Géneros literarios
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SUMARIO: 1. La historia de las formas. -2. El método. - 3. Los géneros literarios del Antiguo Testamento. - 4. Los géneros literarios en el Nuevo Testamento: a) El evangelio. b) El género Hechos de los Apóstoles. c) El género de las Cartas: d) El género Apocalipsis. -5. Las formas literarias en el Nuevo Testamento. a) Los evangelios. b) Los dichos. c) Los paradigmas. d) Los diálogos. e) Historias de los milagros. fJ La historia de la Pasión. g) Otras formas literarias.


Los géneros literarios de la Biblia son la forma de poner por escrito un acontecimiento, un pensamiento, una descripción o una narración. La Sagrada Escritura es el libro de la literatura universal que con-tiene mayor número de géneros literarios y de diferentes expresiones para expresar la vivencia y convivencia de determinadas culturas en diferentes momentos de la historia. El lenguaje oral y escrito han de-terminado una colección de géneros y es-tilos literarios que han permitido a los autores, escritores, hagiógrafos y copistas de los textos sagrados poner por escrito una serie de acontecimientos que reflejan la historia de dos tradiciones, la judía -en el Antiguo Testamento- y la cristiana -en el Nuevo Testamento-. El lenguaje, vía de manifestación de estas tradiciones, ha si-do y es el canal de trasmisión de estas tradiciones. Sin embargo los distintos momentos, lugares y autores que participa-ron en la redacción de los textos sagrados nos obliga a hablar de estilos diferentes, formas variadas y multitud de expresiones de las que sólo podemos dar cuenta a través de la gran variedad de géneros literarios que se dan cita en los textos sagrados de la Biblia. Es necesario, por tanto, conocer, distinguir y tener en cuenta la variedad de géneros, estilos y culturas que intervienen en la redacción bíblica para, de esta forma, entender el contenido de estos escritos, comprender su mensaje y, sobre todo, poder actualizarlos y hacerlos presente en la vida del creyente de cada tiempo.

Género es, por tanto, la "forma" en su mayor desarrollo y extensión, el estilo literario concreto y las características determinadas que un autor o hagiógrafo ha utilizado a la hora de redactar un escrito. Mientras que "forma" de un texto es la unidad literaria más pequeña fijada oral-mente o por escrito que refleja una manera de hablar o de escribir determinada.

Los géneros literarios que aparecen en la Biblia son muy variados. Es necesario tener en cuenta sus propios contextos y, de manera especial, la cultura y antropología en la que nacen y se desarrollan para descubrir la intencionalidad de los diferentes autores y el contenido de los mensajes que se transmiten. Aunque nuestro trabajo se limita al mundo del Nuevo Testamento y, de forma más precisa, a todo lo relacionado con Jesús a través de los escritos evangélicos, no podemos dejar de lado el Antiguo Testamento y el resto de la literatura del Nuevo Testa-mento. Igualmente, tenemos que reconocer que con el nacimiento del Nuevo Testamento y sus redacciones surgieron nuevos géneros que hasta el momento no se habían dado; como son los mismos evangelios y los Hechos de los Apóstoles.

1. La historia de las formas

El método de análisis de los géneros literarios depende directamente de la historia de las formas (Formgeschichte) que dio lugar al estudio de las pequeñas unidades literarias a la luz de determinados esquemas estilísticos. En otras palabras, el método de la historia de las formas par-te del supuesto de que los escritos de la Biblia y, en nuestro caso del Nuevo Testa-mento, pertenecen a diversos géneros literarios a través de los cuales el biblista debe descubrir sus formas -elementos formales-. De manera que el método de la historia de las formas es el sistema que trata de explicar el origen de los textos bíblicos, de determinar el grado de historicidad que poseen a través del análisis de las formas o géneros literarios y su evolución, teniendo en cuenta el contexto de cada uno de esos escritos. Esta forma de estudio de la Biblia dio lugar a un nuevo acercamiento a los escritos sagrados más literario y filológico en un intento de recuperar las intenciones originarias de los escritores y hagiógrafos y de descubrir el verdadero sentido y significado de los escritos analizados. Las bases para este tipo de acercamiento a los textos bíblicos las puso J. G. von Herder (1744-1803) cuan-do se acercó a los escritos del Antiguo Testamento como textos literarios. Pero fue H. Gunkel quien, a finales del siglo XIX establece la metodología específica de la historia de las formas y los géneros literarios al estudiar analíticamente los escritos del Antiguo Testamento. En 1910 Gunkel publica un comentario al Génesis analizando las pequeñas unidades literarias de la obra bíblica. A la nueva metodología bíblica propuesta por Gunkel se suma H. Gressmann aplicando el método a los textos proféticos. Rápidamente el método pasó al Nuevo Testamento. En 1919 M. Dibelius llevará la metodología a los escritos evangélicos. A Dibelius se unen K. L. Schmidt y R. Bultmann dando lugar a una escuela -la escuela de la historia de las formas- a la que poco a poco se irían incorporando los principales exégetas y biblistas del campo católico y protestante.

El objetivo principal del estudio de los géneros literarios era descubrir la historia de las formas literarias o preliterarias y su inserción en la vida social descubriendo las fuentes de los escritos sagrados que han llegado hasta nosotros en su redacción final y definitiva. Este descubrimiento sólo se podía lograr a través del análisis de las pequeñas unidades literarias y del reconocimiento de los diferentes géneros literarios de los escritos. La búsqueda del Sitz im Leben se convirtió en el punto final del análisis. Se trata de descubrir el punto de inserción en la vida de la comunidad de cada unidad literaria así como el contexto en el que los textos fueron escritos y las razones que influyeron y condicionaron su redacción. El conocimiento del contexto -Sitz im Leben- es una de las mejores ayudas para comprender el contenido de los escritos y las razones que llevaron a su autor a ponerlos por escrito. El paso siguiente era establecer una historia de la redacción y de la tradición del texto, el proceso de evolución, los cambios a los que el texto se vio sometido, su historia hasta la elaboración del texto definitivo, así como las incorporaciones textuales y manipulaciones redaccionales del escrito hasta su fijación definitiva.

2. El método

El método del estudio de los géneros literarios sigue un proceso diacrónico teniendo en cuenta la historia y la vida de los textos bíblicos. El primer paso del análisis de los géneros literarios nos obliga a trabajar desde una perspectiva crítica con el texto teniendo en cuenta su contexto social, cultural, político; comparándolo con otros escritos paralelos o de otras culturas; a través de ciencias afines como la arqueología, la crítica literaria. El paso siguiente consiste en aislar las más pequeñas unidades literarias y clasificarlas a la luz del género literario concreto teniendo en cuenta las características propias del género en concreto. Se trata de definir el texto teniendo en cuenta el análisis riguroso del género por inducción. A continuación, el biblista pone en relación el género literario del texto con su contexto, esto es, teniendo en cuenta las necesidades y conveniencias de un momento social o histórico determinado, una psicología concreta, el ambiente colectivo general. A través de estos pasos el biblista se va haciendo con la historia del texto y se hace con el contexto que influyó el escrito para descubrir el pretexto del autor como la intencionalidad última y definitiva que le llevó a ponerlo por escrito.

A través del descubrimiento de los géneros literarios y de la historia de su redacción el biblista descubre el desarrollo progresivo de las tradiciones que rodea-ron la redacción del texto a partir de unidades literarias concretas y definidas para llegar a los grandes documentos u obras literarias. Por otro lado el biblista descubre la influencia de la sociología y la antropología cultural del momento sobre el escrito y valora las condiciones sociales, económicas y políticas que determinaron y configuraron el texto. Finalmente, a través del estudio de los géneros literarios y su historia, el biblista compara su documento con otros escritos de características semejantes y, de esta forma, clasifica escritos de orígenes y procedencias distintas pero que tienen características similares y forman parte de familias literarias afines.

3. Los géneros literarios del Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento la diferencia entre la poesía y la prosa, los oráculos y los géneros gnómicos son más fáciles de reconocer. Los textos en prosa del Antiguo Testamento son los mejores canales de trasmisión y fijación de los géneros literarios de origen oral como son el discurso, la oración, la plegaria y la predicación, a los que tenemos que añadir los textos procedentes de la tradición legal del judaísmo como son las colecciones de le-yes de estilo apodíctico, casuístico, ritual, festivo y los escritos epistolares. A esta colección de escritos en prosa proceden-tes de las viejas tradiciones orales tenemos que añadir los escritos legendarios, mitos, fábulas y otras narraciones que se transmitían de generación en generación de forma oral y popular. Por otro lado están los escritos provenientes de tradiciones escritas que recogen datos históricos, acontecimientos biográficos, descripciones de lugares, escenarios, fisonomías y visiones.

La literatura poética del Antiguo Testamento nos sitúa ante nuevos géneros literarios entre los que podemos destacar las loas y cantos de victoria, las canciones nupciales y poemas amorosos, los himnos de guerra y los cantos funerarios, escritos sapienciales así como la amplia colección de oraciones poéticas en forma de salmos, himnos y cánticos para ser usa-dos en la liturgia y en las celebraciones festivas del pueblo.

Finalmente tenemos que destacar las sentencias, proverbios, máximas y otros escritos que formaban parte del patrimonio cultural del pueblo y que son recogidos y destacados en los escritos del Antiguo Testamento como ilustraciones y referentes para los oráculos, profecías y otros escritos de tipo histórico.

4. Los géneros literarios en el Nuevo Testamento

Hablar de géneros literarios en el Nuevo Testamento es hablar de partes o libros del mismo. Los cuatro evangelios pertenecen y configuran al género evangelio; la amplia colección de cartas a las primeras comunidades cristianas pertenecen y forman el llamado género epistolar. De manera que la mayoría de los escritos del Nuevo Testamento son, por su propia naturaleza, géneros en sí mismos. La gran aportación literaria de Jesús es la creación del género "evangelio". Sin embargo estos grandes géneros o géneros mayo-res están formados, a su vez, por otros géneros que los configuran y caracterizan. De esta manera dentro de los evangelios podemos encontrar discursos, parábolas, acontecimientos históricos, alegorías, milagros; y dentro de la literatura epistolar tenemos himnos, cánticos, sentencias, catequesis.

Así pues, en el Nuevo Testamento podemos hablar de géneros literarios mayo-res como son los evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las cartas y el Apocalipsis. Estos cuatro géneros mayores configuran el escaparate literario del Nuevo estamento. Dentro de cada uno de ellos podemos hablar de géneros literarios menores o subgéneros. De los cuatro géneros neotestamentarios, las cartas o literatura epistolar y el Apocalipsis eran géneros ya existentes que el Nuevo Testa-mento asume como parte de su literatura. Sin embargo, el género evangelio y el de los Hechos de los Apóstoles son géneros nuevos que nacen con la redacción y composición del Nuevo Testamento. Los evangelios y los Hechos son, por tanto, creaciones cristianas.

a) El evangelio. - Como hemos afirmado anteriormente, los evangelios del Nuevo Testamento pertenecen a un género literario nuevo para la literatura bíblica que no existía en el Antiguo Testamento y que forma parte de la novedosa creación literaria de los escritos cristianos que es el género evangelio. El género, como su nombre indica, quiere decir: mensaje de salvación, buena noticia comunicada oral-mente que tiene como tema y contenido central la figura de Jesucristo. El género evangelio tiene la misión de presentar a Jesús como el Cristo, el Señor y el Hijo de Dios. Para conseguir esta finalidad el autor -hagiógrafo del evangelio- presenta los momentos más importantes de la vida de Jesús como puntos centrales de fe a la luz de su pasión, muerte y resurrección. En ningún caso podemos considerar el evangelio o los evangelios como "vidas" de Jesús al estilo biografías, pero de la misma forma no podemos considerar los evangelios como colecciones de historias y dichos en el sentido de los memoriales clásicos. Ni tan siquiera podemos considerar el género evangelio como una cronología de la vida de Jesús. De esta forma se presenta a Jesús y su mensaje como acontecimiento mesiánico y de salvación. Los evangelios pretenden dar testimonio de la fe, garantizar y afianzar la fe de los cristianos.

Todo esto nos permite establecer una serie de características que definen el género evangelio: En primer lugar, el evangelio queda vinculado a la proximidad a la Tradición, en donde el evangelista se sitúa perfectamente en el marco de su evangelio y es capaz de hacer una visión retrospectiva de la vida de Jesús para sacar a la luz los momentos más importantes en forma de catequesis, descripción o elaboración literaria. En segundo lugar, el evangelio se sitúa ante un marco común que se configura a través del kerigma anunciado. El evangelio comienza con la descripción de los acontecimientos relacionados con el nacimiento de Jesús y concluye con el testimonio de su resurrección y el nacimiento de las primeras comunidades cristianas. El tercer elemento que caracteriza al género evangelio es su estilo histórico literario. Sin tratar de hacer historia de los acontecimientos, los evangelistas elaboran sus evangelios como si estuvieran haciendo una exposición histórica de acontecimientos de la vida de Jesús. El cuarto y último elemento que caracteriza al evangelio como género literario es su necesaria actualización. Su predicación permanente a lo largo de la historia y su lectura y anuncio en la Iglesia hace que el evangelio tenga que ser constantemente actualiza-do en un lugar y tiempo determinado y ante una comunidad concreta.

El género evangelio es, como su nombre indica, buena noticia. Su redacción y elaboración literaria tiene como finalidad anunciar y predicar que Cristo está presente y actúa en la Iglesia de forma permanente. Esta predicación y anuncio es lo que elaboran y redactan los evangelistas dando lugar a los evangelios en los que confluyen datos narrativos de carácter histórico, social y cultural propios de la época y del lugar. El evangelista es el en-cargado de hacer coincidir todos estos datos. Su papel consiste en hacer hablar a Jesús a través de sus escritos. El que es-cribe el evangelio es el evangelista pero no es él quien habla, sino que por medio de su redacción y elaboración literaria ha-ce hablar a Jesucristo que es, en definitiva, el que orienta y dirige a la comunidad a la que va destinado el escrito en su momento inicial. Todo esto hace que el evangelista sea una persona autorizada, un personaje responsable del texto que está escribiendo, el que conoce el contexto de lo que está escribiendo y el que sugiere el pretexto y la actualización de la redacción final del escrito.

b) El género Hechos de los Apóstoles. - El otro género propio y novedoso de la literatura cristiana primitiva es el que aparece reflejado en una única obra del Nuevo Testamento, el libro de los Hechos de los Apóstoles. Estamos ante una obra que configura un género que sirvió de referencia para escritos cristianos posteriores. Si bien es verdad que el libro neotestamentario es continuación del evangelio atribuido a Lucas, hemos de reconocer que la continuidad se convierte en diferencia con respecto al resto de los escritos del Nuevo Testamento. Los Hechos de los Apóstoles por sí solos, aunque en conexión y continuidad con el evangelio lucano, forman un nuevo estilo literario que podemos definir como un nuevo género literario del que la Biblia no conserva ningún otro ejemplo. Tenemos que recurrir a la literatura apócrifa intertestamentaria y cristiana posterior para encontrarnos obras que figuran bajo la denominación de "hechos". Sin embargo la mayoría de los biblistas señalan abundantes diferencias entre los Hechos apócrifos como género literario y el género del canónico Hechos de los Apóstoles. En todo caso hemos de reconocer que el libro de los Hechos de los Apóstoles, continuación del evangelio de Lucas, es un caso único dentro de la literatura bíblica del Nuevo Testamento. Estamos, por tanto, ante un género neotestamentario.

Las características que definen y de-terminan el género literario de la obra y que la hacen singúlar con respecto al resto de los escritos del Nuevo Testamento tienen -como lo tenía el género evangelio-un especial interés por la tradición y encuentra en la predicación la mejor forma de su presentación doctrinal y tienen, también, una especial tendencia hacia su actualización. En este sentido, y dado que sólo podemos hablar de una obra para este género, tenemos que afirmar que el género de los Hechos de los Apóstoles es un género singular que pretende hacer una exposición y presentación ideal de la vida de las primeras comunidades cristianas a la luz y como resultado de la doctrina evangélica. A través de la experiencia y de los acontecimientos vividos por las prime-ras comunidades cristianas, el género literario pretende convertir su escrito en un modelo de conducta y ofrecer a otras comunidades cristianas nacientes un ejemplo a seguir y una actitud a tener en cuenta.

c) El género de las Cartas. - Otro género literario del Nuevo Testamento aun-que ésta ya no es propiamente creación de la literatura cristiana es el de las cartas o escritos epistolares. De los veintisiete libros del Nuevo Testamento un total de veintiuno son cartas y pertenecen a ese género epistolar. Se trata de una forma de escritura habitual en la literatura griega y que los primeros cristianos asumieron como propia a la hora de comunicar y transmitir el mensaje de Jesús. La principal característica de este género reside en su estructura literaria. Son escritos que siguen un esquema que, con leves modificaciones, se repite en todos ellos. Un es-quema que encuentra su origen en el formulario helenístico que sigue el esquema: Remitente, nombre del destinatario, saludo inicial y fórmula de fe, cuerpo y contenido de la carta, acción de gracias, saludos de despedida y bendición final. Todas estas cartas eran, como su nombre indica, documentos escritos que se destinaban a determinadas comunidades -los destinatarios- a las que una persona con autoridad apostólica -Pablo, Pedro, Santiago...- o atribuidas a ellos, escribe animando, exhortando o comunicando cualquier tipo de mensaje escrito con la finalidad de poner en contacto a las diferentes comunidades cristianas distribuidas por los diferentes lugares por los que los primeros creyentes predicaron el evangelio y fundaron comunidades cristianas.

Las cartas del Nuevo Testamento son, en realidad, libros que forman parte de la colección de obras que forman la literatura canónica neotestamentaria. Pero, al mismo tiempo configuran el género literario de carta o epístola. Tienen su propio destinatario al que están dirigidas que suele ser una iglesia particular o un personaje concreto de la tradición del cristianismo naciente. La novedad y característica más destacada del género literario de las cartas del Nuevo Testamento está en que, a pesar de estar dirigidas a una comunidad en concreto, con un contexto determinado y con una finalidad específica y, en la mayoría de los casos, puntual; al mismo tiempo, están dirigidas a todas las comunidades cristianas de la Iglesia universal, superan el espacio geográfico inicial y siguen siendo actuales a pesar del paso del tiempo.

Todo parece indicar que la carta como género literario del Nuevo Testamento surgió de forma más o menos casual. El primero que utiliza la carta como género literario en la literatura cristiana primitiva fue Pablo, y su decisión vino motivada por su situación geográfica y la imposibilidad de hacerse presente en un momento determinado en una comunidad que él mismo había fundado como fue la de la Iglesia de Tesalónica. La primera carta que se escribe del Nuevo Testamento y, en realidad, el primer escrito del Nuevo Testamento es la primera carta que Pablo escribe a los Tesalonicenses. Una serie de circunstancias llevaron a Pablo a escribir este texto y, a la vista del éxito de su escrito, puso en mar-cha la elaboración de nuevas cartas a otras comunidades. El ejemplo de Pablo llevó a otros a imitar la fórmula epistolar dando como resultado la colección de cartas que hoy tenemos en el Nuevo Testamento y que forman el género literario de la carta.

Cada una de las cartas, no sólo sigue un esquema preciso y bien determinado que las constituye como escrito epistolar, sino que estas cartas ofrecen todo tipo de materiales como son himnos, oraciones litúrgicas, fórmulas parenéticas, discusiones breves y demás temas de interés preciso que la exégesis ha identificado como "formas" dentro del género literario.

d) El género Apocalipsis. - El último género literario del Nuevo Testamento corresponde con el último libro de la Biblia, el Apocalipsis de Juan. Estamos, como sucedía con el libro de los Hechos de los Apóstoles, ante una obra que ha dado nombre a todo un género literario en el Nuevo Testamento. Sin embargo, y a diferencia del libro de los Hechos de los Apóstoles, el género apocalipsis ya existía antes de la redacción del último libro de la Biblia. El género apocalipsis tiene sus ejemplos en escritos de la literatura profética y sapiencial del Antiguo Testamento, pero son los apócrifos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento en donde podemos encontrar el mayor número de obras pertenecientes a este género literario.

El género apocalipsis había nacido para dar respuesta a las preguntas que el sabio de Israel, a través de la literatura sapiencial, no había sido capaz de solucionar. Las preguntas de la sabiduría sobre el sentido de la vida, las consecuencias del bien y del mal, el problema de la muerte y la justicia de Dios cobran en la apocalíptica una dimensión nueva y, sobre todo esperanzadora. La apocalíptica, situada en el marco de la literatura intertestamentaria (150 a.C. - 150 d.C.), dio lugar a una gran variedad de escritos de entre los que sobrasale de manera particular los identificados como apocalipsis o revelación de lo que hasta ese momento permanecía oculto al ser humano: Apocalipsis de Henoc, Abrahán, Moisés, Elías, Baruc... Con el Apocalipsis de Juan nace la literatura apocalíptica cristiana y el apocalipsis como género literario hace su aparición en el Nuevo Testamento que dará paso a nuevos Apocalipsis -estos ya apócrifos- como son el Apocalipsis de Pedro, de Pablo, del Pastor de Hermas...

El género apocalipsis se presenta en la mayoría de las veces en forma de sueños y visiones. El libro del Apocalipsis no es una excepción y en él vemos a Juan rodeado de una amplia colección de apariciones, visiones, sueños y manifestaciones extraordinarias. En general el autor de un escrito del género apocalipsis describe lo contemplado o escuchado a través de símbolos y signos, de alegorías, imágenes y metáforas para describir lo que no es fácil de comprender por salirse de la situación normal y habitual para el ser humano. En el género apocalipsis está presente el juego con el lenguaje y con los números. La cábala, la simbología numérica, la guematría y demás apoyos literarios convierten al texto del género apocalipsis en un documento que debe ser tratado e interpretado desde las claves en las que fue escrito.

La finalidad más destacada del género apocalipsis está en lograr el fortalecimiento de la fe en los momentos de dificultad. Los apocalipsis son libros esperanzadores, documentos que buscan consolar a los cristianos en medio de las inclemencias de una sociedad en oposición a la fe cristiana. A través del género apocalipsis el autor se convierte en un mediador entre Dios y el cristiano que recibe el libro en clave. En el Apocalipsis de Juan está claro el mensaje consolador y de esperanza a través de la confianza en Dios y en Cristo en medio del conflicto y la lucha contra el poder del enemigo.

El Apocalipsis de Juan es el único re-presentante del género apocalipsis del Nuevo Testamento, pero eso no le exime de ser uno de los mejores representantes de su género literario. En la obra de Juan confluyen elementos de la apocalíptica judía tardía, de la literatura profética y sapiencial pero, sobre todo, de la experiencia de vida de las primeras comunidades cristianas sometidas a persecución. Esta situación hacen del Apocalipsis de Juan una obra singular dentro del género de los apocalipsis como una de las grandes elaboraciones exclusivamente cristianas. En el Apocalipsis de Juan encontramos elementos propiamente cristianos que no están presentes en otros apocalipsis con-temporáneos, ni tan siquiera posteriores, como son: el acontecimiento de la resurrección como punto de partida, el cumplimiento de las esperanzas mesiánicas en la figura de Jesús, la presencia de la Iglesia como nexo de unión entre las comunidades nacientes, el sacrificio de la cruz y el carácter judicial del final de los tiempos. La esperanza del Apocalipsis del Nuevo Testamento reside precisamente en el anuncio de la nueva venida de Cristo, la parusía como consumación de los tiempos y momento clave en el acontecimiento salvífico para los creyentes.

5. Las formas literarias en el Nuevo Testamento

Los géneros literarios son el mayor desarrollo y extensión de un estilo literario concreto y con unas características determinadas que un autor o hagiógrafo ha utilizado a la hora de redactar un escrito. Dentro de cada género literario están las formas literarias que son subgéneros literarios menores de los géneros. La forma de un texto es la unidad literaria más pequeña fijada oralmente o por escrito que refleja una manera de hablar o de escribir determinada. A la forma pertenecen la mayoría de los materiales de la tradición incorporados posteriormente a la totalidad de la obra.

En el Nuevo Testamento las formas literarias deben ser clasificadas a la luz de su estructura y por sus características de la siguiente manera:

a) Los evangelios. - Coincidiendo con el género evangelio podemos hablar de los evangelios como formas literarias. Se trata de un artificio literario creado con la finalidad de anunciar y predicar el mensa-je de Jesús a través de un escrito que previamente ha vivido una etapa de formación oral. En el Nuevo Testamento tenemos dos formas literarias de evangelios: por un lado están los evangelios sinópticos y por otro el cuarto evangelio o evangelio joánico.

b) Los dichos. - También conocidos como "logia" que se refieren a la salvación y que los redactores ponen en boca de Jesús en forma de enseñanza doctrinal y salvífica. Los dichos del Nuevo Testamento pueden tener a su vez, determinadas características que nos permiten hacer de ellos una clasificación: 1) Dichos proféticos: Son aquellos que hablan de la proximidad del reino de Dios (Lc 12,32; Mt 8,11; 13,16). 2) Dichos sapienciales: Se trata de aquellas fórmulas literarias en forma de dicho que transmiten una experiencia sapiencial al estilo del Antiguo Testamento, como pueden ser frases o fórmulas hechas, refranes, proverbios... (Mc 6,4; Mt 12,41-42). 3) Dichos legales: Son aquellos dichos o fórmulas verbales que formaban parte del lenguaje jurídico o administrativo, sentencias apodícticas o fórmulas oficiales propias de la época (Mt 7,6; Mc 8,38). 4) Dichos comparativos: Como su nombre indica son aquellas formulas empleadas en el lenguaje que ponen en conexión ideas, imágenes o secuencias entre sí con el fin de mostrar y demostrar el dualismo de lo mejor frente a lo peor, el bien ante el mal, la bondad y la maldad... (Lc 15,4-17; Mt 24,43-44; Mc 2,21-22). 5) Los "yos": Son aquellas alusiones puestas en boca de Jesús que ponen de manifiesto su mesianismo, autoridad, filiación o santidad. Los "Yos" son las fórmulas literarias a través de las cuales Jesús expresa su conciencia de ser el enviado por Dios, el Hijo de Dios (Mc 2,17; 10,45).

c) Los paradigmas. - Son aquellas narraciones cortas -relatos breves- que se utilizan como ejemplos, modelos a tener en cuenta o simples ilustraciones de un contexto determinado. El carácter de los paradigmas nos permite identificarlos como relatos de estilo edificante siempre religiosos. Merece la pena destacar algunos de los más representativos como son: la curación del paralítico (Mc 2,1-12); los discípulos arrancando las espigas en sábado (Mc 2,23-28); el hombre de la mano seca (Mc 3,1-6); la unción en Betania (Mc 14,3-9). Al grupo de paradigmas tenemos que añadir la colección de relatos vocacionales del Nuevo Testamento como modelos de aceptación y cumplimiento de la voluntad de Dios.

d) Los diálogos. - A este grupo pertenecen todas las descripciones de diálogos, enseñanzas, polémicas y diatribas que aparecen en el Nuevo Testamento. El diálogo era una forma de poner de manifiesto el mensaje de Jesús a través de su dialéctica, del enfrentamiento con sus oponentes y de la exposición de su doctrina para demostrar su poder, autoridad y su personalidad. Por medio de los diálogos, Jesús enseña a sus discípulos, a la gente que lo escucha y a grupos como los fariseos su mensaje. Esto hace que la gran mayoría de la predicación del mensaje de Jesús haya llegado hasta nosotros en forma de diálogos con distintas personas y grupos.

e) Historias de los milagros. - Las descripciones evangélicas de los milagros ponen de manifiesto una nueva forma literaria que consiste en describir detallada-mente los acontecimientos extraordinarios realizados por Jesús. La finalidad de las historias de milagros es doble: por un lado pretenden demostrar su poder, autoridad y trascendencia al realizar hechos que sobrepasan las fronteras de la capacidad humana. Por otro lado, las historias de los milagros pretenden dejar por escrito aquellos acontecimientos que sirvieron para la conversión de las personas que habían sido objeto del hecho milagroso o habían contemplado el suceso sobrenatural. Las curaciones y sanaciones son, en la mayoría de los casos, los hechos milagrosos que realiza Jesús y que han re-cogido los evangelistas en forma de narraciones extraordinarias o como manifestación del poder de Jesús.

f) La historia de la Pasión. - Sin duda una de las novedades literarias del Nuevo Testamento es la creación de la historia de la Pasión. La descripción pormenorizada de los momentos previos a la muerte y resurrección de Jesús constituyen el centro de la literatura del Nuevo Testamento. La historia de la Pasión es, por sí sola, una forma literaria a la que da cuenta de los acontecimientos puntuales que rodearon a los momentos descritos.

g) Otras formas literarias. - Podríamos seguir enumerando otras formas literarias del Nuevo Testamento. La riqueza de los escritos bíblicos nos permite hablar de textos eucarísticos, disputas, narraciones históricas, dichos proféticos, dichos sapienciales, dichos legislativos, comparaciones, cartas menores, himnos, confesiones de fe y otros conjuntos narrativos menores. --+ discursos; parábolas; antítesis; hermenéutica; historia.

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Jaime Vázquez Allegue