (Lc 16,9). Jesucristo puso su tienda, su morada entre nosotros (Jn 1,14; Act 7,44.46).

E. M. N.

Tierra

Dios es el creador y el dueño absoluto de la tierra (Gén 1-2). Se la da al hombre para que la usufructúe y la domine (Gén .1,28). Todas las cosas creadas han sido puestas por Dios a los pies del hombre (Sal 8,7), el cual está radicalmente vinculado a la tierra; de ella viene y a ella volverá. Tras el primer pecado, la tierra se vuelve rebelde y los frutos que hubiera ofrecido generosa y espontáneamente, han de ser arrancados de ella por el trabajo y el sudor (Gén 3,17-19). Israel, tras ser un pueblo nómada, se instala en la tierra prometida por Dios a Abrahán (Gén 12,7), conquistada en una guerra santa (cf. Libro de Josué), para que quede bien de manifiesto que ha sido Dios el que ha entregado esta tierra, que mana leche y miel (Núm 14,7; Ex 3,8), a Israel (Sal 135,12). Tras el exilio desventurado, y dichoso al propio tiempo, los israelitas volverán de nuevo a su tierra (Ez 37,21.25). Jesucristo, que se encarnó en esta tierra, quedó de alguna manera sellado por ella; así toma de esta tierra (sementera, siega, árboles, plantas, pesca y vida pastoril) comparaciones para ilustrar el reino que viene a establecer en el mundo. Sobre todo, Jesucristo cambia el sentido puramente material de la tierra por un sentido espiritual. Lo que importa no es la tierra física, donde está instalado el pueblo elegido, sino la tierra espiritual, es decir, el reino de Dios, que sólo puede ser conquistado a base de renuncias absolutas (Mc 10,29). Jesucristo declara dichosos a los mansos, a los dulces, porque ellos poseerán la tierra (Mt 5,4). Así la tierra prometida adquiere su verdadero valor, su valor tipológico y de signo, todo lo cual será coronado con la visión del Apocalipsis de una tierra nueva en el fin del mundo (Ap 21,1). ->contexto; pobres.

E. M. N.

Tinieblas

Las tinieblas representan en los evangelios el reino de Satán y del pecado (Mt 4,16; Lc 1,79); el que hace obras malas se refugia en ellas, para que no aparezcan (Jn 3,19); el que sigue a Jesucristo, que es la luz, camina en la luz y vence el poder de las tinieblas (Jn 1,5; 3,19; 8,12; 12,16); el que camina en las tinieblas no sabe a dónde va (Jn 12,35-36); caminar en las tinieblas es rechazar la luz, rechazar a Jesucristo (Jn 1,19; 8,12); es exponerse a caída inevitable (Jn 11,1); el que obra la verdad va a la verdad, va a la luz para que se vea que sus obras están hechas en Dios (Jn 3,21). Las tinieblas representan también el lugar de castigo eterno (Mt 8,12; 22,13; 25,30). ->luz.

E. M. N.

Tipología

En la Biblia, aparte de los sentidos literales, hay también sentidos supraliterales, los llamados sentidos plenario y típico. El sentido típico son "cosas dichas o hechas en el A. T., de tal manera ordenadas y dispuestas por Dios que significaran anticipadamente las que en el nuevo pacto de gracia habían de verificarse". La cosa del A. T. se llama tipo, sombra o figura; la cosa del N. T. se llama antitipo, realidad o figurado. Al sentido típico se le llama también indistintamente sentido real, espiritual, místico, alegórico y simbólico. El sentido típico radica en las cosas y es únicamente conocido por Dios, desconocido por el autor sagrado, y sólo puede detectarse por una revelación posterior, que se encuentra en el N. T., en los Santos Padres, en la liturgia antigua y en el Magisterio de la Iglesia. Las cosas del A. T. son significativas y tipológicas en cuanto están inmersas en la historia de la salvación,que tiende hacia su plena realización en Jesucristo. Para Jesucristo y sus apóstoles, el A. T. es una preparación y una figura del N. T. (Lc 24,27; Jn 5,39; 1 Cor 10,6). Jesucristo interpreta en sentido típico algunas cosas del A. T.: la serpiente de bronce es figura de Jesucristo en la cruz (Jn 3,14); la persona de Jonás en el vientre del cetáceo es tipo de Jesucristo en las entrañas de la tierra (Mt 12,39); el maná es figura de la Eucaristía (Jn 6); el cordero pascual es figura de Jesucristo inmolado (Ex 12,46; Jn 19,36); la vuelta de Israel de Egipto lo es de la vuelta de Jesucristo de Egipto (Os 11,1; Mt 2,150; el paso por el mar Rojo (1 Cor 10,111) y el agua del diluvio (1 Pe 3,21) son tipo del bautismo; Adán es figura de Jesucristo (Rom 5,14).

E. M. N.

Tiro

Ciudad fenicia en una isla rocosa en la costa oriental del Mediterráneo. Los evangelios nos dicen que muchas gentes de Tiro acudían a oír hablar a Jesús (Mc 3,8; Lc 6,17) y que el mismo Jesucristo se retiró a Tiro (Mt 15,21; Mc 7,24,31). Jesucristo habla de ella con cierta alabanza (Mt 11,21-22; Lc 10,13-14). ->doce.

E. M. N.

Tomás

Uno de los doce apóstoles, conocido también con el nombre de Dídimo (mellizo) (Mt 10,3; Mc 3,18; Lc 6,15; Jn 11,16; 21,1). Al igual de los demás apóstoles, tuvo una fe vacilante (Jn 14,5); entre los apóstoles es, por una parte, el tipo de la incredulidad y, por otra, el tipo del más firme creyente (Jn 20,24-28).

E. M. N.

Trabajo

La primera ley que Dios impuso al hombre fue la del trabajo (Gén 2,15). Sólo después del pecado el trabajo adquiere el carácter de castigo (Gén 3,17-19). El código mosaico regula la ley del trabajo: hay que trabajar seis días y descansar uno (Ex 20,8-11). La ley del trabajo es sagrada y universal; de ella sólo pueden sentirse excluidos los ancianos y los inválidos. El primer trabajador es Dios, que se presenta, además, como un obrero en jornada continua (Jn 5,17). Jesucristo no cambió nada ni modificó en nada la ley del trabajo. El personalmente se sometió voluntariamente a ella y se ganó de comer con su propio esfuerzo; tenía el oficio de carpintero (gr. tekton: carpintero, artesano). En el A. T., Dios aparece como el redentor de los trabajadores (Ex 6,6), y en el N. T., Jesucristo aparece también como el redentor de los oprimidos, de los que trabajan con exceso (Mt 11,28). El apostolado es un trabajo, y de él, con pleno derecho, se puede vivir; pero es mejor hacerlo gratis (Mt 10,7-10) y ganarse el pan de cada día con el otro trabajo, como hacía San Pablo (Act 20,33-35; 1 Cor 4,12; 1 Tes 2,9; 2 Tes 3,7-12), que llegó incluso a decir, con plena autoridad y con la más absoluta razón, que "el que no trabaje, que no coma" (2 Tes 3,11). ->providencia.

E. M. N.

Traconítide

Región de Transjordania, al noroeste de la Decápolis y al este de Galilea. En el año 23 d. de C. Augusto se la entregó a Herodes el Grande; y a la muerte de éste, pasó a manos de Herodes Filipo II (Lc 3,1).

E. M. N.

Tribu

Agrupación de clanes y familias, descendientes de un antepasado común y dirigidos por un jefe común. Las famosas "doce tribus de Israel" representan a todo el pueblo elegido. Nacen de los doce hijos de Jacob, seis de su mujer Lía (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón); dos de Zilpa, esclava de Lía (Gad y Aser); dos de su segunda mujer, Raquel (José y Benjamín), y dos de Bilá, esclava de Raquel (Dan y Neftalí) (Gén 29,16; 30,24; 35,16-20); esto indica la diversidad de grado de parentesco entre las doce tribus. El primitivo Israel, instalado en Palestina, no constituía una unidad, ni étnica ni nacional; cada tribu era independiente y autónoma y tenía una organización de tipo patriarcal; había entre ellas una confederación o anfictionía, basada en un pacto con Yahvé, que las mantenía unidas a las cláusulas de la Alianza (Jos 24), unión que se manifestaba no sólo en lo religioso, sino ante el peligro de un enemigo común (cf. Libro de los Jueces). En los evangelios, las doce tribus significan la Iglesia, el verdadero Israel de Dios, e incluso a todo el mundo (Mt 19,28).

E. M. N.

Tributo

Tras las invasiones se solía someter a tributo a los pueblos vencidos. Así lo hizo Israel con los pueblos sometidos en la conquista de Palestina (Jos 17,13; Jue 1,28) y los reyes David (2 Sam 8,2.6) y Salomón (1 Re 5,1) con los pueblos dominados. Salomón gravó con fuertes impuestos a su propio pueblo (1 Re 4,7; 12,3). Pero así también, a la inversa, Israel tuvo que pagar tributo en las diversas dominaciones que sufrió. En la época del N. T. paga tributo al imperio romano. Jesucristo declara que debe pagarse el tributo (Mc 12,14; Lc 20,22), aunque le acusen de lo contrario; y lo mismo dice San Pablo (Rom 13,1-7). Existía también el llamado tributo del templo, impuesto anual que debían pagar todos los israelitas varones mayores de veinte años para el sostenimiento del culto en Jerusalén. Jesucristo lo pagó (Mt 17,24-28); debían pagarlo incluso los israelitas de la diáspora, lo que dio origen al establecimiento de los cambistas en los atrios del templo (Mt 21,12; Jn 2,15). -> contexto.

E. M. N.

Trigo

El trigo se comía crudo, pero en verde, desgranando las espigas (Dt 23,26; Mt 12,1; Mc 2,23; Lc 6,1), tostado (Lev 2,14) o molido, que era lo más general. Jesucristo se sirve del trigo y de la manera de cosecharlo en comparaciones y en parábolas, que ilustran la naturaleza del reino de Dios (Mt 3,12; 13,25.29.30; Mc 4,28; Lc 3,17; 12,18.42; 22,31). El mismo se comparó a un grano de trigo, que tiene que pudrirse en la tierra para dar fruto (Jn 12,24).

E. M. N.

Tristeza

En los evangelios hay diversas manifestaciones de tristeza, también por diversas motivaciones de la misma. Se entristeció el rey Herodes por la petición que le hizo la hija de Herodías (Mt 14,9; Mc 6,26); el joven rico, por la llamada del Señor, que le exigía dejar sus riquezas (Mt 19,22; Mc 10,22; Lc 18,23); los obreros, por la actitud inmisericorde de un compañero de trabajo (Mt 18,31); los apóstoles, por el anuncio de la pasión del Señor (Mt 17,23; Mc 14,19; Jn 16,6); Pedro se entristeció porque Jesucristo le insistía en que si le amaba (Jn 21,17); se entristeció el mismo Jesucristo ante la pasión (Mt 26,37-38; Mc 14,34). Pero en la tristeza se engendra la alegría. Esta es una de las paradojas del Evangelio: los apóstoles estarán ahora tristes, pero luego tendrán la plenitud del gozo (Jn 16,20), exactamente igual que la mujer, triste ante el parto, pero gozosa después de él (Jn 16,21-22), y todo ello en espera de la definitiva y eterna desaparición de las lágrimas (Ap 7,17; 21,4).

E. M. N.

Trompeta

Instrumento musical de cuerno de animal o de metal. Se utilizaba como señal de combate (Núm 10,9; 1 Mac 4,40; 1 Cor 14,8) o como el principio de una fiesta (JI 2,5; Mt 6,2). La caridad y la limosna hay que hacerlas en secreto, sin tocar la trompeta para que todo el mundo se entere (Mt 6,2); el Hijo del hombre, al fin de los tiempos, vendrá con toda solemnidad y al son de trompeta (Mt 24,31).

E. M. N.

Tumba

Se utilizaban para tumbas las cuevas naturales o artificiales excavadas en la roca (Mt 27,60; Mc 15,46; Lc 23,53); solían estar blanqueadas con cal (Mt 23,27), para que de este modo se advirtieran con facilidad y se evitara la impureza legal (Lc 11,44); era morada de los apartados, por diversos motivos, de la convivencia social (Mt 8,28; Mc 5,2-5; Lc 8,17); en memoria del difunto solían estar engalanadas (Mt 23,21; Lc 11,47); las tumbas solían tener dos estancias y estaban a las afueras de la ciudad; los extranjeros tenían un lugar de enterramiento distinto (Mt 27,7). No tener tumba propia era considerado como un tremendo castigo (Ap 11,9). ->sepulcro.

E. M. N.

Túnica

Vestido principal, que iba bajo el manto, con mangas cortas, y que cubría todo el cuerpo. Algunas llegaban hasta los pies. Los de alta posición solían tener dos túnicas (Mt 10,10; Mc 6,9; 14,63; Lc 3,11; 9,3). De ordinario eran blancas, pero, a veces, de elegante tejido, de arriba abajo, es decir, sin costura (Jn 19,23). Jesucristo quiere que sus discípulos no estén apegados a la túnica, que la regalen incluso, que estén desprovistos de todo, hasta de sus vestidos (Mt 5,40; 10,10; Mc 6,9; Lc 3,11; 6,29). Rasgarse las vestiduras era signo de desaprobación y de gran dolor (Mc 14,63).

E. M. N.