Infancia (evangelios de la)
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SUMARIO: 1. Observaciones generales a Mt 1-2 y Lc 1-2. 1.1. Elaboración tardía. 1.2. Dos relatos independientes. 1.3. Historia y teología. 1.4. Género literario en Mt 1-2 y Lc 1-2. - 2. Mt 1-2. 2.1. Estructura literaria. 2.2. Relación del Mt 1-2 con el AT. 2.3. Relación de Mt 1-2 con textos midrásicos sobre personajes del AT. - 3. Lc 1-2. 3.1. Estilo y autor. 3.2. Estructura literaria. 3.3. Paralelismo entre los relatos de la anunciación de Juan y de Jesús. 3.4. Semejanzas y referencias del AT.: Con relatos de anuncio; Con 1Sam 1-2; Otras alusiones al AT. 3.5. Conclusión para la exégesis. - 4. Mensaje doctrinal. - 5. Apéndice. Mt 1-2; Lc 1-2 y los relatos de infancia de hombres famosos extrabiblicos.


1. Observaciones generales a Mt 1-2 y Lc 1-2

1.1. Elaboración tardía. - Mc, el evangelio más antiguo, comienza con el ministerio de Juan el Bautista a orillas del Jordán, sin hacer mención alguna de los acontecimientos del nacimiento e infancia de Jesús. Lo mismo ocurre con los Hechos de los Apóstoles, historia de la primera comunidad cristiana. Ninguna mención de ellos aparece en los discursos de Pedro.

Los Apóstoles tuvieron que preocuparse de otros urgentes problemas: tuvieron que predicar que aquel hombre que había muerto en la cruz el Viernes Santo, era el Mesías anunciado por los profetas en el AT, el Hijo de Dios. Por ello comienzan predicando su Resurrección de entre los muertos, de la que ellos pueden presentarse como testigos. Partiendo de ella, y bajo la acción del Espíritu Santo prometido en la noche de la Cena y que descendió copiosamente sobre ellos el día de Pentecostés, y a la luz también de los textos del AT en que se había anunciado la muerte ignominiosa del Mesías (Is 50, 4-11; 52, 13-53, 12; Sal 21, 68), descubren los designios de Dios que quiso tal muerte para su Hijo. A la luz de la Pascua releen la vida y ministerio público de Jesús descubriendo la personalidad mesiánica y divina de Jesús. Sólo después tuvo lugar la reflexión sobre los episodios del nacimiento e infancia de Jesús, que Mateo y Lucas incorporaron a sus respectivos evangelios, escritos hacia los años 80-85.

1.2. Dos relatos independientes. - Cierto que hay coincidencias y semejanzas entre Mt 1-2 y Lc 1-2. No podía ser de otra manera. Entre las más importantes y lógicas están: la descendencia davídica de José (Mt 1, 16. 20; Lc 1, 26), la concepción virginal de Jesús por obra del Espíritu Santo cuando todavía sólo estaban desposados (Mt 1, 18. 20; Lc 1, 34s), nacimiento del niño cuando ya vivían juntos (Mt 1, 24s.; Lc 2, 5), en tiempo de Herodes (Mt 2, 1; Lc 1, 5, 2, 2), en Belén de Judá (Mt 2, 1. 5s; Lc 2, 4s. 11. 15), establecimiento después de su residencia en Nazaret (Mt 3, 23; Lc 2, 39. 51).

Pero las diferencias o discrepancias son más numerosas. Las genealogías difieren en muchos nombres y mientras que Mt la coloca al principio de su evangelio, Lc la retrasa al comienzo de su ministerio público. El episodio de los magos, cuyo significado universalista vendría tan bien a su perspectiva universalista, está ausente en Lc, como también lo están los sucesos subsiguientes, muerte de los inocentes, huida a Egipto y vuelta a Nazaret. A la inversa, episodios tan importantes referidos en Lc como el anuncio y nacimiento del Bautista, el anuncio y nacimiento de Jesús, circuncisión, presentación en el Templo y subida al mismo cuando Jesús tenía 12 años, faltan en Mt, excepto el anuncio de la concepción virginal (a José en Mt; a María en Lc). Además de tan diversa selección de contenidos, Mt y Lc presentan una orientación distinta: en Mt el protagonista (después de Jesús) es José, en Lc tal papel corresponde a María. Finalmente, mientras que Mt parte de textos del AT para llegar a Jesús y demostrar que se realizan en él, Lc parte de los acontecimientos en torno a Jesús y sube a los textos del AT para iluminar desde ellos las realidades neotestamentarias.

1.3. Historia y teología. - Se interpretó, en tiempos pasados, el evangelio de la Infancia tomando los textos en sentido literal histórico. Y de esa consideración vivió el pueblo cristiano tomando cada detalle tal como suena a primera vista. Recientemente se ha caído en la cuenta, en una consideración más profunda, en las numerosas dificultades que ofrecen estos relatos si se toman en sentido literal histórico. Un tanto decepcionados por ellas, hoy los intérpretes insisten en la teología, ciertamente más profunda, de lo que antes se había detectado, dejando tal vez excesivamente a un lado los innegables datos históricos.

Algunas de las dificultades son: la dificultad, por no decir la imposibilidad de armonizar las dos genealogías, la imprecisión en el relato de los magos, junto a la extraña turbación de toda Jerusalén y la no menos extraña actitud de la estrella. En Lc la no fácil improvisación del Magníficat por parte de María, el anuncio a los pastores no fácilmente conciliable con Jn 7, 27ss. 40ss. 52. Se impone un estudio de los géneros literarios utilizados en Mt 1-2 y Lc 1-2, a la luz de los géneros literarios contemporáneos para poder discernir el fondo histórico y los elementos meramente literarios para poner de relieve una más profunda significación teológica.

1.4. - Género literario en Mt 1-2 y Lc 1-2. - Hoy los autores, en su mayoría, admiten que en el evangelio de la Infancia de Jesús no tenemos un género histórico en el sentido en que hoy lo definimos nosotros, sino más bien género o procedimiento denominado «midras», muy utilizado por los judíos en tiempos de Cristo. No se ponen de acuerdo los autores en la definición precisa del mismo, de ahí la discrepancia en si se da y en qué medida en los relatos de la Infancia de Jesús. Pero hay tres características en que coinciden: la Escritura como punto de partida, su actualización para la generación actual y, a veces, una ampliación, un tanto imaginativa, con el fin de poner más de relieve una enseñanza de tipo religioso.

Más bien que estos datos, que no se dan en su rigor en los relatos de la Infancia de Jesús, lo que aparece en ellos es más bien un talante midrásico o procedimiento derásico, que teniendo semejanza con el género midrásico forma un género peculiar dentro de él. Deriva de la tendencia innata en Israel a reflexionar constantemente sobre la Palabra de Dios. Ello es debido a que ésta contiene el plan salvífico de Dios que se va clarificando en etapas sucesivas, cada una de las cuales recibe luz de la anterior y la proyecta hacia la siguiente.

En los relatos de la Infancia de Jesús se perciben sobre todo, los tres procedimientos derásicos siguientes: habida cuenta de que el AT es anuncio, profecía, promesa, Mt y Lc acuden a sus textos para hacer más inteligibles los misterios en torno a Cristo: los textos del AT arrojan luz sobre las nuevas realidades históricas y aquéllos reciben a su vez luz de éstos, que quedan incorporados a la revelación; ello permite detectar un sentido más profundo del que aparece en la superficie de los textos; más que de una actualización de los textos del AT se trata de una iluminación de las nuevas realidades neotestamentarias. En segundo lugar, la utilización de un estilo antológico y de un procedimiento imitativo de textos del AT, y de las tradiciones midrásicas sobre todo en Mt, con el fin de poner un paralelismo o contraste entre personajes del AT y del NT, o de personajes del NT entre sí, con el fin de poner de relieve la superioridad de Jesús sobre todo los demás. Finalmente, ciertas ampliaciones embellecedoras con el fin de poner más de relieve datos históricos y sobre todo teológicos. Pero más que producto de la imaginación son elaboraciones fundadas en textos del AT o tradiciones midrásicas, lejos de los datos fantásticos que abundan•en Sab 11-19.

No siempre será fácil, sobre todo en los detalles, detectar lo que es historia y lo que es mensaje doctrinal, por profundos que sean los análisis del texto bíblico. «Nos guste o no nos guste, hemos de contentarnos con vivir un cierto margen de incertidumbre respecto a dónde terminan los hechos y dónde comienza la interpretación» (W. J. Harrington).

2. Mt 1-2

2.1. Estructura literaria. - Mt 1-2 contiene seis relatos: la genealogía de Jesús (1, 1-17), el anuncio a José de su misión en la Historia de la Salvación y de la concepción virginal (1, 18-25), adoración de los magos (2, 1-12), huida a Egipto (2, 13-15), muerte de los niños inocentes (2, 16-18) y vuelta a Nazaret (2, 19-23). Se propone por parte de los exégetas una doble estructura:

  1. Genealogía. Sería introducción.
    - Los cuatro episodios siguientes.

  2. Genealogía y anuncio a José.
    - Adoración de los magos y episodios siguientes.

En favor de la primera está el carácter introductorio de la genealogía, que tiene género y contenido peculiar. Y el que los cinco relatos giran todos ellos en torno a un texto del AT que se cumple en Jesús. En favor de segunda, la unión íntima entre la genealogía y el anuncio a José: este relato (1, 18-25) trata de explicar el último eslabón de la genealogía: cómo, a pesar de no intervenir José en la generación de Jesús, éste se inserta en la familia de David y descendencia de Abraham, haciendo posible el cumplimiento de las promesas del AT que vinculan al Mesías a dicha familia y ascendencia. En su favor estaría también la estricta relación entre la ida a Belén de los magos y los tres episodios subsiguientes, ocasionados precisamente por ella. Por lo demás el c. 2 presenta una nueva introducción: «Habiendo nacido Jesús en Belén de Juda...», sin dependencia directa con el episodio anterior.

2.2. Relación del Mt 1-2 con el AT. - La establece la misma genealogía que presenta a Jesús, mediante la paternidad legal de José (cf.: José, padre legal de Jesús), como descendiente de Abraham y de David, en quien se cumplen las profecías mesiánicas hechas a ellos. Y la expresan más concretamente las cinco citas de los otros tantos relatos de Mt. Reflejan la intención de presentar a Jesús como la persona en la que se cumplen los vaticinios mesiánicos del AT. Ponen, además, de relieve la continuidad entre el AT y NT.

En cuanto a las citas hay que tener en cuenta la manera de citar el AT por parte de los autores del NT. La fórmula repetida en Mt: «Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta» podría dar a entender que se trata de una profecía en su sentido literal histórico. Pero tal fórmula puede emplearse también en los casos de sentido plenior o típico. La Escritura, como Palabra de Dios, puede contener, por encima del sentido literal estrictamente tal, un sentido más profundo, denominado plenior, o un sentido típico radicado en las cosas (una realidad del AT tipo de otra del NT). Será la Hermenéutica la que tiene que determinar en el análisis de cada caso concreto en qué sentido el texto del AT anuncia o prefigura la realidad neotestamentaria. No sobrará advertir que, a veces, la mera semejanza entre un dato o episodio del AT y otro del NT lleva a descubrir al autor del NT una ordenación, por parte de Dios, del primero respecto del segundo y utilizar la fórmula técnica indicada de cumplimiento de aquél en éste. Es lo que ocurre en Mt 2, 15 y 18. Cae dentro de la ordenación del AT como anuncio, prefiguración, promesa respecto del NT.

Advierte la semejanza de Ex 4, 19s y Mt 2, 19-21. Sin duda que Mt ha tenido delante el texto del Ex, lo que explicaría la extrañeza de: «Muerto Herodes... han muerto los que...»

Ex 4, 19s: «Yahvé dijo a Moisés en Madián: "Anda vuelve a Egipto pues han muerto todos los que te buscaban para matarte". Moisés tomó a su mujer y a su hijo, los montó en el asno y volvió al país de Egipto».

Mt 2, 19-21: «Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño". Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel».

2.3. Relación de Mt 1-2 con textos midrásicos sobre personajes del AT. - Ultimamente se han buscado contactos entre las tradiciones midrásicas y Mt 1-2. Y se han hallado sorprendentes paralelismos con las referentes a Abraham y Moisés. No es fácil admitir influencia de las referentes a Abraham como se ha pretendido, dado que no resulta fácil demostrar que la leyenda de Abraham sea anterior a la fecha de composición de Mt 1-2. Pero parece indudable la influencia de las tradiciones midrásicas sobre Moisés. Se encuentran en Filón, Vida de Moisés; Flavio Josefo, Antigüedades judías, II; Pseudo-Filón, Libro de las Antigüedades bíblicas, IX, 9s.; Targum Palestino sobre Ex 1-2. En ellos aparecen los siguientes datos, con los que cotejamos a continuación los da-tos bíblicos:

- Amrán (padre de Moisés), conoce en sueños el nacimiento del futuro libertador de Israel (de la esclavitud).

- El faraón consulta a un escriba.

Ante tales semejanzas, «podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el midras de Moisés ha ejercido una influencia real sobre la fuente del relato de Mt: los acontecimientos de la infancia del Señor se consideran como la realización de los del primer libertador» (XAVIER LEÓN Du-FOUR, Los Evangelios y la Historia de Jesús. Ed. Estella, Barcelona 1966, 306s). Hay una intencionalidad clara: presentar al Mesías como el segundo Moisés. Lo constataremos cuando presentemos, al final, una síntesis doctrinal de Mt 1-2 y Lc 1-2.

3. Lc 1-2

3.1. Estilo y autor. - Llama la atención el estilo literario del relato de la Infancia de Jesús en Lc. Distinto del Prólogo, que le precede, «pieza literaria de cuño clásico». Difiere también del estilo del resto del evangelio, griego helenista que se impuso en oriente después de las conquistas de Alejandro Magno, denominado «koiné». Tiene un tan fuerte colorido semítico que ha llevado a algunos a afirmar que bajo Lc 1-2 (como bajo Mt 1-2), hay una fuente o texto hebreo, que algunos han pretendido reconstruir (H. Shalin, S. Muñoz Iglesias). Ello plantea la cuestión del autor de los dos primeros capítulos del evangelio de Lucas.

Sobre el autor se han formulado diversas hipótesis. Muchos atribuyen Lc 1-2 a Lucas mismo y explican la diferencia de estilo indicada a la habilidad literaria de Lucas, hombre culto, que sabe pasar de un estilo a otro; a las referencias continuas al AT, de que está plagado el relato; y al deseo de conservar el matiz semita con el que sin duda le fueron transmitidos los acontecimientos de la infancia de Juan y de Jesús; hay, en relación con esto último, quienes opinan que estos relatos fueron elaborados en ambientes joánicos próximos a María, los cuales pudieron llegar fácilmente a conocimiento de Juan, habida cuenta de los contactos de Lc y Jn que revelan una fuente común entre ellos.

El mejor especialista en los evangelios de la Infancia de Jesús, S. Muñoz Iglesias, tiene, dentro de los que opinan que Lucas ha utilizado un texto hebreo primitivo que habría reelaborado para su evangelio, una opinión singular: el autor de Lc 1-2 fue un judío cristiano palestinense de primera hora que ha presentado una imagen del Mesías descrita con rasgos judíos veterotestamentarios por dirigirse probablemente a judíos no cristianos, con la intención de que la novedad aportada por Cristo no les resultase hiriente en un primer contacto con el cristianismo. Lucas, consciente de la mayor comprensión teológica que tenían ya en su tiempo, fue respetuoso con unas fórmulas menos explícitas por la intención indicada. En este supuesto habría que añadir que Lucas ha realizado al final una profunda reelaboración del texto recibido en el que ha dejado impresa en él la doctrina cristológica y mariológica que aparece a lo largo de su evangelio. Tanto que estos dos capítulos han venido a ser parte integrante de Lc.

3.2. Estructura literaria. - Cualquiera que se proponga tiene que girar casi necesariamente en torno a los dos relatos de anuncios y nacimientos de Juan Bautista y de Jesús. Proponemos como más real la siguiente:

  1. Anuncio de Juan (1, 5-25) -Anuncio de Jesús (1, 26-38) Relato complementario: Visita de María a Isabel (Magnificat) (1, 39-56).

  2. Nacimiento de Juan (1, 57-80) -Nacimiento de Jesús (2, 1, 21) Dos relatos complementarios: Presentación de Jesús en el Templo (2, 22-40), Subida de Jesús al Templo (2, 41-52).

Además de los dos dípticos indicados podríamos mencionar otros: dos circuncisiones, dos imposiciones de nombres, dos cánticos (Magnificat y Benedictus), dos visitas, la de los ángeles y las de los pastores. «En el texto de Lucas todo, o casi todo, funciona por parejas. Desde el punto de vista exegético, esta constatación tiene su importancia: ningún relato puede ser comprendido correctamente si no se tiene en cuenta su relato complementario. Por ello mismo, los desequilibrios del paralelismo son extremadamente significativos. Así por ejemplo, el hecho de que Lucas nos presente un relato de la circuncisión de Juan, mientras que se contenta con una breve alusión a la de Jesús, no puede ser fruto de la casualidad» (CH. PERROT, Los relatos de la infancia de Jesús Mt 1-2. Lc 1-2, CB n. 18, Estella 1978, 39). Rito tan importante en el AT, sería abolido por Cristo. La entrada en el nuevo Reino tendrá lugar mediante el bautismo cristiano.

3.3. Paralelismo entre los relatos de la anunciación de Juan y de Jesús. - Merece especial consideración. La disposición literaria tiene sus repercusiones literarias, como ocurre con frecuencia en los relatos bíblicos. Advertimos en primer lugar que entre ambos relatos hay numerosos elementos comunes:

Presentación de los personajes.
Aparición del ángel.
Asombro-turbación de quien recibe el anuncio.
Palabras tranquilizadoras del ángel.
Anuncio de la concepción del niño.
Anuncio del nombre del niño.
Objeción del protagonista.
Respuesta confirmatoria del ángel.
Ofrecimiento de una señal como confirmación.
Ejecución del signo y cumplimiento del anuncio.

Se advierte, junto a este paralelismo, un dinamismo entre ambos relatos que va de menos a más, respecto de Juan y Jesús, con la intención sin duda alguna de poner de relieve la superioridad de Jesús respecto de Juan. Responde seguramente a la supervaloración que algunos de los discípulos de Juan hacían respecto de su Maestro. La misma intencionalidad muestran todos los evangelistas al narrar el ministerio de Juan y principios del ministerio público de Jesucristo.

Señalemos algunos datos:

- Juan es el último de los profetas del AT que viene a preparar ya inmediatamente los caminos al Mesías. Jesús es el Mesías anunciado en el AT. Más aún, es el Hijo de Dios.

- Juan nace de una mujer estéril y con el concurso natural de varón. Jesús nace de una virgen y por obra del Espíritu Santo.

- Juan aparece como fruto de las plegarias de Zacarías. Jesús proviene de iniciativa divina.

- En el nacimiento de Juan, Zacarías recobra el habla y alaba a Dios con el cántico del Benedictus. En el nacimiento de Jesús cantan los ángeles a Dios proclamando la misión de Jesús.

- Comparando la misión que realizará Juan (cf. Lc 1, 14-17) y la que llevará a cabo Jesús (1, 31-33), aquél realizará una labor preparatoria respecto del Mesías, éste, Jesús, el Hijo del Altísimo recibirá el prometido trono de David, reinará sobre la casa de Jacob (todos los israelitas) y su reino, que como él clarificará abarca también a los gentiles, no tendrá fin, será eterno.

- Como observa G. Leonardi: El evangelista quiere presentar la historia del Bautista en función de la de Jesús y orientar hacia Jesús a los discípulos del Bautista que aún vivían. Por eso poner de relieve que el nacimiento del Bautista tiene como punto de mira los anuncios del Antiguo Testamento... el punto focal del nacimiento de Jesús mira a la nueva creación mesiánica» (L'infanza di Gesú nei vangeli di Malteo e de Luca. Padova 1975, 120).

3.4. Semejanzas y referencias del AT. Son numerosas, como hemos indicado anteriormente. Señalaremos las referentes a relatos de anuncio, a 1Sam 1-2, y a otras dispersas en diversos libros.

• Con relatos de anuncio. En el AT tenemos cuatro relatos de anuncio: el del nacimiento de Isaac (Gén cc. 17-18), el anuncio a Moisés de su misión de libertador de los israelitas de la cautividad egipcia (Ex cc. 3-4), a Gedeón el de su misión libertadora respecto a los madianitas (Jue c. 6) y el anuncio del nacimiento de Sansón (Jue c. 13). Aparecen los siguientes elementos comunes a todos ellos, y que se da también en los relatos de anuncio del Bautista y de Jesús:

- Condición de los personajes (personas santas).

- Aparición angélica o intervención de Dios.

- Asombro-turbación del que recibe el anuncio.

- Objeción del protagonista.

- Confirmación del mensaje mediante un signo.

- Ejecución del signo y realización del anuncio.

Seguramente nos encontramos ante el género imitativo que indicamos al hablar de los procedimientos derásicos en el evangelio de la infancia de Jesús. Podría haber bajo estos relatos un cliché conforme al cual han sido elaborados todos ellos. Lo que podría llevar a la conclusión de que tenemos en ellos un fondo y hechos históricos envueltos en cierto ropaje literario con el fin de poner de relieve una idea teológica. Y tal vez «esas correlaciones literarias son, para el autor bíblico, una manera de mostrar la analogía de las realidades y por tanto la continuidad de la historia de la salvación, al mismo tiempo que sus rupturas» (J. DANIELOU, Los evangelios de la infancia, Barcelona 1969, 24).

Con 1Sam 1-2. Son realmente sorprendentes las semejanzas de Lc 1-2 con 1Sam 1-2 que describe el nacimiento e infancia de Samuel. Son numerosos. Seleccionamos algunas de ellas:

- 1Sam 1, 1: Hubo un hombre... que se llamaba Elcaná... tenía dos mujeres; una se llamaba Ana... Ana no tenía hijos.

• Lc 1, 5-7: Hubo... un sacerdote llamado Zacarías... casado con una mujer... que se llamaba Isabel... No tenían hijos.

- 1Sam 1, 19: ...regresaron volviendo a su casa, en Rama. Elcaná se unió a su mujer.

• Lc 1, 23s.: Y... se fue a su casa. Días después concibió Isabel su mujer.

- 1 Sam 2, 20: Y ellos se volvieron a su lugar (después de visitar el Templo).

• Lc 2, 39: Volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret (después de su presentación en el Templo).

- 1Sam 2, 26: Y el niño Samuel iba creciendo y haciéndose grato tanto a Yahveh como a los hombres.

• Lc 5, 52: Jesús iba creciendo en sabiduría, estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres.

- lSam 3, 19: Samuel crecía y Yahveh estaba con él.

• Lc 2, 40: El niño crecía y se fortalecía... y la gracia de Dios estaba con él.

El paralelismo es más sorprendente todavía entre los cánticos de Ana (1 Sam 2, 1-10) y el cántico de María (Lc 146, 55; «Magníficat»). No hay duda de que éste se inspira en aquél.

En la interpretación de Lc 1-2 habrá que tener en cuenta un triple criterio: las frases imitadas podrían ser simples acomodaciones, con un mínimo de significación. Los cambios, por el contrario, indicarían una marcada intencionalidad. En la falta de correspondencia habría un dato en favor de la estricta historicidad (SALVADOR MUÑOZ IGLESIAS, Los géneros literarios y la interpretación de la Biblia. Edi Lv. Casa de la Biblia, Madrid 1966, 232).

• Otras alusiones al AT. En la presentación del Bautista, el autor de Lc 1-2 ha tenido en cuenta la profecía de Malaquías (cf. Lc 1, 16s y Mal 2, 6 y sobre todo 3, 1. 23). Respecto del ángel Gabriel hace referencia a las profecías de Daniel (cf. Dan 8, 16 y 9, 21 (únicos lugares en que aparece antes el nombre de Gabriel): cf. Lc 1, 12 y Dan 8, 17; 10, 17; Lc 1, 19 y Dan 10, 11; Lc 1, 13 y Dan 10, 12; Lc 1, 20. 22 y Dan 10, 15. El saludo del ángel a María: «Alégrate... no temas» evoca el que dirige a la «hija de Sión» Sof 3, 14-17; JI 2, 21-27; Zac 9, 9s. La descripción que Lc 1, 32ss. hace del Mesías es un mosaico de textos del AT (cf. 2Re 7, 11-17; Is 6-9 (en particular 7, 14); Dan 7, 14. La frase «el poder del altísimo te cubrirá con su sombra recuerda, como veremos, Ex 40, 43 y los textos en los que se expresa la presencia de Dios en medio de su pueblo.

Conclusión para la exégesis. Para realizar una exégesis adecuada Mt 1-2 y Lc 1-2 habrá que tener en cuenta un triple criterio: en primer lugar, el significado de los términos y frases del AT, que tienen, a veces, una larga historia en él. Pero habida cuenta de que nos encontramos en los umbrales del NT, el sentido del AT puede quedar rebasado por el nuevo contexto que rompe y ensancha los moldes antiguos. Finalmente, como los relatos de la Infancia han sido elaborados cuando ya había tenido lugar la plenitud de la revelación, será muy posible que encontremos en ellos, expresada de una u otra manera la doctrina que profesaba la comunidad cristiana por los años 80-85. El significado del AT, la ulterior significación que da el momento histórico, y la más profunda significación de la fe pascual constituyen la triple norma de interpretación del evangelio de la Infancia.

4. Mensaje doctrinal

La doctrina teológica de los temas o perícopas más relevantes del evangelio de la Infancia de Jesús aparecerá en una más amplia exposición (Genealogía, Anuncio a José, anunciación a María...), Ahora nos limitaremos a una referencia sucinta de todos los puntos doctrinales que aparecen en los relatos de Mt 1-2 y Lc 1-2.

4.1. Mt 1-2. — Jesús de Nazaret es el Mesías en quien se cumplen las promesas hechas a Abraham y David, José, hijo de David y esposo de María, es quien trasmite los derechos dinásticos por su paternidad legal. El Mesías se integra en la historia de la humanidad tomando nuestra naturaleza humana. Jesucristo es el centro de la historia: fin de la historia precedente y principio de la nueva humanidad (-->Genealogía y José, padre legal de Jesús).

En el relato de los magos (-->magos), sobre un fondo histórico muy difícil de determinar, el autor ha elaborado un relato de tipo derásico con una finalidad histórico-doctrinal: presentar ya desde el principio de su evangelio la vocación y respuesta de los gentiles que aceptan el mensaje de Cristo, frente al rechazo de los judíos. Aquélla queda reflejada en la actitud de los magos, éste en la actitud de Herodes. Compuesto este relato por los años 80-85 viene a ser una introducción simbólica a la historia de Jesús y de los primeros decenios de la Iglesia. El texto de Miqueas citado contrapone la modesta condición de Belén a su glorioso destino de ser la cuna del nacimiento del Mesías. La tradición judía vio siempre en él un claro vaticinio mesiánico (cf. Jn 7, 42). Aparece también en el Talmud. Y como tal lo consideró unánimemente la tradición cristiana.

El texto citado a propósito de la bajada a Egipto (Mt 2, 15; Os 11, 1) indica que Jesús revive la historia del pueblo que baja con José a Egipto y volvería siglos después a la Tierra prometida. La salida de los israelitas de Egipto, por designios de Dios, fue tipo de la salida de Egipto del niño Jesús, debida también a designios de Dios. El evangelista es quien nos descubre la relación que Dios puso entre uno y otro episodio, de modo que el primero fuese prefiguración del segundo. Aparte, cita de reflexión es también la de Jer 31, 18 en el relato de la muerte de los inocentes (Mt 2, 18). El llanto de los descendientes de Raquel, abuela de Efraira, Manasés y Benjamín, a quienes ella representa, por los deportados que tuvieron que partir para el destierro en Asiria, después de la conquista de Samaría el año 722/721 por Sargón II, era una imagen tipo o figura del llanto de las madres de Belén que lloran la pérdida de sus hijos asesinados por Herodes. Una tradición señalaba en Ramá (9 Kms. al norte de Jerusalén); pero había otra tradición, que es la que sigue Mateo, que lo señalaba en las afueras de Belén. Como Ramá fue el lugar del que partieron los deportados por Nabucodonosor a Babilonia, Raquel podría simbolizar también a las madres que lloran la pérdida de los judíos que tuvieron que partir para el destierro de Babilonia. Mt concluye el relato de la Infancia de Jesús diciendo que el niño al volver de Egipto «fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret. De esta manera se cumplió lo dicho por los profetas: que será llamado nazareno» (2, 23). La explicación más probable es la que pone relación entre el título «nazareno» (cf. Jn 1, 46) con que los judíos denominaban respectivamente a Jesús y sus discípulos y los vaticinios proféticos sobre la humillación y sufrimientos que padecería el Mesías (cf. 1550, 4-11; 52, 13-53, 12; Sal 21 y 68). La dificultad de explicar Mt 2, 23 queda patente por el hecho de que Salvador Muñoz Iglesias menciona hasta nueve explicaciones que se han dado del mismo (cf. Los Evangelios de la infancia, v. IV, 318-340).

En todos estos episodios aparece la Providencia de Dios sobre la familia de Nazaret, la continuidad entre el AT y el NT, que en Jesús de Nazaret se cumplen las vaticinios del AT, que él revive los acontecimientos clave de la historia de Israel y que es el nuevo Moisés que viene a realizar la liberación definitiva y escatológica e instaura el nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, tema fundamental del evangelio de Mateo.

4.2. En Lc 1-2. — El precursor del Mesías, Juan, nombre que significa «Yahveh hizo gracia o misericordia», es engendrado debido a una singular intervención de Dios (sus padres, Zacarías e Isabel eran ya mayores y ésta, además, estéril). Tiene una misión singular: preparar los caminos al Mesías. Sería «grande ante el Señor»; estaría «lleno de Espíritu Santo»; vendría con el espíritu y poder de Elías para la conversión de muchos hijos de Israel al Señor.

El Mesías, engendrado en el seno de María, llena de gracia, por obra del Espíritu Santo (Anunciación), será «grande» (Juan lo sería «en la presencia del Señor; Jesús lo será absolutamente hablando»), hijo del Altísimo (sentido mesiánico). Dios le dará el trono de David, su padre, reinará en la casa de Jacob (sobre todos los israelitas) y su reino no tendrá fin. Si bien en el momento histórico en el que tienen lugar la comunicación del ángel no se rebasa la dignidad mesiánica de Jesús, Lucas, que escribe por los años 80-85, ha dejado consignada también, con cierta claridad, su condición divina. A la luz del AT donde el verbo episkian (infinitivo de skiadso), traducción literal del verbo hebreo shakan, que expresa la presencia de Dios en medio de su pueblo (cf. peculiarmente Ex 40, 34s), se podría traducir Lc 1, 53b: «El Altísimo establecerá en ti su morada». Maravillosa la disposición de María ante el plan de Dios sobre ella: prontitud, disponibilidad total (como la esclava de entonces que no tenía derecho alguno ante su señor y podía disponer absolutamente de ella) y conformidad plena con la voluntad de Dios. Admirables también la alabanza de Isabel, llena del Espíritu Santo, ante la presencia de la «madre de mi Señor», y los sentimientos de María que canta a Dios por su actuación en la historia y el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham.

Con ocasión del nacimiento de Juan, Zacarías, lleno también él del Espíritu Santo, entona en el «Benedictus» un himno de alabanza al Dios de Israel porque ha cumplido las promesas de Dios a los profetas enviando al Mesías. Se cumple la alianza-promesa hecha a Abraham, recordada a lo largo de la historia de Israel. Pero ahora ya no se trata de la donación de la tierra, sino de una liberación de los enemigos para llevar una vida de servicio cúltico a Dios, servicio que debe extenderse evidentemente a una vida justa y santa que consiste en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Presenta a Juan como profeta del Altísimo que irá delante del Señor para preparar sus caminos anunciando al pueblo la salvación por el perdón de los pecados. Y anuncia al Mesías, sol que nace de lo alto, que traerá la luz y la paz mesiánica.

El nacimiento de Jesús (-> nacimiento) tiene lugar en las más humildes condiciones en Belén. Pero su conexión con un censo que obliga a todos los súbditos del imperio romano deja vislumbrar el relieve universal de este acontecimiento. Sigue el anuncio del ángel a los pastores que les revela al recién nacido como Salvador, Mesías y Señor, y el canto de la multitud de ángeles que se le añade que proclama su doble misión: «Gloria a Dios y paz a los hombres». Digna de constatar la actitud de los pastores, que acogen la revelación y la comunican a los demás; y la de María que, contrastando la humildad del nacimiento con la proclamación de los ángeles, reflexiona, perpleja sin duda, sobre tales acontecimientos desconcertantes «inaugurando el trabajo de reflexión a partir de la Escritura» (A. Feuillet).

En la presentación en el Templo, para cumplir lo prescrito por la Ley, Lucas omite la mención del rescate de Jesús, tal vez para indicar, dado que la condición de consagrado a las funciones del culto se perdía por la entrega del mismo, que Jesús estaba de por vida consagrado a Yahveh. Allí aparece un personaje que actúa bajo la acción del Espíritu Santo descubre que el niño que tiene en sus brazos es el Salvador de todos los pueblos. Y anuncia proféticamente el universalismo mesiánico. Y acto seguido que será «signo de contradicción» (la piedra angular anunciada en la 8, 14s; 28, 6; Sal 117, 22), y los consiguientes sufrimientos que, por su unión con él, tendría que soportar María. A. Feuillet ve afirmada ya en este texto la mediación maternal de María. En el episodio de la subida al Templo, cuando Jesús tenía 12 años, tenemos un ejemplo de cumplimiento de un deber religioso en familia. En esta ocasión Jesús comienza a revelar su relación singular con el Padre; advierte la contraposición entre el «tu padre» en boca de María y el «mi Padre» en boca de Jesús (2, 48s.), cuya profundidad no conocen todavía María y José; pero, sin duda, se fueron abriendo a ella. El relato de la infancia y adolescencia de Jesús se cierra con una clara afirmación sobre la realidad de la humanidad de Cristo.

5. Apéndice. Mt 1-2; Lc 1-2 y los relatos de infancia de hombres famosos extrabíblicos

Se ha intentado buscar el origen de los relatos bíblicos en casi todas las literaturas antiguas extrabíblicas. Ya el año 1909 escribía A. Harnack: «En el budismo como fuente han pensado Seidel y Van Eynsinga; en los modelos egipcios, Gardner y Bousset; en originales babilonios, Gunkel y Cheyne; en los cultos frigios (Budismo y Mitra) Pfleiderer; en las doctrinas persas, Schmiedel; en Mitra, Dieterich; en la mitología griega, Osener; en Eleusis u otros misterios desconocidos, Butler; en origen espontáneo, Lobstein; en invención de los padres o de un evangelista, Renán; en la doctrina de Filón, Abott; en las leyendas del maravilloso nacimiento de Platón y Augusto, Soltau y otros; en la visita de Tirídates a Nerón, Soltau (también Dieterich), etc. Este mosaico -concluye Harnack- es muy desagradable» (cf. S. MuÑOZ IGLESIAS, Los géneros literarios y la interpretación de la Biblia, Madrid 1968, 121 s).

Solamente vale la pena el caso de Buda, en el que se ha hecho hincapié. Buda, cuyos padres eran los reyes del país de Espalavattu, después de innumerables reencarnaciones, decide encarnarse una vez más. Desciende del cielo y en forma de blanco elefante penetra en el seno de la virtuosa Maya, saliendo a los nueve meses por su costado derecho. Los dioses Indra y Brahma lo reciben en brazos sobre un paño. Muerta su madre a los ocho días, se hace cargo de él la madre de Maya, Suddhodana, que lo presenta en el Templo, según costumbre, y las estatuas de los dioses se ponen en pie y lo adoran. En el mismo momento de su nacimiento, un solitario del Himalaya oyó una gran fiesta entre los dioses y pregunta la causa. Le fue contestado: El futuro Buda ha nacido en el mundo de los hombres para la salud y la felicidad, en el país de Lumbini. El solitario voló al país de los Cakias y mientras Suddhodana le presenta al niño, lo tuvo en sus brazos y se echó a llorar. Asustado el padre preguntó la causa y le fue contestado: porque este niño no será como vosotros pensáis un rey soberano, sino un buda; y yo moriré antes de que él comience a predicar la ley de salvación.

El mero hecho de que se haya intentado buscar el origen de los relatos bíblicos sucesivamente en tantas literaturas indica que no se encuentra en ninguna de ellas. Y respecto del caso de Buda, lo de la concepción virginal, si es que se puede hablar de ella, viene exigida por la doctrina de la reencarnación de las almas y tiene lugar, sin intervención divina, por la propia virtud del «ganharva» del futuro Buda. Los demás datos responden a costumbres o prácticas universales, comunes a las diversas religiones. Y hay dos características de los relatos bíblicos que no se dan en los extrabíblicos: el anuncio del Mesías con siglos de anticipación y la concepción virginal de Jesús, que no se encuentra propiamente tal en ningún relato extrabíblico. La fuente que nuestros evangelistas han tenido son los relatos anticontestamentarios.

El gran especialista en estudios de la Infancia de Jesús, S. Muñoz Iglesias, después de un estudio a fondo del tema, llega a la conclusión de que no hay dependencia de los relatos bíblicos de la infancia de Jesús respecto de los de infancia de hombres famosos. Ni siquiera cree probable la existencia en ellos de motivos literarios importados de literaturas ajenas al mundo hebreo (cf. Los evangelios de la infancia y las infancias de héroes extrabíblicos: Est. Bibl. 16 (1957) 5-36). A juicio de R. E. Brown, lo más que se podría concluir es la tendencia en la antigüedad a componer relatos de la infancia de los que llegaron a ser famosos con el fin de mostrar una unidad en el esquema de toda su vida. Por lo demás, es más que problemático suponer que nuestros evangelistas poseyeran la cultura histórico-religiosa suficiente como para conocer todos esos datos de las literaturas extrabíblicas. -> Interpretación.

BIBL. — CH. PERROT, Los relatos de la infancia de Jesús. Mt 1-2. Lc 1-2. CB, 18, Verbo Divino, Estella1978; R. E. BROWN. El nacimiento del Mesías. Comentario a los Relatos de la Infancia. Cristiandad, Madrid 1982; S. MUÑOZ IGLESIAS, Los evangelios de la Infancia 4 vol. (tres sobre Lc y 1 sobre Mt), BAC, Madrid 1986-1990; G. PÉREZ RODRÍGUEZ, La infancia de jesús (Mt 1-2; Lc 1-2), Univ. Pont., Salamanca 1990; A. FEUILLET, Le sauveur messianique et sa mére dans le récits de l'enfance de Saint Matthieu et de Saint Luc. (Pont. Accad. Teol. Romana) Libr. Editrice Vaticana 1990.

Gabriel Pérez