Nunc dimittis
DJN
 

Para muchos comentaristas el «Nunc dimittis» es el más bello, entrañable, luminoso y lleno de universal esperanza de los cánticos lucanos. Se llama así por las primeras palabras con que se traduce al latín el texto griego (Nunc dimittis=Ahora puedes dejar...). desde el siglo V se ha recitado en la plegaria nocturna como parte del oficio monástico de las horas. Tiene como marco dos hechos realizados en el templo que definen la manifestación de Jesús: -la purificación de la madre a los cuarenta días del parto (Lc 2,22a y 24), -y el rescate del primogénito al mes del nacimiento (22b y 23). Prescindiendo de los problemas críticos y literarios, lo que se pone de relieve es la escrupulosa fidelidad de José y María a las prescripciones de la ley mosaica: «La gran novedad de la actuación salvífica de Dios entra en la historia humana a través de una aceptación de su palabra, expresada en la ley».

1) La manifestación de Jesús se desarrolla en torno a dos personajes: -Simeón, cuyos íntimos sentimientos se proyectan en cántico de alabanza y de anuncio profético, -y Ana, la profetisa, que lo hace en forma de acción de gracias y magnificando la figura del niño.

a) Primera manifestación de Jesús (2,25-35). Esta primera manifestación se realiza por medio de la figura venerable del anciano Simeón («Dios ha escuchado»). Hombre «honrado y piadoso», «aguarda la restauración mesiánica de Israel», y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de ver al Ungido del Señor». El «Nunc dimittis», en el que Simeón ensalza la figura del niño, lo mismo que Zacarías predice la grandeza de Juan en el Benedictus, comienza en el vers. 28: «Simeón tomó en brazos al niño y bendijo a Dios diciendo». El segundo oráculo en labios de Simeón comienza en vers. 34ab: «Simeón los bendijo y dijo a María su madre». «Lo más importante es que Simeón reconoce en este niño al portador de las promesas mesiánicas de paz, salvación, luz. En él, la promesa se va a revelar a los gentiles, y redundará en gloria para Israel; por más que la salvación está destinada a "todos los pueblos", tanto a Israel como a las naciones paganas» (J. A. FITZMYER, bibl. 247).

El anuncio profético de Simeón va dirigido a la madre del niño (vers. 34bc-35ab). Al describir al niño como fuente de división el evangelista está proyectando una realidad histórica y una vivencia religiosa que tiene su origen en la misma persona de Jesús y en su mensaje (Lc 12,51-53). «Ten en cuenta que éste está puesto para caída y resurgimiento de muchos en Israel y para señal de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma, para que salgan los pensamientos del fondo de muchos corazones». Aparece ya el tema del rechazo que irá adquiriendo diversas manifestaciones en el transcurso de la historia (Lc 4,29; 13,33-35; 19,44.47-48; 20,14-17). También María experimentará en su propia carne esta postura de rechazo, que irá más allá de los lazos de sangre y de la carne y afectará a la fidelidad del discípulo.

Simeón puede partir en paz, no porque haya terminado su tarea, sino porque Dios ha cumplido su palabra. «Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo vaya en paz...» Es el «ahora» de la irrupción total de Dios en la historia mediante Jesucristo salvador; termina un tiempo y comienza otro: Dios ha cumplido su palabra.

b) Análisis del Nunc dimittis: La estructura del cántico es muy sencilla: consta de tres dísticos diáfanos y claros (vers. 29,30-31 y 32). El vocabulario está tomado en gran parte de las dos últimas partes de Isaías (52,9-10;49.6;46,13;42,6;40,5). El Nunc dimittis es un tejido, un empedrado de temas isaianos, lo que nos orienta para descubrir el género midráshico, por ejemplo «el tema de la salvación», frases como «a la vista de todas las naciones, luz de los gentiles, gloria para Israel». También en Isaías se habla de universalismo, pero es un universalismo subordinado a Israel: la luz llegará a los gentiles, pero tendrán que acudir a Jerusalén, porque Israel es el pueblo de Dios. El cántico de Zacarías decía en 1,68 que el Dios de Israel había «venido a liberar a su pueblo»; el cántico de Simeón tiene una perspectiva más amplia de la redención de Dios. «La apertura de Nunc dimittis a los gentiles incorpora al relato lucano de la infancia un tema que vimos en el relato mateano de los magos. En su segundo capítulo ambos evangelistas anticipan el futuro del evangelio incorporando al relato del nacimiento el tema de los gentiles que son atraídos por la luz del Hijo de Dios. De hecho Lucas presenta a Simeón expresando una idea que posteriormente estará asociada con los dos grandes protagonistas de Hechos» (R. E. BROWN, bibl. 479-480). Igualmente la proyección universalista es mucho más amplia en el Nunc dimittis que en el Gloria, proclamado por los ángeles (=en quienes Dios se complace); Simeón (=«luz para iluminar a los gentiles»), una salvación exuberante, manifestada tanto a las naciones paganas como a Israel. Desde el «origen», Lucas subraya la universalidad de la liberación cristiana, en conformidad con el plan que va a desarrollar en su obra completa.

c) Naturaleza del cántico: Encontramos en el evangelio de la Infancia, de Lucas, tres composiciones que la tradición cristiana conoce con el nombre genérico de «himnos». Tienen unas características muy similares: un esquema uniforme, el relato es un tejido de textos viejotestamentarios, en los tres se describe la figura, destino y función de un personaje: (Juan Bautista, María, Jesús) = Benedictus, Magnificat, Nunc dimittis; el himno lo pronuncia una persona destacada (=Zacarías, María, Simeón). Claramente nos hallamos ante un género llamado «midrashico», muy usado, tanto entre los judíos como entre los cristianos. «Según René Bloch, citado por R. E. Brown, «Midrás rabínico es una reflexión o meditación homilética sobre la Biblia que intenta reinterpretar o actualizar un texto del pasado teniendo en cuenta las circunstancias actuales» (BIbI. 582). Ejemplo típico es el libro del Apocalipsis cristiano.

Estas características uniformes nos impulsan a preguntarnos -¿Fueron los discursos pronunciados así, materialmente, por las personas en cuyos labios se colocan? -¿Tanto estos tres «himnos» o «discursos» como los muchos otros de la entera obra lucana, de las mismas características, son composiciones libres de Lucas o están fundados en «memorias» o documentos? Apuntamos unas sugerencias para la solución.

- Ordinariamente los historiadores antiguos suplen los análisis psicológicos o reflexiones sobre el sentido de la historia que narran mediante discursos colocados en boca de personajes. Manifiestan el sentido de la situación que describen, los sentimientos del personaje que habla y también los sentimientos del que escribe.

- En 1949 se publica una comunicación hecha en 1944 por M. Dibelius, muerto en 1947, a la Academia de Heildelberg, que arroja mucha luz sobre el problema. Según las reglas de la historiografía griega, una obra bien compuesta debe incluir cierto número de discursos. Sirven para dar más agilidad, más vida, más interés a la narración. Los discursos, según esta tradición historiográfica, deben entenderse, no en función de los personajes en cuyos labios se ponen, sino en función del papel que juegan en el plan general de la obra.

- Utilizando una técnica historiográfica admitida, Lucas hace realmente obra original. Esto se debe en parte al fin propio que intenta, que no es solamente contar la historia, sino entregar una enseñanza religiosa. ->infancia, evangelios de la.

BIBL. - J. WINANDY, La prophetie de Simeon (Lc 2,34-35), RB 72 (1965) 321-351; R. E. BROWN, El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la Infancia, Madrid, 1982; J. A. FITZMYER, El Evangelio según Lucas (1-8,21), vol. II., Madrid, 1986; O. SPINETOLI, Introduzione al Vangeli dell'Infanzia, Brescia, 1966.

Carlos de Villapadierna