Piscina
DJN
 

Las piscinas se solían excavar en la tierra y se destinaban a recoger el agua, ya que en Palestina, al abundar poco las lluvias y las fuentes, había que proveerse de ella y conservarla. Se recogía el agua de lluvia o se traía canalizada de alguna fuente. Las piscinas eran subterráneas o a flor de tierra. Estas últimas servían también como abrevadero para el ganado (Jn 5, 2. 7; 9, 7).

Una es especial para Jesús. Nos referimos a la que hay en Jerusalén, llamada la piscina de Betesda, en torno a la cual había muchos enfermos esperando verse beneficiados por el poder curativo de sus aguas. La descripción que nos hace de ella el evangelio de Juan (5, 1-9, a propósito del signo de la curación del paralítico que llevaba treinta y ocho años enfermo) es correcta, como lo han demostrado las excavaciones arqueológicas. Estaba a unos cien metros al norte del templo.

Era un cuadrilátero de unos ciento veinte metros por sesenta, rodeado de una larga serie de arcos -que se llamaban pórticos- y dividido por un muro sobre el cual aparecía un quinto pórtico. El nombre de la piscina, según consta en el rollo de cobre de Qumran, es Betesda (su etimología aramea significaría "casa de la misericordia"). Los arqueólogos la descubrieron el año 1931-32 entre las ruinas de la basílica de santa Ana.

Lo importante es el relato de la curación. ¿Por qué estaban alli los enfermos? Porque se creía que aquellas aguas tenían poder curativo. ¿Especie de aguas termales aplicables a diversas enfermedades? El movimiento de las aguas podría explicarse por la existencia de una fuente intermitente. La explicación de Jn 5, 3b-4: Estaban esperando el movimiento del agua del estanque, porque de cuando en cuanto bajaba un ángel del Señor y agitaba el agua. El primero que se metiera en el agua después de que ocurriera esto, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera, no figura en los mejores y más antiguos manuscritos. Probablemente se trata de un intento de explicar el movimiento del agua y su poder curativo. -> Betzata; enfermedad.

Felipe F. Ramos